Martín Vassallo Argüello rompe con los esquemas del supuesto tenista tradicional que sólo piensa en su carrera. Habla del compromiso social y político que debe tener cada deportista como ciudadano, de cómo su vida cambió después de sus viajes por Sudamérica con el tenis, del Che y su influencia, de su sueño y sus ganas de formar un deporte popular, nacional y no elitista; y sus críticas hacia la centralización de los que manejan el tenis en el país. Dice y se preocupa por el paralelismo que hay entre las instituciones más importantes de tenis y las políticas de los años 90 del menemismo. Su futuro y su pasión por la política, su relación con el periodismo y su disfrute del día a día haciendo el deporte que más le gusta.
Se lo menciona como el “tenista culto”, como si fuese el único que se preocupa por los demás entre sus colegas, mientras que él desmiente ese simplismo. Actual 300 del mundo, saltó a todos los medios en 2006 después de dar un batacazo y llegar hasta los octavos de final de Roland Garros y firmar una cámara de televisión con un “HLVS” (Hasta la Victoria Siempre) en clara alusión al Che Guevara. Se habla de él más de política que de tenis, pero dice que son dos cosas inseparables y que van de la mano.
De cuna de padres militantes y relacionados con el periodismo y la política, nunca abandonó lo que siempre le quisieron inculcar desde chico: a luchar por las injusticias, a pelear por los que menos tienen. El pensamiento de un hombre que busca que los futuros tenistas del interior tengan las mismas posibilidades que los de Buenos Aires, que critica fervorosamente a la Asociación de Tenistas Profesionales por elitista, que celebra el momento actual del país y que festeja la diversidad de opinión y la discusión en busca de una mejoría para todos.
– En un ambiente en el que supuestamente el compromiso social no abunda y en donde lo que prima es el individualismo, demuestra tener un interés colectivo muy profundo. ¿Es realmente un deporte egoísta el tenis?
– Que el tenis es un deporte individualista está claro, partiendo de la base que el principal objetivo de cualquier jugador o grupo de trabajo es progresar. Después hay que analizarlo profundamente: cualquiera actúa con una “mini empresa” que se vuelca sobre él, porque tiene su entrenador, su preparador físico, su psicólogo, su grupito de gente que trabaja para él y todo va en función de que ese jugador esté bien. Sus dolores son atendidos, sus malestares son escuchados, los tiempos son respetados, los caprichos otorgados y se lo empieza a malacostumbrar, porque es muy bien tratado y eso también lo pone en una posición un poco distinta a la del resto de la gente y de la sociedad. Que te duela un poquito el codo y entonces levantes el teléfono y digas “che, a la mañana no entreno” y tener a todo un grupo alrededor tratando de solucionar el tema del codo, no es algo que pueda hacer el resto de la sociedad. Eso hace que tengas que escuchar mucho más a uno mismo y dejar un poco a un lado a los demás, para saber bien qué hacer. Un jugador de tenis no debería estar ausente de la realidad que lo rodea por el simple hecho de que el deporte lo malacostumbró así, creo que ahí es en donde está la diferencia de cada uno. Yo lo que no creo es que la causa de que haya tenistas que no se preocupen por la realidad de su país sea que el deporte lo malacostumbró, porque cada uno piensa como piensa dejando de lado lo que haga en su vida. Un jugador de tenis que mira poco hacia afuera y se sensibiliza poco con los problemas de la sociedad sería exactamente igual si fuera arquitecto. No creo que tenga que ver con el deporte, pasa que es muy fácil confundirlo y decir que esa es la causa. Es lo mismo en grandes rasgos cuando se dice “bueno este chico es chorro porque la familia es pobre, porque no lo educaron”. Es una forma de simplificar las cosas y no se piensa las cosas que hay detrás para pensar porque ese pibe es pobre, porque no lo pudieron educar.
-¿Cómo fue gestando el compromiso social que lleva adelante hoy en día?
