Archivo por meses: octubre 2013

Los camaleones nunca pierden la esencia

Fueron un grupo de teatro y de murga, pero se volvieron una banda que ahora sacó un disco que parece un libro. La Gran 7 llega desde Santa Fe a Buenos Aires dispuesta a todos los desafíos. Su último material se llama Nubes de Tierra. Después de 10 años juntos y de tener que fallarle, a veces, a Unión y a Colón para ensayar, van por todo.
 
En los cuentos, como en los sueños, los planos de las historias a veces no distinguen lógica que los guíe más que impulsos. No se entiende el cómo, pero se entienden los porqués. Las secuencias, que se agrupan y originan hilos que se deshacen, extienden y tienden a que sigamos caminando, a veces sin suelo, siempre sin techo.

“Cuando todo sea florecimiento, estaremos preñados del fruto que nos va a destruir. El viento nos cubrirá de polvo, la sombra tapará el sol, no habrá ni frío ni calor. El resto dependerá de nosotros” (La Gran 7 – Nubes de Tierra)

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De los parlantes del bar suena una salsa que tiene de fondo calles angostas y empedradas. Buenos Aires recibió hace unas horas a parte de La Gran 7, que llegó desde Santa Fé para presentar su último material de estudio: “Nubes de Tierra”. Emiliano Haquin, voz de la banda, se pide un café. Emanuel Haquin, armónica y saxo, pasa de largo en la ronda. Camilo Mansilla, bajo y coros, se anima a un chop de cerveza. El resto, Marcelo D’Agostino encargado de la batería junto a Manuel Beltrán y Nicolás Fabre de las guitarras, están en la ruta.
Sobre la mesa, se encuentra el último material de estudio de la banda. Camaleónico disimula ser un disco. En realidad, no lo es, no sólo eso. Es un disco y es también un libro. El tercero de la banda que cumple su primera década y que se transforma en el broche de oro de toda esa etapa. Un broche de formato cuadrado, con letras negras y colores tierras, rojos, anaranjados, amarillos y verdes. Desde el perfil se ven las hojas blancas, formando una altura que permite poner el dedo y hacer que corran. Emiliano se anima al grabador: “Yo creo que los dos primeros discos fueron un camino a esto. Nosotros lo que siempre decimos es que nos gusta contar cosas, que somos una banda de rock que hace canciones y cuenta cosas, así nos definimos. Y contamos un poco lo que nos pasa a nosotros, nuestras vivencias, nuestra manera de pensar ante ciertas situaciones y me parece que este disco resume un poco todo eso, como que llega a su máxima expresión todo eso que nosotros venimos trabajando hace diez años. Creo que el lugar al que llegamos musicalmente, literariamente y visualmente, es un lugar en el que nos sentimos muy cómodos y  muy identificados”.
Después de la tapa, la presentación y los agradecimientos nos reciben los capítulos. Son cinco que agrupan las doce canciones que lo componen: “Nosotros teníamos las canciones, hicimos la preproducción, había más que siempre quedan afuera y vos escuchabas las canciones y decías estas tres tienen que ir juntas porque hablan de una cosa, estas tres de otra. Empezamos a ver las canciones y se iban acomodando solas según lo que iban diciendo”.
Las canciones, como la charla, tienen a ordenarse.

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Capítulo I: La revelación
– Decían que son una banda que cuenta cosas. ¿De dónde surgen esas ganas de contar?

Fotos: NosDigital.

Fotos: NosDigital.


– Nosotros formábamos parte de un grupo de teatro y de murga. Hace 10 años yo ni siquiera sabía tocar la guitarra, agarré y me puse a aprender los acordes con un amigo y por el ambiente en el que estábamos, por la gente con la que nos rodeábamos, absorbimos mucho eso de escribir, de decir. El teatro tiene mucho de eso también, de contar historias y creo que lo mamamos, pasábamos mucho tiempo en una sala de teatro independiente, estaba todo el tiempo eso a la vista. Creo que es lo que más nos quedó de esa época. Después tomamos una manera de decir las cosas o de hacer canciones también sin querer, era lo que nos iba saliendo en ese momento. Dijimos bueno, vamos a tener una banda, vamos a hacer canciones, las canciones tienen que tener letra, alguien las tiene que escribir, alguien las tiene que cantar y es como que se fue dando sin querer todo. Creo que viene de ahí no es algo pensado ni planeado.
–  No es algo planeado pero sí es algo que siguen sosteniendo
–   Es como una evolución de lo que uno es. Nosotros hablamos mucho de no perder la esencia. El segundo disco se llama “El alma de las cosas”, la esencia es la naturaleza de las cosas. Tu esencia, tu naturaleza, lo que realmente sos. Nosotros usamos mucho eso, hablamos mucho de eso, de no dejar de ser lo que uno es. Por ahí tenemos esa manera de pensar o de ver las cosas muy particular y también eso te lleva a una manera particular de decirlo. Pero no es algo que nos decimos, estamos contando, tenemos que seguir contando, hacemos como nos va saliendo.
– Hay también un peso literario muy fuerte
–  Ese es el peso más fuerte del ambiente del teatro porque escénicamente nosotros nunca hicimos teatro, siempre formábamos parte del grupo, de las producciones, de la asistencia, de más, pero ninguno de nosotros fue actor. Sí formábamos parte del grupo de la murga que nos subíamos a algunas presentaciones, cosas así, peor no éramos actores. Sí nos rodeamos mucho de gente que sí actuaba, que sí escribía, al principio dos de los chicos que tocaban en la banda eran actores, uno de ellos director de teatro, las primeras canciones por ahí estuvieron escritas por él, y yo creo que eso a nosotros nos despertó una chispita.
Ahora quien compone es Emiliano, que confiesa hacerlo sólo para la banda y sólo cuando es un impulso real el que lo empuja. “Me ha pasado e intentado decir tenemos que sacar un disco y ponerme a hacer cosas a la fuerza que no te salen, es más, por ahí había momentos en el disco en los que teníamos cositas sueltas o canciones por la mitad que tenían dos o tres estrofas o tenían el ritmo y no la letra y nos enroscábamos en decir hay que terminarla la letra a esto y no podíamos. Salían cosas, si, pero lo notábamos muy forzado, entonces dejamos que pase, que vayan sucediendo las cosas y empiecen a salir”.
 
