Archivo por meses: febrero 2015

¿De quién es la información?

El qarashe de la comunidad qom Potae Napocna Navogoh Felix Díaz está acampando en 9 de Julio y Avenida de Mayo desde el 14 de febrero. Reclama, con el apoyo de su pueblo, poder conocer sobre las obras del gobierno formoseño de Insfrán en territorio indígena. Del otro lado, reprimen.
Félix Díaz no cuenta detalles de las agresiones que sufrió su familia y la comunidad qom de la que es lider, especialmente desde el 13 de febrero. No naturaliza ni los insultos, ni las intimidaciones, ni las amenazas, ni los golpes. Los carga encima y se los lleva al hombro hasta la 9 de Julio y Avenida de Mayo, a un kilómetro de la Casa Rosada, uno del Congreso, uno de Tribunales y a 1341 de la comunidad qom Potae Napocna Navogoh. Ahí, en medio de los Poderes del Estado, donde ya acampó en 2011 durante cuatro meses, aguanta otra vez desde el 14 de febrero. Ahí siente que más gente detiene un segundo la mirada en las banderas. Alguno que otro para a preguntar. Las reacciones son diversas. En la marcha del 18F, un hombre paró con el celular a la oreja, frente a la carpa de Félix, debajo de una enorme Wiphala y ubicó a su interlocutor: “Acá, donde están los indios”. Ante ese hombre también intenta Félix visibilizarse y dejar de ser el miserable al que están privando de agua, de información sobre sí mismo y su territorio.
Estaba ya en Buenos Aires para hacer gestiones ante organizaciones como Amnistía Internacional y el Centro de Estudios Legales y Sociales para conseguir información sobre las obras que está haciendo el gobierno provincial formoseño presidido por Gildo Insfrán en la comunidad desde hace más de cuatro años. El 14 de febrero lo sorprendieron llamados contándole que estaba tomando envión un espiral de agresiones en su comunidad.  Hacía varios días que la comunidad estaba haciendo un corte de la Ruta Nacional 86 kilómetro 1341.
En ese mismo lugar, el 23 de noviembre de 2010 fue asesinado Roberto López durante la represión a los qom que reclamaban por tierras ancestrales. Desde entonces, la zona es área de muerte qom. La metodología es el supuesto accidente. Mario López, atropellado el 24 de noviembre de 2010. Celestina Jara y su nieta Lila Coyipé, el 10 de diciembre de 2012. Juan Daniel Asijak, el 5 de enero de 2013, aunque según testigos pudo haber sido golpeado y el siniestro, una invención. A 5 kilómetros está la casa del gobernador de la provincia, Insfrán, que todavía no los atiende.

Felix Diaz.

Felix Diaz.


“Que se cumpla el derecho al acceso a la información”, exigen ahora.
Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas, artículo 11:
2. Los Estados proporcionarán reparación por medio de mecanismos eficaces, que podrán incluir la restitución, establecidos conjuntamente con los pueblos indígenas, respecto de los bienes culturales, intelectuales, religiosos y espirituales de que hayan sido privados sin su consentimiento libre, previo e informado o en violación de sus leyes, tradiciones y costumbres.
“El gobierno de la provincia destinó varias viviendas a la comunidad, pero hace cuatro años que se está construyendo y no conocemos a las cuatro empresas constructoras, ni qué monto de dinero se destinó, ni hasta cuándo puede durar la obra”, explica el líder de Potae Napocna Navogoh. Venía reclamando esa información formalmente a través de presentaciones de notas. No contestaron ni el ministro de Seguridad y Trabajo, ni el Instituto Provincial de la Vivienda, ni el ministro de Salud. “Nunca fueron contestados los reclamos. Por eso cortamos la ruta. En vez de resolverlo, la Provincia contrata a pastores evangélicos para decir que somos opositores manipulados por ONGs. No reconocen que el reclamo es justo. No hay ni siquiera un cartel con la información. Lo que queremos es transparencia en todos los trabajos que se destinen a la comunidad indígena”, sigue el qarashe Diaz.
El gobierno no contesta con información, pero contrataca con arietes: “Díaz junto a miembros de algunas ONG con llegada a medios de comunicación de Buenos Aires, utilizan situaciones de la cotidianidad de la vida comunitaria, como ser un accidente de tránsito o una afección de salud, incluso discrepancias sociales internas entre vecinos, para mentir, manipular y dañar la imagen de una provincia y sus habitantes, tratando de hacer creer que todos los formoseños somos cómplices de una supuesta persecución a las comunidades indígenas”, indica el ministro de Gobierno, Justicia, Seguridad y Trabajo, Jorge González. La táctica ya la conoce Félix Díaz: “El gobernador financia las actividades de patoterismo de la misma comunidad indígena: pastores de la iglesia evangélica, asociaciones civiles… Los presiona a través de la asistencia social, la pensión provincial, planes. Si los indígenas no actúan, a través de una orden del gobierno se les sacan esos beneficios. Como hay mucha pobreza, el gobierno juega con eso. Lo usa para seguir diciendo que está todo bien, que los indígenas no necesitan nada”.
Hay 850 familias y el gobierno de la provincia está construyendo alrededor de 300 viviendas desde 2010. El líder qom denuncia que hay una mala distribución en la que algunos punteros políticos tienen cinco viviendas mientras hay familias que no tienen nada: “Nosotros salimos a dar la cara en los reclamos y ellos se apoderan de los resultados”, se queja. Las protestas, además, no son gratuitas. Esta semana, durante el corte de ruta la hermana de Félix Díaz, de 97 años, fue agredida físicamente e insultada. Antes, les había tocado a Clemente Sanagachi y a Valentín Yaecle.
Imágenes: NosDigital