– Primero, por mi familia. Vengo de una sumamente militante, mis viejos en el 70 tenían 20 años, estuvieron con mucha actividad y lucharon mucho, como miles y miles de jóvenes, por la vuelta de la democracia. Mis viejos militaron en el Partido Intransigente y yo me crié entre el club Lanus, donde hacía cuanto deporte encontraba, en la escuela y en marchas. Eso me fue marcando. A partir de ahí, me fueron llevando a villas y fui viendo lo que era la realidad social, y me fue pegando duro. Pero creo que mi despertar, porque eso viene un poco arrastrado de lo que me decían mis viejos- periodista él, psicóloga ella- fue cuando empecé a recorrer el país con el tenis, que empecé a ver algo más que Buenos Aires y, fundamentalmente, cuando me tocó hacer el primer viaje sudamericano, que fue a Venezuela, Colombia, Ecuador. Ahí pude trasladar a imágenes y vivencias personales de todo lo que fui escuchando durante esos 14 años previos, el hablar de las injusticias, de las desigualdades, de que había que repartir ganancias, de distancias entre clases sociales, todo eso lo fui viendo en carne propia. Cuando me tocó ir a Venezuela y de golpe estaba en el mejor club de ese país, donde una elite vivía una época de oro y tener que salir del mismo lugar con autos custodiados porque afuera era una favela atrás de otra, gente saqueando supermercados porque no tenían para comer y muchas otras marginalidades que nosotros también la sufrimos en su momento con el neoliberalismo de los 90. Todo eso me llevó a profundizar mucho más esa curiosidad que tengo por conocer la historia de Latinoamérica, por saber por qué pasan las cosas, por interiorizarme en los temas de la actualidad.
– Tu compañero y ex tenista Juan Pablo Guzmán, con el que crearon tu blog (Segundo Saque) está estudiando periodismo deportivo en ETER, ¿a vos te gustaría hacer algo así?, ¿te gustaría hacer algo desde la política?
– La política, sobre todo, creo que es algo que se hace todos los días y que se ejerce diariamente. Esa también es otra de las batallas que hay que librar y concienciar a la gente: es mentira que la política es solamente ir a sentarse a una banca de Diputados, Senadores o lo que fuere, o que la política es corrupción, o que son todos ñoquis. Se ha bastardeado mucho a la política y creo que todos los días tenemos que hacerla. En el momento en que me meto en un club y digo que una escuelita de tenis no puede costar 1500 dólares, sino que tiene que costar 300 y que ese financiamiento tiene que venir de otro lado, ya ahí estoy haciendo política, pero si a lo que vas es si asumiría un rol político, la verdad que no lo sé, pero estoy seguro que en el ámbito en que me toque voy a hacer política toda mi vida.
– Y si no es desde en un cargo, ¿en qué cosas específicas te gustaría involucrarte?
– Tengo ganas de desarrollar cosas desde el tenis. Creo que podemos hacer un deporte menos elitista, que ya lo está haciendo, pero falta mucho y veo todos los días chicos que se quedan en el camino por no tener ni siquiera la posibilidad de ir a una escuela.
– ¿Qué medidas específicas se podrían realizar para que el tenis desde la Asociación Argentina de Tenis (AAT) se convierta en un deporte para todos?
– Fundamentalmente, poder lograr entrar a las escuelas. Al tenis no se le da importancia en la primaria y la secundaria. Puede ingresar a través de los ministerios en todas las escuelas del interior, se pueden hacer cosas muy buenas, pero lo fundamental es descentralizar. Hoy en día un chico que vive en Capital juega veinte torneos, cuando uno de Bariloche juega cinco. Y ahí ni siquiera estamos hablando de dinero porque un chico de Bariloche quizás tiene la capacidad, pero no tiene torneos, no tiene gente cerca, no hay políticas de desarrollo de menores. Hoy el tenis de menores consiste simplemente en agarrar plata de la Copa Davis para pagarle algún que otro pasaje a Europa a los mejores 3 o 4 y nada más. No hay una escuela, no hay un centro de entrenamiento, la AAT no tiene un lugar de entrenamiento físico, no tiene canchas. Es una oficina, un grupo de gente- sin decir que lo hacen de mala fe- pero que no lo han encarado, no tienen la intención o no ha habido políticas para desarrollar en ese punto. Ahí también hay que hacer un paralelismo con la política. Yo no creo que el menemismo se haya equivocado o le hayan salido mal las cosas: sus políticas les salieron muy bien porque su política era esa: privatizar, aumentar la distancia entre la gente rica y la pobre. Yo creo que la política de la AAT no es que la estén errando en esas cosas, sino que no tienen la intención de descentralizar de Buenos Aires el tenis o sacarlos de los dos o tres clubes más elitistas.
– ¿Por qué pensás que quieren esa política centralizada?
