Archivo por meses: octubre 2015

«Juego corto y juego corto»

El Lobo Ledesma tiene 18 años de carrera, nueve clubes en cuatro ligas distintas y algo que lo único: su estilo. A los 36 años, mientras disfruta sus últimas semanas de fútbol, aún respeta ese hábito del toque. «Yo me puedo preparar de la cabeza, pero cuando llegue el momento no hay fórmula», dice sobre el retiro, ese mal que asusta a todo jugador.
El frío se siente en los huesos en esta mañana en Moreno. Es lunes, el cielo plomizo parece más cerca del piso que de costumbre y el plantel de Argentinos, que viene de perder el sábado en la última jugada tras una falta mal cobrada, corre en grupo por dentro del predio de la Unión de Trabajadores Argentinos, en algo que los periodistas deportivos suelen llamar trabajo regenerativo. Primero en la fila de ese puñado de jugadores, con un gorrito de lana para que la pelada no sufra el fresco, va el Lobo Ledesma, sus 36 años y sus infinitos pases cortos bien dados. Si nosotros, que no tenemos auto, que ni pasamos los 300 partidos en Primera, que no estamos cerca del retiro porque nunca estuvimos activos, tenemos más ganas de estar en casa que acá, la pregunta surge sola: ¿De dónde salen las ganas para venir desde Pilar a Moreno a entrenar? “Es difícil a esta altura. Son los días que más cuestan. Ahora trato de disfrutar el vestuario, de tomar mate con mis compañeros, de intentar dejarle algo a los más chicos. Y también de esperar el partido del domingo. Pero la verdad es que hoy en día lo que más disfruto es la semana: eso es lo que me mantiene en pie y me da ganas de seguir. Mis compañeros, los chicos, los utileros. El vestuario. Eso es lo que me impulsa”, contesta el Lobo, un jugador de fútbol de los que ya no quedan.
Ledesma tiene 18 años de carrera, nueve clubes en cuatro ligas distintas y algo que lo hace único: su estilo. Campeón con River, San Lorenzo y Olympiakos de Grecia, siempre que entró a una cancha entendió que esto del fútbol es un juego al que se juega. Es algo que lleva como hábito. “Cuando era chico mis recuerdos son que estaba todo el día con la pelota. A los diez años ya estaba jugando a la pelota en Atlético Boulogne. Era el club de mi barrio, donde se jugaba al baby. Nos quedaba cerca, era lo más fácil. Después sí arranqué en cancha de 11. Soñaba con jugar en un equipo grande, tenía esa ilusión. Hacía el sacrificio de ir a entrenar, de hacer el bolsito, tomarme el tren y el colectivo y que mis padres me acompañen. A veces no podían venir porque no alcanzaba para pagar más boletos. Son un montón de recuerdos que trato de resumirlos y que al haber llegado y vivir de esto tiene mucho más valor”, explica recién salido de la ducha, con la correa del morral atravesándole el pecho. Es un día especial para él, como lo serán todos desde ahora hasta diciembre: son los últimos meses en los que hará lo que hizo desde que tiene memoria: compartir un vestuario, pensar en el partido que se viene el próximo fin de semana, ponerse la ropa que le da un utilero. A fin de año -“seguramente”- el mediocampista dejará las canchas. “El fútbol me dio todo. Me hizo crecer como persona, me hizo conocer lugares que sino no hubiera conocido nunca, hizo que mi familia también conozca sitios en los que nunca hubiera estado si no fuera por el fútbol. Me dio la posibilidad de crecer en todo sentido. Esto es recíproco: el fútbol me dio mucho a mí pero yo le dí mucho al fútbol. Cuando uno va e insiste en algo seguramente las cosas llegan”, asegura mirando a los ojos.

Imágenes: NosDigital

Imágenes: NosDigital


-¿Vos qué sentís que le diste al fútbol?
-Tiempo. Mucho tiempo. Como cualquier jugador. A los 15, 16 años uno quiere empezar a salir y tiene que reprimir todas esas ganas porque tiene un objetivo claro, una ilusión por la que pelear. Las dos cosas no se pueden hacer. Me perdí cumpleaños, muchas cosas familiares por tener que estar concentrado, por tener que viajar. Es mucho sacrifico, pero también recibí mucho.
-¿Pensás cómo será el día que no te levantes a la mañana para venir a entrenar?
-Todos los que estamos grandes vamos pensando que se acerca el final y que ya hay sensaciones que no las vas a sentir más. Obviamente yo me puedo preparar de la cabeza pero cuando llegue el momento no hay fórmula. Uno tiene que saber asumirlo, terminar una etapa y saber que la vida sigue con un nuevo desafío. Es difícil. Muy difícil. Te pueden decir lo que vas a sentir: que el lunes a la mañana te vas a sentir raro, que el martes a la mañana vas a seguir en tu casa, que el miércoles ya estás mirando qué vas a hacer. Son sensaciones que uno va tratando de asimilar pero hasta que no lleguen no las puedo sentir. Estoy tranquilo porque sé que vengo pensando mucho en eso. Quiero terminar de la mejor manera posible y cerrar un ciclo sabiendo que hay otras cosas también.
-¿Qué hay?
-Mi familia, mis amigos. Sin ellos no hubiera podido hacer la carrera que hice. Mi esposa, mis hijos, mis padres, mis suegros. Todos me apoyaron en los momentos buenos y malos.
-¿Y después del retiro?
-Yo sé que voy a ser técnico. Es algo que quiero, que me gusta. Por eso estoy haciendo el curso. Tengo amigos como el Chino Saja o el Pela Aguirre que podemos ser un cuerpo técnico a futuro, aun no lo tengo definido. Me estoy preparando porque sé que es un lugar muy difícil y hay que estar muy bien formado.
-¿Después de todo lo que viviste, por qué querés ser técnico?
-Porque es lo único que se hacer. Me gusta el fútbol, me gusta el día a día que se vive acá. Me gusta estar con los chicos y enseñarles, transmitirles lo que a mí me paso. Obviamente que ser la cabeza de un grupo no es fácil, pero creo que puedo hacerlo. Trataré de sacar lo bueno y lo malo de cada uno de los que tuve. Ramón a mí me ha dejado muchísimo: fue el técnico más importante en mi carrera porque viví los mejor momentos. Pero el Bichi Borghi o Sabella, que lo tuve con Passarella, son técnicos que te dejan muchas cosas.
El Lobo, como se ve, es fútbol. Si hasta el apodo que lo marcó toda su vida –y que como suele pasar en el mundillo de la pelota, también heredaron sus hijos- se lo puso un técnico de baby, en Boulogne, que a todos los pibes les ponía un apodo de animales y a Ledesma le toco lobo por sus ojos grandes y negros y profundos. “Increíblemente el otro día fui a jugar un partido a beneficio y mientras me estaba cambiando vino un hombre y me dice: ‘afuera está Miguel, un señor que dice que fue el que te puso Lobo’. Y era él, que fue mi técnico en el baby fútbol. Estuvimos hablando. Fue algo muy lindo. El baby potenció mi forma de jugar. Yo creo que ya tenía este estilo, pero el baby es algo importante para los chicos. Te da cosas que no te las da el césped: la cancha rápida, la pelota chiquita te dan otras cosas”. No hace falta ser un estratega para saber cuánto cambió el fútbol desde 1997, años del debut de Ledesma con la camiseta de Argentinos, hasta hoy. Él, sin embargo, no modificó nada: ni su aspecto físico, ni su peinado, ni sus principios ni su manera. “Siempre lo hice así. Juego así. Hay técnicos que me han querido cambiar, que me pidieron que le agregue el juego largo, algún pelotazo. Sinceramente, es algo que podría haber incorporado. Pero nunca lo pude hacer. No lo hago porque así es mi manera, puede ser que sea una contra. Pero en otros momentos me benefició mucho porque me ha dado lugares importantes. Me gusta tener mi propio estilo, la verdad. A esta altura, ya no lo puedo cambiar. Juego corto y juego corto. No me gusta tirar un pelotazo, ya no lo voy a hacer. La etapa en la que lo podría haber cambiado ya pasó. Por ahí a esta edad, sabiendo que los chicos son más veloces, trato de resolver más rápido. Eso sí”.
-¿En Europa te hiciste lugar con este estilo también?
-Yo llegué hace diez años a un fútbol alemán que no era como el de ahora. En Alemania han cambiado mucho: era un fútbol fuerte, donde no se jugaba por abajo, donde los centrales no se le pasaban a los volantes sino que salteaban las líneas y se la tiraban directamente a los 9 grandotes. No era mi juego. Traté de adaptarme pero me costó muchísimo. Había que jugar más fuerte, más brusco, el mano a mano había que ganarlo sí o sí. Hoy el fútbol alemán es más vistoso. Tanto Alemania como Grecia son culturas muy diferentes pero como persona me han hecho crecer muchísimo. Cuando llegás te parece que hablan en un idioma que va a ser imposible entenderse, pero te vas acostumbrando. En un momento hasta entendés el idioma. Creo que pasa por las ganas de abrir tu mente, de captar las vivencias y de vivir en ese lugar.
-¿Hay alguien que juegue como vos en el fútbol de ahora?
-A mí me gusta mucho Cirigliano. Hoy no está jugando, pero me parece un gran jugador. Me veía reflejado en él, cuando estaba en River hablaba mucho con él. Es mucho más fuerte que yo y tiene mucho más despliegue, pero tiene características mías. Está pasando un momento difícil, pero cuando juegue lo va a demostrar.
Ledesma es categoría 78, algo que en La Paternal es un sello: Juan Román Riquelme, Nicolás Cambiasso, Sucha Ruiz y Mariano Herrón son algunos los apellidos más famosos de esa edad que surgieron del Semillero del Mundo. Hasta eso pudo elegir el Lobo: después de marcar su primer gol con la camiseta de River, en un Monumental repleto que festejaba el primer título millonario tras el regreso a la A, el volante optó por volver al club que lo formó para dar ahí sus últimos pases. “Termino donde arranqué, que eso es lo que yo elegí. No todos tienen la posibilidad de elegir donde terminar la carrera. Yo quería que sea en Argentinos, el lugar donde empecé. Vine, jugué, ascendimos, el equipo se queda en Primera. Más que eso no puedo pedir”, confiesa.
Le salió redondo el último capítulo, porque tuvo al mejor socio: Riquelme. “Este final de carrera que tuvimos con Román fue increíble. Mi papá es muy amigo de Cacho, el padre de Román. Venían a vernos ahora y era algo raro, porque cuando éramos nenes nos venían a ver en inferiores. Son amigos desde esa época, hace veinte años. Ahora –repasa en su cabeza y cuenta- nos veían desde la platea, retirándonos, ya con una carrera hecha. Era una sensación muy rara pero linda. Mi viejo me acompañó a todos lados. Las generaciones van pasando y ahora me tocará acompañar a mi hijo como lo hizo mi papá conmigo. Obviamente que lo de mi viejo fue mucho más valorable porque teníamos menos posibilidades, había que subirse al bondi y viajar dos horas. Ahora yo puedo agarrar un auto y llevarlo a donde quiera”.
-¿Tus pibes juegan también?
-Tengo dos varones. El más chiquito, que tiene 10, dice que va a atajar. Que es arquero. El otro, de 13, juega. Increíblemente juega de 5 y lindo. Está jugando en el barrio. Está todo el día con la pelota. Es muy parecido a mí, pero todavía es muy chiquito. Le digo que se divierta, nada más. Cuando puedo voy a verlo. Se que cuando deje de jugar es algo que voy a poder hacer siempre y eso es algo que quiero hacer, porque de ellos me perdí muchas cosas.