Capítulo II: Sólo nosotros
– Hablábamos de no perder la esencia, ¿qué no perdió La Gran 7?
– En estos diez años cambiamos tres veces de formación la banda y yo creo que el que nos fue a ver la primera vez y nos va a ver ahora nota que la banda sigue siendo la misma. Quedamos solamente tres de lo que fue la primera formación pero intentamos que todos los chicos que entran a la banda se sumen aportando en lo musical pero más que nada hacemos mucho hincapié en el grupo. Nos movemos mucho como un grupo. Ahora volvimos este año, después de tres años a vivir todos juntos prácticamente.
– ¿Cómo es eso?
–  Hace dos años teníamos una sala, una casa muy vieja que los dueños decidieron refaccionarla y nos sacaron. Estuvimos dos años dando vueltas por salas de ensayo y ahora volvimos a tener eso. Para nosotros es muy importante en cuanto al grupo, que todas las decisiones sean bien pensadas entre todos, consensuadas, si bien siempre como todo grupo hay líderes o gente que tiene más impronta que otra para la toma de decisiones o para hacer cosas pero nos movemos todos juntos. La banda nació los domingos a la tarde después de juntarnos a tomar algo, de comer un asado. Nació de un grupo de amigos y es lo que nosotros tratamos de mantener todo el tiempo y lo que tratamos de trasmitirle a los chicos que se sumaron y no lo mamaron desde los comienzos. Nosotros a la hora de elegir músicos que se sumen a la banda, buscábamos a alguien que tenga los mismos códigos que nosotros, que sienta las cosas de la misma manera que nosotros más que un loco que la rompa tocando la guitarra.
– ¿Cómo es sentir las cosas de la misma manera?
–  Que tenga ganas de venir a sentarse a comer un asado con nosotros. Que esté laburando y estemos todos pensando en querer estar con los chicos en la sala, tranquilos. Entonces llega las siete de la tarde cuando terminás de trabajar y te vas a ensayar y ya sabes que están todos ahí y todos tienen ganas de estar ahí. A veces eso no pasa. A un loco que lo único que le importa es tocar bien la guitarra, va toca la guitarra y se va. A nosotros nos interesa otra cosa, estar juntos, compartir, los viajes, es mucho el tiempo el que estamos juntos. Tener ganas de estar con el otro, no es solamente tener una banda, subir a tocar, ensayar, que suena bien y listo. Nosotros vivimos muchas cosas juntos y me parece que esa es nuestra esencia, eso es lo que no queremos perder.
 
Capítulo III: Ser o no ser
–     El disco te lleva a transitar una historia por la banda “Es como un viaje introspectivo a las raíces del grupo”, lo definen.
–  El disco empieza con “Un día así” que para nosotros es un había una vez. Y termina con “Siempre” que es un tema que para nosotros resume todo, resume muchas cosas que queremos decir de cómo sentimos, de cómo pensamos todo esto. Porque como grupo vos vivís un montón de cosas, como parte de una banda también porque en el fondo estás buscando algo, estás yendo, tratás de contactarte con gente que te ayude y siempre, muchas veces chocás. Chocás y te caes y te va mal y te va bien y te va mal, y hay un montón de emociones muy buenas y muy malas todo el tiempo. Se convive todo el tiempo con eso entonces tenés que estar permanentemente apoyándote en el de al lado, bancándote. Si no es por alguien de afuera, es por alguien de adentro que se fue. Y en el mejor momento aparecen las malas, y es todo así. Nosotros como grupo nos ayuda mucho estar entre nosotros, es un estilo de vida, es una decisión formar parte de una banda. Tenemos una frase que decimos que a veces va a estar re bueno ser parte de La Gran 7 y a veces no.
–  ¿Por qué a veces no?
– Tenes que lidiar con un montón de cosas, por ejemplo Santa Fe es una ciudad muy futbolera, muchos de nosotros somos muy fanáticos del fútbol, juega Unión o Colón y la ciudad se para, todos van a escuchar la radio, a ver el partido o a la cancha y muchas veces nosotros tenemos un viernes a la noche que hay fútbol ensayar porque el sábado vamos a tocar. Para algunos eso no se va significar nada pero para otros quizás que sí. Son sacrificios, tenés el cumpleaños de un amigo que se recibió y es el mismo día que tocas. Se dejan cosas, desde lo más mínimo a planificar tu vida en torno a la banda: vacaciones, viajes, hasta el nacimiento de un hijo, porque nos ha pasado. Las familias de todos nosotros giran en torno a la banda, de todos.
 
Capítulo IV: Paz
–  ¿Resignás cosas y ganás otras?
–  Subirse a la Trafic con tus amigos, irte a Cordoba y que haya un grupo de gente que te va a ver, que canta tus canciones, que te subís a un escenario y cantan tus canciones y aplauden, es hermoso. El otro día fuimos a tocar a Rosario, con cuatro, cinco bandas, estuvo buenísimo. Volvíamos como a las cuatro de la mañana y al otro día, a las siete muchos trabajábamos y decíamos “Faaa queé lindo esto, mira si encima de todo esto nos pagaran por hacerlo seríamos las personas más felices del mundo”. Lo hacemos con mucho gusto, nos gusta mucho estar entre nosotros, eso es lo que más nos gusta, el grupo, estar, cagarnos de risa, viajar juntos. Si bien uno anhela poder vivir de esto no es algo que nos quite el sueño o nos vuelva locos, cada uno tiene su vida además de la banda, su familia, sus proyectos, pero formar parte de una banda implica muchísimo compromiso. Hoy hay chicos tatuados con el logo de la banda, con frases, es una demostración increíble pero también es una responsabilidad muy grande.
 
–  Volvemos a la decisión de contar historias y a la responsabilidad que implica
–  Nosotros creemos que creamos una banda, un grupo que está hoy por encima de cualquiera de nosotros. Antes éramos nosotros los que alimentábamos a la banda a que crezca y que vaya a salir a tocar y hoy por hoy la banda ya tiene una vida propia que está por encima de nosotros. Somos nosotros mismos los que tenemos que decir: Formo parte de la banda que me exige.
 
Capítulo V: Siempre renacer
Ese mundo que crearon tomó fuerzas, tomó vida propia y se nutrió de formas en el disco que cierra una etapa. Los tipitos que figuran a la banda en el trabajo discográfico anterior estaban construyendo y en este último, guerreros, están peleando contra dragones y elefantes que simulan ser algo parecido a miedos “Creo que es muy psicológico. Hay muchas cosas que nos representan”, dice la banda. No se imaginan aún como aparecerán en un próximo disco, las cosas se seguirán dando, como en sueños, como en cuentos, para que la forma en las que le toque renacer llegue en el momento indicado.

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“Al final, después de todo, estaremos desgarrados y hasta cansado, tal vez; pero con más hambre de estar. Vas a ver” (La Gran 7 – Nubes de Tierra)

