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«Yo soy un comunicador»

Alejandro Kurz es el cantante de El Bordo y el escritor de Oikumene, pero se siente algo más que eso. “A las palabras las tenemos sobreestimadas”, dice, animándose a discutir desde el rol de la televisión en el caso Ángeles hasta la función del facebook.

Alejandro Kurz se levantó y fue al kiosko. En el trayecto, sintió que sólo un extraño podía estar haciendo lo que él hacía. Y pensó: «¿Cuánta gente seguirá comprando sacapuntas?».

No estaba muy convencido de poder encontrar el artefacto, pero lo necesitaba de todas formas. El cuaderno más viejo, de su enorme colección de cuadernos, data del 2000. Un promedio de dos de esos por año más miles de lápices fueron y son sus herramientas de trabajo. En esas hojas, está su mayor tesoro. De ahí, nacieron cantidades de letras que terminó cantando en El Bordo y muchas de las poesías que aparecen en Oikumene, su reciente libro.

Pero a esta altura esas páginas no son tan sólo la hamaca paraguaya de un pensamiento. Entre la disputa del lapiz sin punta, del sacapuntas que salió un peso con cincuenta y de los celulares que reposan en la mesa de un bar de Boedo, se da una gran discusión: ¿cómo funciona la velocidad de la comunicación?

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– ¿Vos qué sos? ¿Un escritor o un músico?
– Aunque no tenga el título, yo me siento un comunicador. De hecho, empecé a estudiar la carrera de Comunicación Social y la dejé. Hice hasta semiótica 2, seguro. Trabajo de encontrar las palabras correctas para explicar sensaciones. Aún así, una cosa a la que estoy llegando últimamente, que está en un poema que hay en el libro, es que a las palabras las tenemos sobrestimadas.

– ¿Cómo?
– Porque la comuniación que se da mediante cosas extrasensoriales, mediante la comprensión, llamale amor, llamale como quieras, es profunda. Tomemos el caso de un perro al que lo retás. Lo retás y se queda. ¿Él sabe qué es «no»? ¿Sabe qué es «sí»? Él entiende la vibración de esas palabras. Una de las cosas que me gustaría demostrar con Oikumene es que las palabras no logran abrazar del todo al sentido. No logran explicar todo. Está bueno aceptar que el lenguaje viene después de la realidad y que las palabras no lo son todo.

– ¿La canción, al tener palabras y también sonido, resulta un formato más completo para comunicar?
– A mí me resulta más fácil. Es más potente y podés pintar mucho mejor el cuadro. Tendrá más colores o más pixeles. De otra manera, es como si tuvieras menos elementos. La canción es la mejor forma de musicalizar una idea.

– ¿Qué se resuelve primero: la letra o el ritmo?
– Creo que son dos procesos que van en paralelo. Lo primero que tengo es la música. La letra es un viaje. Yo soy un observador y tengo que estar registrando qué pasa. Ponele, hay una canción del Bordo que a muchos les gusta que es Soñando despierto. Yo tenía un cuaderno donde anotaba un montón de frases. Y yo vi ahí: «No busques respuestas en el envase». Tenía frases separadas y un día escuché la música, me apareció en la cabeza eso y la metí. Ese tema tiene cinco frases sueltas que extraje de un cuaderno. La música me entusiasma y, mientras, hay una temática que me gustaría explotar. Por suerte, es re mágico el asunto. No tengo método, ni me siento a componer, ni digo “tengo que tener un tema”. Mi disciplina es estudiar: es leer. Ahí es donde tengo que tener el control. Cuando aparece algo que vale la pena, sucede algo medio especial y ahí te das cuenta.

– ¿Cómo es eso de que tu trabajo es leer?
– Mi compromiso con el arte es leer. Tengo cierta disciplina. Leo al mediodía y a la noche. Cuanto más leo, más imágenes tengo en la cabeza. Tengo la teoría de que cada cinco o seis libros me sale una canción. Hay que tomar con responsabilidad el honor de que te escuchen: mejorar las formas de expresar, de comunicar. Ser mejor escritor.

– ¿Cómo funciona ese método de lecturas?
– Voy leyendo por sugerencias. Ahora estoy con uno que me recomendó el Chizzo de La Renga. Es Radiografía de La Pampa, de Ezequiel Martínez Estrada. Estoy alucinado con ver cómo se pobló este suelo, viendo cómo se dividieron estas tierras. Acabo de leer, también, un libro que se llama Mantropía, que son conversaciones con el Flaco Spinetta, que me pareció el mejor libro de filosofía que vi en mi vida. La lectura nos permite imaginar, que es lo que no nos permiten las pantallas. El libro te habla de un lugar y para verlo tenés que imaginarlo. La lectura le da libertad a cada cabeza, rompe con la hegemonía de lo visual y ahora que vamos tan rápido con la pantalla del celular y con la de la computadora nos perdemos de imaginar nuestros propios colores o propios olores.

– ¿Lo poesía, en ese sentido, es contrahegemónica?
– Y sí, la poesía es pura imagen. Me parece que es un buen antídoto. Las canciones son poesías musicalizadas y yo siempre, hasta ahora, comuniqué mis ideas a través de los temas de El Bordo. Ahora, el libro es una nueva manera de expresarme. De hacer poemas sin musicalizar. Y en este compendio de textos que aparecen, hay canciones que nunca quedaron o que son inéditas porque no eran lo que necesitaba el disco. También, hay algo que me parece muy loco que son fragmentos que encontré en cuadernos. Cuadernos de años. Quince años de anotaciones, dos cuadernos por año. Ahí nacieron renglones o fragmentos de ideas.

