Facundo Sava acaba de culminar su primer ciclo como entrenador en el fútbol argentino: dirigió durante 13 partidos a San Martín de San Juan. Nos recibió en su casa para contarnos cómo es el oficio del DT en este ambiente: grupo, vestuario, videos, psciología, Guardiola, Mourinho, Bilardo y una definición de número 9: «Hay que darse cuenta que lo que da resultados y lo que divierte al espectador son los equipos que van para adelante y dan diez pases seguidos»
Facundo Sava se define como un tipo inquieto: además de perfeccionarse en el oficio de goleador durante los 18 años que duró su carrera como futbolista, hizo cursos de psicología del deporte, de conducción de grupo, algunos talleres de creatividad, estudió inglés, cursó dos años de ciencias económicas –uno en la Universidad de Morón, el otro en La Matanza-, se recibió de psicólogo social, escribió un libro –Los colores del fútbol, de ediciones Al Arco-, estudió fotografía e hizo el curso de entrenador de fútbol. Ahora, que ya lleva más de dos años sin ponerse los botines, descubrió el triatlón para mantener su estado físico y despejar la cabeza: “Me encanta. Ya sabía que iba a hacerlo. Me estoy enganchando, cada vez más. Cuando caes en la cuenta estás nadando 1500 metros en un río, o andando 60 kilómetros en bici. Es un placer.”. Además, claro, es entrenador en este mundo que es el fútbol argentino: acaba de terminar su primera experiencia como técnico de San Martín de San Juan.
-¿Por qué siendo un tipo curioso y después de dedicarte durante tanto tiempo a ser jugador de fútbol elegís seguir metido dentro de este ambiente, ahora como entrenador?
-Por supuesto que hay cosas que no me gustan, pero lo que yo más amo a nivel juego y laboral es el fútbol. Lo de la curiosidad viene porque siempre fui un tipo inquieto, más allá de jugar al fútbol siempre hice otras cosas. Me entretiene meterme en otras cosas, porque no me gusta estar sin hacer nada. Por ejemplo, la fotografía. Un día estaba acá en mi casa y pensé: ‘tengo que hacer algo que nunca en mi vida hice ni hubiese pensado hacer, porque cuando me retire va a ser algo así: algo desconocido’. Y levanté la vista y había una cámara de fotos. Y pensé estudiar fotografía. Justo había ido a una exposición de fotos con mi mujer, que es artista. Me había gustado, lo rastreé al que había hecho la muestra y estudié seis meses.
-¿Por qué nos sorprende que dentro del ambiente del fútbol aparezcan tipos con estas inquietudes intelectuales, o sociales?
-Porque no hay muchos. Los que juegan al fútbol, en general, lo que más les gusta es jugar al fútbol. No les gusta estudiar. En mi caso, mis viejos siempre me aconsejaron que estudiara. Por lo general también se piensa que si vos estudiás distraés la energía de donde la tenés que poner, como que hay que dedicarse al fútbol 100 por 100. Existe esa idea, no me parece que sea así.
-¿Y vos como entrenador lograste generar la confianza como para aconsejar a tus jugadores este tipo de cosas?
-Sí. Estuvo bueno. Una vez, por ejemplo, les hice armar un entrenamiento a ellos. Nunca habían diagramado un entrenamiento, me dijeron. Los dividí en subgrupos, dos de defensores y otros dos de mediocampistas y delanteros. Tenían que armar dos trabajos cada subgrupo. Tenían que llevar de un día para el otro un trabajo de media hora de duración y que tenga que ver con el estilo de juego que nosotros llevábamos a cabo. Les costó un montón, porque nunca se lo habían propuesto. Tenían que poner los conos, cronometrar. Estuvo buenísimo, y después se los dije: a la mayoría lo que más les gusta es el fútbol, entonces les conviene seguir ligados a esto una vez que se retiren, y para eso tienen que ir preparándose desde ahora.
-Vos, como jugador, hiciste eso: te fuiste preparando sabiendo que ibas a ser DT.
-Sí, a los 19 años Griguol me llamó y me dijo que me veía futuro como entrenador, que empiece a anotar todos los trabajos que hacía a lo largo de mi carrera. Tengo varios cuadernos en los que anoté todos los entrenamientos que me interesaron en mi carrera. Después, por supuesto, los adaptas a tu idea.