La Gran 7

The Rati Horror Show III

A Brian Hernánez, 13 años, lo mató un policía que tiró de un auto a otro sospechando de más y mal; cuando vio el desastre, le plantó un arma y bolsas de jala de Poxiran a los amigos que iban con él. La justicia interpretó lo que él no había podido explicar, y lo dejó libre. Otra historia de vida frustrada por lo fácil del gatillo, en una provincia donde la infancia es difícil.
El sueño (Voz de Brian)
Una noche, Mamá me soñó jugando al ping pong. Yo estaba feliz. Nunca me había visto jugando al ping pong. No tenía mesa y mis amigos tampoco. En San Lorenzo, uno de los barrios del Oeste de Neuquén, no hay ni plazas para que nos divirtamos. Pero me pudo ver divertido, como era, para que la última vez que me viera no fuera muriendo, en sus brazos, en el hospital. Ahora todos los días me encuentra cuando la abrazan mis amigos cada vez que se cruzan cerca de casa.
Otros chicos, además, le dicen que no denuncian cada atropello de la policía, no por códigos – como la policía le dijo a ella- sino por amenazas.
 El hecho (Voz de Elizabeth)
braian gatillo facil
La noche del 19 de diciembre se convocaron con sus amigos, todos de 13, 14 años para sacarle el auto al padre de uno de ellos. Brian se escapó mientras nosotros dormíamos.
En eso un vecino empezó a gritar que los chicos habían chocado. Cuando me di cuenta, la puerta estaba abierta: Brian había salido. El vecino nos dijo que estaba detenido en la comisaría de menores, que eso le había dicho la policía. Pero la policía me dice que mi hijo no estaba ahí. Recién a las 8 de la mañana una mujer policía me dijo que había un chico en el hospital Heller (que es de lesiones leves). Yo supuse que Brian se había hecho el desmayado cuando chocaron. Pero fui al Heller y no estaba. De ahí me mandaron al hospital Castro Rendon, donde dijeron que había ingresado un chico de la edad de Brian como NN, alrededor de las 3 y media de la mañana. Me acerqué y lo reconocí.
El médico me dijo que Brian tenía un disparo en la cabeza que le había atravesado el cráneo y que estaba en un coma irreversible, con muerte cerebral. Fue terrible para mí. Creí que le habrían querido robar las zapatillas o algo en el barrio, ya había pasado eso. Me quedé en el hospital esperando a los amigos de Brian. Cuando llegaron, los chicos me contaron qué pasó con la policía.
Hoy sé que vivo en una dictadura, que en cualquier momento nos puede pasar algo por la presión que estamos teniendo. Esta sociedad todavía tiene formateada la cabeza por la dictadura. Hay mucha gente que apoya la muerte de un chico por un policía.
gatillo facil braian
 (Voz de Brian)
De mañana, me levantaba mamá. Yo ya perdía el sueño cuando se despertaba ella, porque dormíamos en el mismo cuarto. Entonces iba a la escuela, jugaba a la bolita, a la pelota, a la Playstation, tomaba la leche y…
-Voy a callejear.
-Braian, no vuelvas tarde. ¿Llevás el celular? ¿Salís con esas zapatillas? Tené cuidado.
-Mamá, nos conocemos todos. No pasa nada. ¡Y ya hice la tarea!
Yo comía un asado en la cuadra. Giraba con amigos. Volvía temprano. Alguna travesura hacía… Tenía 13 años.
Esa noche, recién empezadas las vacaciones, con mi premio por llegar a escolta –primer paso a llegar a ser guardaparques- hablamos con mis amigos por Facebook y quedamos en encontrarnos. Éramos siete y salimos con el auto que estaba tuneando el padre de un amigo, una coupé polarizada.
Volviendo a casa, un patrullero nos hace luces. Seguimos. En eso vemos que para otro, unas tres o cuatro cuadras más adelante, con las luces apagadas. Mis amigos escuchan el disparo que me da en la cabeza. Seguimos. “No frenamos porque creímos ya que nos iban a fusilar”, le explicaron a mamá.
Cuando frenamos, habían bajado dos policías – un hombre y una mujer. El que disparó fue el oficial encargado del móvil, Claudio Fabián Salas. La bala de su arma reglamntaria había atravesado a la luneta y de casualidad me dio solo a mí. Yo iba atrás con otros cuatro chicos. Kevin iba en mis brazos. Se bajó del auto y sintió cómo caí contra su campera, que se la manché con sangre.
“Uh, no, son menores. Maté a un menor”, dijo Salas cuando nos vio. Les pusieron la cara contra el piso a mis amigos para que no vieran nada. Rompieron la luneta trasera para borrar la entrada de la bala. Gabriel vio cómo me sacaron, como un perro, por la luneta del auto y me dejaron en la mancha de mi sangre. La ambulancia llegó en silencio, y se fue en silencio.
 El encubrimiento (Elizabeth)
Ahí empezó el encubrimiento. Cuando los chicos notan que Brian está herido, paran. Los policías los empiezan a sacar del auto a los golpes, a los tirones. Se dan cuenta de lo que había pasado con Brian. Este policía monta todo un operativo de encubrimiento: le ponen un arma plantada a los chicos para decir que había sido en defensa de su compañera porque creyó que le iban a disparar. El peritaje del arma que le plantan da que es un arma que no funcionaba. Y que rompieron la luneta del auto para que no se viera el agujero del disparo. El policía se declara culpable, va a prisión y Brian fallece a los dos días, de muerte cerebral. Se fue en mis brazos, como vino al mundo. Eso me da mucha tranquilidad. Continué la lucha yo con mi hijo Alejandro, que tiene 17 años.
Cuatro horas después del disparo, aparecieron dos de los chicos que habían logrado salir porque los padres hicieron lío en la comisaría para que los soltaran. Habían sido víctimas de tortura, les pegaban en las cabezas, los amenazaban con las armas, les apretaban la cabeza contra la mesa, les obligaban a decir que ellos traían a Brian muerto en el auto. “Ustedes tienen que hacerse cargo”, les decían uno por uno a los menores. “Vos decí que tenías un arma”, les repetían durante tres horas, mientras los padres no se habían enterado. “El arma es tuya, hacete cargo de lo que hiciste”, gritaban.
El fogonazo no existió, el arma no se disparó, demostraron los peritajes. Tampoco estaban drogados, como decían los policías. “Ustedes estaban con Poxiran”, decía una mamá confundida. La policía le había mostrado unas bolsas que no eran de los chicos.
Después me pedían que no hiciera las marchas, que no diera a conocer el caso. Me decían que las agrupaciones que se acercaban venían para sacar provecho para ellas. Nosotros, cuando Salas quedó libre, fuimos a hacerle un escrache en la casa. La policía nos reprimió con balas de goma. Durante un mes tuve el pie infectado por un balazo. Mi hijo Alejandro recibió balas de goma en el rostro.
El asesino
Cuidaba que no viniera gente de otros barrios a robar en los kioscos. Me dijeron que cobraba coima para dejarlos pasar y que compraran drogas ahí. Salas creyó que el auto de Brian era de gente de otros barrios que ponía en riesgo su negocio.
La justicia
Alrededor de dos semanas después, el juez Marcelo Muñoz lo deja libre a Salas por falta de mérito, aunque se hubiera declarado culpable, porque según Salas, él creyó que los chicos iban a disparar. Lo que hizo el juez fue poner más detalles en su voz: seguramente Salas se confundió porque los chicos habrán prendido un encendedor o un celular. Eso no lo dijo Salas, lo dijo el juez; está en su informe. Salas dijo que vio un fogonazo. El primer patrullero que cruzó a los chicos los comunica diciendo que identifiquen una coupé fuego de vidrios polarizados que iba a alta velocidad. Según Salas, escuchó que iban armados. El mismo policía que radió dijo que no había dicho que iban armados. ¿Cómo puede ser que alrededor de las 3 am una coupé con vidrios polarizados, hayan visto un arma color negro? Si en el día no podés ver quién va en ese auto, ¿cómo vas a verlo a la noche? La justicia corrupta de Neuquén terminó dejándolo libre por falta de mérito. La apelación lo volvió a meter preso. Parece que el juicio va a ser en 2014.
Enseguida, apenas Brian estaba internado, fui a la fiscalía a hacer la denuncia. Actuó en seguida Zainuco, una agrupación que en Neuquén trabaja en defensa de los presos o víctimas policiales. Lo que hicimos fue una apelación porque tenemos miedo como familia de que Salas, libre, nos haga algo. Él no tiene restricciones. Ya creemos que se tendió a la fuga porque ayer lo citó el juez de turno y Salas no se presentó. Sabemos que Muñoz fue quien facilitó esta instancia para que Salas se pueda ir. Iniciamos un juicio político contra Muñoz.
Más amenazas
Cuando yo salí a denunciar lo que había pasado, comenzaron a amenazarnos. A Alejandro le dijeron que si no se callaba, iba a terminar como su hermano, en nuestra misma vereda, con vecinos de testigos. Todos los días pasándonos el móvil, mirándonos fijamente, insultan a mi familia cuando pasan a paso de hombre por delante. Me habla el subsecretario de seguridad, Pereyra, pidiéndome que me reúna con él. El mismo que mandó a reprimir cuando fuimos al escrache. Por eso pedimos la renuncia del Ministro.
A Alejandro lo tiraron de la moto. Le tiraron el móvil 89 encima.
Choque desde atrás contra el auto de Ely. Para. La chocan de nuevo. Para. La chocan. Acelera. La chocan. Se apoyaba en el auto y la empujaba, hasta que bajó en la rampa del casino.
Un hombre estacionado en la puerta de la casa. Horas. Cuando el abuelo de Brian salió a preguntar, el hombre se fue. A los familiares de Carlos Fuentealba, docente asesinado en un corte de ruta en Neuquén, les pasó lo mismo.
Lo que se torna cotidiano
Los chicos en Neuquén tienen dos opciones: pueden morir o estar presos. Otra alternativa: Sergio Ávalos hace diez años desaparecido.
Matías Casas, 19 años, recibió 4 balazos por la espalda por parte de un sargento.
Cristian Ibazeta, el único que se animó a denunciar las torturas con picanas eléctricas en la Unidad 11, apareció muerto con 31 puñaladas. La policía dice que se las hizo él solo. 31 puñaladas él solo.
Mi hermano de 21 años estaba por egresar de la policía. Nuestra familia es toda de trabajadores de la educación. Nunca habíamos tenido problemas con la policía, es más, creíamos que estaba para cuidarnos.
Haciendo un curso de tres meses te dan un arma para salir a la calle. Te hacen creer que sos un dios. Que de vos depende la vida de todos.
Los chicos no tienen espacios verdes.