Obsesión por la memoria

Mayra Martell es una fotoperiodista mexicana obsesionada con documentar las modalidades de la desaparición y la violencia en América Latina. Desde su trabajo con las madres de niñas y jóvenes desaparecidas en Ciudad Juárez definió su objetivo: «es una forma de narrar la historia de lo sucedido desde una perspectiva emocional y cotidiana para las futuras generaciones».
La ropa de todos los días, una foto de la infancia, una lista de metas a corto y largo plazo, la cama – tendida, siempre, en una espera infatigable –, el mechón de pelo de bebé, unos stickers de princesas en la pared del cuarto. Colecciones de objetos que no alcanzan a representar lo que evocan: la ausencia. Y el dolor que produce. Las que faltan en las fotos, recuperadas en estas huellas de vida: Erika Carrillo, Elena Gudían Simental, Neyra Cervantes, María Elena García, Ana Azucena Martínez, María Guadalupe Pérez Montes, Paulina Luján, Diana Noraly Piaga Reyna, Griselda Muroa López, Jazmín Chavarría Corral, Cinthia Jacobeth Castañeda Alvarado. El total trepa a 72 chicas, de entre 9 y 21 años al momento de su desaparición en Ciudad Juárez, México. Sus historias son el eje del trabajo “Ensayo de la identidad” de la fotógrafa mexicana Mayra Martell.

Diana Noraly Piaga Reyna, 16 años. Desapareció el 27 de febrero del 2009, trabajaba en una maquila en el turno de la mañana. Foto de la pared de su cuarto. Mayra Martell.

Diana Noraly Piaga Reyna, 16 años. Desapareció el 27 de febrero del 2009, trabajaba en una maquila en el turno de la mañana. Foto de la pared de su cuarto. Mayra Martell.


– Cuando las madres ven el trabajo es muy triste, de pronto acarician las fotos en donde aparecen las pertenencias de sus hijas. A las muestras siempre llevo un libro de anotaciones y después se los muestro. Cuando ven las cosas que escriben los que vieron las fotos, se emocionan, se alegran de que se conozcan las historias de sus hijas. Las fotos no buscan ser “las grandes fotos”, cobran sentido porque son algo de alguien, retratan objetos de personas que no están. El  trabajo es nombrarlas: esta es la historia de esta chica y ella no está. Siempre lo pensé como un acompañamiento para las madres. Son mujeres que están solas, no hay una organización social que las una, están solas en manos de asesinos.
Mayra Martell nació y creció en la misma Ciudad Juárez que hoy documenta con su cámara. Cuando trabajaba como periodista en la sección de Cultura de un diario, el fotógrafo tuvo trillizos y la cargó con la responsabilidad de las imágenes. Mayra, que hasta el momento “no era buena en nada”, encontró ahí un lenguaje para expresarse y comunicar. A los 19 años, se había ido de Juárez, a estudiar; seis años después, en el 2005, cuando volvió, la ciudad estaba empapelada con fotos de chicas desaparecidas. Ella tomó nota de las direcciones en los afiches y comenzó a tocar sus puertas.  “Tiene ventajas haber crecido ahí para hacer el trabajo, yo soy re malandra, me he movido ahí desde muy chica, sé por dónde ir, creo que por eso he zafado tanto. Digo zafar porque en diez años de trabajo me topé con un montón de problemas, con la policía siempre encima, estuve detenida dos veces. Incluso problemas con las personas involucradas en las desapariciones”. Tras una década de trabajo continuo, Mayra afirma –desolada- que Ciudad Juárez no cambia: “Ahora, estaba haciendo un documental sobre los reporteros de prensa de Nota Roja – similar a nuestra sección Policiales – y me contaban que en un turno de 8 horas podían llegar a documentar 32 asesinatos. Imagínate el grado de violencia. Y las mujeres son las principales víctimas. Es jodido, porque entonces surge esto de para qué hacemos lo que hacemos si todo sigue igual. Pero la verdad es que estamos aquí y toca hablar de lo que pasa. Es una forma de narrar la historia de lo sucedido desde una perspectiva emocional y cotidiana para las futuras generaciones”.
De la galeria Ficheras de Mayra Martell.

De la galeria Ficheras de Mayra Martell.


Mientras repasa sus proyectos, Mayra recurre una y otra vez a esa expresión “estás ahí y te toca”, como quien asume una responsabilidad, un compromiso, pero también como quien no se anda con demasiadas vueltas a la hora de actuar. Para describir lo que la mueve a seguir una historia la palabra que emerge es obsesión: “Cuando elijo un proyecto es porque me interesa y me obsesiono con el tema, quiero saber qué pasa, entonces voy. Así funciono. Mariel, una fotógrafa con la que crecí, me decía: ‘Mayra, yo he conocido gente que convierte su trabajo  en una obsesión, pero para vos, tu trabajo es la obsesión misma’. La obsesión me da todo, es mi eje”. Y desde ese lugar se involucra con la gente, no como fotógrafa, sino de persona a persona, se compromete emocionalmente en cada historia: “Yo no lo separo. No es que cumplo un horario, me meto de lleno. Al fin y al cabo uno tiene que entender que nunca hay que desvincularse. El hecho de haber compartido momentos tan importantes te va a unir a esas personas toda la vida, porque te llevaste un documento de ellos, estuviste en un momento de su vida, todos somos conexión de los otros, ¿dónde empieza uno y termina el otro? En todos los trabajos, creo que se ve que estoy ahí”.
Con ese espíritu forjó sus vínculos con “las madres de Juárez”: “me han ayudado mucho, fueron muy protectoras conmigo y me formaron de cierta manera”. En 2010, un hecho obligó a Mayra a “salirse” de Juárez y tuvo que interrumpir el contacto por un tiempo. Marisela Escobedo Ortiz, amiga de Mayra, fue asesinada frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua, mientras realizaba una protesta para reclamar justicia por el asesinato de su hija. El disparo fatal en la cabeza fue capturado por una cámara de seguridad, cuya grabación se transmitió en los noticieros. La hija de Marisela, Rubí Marisol Frayre Escobedo, había sido asesinada en el 2008, a sus 16 años, por su novio, Sergio Barraza Bocanegra, quien estuvo cuatro años prófugo. Marisela venía denunciando amenazas por parte de la familia de Barraza, que estaría involucrada en el cártel “Los Zetas”. En el 2012, la Justicia mexicana identificó y procesó al autor material del asesinato de Marisela, José Enrique Jiménez Zavala, y ese mismo año, el presunto autor intelectual de su muerte y asesino de su hija, Sergio Barraza Bocanegra, murió en un enfrentamiento con militares en el estado de Zacatecas.
– Estos diez años me requirieron un trabajo muy grande a nivel emocional. Hace unos meses terminé de tomar conciencia de cuánto me ha afectado, es muy fuerte, desde estar en funerales, cuando encuentran los cuerpos, estar con presuntos homicidas, estar con las madres… Es mucho. Incluso ahora que se están llevando a cabo algunos juicios, llenarse de una información de terror, conocer cómo fueron los últimos momentos de esas chicas, se sabe que hasta las metían en la cárcel, las llevaban para los reos. Las madres están muy mal, por supuesto que querían la verdad y justicia, pero todo este terror las sobrepasa.
Mayra ha documentado otras modalidades y escenarios de la desaparición y la muerte. En su trabajo hay una pregunta omnipresente: “¿Qué es la ética para mí? Es algo que siempre estoy pensando. En el momento estoy ahí y siento que tengo que hacer la foto, porque la gente tiene que ver lo que está sucediendo. Me pasa de estar con la cámara en situaciones terribles y tengo que estar momento a momento redefiniendo los límites. Trato de ser lo más respetuosa posible, no saco la foto y me voy, realmente acompaño y soy parte del proceso. Entonces hay veces que tengo que bajar la cámara”.
Otro de sus proyectos fue documentar al pueblo saharaui tras la ocupación de su territorio por parte de Marruecos en 1975. A partir de un trabajo en los campos de refugiados en Argelia y otro en territorio ocupado, Mayra intentó aportar a la reconstrucción de la memoria de lo que fue la huida forzada de su propia tierra y las desapariciones que el Estado marroquí continúa perpetrando al día de hoy.
Campamento de refugiados Smara. Mayra Martell

Campamento de refugiados Smara. Mayra Martell


Incluso en Argentina, realizó un trabajo junto con la Fundación María de los Ángeles, a cargo de Susana Trimarco, madre de la desaparecida Marita Verón. El proyecto consistía en hacer un taller con chicas recuperadas de redes de trata: “La idea era enseñarles a usar la cámara y que documentaran un poco su vida. Era muy impresionante que cuando ellas sacaban fotos de su casa, en las recámaras, eran muy parecidas a las mías. Muy fuerte, la misma toma, parecían de mi serie. Y muy gratificante a la vez trabajar con la vida y no con la muerte. Un poco de calorcito, el hecho de que ellas hayan podido volver, aunque sin borrar todo el terror por el que pasaron. Me gustó mucho la experiencia”.
Mayra en Buenos Aires.

Mayra en Buenos Aires.


Colombia fue también escenario de su trabajo. Sobre ese proyecto, escribió: “Estiven es uno de los cientos de jóvenes llamados ‘falsos positivos’: desapariciones a manos del ejército colombiano, luego declaradas como bajas de guerrilleros en combate. Por cada guerrillero (positivo muerto), los soldados recibían incentivos económicos, días libres y ascensos. Así, empezaron a secuestrar varones de 15 a 30 años, en los barrios más pobres de Colombia. Los enviaban a diferentes partes del país (la mayoría a Ocaña, una ciudad norteña), los asesinaban y los presentaban como guerrilleros muertos”. Mayra retrató a las madres desenterrar con sus propias manos los cuerpos de sus hijos de las fosas comunes.
Cruzando fronteras, Mayra descubre una misma trama de violencia institucionalizada y se propone documentarla, para así dotar de nombres, caras e historias a una realidad en gran parte naturalizada. En la fotografía encuentra un modo de narrar la historia y dejar así un testimonio para el futuro, cargado de la vivencia y la emoción del “estar ahí”.

