Archivo por meses: noviembre 2013

Los maestros ignorantes

Una escuela de gestión social, ni pública ni privada, plantea en Moreno un nuevo modelo de relación con el alumno y el barrio. Tanto, que tiene una cooperativa de reciclaje, una radio y sigue creciendo.
La Escuela Creciendo Juntos no es una escuela estatal aunque creen en que la construcción de la institución se debe hacer con las familias y con la comunidad; sostienen el rol docente-militante y consideran que la voz del adolescente es tan importante como la de un adulto. Tampoco son una escuela privada, aunque cobren una cuota que puede ser reducida, trocada o pagada íntegramente. ¿Qué es entonces Creciendo Juntos? Es una Escuela de Gestión Social que se siente comunitaria y pública porque abre las puertas literalmente a todo el barrio, donde los chicos pueden arrancar en el  jardín de infantes a los 2 años y salir con un título de Bachiller en Artes Visuales en sexto año del secundario. Es un colegio que se construyó entre todos, que se reconstruye permanentemente y que a la vez ofrece un modelo para acortar tanto la brecha que separa a los adolescentes de sus profesores,  como al conocimiento de las mentes y el respeto entre dos generaciones que parecen no entenderse.
Parados en la esquina de Belgrano y Almirante Brown, en el medio del partido de Moreno, miramos la entrada del colegio esperando encontrar a Juan, el director. Lo vemos rodeado de chicos: nos pide que demos unas vueltas porque recién empezó el recreo largo de media hora y tiene que solucionar unos asuntos: “Vayan al fondo y ahí está la radio, y acá al costado está la cooperativa de reciclaje, pueden ir a verla”.
Primera sorpresa: Tienen una FM que funciona las 24hs y una cooperativa de reciclado que da trabajo a 10 madres mientras sus hijos estudian. Como nos cuenta Paola, una de las trabajadoras: “Lo mejor de esto es que puedo trabajar y ser madre al mismo tiempo. Entro con ellos y me voy cuando mi último hijo sale a eso de las 3”.
Primera sensación: Las aulas se encuentran alrededor de un patio bastante arreglado, con algunas flores por allí que adornan unas esculturas metálicas bastante imponentes, y más allá una canchita de fútbol. Y los pibes no están grises como en otras escuelas… están sonrientes.
Primer pensamiento: ¿Por qué no me mandaron acá mis padres?
Primer diálogo: un grupo de chicas se acercan y preguntan a los extraños: -¿Qué hacés acá?
Explicación y repregunta: ¿Qué es lo que más les gusta del colegio? “La libertad y la relación con los profesores, que te respetan, te escuchan”, responden ellas.
Segundo pensamiento. Yo a su edad hubiese respondido: “las 18:15 de un viernes cuando salgo y pienso a dónde vamos a salir”.

Fotos: NosDigital

Fotos: NosDigital


Algo de historia
Los orígenes de la escuela se pueden rastrear en 1982, cuando una de las tantas sociedades de fomento que por entonces existían para saciar esa necesidad de comunión y participación destruida por la dictadura, se propuso crear un jardín de infantes.  Hasta entonces, la escuela más cercana estaba a 40 cuadras y las jóvenes familias, huyendo de Capital Federal por el Rodrigazo y el aumento en los alquileres, empezaban a repoblar el barrio. Desde el primer minuto, la impronta comunitaria se hizo patente en un ideal que continuaría a lo largo de las décadas: rifas, jornadas voluntarias, esfuerzo común, peldaño a peldaño y ladrillo a ladrillo lograron asentar el jardín. Siete años más tarde, erigieron la primaria, que debieron inscribir como de gestión privada: “No existía la gestión social todavía, pero nosotros nos sentíamos una escuela comunitaria. En el 85′ y 88′ muchos vecinos habían participado en la creación de secundarios estatales, con los mismos ideales que el jardín, pero esa idea de participación barrial se abortaba ni bien el Estado enviaba a las autoridades. De pronto, llegaba la nueva directora y les decía a los padres que su rol no podía ser adentro del colegio y chau, se acabó la construcción”. Finalmente, en el 2008 dieron el último paso y abrieron el secundario.
Pero este andar estuvo plagado de inconvenientes y con creatividad lograron saltear aquellos ineludibles problemas económicos: primero, el jardín supo sustentarse con un kiosquito, después, para la construcción de las aulas del primario llegaron a rifar tres autos 0Km, pero que “por suerte no salieron los números, así que entre el dinero de las rifas y la venta de los tres autos se pudo hacer lo que faltaba”, tira Juan como dato de color. También, aquellos docentes cuyos salarios todavía no estaban subvencionados, fueron bancados del bolsillo de los demás compañeros: “No podemos dejar que un compañero esté meses sin cobrar. A la larga el Estado paga, pero hasta que esperamos a que nos llegue la plata, entre todos nos bancamos. Aún hoy en día, en sexto año, hay cargos sin subvención”. Pero entonces, ¿el Estado se hace cargo y se cobra cuota? El sistema es simple: el Estado cubre el salario completo y parte de los aportes de los trabajadores de la escuela y de la cuota sale el resto de los aportes y los demás gastos fijos. El precio mensual de la cuota es de 200$ para el secundario, la más alta, pero aquellos que no pueden pagar son becados o familias intercambian ese dinero que no tienen por algún servicio que le puedan prestar al colegio.
“Si queremos crear un ámbito más democrático, hay que darles voz”.
La propuesta de Creciendo Juntos rompe con el molde actual, tanto en la forma de pensar la educación como a los jóvenes mismos, en una sociedad donde los medios de comunicación, muchos adultos y tantos otros profesores tratan a los jóvenes de todo menos de seres pensantes, autónomos y críticos. Descalificados, subvalorados, considerados vagos, drogadictos, violentos, insolentes, tontos, que no son “como los de antes”; en este colegio se parte desde una posición completamente distinta. Acá, algunas de las claves en palabras de su director:
-Sobre el quiebre en la relación profesor-alumno actual: “Muchas de las limitaciones están en nosotros y esa es mi idea: los docentes secundarios no entienden al sujeto educativo que tienen hoy en día, han sido formados en una escuela que hoy ya no existe más y muchos de esos no quieren cambiar, quieren reproducir un formato escolar, en el que cambiar significa abrirte. Se acabaron las certezas, hay incertidumbre y tenés que poner el cuerpo, tenés que generar otro lazo con el alumno, ya no sos más el poseedor del saber y no tener el poder genera miedos”.
-Sobre las nuevas formas de relacionarse entre el adulto y el adolescente: “Yo creo que los pibes rescatan mucho las relaciones que se generan acá con los profesores. Por ejemplo, el solo hecho de tratarlos por el nombre ya cambia algo, si se acuerdan los apellidos, ¿por qué no se pueden acordar los nombres? Esto, que parece una pavada, los pibes se dan cuenta de la relación, del estar presente no solo los días de semana sino también extracurricularmente, venir un sábado para ayudar en otros ámbitos. Que sean escuchados, darles la palabras, que tomen decisiones, eso también genera una relación distinta. Si queremos crear un ámbito más democrático, hay que darles voz, y si están en desacuerdo que digan por qué, que argumenten y me parece que esto es importante. Esto no se genera con el profe compinche o el profe copado. Esto es así: yo te escucho pero hay ciertas pautas que también se tienen que respetar. Las cosas que hoy se escuchan en los secundarios… se ve que hay que generar otras relaciones con los jóvenes. Aunque no estamos exentos de los problemas, lo que uno intenta es hacerlos parte en la institución”.
-Sobre las limitaciones de las propias instituciones en lo académico: “Acá hay un curriculum, tienen materias que hay que seguir, pero lo que se hace en cada materia o lo que se puede gestionar de manera colectiva haciendo una mirada en conjunto con el cuerpo docente, eso lo podemos determinar; acá tratamos de dar vuelta el currículum, moverlo. Sí, es una orientación para la materia que das, pero las modificaciones que podemos hacerle son importantes. Además, ¿quién determina que un chico puede o no pasar? ¿No vas a pasar porque te llevaste matemática o geografía? Si podemos observar a ese chico entre todos, de manera más integral, entonces ¿vamos a hacerlo repetir por geografía o matemática? Si hay otras áreas que uno ve potencias  en ese pibe o apostamos a que como vos vas a estar acá el año que viene y el cuerpo docente también, generar un trabajo en esas áreas que no le fue bien. Esto se discute en ámbitos de reunión docente y podemos evaluar estas cuestiones. Lo formal hace que haya una estructura diferente, tal vez, a la de los bachilleratos populares informales. Pero el caso nuestro hay una estructura académica y administrativa que debemos llevar a cabo porque son los requisitos que tenemos. Pero si uno se queda en lo administrativo, la escuela no te deja hacer nada. Pero si creés que lo podés atravesar mediante una relación diferente con los pibes y con las familias, eso se logra. Hay cosas que uno va haciendo y así saliendo de los moldes tradicionales, creando espacios en los cuales se generan experiencias; por ejemplo, hay un curso de matemática que hay que desdoblarlo o en otra materia que puedan trabajar dos por materia, ¿no lo vamos a hacer? ¡Probemos!”.
Así, el profesor deja de ser un ser supremo que ilumina a los alumnos (“a” de sin, lumni de “luz”: sin luz), sino lo contrario; ambos, con sus obligaciones, tienen voz y así se construye tanto el conocimiento como la relación.
Después de tanto hablar, reflexionar, pasear y volver a hablar, nos vamos con la pregunta más simple que le podemos hacer a Juan:
-¿Qué es lo que más te gusta de ser director de este colegio?
-Lo que más me gusta de acá es la apertura. Por lo menos es lo que traté de hacer en mi gestión, fue sostenerla. No me puedo imaginar un año sin hacer algo nuevo, que abra algo al barrio, que se oiga a los pibes, que se sientan parte, que sean partícipes en la construcción del conocimiento también. Yo tengo que gestionar la escuela siendo consecuente con el marco teórico que sostengo, plasmarlo en los hechos. Uno trata desde la práctica gestionar con el colectivo y esa es la impronta que se tiene acá.
creciendo juntos