Fotos: NosDigital

Fotos: NosDigital

«Es arte pensar la parte económica»

Dejó a todos con la boca abierta. Ensamble Chancho a Cuerda ganó el Premio Gardel por su segundo disco siendo un proyecto musical autogestionado. Son siete y discuten horizontalmente. No se encierran en el éxito y comentan las dificultades financieras sin una política cultural activa.
Una gran mesa blanca de plástico, de esas que parecen aguantar unos cuantos asados, un fondo con pileta, una ronda de mates, música y la familia reunida, entre risas, chistes y discusiones. No es un domingo en la quinta o el festejo de algún cumpleaños. Es un lunes cualquiera, en una casa por Parque Chacabuco y los comensales son los integrantes del Ensamble Chancho a Cuerda. Cada lunes y jueves se reúnen en esa mesa bien temprano, antes de subir a la sala donde los instrumentos los esperan para el encuentro de sonidos, miradas, gustos, hallazgos y creaciones. Manuel Rodríguez Riva (clarinete y clarinete bajo), Lautaro Matute (guitarra, guitarra eléctrica y voz), Nicolás Rallis (guitarra, ronroco y voz), Bruno D’Ambrosio (violoncello), Julián Galay (bajo eléctrico), Nahuel Carfi (piano y voz), Agustín Lumerman (percusión) y Joaquín Chibán (violín) saben que cuidar sus vínculos y la conexión que tienen es la base de todos sus proyectos, porque “además de músicos, somos personas”. Rigurosísimos estudios de universidades cuyos nombres están destinados al olvido, dicen que el amor dura siete años, y hasta alguna diputada con el corazón roto ha propuesto que los contratos matrimoniales caduquen pasado ese tiempo. Sin embargo, ECC cerca del festejo de sus 8 pirulos de música parece no mostrar rasgos de desamor o aburrimiento. ¿Será que los noviazgos del futuro serán de a 7?
De lo que no hay dudas es que el amor, en cualquier de sus formas, lleva trabajo. Y así lo demuestra este septeto que, como se sabe, es mucho más que la suma de sus partes. “Una banda es tu emprendimiento, tenés que sostenerlo, uno sabe como músico que para llegar a un nivel groso necesitás horas-laburo. Nosotros nos vemos ocho horas por semana mínimo, y son horas que no estás dando clases o generando el mango para el alquiler… También es arte pensar la parte económica de un proyecto. Hay que pensar en cómo rinde ese tiempo, económica y emocionalmente. La economía de la emoción también tiene que funcionar, lo que das te tiene que volver”.

Fotos: NosDigital.