La razón de mi mamá

Por El pibe de los pasegol.
Mi mamá me dijo muchas veces que me iba a morir en una cancha si seguía sufriendo así. La primera vez que la escuché me causó gracia; la segunda, me dio un lamentable –visto ahora, con el tiempo a mi favor- orgullo ser un fanático del fútbol; y la tercera, consideré como una más que interesante opción transformarme en un viejo Casale de carne y hueso -el que no leyó el fenomenal cuento del Negro Fontanarrosa, hágalo ahora mismo-. Hoy ya no pienso nada de todo eso que pensaba cuando era un pendejo al que se le cagaba el fin de semana cada vez que su equipo perdía. Hoy siento, incluso, vergüenza de esa actitud pseudo-irracional que, a diferencia de lo explicado por Jorge Valdano, ponía a este juego en el lugar de lo más importante dentro de las cosas muy importantes de la vida. Y otro detalle más, nada menor en esta circunstancia: hoy soy el entrenador de una banda de entusiastas perdedores que no pierden el ánimo ni siquiera después de devastadores papelones deportivos y tengo que mostrarme delante de mis jugadores como un ejemplo ideológico, moral y psicológico a seguir. ¿O no?
Saqué todas estas conclusiones berretas después de un sábado de otoño en el que, por supuesto, nos fuimos con la cabeza gacha. Ocurrió lo que suele ocurrir: imaginé un partido, di las indicaciones necesarias para que se desarrollara lo que había trazado en mi cabeza y sucedió exactamente todo lo contrario. Sinceramente, y no lo enuncio para quedar bien con nadie, la culpa no es de los muchachos. Creo que la causa central de tanto fracaso consecutivo es, por sobre todas las cosas, que mis planificaciones están fuera de contexto y que responden mucho más a mis deseos de parecerme a Pep Guardiola que a la pobre realidad de un tipo que pretende reemplazar al saber con las ganas. Es verdad que tampoco ayudó que el cuatro viniera medio borracho y que el diez estuviera sumergido en una depresión profunda porque la novia lo engañó por sexta vez en seis meses. Pero la responsabilidad, como debe ser, es mía y solamente mía.
Sin embargo, lo fundamental en esta historia es que, antes de que empezara ese partido, vi a dos hermanitos de no más de 10 años que jugaban en un costado con una pelota un poco desinflada y un poco descolorida. Y ahí, mientras pensaba cómo hacerle entender al tres que tenía que tocar e ir a buscar al espacio vacío, advertí que no podía seguir dirigiendo con una actitud histérica que bordeara el descontrol. En apenas un par de segundos, hice un breve repaso de lo bochornoso de mis actuaciones anteriores y me decidí a cambiar. Seguir así hubiera implicado una incoherencia absoluta con los principios que quiero transmitirle a mi equipo. Es claro: si se sostiene que el fútbol es un juego, y nada más que un juego, no se puede vivirlo como si se estuviera en la guerra, como si perder fuera una tragedia. Convencido de que había llegado el momento para madurar, me dispuse a realizar mi trabajo repleto de paz interior. 
No voy a mentir. No me fue nada fácil en los primeros minutos. Dos veces seguidas quisimos salir jugando y nos mandamos unas cagadas infernales. La puteada para uno de los centrales me recorrió la garganta, se me abalanzó hasta la lengua y apenas si pude contenerla. Lo sentí como un gran triunfo. Igual, el instante más complicado fue cuando nos hicieron el gol. Fue una jugada tonta, todo mérito nuestro. Ni bien vi que la volada del arquero era estéril, cerré los ojos con toda la fuerza, conté mil ovejitas y mil vaquitas y mil terneritos y mil cabritas y respiré profundo. Muy profundo. Enseguida, por suerte, el más chiquito de los hermanitos de no más de 10 años dio un pase largo y la pelota terminó en mis pies. Cuando se la alcancé, ratifiqué que estaba tomando el camino correcto en la vida.
El tramo final del partido fue a puro nervios. Que mi cara no transmitiera intranquilidad no significa que estuviera paseando por una playa paradisíaca de la Polinesia. Sin nada de claridad, tirábamos centros de un lado y del otro. No era ni ilógico ni injusto que empatáramos. Lo teníamos ahí, para explicarlo mal y pronto. Se iba la última. El cuatro, algo más sobrio que en el arranque, desbordó con una dosis de técnica que no figura en su repertorio. Para mi sorpresa, buscó bien el segundo poste, con algo de chanfle como para que el arquero no llegara a cortar. El nueve leyó bien la jugada, esperó a que la pelota bajara y la agarró de volea antes de que lo cerraran. Y el palo, sí, el palo, el puto palo, el palo de mierda y la reconcha de su madre, la devolvió. Y ahí mismo pasó lo que había tratado todo el tiempo de que no pasara: me saqué: me importaron un huevo los dos hermanitos de no más de 10 años y todos los pares de hermanitos de este país; me importaron un huevo todos los modales que deben acompañar a la moral en el fútbol; y me importó todo tanto un huevo que le pegué una piña al asiento del banco de suplentes y me fracturé dos dedos. Ya está, ya pasó, ya estoy haciendo kinesiología. Voy a tener que volver a empezar de cero. Todo sea para que mi mamá no termine teniendo razón.

África entre fronteras

Por Los de Arriba las manos.
Paja y piedras de fondo, como frente a un telón descansa sobre un paraje desértico en tierra de pocos. Entre fronteras, en un territorio cuya disputa actual es por la no incumbencia sobre los asuntos que allí se postergan, el lecho seco del lago Chad da la pauta del manejo de los asuntos regionales en esa triple frontera. De sus antiguas orillas, solo queda el rigor de una tierra agrietada que de pensarse a si misma, lo haría con la nostalgia de haber sido núcleo de fecundidad antes de haber sido desviada y aprovechada por el vecino mas poderoso en infraestructura, Nigeria, para potenciar su agricultura a costa de la de los demás campesinos y pescadores.
Sobre un banco liso y descobijado, es él el único que se mantiene inmutable frente a la enardecida actividad de carga y descarga que todos inician ni bien comienzan a llegar las camionetas desde Nguigmi, ultima frontera de Niger, hacia este lugar. Transportes desbordados donde los pasajeros serán el contrapeso y engarce necesario durante los días que tome el trayecto para que nada se caiga. Como alfileres, se van bajando respetando un orden desordenado pero construido durante el viaje, y al ver a todos debajo, parece imposible que hubiera espacio para tanto pasaje sobre el equipaje.
Sobresale porque sin mostrarse indiferente, parece nada tener que ver con lo que se negocia a su alrededor. Tierra de pastores nómades por su reverdecer en épocas de lluvia y por su oferta de agua permanente en el pasado, las costas del lago se mudaron hacia el interior[i] hasta presentarse hoy ese lugar como un sitio abandonado y mero camino de paso. Los pequeños refugios en las antiguas playas, ya deshabitados, son muestra de una mutación en el uso de los espacios y de una disputa cedida por los mercaderes estatales para el usufructo propio de los comerciantes, ganada luego por los contrabandistas, y perfeccionada como avispero de la transa de mercaderías de consumo “prohibido”. A veces el alcohol, a veces el tabaco o lo que el combustible exija como moneda de cambio, lo que menos se discute es la tasa que deberá pagar el migrante para poder atravesar el espacio sobre el que no tuvo margen de opinión. Omisión estatal que posibilita la acción, el migrante amortiza los costos de los transportistas montado sobre la carga sin esquivar los cánones de importación.
Y como el lago corrió sus fronteras hacia el centro, también lo hicieron las rutas que lo circundaban, y todavía a más de 3.000 kilómetros de la costa mediterránea libia, a donde se supone muchos migrantes esperan arribar tras el desierto, llama la atención la cantidad de hombres que se encuentran marginados de toda actividad y asisten como espectadores a todo lo que sucede a sus costados. Difícil hubiera sido adivinar que todo esto, semejante espacio al aire libre y con pocas sombras a las que acudir, se trataba de un centro de detención de migrantes, a ciertos ojos, clandestinos.

Por Los de Arriba las manos.

Por Los de Arriba las manos.