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El sábado a la mañana hubo un altercado porque el gobierno mandó a las máquinas de construcción, custodiadas por policía y gendarmería. La comunidad no quiso que entraran hasta que se destrabara el conflicto. Exigió que se resuelvan los pedidos en general: conocer cuántos recursos económicos están destinados a cada obra en vivienda, electrificación rural, agua potable, salud y caminos. “El cable que se instaló hace 5 años no está conectado a la energía; la red de agua potable no está distribuida a la totalidad de la comunidad. El agua potable da dos horas por día. Con este calor terrible, la necesidad de la gente es mucha”, ejemplifica Félix Díaz desde el acampe en la Avenida 9 de Julio porteña.
El enviado del gobierno es Hugo Arrúa, Administrador General del Instituto de Pensiones Sociales. Díaz asegura que su misión es ir a dividir a la comunidad. El titular del IPS y su esposa Elizabeth Obregoso. según el líder qom, «no dejan de generar conflictos internos y bronca». Hugo Arrúa es quien hace un año desmentía que el hijo del qarashe hubiera recibido una golpiza por cuestiones políticas. Según sus palabras, fue «una pelea entre muchachos” que “estaban bebiendo”.
Para Félix, esto se suma a otras formas de división que encuentra el Estado, como dar dos personerías jurídicas a fracciones diferentes de la comunidad. Una de ellas, otorgada por la Provincia y otra por la Nación. “La primera, la Asociación Civil, nunca fue elegida por la comunidad, sino que el gobierno pone a sus hombres de confianza para estar al frente de ésta. Esa es la diferencia, una que está por encima de la comunidad y la otra que es la de la propia comunidad que administra sus propios intereses como la agricultura, ganadería, caza, pesca y uso de los recursos para la artesanía, que son nuestras costumbres”, contó. Así no solo pierden sus hábitos, su cultura. También el sentido de comunidad. Las divisiones sembradas desde afuera permanecen en el tiempo. “A la noche (Arrúa) se retira del territorio después de haber sembrado discordias, Nosotros nos quedamos. Si yo me peleo con mi hermano, todo el resto del día me lo sigo cruzando. Así, el gobierno nos trata de dividir”, teme Félix.

Quieren fiesta

La Delio Valdez enfiesta los jueves de febrero con su ciclo «Historias de cumbia» en Niceto. Con todo el cuerpo se viven los momentos claves del género que echó raíces en todo un continente. 
– Lo más importante es que la gente baile y se divierta. El sustento tiene que ser que te mueva. Y no es fácil. Tal vez necesitás pocas notas, cosas repetitivas, por como son las personas. Y eso justamente va en contra de lo que la música occidental europea te dice: que varíes todo lo que puedas, que muevas los dedos rápido. Acá lo que importa es que llegue.

Imágenes: NosDigital

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Es un golpe. O casi un latigazo en la parte posterior de las rodillas que obliga a la flexión. El chasquido mágico de unos dedos invisibles que se acompasa con el propio latido. Es como un piolín imaginario que tironea de la cadera y provoca un quiebre. La pelvis dibuja un ocho. Es cumbia. Es cadencia. Es ritmo. Y se lleva bien adentro. Desde el interior, de los cuerpos y de la noche, la música llega. En Niceto, con sacos naranjas vibrantes y pantalones negros, la orquesta mueve el cuerpo hacia el escenario abriendo paso desde el seno del público. Y contagia.
– Hay una sabiduría muy grande en las músicas populares. Es más importante que te mueva el culo a que te quedes pensando “uh, mirá el acorde que armó, la armonía que metió ese”.
– ¿El estigma de dónde viene?
– Entre los músicos, la cumbia, y las músicas bailables en general, están estigmatizadas porque se piensa que son fáciles de tocar. Nosotros le damos bola a los arreglos, pero eso es la superficie, la frutilla. Lo importante es que sea algo bailable, divertido, que la gente se enganche, se encuentre, se despeje. No lo pensamos en función de lucirnos o de un mercado. Sino en función de lo que realmente va a gustar. Incluso si hablamos técnicamente, no es tan fácil sostener un discurso con tres notas durante cuatro minutos. Requiere tener un swing que en otros géneros no necesitás. El jazz por ejemplo, que se asocia con la complejidad, en el fondo es música bailable, porque originalmente lo es. Se trata de no perder la raíz, que muchas veces por el exceso de armonías, sustituciones y todo un rebusque sonoro se olvidan de que es música que tiene que sonar, tiene que mover.
– Y ese movimiento del otro lado, ¿qué les genera?
– Para nosotros es un placer enorme tocar música para que la gente baile, porque la devolución es hermosa. Yo disfruto mucho más de ver a una persona que se le nota en el cuerpo lo que vas tocando, lo ves en una sonrisa, en unas manos levantadas, en una pareja bailando un tema más tranqui y ves el cortejo ahí. Es hermoso. Te comunicás con algo más crudo. Hay algo en la cumbia que va más allá de lo social, que genera un efecto en la gente muy primigenio. Nosotros tocamos en cualquier tipo de escenario y siempre se da el mismo efecto, con distintas edades, situación socioeconómica, contexto, región. Hay algo en la gente que es lo mismo.
La Rueda del Cumbión (2014) y La Delio Valdez (2012).

La Rueda del Cumbión (2014) y La Delio Valdez (2012).


La Delio Valdez es una orquesta de cumbia que desde sus primeros latidos en 2009 marca el ritmo de una movida que no para de crecer. De una banda de amigos que se juntaban a tocar a una orquesta de 14 integrantes, con dos discos editados – La Rueda del Cumbión (2014) y La Delio Valdez (2012) – y más de 70 fechas al año. Reconocen influencias de la cumbia de la costa caribeña de Colombia, pero se inscriben definitivamente en la tradición cumbiera argentina. “Nosotros nos sentimos parte también, si bien el repertorio que tenemos es mayormente colombiano, nosotros nos criamos escuchando la cumbia de acá y bailamos eso, somos de acá. Hay una cosa de Buenos Aires… Y en ese sentido nos remitimos también a las orquestas de tango, nos sentimos parte de esa tradición”.
– ¿Cómo es la dinámica de la orquesta?
– Al ser una cooperativa, somos todos dueños. En el último tiempo algunos de nosotros asumimos que íbamos a hacer cosas por fuera de lo musical. Intentamos tomar las decisiones grupales, porque todos nos sentimos parte, no puede haber alguien que no esté de acuerdo con una decisión estética o de producción. Con el tiempo nos dimos cuenta que lo mejor es no tironear nada, que cada uno ocupe el rol y el lugar que puede y quiere, siempre cumpliendo con lo necesario. También está bueno ser muchos porque te permite rotar en los roles y no desgastarnos ni aburrirnos.
– ¿Hay una relación entre el formato y la organización cooperativa?
– No, de hecho acá las orquestas eran de “tal persona”, con el resto de los músicos atrás. Aparecen hoy en día orquestas de tango más modernas que funcionan de otra manera. En realidad la histórica es la de Pugliese, que sí inventa una cosa cooperativa. Si bien el tipo era el director, estaba encargado de que todos cobraran lo mismo, que tuvieran una obra social, que estuvieran bien… Es un poco el precursor. En nuestro caso la decisión pasa por otro lado, no tiene que ver con el formato orquesta. Va de la mano de que la banda siempre fue autogestiva y todos venimos de experiencias así, de una camada de músicos que tenemos una cosa de “si querés tocar, tocás”. Tenemos mucho la idea de hacer movida, de hacer red, de invitar gente a tocar, contactarnos, generar lazos. Al no tener una discográfica, es lo que hay hacer porque si no, te quedás solo.
En el impulso de crearse el camino propio, “La Delio” es una orquesta sin director. Son una cooperativa, en la producción y en la música. Frente al grabador, levantando la voz para gambetear la presencia arrolladora de la orquesta en el escenario probando sonido, Pablo Broide (saxo tenor) y Santiago Moldován (clarinete) le ponen la voz el cuerpo a un discurso que se sabe colectivo y consensuado: «Nos, los representantes…», juegan. En la previa al escenario, ensayan cómo van a abrir la noche, comparten pizza y cerveza en los sillones negros, el primer piso del lugar se llena de risas, mientras la planta baja espera con gente dispuesta al disfrute. Se nutren de la fusión colectiva de miradas y sonidos y encuentran en ese ida y vuelta su identidad:
Reflejos de fiesta y cumbia.