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Y hay que decirlo, esas ocho horas sí que rinden. Chancho a Cuerda tiene dos discos editados, Contrastes (2010), con composiciones propias, y Subversiones (2012), con versiones y arreglos de canciones de otros, recientemente galardonado con el Premio Gardel a Mejor Álbum Instrumental / Fusión / World Music. Producen el programa “Cuando los chanchos vuelan”, que se emite por FM La Tribu y arrancaron con su propia escuela en la que organizan seminarios y talleres de música. Y encima, son más que amistosos, y les encanta compartir el escenario con otras bandas.
– ¿Cuál creen que es el sustento de todos estos proyectos?
– Somos buenos en el trabajo colectivo. Eso hace que perduremos en el tiempo. De hecho, no tenemos un director. Somos como un cruce de diagonales en el que cada uno enriquece al otro. Y más allá de ser un grupo musical, nosotros nos consideramos un colectivo que emprende distintos proyectos. Somos buenos planificadores, sabemos nuestras limitaciones, las aceptamos y trabajamos sobre eso. No somos los mejores músicos de la Argentina, pero sabemos trabajar, y todos tenemos esa filosofía; es raro en un grupo de siete personas, pero todos tenemos muchas ganas de laburar y en las mismas direcciones.
– ¿Y cómo van surgiendo las distintas ideas?
– La vida de todos está atravesada por la música, pero también entre nosotros hay mucha cuestión creativa que no se relaciona exclusivamente con eso. Este grupo acompañó y acompaña la vida de cada uno, ya llevamos tantos años… uno cambia y el grupo va mutando y acompañando ese crecimiento. Y vimos que a partir de lo que habíamos construido había una plataforma para hacer un montón de otras cosas, entonces a uno le agarra un interés y ve que es algo que puede integrarse al grupo, o que se puede desarrollar dentro del grupo y somos muy abiertos a que se haga. Todos los proyectos, el de la radio, el de la escuela, en algún momento también pensamos tener una publicación como un blog o algo así… todo surge porque este grupo tiene esa maleabilidad, esa inteligencia para cambiar.
Se trata, entonces, de canalizar esa creatividad y llevarla por todos los caminos. Es un poco la condena de los músicos independientes. Pero también es justamente ahí donde radica su potencia. La grabación del disco Subversiones fue realizada en vivo con público en dos fechas en Café Vinilo. Amén de la adrenalina que les generó (“eran dos chances, como dos penales”), Chancho a Cuerda no escatimó en preparación: reforzaron los ensayos y tocaron diez fines de semana seguidos antes del “Día D”. Pero también se aseguraron de que la sala estuviera llena: una noche, a las 2 de la madrugada, agarraron el auto y empezaron a repartir cartas de invitación personales puerta por puerta. Los recitales fueron un éxito y el cariño del público generó una melodía propia. Además de este – ¿heterodoxo o tradicional? – método de difusión, el Ensamble utiliza el Facebook, su mailing y su página web, que también autogestionan. Aunque para las presentaciones de los discos o alguna info importante contratan prensa ajena al grupo.
– ¿Están pensando en un próximo disco?
– Estamos haciendo temas nuevos con la idea de grabar el año que viene, en su mayoría con composiciones nuestras. Queremos volver a grabar en vivo, pero esta vez en estudio, y tenemos la idea de que haya invitados, quizás no solo músicos sueltos, sino invitar otros grupos y colectivos. Porque este año compartimos con muchas bandas en distintos toques y queremos plasmar ese compartir en el disco. Sale de cómo nos movemos los músicos en general, nos sentimos parte de una movida de gente que está funcionando de manera independiente; nos agrupamos, se crean colectivos en la idea de potenciar nuestros trabajos. La idea es visualizar eso.
– ¿Cuáles son las posibilidades de una banda independiente a la hora de grabar?
– Hay un amor por el disco físico, pero también genera un poco de odio, no solo por los costos, sino porque hoy no todo el mundo compra discos, entonces es una plata que invertís y no sabés cómo ni cuándo la recuperás. Nosotros estamos pensando en el tercer disco, cuando todavía no cubrimos el segundo y no tenemos plata para reeditar el primero, que nos quedamos sin copias. También es cierto que Chancho a Cuerda es una particularidad y por ser siete necesitamos grabar en estudio; pero si no, hoy en día hay otras herramientas, con algunos ahorros te podés armar un home studio y grabar desde tu casa.
– ¿Y qué ideas tienen para la edición del próximo?
– Estamos de acuerdo ideológicamente con que la música se distribuya gratuitamente, de hecho nuestros dos discos están colgados enteros en Internet, el tema es cómo costearlo. Tenemos en claro que no vamos a detener el proyecto artístico por lo económico, pero sí somos realistas. Por ahora, nuestra idea es editarlo, quizás no sacar tantas copias… También pensamos en co-producir con otro sello, sin que el disco pierda la libertad y la independencia que queremos. Porque también es importante que “Subversiones” llegó a mayor visibilidad por estar co-producido con Vinilo Discos, y en los Premios Gardel tres discos de ese sello fueron premiados.
– ¿Cómo fue recibir ese premio?
chancho– Lo vivimos con mucha alegría, porque recibimos mucho afecto de parte de colegas y de amigos, como una cuestión de aguante, que tiene que ver con esta movida de la que hablábamos. Nosotros no nos sentimos parte de ese mainstream del Gardel, sino de algo más independiente y autogestivo. Entonces, como que de toda esa escena recibimos mucho cariño. Para nosotros está bueno que se visibilice un poco más el nombre Chancho a Cuerda y también que se visualice un poco esa movida. Uno cree que aportó un granito de arena para que se vea toda esa música, de gente, de espacios, es todo un entramado que está buenísimo; hay un valor cultural y artístico ahí que sentimos que tiene que verse más. Si el premio sirvió para visibilizar eso, que creemos que sí, está genial.
Sin embargo, tienen claro que hay condiciones que limitan la existencia de grupos como el ECC, de siete músicos profesionales, que puedan juntarse dos veces por semana, con diversos proyectos, con un tercer disco en camino y más de siete años de vida. “Es cierto que hay varios colectivos autogestivos que generan cosas, pero la cultura no se sostiene sin política cultural, y eso es lo que pasa hoy. Nosotros vamos a tocar y le ponemos mucha onda y todo, pero no es que estamos sosteniendo al ensamble, estamos a pérdida todavía, como le pasa a muchos grupos. Para que un proyecto sea sostenible, se necesitan recursos”. De todas formas, no son todas pálidas. También reconocen que hay algunas iniciativas que sí fomentan estas movidas creativas de base, a pesar de que no puedan canalizar toda la demanda. Y también destacan la fuerza del movimiento: “Más allá de que las condiciones externas no sean las mejores, que haya tanta gente moviéndose por la cultura está buenísimo, en contra de los cierres de espacios para tocar, reclamando leyes, como la Ley de la Música”.
Una de esas iniciativas, de la que el Ensamble Chancho a Cuerda forma parte, es Elefante en la Habitación, un colectivo nacido hace dos años, a partir de músicos que se juntaron a compartir experiencias y discutir la escena. “Como una autoayuda de músicos autogestionados”. Durante este año y el pasado, organizaron distintos ciclos movidos por la idea de que las bandas compartieran escenarios y tocaran juntas. Actualmente, organizan el ciclo “Domingo Animal” en Vuela el Pez, que suma a las distintas propuestas musicales dos ilustradores por fecha. “También avanzamos sobre la posibilidad de fundar un sello, estamos arreglando con un estudio de grabación. Nos conectamos con músicos de todo el país, crecemos como colectivo, invitamos constantemente grupos y artistas. Queremos que sea una familia. Estamos haciendo una página muy bonita, muy comunicativa, vamos a invitar gente a escribir sobre la escena, van a estar los discos de las bandas, agenda, etc.”. ECC a pesar de ser un colectivo en sí mismo, encontró en este proyecto una plataforma más desde donde desarrollarse.
– ¿Cómo se siguen aguantando después de tantos años?
– Ni nos hablamos, solo nos encontramos acá, un “hola”, cada tanto. (Risas, muchas). No, la verdad es que le damos mucha a bola a cuidarnos, cuando hay algún conflicto nos juntamos y lo hablamos, convocamos un espacio para escucharnos y mirarnos, porque creemos que eso es la base del grupo. A parte de la música que hacemos somos personas, y eso también creo que se escucha a la hora de tocar. No es solo poner un dedo acá, sino también la conexión que mostramos, y eso se juega en los vínculos, sabemos que trabajar eso enriquece el grupo. Hace bastante tomamos una conciencia real de que si hay un conflicto entre algunos repercute en todos y lo tenemos que arreglar como grupo. Al ser un grupo más grande, el mismo grupo ayuda a resolver, la visión del otro te enriquece a vos, vos le aportás al otro y todos tenemos nuestra voz.