El trovador lo describiría ser de la nada, con absoluta ironía, pero el había nacido en África Occidental y recorrido las líneas que atraviesan el mundo. Las habría dibujado en forma de puntos si pintara, pero no teníamos cómo ni ganas. La pleitesía de una sonrisa triste contradeciría la historia por detrás. Habiendo atravesado Sudán y Chad, y acostumbrado a trabajar en cada sitio para poder seguir subvencionando su andar, llegó a estos controles sin suficiente dinero para pagar el tributo que se solicita en todos los controles, y a pesar de tener pasaporte en regla y todo signo propio de identidad solicitado, fue detenido, desposeído, indocumentado y liberado a su suerte en medio del desierto sin más nada que negociar. No es el migrante típico, joven, dispuesto a todo con tal de continuar, no. Se trata de un hombre cansado de ciertos maltratos que se “negaba a colaborar”.
“No siempre fue así. En otras épocas se podía circular con libertad y el trato con los oficiales era diferente y respetuoso. Sin embargo, hace algún tiempo los conflictos fronterizos y las dificultades económicas se sienten cada vez más, y florecieron todos estos controles haciendo imposible tener el suficiente dinero para poderlos cruzar” Nuestra experiencia corroboraba algo similar. Aún viniendo desde el otro lado, cada 20 o 30 kilómetros, a veces menos, los caminos se encontraban cortados en espacios donde era imposible esquivarlos, para llevar adelante controles donde cada pasajero es obligado a realizar un aporte de acuerdo a su nacionalidad, sin importar demasiado la documentación real. A veces era por Boko Haram, otras por control territorial, solo permiten circular hasta las 17.00 horas y pasado ese horario no se puede continuar.
El patrón común en los controles, además de tal rigurosidad, es la suerte a la que quedan echados aquellos que no lo pueden afrontar. En los mejores de los casos, en los controles internos, quedarán a su suerte en el mismo lugar, sin derecho a nada y no mucho mas. En los casos fronterizos, sin embargo, la proliferación de los campos clandestinos de detención es una cuestión mas complicada. Rosso al norte de Senegal, Tamenghest al sur de Argelia, Kara lo mismo en Libia, Al Geneina en el oeste de Sudán, se habían estructurado como localidades-centro de detención para los migrantes que las quisieran atravesar. Allí, las condiciones de hacinamiento, maltrato e inanición son las que difunden quienes tuvieron la mala suerte de visitar, y esta política no es casual. Tiene un patrón común: la migración como amenaza que debe ser contenida y combatida como tal.
Del principio de “intangibilidad de las fronteras” del que partió la Organización para la Unidad Africana en 1963 poco parece quedar. La regionalización de los conflictos y la proliferación de los “focos de tensión situados a lo largo de los espacios fronterizos”[ii], hablan de conflictos de soberanía o territoriales que son fija en la región. Sahara Occidental al oeste, el reclamo Touareg en Azawad, la frontera sur de Libia y Darfur entre Chad y Sudan, sumado a la creación de Sudan del Sur y el conflicto limítrofe entre Eritrea y Etiopía, terminan trazando una línea chueca pero horizontal de conflictos que afectan a la región del Sahara en su totalidad.
Los elementos funcionales a estos sistemas de conflictos son múltiples, la delineación foránea de los límites fronterizos, la apropiación y privatización para su explotación de los recursos naturales, la consolidación de Estados nacionales rigurosos desde capitales que se sienten muy alejadas a sus fronteras, dificultosas transiciones democráticas desestabilizadas desde la injerencia extranjera, y las propias dificultades internas de gobernanza dan mucha tela para cortar. Sin embargo, todas estas imperfecciones si sobre un grupo se ciernen en la actualidad, es sobre los que no encuentran otra opción que la necesidad de migrar.
“No puede haber paz con fronteras discutidas, no asumidas, donde lo único ampliamente compartido es el miedo al vecino”[iii], miedo infundido y consolidado que legitima el presente accionar de retener a los migrantes y liberar solo aquellos que tienen la pequeña fortuna acumulada que cada control obliga a pagar. Sin embargo hay un elemento sobre el que nos detendremos porque es común a toda la región: el fortalecimiento de estas políticas desde la cooperación internacional.
Desde la construcción del Espacio Schengen como espacio de circulación de personas y bienes en Europa (1985) al fortalecimiento de las fronteras exteriores de su actualidad, la Unión Europea negoció su ampliación y la adhesión de los países periféricos a cambio de que vigilaran sus fronteras, refuercen los estándares obligatorios y avancen hacia una transnacionalización de sus controles fronterizos[iv]. Tras los acuerdos de Amsterdam (1997), los Estados Parte le transfirieron a la U.E. la competencia en materia de Inmigración y Asilo, que a partir de los acuerdos de Tampere (1999), se fue delineando en torno a una política común de “enfoque global”.
Este enfoque a lo que se referiría es a la migración como amenaza y a la necesidad de “combatirla” desde una lógica de reciprocidad, donde la responsabilidad de los controles migratorios ya no recae sobre las fronteras exteriores europeas, sino especialmente sobre los países limítrofes y los terceros países considerados países de origen de la migración a gestionar. Desde entonces la lógica asumida por la Unión en su conjunto es la de externalizar los controles “basándose en una evaluación de la evolución económica y demográfica de la U.E.”[v] en el marco de la ayuda financiera, donde las sanciones serían económicas y las contrapartidas hacia los países que las adopten serían políticas y comerciales especialmente en lo que respecta a los espacios de colocación de sus materias primas.
Los atentados del 11 de septiembre y los sucesivos ataques en Madrid y Londres, sirvieron como argumento para endurecer las políticas migratorias sobre las regiones circundantes a Europa hasta fortalecer el rol de los llamados Estado Tapón. Las normas vinculantes en torno a internamiento, repatriación, retorno y expulsión se endurecieron hacia el seno de la Unión, mientras ésta misma, en el Consejo de Sevilla (2002), supeditó toda cooperación y ayuda financiera a una Cláusula de Inmigración a negociar con los terceros países. Esta obligación hacia los Estados Miembros, considerada inaceptable de acuerdo al propio Comité Económico y Social de la propia Unión[vi], reforzó todos los espacios de reclusión de los migrantes hacia el exterior y la proliferación de los centros de detención en los terceros países como mecanismo de negociación.
El impacto de estas negociaciones, sobre todo frente a países con serias dificultades para sostener regímenes democráticos resultado de la propia geopolítica internacional, fue la institucionalización y proliferación de campos de internamiento a lo largo de las fronteras sur de los países considerados de tránsito, en el camino de los migrantes desde África subsahariana hacia el Mediterráneo. Así Mauritania, Marruecos, Argelia, Níger, Libia, Chad, Sudán y Egipto, no protestaron a la hora de poner a funcionar centros de detención para los migrantes de Rep. Centroafricana, Congo, Camerún, Nigeria, Burkina, Costa de Marfil, Guinea, Sierra Leona, Mali y Senegal sin discriminar, mientras Europa se encargara de financiar su política migratoria general. Y frente al fortalecimiento de esta política criminal, los Estados hicieron la vista gorda ante a la proliferación de controles de índole similar para impedir el traspaso de los migrantes y despojarlos de todo su material.
II

II


A su vez, la discrecionalidad de los controles permanentes y lo inhóspito del territorio a atravesar, hace que ni falta haga el encierro de los migrantes, sino dejarlos a su propio andar. Los controles les convienen alejados de los centros urbanos o de las aldeas donde uno pueda apelar a cualquier tipo de solidaridad, y aquel que no tenga algo que negociar, simplemente será bajado del carro y obligado a caminar. A su vez, los controles migratorios fronterizos no contemplan la situación de aquellos cuyos documentos de viaje están en regularidad y se niegan a estampar el sello en el pasaporte a menos que uno lo exija y este en condiciones de pagar adicional. La idea general parece ser la de no dejar rastro de los migrantes por el suelo nacional, para que luego no sean repatriados hacia esos espacios con los costos que eso supone y los terceros países están obligados a afrontar.
Para mejorar la eficacia de los controles migratorios estratégicos, la U.E. creo a su vez a Frontex, la agencia operativa de frontera con mayor presupuesto continental, cuyo objetivo es también reforzar los controles migratorios en el exterior y delinear una política homogénea sobre el perfil de aquellos que a la Unión si le interesa dejar entrar. Esta política se visibilizó a partir del Pacto Europeo sobre Inmigración y Asilo, y el llamado “Programa General de solidaridad y gestión de los flujos migratorios”[vii] donde la discusión se centró el tipo de inmigración que Europa pretendía viabilizar, con la necesidad de pasar de una inmigración “Padecida” a una inmigración “Escogida”[viii]. A partir de allí, los espacios de detención e internamiento servirían como lugar adicional para identificar el perfil de migrantes que los Estados de la Unión Europea se interesaran en escoger y recolocar, para que de acuerdo a cuestiones económicas y demográficas ciertos cupos fueran posibilitados de continuar.
También se suele considerar que aquellos migrantes que sobrevivieron a años de trabajo en condiciones de empleo muy exigentes para poder asumir los costos de atravesar la región del Sahara, que a veces puede llevarles entre 3 y 4 años, y la entonces demostrada capacidad para sobrevivir a un cruce en balsas con alto índice de mortalidad, tienen el perfil deseado en los sectores informales para trabajar en condiciones de explotación y precariedad bajo intimidación permanente, con la presión de los sueldos a la baja que ciertos sectores pretenden impulsar con su presencia.
En términos de regulaciones internas y de protección de los derechos fundamentales de todas las personas dentro de la Unión Europea, el hecho de no reconocer tales derechos a los no nacionales por igual, generan condiciones de precariedad y el temor permanente de ser detenidos y expulsados, con la incapacidad que eso genera para establecer vínculos de solidaridad política y agrupación colectiva para reclamar.
Las declaraciones del Ministro de Exteriores de España[ix] justificando la financiación y cooperación con el centro de detención de migrantes apodado Guantanamito, en Mauritania, país gobernado desde 2008 por un régimen militar a partir de un golpe de estado, donde los migrantes viven hacinados y en condiciones lamentables, visibilizan una relación de fuerzas generalmente negada por los sectores de poder en las etapas de negociación de políticas de financiamiento norte-sur, especialmente en la región con menor índice de desarrollo global y mayor dependencia (fomentada) de la cooperación internacional y la ayuda humanitaria.
Finalmente, el impacto certero y convenientemente lejano de estas deslocalizaciones de la política restrictiva de la Unión Europea, no radica tanto en la desarticulación interna de la limitada soberanía incluso geográfica con que cuentan los países africanos mas dependientes, sino en la extorsión a la que son sometidos para contener los movimientos migratorios que tienen causas que exceden enteramente la cuestión laboral, política o económica si se quiere, sino la cuestión vital.
En una región donde se entrecruzan una concepción política histórica del territorio como fuente de producción para la distribución regional, con la impronta colonialista reciente de las fronteras nacionales, el punto de presión final termina siendo la proliferación de autoridades cuya misión es contrarrestar la movilidad individual para limitar la emigración al considerarla ilegal.
Así, la única transgresión del viajero consistirá en no tener como pagar. Y por castigo, la detención y el absoluto desarraigo de no poder continuar. Cada puesto de control termina siendo un puesto de detención en libertad. La migración como industria lucrativa, es el filtro mas pesado que el que busca nuevos horizontes debe atravesar. En el medio van quedando relegados los que no tienen, los que no llegan, y los que el mundo termina de borrar.
III

III


Que vida mejor iba a terminar encontrando yo que la de regresar todos los días a la vieja finca, saludar a mi madre, descansar junto a mis hermanos y ver ser padres a mis hijos viendo corretear a mis nietos”. Sabe que es posible que no se llegue a dar. En los desiertos, especialmente en los pantanosos, también proliferan espejismos imposibles de atravesar.

[i] Desde 1962 su superficie se redujo en un 90%. Vease Romano Prodi. Salvataje del Lago Chad.
[ii] Véase Joseph E. Stiglitz. Aprender del “Caso” Etiopía. Banco Mundial. Abril 2002. Le Monde Diplomatique, Ed. Nº 34.
[iii] Idem.
[iv] Véase Migreurop. En los confines de Europa. La externalización de los controles migratorios. Informe 2010 – 2011. Paris, Francia.
[v] Ver Fernando Casas Minguez. Política de Inmigración de la Unión Europea. 2010. III Congreso de la Red Española de Política Social (REPS), Universidad de Castilla de la Mancha.
[vi] Idem.
[vii] Véase Comisión de las comunidades europeas. Una Política Común de Emigración para Europa: Principios, medidas e instrumentos. Bruselas, 17.6.2008
[viii] Ver Fernando Casas Minguez. Política de Inmigración de la Unión Europea. 2010. III Congreso de la Red Española de Política Social (REPS), Universidad de Castilla de la Mancha.
[ix] Según Europa Press. Moratinos se ofrece a "rehabilitar" el centro de acogida de 'sin papeles' en Nuadibú, conocido como 'Guantanamito'. 5/10/09

Cómo armar una Vela

Otra entrevista a la Vela Puerca, que no es una más: El Enano se abre a contar su doble personalidad, el grupo de amigos que convirtió en banda musical y cómo sobrevivieron al éxito.
El último censo publicado de Uruguay dice que el total de la población es de 3 millones 286.314.
Uruguay ocupa el 1% de la superficie del continente con una superficie de 178.000 Km2: casi la mitad de la Provincia de Buenos Aires.
Un poco más del 40% de la población, 1.319.108 de personas, viven en Montevideo, donde la superficie es de 530 km2.
Según el portal uruguayo “El observador” el 10% de la superficie de Montevideo está ocupada ilegalmente.
Los ilegales
Sebastián Teysera, una de las voces de La Vela Puerca, está sentado junto a una ventana que apunta al cielo de Palermo. Llegó desde Uruguay con nuevo disco: Érase (el séptimo de la carrera que se suma a dos DVDs) dividido en capítulos que relatan una historia. Llegó y se acomodó en esta silla para narrar su propia historia: la de una banda independiente que trepó lejos.
Desde un país donde los títulos anuncian cómo se ocupa el suelo, llegó a otro país donde la producción post 2001 se tiñó de un lema: ocupar, resistir, producir.