-¿Y al plantel le gustaba esa apertura?
-Estaban muy contentos. Una vez también llevamos un referee porque muchos no sabían las reglas de juego. Hablamos también de lo que produce tanta medicación en los jugadores de fútbol. En el ambiente es normal que se abuse de los antiinflamatorios y eso no es bueno para el cuerpo. Más allá de que los jugadores aprenden, sirve para la unión de grupo.
-Por supuesto que así son las reglas, y las acepto. Miro para adelante, lo que pasó me sirve muchísimo como experiencia porque fue espectacular. Y eso también es gracias a los dirigentes que me dieron la posibilidad de empezar.
-Siempre a los técnicos les toca debutar en situación de crisis. ¿Cómo se hace para levantar a un equipo en el medio del torneo?
-Estuvo bueno eso. Los jugadores venían de perder con Racing y tenían siete suspendidos. Habían viajado todo el día, se había despedido Garnero, que había ascendido con ellos, tenían una buena relación. Estaban destrozados. Yo sabía que iba a pasar, porque nunca te toca un equipo que sale campeón. Entonces les preguntamos por qué creían que estaban así. Y todo lo que nosotros habíamos visto era lo que ellos nos dijeron. Entonces nos pusimos de acuerdo para entrenar de esa manera para perfeccionar lo que todos pensábamos.
-El tema psicológico y el anímico, entonces, es cada vez más importante en el fútbol argentino.
-Va todo de la mano. A nosotros nos sirvió mucho que ellos pudieran expresarse, tomar decisiones, participar, tener responsabilidades. Eso fue buenísimo. Teníamos un doctor en psicología que nos supervisaba la parte grupal. No estaba con nosotros, pero participaba.
-¿Y qué aporta un psicólogo?
-Entre todos pensábamos una estrategia para mejorar la relación entre ellos y también la relación con nosotros y nos vino muy bien. Las relaciones de vestuario se ven dentro de la cancha, sin duda. Cuando un grupo está fuerte se nota mucho, y cuando está débil también. Se nota en la forma de jugar, en los gestos, en la forma de relacionarse con el referí, la relación con los hinchas, con los dirigentes, en la calidad y el humor de los entrenamientos y todo eso se termina traduciendo en los resultados.
-Zafaste del descenso atacando. No es común.
-Martino, el Flaco Gareca, Pepe Romero, Sensini, un montón de entrenadores me han dicho lo contento que estaban de que un equipo en la situación límite en la que estaba San Martín tratara de jugar bien al fútbol. Y además ganaba. Porque jugábamos bien y obtuvimos resultados, por eso mantuvimos la categoría. Fueron seis meses mágicos, mejor de lo que hubiésemos soñado.
-Riquelme siempre dice que los equipos que descienden son los que juegan 4-4-1-1 y a la pelota parada.
-Pienso que los equipos que son cautelosos o que juegan de contragolpe pueden salir campeones. Hay muchos ejemplos, como la Grecia de la Eurocopa 2004. Pero en el tiempo eso nunca se sostiene, lo demuestra la historia. Se sostienen los equipos como Barcelona, como Real Madrid, como Boca en su momento, como Vélez, que siempre atacan.
-Ahora que no estás laburando, si tenés un sábado libre, ¿qué mirás fútbol argentino o de afuera?
-Miro mucho fútbol argentino, de afuera trato de elegir qué mirar. Hay equipos de Europa que ya se cómo juegan y siento que es perder el tiempo. Miro de los que puedo aprender. Barcelona, Real Madrid, Manchester miro siempre porque es impresionante. Pero después hay partidos que son aburridos de afuera. De acá también, pero es mi trabajo mirarlo porque tengo que saber cómo juegan los jugadores.
-Antes de tu arranque como entrenador estuviste en España formándote con algunos entrenadores de allá, ¿con eso alcanza o siempre hay que estar sumando experiencias?
-Ahora quiero ir a Chile para ver a Sampaoli, a Berizzo. Por acá también hay de quien aprender: quiero ir a Lanús, a ver a Coqui Raffo en divisiones juveniles de Boca, a ver a Martino. Sigo aprendiendo porque el fútbol más allá de ser un juego es como una ciencia. Es cada vez más científico: la edición de video y todo eso está muy avanzado.