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Prioridad 1: Urbanizar

Hace 3 años la Legislatura porteña votó un proyecto para urbanizar la Villa 31 y 31 bis, pero todavía no pasó nada. La basura se sigue acumulando, las cañerías rebalsando, las ambulancias esquivando y la luz no ilumina igual para todos. Historia de una política postergada, en la voz de sus vecinos.

Fotos: NosDigital.

Fotos: NosDigital.


En la canchita de fútbol donde juegan chicos y grandes hay un montículo de basura que crece cada fin de semana. A las ambulancias ya ni las llaman: buscan ayuda en algún vecino con auto. La instalación eléctrica es arbitraria o depende del arte de la maña: una manzana tiene luz pero la de al lado no, y cuando se corta no es la empresa quien la arregla. En la Villa 31 hay muchos policías, pero nada de seguridad.
Los problemas de los vecinos tienen una solución: urbanización. La ley de Radicación y Urbanización está aprobada desde hace tres años por la legislatura porteña, pero perdió estado parlamentario y volvió a presentarse este año. Asegura el fin de los desalojos forzosos y la creación de una Mesa de Gestión y Planeamiento Multidisciplinaria y Participativa, responsable de planificar e implementar la urbanización. La mesa, integrada por diputados, representantes de ministerios y delegados del barrio, trabajó catorce meses y redondeó un proyecto que giró a la Comisión de Vivienda, primer escalón para su aprobación. Pero así como entró, se cajoneó.
Nunca salió de la Comisión de Vivienda y perdió estado parlamentario el año pasado. Este año se volvió a presentar y, a pesar del pedido de organizaciones, vecinos del barrio y diputados, todavía no se trató.
“No hay voluntad política de tratar la propuesta que realizó la Mesa”, explica Carlos Cuenca, vecino de la Villa 31. Lejos de abatirse, agrega: “Somos el ejemplo, por eso el gobierno trata de vencernos. Si nosotros vencemos, seguirán el camino otras villas. Si perdemos, ¿qué les dejamos?”.
Mientras la propuesta descansa en un cajón de la Comisión de Vivienda de la legislatura porteña, Zunilda, madre de cinco hijos, camina por su barrio: “Un domingo a la tarde se corta la luz y no viene nadie. Mientras tanto, las necesidades perjudican a los chicos porque los lunes amanecen sin los delantales preparados”.
villa 31 204
Para Zunilda la urbanización no es un eslogan político sino un delantal sucio. ¿Se entiende?
– Si tenés heladera, se van quemando las instalaciones y tenés que cortar y mandar a llamar a alguien, y hay que pagarle. El año pasado nosotros tuvimos que salir a la calle para que vinieran a arreglar.
– Hace dos años que se hicieron todas las instalaciones para el agua (en algunas zonas de la 31 bis). Se compraron entre los vecinos los caños y se le manda a hacer a uno que lo sabe hacer. Buscando un vecino, al otro, al otro, nos organizamos.
– Tenemos basura en la canchita, que es donde los chicos juegan. Si llueve, es un olor…
– Antes tirábamos cemento nosotros en las calles, cuando le sobraba a alguien, pero se inundaba todo, entraba agua por todos lados. Salíamos los vecinos y sacábamos el agua, porque las cloacas no están en buenas condiciones.
– Las ambulancias siempre tardan en llegar. Ya lo tenemos como que no hay ambulancias y buscamos otros medios para llevarlos: conseguimos un amigo que tenga auto. Hay mucha gente que se murió porque nunca viene la ambulancia, lo sacan en un carrito y con una herida, se desangra hasta llegar al hospital. No quieren entrar las ambulancias porque siempre dicen que en la villa pasa esto y lo otro. Tienen miedo. Quieren que haya un policía, y hay policías por todos lados. Hay tanta policía e igual hay robos. Hay caminos para que entren las ambulancias, pero no quieren entrar.
villa 31 “Con la urbanización se arregla todo: la basura, la electricidad, las calles, las cloacas. Por ahí la inseguridad también. Eso es lo que estamos buscando”, asegura Zunilda. Sobre los métodos para presionar, en la 31 ya saben: “El corte de la autopista es la única herramienta que tenemos para solucionar esto, porque nunca nos escuchan. Ahora que están los delegados y las elecciones, empiezan las peleas entre ellos. Nosotros hacemos una actividad, les avisamos, vienen, pero después no pasa nada”.
Varios pasillos enredados más allá de lo de Zunilda, habitados por vecinos trabajando en casas suyas o ajenas, chicos jugando y perros mendigando un huesito, está el comedor Carlos Mugica. Teófilo Tapia cuenta, sentado en un banco del comedor, la trama que revela el negocio de la urbanización en los pasillos de la Legislatura: “Macri debería acatar la ley de Urbanización. No lo hace. Da un lavado de cara, donde los adoquines que saca de la Ciudad, no los puede vender y los mete en la villa. Ese costo lo incluye, aunque no haya existido, y pasa a usar esa parte del presupuesto para otra rama. Dice que la invierte en la urbanización y la mueve a otra parte del presupuesto”.
¿Y entonces?
“Entonces nos estafa a los vecinos. ¿Dónde están los 30 millones que dice que usó? No dicen cuánto cuestan las obras, no hay carteles en la villa. Compra voluntades porque los punteros que están con él aparecen con coches cero kilómetros de un día para el otro. De esa manera los hace enfrentar con los vecinos”.
villa 31
Con esa claridad, y como lo hizo Zunilda con los conflictos de su barrio, Teófilo narra ahora la historia de la urbanización en la Villa 31. Ahí sentado sobre las tierras que hacen babear a los empresarios inmobiliarios y que ocupan más de treinta mil personas, Teófilo empieza:
– En este barrio comenzó un desalojo compulsivo cuando muere Perón y el gobierno de Isabel se hace cargo. Ella empezó a sacar a la gente con subsidios. Si eran de Bolivia, por ejemplo, los mandaban para Bolivia. Se encargaban de que se fueran del país. A otros, los llevaban a lo de los familiares, a las provincias.
– Con la dictadura, Cacciatore sacó a la gente ya sin subsidios. A la madrugada venían con las mazas, rodeaban las casas, los sacaban afuera, cargaban las cosas en los camiones de la basura y los tiraban del otro lado de la General Paz. Después las familias buscaban a dónde ir. Ya eso era una erradicación compulsiva. Ficharon a los dirigentes, primero. Después podían sacar a cualquiera. No había resistencia porque no quedaba ninguno de los representantes del barrio. Sacaban a la juventud, algunos estaban presos, otros desaparecidos. Limpiaron primero a toda la gente militante.
– Después de la erradicación de Cacciatore nos juntamos los pocos vecinos que quedamos y empezamos a buscar una forma para frenarlo. Así empezó esta lucha. Empezamos a trabajar con los curitas de las iglesias, con la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. Conseguimos unos abogados recién recibidos y otros que acompañaban que se hicieron cargo de la demanda. En primera instancia se perdió el juicio porque habíamos quedado 33 familias. Los demás tenían miedo. Era el año 1979. Apelamos a la Cámara y nos dieron lugar. En el barrio nos detenían cuando nos encontraban.
– Alfonsín no desmanteló la Comisión Municipal de la Vivienda de la dictadura. Era una pelea por el tema de la luz, el agua, las cañerías todas rotas. Costó repoblar la villa. El intendente Suárez Lastra sacó una ordenanza donde reconoce que la erradicación fue compulsiva y dice que quienes acrediten haber vivido en la villa pueden volver.
– Ya en los 90 sabían que esta villa no puede existir porque está en las tierras más caras de la república. Querían hacer la continuación de Puerto Madero. Nos quisieron sacar, pero no pudieron porque la villa se repobló.
Así, Teófilo llega a la actualidad. Con la ley de urbanización que no se cumple. Con una Villa 31 que ahora se llama Barrio 31 Carlos Mugica, pero que sigue teniendo los problemas de siempre. Con un barrio con muchos Carlos, Zunildas y Teófilos que trabajan por una urbanización que ayude a tener los delantales del colegio limpios, la cancha de fútbol limpia, las cañerías bien, luz, agua, y que ya no haya excusas para que las ambulancias entren.
villa 31