  • ¿Cómo se produce sin patrón?
  • Es un arma de doble filo, especialmente en la música. Tenés que generar su propia dinámica y entenderla: entender la idiosincrasia de tu propia empresa o fábrica. Saber qué es lo que la fábrica puede hacer, qué es lo que no, los tiempos que lleva. La creatividad es muy dedicada con respecto a producir, es muy difícil que alguien te diga: tenés que tener un disco para tal fecha. Lo puedo tener pero seguramente sea una porquería porque no es arreglar tornillos. Es complejo hacer canciones que vos puedas defender arriba del escenario; que sean honestas, que sean sinceras. Entender la idiosincrasia de ser tu propio jefe. Por ejemplo yo entendí que no puedo llevar una canción con la melodía, la guitarra, la línea de bajo, el arreglo de vientos, porque no funciona así. Conozco los obreros con los que trabajamos en la fábrica; si yo llego a hacer eso me cuelgan, me toman la fábrica. Sé que yo tengo que llevar la canción desnuda para que cada uno aporte, para que después con ese aporte cada uno se adueñe un poco de la canción.

 

El Enano de la Vela

El Enano de la Vela


Lo imposible
Traje miles de anzuelos solo para probar.
Traje las condiciones que no voy a aceptar.
 
“La Vela Puerca, te diría, es la primera banda de rock entre amigos que vive de la música”, dice Sebastián y revela una declaración de principios innegociables: por eso la banda nunca es más importante que el grupo de amigos. Por si hace falta, aclara: “La Vela no vale la pena tanto como para romper nuestra amistad”.
Nacida hace dos décadas, La Vela comparte hoy la misma forma de ganarse la vida, según Sebastián, con dos bandas más: “No te va a gustar y El cuarteto de nos. Las que salimos a buscar a otro lado, las que realmente nos tocó la edad para decir: juguémosla a intentar vivir de esto que nos gusta”.

  • ¿Hay algo generacional que lo hizo posible?
  • Es la generación de mediados de los 90, que rompió con una no utopía muy grande. Se rompió con lo que todo el mundo veía totalmente imposible: vivir de la música en Uruguay. Todas las bandas del mundo giran por el mundo, y allá ese concepto era totalmente extraterrestre. Ahora las bandas más jóvenes lo pueden ver, es real, te lo cuento yo: somos uruguayos, somos una banda de amigos, no tocábamos ni el timbre y acá estamos. Trabajamos y vivimos de esto.

La Vela Puerca, desde que decidió armar las valijas, tocó en Paraguay, Chile, Perú, Brasil, Costa Rica, Estados Unidos, México y muchos otros países. Giraron y giraron por Europa: en Alemania y España lo hicieron más de quince veces. En Argentina hicieron el circuito ascendente completo: Salón Pueyrredón, Catulo Castillo, Marquee, Cemento, El Teatro, Obras, Luna Park, Ferro y en octubre del 2012, en Vorterix, hicieron su show número 300 en el país.
Gestión mainstream
“No es fácil tocar en Uruguay, estamos hablando de Montevideo, el resto es casi nulo porque la mitad del país vive en Montevideo”.
Sebastián aclara que no es fácil ni para el under, ni tampoco para el después. ¿Por qué? “En Uruguay las salas de concierto son como hongos: aparecen, duran dos años, cierran, aparece otra, la pelea, cierra. Las cosas no duran; no hay boliches míticos”. ¿Por qué? “Generalmente por ruidos molestos. Los lugares no tienen la infraestructura para que duren: es una guerra con los vecinos hasta que dura lo que dura. Cierran y vuelve la lucha exactamente igual en otro lugar”. En Argentina sucede algo parecido: el artículo contravencional que más traba a los escenarios porteños es precisamente la que pena los “ruidos molestos”.
Porque no hay fomento estatal que ayude a revertir la situación, dice Sebastián: “Podrían perfectamente sacarle todos los impuestos a todo lo que sea cultural: música, teatro, danza, cine. Si nadie es millonario por hacer teatro, danza, música. Entonces si soy mi propio productor, no me mates”, propone.
Ahora La Vela Puerca juega otro partido. Como parte y arte del mainstream uruguayo se interpela cómo hacer para que otros entren a esa misma cancha. Y revelan la manera que ellos encontraron: circulando la información. “Tenemos una agenda abierta para quien quiera consultar, compartir, con quién hablo, con quién no hablo, consejos. Lo hemos hecho siempre y lo seguimos haciendo”.
La fórmula del éxito
Para La Vela Puerca, hay una sola: no te acomodes en el sillón.

  • Conocemos la fórmula que le cae bien a La Vela y repetirla sería el principio del fin para la idiosincrasia de esta fábrica. Lo primero que nos gusta es auto desafiarnos a nosotros mismos para contar cosas nuevas que nos llenen, que nos enseñen y que nos mantengan vivos. Repetir una formular es el principio del fin. Nos gusta el coqueteo con el suicida artístico. Tiene sus consecuencias, también. Entendemos que la vida de una banda es como la vida de cualquier persona: es una parábola que sube y baja; no todo el mundo es feliz todo el tiempo ni es triste todo el tiempo. En el momento que vos entendés esa parábola, la asumís como algo normal. Es así, tiene que ser así. No me la creo la del éxito constante, ni tampoco el fracaso horrible. Cuando vos llegás a cierta masividad es mucho más fácil mantenerte vivo, no en el éxito, pero si mantenerte vivo. La vida es así: Te da solo para quitarte…

Imágenes: NosDigital

Imágenes: NosDigital


Apartado de diván
Y cierto día con el sol en la piel, abrí la puerta de mi lado feroz
y dije lobo no está, ya tenés mi perdón.

A Sebastián Teysera todos le decimos “El enano”. Geminiano, las dos caras aprendieron a convivir.
“Me costó mucho convivir con El Enano y ser Sebastián al mismo tiempo. Me costó diván. Estaba ofuscado, no sabía ni por qué, me cayó la ficha y trabajé en eso: el enano es el enano y Sebastián es Sebastián”

  • ¿En qué parte se tocan?
  • Son las dos personas, abro el espacio a las dos historias. El personaje que uno se creó, que uno es con respecto a la gente y quien es uno en su vida cotidiana.
  • ¿Hay algo que para Sebastián sea innegociable?
  • Sebastián lo que pide es tiempo para ser Sebastián. El Enano odia a todos, es un personaje. Le tengo que dar espacio a Sebastián: es fundamental el equilibrio de los tiempos para ser una cosa y otra.
  • ¿Dónde sos Sebastián?
  • En mi casa soy Sebastián, cuando me voy a pescar también. El Enano toca, pero Sebastián también, y más libre. Eso lo entendí cuando Sebastián tocaba la guitarra y andaba con la guitarra para todos lados, pero cuando la guitarra se transformó en un instrumento de laburo dejé de llevarla. Me iba de vacaciones y no me la llevaba ni en pedo, cuando antes moría sino la tenía. ¿Por qué no me la voy a llevar? No tengo que tocar canciones de La Vela, ni delante de nadie: soy Sebastián.

Desidia en sangre

Empresas con fondos públicos que no reparten suficiente agua + falta de obras públicas + fábricas que contaminan los ríos + organismos estatales con presupuestos millonarios que hacen nada = plomo en sangre.
Pb: El plomo es un elemento químico de la tabla periódica, su número atómico es 82 según la tabla actual. El plomo es un metal pesado.
Eso es lo que los pibes de Villa Fiorito tienen en la sangre: metal pesado.
Y es que los muchos problemas ambientales que sufren los habitantes de Fiorito no sólo se huelen y sienten, si no que ya están instalados en los cuerpos de pibes y adultos, tanto que se leen en sus análisis de sangre.
Pero el plomo en el cuerpo de los nenes pobres no queda sólo ahí, fluyendo en su torrente sanguíneo: afecta su capacidad de aprender, de desarrollarse, de jugar, de vivir.

_MG_0077
plomo en sangre
plomo en sangre
Cómo contaminan los cuerpos
Tamara vive en una casa de chapa, madera y cartón pegada a la fábrica Camilo Ferrón S.A, que produce margarina. Además de producir un ingrediente para ricas tortas, Camilo Ferrón S.A. tira sus desechos por una tubería que da a la casas de vecinos de Fiorito, y lejos de endulzarles la vida, se las llena de olor a mierda.
“A veces no podemos ni comer del olor que hay acá” cuenta Tamara con su beba Aymara en brazos. Otros vecinos asienten y cuentan cómo amanecen con una capa de polvo parecida a una telaraña que lo cubre todo, o cómo a veces de las chimeneas salen despedidas cantidades de una sustancia que parece arena. Y además de su palabra, en el piso de tierra se ven las manchas negras que deja la grasa que esta fábrica desecha en las calles del barrio.

plomo en sangre

Algunas casas están pegadas al paredón de la fábrica. Fotos: NosDigital.


Mirta, otra vecina de la fábrica, imita el sonido del agua fluyendo carraspeando con los labios, para mostrar cómo es el ruido que escucha todas las noches, cuando la fábrica abre la canilla y tira sus desechos tóxicos por una tubería que da a la calle Esquel de Villa Fiorito.
Camilo Ferrón S.A. es una de las muchas fábricas que lanzan sus desechos al Riachuelo, contaminando el agua y los suelos de la cuenca del Arroyo Matanza-Riachuelo. En esos suelos viven Tamara, su beba Aymara, Mirta y unas 3 millones de personas más. Un 10 % de la población de la Argentina, ubicada en un 0,1 % del territorio nacional. Todos ellos son habitantes de barrios que descansan sobre la cuenca del rio.
Los hijos de Tamara tienen plomo en sangre, al igual que la mayoría de los pibes de la zona. Los datos con los que se cuentan para analizar el alcance del plomo en los cuerpos de los chicos se desprenden de una campaña que realizó en el 2011 Médicos del Mundo, el Foro Hídrico de Lomas de Zamora, vecinos y docentes en Villa Lamadrid (pegada a Villa Fiorito). De esa campaña se desprendió que el 85% de los pibes de Lamadrid tienen plomo en sangre.
Las cifras oficiales también existen, ya que la ACUMAR (Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo) tomó muestras de sangre el año pasado a cientos de chicos en Villa Fiorito. ¿Los resultados? Se los mencionaron oralmente a las familias, no les entregaron los análisis, y nunca fueron difundidos.
La ACUMAR es la responsable de sanear la cuenca donde viven todos esos pibes con plomo en la sangre. Para eso tiene un presupuesto millonario (según la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires la ACUMAR recibió $ 1.412.824.856,00 entre el 2010 y 2013, de parte de Nación, Provincia y Ciudad de Buenos Aires). Pero cuando le preguntas a Tamara si sabe qué es la ACUMAR, no la conoce. Por su casa nunca pasaron.
plomo en sangre

Este pasillo se extiende paralelo al paredón de la fábrica y allí viven cientos de familias. Fotos: NosDigital.