– Hay muchas cosas. Tampoco escapa a la realidad de lo que es el país en general porque sucede que Buenos Aires también es el núcleo de todo. Tampoco es esperable que el tenis por si sólo y rápidamente sea un lugar de reacción o que no entre en esa lógica. El tenis entró en esa lógica como entró el país entero, ahora hay que generar políticas descentralizadas, pero tampoco hay que culpar a la AAT de ir en contra de una sociedad que apuntaba hacia eso. Yo creo que ahora que tenemos la posibilidad y los recursos, que Argentina tiene un montón de jugadores muy buenos, que hay Copa Davis, que hay ingresos por otros lados, hay una marea de entrenadores de primer nivel. Hay mucho material como para empezar a captar atención en el Interior, creo que el momento de llevar las exhibiciones, la Copa Davis, las escuelas, las academias, hacer intercambios, hay un montón de políticas que no es inventar nada, sino tomar las mejores cosas que se han hecho en otras Federaciones o mismo en el país en distintos otros rubros y copiarlas, pero para eso, fundamentalmente, hay que tener una voluntad de que haya un tenis nacional y popular que no existe hoy en día, porque hay algunos que piensan que el tenis nació para ser elitista. Es un tema para tratar, pero que recién ahora nosotros como jugadores o como gente de tenis lo estamos empezando a charlar, estamos viviendo lo que el país vivió en el 2003, anunciando que el camino que se había optado antes no da para más y que hay que buscar otras formas para salir adelante. Va a tardar años, pero se puede.
– ¿La Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) qué rol cumple para estas políticas de la AAT?
– Una especie de FMI (risas). Las políticas de la ATP son políticas netamente neoliberales, el mensaje que baja es totalmente comparable con las políticas que ofrece el FMI. Ofrece mucho dinero, beneficios, prestigio y ayuda sólo a los mejores jugadores del mundo, y el resto pasan a ser casi actores secundarios para que ellos puedan seguir jugando. La única diferencia, si se podría llamar de esa manera, que tienen con respecto al resto de la sociedad o del resto de las otras entidades es que ellos lo dicen abiertamente. Ellos en las reuniones que tenemos nos dicen que quienes más ganen partidos, más dinero van a ganar y que la ATP está lejos de ser una asociación comunista, que son capitalistas.
– ¿Sin vergüenza de decirlo, mencionan que a ellos no les importa los que tienen un ranking menor?
-Una de las cosas que más valoro de Europa en primer lugar y de la ATP es que son muy claros a la hora de expresar sus ideas, en esto hay una gran diferencia con lo que pasa en nuestra sociedad. Nosotros como gente de izquierda-centroizquierda el primer trabajo que tenemos a la hora de luchar contra la derecha es demostrarle a la sociedad que ellos son de derecha y hacerles decir las cosas que piensan, porque no las dicen. Por ejemplo, Berlusconi en discusiones abiertas con gente progresista del Sur dice “yo quiero que toda la plata quede en el Norte porque somos los que trabajamos y que el Sur si quiere subsidios que trabaje más, pero nosotros queremos que la plata quede en el Norte y a los inmigrantes los queremos echar”. Te lo dicen en la cara y eso acá no pasa. Macri quiere las mismas políticas que Menem, tampoco dice que a él la educación pública no le importa y que prefiere la privada. Esas cosas no las dicen, entonces el primer trabajo que tenemos que hacer todos es que Macri diga lo que en realidad piensa y recién ahí poder discutirle las ideas, en ese punto creo que la ATP es mucho más clara, más honesta, y si uno quiere cambiar el sistema lo tiene que hacer junto a tus jugadores, pensando que hay gente que piensa distinto para a partir de eso instalar un nuevo sistema. La ATP aumentó el dinero de premios el año pasado, pero no para todos. Consiguió un aumento del 18 por ciento en el dinero que estaba repartido en los jugadores, pero en primera, segunda y tercera ronda no hubo cambios, no hubo aumentos. El aumento estuvo destinado a la semifinal, final y campeón. Entonces, Federer, Nadal, Djokovic, los diez primeros del mundo fueron los que se terminaron llevando ese aumento, los que no les cambia mucho esa diferencia. Y entonces queda que quien más lo necesita termina sin recibir ese aumento. Por otro lado se termina generando lo mismo que en la sociedad, por eso las comparaciones no son forzadas, son totalmente naturales. Esto termina generando una cierta “marginalidad en el tenis” si querés llamarlo así. Esto quiere decir que si yo estoy 120 del mundo y no tengo ningún aumento, voy a empezar a dejar de utilizar al psicólogo, al preparador físico y termina viajando solo, sin contar con un equipo, sin entrenar de la mejor manera, durmiendo en hoteles de peor calidad, viajando distinto, recortando todo lo que puedo para seguir jugando al tenis. Está pensando en eso: proteger mucho a los grandes, a los muy buenos, para que sigan siendo grandes y muy buenos porque es lo que a ellos más les conviene a la hora de vender un producto.