-¿En San Martín trabajaban con eso?

-El fútbol es cada vez menos improvisación, entonces.
-Al revés. Justamente la improvisación hace distinto al fútbol. Esos son datos científicos: yo puedo saber cuántas veces Messi va para la derecha y cuántas veces para la izquierda. Pero en el partido no sabés para dónde va a salir en cada jugada. Tenés que arriesgar. A mi me servía cuando yo jugaba y pateaba penales. Tenía un amigo que trabajaba en una de estas empresas de estadísticas y antes de los partidos le preguntaba por el arquero al que enfrentaba. Me decía en los penales que le patearon para dónde se tiró: el 80% se tiró para la derecha, por ejemplo. Entonces yo sabía que de diez penales tirándole al otro lado, ocho iban a ser gol. Iba con un montón de información a patear un penal. Mal no fue, para esas cosas sirven las estadísticas.
-¿Esto de los videos es algo que apareció ahora, o que viene de hace rato?
-El fútbol en Argentina está atrasado a lo que es en otros países. Por ejemplo, cuando estaba en el Fulham, me daban un pen drive con los movimientos de los defensores que iba a enfrentar. Y acá nunca me pasó. Se que Berizzo lo hizo en Estudiantes, por ejemplo. Y con referencia a otros deportes como el vóley, el hockey, el básquet también estamos atrasados. Cuando ví lo que hace el cuerpo técnico del Real Madrid con los videos no lo podía creer: tiene seis personas sólo para editar videos. Y el Manchester City tiene nueve. En ese sentido estamos a años luz, pero de a poco lo vamos incorporando.
-Entonces no sirve como justificación de lo aburrido que salen algunos partidos que ahora está todo demasiado estudiado.
-Creo que lo que falta es creatividad. Y arriesgar, aprender, darse cuenta que lo que da resultados y lo que divierte al espectador son los que van para adelante y dan diez pases seguidos. También se puede obtener resultados de la otra manera, y hay momentos donde necesitás defender, pero a la larga los que perduran arriba son los que van para adelante. Vélez hace cinco años que está arriba y pasan los dos laterales juntos al ataque.
-¿Y a los clubes, en esto que decías de estar atrasado, también les falta un poco de profesionalización?
-Sí, un montón. En todo sentido. A nivel infraestructura, ni hablar. Tenés clubes como Vélez, Lanús, que hacen cosas a nivel europeo, pero la mayoría está lejos de esos. Yo lo que digo es que para manejar un club hay que dedicar tiempo y tener gente profesional en todas las áreas, y eso tiene un costo, gratis no lo hace nadie. Acá no hay muchos clubes que tengan gente paga trabajando, aunque entiendo que es difícil porque yo defiendo las asociaciones civiles también.
-Alguna vez dijiste que Racing, por ejemplo, tenía todo para ser una potencia mundial pero estaba como estaba.
-Racing es un club desaprovechado. No tiene un buen predio para entrenar, por ejemplo. Tiene el de Ezeiza, pero no se qué pasa ahí. Con la gente que tiene, la gente que lleva, no lo podés creer. Más viendo que Vélez, Lanús, Estudiantes tienen esos predios. Pero Racing, un club grande, histórico… es una lástima. Ha tenido muy malas dirigencias, ahora está mejorando.
-Tuviste la posibilidad de charlar con Guardiola. ¿Te dio la receta mágica?
-Él estaba avalado por una institución magnífica. Es más fácil así, además de la capacidad del tipo de querer aprender todo el tiempo de todo el mundo. Pero lo primero que me dijo fue: ‘no creas todo lo que dicen’. Tampoco idealicemos. De todo se puede aprender. Idealizar algo no es bueno. A Mourinho acá siempre se lo compara y es un genio. Excepto un par de partidos que jugó a atacarlo, contra el Barcelona juega distinto de todos los demás partidos. Pero el Real Madrid le puede hacer diez goles a todos los equipos, les llega con 50 jugadores hasta abajo del arco.
-¿De todos se aprende, de Bilardo también?
