Archivo por meses: octubre 2016

El Día de las Históricas

Las mujeres pararon para que paren de matarlas y escribieron una página de la Historia gritando lo que se impera y es urgente: la caída del patriarcado y de la violencia machista. Crónica del día eterno que dejó una certeza: esto no tiene vuelta atrás. 
Más de cien mil mujeres rodean el Obelisco y lo hacen desaparecer bajo un techo de paraguas que se extiende por Diagonal Norte, Avenida de Mayo y Diagonal Sur, hasta llegar a la Plaza, que se riega de cuerpos en acción.
La lluvia fría y constante, más fuerte, más leve, es eterna.
Como lo será este día. Para todas y todxs.
Pies mojados y fríos se embarran sin flaquezas. Pisan fuerte y mueven los cimientos. Marchando juntas, codo a codo, el amor se hace fuerza y resistencia. Y el grito se oye como una ola dispuesta romper.
A romper con todo.

Imagen: Facundo Coronel


Andrea está ahí, mojándose, con su pañuelo verde, y lo sabe desde antes que suceda.
«Será un día histórico porque sienta un precedente para convocar a un Paro General de Mujeres y parar al país entero, y que todos vean que sin las tareas productivas y de cuidado que realizamos el país no funciona.»
Cocinar, limpiar, cuidar. Cuidar niños. Cuidar ancianos. Cuidar enfermos. Criar. Abastecer. A parte de trabajar. A parte de ser profesional.
Todo eso se paga con injusticia:
Tener un 2% más de desempleo.
Trabajar dos horas más promedio.
Ganar un 27% menos.
Realizar un 70% de las actividades no remuneradas.
Y que, a todo esto, el Estado se haga el boludo.
«Hoy se demuestra -continúa Andrea- que la fuerza de las mujeres, desde las bases de los sindicatos hacia arriba,  puede torcer el brazo de los hombres gordos que siempre decidieron.»
Todas juntas

Todas juntas


Quimey espera estoica bajo su paraguas, cerca de Andrea. Sonríe. Habla con amor. Y está enojada.
«Me enoja que siempre se corra el eje de la discusión. Como este era el primer paro de mujeres, en vez de preguntarse por nosotras, el sistema machista y patriarcal que nos oprime sin pausa empezó a preguntarse, sobre todo a través de los medios de comunicación masivos, si los hombres debían o no ir. Osea, ¿hay un paro de mujeres por primera vez en la historia de Argentina y la pregunta es si van los hombres?  En el Encuentro Nacional pasó con el tema de los graffitis. Esta tendencia luego se traduce en propuestas como #NadieMenos #NiUnoMenos, etc. Pero el foco somos nosotras y #VivasNosQueremos.»
Desde el escenario dirán más tarde: «Nos felicitamos a todas».
Y se escuchará un estruendo. También se nombrarán a los travestis, trans y el movimiento LGTTB en su conjunto.
Y por último se mencionarán a los «varones antipatrarcales».
Y se escuchará un aplauso cerrado.
El manual callejero de desaprendizaje impone una pregunta: ¿qué es ser un varón antipatriarcal?
Quimey enseña: «Para todxs es difícil desestructurar el machismo. A mí me educaron como a una `princesa´. Eso es violencia. El camino a desandar por el varón es el de correrse de los lugares de privilegio que le son asignados por el solo hecho de ser varón. Y así, entre todxs, entender que la biología no es nuestro destino».
Sandra, que también está allí, siendo parte de las cien mil históricas, tiene 45, unos 20 años más que Andrea y Quimey. Y lo dice claramente: «Mi generación es machista».
«Los varones se tienen que dar cuenta que los `chistes´ no van más. Aquello que antes discutían a muerte como `ayyy, es un chiste, no te enojes´, hoy los deja fuera de lugar, recalculando. Vivimos un día histórico porque estamos discutiendo la cultura machista, realmente. Porque detrás de los horrores de los femicidios hay un reclamo y un movimiento que exige un cambio profundo y total: cuestiones laborales y de la vida cotidiana. Y para todxs se trata de un ejercicio, de pensar, de sacarse de encima el latiguillo y el sentido común. Y en el último año veo una revolución en este sentido, hecha desde abajo y por nosotras. Y al ver a pibxs más jóvenes y a mi hijo de13 años, estoy segura: habrá grandes cambios.»
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Vivas nos queremos


Desde el frente se enumeran los países que se sumaron a las movilizaciones contra la violencia machista del 19 de Octubre.
México, Brasil, Chile, El Salvador, Perú, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Colombia, Guatemala, Costa Rica, Panamá, Nicaragua, Honduras . Y la lista sigue hasta hacerse mundial.
Algo que se venía anticipando en coro y desde hace mucho:
«Qué tiemblen los machistas: América Latina será toda feminista».
Y cuando el acto termina y las oradoras vuelven a fundirse con la plaza, se escucha una verdad incontrastable, dirigida a uno de los más -si no el más- interpelado de la noche, desde el escenario y desde las calles:
«Sí, se puede; sí, se puede: el primer paro a Macri se lo hicimos las mujeres.»