– ¿Cómo arrancó esto de los cuadernos?
– Los cuadernos arrancaron desde siempre. De chico, muy chico, mi vieja me traía pilas de hojas que estaban impresas en un lado y del otro lado no tenían nada. Yo dibujaba, pintaba, escribía. De chico dibujaba, ahora no lo hago más, pero me gustaba mucho. Recuerdo que la sensación de dibujar es parecida a componer. Un impulso de ver qué sale y de acomodarlo. Un avión, un ala y ver dónde eso te lleva. De repente, con las canciones, encontrás un acorde y otro, y ves un atardecer y desde ahí lo vas llevando. De una manera u otra, escribía, dibujaba, pintaba.

– En todas esas actividades, lo que siempre se mantiene como hilo es la imaginación.
– Sí, la imaginación siempre está. También está lo real. La realidad es un disparador tremendo. Más en los últimos tiempos. Nuestro último disco es un disco conceptual y tiene una historia real de dos personas que vivieron en la dictadura, que los metieron presos, que estuvieron treinta años separados, que se volvieron a ver y que ahora están juntos. Yo dije: si con esto no hicieron una película, nosotros tenemos que hacer un disco. Así que me inspiro en la realidad y en la imaginación. Cuando conectás la realidad con algo que imaginás se produce una chispa.

– ¿Por qué decís que “más en los últimos tiempos”?
– Por la cuestión de los medios que te ponen las imágenes en los ojos. Ahora pasó lo de esta pobrecita chica Ángeles. Ya todos conocemos la cara. Hasta vimos remeras de bandas que le gustaban. Hace 150 años había asesinatos, pero uno no conocía tanto: los ojos, la boca, la manera de sonreír, los gestos. Casi no hay lugar para la imaginación. Siento valioso sacar un libro para que veamos e imaginemos nosotros. En este caso, tenés cierta libertad.

– ¿La televisión es enemiga de la poesía?
– Como todo en un exceso. A veces, termina apropiándose de tu libertad.

– ¿Y las redes sociales?
– Lo que no me gustaba era lo del facebook de mostrar tu vida íntima. En mi caso yo ofrezco mi trabajo públicamente, lo promociono, pero no quiere decir que quiera promocionar mi vida íntima. Entonces, de alguna manera, yo pensaba que la única manera de tener un facebook era mostrando tu foto de las vacaciones, pero lo empecé a usar de otra forma y, por ahora, me convence.

– Si comparás con la televisión o con las redes sociales, ¿la poesía va a otra velocidad?
– Internet va a una velocidad y la poesía va más lento.

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– Hoy es más popular internet que la poesía, ¿es bueno o malo eso?
– Es. Sólo eso. Trato de sentirme cómodo con la velocidad a la que vamos. Es la velocidad que nos corresponde y tenés que acostumbrarte. Tenés que vivir según el contexto en el que estás. Hay cosas que las evito porque no me gustan. Pero estamos en una sociedad que tiene ciertos patrones y, de alguna manera, el libro contribuye, con un pequeño granito de arenas, a hacer otra cosa. A mí me gusta mucho más la persona que va por la calle leyendo un libro, en vez de la que va taca taca con el teléfono. A veces, yo también voy en eso. Estás metido en una pantallita chiquita en vez de ver todo.

– ¿Al libro tratás de acomodarlo a esas exigencias?
– Totalmente. Una de las cosas que busqué hacer, para evitar la falta de hábito de leer en general, es, con el diseño, tratar de que sea bastante entretenido el diseño visualmente. Trabajó conmigo Jimena Díaz Ferreira que es quien nos hace los discos. Es alucinante el trabajo que hizo. Lo hicimos más amable.

– Dijiste que trabajabas de encontrar las palabras correctas para describir sensaciones, ¿cómo se hace ese trabajo en la banda donde representás a más gente que a vos?
– Trato de expresar lo que siente la banda. Que no soy sólo yo: somos todos. Qué es lo que está sintiendo el grupo. Ese siempre sentí que fue mi rol. Poner en palabras lo que se está percibiendo. Somos hermanos. Cumplimos quince años ahora. Nos conocemos hace mucho. Es tan así que, en El Bordo, durante el tema La Vereda, yo siempre arranco con un couver, que nunca les aviso cuál va a ser. Ellos nunca saben. La otra vez lo arreglamos y uno me dijo: “Nono, no lo armemos más, arrancá vos así es más divetido”. Imaginate que estamos haciendo algo que nosotros nunca hicimos, pero para un montón de gente. Nos divierte muchísimo. Esa una de las cosas más increíbles que tenemos: somos un grupo de amigos legítimos. Con un gesto, con un movimiento de ceja, el otro ya sabe qué es lo que necesita la canción. Es loco, pero no nos tenemos que decir demasiado las cosas.

– ¿Ese mecanismo es más fácil ahora o hace quince años?
– Es lo mismo. Estamos un poco más grandes, pero igual. Compartimos el sentimiento de hacer la música que más nos gusta. No existe un grupo humano donde no haya diferencia de opiniones, pero la diferencia es un buen generador de distintas ópticas. El Bordo no es una banda donde haya un líder que diga lo que tenemos que hacer, La mejor forma de hacer arte es cuando hay un sentimiento involucrado. Cuando hay un sentimiento o una amistad, es mejor. Es tan así que lo que más me importa en la vida es que a mis compañeros les gusten los temas que escribo. Es la opinión que más me gusta.

– Dijiste que las palabras no logran abrazar todo el sentido. Las formas de expresar sensaciones, claro, son múltiples. Una de ellas, seguro, son los tatuajes. ¿Qué pensás que quiere expresar alguien que se tatúa el nombre de tu banda?
– Es una huella de lo que siente. Una huella en su cuerpo de un sentimiento. Yo creo que tiene que ver con dejarse labrado en la piel algo que sentís muy fuerte y que querés mostrárselo al resto. No querés guardarlo para vos. Montones de gente se tatúan frases del Bordo y yo no lo puedo creer. Es increíble que quieran tener para el resto de su vida algo que es un sueño de un grupo de amigos. Desde mi perspectiva, es super loco.

