Cómo unos ricoteros armaron el documental del viaje mítico redondo. Ese que fue origen de la banda del pogo más grande del mundo.
¿Cuántos de los 170 mil que el sábado 12 de abril se hundieron en el barro de Gualeguaychú para gritar que esa noche el infierno estaba encantador durante el show del Indio Solari sabrán que todo ese estofado de ricota comenzó a cocinarse durante un viaje de hachís en París, durante las réplicas del Mayo Francés?
No son pocos los que aseguran que el crecimiento de Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota a lo largo de sus años tiene que ver con el mito que lograron construir acerca de sus orígenes en la ciudad de La Plata, allá por los 70, a puro hipismo en una era de plomo. Poco se sabe de esos inicios redondos. Y casi nada se ha visto o escuchado de esos orígenes misteriosos. El Comando Luddista hace unos ocho años sintió la necesidad de echar luz a ese germen casi secreto que luego se transformó en la banda más emblemática del rock nacional para, al menos, tres generaciones.
¿Qué es el Comando Luddista? “Es un grupo que está integrado por cuatro personas que son Walter Blanco, Hidroman, el Capitán Balurdo y Miguel Funes. Son unos seudónimos que los pensamos para retomar una vieja premisa de Patricio Rey que está en la única entrevista que dio, allá por el año 79. Ahí dice que la identidad no agrega nada a la obra, sino que lo más importante es combatir al ego. La idea fue un poco jugar con eso y con toda la historia de Patricio Rey”, cuenta uno de sus integrantes. La entrevista de la que habla, que le llega en un sobre al periodista Claudio Kleiman y se publica en el N° 31 del Expreso Imaginario, en febrero del 79, la consigue el periodista free lancer Norman Olliermo Indigi, quien se encuentra con Patricio Rey en un club nocturno de Bruselas, gracias al dato que la alcanza un peluquero berlinés. Allí PR se define como un “gurú” que ejerce su padrinazgo sólo en Argentina porque un grupo de jóvenes le escribió una carta en 1977 en la que lo amenazaban con “desatar una ola de terror” si no lograban su padrinazgo. Esto, claro, en plena dictadura. Eso eran Los Redondos.
Y así es como se los descubre en el documental “El alucinante viaje de Patricio Rey”. Una película imprescindible para tratar de entender por qué una banda que hace trece años no se sube a ningún escenario sigue apareciendo con un grafiti en cada esquina. El rockumental se estrenó en febrero, en el Cosquín Rock y luego tuvo algunas presentaciones en Córdoba, Villa María, Rafaela, Venado Tuerto, Paraná, Firmat y Rosario. Aun no se proyectó en Capital, algo que está pensando hacia fin de año. “La idea es ir viajando por el interior y después recién ir a Capital. Eso tiene que ver, además de con nuestras ganas de viajar, con invertir la lógica general de cómo se mueven los bienes culturales en este país, que es una lógica bastante unitaria. Siempre todo pasa por Capital Federal y después va para las provincias, si es que va”, explican desde el Comando Ludista, que volvemos a preguntarnos qué es por si en el párrafo de arriba no quedó claro. “El Comando Luddista se juntó para esta misión, para hacer esta película. La idea nace hace más de ocho años fundamentalmente porque los integrantes del Comando son todos ricoteros y sufren esa afección que se llama ricotitis aguda. Como no había ninguna película de Los Redondos, sí algunas producciones que no ahondan, que no son producciones periodísticas serias, por lo menos desde lo audiovisual sentimos esa necesidad. Sí hay muchos libros y revistas, pero nosotros venimos del palo del cine y la comunicación. Entonces se mezcló nuestra formación y las ganas que teníamos de ver un documental que estuviera a la altura de lo que es la historia de la banda”.
Después de una hora y media de rockumental que te acerca el aroma psicodélico que se respiraba en La Plata en los 60, se puede afirmar que el Comando logró su misión: abrir la caja negra que tenía encerrado el origen de un mito llamado Patricio Rey. Allí se pueden ver y oír grabaciones que en casi 40 años no habían visto la luz. Son, según los hacedores del documental, joyas patricias. Desde el primer ensayo de Los Redonditos de Ricota en un sótano de la primera galería platense hasta la faceta del Indio –con barba y algo de pelo – como actor en dos cortos distintos dirigidos por el hermano de Skay, Guillermo Beilinson. O también se puede ver a Horacio Fontova remplazando a Solari en un show del 79, en el Margarita Xirgu.