Reflejos de fiesta y cumbia.


– Es muy pesado dar cada paso porque te cuesta un huevo llegar a un consenso, pero cada vez que lo damos es muy firme, se va con todo y se labura hasta el final. Hay como una especie de unidad por encima de cada uno. Te hace crecer como persona, porque tenés que aprender a correrte un poco de tu ego. La figura es la orquesta.
– ¿Cuál es la intención detrás del ciclo “Historias de la cumbia” en Niceto?
– Era algo que teníamos dando vuelta hace bastante tiempo. Nosotros tenemos un blog a parte de la página de Internet donde volcamos algunas de nuestras investigaciones sobre el género y veníamos con ganas de reflejar en un show los momentos más importantes y representativos de la cumbia género a lo largo de su historia. Lo empezamos a intentar y finalmente decantó en esto. Que además está buenísimo, porque la propuesta se va renovando, podés hacer que la gente vuelva a la semana siguiente y se encuentre con algo distinto. Nos gusta mucho y nos parece importante y súper necesario ir a la raíz de las cosas. Todos sentimos la idea de llevar la cumbia al frente.
Vientos fuertes, La Delio Valdéz

Vientos fuertes, La Delio Valdez


– ¿Cómo armaron la programación de las fechas?
– Elegimos cuatro puntos que a nosotros nos alimentaron mucho. La historia de la cumbia es vastísima. Es un género muy especial porque surge como el folklore de un país y después se afinca en todo el continente. Entonces en casi todos los países de Latinoamérica tenés más de un tipo de cumbia local. Por esto, lo que al principio pensamos como “Historia de la cumbia” pasó a ser “Historias de la cumbia”, que nos pareció un poco menos pretencioso. El primer día fue la parte más folklórica de Colombia, hubo una rueda de gaitas con músicos colombianos; el segundo fue cumbias con acordeón, vinieron Los Reyes de la Costa; el tercero fue la Era de las Orquestas y tuvimos como invitados a los chicos de San Bomba; y el cuarto es especial de cumbia argentina. Con uno de nuestros padrinos, Coco Barcala, Tambó Tambó abriendo la noche, invitados y algunas sorpresas. Nos quedan miles de historias para contar, así que tenemos material para seguir pensando.
– ¿Cómo sigue el año de La Delio?
– La idea fue meter mucho esfuerzo ahora para tener una cantidad de material que nos permita llevar adelante el año sin aburrirnos nosotros, sin aburrir a la gente, con variedad de propuestas. Vamos a seguir con La Rueda del Cumbión, que lo venimos presentando a pleno. Mientras tanto estamos empezando a madurar lo que va a ser un tercer disco, y la idea es seguir un poco con una propuesta que arrancamos el año pasado, que se llama La Delio Valdez en concierto, más tempranera, otro público, un poco más visual.
El jueves 26/02 La Delio Valdez cierra el ciclo “Historias de la cumbia” en Niceto Club a las 20hs.
La Delio Valdez es: Manuel Cibrian (Guitarra y Voz), Leon Podolsky (Bajo), Tomás Arístide (Guiro y Maracas), Marcos Diaz (Bongó y Tambor Alegre), Pedro Rodriguez (Timbal y Voz), Agustin Fuentes (Congas), Santiago Moldovan (Clarinete), Agustina Massara (Saxo Alto), Pablo Broide (Saxo Tenor), Santiago Aragón  (Trompeta), Pablo Reyna (Trompeta), Milton Rodriguez (Trombón), Damian Chavarria (Trombón). 

Es política

La marcha del 18 de febrero de 2015 por dentro. Fotorreportaje bajo la lluvia de intensidad política.
Como pasa indefectiblemente con todas las fechas, aún con las que se vuelven hashtag bastante tiempo antes, ocurrió. Es que las fechas ocurren. Todas. Son así. Las fechas son días que ocurren aunque se vuelvan cumpleaños, aniversario, símbolos, festejos, homenajes. Es algo bien evidente.
Cerca de trescientas mil personas marcharon del Congreso a Plaza de Mayo. Sosteniendo banderas argentinas, pancartas y necesarios paraguas. Con más o menos silencio, el reclamo por justicia -una justicia- contenido en la imagen de Natalio Alberto Nisman es política. Es algo bien evidente.

1a

Mojadas insignias.


1b

Abrazos.


Método improvisado para esquivar el agua.

Método improvisado para esquivar el agua.


Fiscales pidiendo justicia.

Fiscales pidiendo justicia.


3a

Avenida de Mayo al 700.


4

Avenida de Mayo y 9 de Julio.


Silencio.

Silencio.


4b

Nisman y Natalia.


Método norteño.

Método norteño.


Método tres.

Método tres.


7

Un perro.


7a

«¿Querés café para calentarte un poco?».


Refugio.

Refugio.


Luego de la lluvia, el frío.

Luego de la lluvia, el frío.


9

Método salida rápida.


10

Superposición de paraguas permanente.


Mojarse.

Mojarse.


Imágenes: NosDigital.