Este feminismo, poder popular de las mujeres en luto pero en lucha, «contra los femicidios y contra la precaridad de nuestras vidas»- como dijo una de las oradoras-, se enciende bajo cualquier tormenta. Todas presentes en una plaza lo hicieron posible. Miles de familias de mujeres: abuelas, hermanas, nietas, madres, hijas. Mujeres jóvenes, adolescentes, niñas, adultas y viejas.
Y las que no están: siempre presentes. Como Diana y Lohana, cuyos nombres quedan escritos en cruces blancas clavadas al barro. Y como las cientas de miles por las que se grita lo que nunca se olvida y siempre es central: las mujeres muertas en abortos clandestinos, que son femicidios del Estado.
El paro de la sororidad, del dolor y de la conmoción hecha fuerza, unión y grito deja su marcha indetenible en la Historia.
Imagen: Facundo Coronel

Imagen: Facundo Coronel

Paro de sororidad

Cae la noche de una jornada revolucionaria. Sobre nuestros cuerpos mojados, permanece el calor de la lucha hermanada. La lluvia, lejos de mandarnos a nuestras casas, nos encontró piel a piel, con los dedos entrelazados, en un abrazo furioso y feminista. Porque nuestro único refugio es la calle. Es la otra compañera. A cada paso compartido sentimos temblar bajo nuestros pies los cimientos más acérrimos del patriarcado. Ese que nos cree descartables, consumibles, violables, matables. El que no se banca vernos unidas y resiste con más violencia a nuestra lucha.

Esto no tiene vuelta atrás.

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#NiUnaMenos


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Imágenes: NosDigital


Sorolidad

Sororidad


Todas juntas

Todas juntas


Un solo grito

Un solo grito


Imagen: Stella Jerez

Imagen: Stella Jerez


Por un aborto legal, seguro y gratuito

Por el aborto legal, seguro y gratuito


Imagen: Facundo Coronel

Imagen: Facundo Coronel


Vivas nos queremos

Vivas nos queremos


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Del Obelisco a Plaza de Mayo


Imagen: Facundo Coronel

Imagen: Facundo Coronel


Esto no termina acá.

Esto no tiene vuelta atrás

Quién pide Justicia

La plaza del Congreso se llenó de personas que hicieron un amplio pedido de justicia. Fue acto descentralizado que se compuso de muchos pequeños grupos de familiares y amigos de víctimas de muy diversos actos de inseguridad: desde oficiales muertos en ejercicio a pibes asesinados por la policía; de peatones atropellados por conductores alcoholizados a las víctimas de Once, Beara y Cromagnon; de personas asesinadas en robos a las mujeres víctimas de la violencia machista.
“Morimos en boliches mal habilitados, en ciudades inundadas, en manos de femicidas, en rutas inseguras, en accidentes de tren, en picadas con conductores borrachos, en recitales, por tener o no tener celulares; pero no nos resignamos”, decía el discurso oficial.
En un ambiente triste y apagado, la concentración se dio en la práctica como un acto terapéutico: una especie de velorio público y multitudinario. Donde se abucheó a las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y se aplaudió a la Asociación de familiares de víctimas de terrorismo en Argentina.
La crítica se centró en los jueces y los procesos judiciales. Los principales pedidos fueron un registro de víctimas, asistencia integral y permanente, participación en el proceso penal y – la consigna más aclamada- el cumplimiento efectivo de las condenas.
La manifestación tuvo un alto amparo mediático por parte de las radios y los canales tradicionales, al punto de tener como anfitriones a periodistas famosos, como Luis Novaresio. Llamativamente el propio Gobierno apoyó públicamente la actividad y el pedido de justicia del que es destinatario.
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La revolución es ahora

Relanzan el proyecto de ley que propone un régimen reparatorio para trans y travestis víctimas de violencia institucional. La identidad de género: de delito a derecho humano.