– Hablamos de la canción como una de las mejores maneras de llevar un mensaje. Oikumene es tu primer libro. ¿Te sentís un privilegiado por ser un escritor cuyas frases aparecen tatuadas en la piel de la gente?
– La música da eso. El peso del rock como vehículo es tremendo. Ojalá muchos escritores lograran eso.

«Las actitudes de algunos periodistas son muy peligrosas»

Diego Latorre analiza las miserias de la comunicación a la misma altura que las del fútbol. Dice que el periodismo se aprovecha del ganar como sea. Le apunta a los máximos dirigentes de la pelota. Y dice que ganar es ser un ejemplo para los jóvenes.

Diego Latorre quiere encontrar el libro de crónicas deportivas del mítico periodista norteamericano Gay Talese. El living de su casa tiene, en cada lugar en donde se puede apoyar algo, un libro que espera ansioso el contacto con sus ojos. En una mesa de luz, un aparato de alta tecnología le guarda algunos relatos que tiene seleccionados. En otra, hay algunos textos del escritor mexicano Juan Villoro y una biografía de Pep Guardiola que le acaban de regalar por su cumpleaños. Está en un sillón tan amable que justificaría quedarse el día entero clavado entre los almohadones. Pero en esa marea de libros es difícil estar tranquilo. Es algo que ni él logra. Después de una hora y media de charla, dice: «Pará boludo, te voy a leer sólo una parte, que te va a obligar a buscar esto». Gira su cintura hacia el lado izquierdo y saca de la biblioteca la novela El Manantial, de Any Rand, que le recomendó el entrenador del Manchester City al periodista Fernando Pacini y este a él. Extrapola muchos personajes a la realidad y se molesta. Como lector, como ex jugador, como comentarista y como comunicador, algunas cosas no le cierran y todavía se siente parte de la cancha como para discutirlas.

– ¿Qué es ganar y qué es perder en el periodismo?

– Ganar significa una línea. Un modelo a seguir. Un ejemplo. Eso: un legado. Algo que deje huella en la gente inteligentemente, en la que quiere utilizar el pensamiento. Ser congruente. Dejar un legado. Una forma de comportarse. Ser consecuente con lo que uno dice. Poder resistir un archivo. No significa que puedas opinar de diferentes maneras. Hablamos de cosas profundas. Ser un ejemplo para los jóvenes. Todo ese tipo de cosas. Aún así, ganar es siempre circunstancial. Yo soy de los que creen que la derrota y la victoria nos va a tocar a todos y nadie le puede escapar.

100_1689– ¿Cuál es el mensaje que se da sobre ganar y perder generalmente?

– El mensaje básicamente es siempre el mismo: no importan los medios. Es una trampa, quizás, producto del fútbol mismo.  En un partido, suceden cosas inesperadas, propias de un juego en el que interactúan muchos actores, jugadores, público, factores que no responden a ninguna lógica, ni siquiera a un entrenador. Todas esas cosas que intervienen en un partido, torneo, pueden hacer que se dé un resultado que no es acorde a lo armado. Un resultado puede depender de la suerte o la falta de suerte más que de una cuestión estructural ligada a una idea de juego. En el fútbol argentino, sucede mucho eso. Hay equipos que rompen con ese molde: Huracán del 09, el Newell’s de Martino, o Vélez. Pero en muchos de los partidos, los resultados se dan casi sin consistencia. Sin nada ligado al conocimiento o a factores deportivos. Por eso, la línea que se baja es esa: el éxito puntual se hace como culto. Él fútbol argentino tiene eso. Podés prescindir de los medios y te encontrás con el éxito o el fracaso de forma inespertada. Reina la casualidad y ahí se hace la construcción del relato: de lo puntual, de lo azaroso, que se hace permanente y se festeja como permanente.

– ¿Cómo se construye ese relato en algunos medios de comunicación?

– Con el mismo oportunismo con el que se dan las cosas. El medio de comunicación percibe que hay un público ávido de tener éxito o de triunfar en el día a día en las pequeñas cositas. Eso sí, si bien hay una búsqueda desesperada por esos triunfos, también hay una celebración mínima. Se dan tan rápido esas cosas que no se llegan ni a disfrutar. El plazo en el que uno goza de algo es muy corto.

– ¿Pero es redituables para el medio?

– Sí, claramente. Porque lo instantáneo se consume rápido. Fijate que los temas se tropiezan. Lo que hoy es novedoso mañana ya es viejísimo. La gente ya tiene esa cultura incorporada: a ver qué dice, a ver qué pasa. Ni siquiera sabe si es verdad lo que está consumiendo, pero, bueno, lo consumo. Aunque en el fondo hay un público que reflexiona un poco más, que aspira a otra cosa, pero que todavía está de costado.

– ¿Los medios construyen esta situación deportiva o se aprovechan de la situación deportiva?

– Se aprovechan y, obviamente, se inclinan hacia ese lado. Se hacen eco de lo que pasa y, concientemente, buscan ese tipo de funcionamiento de las cosas. Buscan ese tipo de constumbre para hacer de eso el negocio. Es un marco de mucha urgencia, de mucha desesperación y de mucha histeria, y yo creo que los medio se hacen mucho eco de eso. Un campeonato de 38 fechas, con una semana larga, con técnicos más respetuosos, con protagonistas más formados, con dirigentes más responsables y demás, obligaría a otro tipo de periodismo. Y yo no sé si muchos periodistas estarían aptos para eso. Lo grave, en realidad, es que esto, que debería ser una situación de emergencia, ha preparado gente para moverse naturalmente dentro de esto. Eso se vuelve muy duro.  Para cambiar la tendencia en que nos movemos, tiene que haber un cambio de raíz, y uno que tiene que cambiarlo es un periodista mucho más preparado y mucho más protagonista para otro escenario.