Imágenes: NosDigital.

Sur, desalojo y después

¿Qué pasó con las 700 familias que el desalojo del barrio Papa Francisco en agosto dejó sin vivienda? 
Es miércoles, es una bala y es Melina López. Es sábado. Es 2014. Es 23 de agosto, más de 2000 efectivos de fuerzas estatales de seguridad desalojaron el barrio Papa Francisco. Es narco, es política. Es narcopolítica. Es el triángulo de la avenida Fernández de la Cruz y Pola, en Lugano. Es el sur de la Ciudad de Buenos Aires.
La Policía Metropolitana y la Gendarmería Nacional llegaron bien temprano al barrio, con argumentos de allanamientos por el asesinato de Melina López, para expulsar en menos de dos horas a 700 familias que allí tenían su casa. El plan de desalojo no tuvo reparo alguno en qué hacer con la situación habitacional de toda esa gente.
Luego, las topadoras. Las fuerzas de seguridad, garantes del espectáculo de destrucción de todas las pocas pertenencias materiales de las familias. Arrasaron cada casa con lo que había dentro: heladeras, documentos, materiales de construcción, ropa, principalmente todo.
El Hotel Pavón en Constitución funciona desde hace años para Nación alojando a chicos y sus familiares que por tratamientos médicos complejos necesitan permanecer en Ciudad de Buenos Aires por tiempos prolongados. Allí mismo llegaron el día posterior al desalojo dos familias a ocupar habitación.

Tina en su habitación del Hotel Pavón.

Tina en su habitación del Hotel Pavón.


“Es tranquilo aquí. Pero es un hotel, no una casa. No es la solución”. Tina explica su situación, la de tantos: “Me negué rotundamente a recibir subsidio habitacional. Eso puede solucionar nada. La asistente social del gobierno nacional que viene a visitarnos es una presión constante. Nos ofrece de todo para que nos vayamos del hotel. Subsidios habitacionales de $1200 a $1800 por familia, planes de ayudas urgentes, asignaciones por hijo. Todo para que nosotros pasemos a alquilar algo afuera. Con esa plata no se puede conseguir ningún alquiler, cualquiera lo sabe. La asistente llegó a decirnos que si aceptábamos, además de los planes, hay ocho mil pesos más para nosotros que iban a ir a las familias de los niños que están en este hotel. Niños que esperan operaciones de corazón, enfermedades graves. Fue lo que más me molestó, es absurda esa propuesta. Me mato trabajando, y no es para esto. Así que no, muchas gracias”.
Carlos, el marido de Tina, el día del desalojo cayó preso por intentar recuperar pertenencias de su propia casa. Empleado de construcción y padre de dos hijos tiene un historial largo de piezas y piecitas desde que llegó de Bolivia hace dieciocho años: “Antes de Lugano, alquilaba una pieza en Pompeya. Siempre alquilé. Tengo mi hermana que tiene su casa, pero no puedo ir a construirle arriba. Tengo que poder ser independiente. Estuve en el Indoamericano, donde nos dieron folletos del Instituto de Vivienda de Ciudad de Buenos Aires, presentamos todo y nada. Acampamos en el IVC. Dicen que solo a casos especiales pueden darle. Que tiene que quemarse tu casa –pero casa no tengo le digo- o tenés que estar muerto vos, para que tu familia realmente lo necesite. ¿Me suicido y ya está?”.
Carlos, a la espera de su vivienda.

Carlos, a la espera de su vivienda.


Tina interrumpe en un momento clave para responder al discurso de manual que suele atacarlos: “Lo único que pedimos es una facilidad para comprar nuestra casa en cuotas, no pido nada de regalo. Eso lo pueden hacer, pero no está la voluntad política. En Papa Francisco estuvimos 6 meses, habíamos empezado a construir. Yo compré el terreno ahí con la ilusión de que estaba consiguiendo donde iba a estar mi casa. Por fin tengo mi casa creí”.
Me dice Carlos que la muerte de la chica fue parte de un juego sucio para sacarlos. Que no fue un robo. Que el PRO usó a los narcos, que ya conocían a la chica, que fue para tener un motivo para el desalojo de toda esa gente.
Son palabras comprometedoras, complejas: vínculo narco de la política argentina con el asesinato de Melina. Palabras difíciles de comprobar. Igual de difíciles de desestimar.
Hotel Pavón, Constitución, Ciudad de Buenos Aires.

Hotel Pavón, Constitución, Ciudad de Buenos Aires.


Es una historia. Es solo un capítulo de una historia. Es sistemático. La falta de una vivienda digna para estas familias -que claro que no son las únicas- es algo viejo, lleva mucho tiempo. Cinco décadas. Es medio siglo ya. Es el derecho constitucional ignorado. Es ignorar e ignorarlos.
El desalojo fue consecuencia de la ley 1.770 de urbanización sancionada en agosto de 2005 por la legislatura porteña que “afecta a la urbanización de la villa 20, el polígono comprendido por la Av. F. F. de la Cruz, eje de la calle Pola y línea de deslinde con el Distrito U8”. Los vecinos se arreglaron entre casas de familiares, el acampe en el boulevard, subsidios habitacionales que no alcanzan, hoteles como el Pavón, presiones, nuevos alquileres de piezas más caros –con 700 familias desalojadas, la demanda aumentó de golpe, así los precios se dispararon- y paradores nocturnos.
Los terrenos deben ser urbanizados según la ley. Hoy están tapiados con unas grises chapas altas con puteadas pintadas de todos los colores. Solo una máquina trabaja en el predio. La cuestión viene lenta.
Los terrenos desalojados. Imágenes: NosDigital

Los terrenos desalojados. Imágenes: NosDigital


Es un boulevard repleto de desalojados. Es invierno. Es noticia por 3 días. A lo sumo 4. Sin baños: es plástico, intemperie y lluvias. Una semana. Dos. Tres. Y unos días más.
“Fui la última en irme del boulevard. No aguanté más”. Resignada, relata Pinky sentada ahora en la estación Pola del Premetro de frente a los terrenos desalojados. “Ahora estoy alquilando a cuatro cuadras de donde era la toma. Dos habitaciones sin baño, porque todavía no lo terminaron, por tres mil pesos. Losa, ladrillo y nada más. Venimos al baño a la casa de mi suegra. Yo tuve que agarrar el subsidio de 1800 por diez meses porque otra no me quedaba y no tenía donde ir. Estoy con mi nene y mi marido, que se la gana con changuitas igual que yo, que limpio casas de familia”. Después del boulevard pasamos tres días en lo de mi suegra. Que éramos como veinte, estaba la familia de mi cuñada Romina, desalojada también”.
Pinky en la estación Pola del premetro porteño.