Conectar libertad

Un nuevo sistema operativo de software libre reemplaza a Windows en las nets de Conectar Igualdad. Los pibes ya están entendiendo la diferencia entre la circulación libre del conocimiento y su construcción comunitaria, y las necesidades lucrativas de Microsoft. ¿Y vos?
Atención: después de leer esta nota Ud. deberá cambiar el sistema operativo de su computadora, y el de su cabeza.
Vamos a hablar de educación pública, de tecnología pública, de corporaciones, de la militancia por la libertad en Internet.
Todo eso que hoy tiene un nombre en quechua: Huayra, que significa vientos de cambio.
Paso a paso
Unos Huayra vienen acompañando al movimiento de software libre nacional y regional desde hace unos años, en que el software libre dejó de estar de espaldas a toda institucionalidad para empezar a formar parte de unas políticas de estado.
El ejemplo y efecto más concreto se traslució en el Programa Conectar Igualdad, que desde su inicio comenzó a ofrecer en las netbooks, además del sistema operativo Windows de Microsoft, el de GNU/Linux. Los pibes podían elegir entre uno y otro, aunque la competencia era dispareja: Windows venía por defecto. Había que entender las pontencialidades del software libre para poder elegir el “otro”.
El llamado “caso Snowden”, en el que un topo de la CIA develó la conexión entre el sistema de seguridad estadounidense con datos cruzados por gigantes tecnológicos como Google, Yahoo y Microsoft, puso en alerta a estados de todo el mundo: hasta Dilma Roussef y Evo Morales habían sido espiados, por ejemplo. En Argentina, un decreto instó a todas las secretarías a fomentar el uso del software libre como modo de proteger la información circulante: “Se está apuntando al software libre como una forma de independencia y para asegurarse que las comunicaciones no pasen por un tercer lugar”, analiza Héctor, titular de la cooperativa de programación libre EnterPress y uno de los integrantes del equipo de programación de Huayra.
Software cooperativo
Héctor lo sabe porque milita hace casi 20 años en el movimiento de software libre, a través de organizaciones sin fines de lucro o en charlas con amigos y compañeros que estudiaban sistemas. “Mucha de la info que uno tiene es de la facultad y mucha de bajar manuales. Contactarte con programadores te permite ver cómo lo hicieron, aprender, publicar, para que lo critique el resto, siempre de manera constructiva”, dice sobre el espíritu que mueve a los inquietos como él.
Héctor comenzó a trabajar programando junto a un grupo de amigos allá por el 99, desarrollando software y programas para empresas. “Cuando hablamos con un cliente le explicamos que no es un usuario, sino que el programa es suyo, que puede modificarlo, que puede contratar a otras personas para que lo modifiquen, que no nos tiene que pagar todos los meses por mantenimiento, etcétera», comenta sobre el sistema de trabajo. «Explicando eso, vamos contando cómo es el software libre, y se dan cuenta las ventajas que tiene”.
En los comienzos, el grupo funcionaba en asambleas decidiendo qué trabajos y cómo querían hacerlos. Haciendo hincapié en ésta forma comunitaria de crear,decidieron formalizarse como cooperativa. “Nosotros trabajamos en forma cooperativa desde siempre. Discutíamos como queríamos trabajar, qué queríamos hacer. Incluso, hasta el más nuevo podía opinar si algo no le gustaba. Fue así que decidimos formalizarlo, también para que sea más fácil el tema económico”, relata. Así se formó PressEnter, la cooperativa que preside, de la cual algunos integrantes forman también parte del equipo de desarrollo de Huayra.
Años después, conocieron a Javier Castrillo, el coordinador del proyecto Huayra, quién los convocó para que formen parte de la iniciativa.
Venían a sumarse a un equipo de trabajo multidisciplinario: Huayra fue y es desarrollado por programadores, sociólogos, historiadores, licenciados, diseñadores. El equipo de documentación está encargado de producir los contenidos de ayuda y comunicación mientras que el otro, de diseño, moldea todo esto.
La idea: armar una distribución de Linux específica por y para el Programa Conectar Igualdad.
¿Dónde está el programador?
A partir de marzo de este año, comenzaron a entregarse las máquinas que venían con Huayra por defecto.
Al prender la compu, un explicativo orienta a los chicos que “Cuenta 10 cosas que vos harías habitualmente: cómo escucho música en Huayra, cómo me conecto a Internet. Un paso a paso, bien documentado y escrito de forma amena para ellos”, dice Héctor.
El sistema operativo Huayra lleva cargados una serie de contenidos educativos diferenciales para cada una de las modalidades, ya sea para escuelas primarias, escuelas rurales, escuelas de la modalidad de educación especial, y toda una batería informativa disponible para usar, descargar y modificar.
“El SL da la posibilidad de involucrarse y participar. Y si tienen curiosidad, de poder investigar. En cambio, en el software privativo apretás el botón y hasta ahí llegas”, comenta Héctor. “Es mucho mas profundo, llegás hasta donde te de la imaginación”.
Pero como el software libre no sólo se trata de discursos sino también de hechos, vaya un ejemplo para graficar. Un joven formoseño se contactó con los programadores de Huayra (sí, esto es posible en el mundo del SL) para sugerir modificaciones y asesorarse para hacer otras él mismo. “Lo orientamos , le dijimos qué le convenía hacer, cómo usar su tiempo”, cuenta Héctor. Al tiempo mandó sus modificaciones, las que ya fueron incorporadas a las actualizaciones del sistema.
“Tenemos muchos intercambios con usuarios -dice el coordinador de desarrollo- tanto de los chicos como de los profesores”. El equipo de Huayra trabaja a partir de estas recomendaciones y modifica en función de ello, para producir el año que viene su segunda versión.
Además, Huayra viene con más de 1500 programas listos para usar, priorizando el desarrollo local de SL. Entre ellos, Pilas Engine, que permite programar videojuegos, Icaro, para empezar en el mundo de la robótica, Wari , un visor para la Tda, Televisión Abierta Digital, e incluso, MATE, un entorno de escritorio, entre otros.
Huayra para todos
Pero: si no tenés ningún interés en modificar nada de lo que se comentó hasta acá, o no ves o no entendés cómo el software libre puede cambiar la forma en que estás acostumbrado a usar y pensar el software y sólo querés seguir boludeando en Facebook, no te preocupes que con GNU/Linux también se puede y sin fomentar el lucro de ninguna empresa.
Si pensás que estás cagando a Bill Gates por tener una versión pirata de Windows, Gates te está cagando a vos: a través del mercado paralelo – inevitable – donde Microsoft “evangeliza” el uso de su sistema como el único posible o mejor.
Tal es la importancia que tiene Huayra: los chicos de secundarios pueden prender la computadora y vivir la experiencia del software libre: “Mi hermanita de 10 años uso siempre Linux. En el jardín,tenían una clase de internet. Le enseñaban con Win a mover el mouse y todo. Pero ella veía que era distinto de lo que usaba en su casa. Está acostumbrada a Linux y lo prefiere. Eso es lo que en general le pasa a la gente que usa Microsoft desde el comienzo:<<es distinto, dicen>>. Es distinto, porque así estás acostumbrado”.
Desajustando algunos supuestos
Entendiendo que la disputa tecnológica no se da en un terreno etéreo, insustancial, sino en libertades y potencialidades bien concretas que tienen que ver con apostar al desarrollo y la circulación libre del conocimiento, a la investigación e involucramiento con las cosas que usamos y hacemos: “Aprender a colaborar, a compartir, a investigar si es que tienen ganas. Si no, lo usan simplemente sin pagarle nada a nadie, sin depender de nadie”.
Huayra está disponible para cualquiera que quiera bajarlo: “Viene con programas educativos porque está pensado para el Programa Conectar Igualdad. Pero al ser libre, siempre podés modificarlo y adaptarlo según más te convenga”, dice Héctor, quién en su computadora cotidiana ya tiene instalada la última versión del sistema operativo que participa desarrollando.
Links
Quien quiera saber más sobre el software libre, que se extiende en la profundidad de vidas y años dedicados al desarrollo tecnológico libre, puede leer el libro La ética hacker y el espíritu de la era de la información en el siguiente link: http://eprints.rclis.org/12851/1/pekka.pdf
Para conocer más sobre Huayra (descarga, diseño, documentación): http://huayra.conectarigualdad.gob.ar/ o tw @HuayraLinux
 

Mujer es la que dice

Mientras late en San Juan el Encuentro Nacional de Mujeres, Liliana Daunes habla sobre la función de la comunicación en las luchas por la igualdad de género. Desde las redes sociales hasta su programa de radio. Desde los escraches en la calle hasta la manera en que los medios avanzan en remplazar términos como «crimen pasional» por «femicidios».
Hace tan solo unos días – tan pocos que podrían medirse en horas – se conmemoraron los 30 años de existencia del Ejército Zapatista de Revolución Nacional (EZLN). Tras estas décadas de rebeldía, de autogobierno indígena y de creatividad política, la lucha continúa por “un mundo donde quepan muchos mundos”. El EZLN es también un ejército de mujeres sin miedo. Es por eso que hace 20 años, la Comandanta Ramona y la Mayor Ana María, tras consultar a las comunidades indígenas sobre la explotación de las mujeres, redactaron la Ley Revolucionaria de las Mujeres. En el muro de algún Facebook, vemos a esas mujeres indígenas desafiantes, y debajo de la foto alguien parafrasea al Subcomandante Marcos: “Nosotras somos las zapatistas, las más pequeñas, las que se cubren el rostro para ser miradas, las muertas que mueren para vivir”.
Hace apenas una semana, organizaciones de mujeres realizaron un escrache frente al Hospital Fernández para repudiar la decisión de la médica que denunció penalmente a una joven que fue a la guardia con un aborto en curso, y terminó presa en una celda de la comisaría 53ª de la Policía Federal, cuando todavía tenía pérdidas. Ente cantos y pancartas, reclamaron por el fin a la violencia contra las mujeres y repitieron, en un grito que parece fortalecerse en cada eco: “Anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”. En la foto de perfil de algún Facebook, vemos a una mujer con la cara cubierta por un pañuelo verde, la mirada aguda y el pelo rojo encendido. A la derecha, leemos: “Soy la mujer que no hace de su cuerpo un templo, sino un territorio de placer, y de libertad”.
Las zapatistas. Las feministas. El Facebook. La lucha. La voz. La mujer. Liliana Daunes.
– Es sumamente importante que haya circulación de voces y que la fuente seamos nosotras mismas, para la información y para la reflexión. En ese sentido, es tan válida la comunicación virtual, por la rapidez que da, como la calle. Mientras ninguna reemplace a la otra, estamos bien. La calle es necesaria. Por eso está bueno que se haya hecho el escrache; ahora, el escrache se hizo porque hubo una red que se fue comunicando. Es interesante esta sensación que hay como de estar cerquita del otro aunque estés a miles de kilómetros, pero tenemos que seguir analizando para ver cuánto nos modifica, sobre todo a la gente joven que por ahí ya toma como único medio a lo virtual. La idea es que lo virtual no sea lo real.
– ¿En qué sentido decís que sos una “artesana de la comunicación”?
-Tiene que ver con que, en realidad, cubro casi todos los aspectos en cuanto a lo radial. Desde hace muchos años me dedico a editar toda la cuestión artística, me lleva muchas horas para poder sintetizar pequeñas frases, los conceptos que una quiere dar desde lo ético y desde lo estético. Artesana porque tampoco es que estudié profesionalmente esto como carrera, sino que lo fui aprendiendo de estar con las y los operadores en todos estos años de laburo. Es posible que le dedique mucho más tiempo que aquellos que tienen todas las herramientas sabidas o que las encuentran rápidamente. Quizás yo logro una pieza que me gusta y cuando quiero volver a alguna de las herramientas que usé en ese momento, ni me acuerdo. La cosa es pasional a parte de ser un trabajo, ahí está puesta gran parte de mi libido, entonces no me importa dedicar ese tiempo.
-Tu trabajo también tiene mucho de militancia…
– Es un laburo absolutamente militante. No puedo separar esas dos patas: es militancia en la comunicación. Para mí, es fundamental para cualquier cambio poder comunicarlo de la mejor manera; entonces, dentro de mis militancias en el feminismo, en la izquierda, lo que yo puedo ofrecer, mi oficio, está en la comunicación. La tan mentada independencia en general no existe en el sentido de que una lleva a cargo una ideología, y según el medio con el que estés trabajando, te baja algunos decibeles respecto a lo que pienses y sientas. Yo creo en lo alternativo porque es lo que más cercano al ejercicio de la libertad está. Y también en esa forma de hacer comunicación, se trata de buscarle caminos, para no estar solamente enganchados con las entradas que tienen que ver con el subsidio o con pertenecer a una determinada cosa. Estar muy ligado al poder, por más que la gente que lo ejercite crea en eso y piense que es la mejor política, me parece que complica la verdadera comunicación.
-En tus programas, ¿cómo equilibrás tus luchas políticas con tu gusto por lo musical y lo artístico?
– Quizás, por ejemplo, me engancho muy claramente con la lucha que lleva adelante la comunidad La Primavera, con las tremendos asesinatos y las represiones que se han dado en Formosa, y a la vez le busco esa parte dulce si se quiere, si una puede encontrar, que tiene que ver con la música o con la poesía. O si estamos hablando de la resistencia de los mapuches, descubrir poetas mapuches es interesantísimo. Ojalá siempre en los proyectos en que yo labure estén las dos cosas, la coyuntura y la creatividad juntas para mostrar distintos modos de expresión de los pueblos. Y, por otro lado, pienso los programas con una historia que contar, hay un principio y generalmente, a veces se logra y a veces no, hay un final o un cierre que nunca cierra del todo, sino que da la posibilidad del espiral.
-Y tu compromiso con el feminismo, ¿cómo lo plasmás en la radio?
-Para mí se trata de la inclusión de voces de mujeres o voces de la diversidad. Con Claudia Castro, Diana Tarnovsky y Amanda Alma, mis compañeras de “Sonidos Agitadóricos” en Radio Nacional, tenemos tendencia a buscar autoras y músicas mujeres que, por ahí, no son tan difundidas y conocidas, sin dejar de lado aquello que también nos interesa comunicar de autores varones. Son muchos años en que la mujer fue solamente intérprete, entonces poder conocer propuestas que no están instaladas en otros horarios, en otras radios, es parte de la militancia. Igual lo que nos interesa para cualquier tema, cuando tratamos una problemática de América Latina, es buscar al hombre o a la mujer desde el llano, desde el corte de ruta o el piquete contra la minería. Cuando aparece la posibilidad de hacer una nota con algún diputado, tratamos de no hacerla. Siempre va a estar la voz de un referente de alguna organización o de alguien de la calle.
-¿Qué elegís para informarte?
– Revistas alternativas, en general. De Internet me interesa mucho también encontrarme con las comunicaciones a las que puedo acceder de algún modo a la fuente. Me gusta navegar, eso también hace que llegar a un objetivo lleve mucho tiempo. Pero navegar es maravilloso porque te abre muchísimas puertas y en lo musical es muy interesante. Encontrás cosas que ni siquiera sabría nombrarlas, qué folklore, qué instrumentos, son sonidos que te atrapan, de culturas ajenas, pero con las que identificás puntos en común. Es como decía Pessoa: navegar es absolutamente necesario, vivir no importa, pero si navegás, sin duda estás viva. A los medios masivos de comunicación, recurro para lo coyuntural. En general, en este momento que está como tan partida la historia, de un color y de otro, trato de informarme, por lo general con Página12 en mi casa y en los bares con Clarín. Me meto en la coyuntura, pero después me detengo en lo cultural, en notas que me llevan a conocer otros mundos, no solo con el aquí y ahora de la porteña, de la agenda que imponen.
-¿Qué expectativas tenés para el Encuentro Nacional de Mujeres?
– La expectativa es, como cada año, muy grande. Esas marchas son absolutamente necesarias para cada una de las personas que participan para cargar pilas, una energía de contenido y de esperanza. Creo que el movimiento de mujeres es de los que más cosas ha conseguido en las últimas décadas y, bueno, sabemos que queda un larguísimo camino y siempre vamos a ir por más. Es como esa frase “Somos malas, podemos ser peores”, peores en la lucha, no nos conforman con una ley, necesitamos otras, y fundamentalmente que se implementan. Lo mismo con respecto a la Marcha del Orgullo, que fue hace pocos días, en la que se presentaba como que todo ya está logrado y, sin embargo, falta mucho mucho por caminar. Con respecto al Encuentro, participo de quienes pensamos que tiene que seguir siendo horizontal y de talleres como lo es hasta ahora, con consenso y que se manifieste lo que piensan mayorías y minorías. Sirve fundamentalmente para el crecimiento individual y grupal que se multiplica con la vuelta de cada una de nosotras a nuestras actividades.
-¿Cuáles creé que van a ser los principales debates este año?
– El del aborto, como siempre en estos últimos encuentros, va a ser un tema, y fundamentalmente en San Juan que es una sociedad muy pacata, conservadora en algunos aspectos. Cuando se hizo el primer encuentro en San Juan, la Iglesia nos declaró personas no gratas, a las mujeres en general y a las feministas en particular. Yo creo que hasta que no se trate en el Congreso y sea una ley nacional van a ocurrir estas cosas como la del Fernández, que hoy nos enteramos, quizás porque fue en la Ciudad de Buenos Aires con un activismo más organizado y con más poder de respuesta, pero son cosas que ocurren todo el tiempo en las provincias. Seguramente, va a estar muy presente el debate en torno a la prostitución, entre el abolicionismo y el reglamentarismo. Y también la violencia es otro tema fundamental que atraviesa los encuentros.
-¿Cómo ves el tratamiento mediático de los femicidios?
– Creo que se ha adelantado bastante, en el sentido de que algunos y algunas periodistas empiezan a titular de otra manera las crónicas. El crimen pasional ha dejado de ser solo eso y ya aparecen las figuras de femicidio, de violencia de género. Es como una puertita que se está abriendo. Los medios de comunicación masivos sabemos que también son medios de comercialización de la información. El caso de Ángeles provocó una audiencia muy ávida sobre el tema y por eso estuvo tanto sobre el tapete, y que esté en el tapete está bueno si sirve para reflexionar. Pero si es pura y exclusivamente mostrar 10 millones de veces la misma imagen, después queda como que es lo único que sucede, y se borran tantos otros casos que suceden a diario. Pero es un camino en el que no solo tienen que modificarse las editoriales, sino cada uno de los y las periodistas que trabajamos en medios. El trabajo que hay que hacer con una misma, de concientización, de aprender un nuevo lenguaje, una forma muy específica de nombrarnos y de nombrar la cosas, si somos cómodos y nos quedamos con lo que está, no avanzamos. La creación de la Red PAR (Periodistas de Argentina en Red) fue importante para abrir algunos debates. Los medios todavía son re contra mistificadores y conservadores respecto a la cultura patriarcal y al capitalismo.
– Hablábamos de tu pasión por la música, ¿qué estás escuchando en este momento?
– Hoy escuché la canción que armaron René de Calle 13 con Assange. Suelo escuchar rap, no es que yo vaya a comprar discos de rap, pero me interesa por dónde van algunas letras y como acompaña muchas luchas, me resulta interesante. Estuve escuchando Marta Gómez, una cantante colombiana que vino a presentar un disco que no está editado en argentina, con musicalizaciones que hizo de poemas de García Lorca, con ritmos latinoamericanos. Hace poco estuve armando un separador, porque el gobierno supuestamente progre de Correa quiere instalar en el país una petrolera, entonces estuve escuchando música amazónica y es alucinante. Y… en África me quedo mucho, en la carga de esas voces ancestrales.

