«La militancia era la felicidad en serio»

Nos se juntó con Luis Mattini, ex miembro del PRT y uno de los fundadores del ERP. De frente y sin miedo, en esta primera parte nos contó su experiencia militante, sus inicios, sus pasos por el sindicalismo metalúrgico hasta sus expectativas de emular los pasos del Che en los montes tucumanos.

“Yo no soy puntilloso, los que revisan las entrevistas que dan son los que se mandan la parte, los que piensan que diciendo una palabra de más van a cambiar el mundo”.  Luis Mattini se interrumpe a sí mismo en más de una oportunidad para bromear sobre otros, porque asegura que “no hay que perder el humor nunca”. Este hombre de traje, completamente formal, fue uno de los principales dirigentes del Partido Revolucionario de los Trabajadores. Con un poco más de veinte años participó activamente en aquel famoso V Congreso que daría inicio al Ejército Revolucionario del Pueblo, y se convertió  en el heredero de “el Robi” Santucho después de que lo asesinaran.  Hoy, a la distancia, recuerda anécdotas de sus épocas de militancia, ese compañerismo sentido. Los errores cometidos y de los sueños sin cumplir.

-¿Cómo se acerca a la militancia?

Fotos: Nos Digital

-Empecé en la militancia porque me vinculé a los 16 años a una biblioteca popular que se llamaba José Ingeniero, en Zárate. Ahí eran todos zurdos, toda gente de izquierda, pero con una ventaja: no eran ni stalinistas ni troskistas. Había un alemán que había sido del grupo Espartaco[1] en Alemania, yo me formé con él.

Yo era muy chico y ya trabajaba como obrero metalúrgico, y a los 18 años empecé a ser sindicalista, en el año 58 ya era delegado sindical, y combinaba las dos cosas. El contexto era plenamente la Revolución Cubana, de alguna manera confirmaba lo que pensábamos quienes nos habíamos formado en el espartaquismo porque el Partido Comunista negó la revolución cubana, cosa que se olvidan los troskistas y stalinistas. Porque la idea era que en América Latina no podía haber una revolución socialista, tenía que ser la burguesía… en cambio, nosotros sosteníamos que el Che Guevara coincidió con lo que pensábamos.

Rápidamente, me uní a un grupo que se llamó Praxis, que lo fundó Silvio Frondizi, quien yo considero que es el intelectual militante más sólido que ha tenido la Argentina en su historia, el mejor lejos sin desmerecer. Planteábamos la posible revolución en Argentina, y nuestros pensamientos abarcaban una visión latinoamericana, y mundial. Nunca fuimos nacionalistas.

Toda mi militancia estuvo siempre muy pegada al sindicalismo. Con el golpe de Onganía, el Cordobazo. A partir del ´68 yo comencé a formar parte de un grupo de amigos, casi todos obreros de fábricas de Zárate, todos marxistas formados. Aparece un contacto con la gente de Tucumán, viene un hombre de nombre Santucho y nos acercan la propuesta del PRT, de formar un grupo armado. Lo primero que les dije, me acuerdo, fue: “Yo con los troskistas ni a misa”, y el muchacho me dice: “no flaco, eso es Moreno[2], ya se queda atrás, esto es Santucho, es algo distinto”. Empecé a parar la oreja, también porque la situación argentina estaba candente por todos lados y sabía que no podía seguir coqueteando. Y me pareció muy serio, a parte era marxista, y así formamos la primera célula del PRT Zárate, que después lo extendimos a Campana y a todo el resto del Cordón del río Paraná (desde Escobar hasta San Nicolás). En San Nicolás hubo una cantidad de cuadros del PRT, a pesar de su carácter conservador, porque en Zárate eran casi todos obreros.

Se hizo el 5to congreso del PRT, famoso, yo fui delegado por Zárate, por eso soy considerado uno de los fundadores del ERP, y así empezó la militancia a ser realmente el centro de la vida. Antes había sido más deportivo, más una actividad para fuera de hora del trabajo.

-La experiencia del Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP)[3] con su idea de trasplantar la experiencia cubana, ¿cómo se vivió?