Por su casa sí pasó Maria Eva Koutsovitis, integrante del Foro Hídrico de Lomas de Zamora e ingeniera del Departamento de Hidráulica de la UBA. El Foro, con el apoyo de otras organizaciones barriales, viene investigando desde hace catorce años la situación sanitaria en los barrios: un combo explosivo de napas contaminadas y falta de infraestructura.
Maria Eva sabe explicar por qué la contaminación manda en la cuenca del Matanza-Riachuelo. Mientras camina por las calles de Fiorito, entre charla y charla con los vecinos, se detiene a narrar cómo es la situación sanitaria de los barrios de Cuartel Noveno:
“El principal problema no es la falta de agua, lo que sucede es que la oferta de agua es insuficiente.  Algunos barrios no tienen red y un camión entrega agua o hay una canilla comunitaria. AYSA entrega 20 veces más agua por habitante por día en Capital que en la zona de Cuartel Noveno (compuesto por cinco barrios del sur de Lomas de Zamora, Villa Fiorito y LaMadrid entre ellos)”.
Luego de aclarar ese punto, lanza el dato: A Capital llegan 700 litros por habitante por día, en estos barrios menos de 35. La fuente de agua potable siempre es la misma, la planta San Martín. Solo que hay una decisión política de parte de AYSA que, cuando toda la normativa internacional establece que como mínimo que las empresas distribuidoras deben hacer llegar 150 litros por habitante por día, envía veinte veces más agua a Capital que a estos barrios carenciados y vulnerables.
plomo en sangre

Suelos contaminados. Fotos: NosDigital.


Eva sigue con su relato: “Esto se refleja en que todos los veranos cuando aumenta el consumo se quedan sin agua. En esa zona, como son barrios que se encuentran en la rivera, las napas están muy altas, casi al nivel del terreno, porque hay una continuidad entre el agua del lecho del rio y de la napa. En estos barrios si haces un pozo a pocos centímetros encontrás agua”.
En los barrios de Cuartel Noveno no hay cloacas, por lo que todos utilizan pozo ciego y los desagües son las zanjas en la vereda.  Los pozos ciegos en lugares de napa alta no tienen ningún sentido, ya que las cámaras donde se tira el desecho están continuamente inundadas y se mezcla con el agua de la napa. Además, como continuamente se quedan sin agua, los vecinos pinchan directamente el caño de agua para sacarla con motores.
“Esta situación de ausencia de cloacas, pozos ciegos colapsados, desagües en las zanjas de las veredas, lo que determina que la tierra y las napas estén contaminadas con liquido cloacal. Entonces cuando los vecinos chupan el agua de los caños y esos caños están inmersos en esa napa, arrastran todo el agua que tiene la napa, que como mínimo tiene liquido cloacal”, remata la ingeniera.
Entonces, hasta ahora tenemos: Una empresa con fondos públicos que no envía suficiente agua y falta de cloacas y desagües (obras públicas), que juntas provocan que el agua que toman los vecinos esté contaminada con mierda, y otras sustancias.
plomo en sangre

Impossible is nothing. Fotos: NosDigital.


¿Qué son esas otras sustancias? Todos los químicos que las empresas como Camilo Ferrón S.A. tiran al río, que contaminan no sólo las aguas en las que caen si no también el de las napas, en constante conexión con el río.
“En esas napas encontrás plomo, cromo y mercurio, que por supuesto están contaminando las napas y los suelos. El agua de esas napas arrastra todos esos metales pesados más el liquido cloacal. Cuando llueve no hay desagües, entonces desbordan las napas y la gente se inunda con el liquido cloacal, con plomo, mercurio, cromo y todo tipo de metales pesados”, redondea  Maria Eva.
Los vecinos de la zona saben sin toda esta explicación que toda el agua que los rodea está contaminada, lo constatan día a día con la cantidad de enfermedades hídricas que sufren: Cuando a Tamara se le pregunta si ella y sus hijos sufren de forúnculos y diarreas, asiente resignada: estas enfermedades son moneda corriente para ella y sus vecinos.
“Toda esta población está enferma y sometida a unos niveles de contaminación muy extremos” señala Eva, mientras enuncia otras enfermedades comunes: cáncer, muchisimos casos en adultos y púrpura, una enfermedad autoinmune muy rara.
El nivel de contaminación de los cuerpos no sólo se hace tangible en análisis y síntomas, se hace ver hasta en las charlas entre vecinos: “Aquel pibe de allá tiene 10 en sangre”, “mi hijo y yo tenemos 11 de plomo en sangre”. Se cuelan en las conversaciones estas cifras que también señalan lo cotidiano de esta problemática: vivir contaminado, que tus hijos tengan metal pesado en la sangre, es casi una condición inherente de habitar el lugar donde pudiste construir tu casa.
La Organización Mundial de la Salúd establece que el nivel de plomo en sangre tolerable para un humanos es 5 ug/dL (microgramos de plomo en un decilitro de sangre). El plomo es un metal pesado que no juega ningún papel en la fisiología humana, por lo que su nivel ideal en sangre debería ser cero. El plomo que contamina el suelo y el agua ya ingresó en los cuerpos de la gente, hasta bebes de 10 meses tienen niveles muy elevados: el plomo se va incorporando al organismo de manera progresiva, cuanto más tiempo estás expuesto mayor concentración de plomo tenés.
plomo en sangre
plomo en sangre
Quiénes contaminan los cuerpos de los pibes
No hace falta mudar a Tamara y a sus 60 mil vecinos de Villa Fiorito para resolver este problema. Lo que se necesita es que las empresas sobre la cuenca del matanza riachuelo sean trasladadas, que AYSA ejecute las obras de cloacas, desagues y mande el agua suficiente para todos y que la ACUMAR haga su trabajo y se ocupe de la extrema situación sanitaria que viven todos los habitantes de Cuartel Noveno. Esa mezcla de ingredientes con una pizca de voluntad política de los Municipios y del Estado Nacional teminarían con este genocidio silencioso de pibes pobres.
Cuando el Foro Hídrico de Lomas de Zamora acompañado con otras organizaciones sociales le exigieron a AYSA que ejecute las obras necesarias para garantizar cloacas, desagues y agua, la empresa les contestó que esperen veinte años a que se ejecute una mega obra que tienen en sus planes. “¿Nordelta abrá esperado 20 años para que les lleven agua potable y cloacas?”, se pregunta Maria Eva, cuando cuenta sobre la insólita respuesta de la empresa.
“Concentraciones bajas de plomo en sangre con suplemento de hierro y una dieta rica en hierro puede mejorar mucho la situación”, explica Eva. Desde el Foro exigen a la ACUMAR,  al gobierno nacional, provincial y municipal que se le entregue un subsidio a las familias afectadas con la problemática del plomo en sangre y que se les facilite el acceso a una alimentación adecuada y a un médico de cabecera por familia que monitoree permanentemente a los chicos. Ademas, piden que en la zona de Cuartel Noveno se construya un centro de alta complejidad, especializado en este tipo de problemáticas que padecen todos los que viven en estos barrio.
plomo en sangre
plomo en sangre
“Ahora abrieron un salita acá cerca, pediatría debería atender todo el día pero nunca están, si a tu nene le pasa algo tenes que salir corriendo a Caraza y andá a saber si llegás”, resume Tamara, por si quedaban dudas sobre si se hizo o no el centro de alta complejidad.
Los poderes privados y estatales no sólo no hacen ninguna de estas obras, si no que persiguen a los militantes que las exigen. Teléfonos pinchados, amenazas, ventanas rotas. Cuando el Foro y otras organizaciones del barrio relizaron la campaña en Villa Lamadrid que arrojó las escalofriante cantidad de pibes con plomo en sangre, el director de la unidad sanitaria de la ACUMAR llamó a la escuela donde se realizó la campaña, intimidó a la directora y le exigió que le diera los apellidos de los médicos que habían tomado muestras de sangre y la afiliación política de los militantes que llevaron a cabo la campaña.
“Nos amenazaron con aplicarnos la ley anti terrorista, por terrorismo ambiental. Nosotros lo que hicimos fue una publicación que enviamos a un congreso internacional en Chile para poder legitimar el laburo que veníamos haciendo y que no nos acusaran de ser terroristas”, explica Eva. Y una pregunta más que obvia florece del barro contaminado de la cuenca del Matanza Riachuelo: ¿Tanto quilombo por difundir la conocida problemática de plomo en sangre?
El tolueno es un hidrocarburo aromático que se produce a partir del benceno. Con el tolueno puede fabricarse TNT, colorantes, detergentes y productos aromáticos. Y también merca, mucha merca. Algunos pibes de Cuartel Noveno tienen, además de plomo y otros metales pesados, tolueno en la sangre. En la tarea de buscar los motivos de las exageradas agresiones, este químico que flota por la sangre de los pibes es una perversa pista.
Las consecuencias de estar contaminado con plomo se ven en la escuela, en la dificultad para aprender y para desarrollarse como cualquier persona que no vive en una tierra podrida por la mierda que tiran las empresas y olvidada por el Estado.
Una parte de Villa Fiorito. Fotos: NosDigital.

Una parte de Villa Fiorito

Llenos de agua podrida

Cuando el capital inmobiliario es el que decide cómo se organiza el territorio, las casas de la gente se llena de agua podrida. Varios barrios de Luján sufren las consecuencias de  la construcción barrios cerrados sobre humedales y se inundan varias veces por año. Cómo se llegó a esto, quiénes son los responsables y qué pasa en los barrios afectados.
Este es un mensaje para Daniel Scioli de parte de Carolina, desde su casa en el barrio Padre Varela, Luján:
“Más que una cuestión climática es una cuestión de lo que ustedes están haciendo mal. Yo empecé a ver las inundaciones cuando construyeron la quinta del sindicato de taxistas acá al lado, son cosas que se están haciendo por el costado para beneficiar a unos y perjudican a los otros. Te indigna ver las imágenes de los countries con la gente en los lagos, con los patitos. Ellos muy lindos con su laguna de fantasía cuando nosotros estamos llenos de agua podrida. Ustedes se llenan sus bolsillos antes de preocuparse por los que menos tenemos.”
A Carolina le llegó el agua hasta casi el techo en las inundaciones de principios de agosto. Una semana hasta poder sacarla de su casa. Pero no es la primera, ni la segunda vez que ella y sus vecinos tienen que volver a empezar: Sólo el año pasado se inundaron seis veces.
Al barrio Padre Varela lo atraviesa el arroyo Gutiérrez, que tiene salida al río Luján. A este arroyo van a parar las aguas que bajan de los canales ilegales que mandan a construir los dueños de los campos, y cuando ese agua llega al río Luján, no puede escurrirse libremente porque más abajo, a la altura de Pilar, las urbanizaciones cerradas destruyeron los humedales (que el río ocupa cuando está desbordado) y generan un tapón río abajo. Entonces el arroyo Gutiérrez empieza a subir irremediablemente con destino a las casas de la gente. De la gente que no vive en estas urbanizaciones que para, justamente, no inundarse, están sobre terrenos elevados artificialmente varios metros.

inundaciones lujan

Algunas casas del barrio Padre Varela están pegadas al arroyo Gutiérrez. Fotos: NosDigital.


