Por Fidel Hernández// Desde Singapur
No te vamos a callar, y eso que muy lejos estamos de ver el mundo con tu cara de aburrido.
No te vamos a llamar a silencio, por más que tus esquemas miedosos aburran al mundo en la cara.
No te vamos a tapar las palabras, pese a que, casi siempre, son funcionales a los discursos dominantes.
No te vamos a borrar las oraciones, más allá de que vos nos mandes a leer tus glorias.
No te vamos a quitar la voz, aunque sientas orgullo por haber convencido al 10 de la inutilidad de tener la pelota.
No te vamos a arrancar frases, y eso que para nosotros ganar no da derechos.
No te vamos a censurar, por más que para vos la generosidad no cotice en bolsa.
No te vamos prohibir la expresión, aunque anotes en el bando de los perdedores a los que descienden.
No te vamos a imponer verdades, más allá de que pienses que intentar jugar bien es un consuelo de los fracasados.
No te vamos a sacar la posibilidad de decir, y eso que la gloria te esquivó en muchos clubes.
No te vamos a tapar argumentos, aunque creas que comunicar es sólo un privilegio para los vencedores.
No te vamos a amarrar la lengua, pese a que defiendas que el éxito y la felicidad son lo mismo.
No te vamos a encintar la boca, por más que solamente la abras para demagogias oportunistas y miserables.
No te vamos a clausurar opiniones, aunque a vos te tengan podrido los que siguen insistiendo con la belleza del juego.
No te vamos a hacer enmudecer, y eso que suspender libertades para defenderse con dos líneas de 4 nos parece indigno.
No te vamos a negar la palabra, aunque te lo merezcas. Vos, incluso vos, podés hablar.
Vos, incluso vos, podés hablar
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