– ¿Cómo ves que se da la preparación de ese periodista que llega ahí?

– Lo que pasa es que habría que discernir: una cosa es la preparación de una escuela de periodismo y otra cosa es la selva o la noticia o la primicia o los conductores de programa que responden a una lógica de operación. El chico puede salir con todas las intenciones del mundo, pero está un poco en una cárcel. Con un mundo con el que tiene que convivir en la primicia, en la noticia fácil o en la pregunta punzante a un protagonista. Todo eso forma parte de una mecánica de trabajo que demuestran las reglas que hoy están en juego. Es difícil. Porque hay un pibe al que lo someten a representar cierta audacia, que, en realidad, todos sabemos que es preguntarle a un jugador -que, quizás, no tiene un nivel cultural suficiente o que está en un momento de irascibilidad por el dolor que genera una derrota- algo que en la velocidad no va a poder pensar demasiado-. Son maneras perversas para todos, pero no podemos salir de ahí.

– Es un término interesante el de la «selva», ¿qué actores inciden en esa selva?

– Todos inciden. Desde nuestra curiosidad (morbo, diría yo) hasta el presidente de la AFA, que es el que ha llevado a nuestro fútbol argentino a la decadencia. Nuestros formadores, nosotros, creo que estamos todos enganchados.  El problema es que todos nos sentimos un poco impotentes de no poder cambiar las cosas. Obviamente, los dirigentes del fútbol argentino son los máximos responsables. Por hacer del fútbol argentino un lugar sin paz. Algo que le conviene a la industria: vender a los jugadores a los cinco partidos. Los jugadores se van sin saber dónde. Los empresarios ganan plata. Todo se va encadenando.

– En todos los procesos que mencionás, la velocidad en las cosas se muestra como un gran enemigo.

– Sí y lo grave es que el futbolista, a raíz de todo esto, está cada día menos comprometido con esta profesión. Todo esto que está pasando tiene repercusiones: cada vez hay un juego más individualista y más personaje. Eso hace que la pasión  disminuya. Nos tenemos que hacer cargo de haber generado a ese jugador, al que lo rodean tipos que los quieren vender a los cinco partidos. El fútbol argentino tiene que reconocerse responsable de haber formado a un jugador que a la quinta fecha se quiere ir. El hincha dice: «No existe ya el amor por la camiseta». Pero no existe el amor por la camiseta porque ya no existe el amor por el juego y qué vas a hacer con eso. Yo, a veces, me río, y es una risa trágica, que al público no le importa si el defensor sale jugando o no. El otro día leí una frase de Jorge Valdano que decía que el hincha se ve mucho más humillado cuando su jugador no pone toda la entrega física que cuando no responde futbolísticamente.

– ¿El periodista es responsable de eso?

– El periodista es víctima y parte de.

– ¿El jugador?

– Todos somos partes y víctimas a la vez. Está esa ambiguedad. Víctima porque solos no podemos hacer revoluciones, se hacen de a muchos. Y parte porque, sin quererlo, no tenemos la iniciativa y tenemos una conducta muy semejante al resto. Creo que hay rebeldes sueltos, creo que hay gente que protesta por su cuenta, creo que hay gente que pide un fútbol mejor, pero que está atrapada. Pero no se sostiene mucho. Sólo un demente puede estar feliz y ser parte de este fútbol: vas a la cancha y los partidos te los ponen a cualquier cosa o sólo los socios pueden ingresar a un estadio o los accesos son un desastre.

– Para ser comentarista de un partido, ¿es importante saber del juego?

– Sí, claro.

– ¿Qué es saber de fútbol?

– Saber de jugadores. Hay que tener cierta percepción de qué es el juego. Es algo que no lo da ni la Academia ni la experiencia. Digo, no sólo. Porque el futbolsita no siempre juega desde la conciencia de lo que está ejecutando. Lo hace instintivamente. Hay centros, por ejemplo en Alemania y en España, donde les están enseñando a los chicos a pensar y a razonar, a entender movimientos no para automizar, sino para comprender cómo funcionan las cosas. Si yo juego de cinco y me la dan de espaldas, tengo que rebotar, porque si giro y la piso, probablemente, la pierda. O perfilarme para recibir. Cómo avanzar lateralmente para no perder la pelota. Cuestiones que tienen que ver con la técnica y con el entendimiento, a la vez. Yo creo que hay una zona gris que no te la dan ni los libros ni jugar. No creo, en realidad, que haya libros que sirvan para saber del juego. El libro te va a ayudar a desarrollar un conocimiento que ya tenés. Aún así, cuantas más herramientas tenga el periodista para juzgar, mejor. Lógicamente, siempre va a haber una parte que va a quedar vacía. Para juzgar a un equipo tengo que entender qué pretende un entrenador y no siempre él te lo va a decir. Hay una parte chiquita que le corresponde al tipo que está jugando y al técnico que está ejerciendo su rol.

– ¿Saber de fútbol es un antídoto contra todas las problemáticas que mencionás?

– Entender y saber de fútbol te ayuda a argumentar. Hoy se tiran frases o juicios de valor que no están apoyandos en argumentaciones. Suecede otra cosa que me parece muy maliciosa que es la manipulación. Cuando determinado periodista considera que un equipo juega de una determinada forma y ese equipo no consigue el resultado lo critica despiadadamente, y no importa si ese equipo cuenta con un capital de jugadores o con un presupuesto o con una jerarquía en sus ideas para desarrollar un estilo de juego. Las actitudes de algunos periodistas son muy peligrosas y atentan contra el oficio.