El jueves 6 de octubre se presentó en el Congreso el proyecto que propone un “Régimen Reparatorio para Víctimas de Violencia Institucional por motivos de identidad de género”. El proyecto 2526 busca el reconocimiento por parte del Estado de la violencia institucional a la que fueron sometidas sistemáticamente las personas trans y travestis por las fuerzas de seguridad pública; y en especial a aquellas que fueron detenidas de manera ilegítima a causa de los edictos policiales vigentes hasta 1995.
Tal como se desarrolla en los fundamentos del proyecto, los edictos policiales fueron la herramienta básica de las políticas de persecución orientadas a la normalización de grupos sociales considerados «desviado» por el poder estatal:entre ellos, lxs trans. Estos instrumentos le daban a la policía la potestad de emitir los edictos, de juzgar, interpretarlos y de aplicarlos. Las trans y travestis fueron marcadas como esos cuerpos e identidades a perseguir, patologizar y marginar. Sus trayectorias de vida están signadas por episodios de detención arbitraria, golpizas, abuso y tortura por parte de la policía. “Los edictos policiales sirvieron como excusa legal para encarcelarnos, el crimen fue nuestra identidad”, afirmó Norma Girardi de la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual en el acto de presentación.
Esta iniciativa, que ya cuenta con la firma de 22 diputados y diputadas de todo el arco político, fue impulsada por Lohana Berkins, militante travesti y líder de ALITT hasta su muerte en febrero de este año, junto con Marlene Wayar, referente del colectivo trans y militante de Futuro Transgenérico. El proyecto fue redactado e impulsado por Abogad*s por los Derechos Sexuales (Abosex). Dice la letra que serán beneficiarias de este régimen las personas mayores de 40 años a las que se les haya aplicado el inciso f “los que se exhibieren en la vía pública con ropas del sexo contrario” y el inciso h “personas de uno u otro sexo que públicamente incitaren o se ofrecieran al acto carnal” del artículo 2 del derogado Reglamento de Procedimientos Contravencionales del Edicto policial dictado por la Policía Federal Argentina.
El régimen de reparación contempla el otorgamiento de una pensión graciable para las víctimas, al igual que perciben las víctimas del terrorismo de Estado en los 70. Dos años atrás, cuando este y otros proyectos similares se presentaron por primera vez en el Congreso, se generaron frívolos e irrespetuosos discursos que denunciaban un supuesto privilegio de las personas trans por poder acceder a esta pensión. No: de lo que se trata es de reconocer las violaciones de un Estado sobre una población que fue sistemáticamente perseguida y excluida de la ciudadanía. El privilegio siempre fue ajeno.
Por otra parte, las personas trans de más de 40 años, es decir las destinatarias de esta reparación, no son muchas. De acuerdo a un informe de ALITT, se estima que el promedio de vida de las personas trans es de 35 años  -qué privilegio-, por lo que las “sobrevivientes” nos son demasiadas. De acuerdo a los impulsores del proyecto, se trata de un universo posible muy restringido de aproximadamente 300 personas a nivel nacional.
En tanto a partir de la Ley de Identidad de Género, el Estado argentino reconoció a la identidad de género autopercibida como un derecho humano. Ergo, se considera que la criminalización de esta identidad durante la vigencia de los edictos policiales fue una violación de los derechos humanos. Marlene Wayar expresó que se trata de crímenes de lesa humanidad, puesto que fueron cometidos por un Estado contra una comunidad en particular.
“Somos las olvidadas de la democracia”, sentenció la activista trans Jorgelina Belardo ayer en el Congreso. De modo constante, señalan que para ellas el Estado terrorista y  desaparecedor no terminó en 1983. “No sé cuántas veces entré y salí de la cárcel”; “Me acuerdo de escuchar cómo golpeaban a una compañera en un calabozo mientras le gritaban ‘Dale, puto, ¿cómo te llamas?’”; “Las travas merecemos morir de viejas, no asesinadas por el odio y la violencia”. Entre lágrimas de memoria por las compañeras que no están, pero también de orgullo por continuar conquistando espacios de legitimación, las activistas trans presentes en el encuentro sumaron su adhesión y fuerza a esta iniciativa.
Entre la presentación original de este proyecto de ley en el 2014 y este relanzamiento en el 2016, pasaron muchas cosas. Entre ellas, se fueron dos luchadoras por los derechos de las trans y travestis, que hoy se hicieron carne en la voz de cada una de las oradoras. A una semana del aniversario del asesinato de Diana Sacayán, fueron eternos los gritos de “Justicia”, “Diana presente” y “Furia Travesti”. Y para todas fue una inspiración indudable la de la “travestiarca” (al decir de la propia Diana) Lohana Berkins: “El tiempo de la revolución es ahora, porque a la cárcel no volvemos nunca más”.