Fotos: NosDigital

Fotos: NosDigital

Mirar sin ver

Martín Martines es el cantante de Ojos Locos, pero también es profesor de informática en un terciario. Es un rockero que no vive económicamente de ser rockero. Es parte de una banda que, como muchas otras bandas, apuesta por la autogestión de la música y la luchan. En un pequeño bar del barrio más pequeño de Capital Federal: la parte obrera de ser un rockstar.
Pocho atiende un bar en una esquina de Villa Real, el barrio que menos espacio ocupa en el mapa de Buenos Aires. Por la calle, el silencio se interrumpe cada tanto por una línea de colectivo que pasa y por algunos pocos autos. Pocho tiene bastantes años, pero intuyo que tiene más de los que aparenta. Usa los pantalones altos, saluda cuando entramos y baja el volumen de un televisor apenas nos ve empezar la charla. “Así pueden hablar”, nos dice, mientras se mueve entre la mesa de billar y las mesitas que no pueden ser de otra manera en este bar: cuadradas, chiquitas, con algo de polvo y contra las amplias ventanas que dan a la calle y que tienen del otro lado de la pared una mesa exactamente igual, cuadrada, chiquita y con algo de polvo.
– ¿Qué van a tomar?
– Yo una cerveza.
– Yo una Sprite.
Y Pocho, que todo lo entiende por estar ahí desde sabe uno cuando, le trae a Martín una Sprite, un vaso, y gajos de limón.
*
Martín Martines pone su voz en Ojos Locos, la banda que en este mismo barrio surgió once años atrás. Con casi todos los integrantes se conocían de la zona o de la música. La formación se completó con Lucas Vazquez en guitarra, German Leitman en la armónica, Matías Ferrero en bajo, Luis Gastón Lamas en batería y Juan Cabral, también en guitarra. Pero Juan era el único al que no conocían desde antes. Él apareció por un foro de Los Piojos donde puso que quería tocar en una banda y Martín lo contactó. Lo vio con ganas y lo fue a buscar a provincia para traerlo un domingo a la sala para zapar con la banda. Desde ahí, nunca más se alejó de la música. “Siempre está estudiando algo, estudia guitarra flamenca o estudia tango, estudia mucho lo que sería formación. Es el único de la banda, el más chico de todos, que labura en sonido, en cosas relacionadas a la música”.
– ¿Y el resto?
– De los demás, uno labura para una empresa, el otro para una fábrica de pintura, otro en un taller mecánico y yo laburo de docente.

– ¿Docente de música?
– No, de informática, en un lugar donde funcionan tres tecnicatura. Enseño los programas como Corel, Photoshop, Excel, Word, todo lo que es para una formación laboral. También cuando terminé el secundario tenía un amigo que se puso una empresa de hardware y software y labure para él, ahora sigo laburando en algunas cosas con él.

– ¿Tus alumnos que edad tienen?
– Como ahí es terciario, tengo desde 18 o 20 años hasta no sé… por ejemplo en la tecnicatura de indumentaria se anotan muchas tipas grandes que cosían en talleres y se anotan acá. Tenés tipas de 50 años.
– ¿Los pibes te reconocen?
– Algunos se quedan, es complicado, se retrotraen. Vos para tener alumnos y que marche la cosa tenés que tener un ida y vuelta con ellos, para que el tipo se enganche en la materia, para que haga las cosas y no se quede, necesitas tener una comunicación. Hay algunos que no tienen idea de Ojos Locos, del rock, no tienen idea ni de los Rolling Stone, pero al principio fue más shockeante porque de golpe empecé a aparecer en todos lados. Ahora yo estoy en segundo año y como que se pasan la posta, a los de primero le dicen: “Mira que el profesor es tal”. Entonces te buscan en internet y ya cuando empieza el año alguno te hace un chiste. Me pasó de tener por año un pibe o una piba o dos que iban a ver a la banda y con eso es complicado porque les agarra como vergüenza, ni te miran.
– ¿Y en esa situación qué hacés?
– Tenés que romper el juego y hacer que te vean como sos en ese momento. Este año tuve una piba que los primeros seis meses no levantaba la cabeza y jamás me habló. Entonces tuve que ir como rompiendo porque les da vergüenza hablarme.
ojos locos
La sorpresa de encontrarse a Martín en un aula llega con ojos abiertos y la misma pregunta que se repite: ¿Qué? ¿Trabajás? La realidad es que se necesita mucha plata para que seis músicos puedan vivir de la banda. Antes los discos permitían una entrada que hacía de piso por mes, hoy lo que se recauda es con los vivos: “Para vivir de la música necesitás entrar en un circuito de festivales o de show que es donde está la plata en serio o tener un piso grande de convocatoria que nosotros no tenemos”. En lugar de dejar sus trabajos, Ojos Locos apostó en los últimos años a equiparse, tener una sala propia y hacerse cargo de sus propios discos: “Una de las primeras cosas que nosotros queríamos era gestionar nuestra música, porque a la banda para hacer un disco le queda: o te lo pagás vos o te lo paga una discográfica”.
 