Pinky en la estación Pola del premetro porteño.


“En Papa Francisco teníamos una casilla de madera y chapa. Antes, alquilaba por acá también. Mientras dormíamos, nos rompieron la puerta diciendo que era un allanamiento. Preguntándonos sobre Melina. Que saliéramos mientras continuaba el allanamiento. En una hora vuelven a entrar, nos aseguraron. Solo agarramos a los chicos. Estando afuera supimos que era un desalojo. Que no podíamos volver a entrar”.
Martín Caparrós en su último libro viene a explicar el hambre. Y explica un país: “La Argentina se caracterizó por ser, durante la mayor parte del siglo XX, un país donde los pobres tenían un lugar: eran trabajadores. El capitalismo más o menos industrial los necesitaba para operar herramientas en sus fábricas, talleres y servicios, y esa necesidad hacía que los necesitados pudieran imponer algunas condiciones: mejoras -siempre insuficientes- en su forma de vida. (…) En la Argentina actual sobran cinco o seis millones de personas. Los más pobres sobran: su exclusión completa –su falta de necesidad- es relativamente nueva y nadie sabe bien qué hacer con ella: qué hacer con ellos”.
Ese verbo sobrar duele, repulsa, y no puede dejar de estar ahí. Para el sistema económico social argentino –más sencillo: nuestra sociedad- sobra gente.

Magia blanca

Paloma del Cerro prepara su próximo disco e invita a asomarnos a su proceso creativo. Cual sacerdotisa, nos guía por los caminos del amor y la energía para curar cualquier entumecimiento. Y soltar. Paloma vuela.
Dobla las rodillas, impulsa desde los tobillos todo su cuerpo, salta y se desliza en el agua con los brazos estirados y las uñas rosas de los pies apuntando a los retazos de cielo que se dibujan entre las hojas. Despega y parece volar. Paloma vuela.

Paloma Kippes.

Paloma Kippes.


Paloma Kippes se encerraba en el zaguán de la casa de su abuela a pelotear su voz con el eco como frontón. Su mamá dice que subía a los colectivos y cantaba, todo el tiempo cantaba. “Hay tantas condiciones sociales: tenemos que hacer, tenemos que ser, nos formatean. Cuando uno se formatea deja afuera el 80%”, Paloma lo dice y se lo dice: “Es escucharse y concentrar la energía que a veces está dispersa”.
En bikini, sentada en un toallón rojo bajo un árbol que escapa la frontera de las calles construidas de cemento y bocinazos, ella se escucha recordarse. “Mi papa falleció cuando tenía 12, mi mamá es una copada mal, siempre apoyándome. Dije que quería trabajar y a los 15 conseguí mi primer laburo. Con mi mejor amiga nos fuimos a Nueva York a los 16, allá me parecía que la gente hablaba mucho, los yanquis todo lo hablan y yo decía: ¿para qué hablan tanto? Estaba en ese tránsito: a veces en la palabra uno pierde mucha energía. A veces es mejor el silencio. Ese es un lindo recuerdo espiritual”.
Tenemos que hacer, tenemos que ser, nos formatean.
Paloma terminó el colegio secundario y se tomó un año para viajar por Europa. Cuando volvió encaró el CBC de Diseño de Imagen y Sonido. En el camino al título, cuando las cacerolas aparecían y el país gritaba que se vayan todos, la voz volvió y apareció Oupensours, una banda que no escapaba del espíritu que gobernaba la época: “Era re punk el proyecto, con ese sentido de sistema abierto, tipo Linux. Y ahora Paloma del Cerro tiene algo de ese espíritu, de hecho Grod Morel es el productor que trabaja hoy en día, (DJ) Migma escrachea a Atahualpa hablando y ya estamos en un momento posmoderno, de híbridos, hablar de géneros es antiguo”.
La Paloma cantante empezó a convivir con la Paloma publicista, hasta que un día no pudieron compartir un mismo cuerpo. ¿Qué pasó? “Mucho stress sin sentido, por un shampoo o porque a la mujer del CEO no le gustó la modelo entonces había que cambiar todo al día siguiente. Decís: ¿en qué estoy invirtiendo mí tiempo? La pasta era buena pero mi corazón estaba vacío”. Cada tanto se silencia, bucea para adentro, escucha que quiere que escuchemos y sigue: “También no nos enseñan a salir del cuadradito y cuando uno sale… ¡Ah! Hay una animación muy linda de unos amigos que es eso: están dos en una caja peleando hasta que en un momento uno la rompe y ve que afuera hay otro universo.  A veces uno rompe la caja y se da cuenta que puede trabajar menos horas, ganando la misma plata que si uno va a la oficina, estresándose menos o estresándose por cosas que son de uno, no que hay que trabajar para la corporación. Siento que el planeta necesita de más gente que ame lo que hace”.
En la vuelta de un comercial que se filmaba en Madrid, Paloma sabía una sola cosa: no quería más eso y renunció. Primero hizo una escala en el Centro Metropolitano de Diseño, un trabajo de menos horas donde empezó a gestarse su primer disco, “Gozar hasta que me ausente”. Más tarde, también dejó ese escritorio. “Con la ayuda de mi novio que me dijo: Palo vamos, tenés un montón de potencial, tirate a dar clases y vas a ver como juntás la plata. Al toque estaba ganando lo mismo, trabajando tres veces por semana y dos horas cada vez. En 6 horas ganaba lo mismo que en 40, tampoco el sueldo era tan alto pero tenés tiempo para estudiar, para juntarte con tus amigos a tocar y ver en qué más podes incrementar”.
Imágenes: NosDigital