– ¿Qué sentís que te falta hacer como tenista?
– Del tenis, a nivel deportivo, hice mucho más de lo que me hubiera imaginado. Todo lo que venga es super extra. Disfruto mucho de jugar al tenis, el día a día, de entrenar, de crecer y, sobre todo, de viajar y de ir conociendo. El viaje hace que muchas veces conozcas otra perspectiva de lo que pasa en el país y ver la realidad de lo que pasa afuera. Hoy en día es difícil conocer la verdad así como tal, como absoluta, porque- y no digo que esté mal- todo el mundo tiene intereses a la hora de hablar o de opinar, sobre todo en política. No creo que esté mal, me parece correcto que haya diarios que sean subjetivos para un lado o para el otro porque una sociedad se compone de todos esos actores. Mi objetivo y mi sueño como sociedad no es que Clarín cierre, sino que existan miles de diarios más que muestren otras cosas diferentes. Acá puede actuar la Ley de Medios. Leo mucho, sobre todo las posturas de Mariotto (Gabriel), que me parece, aparte de ser un tremendo dirigente, una persona que comunica excelente. Creo que es eso lo que necesitamos como sociedad porque de la forma actual no se puede. A la hora de viajar esto se ve también. Ver un poquito de afuera, ver un poquito de adentro, ver cómo nos miran, también me ha llevado a ver que el mundo entero con esto de la globalización y del intercambio de agencias que reparten noticias para todo el mundo, las realidades se repiten en todos los países. Lo que pasa en Italia con la prensa, es exactamente lo mismo que pasa en nuestro país. Lo que pasa en Brasil lo mismo. Estuve recientemente en Montevideo y charlando con gente que trabaja en Radio Nacional me contaban su historia y es una historia repetida, yo la podría continuar solamente cambiándole el nombre a los políticos, al diario y al país. Eso también hace que empiece a entender un poquito más la realidad, esto lo voy a seguir disfrutando y el tenis me ha brindado una herramienta maravillosa para todo eso, así que el simple hecho de poder seguir jugando al tenis un par de años más en el nivel que me toque y dedicándome al 100 por 100 y haciéndolo con felicidad, creo que ese el único objetivo que tengo.
VASALLO X 2
Los medios y el tenis
Desde chico ya convivía con el ambiente del periodismo por el trabajo de su padre. Hoy es él quien a través de su blog (Segundo Saque) se mete para tratar de poner algo diferente a lo que muestra habitualmente. Un ambiente en el cual en el último tiempo se decían muchas cosas de los tenistas sin estar metido en el mundo de este deporte y el respeto para los que lo ejerce de manera correcta.
-¿Los medios influyen a la hora de estigmatizar y poner a todos los tenistas en la misma bolsa?
– El tema de los medios como factor de verdades es una de las cosas que se ha instalado y que por lo menos merece ser discutida y analizada. Que un jugador de tenis no sea sensible a la realidad social y decir instintivamente que es porque el tenis es así es un simplismo. No creo que sea la causa y de hecho hay muchos jugadores de tenis que están interiorizados, quizás no todos lo expresan, quizás no todos usen los medios que tienen de expresión para trascender las barreras del tenis y hablar de otras cosas, pero hay muchos tenistas involucrados en distintas maneras con la realidad y que saben lo que pasa alrededor- lo cual no quiere decir que yo comparta lo que piensan- pero en veredas opuestas a las mías o de mi ideología, también hay jugadores que opinan, que piensan, que charlan, que debaten y que conocen la realidad.
– ¿Cree que hay un atosigamiento que busca generar conflictos?