– ¿Gestionar tu propia música qué significa más allá de lo económico?
– Cuando laburás con alguien, ese alguien es el que te dice «yo pongo la plata, entonces yo voy a poner un productor y el productor va a decir cómo tiene que sonar el disco». Si estamos en una época de reggae, no te va a hacer tocar reggae, pero te va a insinuar metamos unos caños, metamos un teclado. Si estamos en una época de música rioplatense te va a insinuar hagamos más temas con guitarra acústicas, electroacústicas, metamos percus. El productor es justamente el nexo entre la parte comercial y la artística. Más allá de que sea un productor artístico responde a intereses de que el disco se venda. Del otro lado está el músico, que a veces se boicotea a sí mismo tratando de sostener ciertas cosas, a veces somos muy cerrados. La libertad creo que pasa por lo artístico. Si venís vos y me decís: “Martin me gane el Loto tengo cien lucas en mi casa y me quiero subir al proyecto”, bueno, hagámoslo. Nunca estuvimos en contra de las discográficas o de asociarte con gente que potencie lo que uno hace en difusión o en la parte ejecutiva digamos, el tema es cuando esas cosas te empiezan a condicionar. Es lo mismo que vos me pidas plata prestada a mí para comprarte ropa y yo te la dé pero te diga que voy con vos al shopping. Y cuando estemos en el shopping te diga sabés que esta marca no me gusta tanto, porque no probás con esta y te termino vistiendo como yo quiero. Nadie te da la plata y te dice andá, comprate ropa, hacé lo que vos quieras y vení mañana a la noche y vemos qué te compraste. Me parece que hoy lo importante es tener una independencia artística y sentirte a gusto con lo que hacés, sentirte leal a lo que estás haciendo, que sea algo franco.
La charla nos lleva una vez más al aula, Martín tiene a su cargo dos cursos, uno por la mañana y otro por la noche. “Es un desafío porque más allá de lo que vos das, esto se apreta así o esto se hace para esto, es cómo hacés para que los tipos lo aprendan y cómo te relacionás con la gente”
– ¿Todas esas dinámicas después se trasladan a la música?
– Puede ser, yo empecé ahí antes de empezar con Ojos Locos, un año antes ponele y yo a veces me digo: ¿Cómo hacía para entrar a un aula? Tenía 25 años, entraba de cara dura total porque hoy me sigue pasando el primer día el choque. ¿Cómo entraba con 25 años a darle clase a esta gente? Era darle para adelante, pero me acuerdo que me costaba, había días que decía: uh hoy tengo que ir. Me pasaba que cuando entraba los primeros días me daba cuenta que no sabían que yo era el profesor, entonces lo que hacía después que lo fui aprendiendo, agarraba el libro donde se toma nota y entraba con el libro para que vean que yo era el profesor. Creo que muchas cosas me habrán servido para la banda, no a la hora de tocar o de un show, pero una banda tiene mucho de didáctica. Nosotros tenemos un manager, tenemos a Adrian que trabaja en prensa pero nosotros nos relacionamos con las cosas que le suceden a la banda, no somos el artista que tenemos la agencia de prensa, la agencia de booking y ustedes hagan todo y yo te mando las respuesta por mail. Nosotros nos relacionamos con la gente que hace las escenografías, con los que ponen la puesta en escena de luces, con los tipos que nos producen la fecha.
– Mismo entre ustedes.
– Ese es el punto uno, la relación entre los integrantes de la banda. Después de los diez años te das cuenta que ese es en realidad el gran desafío, ese y la parte musical. A nosotros nos sucedieron dos cosas grandes, una que la esperábamos que era crecer como banda y la otra que no esperamos que fue lo de Cromañón, son cosas que te prueban. A nosotros nos han unido, nos han desestabilizado, nos han producido un montón de cosas. Después nos dimos cuenta que esto era lo que había que llevar adelante porque lo otro… un día capaz sos un boom de convocatoria, otro no, después sí, muy volátil es el tema. No es más como antes que hay bandas que tienen asegurado el podio, cambió eso. En los 90′ el que llegaba estaba en el podio y no te sacaba más nadie, eso cambió, se abrió lo que es el espectro musical pero también cambióo la manera en que la gente consume, por así decirlo, un artista.
– ¿Internet cambió también la exposición? Por ejemplo, antes si no estabas en la televisión era difícil
– Sí, igual creo que la gente sigue siendo rehén de los canales tradicionales porque hay una cuestión, por lo menos en este tiempo yo creo, que dentro de 10 o 20 años va a cambiar. Pero yo creo que la televisión todavía sigue siendo fuerte más por lo que representa que por lo que muestra. Como una cosa que lo que está ahí es la realidad. Todavía el concepto psicológico que tiene la televisión lo seguimos arraigando y mismo hasta los más jóvenes. Porque la televisión es donde las personas existen. El que aparece en televisión existe, sea Ricardo Fort, una modelo o cualquiera. Es generacional, cuando caiga toda la gente que hoy produce la televisión se va a volcar a internet, pero internet es un arma de doble filo. Es todo tan accesible que entonces no cuesta y lo que no cuesta tiene otra cosa. Si yo pongo un video en internet ya, ahora grabamos esto, lo subimos y no nos costó. Ponerlo en la tele sí cuesta todavía.
– ¿Ustedes rotaron mucho por la tele?
– Nosotros en la tele salimos muy poco, hicimos algunas notas cuando presentábamos los discos. En realidad nunca tocamos en televisión, hicimos notas con programas de rock. Tampoco editamos un video que tuvo rotación en ningún canal. La verdad es que nosotros fuimos de la primera época de internet, la del fotolog. Nosotros tuvimos la explosión del fotolog, de hecho con Ojos Locos armamos el Facebook hace tres años. Ya había tres Facebook no oficiales que tenían 10.000 personas cada uno que no sabemos ni de quiénes son, hasta que un día el mánager nos dijo: “Loco, voy a hacer el Facebook porque no puede ser, están dormidos ustedes”.
– Y eso que vos das clases de informática.
– Y bueno, casa de herrero. Pero somos muy ambiguos con eso, me parece que hay que ser consciente cuando uno usa la tecnología, los medios de comunicación. Sirven para algunas cosas pero le sacan contenido a un montón de otras, que son las más ricas de la experiencia.
– ¿Como cuáles?
– Puntualmente con la música, a mí me parece bárbaro que si un pibe no tiene plata y está en Jujuy tenga la opción de bajarse los temas y disfrutar de la música, pero cuando eso empieza a erosionar toda la parte de lo que es un disco y de la experiencia que es tener un disco, juntar un mango y comprártelo y llegar a tu casa y a la noche llegar y acostarte y leer el librito y ver el arte que hizo la banda. Tenerlo y cuando sos grande decir “Mirá, este disco yo lo escuchaba”. Todo eso, cuando vos ves que se pierde ahí es donde hay que laburar las cosas teniendo conciencia.
– ¿Eso no te hace quedar un poco afuera?
– Y sí, puede ser. Lo que pasa es que es: ¿afuera de qué? No por ser exitoso hay que subirse a todo lo que haya que subirse. De hecho nosotros con esto que te hablo de Facebook nos quedamos afuera, porque decíamos ¿qué vamos a hacer un Facebook para contarle a la gente que estamos tomando un helado en Buenos Aires? La vida tiene que tener esa especie de romanticismo que si querés saber qué estoy haciendo llamame o veni acá y tomamos una cerveza, no vos en un bar, yo en otro y nos tomamos una cerveza por WhatsApp.
– ¿Hay forma de resignificar estas herramientas con el uso que se le da?
– Yo creo que nosotros el uso que le damos es informar lo que hacemos. Para nosotros es como en su momento eran los volantes que entregábamos en los recitales. Pero si querés ver la banda vení a verla en vivo. Es informativo. La gente dice: te permite estar conectado con las personas. Sí, conectado pero no te permite tener una relación y el ser humano se nutre de las experiencias que tiene con la gente, con los lugares. Si no, ¿para qué te vas de vacaciones a la montaña? Mirala por internet, ¿Es lo mismo? No, no es lo mismo estar parado debajo de la montaña con lo que te produce emocionalmente como ser humano que mirarla por una foto. Con las personas pasa lo mismo, empieza a jugar una cosa que estamos en todos lados y no estás en ninguno. Eso me parece que pasa con la música, vos por ejemplo conocés un artista y te bajás toda la discografía, diez discos de diez canciones cada uno, entonces de golpe las picas todas y te las escuchás en un día. Está bien, lo podés hacer ¿Pero es la manera que una persona, un cerebro asimile algo? Yo te lo digo desde mi experiencia, no digo si es así o no. Yo compraba por ejemplo el primer disco de La Renga o de Los Redondos y después esperaba dos años y salía otro disco y lo compraba y había una evolución en mí y en la banda, entonces volvía a haber un encuentro. Hay una cuestión de cómo procesa el cerebro las cosas y las maneras que vos las masticás para sentirlas y para hacerlas parte de tu vida, eso es la función del arte, producir algo que se mueve adentro tuyo, sino nos pasamos a un plano que es el entretenimiento. El entretenimiento es otra cosa, si vos querés hacer un festival con diez bandas para que se entretenga la gente y cuando salga de ahí vaya y se compre una pizza y se olvide a los 20 minutos lo que pasó esas seis horas anteriores, bueno, eso otra cosa.
– ¿Es muy fina esa línea?
– Muy fina, es casi invisible te diría. Lo que pasa es que se va haciendo cada vez más fina por un contexto de cosas. Si vos estás escuchando una canción y con el celular hablando con uno diciendo escuchá esto, no la vas a escuchar. Es como cuando ibas a estudiar y te decían no tomes apuntes, después yo te los doy, escuchá, prestá atención. Era verdad porque el tipo hablaba y cuando te ibas a sentar a leer el libro te acordabas del tipo hablando, sino vos estás escribiendo y pensás en lo que escribís, no en lo que dice el tipo. Con la música pasa un poco eso, nosotros venimos de generaciones donde la música era algo vivencial, cualquier tipo de música, no el rock, porque unís un sentimiento, una parte de tu vida a algo, es como la banda de sonido de tu vida la música, de cuando te enamoraste, de cuando te fuiste de vacaciones, de cuando estuviste con tus amigos, de cuando tuviste problemas. En cambio ahora es como que está todo tan fragmentado que mismo se fragmentan en tiempo los pibes.
– ¿Cómo es eso?
– Claro, es como que no tienen etapas porque las etapas cada vez tienen que ser más cortas para venderles más cosas. El primer semestre tenés que ser rollinga, el segundo semestre emo, después anda a la facultad, a los seis meses de la facultad hace un curso de enfermería, después casate, después de casarte separate, volvá a juntarte con tus amigos, andá a jugar a la pelota. Es una rueda de un consumo cultural y material terrible. Antes vos vivías cinco años vistiéndote con jean y remera, hoy a mí me pasa de ver mucha gente que sigue la banda y es una metamorfosis que decís “Pará un poco boludo, estás arriba de una moto a doscientos”. Te lo cruzás en un recital de La Renga con un jean roto y un cartón de vino y a los seis meses te lo cruzas en Pachá tomando cuatro pastillas, a los meses está estudiando abogacía y a los otros seis meses se hizo una banda de rock. Eso me parece que es parte del bombardeo cultural que hay: no le dan respiro.
– ¿Y para vos la música le tiene que dar batalla a eso?
ojos locos– No batalla porque si no sería como que nosotros tenemos una verdad y somos como los Caballeros Templarios que vamos con una cruzada de la verdad del rock. La verdad es que la verdad es la realidad, si pasa es porque pasa. A lo que te referís yo lo entiendo como un poco poner límites, defender lo que uno hace, decir por ejemplo: yo a estos lugares no voy a tocar porque no lo comparto. O el tema de los discos, el disco es como el libro, vos podés agarrar una Tablet y leer un libro en una Tablet, yo leo cosas en mi computadora, de hecho soy profesor de informática pero no es lo mismo que ir a una librería, encontrar un libro que a veces es como un hallazgo, llevártelo a tu casa, acostarte con un velador a la noche, tenerlo en la mano, marcarlo, poder consultarlo de vuelta, uno establece un vínculo con las cosas. A través de una pantalla no hay vínculo, no existe. Ahora estaba leyendo un libro sobre los principios del Zen, una cosa muy oriental y los tipos lo que dicen por ejemplo es que el verdadero órgano sensorial del hombre es el oído, porque somos vibración, somos sonido en esencia. Esto en sus teorías, yo no lo puedo afirmar porque si no estaría en Harvard hablando. El ojo es el peor enemigo, es la polución que te llena la mente permanentemente de información, es solo veo esto, quiero esto. Me gusta el culo, me gusta la mochila, me gusta el auto, estamos bombardeados por lo visual. Los sentidos, agarrarle la mano a alguien, ¿Cómo explicas esa sensación? O un abrazo o escuchar, vos escuchás la voz de alguien y sabés si está enojado o no ¿Cómo se traduce eso? Entonces, perdemos un montón de maneras de sentir en función de una cosa puramente visual y la tecnología justamente va de la mano de lo que es el consumo. Vos si escuchás algo no te da ganas de comprarlo, es todo visual. La batalla es sostener la música, la música se escucha y se escucha bien. No se escucha en formato mp3 que tiene recortados los graves y los agudos y tienen realzados los medios para que suene más fuerte en el auricular porque nosotros vamos y la grabamos y paneamos las cosas y buscamos. Está bárbaro si no tenés un mango y te comprás un reproductor de mp3, es otra manera de escucharlo, pero no porque haya que vender los reproductores de mp3 digamos que se escucha bien, no repitamos el discurso.
– ¿En ese sentido la música es contracultural?
– Hace un tiempo estábamos hablando con un músico amigo -uno que para nosotros es como un gurú-, que ya no hay más contracultura. En un momento sí había una cuestión de cultura y vos te podías parar en un lugar de contracultura, pero hoy está todo tan atomizado que me parece que lo contracultural es hacer las cosas con sentimiento y reales, sin buscar demasiado artilugio, sin intentar ser la novedad, hacerlas realmente de la manera que las siente y las cree. Eso te va a llevar solo a que la música ser una música que se escuche. ¿El punk es contracultura? Se lo comió el sistema al punk, al reggae se lo comió, al rock se lo comió también. Todo se comió porque el sistema dijo: no peleo más contra vos. El sistema mutó en decir nosotros no nos paramos más, no te muestro más que yo soy tu enemigo, listo, vení como quieras. Está todo metido como en una olla mezclado y no se sabe qué gusto tiene eso. Entonces me parece que la manera de plantarse en una contracultura a eso es tener el gusto propio, de decir vos sabés que me probás a mí y soy, qué se yo, dulce por ejemplo, porque lo hago así.
*
Cuando nos levantamos, Martín agarra el diario que está en la otra mesa y se queda un rato más. Un pibe se toma una cerveza en una mesa de afuera, pero entra a preguntar cómo estuvo el último show. No hay nadie más sentado en esa esquina casi detenida en el tiempo. Caminamos hacia la puerta, pero no nos aguantamos las ganas. Antes de irnos, saludamos a Pocho.
 