Imágenes: NosDigital


En 2011 llegó el primer tema de su primer disco, que reza: Yo disfruto de esta vida que me ha tocado en suerte, a esta tierra le prometo gozar hasta que me ausente.
Siento que el planeta necesita de más gente que ame lo que hace.
“Todos los días uno tiene que saber quién es. Me di cuenta de mis virtudes, de poder ordenarme, de poder visualizar. Cuando uno visualiza para dónde va, después más o menos va siguiendo ese caminito”. El sendero la llevó de regreso al zaguán, Paloma decidió abrir ese canal y cantar más. “Entonces me lo empecé a tomar más en serio, conseguí una profesora de canto lírico para reforzar la técnica. Y también estudié con Miriam García, ella me llevó por el lado más folclórico ancestral. Ahí descubrí las coplas, también de investigar, de escuchar música nativa de toda América. La música es tan antigua como el hombre, más antigua, solo que el hombre la decodifica”.
“Gozar hasta que me ausente” cuenta el camino andado y escuchado entre la música nativa. En la web, donde se puede escuchar el disco completo gratis, se lo describe como: Culto al baile, la alegría y la reflexión.
“El baile nos muestra que nacemos todos blandos y la vida nos va endureciendo. Esto descubrí de los biodanzantes y bioenergéticos, a veces la psicología se queda en la palabra pero el trauma sigue en el cuerpo. Y a veces no te das cuenta y estás cantando y de repente plaf, se soltó algo psicoemocional que estaba guardadísimo”.
Para destrabar y componer, Paloma también elige jugar. “El juego es muy importante. Socialmente es de los niños, los adultos ya no tienen que jugar, ya sos grande para hacer eso. Tantas frases del inconsciente colectivo que a uno lo aplacan: no arriesgarse, no jugar. En el juego es donde aparece la creación. Muchas de las canciones surgen de estar improvisando. A veces la creación viene en momentos muy absurdos. Cuando estaba Capital andaba mucho en rollers y era increíble cómo me venían letras, por suerte tenía el teléfono y grababa hasta que una vez me caí y dije: no, una cosa por vez”.
Otro salto y van.

Otro salto y van.


Con la canción en la cabeza Paloma agarra su cuaderno y la dibuja. Para poder trasmitir lo que en su interior escucha, agrega colores, palabras y referencias de cantantes y ritmos. Todo sirve para nutrir. En su segundo disco que verá la luz en unos pocos meses, escribió un bolero a lo que ella define como amor amarrete. “Siento que somos re amarretes. Amarte o amarrarte, amor amarrete. En vínculos somos re amarretes: todos pensando en el propósito de uno”. El tema le debe la inspiración a una obra de teatro donde Martin Policastro hace de antropólogo del amor. “Muestran situaciones cotidianas de una pareja, él frena la obra y empieza a hacer la antropología de eso. Viendo esa obra dije: yo tengo que hacer una canción de esto. Haber estudiado cine me ayuda a ver cuánto nos formateó la telenovela en la forma de amarnos. Dice eso en un momento el bolero: ‘lo siento cariñito mío, así me enseño la telenovela a amarte’. La televisión para mí –entre comillas- es “magia negra”. Es una caja boba de tirar mala onda, de hacer chismeríos, es eso: entretenimiento. Y en el entretenimiento uno se mete ahí y la cabeza se pone en modo avión pero a la vez ingiriendo una cantidad de información berreta que después quieras o no se pone en juego en el vínculo”.
El vínculo se reconstruye con lo que Paloma llama magia blanca: El amor, el hablar, la amistad, el poder circular la información, el mismo vínculo.
Siento que el planeta necesita de más gente que ame lo que hace.
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Paloma del Cerro son: Paloma Kippes (voz), Grod Morel (programación), Dj Migma (scratches), Ezequiel Luka (guitarra), Lucas Penayo (percusión).
La producción de fotos sumó la colaboración de Mecha Méndez en vestuario (www.mecha-mendez.com.ar) y Áurea en locación (www.aureacenter.com.ar)

Ritmo cariñoso

Carinhosos Da Garrafa ha conquistado La Trastienda a fuerza de tambor en lo que se afirma como «el evento más importante de música brasilera en Argentina».  Recuperan las rodas del terreiro, fusionan ritmos y nos invitan a vibrar al unísono.
–          ¿Cómo se piensa una propuesta distinta?
–          El planteo lo arrancamos al revés: ¿qué es lo que hay mucho? Dentro de ese mucho, ¿qué es lo que no vemos que hay? Dentro de todo eso, ¿qué es lo que queremos nosotros para ser felices?

[Distinto1, ta.

(Del lat. distinctus, part. pas. de distinguĕre, distinguir).

1.       adj. Que no es lo mismo, que tiene realidad o existencia diferente de aquello otro de que se trata]

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Carinhosos Da Garrafa primero, ocho años atrás en La Plata, se pensó como banda bailando al ritmo del samba y coqueteando con diferentes géneros y sus instrumentos. Ese romance los llevó a interpretar con cavaquinho, repenique, banjo y pandeiro -entre muchos otros- temas que van desde de Charly García hasta Adele. “Pasa muchas veces que nosotros como músicos queremos tocar música cubana como la hacen los cubanos para los cubanos, música uruguaya como la hacen los uruguayos y así. Acá estamos en Argentina, hay que adaptar”, dicen y prefieren dejarse matizar por los ritmos de su cotidianeidad.
Cuando estaban ya en movimiento pensaron cómo mantener el baile y crearon un ciclo -originalmente los martes en La Plata- con la música brasilera de columna vertebral. La experiencia tomó cuerpos, se multiplicó cada semana, se mudó de un bar a un espacio abierto durante el verano y desde mitad de año llegó también a Capital Federal. ¿Creció? Mucho, desde el recién estrenado año, todos los miércoles La Trastienda se pone cariñosa. En horario de after office, cuando las computadoras se apagan, las luces se encienden y el público baila con caipirinhas y cervezas frías en la mano, la banda sale a escena sin subir al escenario.