-Nosotros no teníamos contacto con Guevara ni con Cuba en los sesenta. Lo de Masetti para mi consideración era medio nacionalista, derechoso. No facho, pero sí cierta corriente nacionalista en Argentina que era muy fuerte, como hoy podríamos decir que es Eduardo Rulli[4]. Nosotros éramos internacionalistas y latinomericanistas, no hacíamos fronteras. Nos hubiera dado lo mismo militar acá o militar en Bolivia.

-La metalurgia fue uno de los centros de la llamada “burocracia sindical”, ¿cómo se pudo dar su militancia en el foco de Vandor?

-Yo estaba absolutamente en contra de operar militarmente contra los dirigentes sindicales. Tuve que cambiar de trabajo muchas veces, no duraba más de unos meses en mis laburos, pero no me echaba la empresa, me echaba la burocracia sindical. Vandor hablaba de “los bichos colorados”, yo era uno de esos bichos. Me despedían con telegramas que decían sin justa causa. La burocracia le ordenaba a la empresa, y la empresa actuaba.

-¿Sufrió aprietes o amenazas ahí?

-Yo dejé el sindicalismo en la época más dura, no me apretaron. Nosotros los apretábamos a ellos.

-¿Qué recuerdos deja de la militancia?

-Estoy muy enojado con lo que escribió Vera Carnovale[5] porque ella dice lo contrario, si gente así va a investigar estamos sonados. Porque yo puedo criticarme en cuanto a la línea política, no caben dudas de que nos equivocamos en muchas cosas, lo discutimos. Pero para nosotros la militancia era la felicidad en serio. Yo lo he escrito varias veces, fueron los años más felices de mi vida, porque realmente nosotros vivimos un país mucho menos libre que ahora. Nunca hubo una libertad de prensa como la que hay ahora, lo puedo asegurar. Nosotros todo lo que hacíamos era clandestino, no disfrutamos nunca lo que se llamó “Estado de derecho” de Alfonsín en adelante. Y sin embargo, nosotros éramos más libres que todos los muchachos que tienen toda la libertad ahora. Yo los veo que van a las marchas con las banderas del Che Guevara, y siempre diciendo lo mismo. Nosotros éramos más libres porque hacíamos lo que nosotros queríamos, y además estábamos convencidos de que estábamos cambiando el mundo. De alguna manera, como la organización era clandestina, se dividía en células clandestinas, tratábamos de que convivieran los integrantes en alguna casa, para que hubiera más afinidad. Nosotros considerábamos que las células del PRT eran un embrión de la sociedad socialista que queríamos, no existían los bienes personales, por ejemplo. Ninguno era propietario de la casa, alquilábamos entre todos, nos prestábamos la ropa, el coche era colectivo. Y, además, si algún compañero no conseguía trabajo lo ayudábamos entre todos. Era una vida colectiva, sin perder la individualidad.

-El humor entre los compañeros…

-Era impresionante. Nosotros no perdíamos el humor ni en las situaciones más trágicas. No hablo con nostalgia, sí es cierto que mi vida ahora es mucho más aburrida. Pensar en cosas cotidianas, o hacer bromas, y nos jugábamos la vida en serio. No teníamos temor, el miedo existe, pero nosotros teníamos la postura ideológica que nos hacía considerar que el miedo se vencía por el convencimiento. Eso no era un invento nuestro, es algo que está probado por la historia. El único terror que cada uno tenía, que algunos lo pasaron y otros no, era a caer prisionero y ser torturado. Casi ninguno de nosotros escapaba a ese terror permanente, porque una cosa era morir en la lucha, la muerte para nosotros era como decía el Che “un accidente”. Nunca pensábamos que nos íbamos a morir, el miedo era caer preso, ser torturado para “cantar”.

-Antes habló del V Congreso, llegaba el momento de tomar las armas, ¿Qué lo convencía de la realidad de ese momento para tomar esa decisión?