– Cuando se habla de tenis, de medios de prensa o de maneras de conducta, hablamos del micro clima del tenis, pero en el fondo no escapa lo que es el resto de la sociedad. Lo que hace el periodista especializado en tenis con el tenista es lo mismo que hace el periodismo de fútbol con el futbolista, es lo mismo que hace el periodismo a nivel nacional con la política nacional. Se van generando distintas manías en el momento, distintas ondas porque vende, porque está de moda o simplemente porque cae bien tal o cuál persona. En el tenis, salvo en excepciones como la Copa Davis donde hay mucha plata en juego, no hay periodistas que opinen pensando en un factor económico, como si puede ser en el fútbol. Si sucede en otros ambientes, mucho en la política y en gran medida en el fútbol también. Que a un jugador que está saliendo de las inferiores, Niembro (Fernando) diga que es un crack, una estrella, ahí si ya hay plata de por medio y grandes consecuencias a partir de eso: el pase va a ser mayor, más gente prestándole atención. El tenis en ese punto está un poco exento. Yo creo que el periodismo especializado en tenis hace su trabajo y hay que respetarlo. Hay periodistas que tienen ganas de contar historias más profundas, hay otros que buscan causas de porqué se ganó, porqué se perdió y hay otros que apuntan más a la parte más cirquera- no en tono despectivo, sino un poco más espectacular- que sería hablar de las peleas, decir esto, decir lo otro.
– ¿No puede repercutir en el juego de un tenista tanta prensa cirquera?
– Hay que saber diferenciar. Los de la prensa cirquera no son los que habitualmente cubren los torneos. Los periodistas especialistas en tenis los escucho, los leo. Puedo compartir lo que dice o no, me puede gustar el modo de decirlo o no, pero termina ahí, no deja de ser un comentario periodístico. Otro tema es que los periodistas, salvo algún que otro caso en particular, no inventan las cosas que pasan, pero los que hacen eso no son los que habitualmente cubren torneos con nosotros. Se manejan mucho con comentarios, el circuito es muy chico, no hay posibilidad de escapar a los comentarios. Los periodistas son muy pocos y están dando vueltas entre nosotros. Comen con nosotros, caminan los pasillos, comparten el día de club, escuchan, se charla mucho off the record. Todos como tenistas tenemos que entender que lo que dicen esos periodistas lo dicen porque lo piensan o porque creen que están diciendo la verdad.
Hazaña del Che
Goldstein, Grosjean, Sluiter. Todos en cinco sets. Todos sufridos. Todos quizás impensados. En Roland Garros 2006, un desconocido Vassallo Argüello llegó a la cuarta ronda, perdiendo con otro argentino: David Nalbandian. Quizás, su logro tenístico más importante hasta la fecha, quizás el lugar donde hizo la locura más importante del torneo: firmó una cámara luego de pasar la tercera ronda con un “HLVS” (Hasta la Victoria Siempre), en clara alusión al Ché Guevara. En el medio de un deporte netamente neoliberal y capitalista, un icono de rebeldía sudamericana.
– ¿Por qué lo hiciste?
– Fue algo instintivo. Pensá primero que nada de eso era predecible. Que estuviera jugando en el Estadio Central de Roland Garros, mucho menos que gane y mucho menos que me vengan a poner una cámara para que firme la victoria. Se me vino ahí a la cabeza en el segundo, pero tiene que ver también con el contexto que estábamos viviendo. Veníamos de muchos años de sometimiento, de represión cultural por sobre todo, de represión de derechos, de clase. Con una clase política sumamente condescendiente a intereses ajenos a los nuestros. Era una época en la cual recién terminaba ese momento, estábamos en 2006 con Kirchner (Néstor), donde después de muchos años de retroceder en esas materias, creo que un poco empezamos a reivindicarnos con esa faceta nuestra que estaba dormida. Quise gritar al mundo a través de esa cámara que seguimos peleando, que seguimos luchando, QUE EL CHÉ ESTÁ VIVO, que las peleas están vivas, que la lucha sigue y continúa y que poco a poco la vamos a ir dando vuelta.
¿Cómo apareció el Ché en su camino?
Apareció el Ché junto a tantos otros. Pasa que el Ché es la figura que más pega, que más nombre tiene y de la cual más se habla por lo que hizo. Es el más moderno de todos nuestros líderes latinoamericanos, pero he leído mucho y me tocó. Empecé a interiorizarme gracias a los viajes a Sudamérica que fui haciendo. Fui enterándome de figuras locales, como por ejemplo en Montevideo cuando visité el fuerte de Artigas o estar en Perú y ver toda la gesta Sanmartiniana, leer cosas de Monteagudo, Venezuela, Colombia, Ecuador y la influencia de Bolivar. Todas esas cosas hacen que uno abra la cabeza. El Ché es la figura más argentina que tenemos, más moderna y la que más llega sobre todo en los jóvenes.
“La ATP es comparable con el FMI”
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