«El fútbol no era una salida laboral para ponerle todas las fichas»

Santiago Solari ahora entrena las divisiones inferiores del Real Madrid. Antes, fue jugador e hijo de un jugador. Desde adentro y desde afuera, piensa cómo es tomar una decisión siendo tan joven. «Los chicos que viven en la residencia y ven a sus padres una vez cada dos meses por supuesto que extrañan», analiza.
Cuando era un nene, Santiago Solari esperaba a que su papá terminara de entrenar para entrar a la cancha y jugar en el estadio vacío, inventándose a los rivales y a la gente cantando. Lo hizo en todos lados: desde Buenos Aires hasta Tenerife. Su imaginación fue demasiado grande y cada elemento de esa fantasía se volvió real: jugó con enormes rivales, con gente cantando, en Argentina y en España.
Su vida de chico y de grande estuvo siempre marcada por el fútbol. De nene, viajaba a todos lados donde su padre tuviera que jugar. De joven, viajó a Buenos Aires para entrar en las Inferiores de River. De un poco más grande, viajó a España para seguir su carrera. Ahora, entrena a las categorías inferiores del Real Madrid. De un lado y del otro, Solari analiza lo que es para un niño vivir bien cerca de la pelota.
– En algún momento, cuando estabas en Inferiores en River, ¿pensaste en dedicarte a otra cosa?
– No es que lo pensara, mientras estaba en River me dedicaba también a otra cosa. Dividía el tiempo entre los entrenamientos, a la mañana, y el Profesorado de Educación Física que curse en el ISEF N1. Era todos los días de la una a las seis de la tarde. Por suerte el instituto, que funciona al final de Crisologo Larralde donde está el CENARD, me quedaba cerca de la cancha de River o del Circulo de la Policía, justo detrás de Lugones, que era donde entrenábamos habitualmente. No fue solo en inferiores, seguí cursando hasta terminar, aun cuando ya era profesional. Siempre quise jugar al futbol y le puse todo lo que tenia desde muy chico, pero a partir de determinada edad tuve claro que no era una salida laboral a la que se le pudieran poner todas las fichas. Ahora si tu pregunta se refiere a si alguna vez pensé en dejar el futbol en inferiores la respuesta es que no. Tal vez esos días que uno estaba demasiado cansado, lejos de su familia y había jugado especialmente mal se hacía algunas preguntas, pero nunca pensé seriamente en dejar de jugar.
– Cuando eras un niño, ¿qué decías que querías ser de grande?
– Quería jugar al futbol, pero era una ilusión de lo mas natural porque mi vida transcurría entre el colegio y la cancha. Donde fuera que estuviéramos con mi familia (en Buenos Aires, en La Plata, en Barranquilla, en Guadalajara o en Tenerife) a la tarde me llevaban a buscar a mi viejo a los entrenamientos y me quedaba pateando a un costado, esperando que terminaran los grandes. Tengo muchos recuerdos de imágenes de estadios vacíos que son de esa época, cuando tenia entre 8 y 13 años. Los recuerdos de cuando jugaba son de estadios llenos. Ahí la memoria es mas auditiva que visual. Yo cuando era chico quería jugar en esos estadios vacíos que me parecían enormes donde tenia que inventarme a los rivales y a la gente cantando.
– Ahora que trabajás como entrenador de Inferiores, ¿qué diferencia ves en los chicos de ahora en comparación a los de antes?
– No sé si el futbol es un buen lugar donde intentar encontrar diferencias entre generaciones. Por más que pase el tiempo, los chicos no cambian sus necesidades de atención, de contención o de ejemplo. Tampoco cambian sus ilusiones. Los deportes de equipo crean su pequeño mundo de obligaciones, de valores y de reglas. Quiero decir que no me parece que el chico de 14 o 15 años que, además de ir al colegio, tiene la constancia y la disciplina para ir a entrenarse 5 o 6 veces por semana porque tiene la ilusión de llegar a jugar al futbol profesional sea muy distinto que el de hace dos décadas.
– ¿El juego sigue siendo el mismo?
– El juego evoluciona, por suerte, sino seria aburridísimo. ¿Imaginate si todavía se jugara sin offside? Sería otro deporte! ¿O si se jugara sin tarjetas amarillas como hasta el 70? ¿O si el arquero la pudiera agarrar con la mano cuando le pasaran pelota con el pie como pasaba antes del 92?. El juego evoluciona en todos los aspectos. En el físico, por ejemplo, el cambio fue brutal. Hoy cada jugador recorre en un partido el doble de kilómetros que hace 40 años. Eso obligo a que el juego evolucionara también en lo técnico, donde tenés que resolver todo mucho mas rápido, y en lo táctico porque se redujeron muchísimo los espacios. También evolucionan los métodos de entrenamiento, los materiales, la tecnología que se aplica al calzado, a la pelota. El juego evoluciona todo el tiempo aunque la esencia sigue siendo la misma.
– ¿El amor por el juego sigue siendo el mismo?
– El amor por el juego, su parte lúdica, la ilusión de un hincha con su equipo o las emociones en un deporte donde podes jugar mucho mejor que el rival o tener mejores jugadores y perder o viceversa. Esas cosas no cambian.
– ¿De dónde vienen los chicos que vos entrenás?
– La mayoría de Madrid y algunos de otras provincias que viven en la residencia. Son todos españoles salvo Nicusor, un chico Rumano que la rompe.
– ¿Extrañan?
– Los chicos que viven en la residencia y ven a sus padres una vez cada dos meses por supuesto que extrañan.
– ¿Es justo que un chico de esa edad ya tenga que extrañar?
– ¿Justo? ¿Cómo calcular justicia en un sentimiento? Cuando llegue a Bs As yo vivía en una pensión en la calle Cuba. Extrañaba, claro pero estaba haciendo lo que quería hacer. Era una elección. Son esfuerzos que uno hace siguiendo una ilusión. Además, entre el colegio o el Instituto y los entrenamientos no es que me quedara demasiado tiempo libre. Los chicos acá van al cole desde las 9 a las 5 de la tarde. A las 7 y media empezamos a entrenar. Cuando terminan de cenar son las 10 y media de la noche. Con esto no digo que no haya tiempo de extrañar, pero tampoco es que estén todo el día pensando en volverse a sus casas.
– ¿Por qué decidiste, ahora, volverte entrenador?
– No es algo que haya decidido ahora. Uno no se levanta un día pensando en convertirse en entrenador. Yo aprendí a mirar futbol a través de los ojos de un entrenador. Mi viejo trabajaba todos los días en casa con las dos caseteras de VHS editando videos de partidos, haciendo cortes de la pelota parada, del achique defensivo, de las penetraciones por afuera, de los apoyos ofensivos. Horas y horas mirando futbol así, fileteado, desmontado pieza por pieza. Te estoy hablando de fines de los 80. Recuerdo jugadas enteras de partidos de Estudiantes del 88 o el 89. De Yorno, Craviotto, Trotta, Pratola… O de principio de los 90, del Rosario Central del 92 o Racing del 93. En el tele de casa lo único que había era ese fútbol en pedacitos durante la semana y después el fútbol del fin de semana, versión completa, en la cancha. Y además yo jugaba al futbol. Quiero decir que entrenar en mi caso es un paso casi natural, hasta demasiado previsible para mi gusto.
– Un gran lector de literatura como vos, ¿qué libro le recomienda a un chico?
– ¡Es que yo no soy un gran lector! Reconozco que soy curioso y me gusta estar informado, pero la verdad es que no leo mucho últimamente. Leía más cuando jugaba, en las concentraciones y en los viajes. Sí leo todos los días los diarios de acá, los argentinos y alguno de Italia. No recomendaría libros porque hay gustos para todo, pero si alguien me pregunta qué es lo que más disfruto diría que la literatura fantástica, sobre todo los cuentos.
– Estás en el Madrid, ¿cómo es Zidane en esa función de segundo entrenador?
– A Zizou lo veo poco. El primer equipo entrena en el mismo predio que nosotros pero llevan otros horarios y otras canchas. A veces baja a ver a sus hijos que juegan en inferiores. Hoy está aportando su experiencia y su conocimiento al mismo tiempo que aprende con Ancelotti y supongo que más temprano que tarde arrancará solo en algún sitio. Tiene todas las condiciones para, algún día, entrenar el Madrid.
– ¿Cuánto se parece al Zidane futbolista?
– Y, ahora, ya no podemos ver esos controles y esos pases. Yo voy a preferir al futbolista toda la vida. Ese es el problema que tienen los que fueron demasiado buenos.
– ¿Cómo es compartir las Inferiores con él o con Guti o con otros que fueron compañeros tuyos cuando eras jugador?
– O con Morientes, que entrena el Juvenil. Es sorprendente que haya tantos jugadores de una misma época trabajando en el Club en otro rol. Es genial, nos cruzamos en los pasillos y parece que vamos a salir a entrenar nosotros.

«Este sistema no tiene nada que ver con lo artístico»

Las Manos de Filippi defiende el arte independiente y promueve la organización de los músicos para defender sus derechos como trabajadores. Con más de 20 años de historia, hablan de un antes y después de Cromañón, de la experimentación y la libertad creativa, y la influencia de las redes sociales en la lógica del rock.

Fotos: NosDigital.

Fotos: NosDigital.