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Imágenes: NosDigital


 
–          Estamos tocando en el medio del salón. No es el escenario que arranca alto, está casi a tu misma altura, eso hace que la gente lo incorpore. Es algo distinto, una propuesta que está buena, no tiene edades, no tiene estratos sociales, es para todos. Hay una continuidad entre el público y el músico, somos todos protagonistas. Empezó así en bares y en casas, en el fondo, en el patio. El mismo músico era público también. Cantaban todos, no se necesitaba amplificar ninguna voz ni nada. Eso hace que esa diferencia entre el público y el artista no se sienta. Es todo una sola cosa.
–          ¿Se genera sentido de comunidad?
–          En principio era así, dentro de una casa, una familia, una comunidad de cierto barrio, casi siempre marginal. Se genera una cuestión de pertenencia.
–          ¿Las comunidades no implica dejar gente afuera?
–          No, y no queremos que pase. De hecho nosotros dentro del repertorio hacemos temas que se cantan en inglés, en castellano, que todos se sientan un poco representados. Vi gente que no es del palo del samba y por ahí escucha “El viejo” de Pappo y lo canta, lo prendiste, le entró por otro lado. Además este formato permite recuperar algo que en el escenario se pierde un poco: hay muchos instrumentos de percusión y tienen un audio natural que energéticamente te generan algo. No es lo mismo estar en el escenario que lo único que recibís es el audio que sale amplificado. Pasan otras cosas, se escucha el audio del micrófono pero se escucha también el audio natural y eso te sacude.
Y como Atahualpa le escribió un salmo a la guitarra, esa que sirve para encontrarse con uno mismo, Carinhosos hace ritual cada miércoles para que la percusión se escuche latir como el pecho y la semana palpite fin de semana que resuena. La proximidad del sonido, la roda que envuelve, los cuerpos que chocan a la altura de las caderas obligan a salir de la pasividad. No hay butaca y estado de contemplación, tenés que hacerte cargo: sos parte del momento.
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Suenan en La Trastienda.


“Esta música no es para quedarse pasivo”, sentencian.
El atardecer huele a traspiración de plena madrugada bailable. Están los que todavía llevan rastros de oficina en la ropa y arremangan la camisa, los que bailan descalzos, los de remera ajustada con logo de alguna batucada, todos bailando juntos en ronda. “Yo sólo creería en un Dios que supiera bailar”, dijo Nietzsche y acá parecen prenderse velas en el mismo altar.
El lugar está lleno. Las edades del público van desde adolescentes a quienes pisan seis décadas. “La mayoría de nosotros tenemos familias, entonces dijimos: ‘che, vamos a armar un evento que podamos ir con nuestros hijos también porque si no siempre es complicado’. Integrar, se trata de eso”, explican.
¿Por qué integrar? El neurocientífico Lawrence Parsons en una entrevista a fines del 2008 explica: “La música y la danza, y contar historias y la comunicación son una especie de tela entretejida entre los humanos. Creemos que cantar y bailar juntos, como grupo, tiene ventajas evolutivas. Nos ayuda a sobrevivir mejor que un grupo que no tiene música, que no tiene danza”. ¡Subime la música!
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La música que te hace bailar.


 
Si seguimos con la lógica de día de semana que todavía no llegó a la madrugada, decimos que a mitad de la jornada hay un break y se pueblan las barras. Después Carinhosos sale por segunda vez a escena y se acomoda en butacas alrededor de una mesa que contiene todos los instrumentos. Entre ellos, la energía también es circular. Es la última entrega antes de que lleguen los invitados para cerrar la gala. La pregunta queda obsoleta cuando le pega la respuesta. ¿Por qué los invitados cierran la noche y no abren?, en un bar del barrio del Abasto Pablo y Nacho -integrantes Carinhosos- abren los ojos desconcertados: “¿Vos decís porque la banda invitada no está antes y nosotros cerramos?”. Y vuelven a abrir los ojos. “Es una especie de frutillita, lo pensamos así. Un regalo para la gente, un mimo. Y que se entienda que no porque hacés un estilo de música sos eso, la música es música”. Y no dicen nada más. Y el ego del artista se aleja de la mesa.
Cuando llega el momento de la banda invitada, las luces se encienden en el escenario, los cuerpos giran la mirada y siguen bailando. Es una transición orgánica. ¿Por qué? “Nuestro gurú dijo: la gente quiere mover el culo”.

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Carinhosos Da Garrafa son: Marina di Bastiano en voz y cavaquinho, Pablo Palleiro en tan tan y repenique, Nacho Álvarez en voz y banjo-cavaquinho, Esteban Álvarez  en voz, repique de mano y pandeiro, Fernando Álvarez en voz y mandolina, Martín Messineo en guitarra de 7 cuerdas, Juan Zabala en cuica y pandeiro, Esteban Portnoy en batería, Claudio Braga en surdo y repique de anillo. La Trastienda se pone cariñosa cada miércoles, 20hs.