– Hablás de argumentaciones y de fundamentos. Para llegar a cualquiera de esos puntos, evidentemente, una persona debe ponerse en cuestión las cosas. Cuando eras jugador, ¿te las cuestionabas?

– Poco. Cuando era jugador me ponía en cuestión pocas cosas. Por eso, logro entender a los futbolistas. No digo su despreocupación por el juego porque yo siempre me preocupé. Cuando jugás al fútbol lo que tenés es instalado un chip de la competitividad: jugar, ganar, tratar de hacerlo lo mejor posible, responder a las necesidades del equipo y a las consignas del entrenador. Pero no me cuestionaba otras cosas. Cada vez fui teniendo más interés por descubrir lo que me iba pasando en el fútbol, por lo que iba haciendo, por cada entrenador que fui teniendo. Quizás, era una cuestión inconciente porque estaba más cerca el retiro. Cuando era pibe no me las cuestionaba y tal vez esté bien que así fuera. Digamos, el futbolista tiene que sobrevivir por sus propios medios. Pertenecés a una institución, tenés a un entrenador, pero nadie te enseña nada. No te explican cómo vivir del éxito. No te enseñan a estar alerta cuando viene un representante. Hay cuestiones del fútbol que vas experimentando de la marcha y vuelve a todo más difícil.

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– ¿Qué fue lo que te sedujo de la comunicación?

– Yo no hablo para convencer a otro. Tal vez, es una descarga personal. Expreso mis ideas, lo que siento por el fútbol, y me acerqué a la comunicación, tal vez al principio, como una forma de canalizar la impotencia de no jugar al fútbol.

– Pero, más allá de eso, le dedicaste mucho tiempo a mejorar como comunicador.

– Yo soy muy perfeccionista. Cuando fallo, me cuestiono mucho.  Y lo que es más curioso es que no es que lo hago porque me guste lo que hago: directamente, yo no me permito fallar. Mis viejos me pusieron esa autoexigencia muy alta, nunca estaban demasiado conformes con lo que yo hacía, y se me fue pegando esa idiosincrasia. Es más lo que a mí me duele no estar a la altura, que lo que los demás o la actividad misma me exijan.

– Volverte un tipo que hace goles debe ser bastante difícil, ¿cómo te formaste como periodista?

Yo creo que la primera virtud que tuve, apenas terminé de jugar al fútbol, es saber escuchar. No se puede ser un buen comunicador sin saber escuchar. Pero me cuesta aprender a moverme. Yo tenía, dentro mío, algunas ideas, por supuesto sin orden. Eso después tenía que resolverlo en el medio del partido. Quizás, eso me costó un poco. No sabía cómo darle prioridad a lo que creía que darle. El trabajo del comentarista es de síntesis. Yo estaba muy conciente de lo que quería. El sentido común me dio capacidad para centrarme en algunas cosas que eran innegociables: síntesis, conceptualización y respaldo con fundamento. Si en cien palabras, podía hacer 25, las hacía. No quería decir obviedades. Frente a eso, prefería quedarme callado. Yo tenía que aprovechar mi tiempo, que era corto, porque la pelota la tiene el relator, y sabía que en ese tiempo tenía que devolverle la pelota redonda.

– ¿Cuál es esa altura?

– Mi propia satisfacción. A veces, no la encuentro tan fácil. Lo que ocurre es que no logro encontrar en el periodismo lo que encontraba en el fútbol, sobre todo en mis primeras épocas como jugador. No logro repatriar eso que sentía por el juego cuando era adolescente.

– Alguna vez, Juan Manuel Herbella dijo que él extrañaba el ruido que hacían los tapones en el camino previo al entrar a una cancha.

– Sí, inconcientemente, seguís por la vida buscando esas sensaciones. Yo sigo buscando el ruido del tac, cuando le pegás a la pelota. No sé, es difícil. Yo lo que sentía en el fútbol, ahora no lo siento. El carácter nuestro de estar en la competencia, siempre en contacto con la naturaleza, estar con un entrenador, tener compañero, estar cinco días entrenándote para jugar el fin de semana, todo eso no lo repetís. Eso da tristeza. Por más que hoy haga otra cosa, eso lo voy a extrañar.

– ¿Sentís esa tristeza cuando comentás?

– Lo que más me duele en esto es no sentirme parte de la acción. Uno cree a veces como comunicador que es parte de algo porque cuenta algo, pero vos no estás produciendo hecho. Yo antes producía hechos. No puedo todavía domar ese sentimiento. Ahora me toca contar por qué Boca le ganó a River o River a Boca. Antes yo jugaba ese partido.

– ¿No encontraste ninguna sensación en la comunicación que se comparara con hacer un gol?

– No, hacer un gol es lo máximo. Creo que hacer un gol es la felicidad misma.

– ¿El periodismo juega mal?

– El periodismo en muchos casos, con esto de ser populares y darle siempre la razón a la mayor cantidad de audiencia, se ha despersonalizado. Esto de la exageración, de la imprudencia, del afán de sobresalir, hace que se genere una competencia de quién dice la primicia, quién dice el comentario más extremo, y así nos estamos corriendo de una de las premisas que debe tener el periodismo que es la búsqueda de la verdad como el motor imprescindible. El periodista, en esta sociedad del espectáculo, empieza a banalziar o a frivolizar las cosas que son esenciales y a darle un segundo lugar a lo esencial. Se escucha una audición deportiva y se escucha media hora hablando del vestuario como si eso fuera el estandarte o el símbolo de un programa de radio. Entre el protagonista que tiene miedo de contestar y el dirigente que no dice la verdad, al periodista le quedan pocos lugares para ir indagando. Entonces se tiran miserias que venden bien. Todos tenemos un costado de frivolidad, y los programas se construyen de hipótesis y de conjeturas. Yo creo que haría falta un ente superior, o de las mismas empresas, o del mismo público, que castigue este tipo de acciones. Sino mañana borro lo que hoy digo. Ya que la credibilidad no es un bien en el que el público pueda dar por cantidad de aciertos, sino más bien por la permanencia, entonces tendría que haber un ente que regule. Sería mucho más saludable.