Alguien dice que, este fin de año, quiere estar “en las entrañas del capitalismo”. Quiere hacer todo eso que hacen los turistas de manual. Pasear en un auto descapotable, patinar sobre hielo, sacarse fotos con Mickey, ir a los shoppings, todo. La charla parece no tener sentido; un par más se suman entre risas y alimentan con ideas el estereotipo perfecto del viaje con la cámara colgando del cuello y el mapa de la ciudad en la mano.
Somos varios. Estamos sentados en la primera habitación a la derecha cuando terminás de subir las escaleras. Los sillones están prolijamente acomodados en una esquina. Varias guitarras cuelgan de la pared. Frente a nosotros, la cocina; la heladera se va llenando con un par de botellas expectantes ante un cumpleaños inminente. Más allá de la cocina, una puerta lleva a un patio y a todo otro mundo.
En otras habitaciones se agrupan los instrumentos. Juntos, todos los espacios, las escaleras, los pasillos, los sillones, las botellas, los pósters, las fotos y las guitarras en la pared, dan vida a la sala de Las Manos de Filippi.
–          En su descripción en la web conviven tres términos: “empresa”, “arte” e “independiente”.
–          Nosotros hacemos rimar cualquier cosa. Un poco eso fue después de Cromañón, cuando los músicos tuvimos que hacer un cambio de mentalidad. También de relacionarnos con los trabajadores de Zanón, a quienes apoyamos y acompañamos desde el principio de la lucha. De hecho, cuando nosotros decidimos después de Cromañón formar nuestra agrupación política como músicos, nos basamos en la experiencia que habíamos tenido de la lucha de ellos. Empezamos a ver que una banda es una empresa y el cambio que tuvimos que hacer fue adecuar la adultez de la empresa, de la banda, a lo que era nuestra edad, nuestra necesidad y nuestros compromisos. Tuvimos que romper con un Pomelo que venía de antes de Cromañón, porque nosotros somos de esa generación de rockeros Pomelo. Y eso de llamarnos empresa de arte independiente fue también apostar a sacarse el miedo, a que uno entienda que un proyecto artístico es una empresa.
–          ¿Entonces son una empresa de arte independiente?
–          Claro, es un emprendimiento se puede decir, pero nosotros apuntamos a que esto sea nuestro sostén de vida, como músicos, como padres, como adultos. Un poco fue una presión que nos pusimos a nosotros mismos para entender que esto es una empresa poniéndole ese nombre, nosotros quizás lo entendimos después, pero fue una presión. Muchas veces en las canciones decimos cosas como exagerando que con el tiempo llegamos a entender.
Quien habla mientras el timbre suena y alguien baja y sube las escaleras para abrir la puerta es Hernán «Cabra» de Vega, voz y lírica de Las Manos de Filippi. La banda se completa con Germán «Pecho» Anzoategui (trompeta, voz, flugelhorn y coros), Gaspar Benegas (guitarra, programación y coros), Guido Durán (bajo y coros), Charles Bardon (saxo y coros), Lucas Honigman (batería y coros) y Pablo Marchetti (synthes, samplers y coros). Todos ellos están en la sala. En la charla, se cuela el eco de una batería que suena en alguna de todas las habitaciones. Imaginamos los ensayos, previos a la fecha con la que despiden sus primeros 20 años de fiesta. La banda tiene todo un recorrido hecho, algunas cosas cambiaron desde 1992, otras simplemente se fueron sumando. Hoy Las Manos de Filippi es una fusión de todos los caminos que transitaron.
–          ¿En estos 20 años fueron cambiando las intenciones musicales y también las militantes?
–          Si bien nosotros siempre nos ligamos con las luchas, como la que te decía de Zanón, después de Cromañón nos encontramos teniendo que enfrentar una lucha propia de los músicos, era la primera vez que los músicos y que nosotros mismos como banda estábamos organizando y peleando por nuestras reivindicaciones. Un poco el cambio que hicimos ahí fue esto que te hablaba del Pomelo, agarrar a ese grupo de músicos que tenía el rock y el under y ponerlo a la altura donde están los trabajadores que luchan y así nosotros empezar a organizarnos políticamente para luchar como trabajadores y por nuestras reivindicaciones.
–          ¿Se empezaron a concebir como trabajadores de la música?
–          Nos sentimos parte de la clase obrera, la clase trabajadora y sentimos que la lucha de Zanón y de los telefónicos y de cada gremio se liga con nosotros en nuestra lucha. Ahí nos une el interés de clases. Nos ubicamos en un lugar donde podemos luchar por nuestros intereses. Un poco siempre fue bastardeado el rol del artista y sobre todo el rockero con respecto a la sociedad. Eran como estrellas que estaban por encima de la lucha de clases; toda nuestra organización política apunta a traerlos, a ubicarlos y a luchar unidos. Ni siquiera por una cuestión artística, nosotros llamamos a los músicos a organizarse y somos parte de organizaciones en donde cada músico hace la música que le parezca, no es que luchamos por una música de protesta. Va más allá del arte, en ese reclamo pedimos no pagar para tocar y todos los reclamos diarios pero también libertad para crear. Antes de Cromañón los conflictos nos llegaban a nosotros por una cuestión de que hacíamos música de protesta, hoy en día cuando un reclamo se acerca a Músicos Organizados, ya se encuentra con un grupo de trabajadores organizados y luchando y no con un grupo de músicos que hacen canciones de protesta. Ahí te encontrás con canciones de amor, folklore, teatro y sacamos la discusión sobre el estilo, eso es algo que los chicos tienen que experimentar y crear.
–          ¿Existe entonces la posibilidad de dividir esas cuestiones?
–          Hay un compromiso que no podés dejar de hacerte cargo que es el de organizarte como trabajador y luchar contra este sistema, más si sos artista porque este sistema no tiene nada que ver con lo artístico. Después está el otro compromiso como artista que es crear música, hacer música y no militar con la música, sino militar con una organización política y que la música sea experimentación o trabajo. Por ahí te toca hacer el jingle de Coca Cola. A nadie se le ocurre acusar al parrillero de McDonald’s por el tamaño de las hamburguesas… es un empleado. El músico está confundido en ese sentido, hubo toda una cultura de confundir y de no verlo como un trabajador y creer que es un salvador, como si en este sistema hubiese la posibilidad de estar intacto y de ser puro. Si existiese el artista puro, si se pudiese hacer arte puro y libre no se tendría que luchar contra el sistema. Creo que uno lucha justamente por eso y en la lucha te tenés que encontrar yendo a comprar a Coto, tener cable, tener todo, ser explotado, quizás le tenés que hacer un jingle a Coca Cola, pero lo importante más allá de cómo el sistema te utiliza a vos, es lo que vos hagas para organizarte y luchar contra el sistema como trabajador.
–          ¿Hay forma de llegar a hacer música como pieza de arte puro?
–          Creo que la búsqueda y la lucha de los músicos y la juventud es luchar por la libertad, en este sistema no podría existir el arte libre porque no todos tienen las mismas posibilidades de ponerse a crear. Hay mucha gente que está lejos de poder crear o de poder difundir una obra artística. Entonces la lucha primordial es contra el sistema y creo que cuando el hombre sea libre, la música, que es un producto del hombre, va a ser más libre.
–          ¿De esa lucha se trata ser una banda combativa?
–          Banda combativa es algo que lo quieren hacer para vender, lo que necesitamos son músicos conscientes…
–          Esa descripción está en su web
–          Más bien y lo utilizamos nosotros, somos una empresa, no existen los puros.
Todavía estamos en plena carcajada cuando llega el cumpleañero. Buscan hielo, preparan una picada, todo del otro lado de la puerta que lleva al patio y a eso que desde los sillones no llegamos a ver. “Cabra” tiene un tono de voz paternal. Los ojos rasgados, transparentes. Cuando se ríe, bastante seguido, parece ser aún más sincero. Mira de frente mientras me convidan un poco más de cerveza en mi vaso. Seguimos la charla.
–          ¿En qué momento te diste cuenta que en el campo musical había un espacio de lucha?
–          Yo vengo de ser músico callejero, siempre desde un principio tuve conflictos contra el Estado o la policía. Me pase yendo toda mi primera época de músico los veranos a Villa Gesell donde era muy común terminar el show en la comisaría con todo el público preso. Esto era en el 86. Así que yo siempre de movida tuve canciones de protesta, contra la policía, o en ese momento contra la pseudo democracia, contra los curas, y después tenia cosas humorísticas. Yo empecé a militar en el año 89. En ese momento entendí que había que hacer un cambio más profundo, quizás lo que yo había hecho como trabajo social antes de militar era asistencialismo con chicos de la calle, como trabajaba en Florida tenia contacto con chicos de Retiro, pero después entendí que era como un parche. Entendí lo del parche y lo de luchar por un cambio más profundo.
–          ¿Se empezó a fusionar poner la palabra y poner el cuerpo?
–          Eso quizás a nosotros nos fue más fácil porque nosotros siempre tuvimos el estilo de protesta y eso era lo que nos unía muchas veces, no la conciencia de grupo, sino las letras. Llegaban las letras y nosotros inconscientemente estábamos en todos los lugares que teníamos que estar pero no funcionábamos como un grupo de trabajadores conscientes organizados, sino que éramos un apoyo a la lucha
–          ¿En ese apoyo qué importancia le das a la palabra?
–          La palabra, para mí, sirve para ir rompiendo estructuras que va armando el sistema. Sobre todo con internet donde la difusión en un punto es más libre. Cuesta mucho menos llegar a la gente que cuando nosotros arrancamos, que si no salías en el SI de Clarín o en Rock and Pop no podías trabajar. Creo que hoy tiene otra importancia, pero creo que una canción grosa si no está apoyada por un músico consciente no sirve de nada. Para nosotros es importante hacer canciones de protesta porque es un estilo que nos gusta y disfrutamos pero hicimos discos humorísticos y no nos persiguió el fantasma de que nos vendimos. Entendimos bien que lo importante es avanzar con la conciencia e investigar lo más que se pueda en la música, mientras se pueda. Cuesta mucho también y en esto va lo que te decía que no todos tienen las mismas posibilidades. A nosotros mantener una banda contra la corriente durante 20 años nos llevó un esfuerzo y hoy día nos lleva un esfuerzo que no se lo aconsejamos a ninguna banda nueva porque es sobrehumano, entonces aportamos algo para que no sean las cosas así y que para los jóvenes cada vez sea más fácil poder llevar un proyecto artístico adelante.
–          Las diferentes apuestas de estilos se visibilizan mucho en la puesta en escena de sus shows.
–          Yo creo que como rockeros ya es algo que somos, el show es rockero, entonces vemos todo lo que nosotros podemos agregar para el otro lado. Quizás muchos hacen esfuerzo para parecer rockeros, nosotros, por lo menos mi idea personal, es hacer todo lo posible para ir contra el estereotipo de rockero en escena y me imagino un Carlitos Bala, algo así… Si total suena rockero.
–          ¿Cómo es un estereotipo de rockero?
–          Y, no sé… Sí Miguel, sí miguel…
Mientras responde, “Cabra” hace el gesto de la publicidad del medicamento contra los dolores musculares que muestra a un rockero de pelo largo vestido de cuero y tachas. Explotan las risas, la idea queda más que clara, su imagen está bastante lejos de ese estereotipo.
–          ¿Estos 20 años hacen que sientan responsabilidad discursiva o de acción?
–          En las acciones, más que en el discurso de la música. Creo que si algo queremos dejar dicho con la música es: hagan lo que se les canta. Nosotros fuimos la primera banda del rock que hizo cumbia, fue la primer cumbia que hablaba de drogas: el Cucumelo, ahí matamos dos pájaros de un tiro. Después fuimos los primeros que nombramos con nombre y apellido, cuando había mil cosas que no se podían hacer. Hicimos un reggaeton en pleno odio al reggaeton, bien crítico que cuenta una visión de Cromañón. Siempre nuestro terreno para crear es ahí donde está la llaga y lo que queremos dejar dicho haciendo todo tipo de música es eso: en los ritmos no es como un cuadro de futbol, hay que utilizar todo lo que uno tenga y después ser un trabajador consciente de clase y militar. Ese es el verdadero cambio que necesitan los músicos hoy, tener organizaciones que luchen por ellos.
–          En todo ese legado que van dejando, ¿qué te pasa cuando alguien se te acerca y te dice que los sigue?
–          Te shockea. Fuimos a lugares donde nunca habíamos ido, lejísimos, como nos pasó hace un par de semanas en Colombia y aparece gente que te muestra tatuajes, que se conoce todos los temas. Es un poco lo que te decía, internet como herramienta para difusión del músico independiente es buena; quizás para una compañía de discos no, le juega en contra. Igual nos damos cuenta que por ser de la generación que somos estamos fuera de esa movida de Facebook y eso. Nos damos cuenta que hoy hay toda una camada de bandas que sin aparecer en las radios de primera o en el SI de Clarin, los tipos te llevan ocho mil personas en el Estadio Malvinas, como Salta la Banca. Ahí es donde se está expresando la juventud y diciendo esto es lo que nosotros curtimos, por acá nos manejamos. Nosotros quedamos un poco rezagados de esa movida.
–          ¿No le dan mucho uso a las redes sociales?
–          Sí, pero me refiero a que el público nuestro no es ese que quiere decir: “loco, metete la radio en el orto, los diarios, todo, acá es por Facebook la movida”.
“Pecho” se acerca a los sillones y nos comparte un plato con queso, salame y galletitas. De los vasos de cerveza casi no queda nada, pero preferimos no volver a recargarlos. Los pibes que al principio hablaban del viaje a Estados Unidos ahora comparten ideas para unas filmaciones. Tiran una y otra y otra en plena verborragia. Se miran y uno sentencia “A todo esto hay que darle una vuelta de troska”.
filippi