El último socio

YPF acaba de firmar contrato con la norteamericana Dow Chemical. Luego de invitar a Chevron a explorar Vaca Muerta, no estará de más preguntarnos de dónde salen estos muchachos.

Sobre el mismo desierto que conquistó la civilización en 1850. Sobre el suelo que es mapuche y muchos ni lo notan. Sobre esa Patagonia enorme que se cree vacía. Sobre una tierra a la que se la bendice con el falso blindaje: No hay posibilidades de contaminación. Sobre esos horizontes que solo al verlos te dicen que la vida no está solo en las ciudades, que hay un refugio para los recursos naturales.

Vaca Muerta es como un semillero de figuras disponibles, cada pozo es el jugador que todos quieren en el mercado de pases. Los dirigentes locales se reúnen con los directivos de equipos de las ligas más importantes y llenas de billetes. Y se firman contratos.

En julio fue Chevron, empresa petrolera con tanta experiencia en el Fracking como en las tácticas evasivas a las condenas judiciales por contaminación. Ahora, entra a la cancha la estadounidense Dow Chemical. El 24 de septiembre Miguel Galuccio, CEO de YPF, firmó el contrato por un proyecto de inversión de u$s308 millones, de los que la Dow aportará U$S120 millones. La respetable multinacional química va explotar por fracking el territorio de 45 km2 de El Orejano, ubicado en el departamento neuquino de Añelo.

Los nuevos explotadores del subsuelo argentino –Sí, lo van a hacer explotar- nos cuentan en su página web[i] que vienen trabajando en nuestro país desde 1957 “conectando la química y la innovación con los principios de la sustentabilidad para ayudar a resolver los problemas más desafiantes del mundo”. Y como Monsanto y la Barrick Gold, hablan de sustentabilidad y principios pero con esas palabras no afirman lo que todos creemos.

Que hable un poco la Historia, que ella sabe:

-La Dow fue fabricante del napalm que Estados Unidos vertió, quemando todo lo que contuviese vida, en la Guerra de Vietnam.

-Una fuga de gas en 1984 en Bhopal, India, causó más de 20000 muertes hasta hoy según Amnistia Internacional[ii]. La filial de Dow, Union Carbide Corporation (UCC), es la principal accionista de la Union Carbide India Limited, la empresa india que gestionaba la fábrica de pesticidas. Desde 1987 Dow, a través de sus filiales, viene escapándole a los compromisos judiciales impuestos por el mismo gobierno indio.

Eso de las filiales embarra la cancha, confunde, dilata, pretende difumar responsabilidades. Es una práctica usual para las multinacionales con actividades en África, Latinoamérica y Asia. El objetivo es eliminar acusaciones directas a la casas matrices frente a cualquier desliz ambiental, de esos que no dejan de ocurrir. Volviendo a nuestro país, nos siguen contando que “La Compañía opera a través de sus subsidiarias Dow AgroSciences Argentina S.A., Dow Química Argentina S.A., y PBBPolisur S.A.”.

Según indicó Télam el día del anuncio oficial, se realizarán 16 pozos dedicados exclusivamente a la extracción de shale gas. Esto quiere decir que la técnica de extracción será el Fracking. Vocablo que como pocos goza de una triste celebridad puede requerir definición: Fracking o fractura hidráulica, es el proceso de perforación e inyección de líquido en el suelo a alta presión para fracturar las rocas y así liberar gas natural del interior de la tierra. Requiere entre 3,8 y 30 millones de litros de agua durante el proceso.

La Argentina del Bicentenario desarrolla la civilización con aquella lógica del presidente de los billetes violetas, solo que con argumentos actualizados y puestos al día. Ignora a los argentinos que habitan las tierras que indudablemente cambiarán profundo. Reprime a los que ponen lo único que tienen, que es el cuerpo, para frenarlos. Y pone en juego la clave decisión de nacionalizar YPF, invitando socios con prontuario por lo menos de fugados. ¿Será que se puede escribir otro final?



[i] http://www.dow.com/argentina/la/arg/es/
[ii] http://www.es.amnesty.org/noticias/noticias/articulo/tribunal-exige-a-dow-chemical-que-responda-de-la-tragedia-de-bhopal/

Unen

Como nunca, la unión hace la fuerza. Las comunidades qom y wichi del Chaco se organizan para vencer en sus reclamos. El cambio no es inmediato, pero juntos se da pelea a la desidia política, el Chagas y la sequía. 

A las puertas del Impenetrable Chaqueño, NosDigital recorrió las comunidades Qom Qompi Voque Naqocta, Campo La China, Pozo del Toro y la Wichi, El Techat. Historias que van de la resistencia a la exclusión y las penurias de una vida con más rechazos que privilegios. Sin embargo tienen el común denominador de haber despertado en las mentes de la comunidad la necesidad de empezar a forjar su propio camino para conseguir esa vida que tanto se les negó.

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Miraflores

Miraflores es un pueblo pequeño, a 5 horas de Resistencia, que cuando uno lo recorre de punta a punta duda un poco de los resultados de aquél censo nacional que dice que ahí viven más de dos mil personas. Más allá de los números y de la tranquilidad y la paz que terminan por perturbar a cualquier porteño acostumbrado a los bocinazos, puteadas y apretujamientos de las horas pico, Miraflores esconde algo que a la vez está a todas luces presente: el Movimiento Qompi Voque Naqocta. A dos cuadras de la estación de servicio que da la bienvenida al pueblo, está la comunidad Qom que hace unos 15 años empezó a construir futuro y organización. Al acercarse uno va palpando algunos de sus logros materiales: postes de electricidad, casas de material y otras en construcción que rompen con la monotonía del monte, pero que indica que ahí la gente está moviéndose. Lo que se aparece a los ojos es solo una expresión de algo más complejo y es fruto de aquello que hace una década y media se propusieron esos hombres y mujeres que querían cambiar las cosas, de esos que se querían unir y unir con otras comunidades de la zona. Los mismos que querían una mejora de su vida material pero también recuperar todo lo que se les fue quitado por ser indígenas. El primer paso fue dado antes que cualquier ladrillo tocase la tierra o que cualquier ministro se comunicase para ver qué era lo que pedían. Ese paso fue tomar conciencia que ellos mismos tenían que hacerse cargo de lo suyo. Ya fueron tantas veces engañados con promesas incumplidas y el hambre de tantas generaciones que había que seguir aguantando…

Son Qom y eso los une con mucha de su historia y con su propio presente nacional. Están unidos por lo que le pasa a Félix Díaz y su gente en Formosa, pero también a tantos otros menos mediáticos. Y en ese presente común aparece el sufrimiento por la falta de oportunidades laborales, donde la inmensa mayoría vive de su pensión por Mal de Chagas y la Asignación Universal por Hijo, aunque a muchos les cuesta mantener la escolaridad de sus chicos. Las largas distancias son un freno ineludible para los que aún viven en el campo criando sus chivos, gallinas, cerdos y si el tiempo es generoso –que casi nunca lo es- con algún cultivo de subsistencia.