La Dictadura no termina

Silvia Suppo fue secuestrada, torturada, violada y sometida a un aborto por el Estado durante la última dictadura. Su entonces novio está desaparecido desde entonces. 23 años después, logró la condena de seis expolicías. 98 días después de esa sentencia fue asesinada de nueve puñaladas en una supuesta ocasión de robo. Videos que funcionarían como prueba fueron desaparecidos por la policía; testigos claves no son llamados a declarar; testigos con identidad reservada son sacados a la luz de alguna manera; autoimplicados, si son contextualizados, no sería raro ver como más víctimas.
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Durante la dictadura, Silvia Suppo, con 17 años, fue secuestrada en el campo clandestino de concentración conocido como La Casita, cerca de Santo Tomé, torturada, violada y sometida a un aborto. Meses antes, los grupos policiales habían secuestrado a su entonces pareja, Reinaldo Hattemer. Silvia impulsaba, sola, esa nueva causa, como querellante y testigo de la causa por la desaparición de Hattemer, que continúa desaparecido.
Marina Destéfani es una de sus hijas. Habla rápido. Todavía duele. Todavía lucha.
Silvia Suppo fue asesinada hace tres años (causa «CÓCERES RODOLFO VALENTINO y SOSA RODRIGO ISMAEL S/ HOMICIDIO AGRAVADO» (Expte. N° 325 -Año: 2010), el 29 de marzo de 2010 a las 9 de la mañana en su local comercial («Siempre Cuero», sito en Sargento Cabral 260), de 9 puñaladas. Del lugar no se llevaron nada (dice la policía: faltaba el dinero de la caja y alguna mercadería de la talabartería -cadenas, anillos, aros, todo de oro y plata y un celular marca Samsung color negro con tapa-). Los implicados (que dan título a la causa) son dos pibes autoimplicados (interrogados por el Juez de Instrucción en lo Penal número Dos de Rafaela, Alejandro Mognaschi. Habrían matado “para evitar ser reconocidos”. No se explica el homicidio ni el ensañamiento. Tampoco se vincula con las intimidaciones permanentes que sufría, personas que se paraban desafiantes frente a su negocio). Ninguna prueba dice que hayan estado en el lugar el día del crimen. Hay otras dos personas señaladas como posibles cómplices o autores del hecho que insistentemente desde la justicia se ha tratado de desvincularlas de la causa. Es asesinada a tres meses (El 21 de diciembre de 2009) de que había conseguido la sentencia, prestando su testimonio (Silvia habló de la violencia sexual, de la violación como práctica de tortura especial contra las mujeres, una práctica sistemática, un delito aparte), de la causa (Víctor) Brusa (condenado a 21 años de prisión por delitos de lesa humanidad). Se había conocido también la sentencia que condenaba a altos funcionarios de la cúpula policial santafesina y demostraba cómo los viejos métodos siguen vigentes. 
¿De qué hablamos cuando hablamos de inseguridad si se criminalizó a dos pibes, se busca la hipótesis de homicidio en ocasión de robo? Vivimos con cámaras de seguridad que nos filman y no nos sirven cuando hace falta. 
Teniendo en cuenta la condición de mujer de Silvia, no es casualidad el ensañamiento: 9 puñaladas a 3 meses de la sentencia Bruzza, 4 días del 24 de marzo. Ninguna prueba. En los medios de comunicación, invisibilidad.
suppoHay irregularidades denunciadas en los tres primeros cuerpos. Se recopiló una prueba de un video de terminal de ómnibus de Rafaela. Se ven a los dos autoimplicados hablando con una persona extraña que es la novia de uno de ellos. Ese video lo entrega personal de la terminal al subcomisario Amaya. Nunca fue incluido en el expediente ni analizado y se perdió. No argumentos. El policía negaba que se lo hubieran entregado. El concesionario decía que sí. Lo volvió a entregar ante la intervención de la PSA se volvió a perder el video. Nunca nos habilitaron la reconstrucción del hecho y ellos se niegan a hacerlo. Logramos que se hicieran tres autopsias. Todo eso fue por empuje nuestro y pedidos nuestros. Cuando pedimos que por ejemplo, las dos testigas que reconocen a uno de los dos implicados que intentan sobreseer llaman a que lo reconocen un 30 por ciento a declarar. La persona dijo que no se acordaba nada, ante la trascendencia del caso. A la que reconocen un 100 por ciento no la llaman a declarar. Pedimos peritajes completos de los cuchillos y las huellas nuevas. Todas las que se encontraron fueron manoseadas por la policía. Uno puede hacer dos lecturas: que las tomaron mal o que las arruinaron intencionalmente. De eso no se pudo recuperar nada. Falta ropa de los implicados. No tenía sangre la ropa de ellos. No tenían sangre los cuchillos que se encontraron. Todos esos peritajes fueron a pedido nuestro. Todo lo que se avanzó fue por pedido nuestro. No hubo una sola orden del juez. A lo sumo de diez que les pedíamos, aceptaba una y negaba nueve. Sobreseer, apelar, dilatar, generar conflictos entre partes para que la justicia tenga que definir. Eso dilata los tiempos. La prueba más contundente es un testimonio de un testigo de identidad reservada que ya no lo es porque llegan sobres con su identidad abierta, sale en un medio local que siempre se mostró criminalizando y deslegitimando nuestra lucha. Se publicó su nombre y se amedrentó con que nos estábamos metiendo con un narco de la ciudad, reivindicando ese discurso del miedo y del disciplinamiento. Nunca se investigó a pleno ninguno de los datos que arroja ese testimonio. Se lo intentó deslegitimar y no dan nunca lugar a lo que esa persona dijo. En eso estamos trabajando. Nunca se hicieron allanamientos. Nunca se investigaron las conexiones de esta causa con las otras causas que todavía siguen abiertas. La misma policía son los mismos que están implicados y nunca se buscó una conexión entre las demás causas abiertas de la época de la dictadura con quien era el novio de mi mamá. La hipótesis política nunca fue investigada. El juez intentó mandar a juicio la causa con estos dos pibes sabiendo que el fuero federal no permite que un homicidio común pueda ser juzgado. Lo que quiere hacer es que la causa se clausure.
Con el poder policial, respaldos político y mediático, declarar frente a los mismos policías a los que denunciamos, y más en una ciudad muy chica como Rafaela (95 mil habitantes), no es gratuito.
 