Lugano de primera

Ya no hay más Lugano I y II, sino de primera y de segunda. La Legislatura aprobó un proyecto para vender 41 inmuebles públicos a capitales privados, y avanza sobre toda la zona sur un “plan maestro” para ceder también 500 hectáreas. Mientras, las leyes de urbanización, de construcción de viviendas sociales y hospitales siguen postergadas.
El 7 de noviembre, el Pro, con la ayuda imprescindible de legisladores del Frente para la Victoria, el radicalismo y de UNEN, consiguió aprobar un proyecto para la venta de 41 inmuebles públicos a capitales privados. Ese mismo día, unas horas más tarde, obtuvo el quórum para colocar bares en plazas y parques públicos mayores a 50 mil metros cuadrados, aunque deberá pasar por una nueva audiencia y una segunda votación para ratificar la definición. Entre esos 41, se encuentran el Parque de la Victoria, el Parque Roca, el Parque de la Ciudad, buena parte del Parque Indoamericano y tres manzanas de la Villa 20, todos lugares que fueron adjudicados por ley para la construcción de viviendas populares. Según los vecinos de Villa Lugano, este es el primer paso para que el partido de Mauricio Macri, con el aval de la oposición en la Ciudad, realice su Plan Maestro en la Comuna 8: vender 500 hectáreas de tierras públicas que están desocupadas y seguir dilatando la urbanización de los asentamientos de alrededor.
“Nos dicen que están trabajando en el progreso de la zona Sur, pero acá falta vivienda digna para la gente. Nos mienten continuamente: nos prometieron un gran Hospital de Agudos y la urbanización para 1600 familias y todavía estamos esperando”, dice Diosnel Pérez, que vive en la Villa 20 y que fue procesado por el Gobierno de la Ciudad por la toma del Parque Indoamericano.
Cómo fue votado el proyecto
El primer proyecto fue aprobado con 41 votos positivos contra 15 negativos. Además del PRO, fue votado por los legisladores del Frente para la Victoria – a excepción de María Rachid –, del ibarrismo, la UCR y UNEN, mientras que en contra se pronunciaron el resto del bloque de Fabio Basteiro, la Coalición Cívica, Nuevo Encuentro, el MST y Proyecto Sur. El segundo tuvo 33 votos a favor (necesitaba 31) y19 en contra, pero necesitará de una segunda revisión para su aprobación.
Según los vecinos de la zona Sur, esta votación no sorprende, ya que dicen que se prioriza el negocio antes que las necesidades de la gente. A fines de 2010, el Jefe de Gobierno firmó el decreto en el que decía que no era necesaria la construcción de un Hospital General de Agudos, pese a que se había dictado la ley 1769. Luego, la norma 1770 prometía la urbanización de toda la Villa 20 de Lugano, para lo que se iba a utilizar terrenos aledaños, pero priorizaron otros proyectos en vez de la construcción de 1600 nuevas viviendas y espacios verde recreativos. Aunque fue sancionada hace ocho años, no se avanzó en nada respecto a esta ley.
Graciela Muñiz, defensora adjunta del Pueblo, denunció a los legisladores que aprobaron la primera medida del proyecto de ley: “Guiados por el Pro, muchos de los que dicen ser de la oposición, aprueban estas ventas con argumentos insólitos.  La Legislatura porteña decidió vender el Patrimonio de la Ciudad con la venta de más de cuarenta inmuebles de propiedad de los porteños”, aseguró.
Lugano postergado
En la comuna 8 se encuentran la mayor cantidad de villas y asentamientos precarios de la Ciudad. Entre otros predios, el llamado Plan Maestro contempla la cesión de casi la mitad del Parque Roca a la federación empresarial camionera para el desarrollo de una playa de cargas, la concesión del ex Parque de la Ciudad para recitales arancelados, todo administrado por la Corporación Buenos Aires del Sur, un ente del estado porteño que funciona como caja autárquica y paralela al presupuesto.
Los autores de esta iniciativa son los legisladores del PRO Cristian Ritondo y Karina Spalla, quienes con este proyecto autorizan al Ejecutivo porteño a otorgar estos espacios verdes en concesiones por treinta años a empresas privadas para su desarrollo. Entre ellas: Monsanto, el Grupo Roggio e IRSA. Si bien esto no apareció aun oficialmente en ningún lado, en la página de clasificados “Jobrapido” se ofrecen ofertas laborales con las siguientes referencias. Monsanto / Capital Federal (villa Lugano): http://ar.jobrapido.com/Ofertas-de-trabajo-Monsanto-Capital-Federal-(villa-Lugano)
La pantalla
En el proyecto, dicen que los fondos obtenidos deben ser destinados para la urbanización de villas y la mejora de complejos habitacionales de Lugano y Soldati, pero tanto los vecinos como organizaciones sociales aseguran que se anuló la participación en la urbanización y en cambio otorga beneficios impositivos a empresas privadas por más de 155 millones de pesos, tan sólo en el primer año.
“Esto no es progreso, sino que están arruinando todo y se nos están riendo en la cara: si venden toda esa tierra, ¿cómo van a urbanizar la zona?”, se queja Fernando Márquez, vecino de Lugano, que se sumó a las marchas a la Legislatura de la Ciudad y que realizó una denuncia con el apoyo de los comuneros de su zona. A pesar de contar con dictamen de mayoría, el proyecto del Plan Maestro no fue tratado aún en el recinto de la Legislatura porteña y pese al repudio de vecinos y organizaciones, es inminente su avance en toda la zona sur de la Ciudad.
 

Lugano de segunda

Diosnel Pérez llegó a Lugano en el 87 y construyó las primeras casas de lo que hoy es la Villa 20. Desde entonces, vio pasar gobiernos municipales y nacionales de todos los colores: ninguno urbanizó. Él sigue repartiendo constituciones de la Ciudad para mostrarles a sus vecinos que tener calles asfaltadas, tendido eléctrico, agua potable y sistema de cloacas es un derecho consagrado.
Diosnel Pérez fue de los primeros vecinos en ocupar las tierras que hoy son la Villa 20, en el barrio de Lugano, allá por 1987. «No fue fácil. De noche construíamos y después venía la montada a destruir lo que habíamos hecho. Pero los caballos se cansaron y nosotros no», resume sobre esos tiempos posteriores a la dictadura. Todavía sale a repartir constituciones de la Ciudad para mostrarles a sus vecinos que la vivienda digna es un derecho: está consagrada en el artículo 14 bis. Recuerda que, antes de empezar a militar, él mismo creía que valía menos por ser extranjero. «La villa no está incluida dentro de la Ciudad. Somos parte de Buenos Aires y no se reconoce. La no urbanización colabora con la discriminación».
 
Los servicios y Mirtha Legrand
Por más que estén capacitados para un trabajo, si en el casillero de dirección ponen Manzana 7, Casa 18, tienen menos chances. «Ni la justicia reconoce nuestras direcciones», sigue Diosnel. Las ambulancias no entran. El agua que toman está contaminada. Se cruzan caños de cloacas y de agua porque cada uno lo construye como puede. Si se pincha uno, ya se mezcla todo. El único momento en que va Edesur a solucionar un problema es cuando se quema el transformador: situación límite. El cable que sale de la tierra ya es trabajo de los vecinos. Diosnel: “Todos los servicios los hicimos nosotros”.
Desde el 11 de agosto de 2005, la ley 1.770 le exige al Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) hacer 1600 viviendas donde hoy hay un cementerio de autos. «Con 1600 viviendas acá no alcanza para nada: somos 40 mil habitantes». Los fallos de la justicia se repiten a favor de la urbanización, pero el Estado nunca aplicó.
La respuesta más concreta del estado fue en un almuerzo de Mirtha Legrand: Michetti manifestó el interés de su gobierno por la urbanización aportando datos sobre las fachas de casas pintadas de colores. Para peor, dijo sobre la 31: “Lo que ha sucedido en otros lugares del mundo con esto es que como esos terrenos son muy apetitosos para el sector privado y el sector inmobiliario, lo que termina pasando es que el sector inmobiliario compra esos lugares y la gente puede comprarse con ese dinero una casa en la ciudad o cualquier otro lugar. Y ese lugar puede integrarse al puerto o hacer un sector de barrios para clase media”.
Quizá esta postura explique, mejor que cualquier rosca, por qué no se urbanizan las villas.
 
Las formas de la ley
Junto con la ley 1.770 se aprobaron dos más: el levantamiento de un Polo Farmacéutico a manos de la tercera cooperativa más grande del mundo, Cooperala; y la construcción de un hospital. La única que se cumplió fue la del Polo. El hospital se completó solo en una de las tres etapas; quedó poco más grande que una salita de salud. Abre de lunes a viernes, hasta las 16 y no tiene guardia. Si pasa algo a la madrugada, hay que salir a pedirle auto a algún vecino – porque, de nuevo, las ambulancias no entran- e ir a un hospital a siete kilómetros. «Si esperás a la ambulancia, te vas a morir. Los vecinos ya están acostumbrados», sabe Diosnel.
-No se puede urbanizar si la gente sigue tomando casas- repiten los funcionarios.
-La gente necesita vivienda hoy- explican los vecinos.
Y así reaparece el «Parque» Indoamericano -y sus tres muertos durante la represión conjunta de la Policía Federal y la Metropolitana-. «Ningún gobierno se ocupa de crear una política seria de vivienda», sigue Diosnel. «Y ahora menos. En las 70 hectáreas libres acá en la Comuna 8, el Estado quiere hacer una villa Olímpica, en vez de casas».
 
Habladurías
Y mientras tanto, escuchan que no pagan impuestos.
-¿No? Cada vez que compro azúcar, pago. Cuando se inunda, se inunda no con agua de lluvia, sino con la cloaca que sube. Los servicios los hicimos nosotros mismos. Hasta la escuela estatal dentro del barrio usa los servicios que nosotros construimos, así como da de beber agua contaminada, así como no tiene un patio y tiene entre 37 y 40 chicos por aula. ¿Por qué en la zona Sur tenemos que sufrir tanto? Esa escuela sirvió para mucha propaganda al gobierno de Mauricio Macri. La misma en la que a una chica se le cayó toda la cerámica del lado del inodoro.
 
Las formas del Estado
En ese mismo barrio pasan cosas como esta:
http://www.youtube.com/watch?v=SJbBuJ1U5AM
Una detención, un policía que no quiere dar la cara, otro que viene para pegar y se va. Otros no fueron filmados. Otros estuvieron desaparecidos durante meses, como Kiki Lezcano y Ezequiel Blanco (http://www.nosdigital.com.ar/2013/07/yo-soy-kiki-lezcano-y-nadie-me-va-a-callar/).
 
Desesperanza y razones
«Nunca se va a terminar de urbanizar. Primero porque no les conviene a los gobiernos. Las empresas que trabajan de limpiar los pisos ciegos perderían más o menos 100 millones de pesos anuales. Y esas empresas son amigas de los gobiernos de turno. Es mucha plata la que perderían», analiza Diosnel. La empresa beneficiada es Panizza, relacionada, según el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), con los operativos ilegales de la Unidad de Control del Espacio Público contra gente en situación de calle: «…un grupo de 13 personas que se trasladaban en un camión de recolección de residuos con la inscripción «Panizza» les sacaron los carros con todo lo que habían recolectado quitándoles así mismo su documentación, todo lo cual fue destruido».
El Informe de la UCEP: http://www.cels.org.ar/common/documentos/INFORME_FINAL_UCEP_.pdf

