Levantando bien alto el estandarte por la visibilización del conflicto indígena en Argentina, Félix Díaz, líder de la comunidad Qom Potae Napocná Navogoh, explica las complejidades y los despojos actuales. “Estoy para representar y defender los derechos indígenas, no para negociarlos”.
La tierra sigue deshaciéndose de sus manos. Lo que para muchos es un recurso más, para ellos significa la fuente de vida, de cultura, de espiritualidad, de lazos comunitarios. Y si la tierra es vida, no tenerla significa, por lo tanto, morir.
Es porque muchas comunidades indígenas argentinas se han negado a desaparecer que la figura de Félix Díaz se nos presenta en grande; porque representa ese inacabable sentido de subsistencia y de dignidad que rechaza darse por vencido aun cuando diversos Estados y gobiernos se empeñan en que ya no estén más. Representando a la comunidad Qom Potae Napocná Navogoh de Formosa, aprovechando su estadía en Capital donde dará una conferencia el día lunes 28, Félix dio a NosDigital una extensa entrevista en la que habla de su actualidad como líder, de la situación política de sus hermanos, de las estrategias políticas para visibilizar la vida cotidiana de los que han sido despojados, de la dignidad del pobre y de lo absurdo de la falta de unidad. También reflexiona sobre los que cedieron las reivindicaciones históricas por un sueldo y de los pobres que no tienen qué comer. Su mensaje, en última instancia, enseña la búsqueda de un mundo en que se pueda “respetar al otro como ser humano y convivir y saber tolerar la diferencia”.
-¿Qué cambios ves en la comunidad a día hoy con toda la experiencia adquirida desde los inicios de su organización y reclamos?
-Hemos notado un cambio muy importante al día de hoy en relación a tiempos anteriores, que hemos sido manipulados, hemos sido esclavizados en todos los aspectos. Hoy en día la comunidad ha podido conformar una organización por la cual se sostiene por la participación de la misma comunidad; se ha formado una organización que se llama Concejo de Ancianos, que la forman hombres y mujeres adultos y jóvenes, que ha podido fortalecer la manera propia de organizarse, a través de las asambleas que deciden la política interna de la comunidad. A través de eso hemos podido sostener la lucha, el reclamo territorial que es el eje por el que se mueve la política interna del pueblo Qom, y eso ha sido muy favorable para mí como autoridad, ya que he visto cómo los hermanos se han podido empoderar de esa fuerza de decidir lo que tiene que ver con sus propios intereses. Y eso me alienta mucho, de que haya un cambio, que hemos podido notar en este tan poco tiempo, iniciado en el año 2000 y que dio una vuelta muy grande en el 2010 cuando explotó el tema de la represión y el desalojo. Esto tiene que ver con la madurez de la comunidad que ya no quiere que nos digan qué tenemos que hacer, que nos mientan que nos darán las tierras. Esto es producto de la propia conversación que hemos iniciado en el 2000 para entender qué nos estaba pasando.
–¿Cómo impactó la diferenciación entre los sectores a favor del gobierno y quienes se mantienen intransigente con las reivindicaciones históricas en el seno de la comunidad?
-Nosotros no hemos notado la diferenciación interna, nosotros no lo vemos con preocupación porque los que están con el gobierno son un grupo de hermanos que son funcionarios del gobierno provincial, que no son autoridades para nosotros, para la comunidad. Pero lastimosamente el Estado usa las cuestiones jurídicas para poder discutir de igual a igual con nosotros porque tienen un instrumento jurídico en defensa del interés del Estado. Estos hermanos que se quisieron manifestar en contra de nuestros reclamos fueron desapareciendo porque el gobierno no puede mantener un grupo de personas pagándoles todos los pasajes, mercaderías, alojamientos, recursos. El Estado no puede comprar toda la dirigencia indígena, el liderazgo indígena, porque es como querer desviar la lucha indígena a través del sueldo. Lastimosamente el gobierno provincial y el nacional han podido legitimar la división de las comunidades mediante la creación de dos personerías jurídicas, una es provincial, la que es la titular de nuestras tierras comunitarias, y la otra, la nuestra es el RENACI que es una organización natural de la comunidad que se ha conformado democráticamente y que me ha electo como representante. Esa es la diferencia: la primera, la Asociación Civil, nunca fue elegida por la comunidad, sino que el gobierno pone a sus hombres de confianza para estar al frente de ésta. Esa es la diferencia, una que está por encima de la comunidad y la otra que es la de la propia comunidad que administra sus propios intereses como la agricultura, ganadería, caza, pesca y uso de los recursos para la artesanía, que son nuestras costumbres. Sin embargo, el otro grupo niega estas costumbres y dice que ya no se puede pescar, ya no se puede cazar y recolectar porque ya pasó, aunque muchos hermanos siguen manteniendo esos valores culturales, que nos da fuerzas para decir esto es lo que somos, esto es lo que queremos. Mientras tanto, el gobierno les da camionetas a los punteros de la comunidad: Cristino Zanabria, a los Camachi, pero que no se pueden sostener.