No sólo el Barrio Varela se inunda varias veces por año, también los barrios San Fermín, La Loma, Santa Marta, Barrio Universidad, Los Laureles. Todos pertenecientes al municipio de Luján. Algunos pegados al río y otros ni siquiera. Estos últimos se inundan porque el agua de lluvia no encuentra cauce hacia el río: se lo tapa emprendimientos como, por ejemplo, la quinta del sindicato de taxis.
Rebobinando: Cómo se llegó a esto
En la otra punta del área metropolitana de Buenos Aires, en La Plata, Patricia Pintos, geógrafa e investigadora de la Universidad de La Plata, retrocede en el tiempo para explicar cómo y por qué llegaron las mega urbanizaciones privadas sobre los humedales.
“Los ‘90 son una inflexión en la forma en la que la cuenca del río Luján se articula al aglomerado metropolitano”, puntualiza. Antes de llegar a esta afirmación, la geógrafa y autora de La privatopía sacrílega, efectos del urbanismo privado en humedales de la cuenca baja del río Luján, explica que las corrientes de inversión de los años ‘90, a través de las autopistas, incorporaron territorios que antes parecían lejanos. “Ese cambio en la forma de circulación ha permitido que la ciudad perdiera ese carácter compacto que tenía durante la etapa del modelo de ciudad del loteo popular, que arranca en los años 40 y avanza hasta el 70, y empieza a crecer el AMBA en esos territorios de borde”.
Los loteos populares configuraron al conurbano como lo conocemos hoy: grandes extensiones de tierra que eran subdivididas por sus dueños y compradas a costos accesibles por los trabajadores. El loteo popular era lo que garantizaba el acceso masivo al suelo por parte de los sectores populares . Esa manera en que la población fue ocupando el territorio cambió drásticamente en el 77 con la última dictadura militar, a partir del Decreto – Ley 8912, aún vigente.
“El loteo popular no tenía las regulaciones que establecían la altura de los terrenos, el tipo de servicios que tenían que tener y demás. A partir de la ley 8912 se establece claramente que el suelo que se produce tiene que estar en un área no inundable, y tiene que estar provisto de las condiciones de urbanización previa a la comercializaciones, apertura de calles, servicios de infraestructura, etc”, explica Patricia.
Al cambiar las reglas del juego y establecer que los suelos que se coloquen en el mercado tienen que estar dotados de todo esto, la tierra se encareció mucho y los sectores populares perdieron la posibilidad de acceder al suelo por las vías formales. O sea: se los relegó a la toma. “Lo que pasó es que el mercado formal del suelo pasó a estar comandado a una oferta para los sectores medios y altos. Y este es el momento en el que emerge como producto dominante la urbanización cerrada. Esto es así desde los 70, pero claramente en los 90 se da el patrón definitivo de expansión de la ciudad”, redondea la investigadora.
Marcas de agua que ya son parte del decorado.

Marcas de agua que ya son parte del decorado. Fotos: NosDigital.


Ya eran muchos, y en el 99 llegó Nordelta.
La empresa Consultatio, gerenciadora de Nordelta, inaugura una nueva modalidad de la urbanización cerrada. Hasta ese momento eran lotes grandes con buenas condiciones de accesibilidad, rodeados de murallones, pero no tenían una localización específica. Y ahora sí la tienen, porque a Consultatio se le ocurrió construir un mega barrio… Arriba de los humedales y las planicies de inundación.
(Por si algún distraído todavía no sabe lo que son los humedales: son ecosistemas hídricos, de vital importancia, que cuando el río crece funcionan como una esponja reteniendo el agua de la crecida, además de otras características también muy importantes, como la de purificar el agua que luego regresa el río o baja a las napas.)
Se instalan ahí no sólo porque son lugares hermosos o para acceder directo desde el emprendimiento al río: “Lo hacen sobre todo porque los humedales tienen características y materiales que se pueden remover, a través de movimientos mecánicos de suelos, a los fines de producir un paisaje particular, que es el de las lagunas artificiales vinculadas al barrio cerrado”, explica Patricia Pintos. Con la tierra que sacan para hacer esas lagunas elevan los terrenos para evitar inundarse, de otra manera (dado a donde están localizados) se llenarían de agua cada vez que se produjera una inundación como la de principios de agosto, ¿o alguien alguna vez vió un countrie inundado?
“Lo que esto supone es una modificación del ambiente natural, que pierde la condición de ecosistema de humedal, de planicie de inundación que sirve para amortiguar las inundaciones y los eventos de sequía, de aprovisionamiento de agua de las napas subterráneas. Una serie de funciones que quedan destruidas por esta lógica que plantea el mercado inmobiliario, de hacer esos suelos habitables de acuerdo a un imaginario de paisajes acuáticos”, cierra la geógrafa, docente de la Universidad de La Plata, investigadora del CONICET y escritora del libro de referencia sobre los urbanismos del Luján, Patricia Pintos.
Camas en el techo para que el agua no se lleve todo,

Camas en el techo para que el agua no se lleve todo. Fotos: NosDigital.


Todo esto auspiciado por…
El Estado Nacional.
Los grupos inmobiliarios más grandes que llevan adelante estos empredimientos tienen sus raíces en la década del 70. Pentamar SA, DYOPSA, Supercemento SA, son empresas que en esa década fueron, en el caso de la primera, ganadoras de licitaciones del Estado para realizar obras hidráulicas de gran envergadura en el río Luján y, en el caso de las dos siguientes (que luego se unificaron), grandes beneficiarias de esas obras.
“En las próximas décadas estas empresas se encargaron no sólo de la construcción de los grandes rellenos, canales, marinas, obras viales y de infraestructura de redes y servicios destinados a las urbanizaciones cerradas, si no también de las grandes obras viales e hidráulicas que se realizaron en la zona, consecionadas por el sector público, pero de claro interés privado”, narra el prólogo de La privatopía sacrílega, enmarcando la rica cantidad de información que se extiende en los capítulos siguientes.
Supercemento-DYOPSA le vende a finales de los 90 la mitad de su empresa Nordelta SA a la empresa Consultatio SA, unos espaculadores inmobiliarios de primer nivel, que manejan acciones en la Bolsa de Buenos Aires y así financian sus compras y ventas de inmuebles. Pentamar, por su parte, se asoció en la misma epoca con la empresa desarrolladora EDICIO para lanzar la urbanizacón cerrada Santa María de Tigre. A partir del éxito logrado Pentamar adquirió unas 1200 hectáreas en tierras de los bañados.
En manos del capital inmobiliario-financiero, encarnado en estas empresas, queda planificar los territorios de Buenos Aires y su periferia, antes expertos en dragar ríos, hoy modifican los territorios que el río usa para extenderse en épocas de lluvia, construyendo falsos canales para que alguna gente navegue en yates lustrados.
Por fuera de las murallas que contienen todo el bello paisaje irreal que Consultatio y Pentamar construyen, viven los vecinos y organizaciones sociales que luchan y exigen medidas para protegerse de las consecuencias de estos desarrollos inmobiliarios. Y el Estado no brilla por su ausencia, todo lo contrario, es el que permite que las empresas gerenciadoras de los countries instalen emprendimientos de manera totalmente ilegal.
Porque para instalar una urbanización cerrada, las empresas primero deben tener del municipio la aprobación de localización, es decir, que el lugar donde quieren construir sea el adecuado. Luego deben ir ante las autoridades provinciales (la ADA, autoridad del agua, la OPDS, organismo para el desarrollo sostenible y los entes prestatarios de los servicios), con la zonificación aprobada por el municipio, a tramitar la factibilidad en cada uno de esos temas. Ahí tienen que obtener la prefactibilidad, en donde se va adecuando el proyecto a lo que va requiriendo cada organismo y luego obtiene un certificado de factibilidad.
En la práctica, las constructoras empiezan por el final de ese recorrido. Arrancan con la construcción y la venta de los lotes antes de obtener cualquiera de las autorizaciones obligatorias. Para abalar en los papeles este accionar, los municipios les otorgan ordenanzas de excepción para cambiar los usos del suelo y las autoridades provinciales les otorgan la factibilidad, con suerte exigiendo pobres medidas mitigadoras.
“El momento en que esto se produce, los 90, es un momento en el que el Estado se posiciona como un actor proclive a favorecer las dinámicas que promueve el mercado desarrollador inmobiliario. Se flexibilizan las normas, los procedimientos se desregulan, no se ejerce el poder de policía en el territorio”, contextualiza Patricia y remata, contundente: “Yo diría que en general este esquema de flexibilización de desregulación de un Estado, totalmente llamado a convertirse en colaborativo de la lógica desarrolladora de las empresas, ha devenido en que urbanizaciones que no se podrían haber realizado se hayan hecho”.
Las obras que propone ahora el Estado van por detrás del daño ya hecho y no hubiesen sido necesaria la inversión de millones de pesos si se respetara el marco regulatorio. Los humedales ya no pueden recuperarse.
Lo que sí se puede recuperar es la capacidad de gestión del Estado, recalca Pintos: “Hoy es el humedal, mañana puede ser otro recurso de la región. No podés dejarle más librado a los actores del mercado la capacidad de gestión. Lo que el Estado ha perdido es la capacidad de regular lo que pasa en el territorio. El Estado lo desligó en los ‘90 y dijimos que el neoliberalismo se terminó con la crisis del 2001, o se dice. Nosotros decimos que en el pos neoliberalismo son más las continuidades que las rupturas. Seguimos teniendo un modelo en el cual el Estado sigue jugándola de aliado al poder económico. Y las consecuencias ya se ven”.
Tanto abandonó el Estado la capacidad de regular lo que pasa en el territorio, tan parte es de la especulación inmobiliaria que sostiene a una gran parte del poder económico de este país, que ahora en la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires está tratándose una Ley que termina de regalarle a los dueños de las topadoras lo poco que queda de verde en la provincia. Porque se está discutiendo el ordenamiento territorial de la Ley Nacional de Bosques, que consiste en mapa que identifica cuáles son los bosques nativos y zonas verdes que deben conservarse sí o sí.
¿Y adivinen qué? Este ordenamiento reduce a la mitad lo poco que queda de bosques nativos en la provincia y le termina de regalar la costa sur del Río de La Plata a los emprendimientos inmobiliarios, entre ellos a Techint y su “Nueva Costa del Plata”: la continuación de Puerto Madero en el sur, que ahora está detenida porque quiere realizarse sobre un bosque nativo, bosque que esta ley no reconoce.
Si esta Ley se aprueba, lo que las organizaciones ambientales de la provincia están tratando de evitar, se vienen más inundaciones para todos (los que no vivan en countries) en el sur del conurbano.
Vecino del barrio Padre Varela

Vecino del barrio Padre Varela. Fotos: NosDigital.