Vivir colonizado

En donde algunos dicen que nació el primer espíritu de la primavera árabe, en donde muchos dicen que hay solo arena del desierto inmenso, lo que hay es una nación sometida por Marruecos. En el extremo noroccidental de África, frente a las Islas Canarias españolas: Sahara Occidental.

Las guerras marcan, demarcan, enmarcan, remarcan los sucesos ordenados que suponen la Historia entera. Hacen de mojones que guían la sucesión de hechos, vidas y, claro está, muchas muertes. Estas guerras que se conforman como los hechos más estudiados en la historia de la Historia son sistemáticos comienzos o confirmaciones para el sometimiento de un pueblo por otro.

Fue colonia española hasta que la decadencia del reino español llevó a la corona a cederle los territorios al vecino marroquí. Aunque ningún país admite la anexión a Marruecos, la apropiación es una realidad desde 1976. Los territorios ocupados comparten la observación de la ONU en el Comité Especial de Descolonización con las Malvinas, compartiendo también la ineficiencia del organismo internacional.

La población se encuentra disgregada mayormente entre las ciudades saharauis en territorio ocupado y los campamentos de refugiados en Argelia. La realidad de cada lugar es bien diferente, por lo que nos acercamos a cada situación para que puedan transmitirnos su vida cotidiana atravesada en permanente por el espíritu avasallante del conquistador.

VivÍs en un campamento de refugiados

-Las temperaturas en los campamentos hoy han alcanzado 49 grados, os imaginas que desde las 10.30 ya nadie anda por la calle, ni coches ni las cabras que siempre buscan algún cartón para comer. Haber cuando el destino escribe que regresamos a nuestras tierras y a nuestro Atlántico. Nuestros jóvenes empiezan ya a presionar para hacer algo para nuestro pueblo.

-Vivo en los campamentos de refugiados saharauis al sur de Argelia.

-Desde que nací.

-Tengo 27 años.

-Desde 1975 mi pueblo lleva el exilio.

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Hablando con Luchaa Saleh, las preguntas, como a menudo, sobran. Como para cualquiera de los cerca de 150000 refugiados saharauis permanentes en los campamentos.

-Hay campamentos de refugiados al sur de Argelia gracias a los argelinos que nos han abierto sus tierras para que nuestros ciudadanos estén seguros. Los saharauis en el exilio nos hemos organizado en campamentos para administrarnos mientras trabajamos por la autodeterminación para elegir el futuro. Estamos a unos 30 kilómetros de la cuidad argelina Tinduf donde podemos ir por nuestras necesidades.

-Las viviendas son tiendas y hay colegios de adobe de tierra hechos por los exiliados. Gracias a la ayuda humanitaria que nos llega del extranjero hemos tenido algunos materiales para que nuestros niños puedan estudiar allí. Los profesores son saharauis que han estudiado en Cuba, Libia y Argelia. En cada campamentos hay varios colegios de primaria y hay otros fuera, a unos 34 kilómetros. Para el bachillerato y la universidad hay que ir a otros países, de encontrar dónde se encarga el Ministerio de Educación, porque en la ley saharaui el estudiar es un derecho.

Vivís en territorio ocupado

Naji Alali, responsable de sección española de El Centro Saharaui para la Información y la Comunicación, arranca algo ansioso contándonos la última causa que lo tiene ocupado: “A Salah Amaidan, atleta profesional saharaui, que regresaba a la ciudad ocupada de El Aaiun para pasar el verano con su familia, le ha sido denegada la entrada por las fuerzas de ocupación marroquí. En estos momentos, está siendo expulsado hacia España”. No se trata de ningún hecho excepcional, es lo de cualquier día. Ahora sí arranca a respondernos.

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-Vivo en la ciudad de El Aaiun, la capital del Sahara Occidental, situada en zona ocupada. Es una ciudad grande de 50 años, y casi 200000 habitantes. Tenemos una mezcla de clima desértico con marítimo, porque es una zona seca pero cerca de la costa del Atlántico.

-Últimamente recién empezó el transporte en autobuses.

-Hay una minoría saharaui y una mayoría marroquí de habitantes.

-Los saharauis tienen una relación pacifica con los ciudadanos marroquíes. Cada familia saharaui tiene vecinos marroquíes y sus miembros tienen relaciones de amistad y de trabajo con otros marroquíes pero el problema es con la autoridad de ocupación.

-Cuando los saharauis organizan una manifestación para reivindicar sus derechos elementales, sean políticos, económicos o sociales,  siempre las autoridades de la ocupación marroquí intervienen con fuerza para oprimir toda expresión libre de la independencia saharaui.