-Nosotros teníamos una visión internacionalista, entonces nunca perdíamos de vista el mundo. Vivíamos en una época como la que los griegos denominaron “la tragedia”. Lo que marcaba nuestro momento era la Guerra de Vietnam, que era sentidamente trágica. Todos estábamos comprometidos emocionalmente con lo que pasaba allá. Creíamos fervientemente que el mundo avanzaba del capitalismo hacia el socialismo, que toda revolución, comenzara como comenzara, si era verdadera, iba a ser socialista. “En toda revolución verdadera el que triunfa se muere”, decía Guevara, bueno, nosotros no triunfamos. Nosotros morimos, como organización. Por eso es ridículo Altamira y esos sujetos, uno no puede clamar por la revolución, la revolución es un proceso: o triunfás o te morís. El contexto mundial era muy marcado, los vietnamitas habían derrotado a tres imperios (Francia, Japón, EEUU) en la lucha en búsqueda de la liberación de su pueblo. Lo de Cuba era una influencia muy grande, teníamos contacto permanente. En mi caso, yo fui el que más viajó a Cuba de todo el PRT, además de que junto a otros compañeros recibí entrenamientos. Iba todos los años para observar cómo avanzaba lo de Cuba, que por lo menos hasta el año ´78, era cada vez mejor. Eso nos llenaba de entusiasmo, entendíamos que la Argentina tenía una ventaja, y es que había tenido al peronismo. En mi opinión el peronismo durante la prosperidad de sus diez años fue la social-democracia argentina, en el sentido social, no en el sentido de organización política. Todo esto fue destruido por el golpe de Estado, nosotros que no éramos peronistas casi nos hacíamos peronistas, como reacción. Llegamos al V Congreso convencidos de que sólo se podría avanzar con la lucha armada, una vez más seguíamos lo dicho por Guevara. Que iba a llevar tiempo, que iba a ser largo, no sabíamos las dificultades que podía haber, pero nosotros éramos un poco los herederos del Che, cuando lo matan levantamos el fusil literalmente.

En el V Congreso éramos 40 muchachos, digo muchachos porque éramos pendejos en serio. Yo tenía casi 28 años, pero éramos todos muy jóvenes y “jóvenas”, no hay que olvidar a las chicas. Salimos a desparramarnos por el país, completamente convencidos, al año nos habíamos multiplicado diez veces. Todo el proceso entre el ´68 hasta el ´76 con el golpe de Videla, nosotros nos considerábamos avanzados, después empezamos a caer. Como nunca nos detuvieron, tampoco aprendimos a retroceder.

-Frente a las críticas desde otros partidos de izquierda, que consideraban que la guerrilla no era una opción, ¿ustedes qué pensaban?

-Nosotros éramos guevaristas convencidos. Una anécdota al respecto sucede ahora, cuando uno se cruza a militantes de esas otras organizaciones que te dicen: “Nosotros teníamos razón, por eso estamos todos vivos”. Es medio pesada la expresión, creo que no tienen razón, porque nosotros comprobamos en los hechos que esa vía no era posible, ellos no comprobaron nada, tampoco tomaron el poder. Están igual que hace 30 años. A nosotros nos costó sangre y trabajo determinar que esa vía no era posible, pero creo que la vía había que probarla. Seguro que nos podemos autocriticar muchos errores, pero decirnos eso es como afirmar que la lucha del Che fue inútil, y si fue tan inútil entonces por qué salen con las banderas con su cara.


[1] Grupo revolucionario alemán, cuya figura principal fue Rosa Luxemburgo, quien mantuvo en sus años de vida cierta posición crítica hacia la revolución bolchevique, más allá de su apoyo formal a ésta. Murió durante los enfrentamientos con las fuerzas armadas germanas durante la Revolución Espartaquista, en 1919.
[2] Nahuel Moreno fue uno de los políticos de izquierda argentina más importantes de los últimos tiempos. Fundador del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), Partido Socialista de los Trabajadores (PST) y el Movimiento al Socialismo (MAS) entre otros.
[3] Fue uno de los primeros movimientos guerrilleros del país, que se instaló en Salta, y que existió durante unos pocos meses entre 1963 y 1964. Esta guerrilla fue planificada desde Cuba por el Che, junto al periodista argentino Jorge Masetti. Desapareció sin realizar ninguna operación armada y con graves problemas para mantenerse en la zona.
[4] Jorge Eduardo Rulli, ecologista. Uno de los fundadores del GRR, el Grupo de Reflexión Rural.
[5] Autora del libro “Los Combatientes”

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