Así se termina de comprender que antes de ser una banda de rock, Los Redondos fueron un colectivo artístico novedosísimo que regalaba unas auténticas fiestas dionisíacas. Comenzaron en el Teatro Lozano de La Plata, donde no sólo se cerraban las puertas para que comience la función, sino para inventar allí una realidad sublevada con la que se vivía afuera. “Por mucho menos te hacían boleta”, dice durante el documental Sergio Mufercho Martínez, maestro de ceremonias de Patricio Rey en sus inicios. “Era demasiado libre para la realidad que vivíamos”, asegura otro de los muchísimos testimonios que se recolectaron sobre esa génesis ricotera que a medida que pasan los años y por cómo se las muestra en la película resulta más cercana al hipismo. Si hasta el papá de los Beilinson tuvo que ceder algunas hectáreas de un campo en Pigüé para evitar que sus hijos se manden en una aventura psicodélica hasta Brasil, donde existía el mito de que regalaban tierras fiscales. En esas hectáreas donde se intentó armar una comunidad hippie, según cuenta Guillermo Beilinson en la película, los que más aguantaron fueron Skay y la Negra Poli. “Algunas historias las sabíamos por leer revistas o investigaciones, pero la mayoría de las cosas que nos contaban fueron un alucinante viaje de descubrimiento. Porque cuando arrancamos lo único que había era el deseo de hacer la película. Hicimos un trabajo de preproducción exhaustivo. Armamos una lista enorme de entrevistables para poder contactar. Empezamos así con una entrevista, con dos, después saltaba otro nombre hasta rastrearlo y así se fue sumando material. Terminamos con 120 horas de entrevista a la hora del rodaje”, agregan desde el Comando.
-Como ricoteros, ¿no les dio pudor echar algo de luz a toda la oscuridad de esos comienzos que ya se volvieron mito?
-Fue descubrir una cosa impresionante. Cuando aparecieron las imágenes, más aun. No es que estaba el archivo y nosotros dijimos, che hagamos una peli. El archivo lo tenía la gente que fuimos entrevistando y lo cedió para la película. Hay muchos que si no hubiera sido por el tiempo que nos tomamos no habrían salido las entrevistas. Con algunos hubo muchas idas y vueltas. Hacía falta un buen laburo. Arrancamos con el sueño, pensamos que la podíamos hacer nosotros la película. Nos une una profunda amistad desde antes, creo que eso nos ayudó: si no sería difícil estar ocho años para hacer un documental. Fueron ocho años, con momentos de más laburo y momentos de menos intensidad, porque la película fue autogestionada y producida por nosotros de un modo independiente.
El alucinante viaje –o el Magic Mystery Tour ricotero – fue el que hicieron una quincena de jóvenes desde La Plata hasta Salta, en enero del 78. Skay y Poli ya vivían en el Norte porque la situación platense inquietaba cada vez más y consiguieron el contacto local para tocar en Salta. Así, alquilaron un micro y se mandaron a hacer 1600 kilómetros con el calor de enero que amenazaba mucho menos que toda la presencia militar con la que se fueron cruzando a medida que avanzaban con un cargamento de marihuana encanutado y las bebidas alcohólicas a la vista. Igual llegaron e hicieron su primera presentación bajo el nombre de Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota. El contexto no era el esperado: fue de madrugada en un cabaret salteño que se llamaba “El Polaco”, donde casi todos los presentes, entre los que estaba el folclorista Cuchi Leguizamón, se sorprendieron. Fueron a ver qué proponían arriba del escenario un grupo de estudiantes platenses pero se encontraron con una fiesta inédita para ellos.
Para estar atento al itinerario del Aulcinante viaje de Patricio Rey, podés seguir las novedades en: http://www.elalucinanteviaje.com