-Como dirigente indígena te ha tocado recorrer y relacionarte con diferentes comunidades a lo largo del país, ¿cómo se dio el intento de dividir a las comunidades a nivel nacional a partir de tu experiencia?
-La verdad he pasado momentos muy buenos y otros negativos, que me hicieron dar cuenta las cosas que yo he venido haciendo mandado por mi comunidad. Lo que yo me doy cuenta de esta lucha es que la autoridad nace de las condiciones que uno trae consigo, que trae por naturaleza, y la autoridad que muchos buscan en el ámbito político, religioso, se da por la búsqueda misma de poder. Ahí es donde está el engaño: “votame, yo te doy esto”, “votame y te doy lo otro”, y esa negociación que nunca hice, porque no me gusta engañar a la gente. Esta forma de pensar me ha servido para saber con quién sí estar y con quién no estar. Pero no puedo decir “con este no voy porque es oficialista” o “con este no voy porque es opositor”; lo que yo quiero es ampliar el espacio para dialogar y construir algo genuino entre nosotros para poder dejar herencia a la siguiente generación y que pueda mejorar los logros y falencias que nosotros hemos tenido. Toda esta experiencia que pude tener en este tiempo me ha servido mucho para poder parar y ver qué es lo que estoy haciendo, qué es lo que me pasa. Y entonces cuando salgo de mi comunidad y estoy en otra, y los hermanos me dicen “ayúdenos porque estamos mal”… La mente de algunos dirigentes indígenas cree que yo soy rico porque viajo, porque vivo en Buenos Aires, porque hablo en los medios, creen que vivo bien; pero esa mentalidad del político contamina al indígena. ¿Cómo les explicás a los indígenas que no vivís como viven los grandes líderes sociales, políticos, religiosos que son los que manipulan las mentes de las personas? Esta tarea que me tocó es muy rara y es muy difícil sacar conclusiones de lo que uno es: no puedo decir que soy bueno, malo, mejor o peor. Siempre digo que la gente tiene que definir qué clase de persona soy; no puedo decirles “che, deja de hablar mal de mí”, aunque mucha gente cree que por defenderme a mí esa es la solución. No, cada uno tiene que hacerse cargo de su mirada, sus críticas, de lo que uno es, porque conozco mucha gente que son grandes políticos partidarios, pero que la pasan mal, porque el liderazgo no te convierte en patrón, uno tiene que ser servidor de los demás. Cuando acumulan la riqueza se vuelven egoístas y más ambiciosos. No puede ser que un partido llegue a posiciones importantes y el gobierno se transforme en propietario de la vida de los demás y después negocien con las grandes empresas multinacionales, se venden y nosotros seguimos en la miseria. Nosotros hemos votado a los gobernantes para que hagan bien y no lo que están haciendo. El tema indígena es una lucha muy débil, porque no tenemos un respaldo económico y jurídico que sea manejado por nosotros los indígenas, porque seguimos mendigando el acceso a la justicia. Yo tengo causas penales por defender los intereses del pueblo Qom, entonces el Estado Nacional nos ofrece la posibilidad de defendernos por medio del Centro de Estudios Legales Sociales (CELS), Defensor del Pueblo y Defensoría General de la Nación, pero si no queremos saber nada con el gobierno, ¿quién nos defiende? Si no tenemos recursos para movilizar o contratar a un abogado. Nos convertimos en mendigos al no tener acceso a la Justicia. Lastimosamente tenemos abogados indígenas que están con el gobierno pero son los que dicen que éste es el mejor gobierno, que está todo bien, un gobierno que incluye a todos; y no se dan cuenta que se está muriendo su gente, que son sus raíces, sus orígenes, todo por tener una chapa de abogado ya se creen que son parte de la sociedad; sin embargo, son indígenas.