Seis años sin Luciano

Un mediodía de sábado de enero hay miles de personas que caminan por las calles de Lomas del Mirador. Caminan bajo un Sol que quema por este barrio en el que se vio por última vez hace exactamente seis años a Luciano Nahuel Arruga. Este año ya no se marcha por su aparición. En octubre último se encontró su cuerpo enterrado en una tumba NN del Cementerio de la Chacarita, después de cinco años y nueve meses de búsqueda constante. “A Luciano lo mató la Policia y lo despareció el Estado”, dice la bandera principal de la movilización. Por eso acá marchan miles de personas. Caminan desde la plaza Luciano Arruga hasta el destacamento policial donde a Luciano lo fajaron varias veces por negarse a robar para la Bonaerense. Allí, ahora, luego de cinco años de lucha, funciona un espacio para la memoria. El destacamento se mudó a tres cuadras por disposición el Intendente Fernando Espinoza. Hasta ahí también se camina. Camina Vanesa Orieta, la hermana de Luciano, camina y les grita a los ratis que a su hermano lo mató la Policia. Se sigue caminando. Vanesa explica que por donde pasa la movilización ahora, la Comisaría 8va de La Matanza, funcionó un centro clandestino de detención en la última dictadura militar. También caminan, escuchan y cantan que a Luciano lo mató la Policia la madre de Facundo Rivera Alegre y del Kiki Lezcano, la hermana de Walter Bulacio, el hermano de Matías Bernhardt, familiares de Sergio Abalos y Ezequiel Demonty, camina la columna de H.I.J.O.S, camina Pablo Ferreyra, el hermano de Mariano. “Los casos siempre van a estar relacionados por la impunidad policial. ¿Qué importa si no son los 30 mil de la dictadura”, dice Vanesa mientras sigue caminando. Hasta que en Emilio Castro y General Paz ya nadie camina. Ahí, en la colectora de la General Paz donde un testigo vio el 31/1/09 que un patrullero de la Bonaerense estaba estacionado con las luces apagadas a la misma hora que un auto atropellaba a Luciano, que cruzó la General Paz de una manera desesperada, como si estuviera escapando de algo. Algo, para la familia y para todos los que están acá, es la Policia. Acá donde Luciano murió hace seis años ya no se camina. Se habla, se escucha, se piensa, se siente. Se sacan conclusiones. Sin Luciano no hay Nunca Más.
Pablo Pimentel, presidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza. [Ver entrevista a Pimentel].
Es importante haber estado acá para mantener la coherencia que tenemos muchos hace tiempo en la Argentina que es reclamar por los derechos humanos de todos, sin distinción de clase ni religión ni edad ni condición social. Hoy recordamos el flagelo que sufrió un joven que representa a muchos jóvenes de la Argentina, de una condición pobre, muy pobre, que no tuvo derechos. No tuvo derecho a ser respetado por los policías que lo reclutaban para robar. Y la familia no tuvo derecho a acceder a los instrumentos que tiene el Estado para que se supiera el paradero de él. El Estado fue obligado por un habeas corpus, que había sido rechazado anteriormente, para poner a disposición de la familia todos los elementos que haya en este caso. Al mes de eso, con las huellas digitales que se tomaron en la primera detención, dieron con el cuerpo de Luciano. Se hubieran ahorrado cinco años de dolor de toda una familia. La figura de Luciano ha crecido tanto que ha pasado su persona, va a quedar en la historia como la bisagra que de vuelta la página para que todos los casos de impunidad que han quedado del pasado, del presente y de los que vengan no exista más. ¿Cómo? Con un pueblo organizado, una familia que reclama y una Justicia independiente de cualquier poder político, económico y mediático que obre de manera justa, en tiempo y forma. Si habría sido así, hoy no estaríamos acá reclamando. Esto es porque el Estado no funciona y porque si bien han pasado 30 años de democracia la Policía no ha cambiado, no se ha formado en una cultura de seguridad democrática basada en la filosofía y el respeto de los derechos humanos de todos, inclusive los de los policías como trabajadores.
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Viviana Alegre, mamá de Facundo Rivera Alegre, joven desaparecido en febrero de 2012 en Córdoba. [Ver nota sobre el caso de Facundo Rivera]
Hoy somos todos Luciano. Es el ejemplo de la total impunidad, de la connivencia policial, política y judicial. Yo soy Viviana, la madre de Facundo Rivera Alegra, que en febrero va a ser tres años de desaparecido. Nosotros vivimos la misma situación en Córdoba con mi hijo, por eso estamos acá. Y para acompañar a Vane que siempre ha estado muy presente. Y eso es lo más importante: que nos acompañemos, porque esta es una lucha colectiva y de esa manera vamos a salir y a lograr la Justicia que nuestros hijos merecen.
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Vanesa Orieta, hermana de Luciano Nahuel Arruga. [Ver entrevista a Vanesa]
Como hermana de Luciano considero que hoy es importante estar porque estamos hablando de una desaparición forzada, de una muerte que intentó ser silenciada al enterrar a Luciano como NN en el Cementerio de la Chacarita. Tenemos que estar acá porque desde el poder judicial y político, y desde los medios también, se intentó desvirtuar la escena instalando que se había tratado de un simple accidente de tránsito. Tenemos que estar acá porque hay muchos familiares que vienen a denunciar la violencia por parte de las diferentes fuertes de seguridad y es nuestro deber acompañarlos porque están solos, porque no tienen acompañamiento judicial, no tienen acompañamiento político porque los grandes medios lo que hacen es ensuciar la figura de la víctima. Esta problemática es grave, ya se han llevado la vida de muchos pibes por gatillo fácil, ya se han desaparecido muchos pibes y cada vez son más. A medida que podamos entender el significado de esta lucha vamos a empezar a entender el riesgo que corremos en esta democracia sino abrimos los ojos y nuestras bocas para gritar que no queremos más casos de violencia institucional en manos de la Policía.
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Tamara Bulacio, hermana de Walter Bulacio, joven asesinado por la Policía en 1991 después de un recital de Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota.
Es importante estar hoy acá porque es un chico más que desapareció. Como sociedad tenemos que reflexionar en eso. Más allá de tener un hermano que pasó por lo mismo, que murió a causa de gatillo fácil hace más de 20 años, lo tenemos que hacer para que el sistema cambie, para denunciar estos casos. Si no salís a la calle para denunciar esto que pasa, ellos aprovechan el silencio. No hay que callar. Hay que salir y luchar. Hoy otra no queda.
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Iara Carmona, 20 años, víctima de abuso policial desde los 11 hasta los 15 años por el exmarido de su madre, un policía de la Bonaerense. [Ver entrevista a Iara] 
Me parece importante porque todas las causas son importantes, más allá de la mia. Y la manera de sostenerla es esta. Hay que estar, participar, pedirle a la gente que se sume. Es más que nada hacerse escuchar, que se difunda el caso. Es una manera de hacer justicia, justicia social. Desde cantar, acompañar, o darle un abrazo a la familia es una manera de contener a los seres queridos como el Estado y la Policia no lo hacen. Está bueno sentir el respaldo de la gente. El caso de Luciano me moviliza en especial. Es un pibe como yo. Yo bailo en la murga de La Matanza, donde hay compañeros que eran amigos de Luciano. Si bien todas las causas son importantes me llega desde un lugar especial, aunque la impotencia y la importancia es la misma en esta como en todos los casos de violencia policial.
iara carmona
Angélica Urquiza, madre de Jonathan Kiki Lezcano, asesinado el 7/9/09, a los 17 años, junto a Ezequiel Blanco (25), por Daniel Santiago Veyga, exagente de la Federal. [Ver nota sobre el caso de Kiki Lezcano] 
Es importante porque se cumplen seis años de la desaparición de Luciano. Hay que apoyar a la familia para que este caso sea visibilizado. A mí también me mataron un hijo, tres meses después que a Luciano. Por eso me mueve estar acá también. Porque es la manera de solidarizarse de corazón a corazón con la hermana, con la madre, con todos los que han sufrido como me tocó a mí.
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Nora Cortiñas, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo (Línea Fundadora), madre de Carlos Gustavo Cortiñas, desaparecido el 15 de abril de 1977.
Es importante porque la memoria es la que nos lleva a que busquemos toda la justicia. No hay que perder la memoria, hay que estar en la lucha permanentemente, eso es lo que nos va a llevar a la verdad y a la justicia. Hay que seguir. Esta es otra etapa en la que ya sabemos que pasó con Luciano, ya tenemos su cuerpito. Es otro camino el que hay que recorrer, pero con la misma bandera de no a la impunidad, en el caso de Luciano y en todos los casos donde haya una injusticia.
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