Qué pasa en los barrios afectados
“Las organizaciones sociales, de vecinos, han funcionado ocupando el vacio que dejó el Estado. En los últimos años han sido la voz en términos de establecer un equilibrio en lo que sucede en el territorio”, describe Patricia Pintos.
Hoy estos urbanismos privados ocupan más de 9 mil hectáreas de los municipios que de la cuenca baja del río Lujan. Más de 60 barrios cerrados y mega urbanizaciones privadas, estas últimas como Nordelta o San Sebastián, pequeñas ciudades de más de mil hectáreas cada una.
Por fuera de los muros está Martín, presidente de la Sociedad de Fomento del barrio Padre Varela, que describe ese lugar, donde vive y milita: “Los countries están en Pilar, río abajo. Río arriba tenemos los canales. La costa del río Luján está dos metros más arriba que el resto del barrio y tenemos, justo al final del Arroyo Gutiérrez, la quinta del sindicato de taxistas, que construyeron hace dos años y levantaron el terreno varios metros. Se acumula el agua antes de llegar al río, empieza a estacionarse en el barrio y no corre”.
Martín y Carolina caminan por su barrio y señalan hasta dónde llegó el agua en cada inundación: “Las inundaciones el año pasado fueron en febrero, abril, agosto, octubre y dos en noviembre. Lo que pasa de terrible es que una inundación grande como la del año pasado y esta de principios de agosto se daban cada 30 años, y ahora en 9 meses se volvió a repetir”.
Carolina se para enfrente de su casa y señala una parte que está en obra: “Mi necesidad ahora es terminar acá adelante para cuando venga de vuelta el agua y poder subir todas mis cosas. Ojalá que nos ayuden, nos den una mano, el municipio, la provincia, alguien”.  Martín, que además de ser el Presidente de la Sociedad de Fomento es militante de Patria Grande, le manifiesta: “Nosotros tenemos que hacer respetar nuestros derechos, tenemos que sacarles las cosas. No nos van a ayudar, lo ves todos los días”.
Ladrillos para irse para arriba

Ladrillos para irse para arriba. Fotos: NosDigital.


Cuando el agua del arroyo empieza a subir, los vecinos del Padre Varela buscan refugio en la Sociedad Fomento. Ahí reunidos y junto con otros barrios en la misma situación, le exigen al Estado:
“Las cuestiones de asistencia, colchones, agua, cloro, comida. En conocimiento que el problema son los countries en los humedales, y los canales clandestinos, obras para el río Luján y relocalización de los vecinos y vecinas que están cerca del arroyo o del mismo lecho del arroyo”,  comienza Martín, y casi como si estuviera graficando la explicación de Patrica Pintos sobre las consecuencias de la ley 8912, agrega: “Acá hay lugares donde tomás un terreno y te sacan a palos con la policía. Tomas esto acá y no pasa nada, porque se sacan el problema de encima de tener esa gente presionando para que se solucione el problema habitacional”.
Siguiendo con el punteo de exigencias, Macarena, militante de Patria Grande, completa la lista que comenzó Martín: “es necesario que haya un protocolo de intervención frente a las inundaciones, porque el Estado municipal tarda mucho en accionar, en distinguir cuales son los centros de evacuados y que esos centros realmente estén equipados, que tengan toda la infraestructura necesaria”.
Mediante varias movilizaciones, los vecinos de los barrios afectados consiguieron el compromiso del Estado provincial para construir 250 viviendas, destinadas a re localizar a familias inundadas, que aunque no alcancen para todos, podrán alojar a muchas familias del barrio San Fermín. “Ahí el gran problema es que el Estado provincial quiere hacer casas prefabricadas, de muy baja calidad, con materiales que no van a resistir. Algunos vecinos, que ante la desesperación de volver a perder todo, prefieren mudarse a una casa más precaria y muchas familias prefieren esperar a tener una casa de material”. En el segundo grupo está Carolina, que recorrió junto a otros vecinos de su barrio las casas que se asignaron a familias en la misma situación, pero en La Plata: “Servilleta con cola son las paredes. Yo me hice mi casa de material. Es una vergüenza lo que nos quieren dar”.
¿Alguno de los tres candidatos estrella que se disputaron el gobierno te prometió terminar con todo esto?

9 Reyes

Crónica del bar de los buscas de alta gama porteños. Del incendio que lo cambió todo a las tramoyas de siempre.
Dos meses después del incendio recién volvió a abrir. Dicen que fue alucinante: el humo levantó a los duros y a los amodorrados; las corridas de los caminantes palpándose los bolsillos y sacando de entre las llamas, a tirones, al que aseguraba que una piedra color E se le había escurrido de las manos entre los agolpados y simultáneos sillazos contra mesas. Imaginarlo con los cocineros escupiendo cenizas, agentes de la Federal tan dentro de la galería como nunca se los había visto (ni se los iba a volver a ver). Un verdadero caos.
El Manteca duró sólo un poco más en el gremio; no le pudo pagar al dueño de la piedra. Era mucha guita. Tenía que laburar gratis un año de los buenos, y ese con las elecciones venía más bien duro. Entonces se ganó un apodo berreta, cambió el número de celular y no pintó más por ahí.
Los caminantes no son dueños de su mercadería; son más bien llevaytraen. Y ese bar al fondo de esa galería a mitad de cuadra de esa avenida porteña está lleno de caminantes.
Me siento en la mesa pegada al vidrio. Es temprano, la movida no arranca hasta las 11. Hay unas voces leves en la cocina, las porciones de tartas del día anterior, dos docenas de manteca y una de grasa cuidadas por un domo de plástico trasparente ya amarillento. Entre el banderín de San Lorenzo y el de Defensa y Justicia, las botellas con las etiquetas manchadas y descoloridas. Las de la primera fila son Criadores, Cynar y Amargo Obrero, de antes de ser populares en los boliches con pomelo, y Mariposa. El alcohol se pide poco y nada; puede girar un vino, en una de esas para un cumpleaños, y unas sidras para fin de diciembre. Pero cuando el negocio pide festejo, el descorche del champagne no es acá.
Estás a la vista de todos. No funciona así esto.

Imágenes: NosDigital

Imágenes: NosDigital


El primero en llegar pide un café corto, le tira unos golpes de azúcar del tarro octogonal y se fuma el octavo Camel del día. Tiene unos cuarenta, una aureola capilar en expansión, el resto de la cabeza con pelo bien corto y una campera potente de bolsillos abrigados. Va a pasar el día cargado y girando por el barrio.
Son las 12.20 y la cosa va tomando color. Hay dos mesas pegadas con sillas en círculo, siete tipos y dos pocillos de hace un rato. Todos bien abrigados: fundamental. Por whatsapp hacen girar fotos de cosas que no tienen, que ni siquiera saben si ya llegaron a Buenos Aires. Sacan precios y ganan, por ahora, tiempo. Para atender el teléfono se levantan y se alejan del grupo. Nadie los escucha: son negocios y la ronda es el lugar de reposo. Mientras, hablan.
Se escucha sobre el Ruso; parece que se clavó en el puerto ayer a la tarde. Parece que cuando lo apuntaron, lo dejaron seguir moviéndose un par de veces más de lado a lado, en su laburo de meteysaca. Cuando le dieron, fue por esta, esa y aquella.
No se lo veía nunca tan temprano, pero Cacho duerme más desde que cerró Madaho´s. Le quedaron unas chicas de esa época, ahora van a su casa, pero no se enciende tanto: no puede ser lo mismo. Termina Tinelli y ya está bruxando con ganas y sin saberlo. Se quedó sin condimento; las noches de pagador perdieron su mística. Se sienta en la mesa de al lado con un gitano canario de porte impecable, tupido bigote, cantidad de canas camufladas y cuello de camisa apolillado que saca del interior del saco una bolsita: mucha mugre y un rejunte de correas de acero para relojes. Le pide cinco gambas por todas. No toman nada. Cierran en cuatro cuarenta.
El mozo pasa todo su muslo por el filo de la mesa pero ni los mira. Cacho pela de entre los huevos veintidós billetes verdes de 20; el canario se queja pero los agarra igual. Todos saben que la guita en cambio vale menos. Cacho le da una palmada en la espalda y lo deja contando los billetes húmedos.
Ahora el bar explota de gente, el mozo me mira con cara de ¿Estásatornilladoahí? ¿Cuándocarajotevas? pero le rompen tanto las pelotas las otras mesas que no llega a hacerme pedir la cuenta. Son pocas mesas así que se ocupan todas las sillas. Se van sentando donde haya un lugar. Tres en la barra comen el plato del día: matambre tiernizado con papas o canelones de verdura, sin dejar de mirar el celular. Está girando un video, dicen que es Dalma. Al lado, uno panzón que fue colorado se pide un salpicón y un sifón; acaba de vender en 9750, se ganó 50 mangos de un comerciante a otro. Ellos solos son los que tienen alcance a los particulares, esos que tendrán todo puesto. Ahí los caminantes no llegan.
La galería.

La galería.


Pasan las 16. Cuando ya afloja el cambio, llega el empleado de la cueva. Se mete uno de árabe, cocido y ají en vinagre con una Fanta, el almuerzo tardío de todos los días. Se toca los gemelos y se acomoda los achupinados que le molestan con las medias de fútbol que usa para encanutar.
Aferrado a la baranda, baja la escalera que está antes de la puerta de vidrio de la entrada. Devuelve la llave del baño en la caja y pide algo con una seña. Hay dos mesas más ocupadas, saluda de pasada. Ya están de cortados, cortitos y cafeconleche. La pierna derecha lo hace renegar; ese tiro que se pegó hace seis años limpiando el revolver es imperdonable. Se acomoda y agarra el diario que a esta hora ya tiene noticias más viejas que de ayer. Mientras unos se levantan para irse, entra Ohan -armenio, abuelo- de charla seca con Elías, el chafero de provincia. Dos jodas futboleras -suficientes para una martes-, 200 pesos al 28 que levanta el de la caja, unos estruendos más en palabras de cualquiera y ya está la ronda circulando, entre mesas vacías y el cierre de las 18.30.
No los fabrican, no los compran, no los diseñan, no los venden. Solo changuean suntuarios. Son alhajas, joyas, relojes; puede ser una mesa de póker art déco, un Vertu, una bandeja de plata Sheffield, un dúplex con 2 cocheras, un 320 coupé blanco. Todo tiene su versión suntuaria.
A todo eso se le puede sacar una tajada. “Tengo un departamento para vender: 230 metros sobre Figueroa Alcorta, pero no sé cómo viene“. La ronda se ríe fuerte.