-Se ha hablado mucho sobre su estrategia de diálogo con muchos sectores políticos…
-Para nosotros no están dadas las condiciones para discutir de igual a igual ante cualquier organismo público y sus autoridades, porque que hay una discriminación hacia la realidad indígena que es ocultada. Pero cuando uno va al territorio, una experiencia que muchas veces es vista desde afuera, esta democracia no es democracia para nosotros, ya que se debería respetar y defender el derecho humano y no condicionarlo. Yo estoy para representar y defender los derechos indígenas y no negociarlos, porque no se negocian ni se venden, ya que son derechos constitucionales y hay una legislación que obliga al Estado a garantizar ese respeto que deberíamos tener para vivir de igual a igual. Todos provenimos de una misma familia, la Familia Humana, aunque se ha formado una sociedad dividida: la Iglesia defiende los derechos de su congregación, los partidos políticos los de sus miembros. Nosotros sabemos de dónde venimos y sabemos a dónde queremos llegar. El liderazgo está en uno mismo en un proceso que te marca la vida; yo llegué solo a tercer grado y he crecido mucho gracias al diálogo con todos ustedes, al diálogo con gente de la iglesia, partidos, gremios, organizaciones campesinas. No me preocupa lo que puedan decir que soy aliado de Massa, la Iglesia, de Moyano, de los que quieran; porque la función mía es pública y no privada, entonces cuándo es público uno tiene que ir y hablar con la gente aun cuando no esté de acuerdo con esa gente, transmitirles mis preocupaciones. Pero muchos de estos intelectuales y sabios hombres que están al frente del país se creen dueños y se equivocan. Dicen que porque son gobierno pueden hacer lo que quieran y no les importan las personas pobres, inmigrantes, indígenas. Entonces, ¿cómo puede entender una persona que está arriba a los que estamos abajo, que somos lo que siempre sufrimos? Porque si yo estoy viviendo con los que están abajo entiendo lo que eso significa: no tener agua, no tener salud, no tener comida, no tener trabajo. ¿Cómo voy a poder negociar con el de arriba si él no entiende lo que le pasa al de abajo, si nunca lo vivió?
-La comunidad Qom vive mayoritariamente en las dos provincias más pobres del país, Chaco y Formosa. ¿Qué significa ser indígena, Qom y pobre en los territorios?
-Lo que nos pasa es que la misma Argentina nos ubicó en ese lugar donde hoy estamos. Pero yo no me considero pobre, porque pobre es el que no tiene familia, no tiene casa, no tiene parientes. Me considero un ser humano digno de seguir reivindicando las cosas que competen a mi persona. Lastimosamente la imagen que usan los medios es “los indígenas son pobres, no tiene esto y lo otro”, pero nunca dicen por qué pasó esto. Al indígena lo empobrecieron, le sacaron su agua, su territorio, sus recursos, porque la vida está en ese lugar. Si no tenés la medicina del monte, si no tenés el agua y los recursos para vivir, te están matando y te conviertes en un ser miserable; te dan un terrenito de 20 por 30 y te peleás con tu vecino. Si vas a buscar trabajo tenés que tener títulos, tener un padrino político, si no tenés eso tenés que ir a rebuscar en la basura o ir en los campos privados y robar yendo a cazar o a pescar en sus propiedades. El que se adueñó de estos recursos no le importa que esos territorios hayan sido nuestros, que, según la propia legislación, nos ubica como pueblo pre-existente. Formosa se cree que es la pionera en reivindicar el derecho indígena, pero no lo es. El gobierno tiene que escuchar, no imponer. Se siguen muriendo los indígenas por el Mal de Chagas, la neumonía, la hepatitis, y ahora están habiendo casos de diabetes, que antes no se veían, las cataratas que han segado muchos hermanos, la discapacidad o la malformación de niños indígenas. Esto pasa porque estamos mal alimentados. Antes teníamos una alimentación equilibrada porque teníamos los recursos y ahora no. La comida que nos venden es comida chatarra, alimento que no es bueno. Si no tenés plata te morís de hambre. Esto es lo que genera la injusticia, la falta de escucha de los gobiernos a nuestro problema. Nuestra lucha está en la recuperación de territorio.
-En mayo del 2012 fuiste convocado como representante de tu comunidad, junto con representantes de Asuntos Indígenas y el gobierno de Formosa, en una mediación de la Corte Suprema ¿Qué novedades hubo sobre su dictamen de relevamiento de sus tierras?
-Para nosotros es un paso importante para hacer más visible la problemática Qom. Pero la Corte no es que se hizo cargo de la situación sino que buscó una mediación, entonces se negoció decir “vayan y releven las tierras”. El gobierno nacional y provincial llevó sus equipos técnicos e hicieron lo que quisieron, pero diciendo que cumplieron las órdenes de la Corte. Ese relevamiento no hizo lo que pedíamos, y yo, como autoridad, quedé fuera del título del territorio de la comunidad. Dentro de ese título estamos fuera 20 familias, que tenemos una causa penal por usurpación, y de esta manera el gobierno nacional y provincial avala la orden de la Justicia de la causa que tengo por violentar la propiedad privada en esos territorios. El Estado es el responsable de no resolver el problema real. Nosotros fuimos preparados para esta instancia y marcamos el territorio actual, el territorio público y el tradicional, y ellos dijeron que no, porque respetaban lo que decía la asociación civil manejada por Cristino Zanabria, que olvida el sacrificio que hizo la comunidad en los 30’ y la lucha de su antepasado Trifón Zanabria que consiguió el territorio con un gran esfuerzo que ahora él desconoce.