Fotos: NosDigital

Fotos: NosDigital

Alerta Gualeguaychu

En medio del anuncio del Pepe Mujica de que Botnia aumenta su producción, Nosdigital viajó a la frontera para encontrarse con los vecinos de la asamblea que viene diciendo “no a la pastera” desde hace seis años. Los informes de la contaminación y los protagonistas de una ciudad que gira alrededor del río.
Acá el sueño del pibe es tener un bote o una canoa para navegar en el río. Las rateadas del colegio son para ir a pescar. Los mates y pic nics se dan al ladito del río; cuanto más cerca, mejor. Un nene que recién aprendió a caminar se escapa de la mamá cada un minuto. La madre le grita: ¡Pacuaaaal, no te metas al agua! Pero siempre es tarde: allá tiene que ir la madre a sacar a Pacual una y mil veces del río. Pacual, 5 añitos, ya es bien de Gualeguaychú. En Gualeguaychú, todo gira alrededor del río.
– ¿Y yo me voy a andar peleando con los uruguayos? Si los que manejan todo desde arriba son los gobiernos y nos arruinan por igual a todos.
– Todo el mundo que es de acá sabe que Botnia contamina.
– Pobres nuestros hijos, nuestros nietos.
– El agua ya sabemos que está contaminada, pero ¿y el aire?
Los habitantes de Gualeguaychú tienen otras preocupaciones más graves que las de las escapadas furtivas de Pacual al río. No se escapan: saben que Botnia está ahí en frente, y le hacen frente. El conflicto nunca terminó: desde que se instaló la pastera finlandesa los vecinos dijeron “no” y, seis años después, ese “no” sigue siendo tan rotundo como siempre.
El fin de la lucha será, dicen, cuando se lleven la papelera a otro lado.
El conflicto ambiental más largo de nuestro país tiene la particularidad de ser internacional. La planta está en Uruguay, la maneja una empresa finlandesa y afecta también a la Argentina. Hasta hace meses reinaba la calma mediática sobre el conflicto, ya que en el 2010 se firmó un acuerdo entre Argentina y Uruguay que dispuso un Comité Científico en el seno de la Comisión Administradora del Río Uruguay, administrado por ambos países, que regularía la producción de la planta. Ese comité lo instruyó la Corte Interamericana de Justicia de La Haya, en el mismo fallo que avaló el funcionamiento de Botnia.
A principios de Agosto el Pepe Mujica anunció, sin acuerdo con Argentina, que la pastera aumentaría su producción ya que el marco legal uruguayo lo permitía: 100 toneladas más por año. El gobierno argentino respondió con la presentación de un informe sobre la contaminación que genera Botnia y volvió a demandar a Uruguay. Hace dos meses los gobiernos uruguayo y argentino se habían reunido en Puerto Madero en el marco del pedido de Botnia para aumentar la producción, pero nade pareció cambiar la decisión del mandatario uruguayo.
Los asambleístas de Gualeguaychú, que venían pidiendo ese informe desde hace tiempo, se encuentran en estado de alerta. Todas las semanas se reunen en asamblea, donde participa cualquier habitante de Gualeguaychu que lo deseé, y van conduciendo el destino de su lucha. El pasado 6 de octubre marcharon en una caravana donde pretendían llegar hasta Fray Bentos y volver, pero la policía uruguaya les impidió cruzar el límite fronterizo.
gualeguaychu
“Nosotros fuimos con los compañeros a hablar con Mussi, el Secretario de Medio Ambiente”, cuenta el vecino Oscar Bargas con Gustavo Rivollier sentado a su lado, los dos integrantes de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú. “Primero le pedimos los resultados de los estudios, producto de 27 entradas a la empresa, y nos dijo que eso no lo manejaba él”, sigue Oscar. “Pero nos dijo que los informes de contaminación que conocía de Botnia no daban números altos”.
Dos días después el canciller Héctor Timerman hizo público un informe que revela un número alarmante de contaminación, y desmiente a Mussi: http://noalaspapeleras.com.ar/asagchu/index.php/2013/10/12/botnia-contamina-informe-completo-de-cancilleria/.
Los análisis, resultado de 28 visitas del comité científico a la planta, contrastaron los valores que tiene el agua que Botnia tira al Río con la normativa establecida por el Digesto sobre el Uso y Aprovechamiento del “Río Uruguay” (que reglamenta lo dispuesto por la Comisión Administradora del Río Uruguay), y dieron los siguientes resultados:
-El promedio de la temperatura de vuelco medida en la totalidad de los ingresos fue de 32,16 °C, mientras que la temperatura media anual del Río Uruguay es cercana a 20°C. Uruguay autorizó unilateralmente a Botnia a volcar efluentes hasta un máximo de 37° C, sin modificar la normativa para el resto de la industria uruguaya.
-Se determinaron contenidos de Fenoles superiores a los establecidos por la normativa vigente. Los Fenoles (definidos como sustancias orgánicas tóxicas en el Digesto), superan recurrentemente los límites exigidos por la normativa.
-El Fósforo superó el máximo de 0,025 miligramos de Fósforo por litro establecido por la normativa vigente. Todo efluente cuyo valor supere este máximo está contaminando el río.
-Se detectaron contenidos de Cromo Total y Níquel superiores a los exigidos por la normativa. Tanto el Cromo como el Níquel son consideradas sustancias tóxicas en el Digesto. La proyección del muestreo indica un vuelco que supera en más de un 400% el establecido para el Cromo.
-Se detectó Endosulfán (la misma sustancia utilizada como agrotóxico para las plantaciones de soja) en los efluentes de una de las Piletas de Pluviales de la Planta de UPM. Este compuesto no debería ser detectado en los efluentes de la Planta de UPM, ya que su uso se encuentra prohibido en toda la República Oriental del Uruguay dadas sus características de alta toxicidad.
gualeguaychuLa Comisión Administradora del Río Uruguay está compuesta por ambos países y es la encargada de decidir y legislar sobre lo que pasa en el río. Hace años que en esa Comisión no se llega a un acuerdo, con la panta funcionando en sus narices y con varias inspecciones a la empresa donde se comprobó una cantidad importantísima de faltas e irregularidades.
Los asambleístas creen que los informes de la contaminación del gobierno, si bien fueron un quiebre, se presentaron tarde: Botnia devuelve al río 800 litros de agua contaminada por segundo (61.257.600 litros diarios que llevan 195.000 kilos de sólidos disueltos). No se puede esperar.
No sólo lo demuestra la ciencia, si no que se ve a simple vista: “Se ve la vegetación quemada por la emisión de gases de azufre, vimos que el agua está mucho más cristalina en la zona de la pastera que en la nuestra”, explica Gustavo.
Mientras los gobiernos argentino y uruguayo se provocan entre líneas ante cada movimiento de la pastera, la planta sigue funcionando. “El gobierno argentino ha ido haciendo saltos, usando el tema políticamente y poniendo paños fríos en el conflicto. Hace dos años que tenemos un bozal con las autoridades, nadie quiere hablar con nosotros, salvo el intendente porque vive acá y sabe lo que es Botnia”, dice Rivollier. “Lo único que nosotros planteamos es de la cuestión ambiental, en la asamblea no nos ponemos a discutir una política de estado, sino una política ambiental”, aclara.
Hay un tercer actor que la mira desde afuera y cuenta euros: Finlandia, que con su chapa de país protector del medio ambiente, trasladó a Botnia miles de kilómetros para pagar los sueldos en pesos uruguayos y no pagar impuestos ni agua, cosa que allá sí debería hacer. Pero el motivo principal es que este tipo de pasteras en Finlandia fue prohibida ya que contaminó un río de 50 mil hectáreas. El rigor legal que se emplea en esos países para la instalación de estos emprendimientos no es el mismo en países como Uruguay o Argentina.
La asamblea de Gualeguaychú viajó al país nórdico: “¿Qué pasaría si traemos su pastera acá a Finlandia? ‘¡Estás loco!’ – me contestaron- ‘estos tipos acá contaminaron, cambiaron la normativa, usan procesos que son ilegales’”.
El argumento que usó Finalandia para despegarse del tema fue que la empresa es privada y que el Estado no puede hacerse cargo de sus acciones. Pero entre las empresas que componen a los inversionistas de Botnia está Kemira, de capital netamente estatal. Los fondos de esa empresas son acciones que se colocan en emprendimientos y que se usan para cubrir parte de los aportes que los empleados tienen que hacer al Estado finlandés. “En definitiva ellos le están achicando la deuda a los trabajadores con la timba de la contaminación”, ironiza Bargas.
La misma DINAMA (Red de Laboratorios Ambientales del Uruguay) ya había declarado – antes de que se instale Botnia- que el Río Uruguay se encontraba a un nivel crítico de fósforo y nitrógeno y la instalación de la pastera iba a hacer colapsar los niveles. Gustavo: “Cuando está el río bajo, con las aguas tranquilas, florecen las algas, lo ves verde al río… esas algas son muy tóxicas”.
“Reclamamos que se ponga una mesa de negociación entre los dos países y se lleven la planta”, cierra Oscar.
Mientras leíste esta nota se vertieron dos toneladas de agua contaminada al Río Uruguay.
gualeguaychu
 

Peligro en el bosque

Preservar el medio ambiente no parece ser una prioridad en tiempos del negocio inmobiliario. Una autopista que atraviese el pulmón verde más grande del Conurbano, el Parque Pereyra Iraola de Berazategui, es la nueva de Vialidad provincial, que ya tiene el aval de los concejales y la justicia.
Al Parque Pereyra Iraola le quieren pasar una autopista por encima. Si sos del sur del conurbano o de La Plata, podés leer desde el segundo párrafo de esta nota, porque seguro no necesites una explicación de lo que significa Pereyra. Seguro fuiste más de una vez a tomar mate o andar en bici, o simplemente a tirarte en el pasto, a caminar hasta no encontrar una persona y perderte del mundo entre los árboles altísimos. Si sos de otra parte del país, seguí leyendo como vas, que acá abajo te explicamos qué es este lugar que la Dirección Nacional de Vialidad y los emprendimientos privados se disponen a destruir.
– Nosotros venimos todos los fines de semana desde hace diez años, sería un dolor enorme perder todo esto.
El parque, declarado reserva de biosfera por la UNESCO, es el pulmón verde más grande del conurbano: 11 mil hectáreas, incluyendo la selva marginal de Hudson y salida al Río de la Plata. Lo creó Perón para “salvaguardar la calidad de vida y el futuro de los habitantes actuales y futuros de esta inmensa zona”. La parte más transitada está ubicada en el municipio de Berazategui, entre la localidad de Hudson y Villa Elisa (por dónde también pasará la autopista, en medio de las casas). Es imposible recorrer todo el parque: hay lugares que la espesura de la vegetación es tal que no se puede avanzar. Los más conocedores encuentran lugares para pasar el día donde nadie sabe llegar: el parque es un laberinto de caminos anchos y angostos. Los menos osados se quedan en los lugares más abiertos y cercanos a la ruta. Todos los fines de semana cientos de familias, amigos, parejas y gente con ganas de juntarse encuentran entre los árboles del parque un lugar para compartir. Los porteños imagínense a los bosques de Palermo, o el Parque Centenario, mil veces más grande.
– Vamos a seguir firmes para que no se toque ni un árbol del parque.
La Asamblea del Parque Pereyra y otras organizaciones ambientales y vecinos de la zona están en estado de alerta: se reúnen todos los sábados para conducir su lucha. El fin de semana pasado marcharon con los afectados de las inundaciones de La Plata, porque sus reclamos se unen: si se cubren de asfalto los espacios verdes, el agua no fluye y se mete en las casas de la gente.
– Qué saben los políticos de esto, si ellos no disfrutan como nosotros del parque.
El 24 de octubre pasado la Suprema Corte De Justicia de la Nación levantó la orden cautelar que mantenía alejado el cemento y las especulaciones inmobiliarias del Parque Pereyra. Ahora tienen camino libre para empezar a construir el cuarto tramo de la Autopista Perón, que conectaría la Ruta 2 con la autopista Buenos Aires – La Plata. Vialidad nunca presentó el impacto ambiental para este cuarto tramo. 650 hectáreas son las que se destruirían, justamente aquellas que el público utiliza y que están más cerca de las casas linderas al parque. Esas hectáreas no están vacías: está el IAR (Instituto Argentino de Radioastronomía), 19 parcelas utilizadas para producción fruti-flori hortícola y cientos de árboles centenarios que componen la flora y albergan la fauna de este enorme pulmón verde.
– A mí me parece bien que hagan una autopista, pero por acá no.
Ana María Sioch, integrante del Foro Regional en Defensa del Río de La Plata, la Salud y el Medio Ambiente, denuncia que la construcción de esta autopista esconde un doble negocio: “Quieren construir más emprendimientos alrededor de la autopista”. Vialidad y las autoridades del Gobierno Nacional alegan que están intentando con esta obra alivianar el tránsito de la autopista Buenos Aires-La Plata y conectar la zona norte con el nuevo puerto de Ensenada. Para eso la Asamblea ya presentó una serie de trazados alternativos que preservarían el parque.
El apoderamiento del parque por emprendimientos privados ya es un hecho: el exclusivo country Abril ya construyó propiedades en terrenos del parque. Sí un parque público convertido en patios de mansiones. Un concejal de Berazategui ya deslizó la posibilidad de construir un casino dentro del parque y Juan José Mussi, Secretario de Medio Ambiente, declaró que va a luchar para que la autopista se haga.
– ¿Voy a venir con mis hijos y me voy a sentar a respirar los caños de escape de los camiones?
Vialidad todavía no empezó las obras pero ya tiene el camino libre. Los vecinos no quieren descansar los fines de semana al costado de una ruta que transportará 15 mil autos y mil quinientos camiones diarios. Tampoco quieren que su parque se cerque y se transforme en los patios de los countries o en el jardín de un casino. Ni tampoco quieren las inundaciones que traerá una muralla que no dejará fluir el agua hacia el Río. Ninguna autoridad del gobierno nacional y provincial los recibió ni presentó un estudio de impacto ambiental, ese que parece un reclamo naif pero que ya lo sufrieron los vecinos de la La Plata con sus 70 muertos declarados.
Si el parque estuviera sólo en manos de las autoridades de Vialidad, del Municipio, la Provincia y Nación, esta autopista ya se hubiera construido hace tres años. La lucha de la Asamblea logró la medida cautelar que levantó la corte hace dos semanas.
Siguen resistiendo, para vivir bien.
– El parque es nuestro.