Otro problema acecha a los jóvenes. Hace pocos años recién que se empezó a aplicar la enseñanza bilingüe en los primeros tres grados de la primaria; antes, niños de 6 años que entraban al sistema educativo sin hablar una sola palabra del castellano, se les obligaba a aprender a leer, escribir y contar en un idioma que les era ajeno, extraño. ¿Cómo terminaba esto? Chicos repitiendo o abandonando por la frustración que les generaban tanto su incomprensión, sus malas notas y el maltrato de los docentes que les exigían entender un lenguaje nuevo en pocos días. Los golpes a una vida que recién da sus primeros pasos no terminan ahí. Cuando crecen tienen que enfrentarse a otra cruda realidad, aquella que les muestra que sus posibilidades de desarrollarse son casi nulas, que culturalmente están lejos de aquellos valores y símbolos con que sus ancestros le daban sentido a la vida, pero que la modernidad y todo lo que se les aparece en la tele y la radio no lo van a poder experimentar. Ahí es cuando las drogas –el poxi- aparecen como sagrado bálsamo ante tanta mierda y se expande entre los pibes.

DSC_1848La particularidad del Movimiento Qompi Voque Naqocta es que corre con dos ventajas que en otros lugares no existe: la tierra y “la lucha”. La tierra, porque al ser una región hostil, sin agua durante 8 meses, los empresarios agrarios ni se asoman: “han querido cultivar soja, pero no les ha ido bien por suerte” nos comentó un vecino. Y “la lucha”, porque cada miembro de la comunidad al mostrarte lo que tienen y lo que quieren tener, te dicen que fue y será gracias a “la lucha”.

Campo La China

A 15 km. de Miraflores tenemos a Campo La China, una comunidad Qom con 32 personas que viven en el medio del monte, pero también de él: todavía complementan su dieta con la caza de wasunchos (chivos), tatús, iguanas, quirquinchos… Pero como nos tira Pablo, parte de esos 32, “esta es una zona muy olvidada”. Gracias a la organización y a la lucha en conjunto ya tuvieron audiencias con ministros chaqueños en busca de la electrificación y las casas de material que logre de una vez, y para siempre extinguir a la vinchuca y con ello al omnipresente Mal de Chagas para las futuras generaciones. Ante estos avances crecieron en número con la llegada de un actor históricamente hostil: «el criollo”. Los más pobres de la zona lograron vencer la incomprensión y el racismo con el que crecieron hacia la población indígena y se dieron cuenta que esa separación los alejaba de una vida común de padecimientos y exclusiones, y se acercaron a construir juntos. Aunque no todo es color de rosas. Pese a las reuniones, apenas si fueron las autoridades a la zona, todo está muy parado todavía. Además, persisten las agresiones contra la comunidad mediante el uso ilegal de sus tierras o el robo o asesinato de ganado menor. Sin embargo, pese a todo, Pablo nos admite su preferencia a esa vida a la de otro lugar: “acá tenemos todo: agua, comida, leña. En la ciudad tenés que pagar por todo”.

DSC_0539Pozo del Toro

“Los ancianos contaron que hacía mucho tiempo un toro pequeño con unos cuernos enormes cavó un pozo y ahí se formó un lago. Cada vez que venía una lluvia, éste se levantaba y tomaba vuelo. Pero ahora vino mucha gente a la zona y el toro se fue, por eso el lago está seco” nos relataron en la comunidad qom, pero con una sentencia aún más triste: “quedó el nombre nomás”. Como en todos lados, falta el agua: “tendrían que hacer pozos o represas. Acá tenemos un pozo pero si no te levantás a las 3 de la mañana lo único que te queda es aguachocolate”. En Pozo del Toro hay 17 familias que se las arreglan como pueden, cazando y con algo de ganado menor. ¿Cultivar? Cuando la municipalidad se acuerda de ayudarlos con equipos, siempre y cuando sea un año bueno y llueva. Para septiembre, hacía 8 meses que no caía una gota. La gente todavía esperaba. Electricidad, tienen; casas de material, todavía a medio hacer. Así funciona: autorizan las obras, comienzan a construir, pasan tres meses, dejan de bajar los fondos, se paran las obras, ellos empiezan a reunirse con las comunidades de la zona, amenazan con cortar la ruta; si reciben respuesta, la desalojan, sino, la toman. Hablan con la gente del gobierno del Chaco, dicen que van a volver a dar la plata, que fue un malentendido, retoman las obras y así en un círculo por ahora infinito…

El Techat

El recorrido termina en la única comunidad Wichi de la zona, pero que sin embargo forma parte de la organización regional con sus compañeros Qom. Incluso cuentan que esta lucha codo a codo tiene cientos de años de tradición, primero contra los españoles, pero también contra el incipiente Estado Argentino, que a partir de la década de 1880 hasta casi mitad del siglo XX, llevó a cabo campañas de conquista y reducción contra las comunidades del Chaco, en lo que se llamó la Conquista del desierto verde; título tan desagradable como el que llevó a los soldados a esa poblada Patagonia. Gregorio Quintero es el líder de esta comunidad de casi 1200 hectáreas en el que muy poca gente habla el castellano; la escuela bilingüe, una adquisición muy novedosa, aún más reciente que en Miraflores. El secundario es una meta, “está muy lejos y es caro, porque hay que ir y volver en moto”, nos contaba Gregorio, un hombre bastante corpulento, con aspecto recio pero que al esbozar su sonrisa iluminaba con una cálida alegría el ambiente. De pocas palabras, pero las suficientes para hacer entender lo que es estar ahí: nada de trabajo para su gente, agua que hay que ir a buscarla muy lejos, solo 15 viviendas de material terminadas y otras tantas que todavía esperan por ser.

Así, de Miraflores a Techat, en las puertas mismas de El Impenetrable Chaqueño, este espacio olvidado en muchos sentidos y por mucha gente, las comunidades Qom y Wichi se está haciéndose notar, para que una vez y para siempre llegue el momento en que su historia de exclusión, explotación, muerte y resistencia, pase a un porvenir por el que tantas generaciones dieron su propia existencia.

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