-A fines del 2012 fuiste invitado a Chiapas a permanecer un tiempo en el territorio autónomo administrado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), ¿qué sensaciones te llevás de esta experiencia?
-La verdad que me ha servido mucho ver en qué situación se encuentran los hermanos, pero me entristeció estar en México y visitar la cárcel donde se encuentran detenidos muchos indígenas por defender sus territorios; y los que se encuentran libres no tienen la posibilidad de discutir de igual a igual con el Estado porque se han auto-aislado. ¿Cómo defender los derechos de uno cuando se desprende de la institucionalidad del Estado? Han logrado muchas cosas, pero con el correr del tiempo, si vamos a vivir eternamente en guerra, las siguientes generaciones serán las perjudicadas porque van a tener su mente de odio con el otro. Lo que nosotros buscamos es respetar al otro como ser humano y convivir y saber tolerar la diferencia. Estos hermanos con que he podido estar y ver sus escuelas autónomas y municipios autónomos, son mínimos los recursos que manejan porque no se les permite más. Un día uno me dijo “mira hermano, esto es lo que vivimos día a día, los blancos vienen borrachos y nos maltratan y no los podemos denunciar porque la justicia sabe que somos autónomos y no podemos tomar medidas propias contra ese blanco, porque el pueblo va a venir encima nuestra y somos pocos”. Es muy difícil sacar conclusiones cuando uno está de paso simplemente, tendría que estar ahí y pasar más tiempo, para ver lo bueno y lo malo. Los hermanos viven dedicados en la agricultura, las mujeres viven en sus casas, los territorios no están reconocidos que son propiedad de los zapatistas por el propio Estado mexicano. Es un conflicto que no va a parar nunca, pero son decisiones que uno tiene porque está cansado de tantas injusticias, de tantas muertes. Y los zapatistas tendrán sus razones y yo las comparto, los apoyo, porque son mis hermanos. Fue doloroso estar ahí, porque no teníamos tiempo de hablar con toda la gente de día, sino de noche, cuando nos contaban todo su dolor. Sin embargo acá en la Argentina no vivimos de esa manera. Podemos vivir libremente, hablar con los medios, yo puedo viajar a Formosa, aunque reciba amenazas; pero no vivo como viven los zapatistas. Y eso preocupa, porque el mismo Estado es el que se encarga de destruir nuestros pueblos indígenas y es el que motiva el odio entre nosotros, para que nos matemos y las multinacionales se queden con nuestras tierras. A veces nos peleamos nosotros, entre los pobres, indígenas, campesinos por un corte de ruta; he visto mucho en los cortes de ruta como son los pobres los que más se enojan, nunca un rico va a estar en la zona, el rico vive en su casa, en otro país incluso. No estamos en una situación agradable, y depende de nosotros, si cambiamos nuestra forma de pensar, de actuar y de valorar la vida. Todos constantemente están discutiendo. Anoche estuve viendo la repetición del video de Luis D’Elia y me dio mucha pena, porque yo a él le tengo mucho respeto. Lo conocí en el 2003 cuando estaba necesitando un pasaje, porque estaba varado acá en la Capital y no conocía a nadie y me preguntó cuánto necesitaba para volverme a Formosa y me lo dio. Ese gran hombre que estaba dentro de él desapareció, no sé cómo, y sentí con mucho dolor ver a ese hombre llorar impotente frente a los medios, querer justificar algo que se está haciendo contra el gobierno nacional. Pero si él no está pensando para recuperar la confianza del pueblo, hay que hacer algo. Es difícil para mí decir esto que estoy contando, estoy muy preocupado por esta situación y no sé cómo transmitir esto a los demás para que nos sumemos en la construcción de este país para el bien de las personas que sufren día a día. Porque no es bueno ir a un barrio de La Matanza, la Villa 31, en José León Suarez, hace poco estuve en un basural con unos chicos que trabajan allí y duele, duele porque son mis hermanos, mis conciudadanos, no son indígenas, pero son mis hermanos porque somos de la familia humana. ¿Cómo puedo ser indiferente ante los que pasan lo mismo que nosotros? Lo que yo quiero es brindar lo mínimo que tengo para que el otro se dignifique a trabajar para construir su propia vida y valorarse a uno mismo.