-Yo soy profesor de filosofía, pero la mayoría de los saharauis no tienen ningún recurso fijo u oficial para ganar su vida. Muchos de los jóvenes ganan su vida con trabajos ocasionales de sueldos bajos.

-La educación está organizada por la ocupación marroquí. Tienen el poder total de organizar el sector en la zona ocupada del Sahara Occidental. La idea que subyace a la política educacional es hacer a los saharauis ignorantes de su propia cultura, su identidad, su historia y su causa de lucha. De la misma forma, la ocupación impide el acceso de los estudiantes saharauis a las asignaturas altas como medicina, ingeniería, biología, física…

-Moverse y viajar en la zona ocupada es un sufrimiento y una humillación para los saharauis por haber mucha barreras entre las ciudades saharauis. Viajar al extranjero no es sencillo para la mayoría por no tener dinero o por la prohibición de las autoridades marroquíes si el viajero es activista por los derechos saharauis.

-El sistema de ocupación marroquí busca eliminar a todos los saharauis que luchan por la libertad del Sahara: los encarcela, los oprime, los tortura. El sentimiento generalizado de la gente del Sahara es el firme rechazo y la resistencia. Tienes que saber que los jóvenes que luchan hoy son chavos que han nacido bajo la ocupación, estudiaban y siguen estudiando en los institutos y universidades marroquíes. Aún así, la tercera generación es mas radical que la primera y la segunda.

-Un abrazo fuerte desde los territorios saharauis ocupados. Tengo el honor de ser tu amigo primeramente y serte mi compañero de lucha.

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Barrio basural

Hay un lugar donde hay ratas y víboras y no es la selva. Un lugar donde hay gasas y jeringas y no es un hospital. Donde hay químicos, y no es laboratorio. Y donde los pobres van a buscar comida y no es un comedor. Los chicos no pueden jugar a adivinar ¿qué es? porque tienen hongos, herpes y broncoespasmos. Porque el jardín de infantes queda al lado de este gran basural a cielo abierto, en la localidad de Plátanos en Berazategui, donde la vida tiene olor a mierda.

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-¿Usted le está sacando fotos a mi camión?

Preguntó el hombre de unos 2 metros de alto por 1 de ancho, el conductor del camión rojo, de patente XER 178, y con autorización de la Municipalidad de Berazategui para desechar su carga a 200 metros de las casas de cientos de personas.

-No señor.

El hombre se quedó unos segundos espiando el interior del auto, tal vez pensando qué podía hacer contra la negativa. Sus ojos se mostraron reflexivos por unos segundos, pero luego recordó algo y su expresión cambió: al fin y al cabo él está autorizado para tirar la basura ahí por la mismísima autoridad del municipio. Así que se encogió de hombros y volvió a su camión. Manejó unos metros más, dobló a la derecha y tomó el camino que lo lleva al basural de Plátanos Norte, ubicado a unas ocho cuadras de la avenida Nestor Kirchner (ex avenida Mitre) y a menos de dos cuadras del barrio.

Los camiones, hasta seis o siete por día, entran por la calle Padre Mugica y 163. Antes del doblar para tirar la basura pasan por delante del jardín municipal Grillito Feliz: “hay un pedido de hace dos años para que pongan serruchos enfrete del jardín porque pasaban los camiones y una vez hubo un accidente con un nene” cuenta Oscar Silva, uno de los vecinos Plátanos, que están cada vez más preocupados y organizados.

00 215A pocos metros del jardín está la entrada. La anuncian un cartel de la municipalidad y el olor a mierda. Nadie puede pasar: la policía bonaerense y la guardia urbana cuidan que sólo los camiones cargados de desechos y los pibes pobres entren. Los chicos entran y revuelven, sacan lo que les parezca provechoso para vender, y vuelven a entrar. Así, el basural se convirtió en un medio de subsistencia para los más pobres del barrio.

Hace ya tres años que estos camiones traen desechos al predio, en manos del municipio. Este terreno, un enorme campo abierto, está entre la autopista Buenos Aires-La Plata y el barrio Plátanos Norte, en la localidad de Plátanos, municipio de Berazategui. Hace más de ocho años, para la construcción de la autopista, se cavó una tosquera. Cinco años después esa excavación se empezó a tapar con escombros y ramas, pero luego los vecinos empezaron a notar que los camiones traían otros tipos de desechos.

“Todo tipo de basura tenemos, desde desechos del cementerio hasta cosas patógenas, hay jeringas, gasas. También vienen los camiones del municipio a destapar las cloacas, tiran lo que sacan ahí y luego queman todo. Trabajan de día y de noche” cuenta Oscar, que vive hace cincuenta años en Plátanos y ahora tiene casa con vista al basural. Inclusive, los vecinos vieron entrar camiones con baños químicos. Este emprendimiento ilegal del Municipio está cada vez más cerca de las casas: no lo expanden hacia la autopista, si no hacia donde viven los vecinos.

IMG_8959Los enfermos se multiplican a medida que la basura de acerca. Hay chicos con hongos y herpes en manos y pies, atendidos en el hospital Gonet y aún sin cura. Los vecinos también están asustados por la cantidad de hijos con broncoespasmo que tiene el barrio. No sólo eso los alarma, si no también la cantidad de ratas y víboras (portadoras de enfermedades como el hantavirus y la leptospirosis) que invaden las casas constantemente. Ante este problema en particular la Municipalidad de Berazategui no está ausente: les regaló cebo a los vecinos para que tengan la oportunidad de matar las ratas ellos mismos.

Los residuos sólidos urbanos generan, cuando entran en descomposición, alrededor de 160 gases diferentes, muchos de ellos altamente nocivos para la salud. Como es el caso del gas metano, que es 23 veces más nocivo que el dióxido de carbono. Por otro lado los líquidos lixiviados que se generan de la basura descompuesta (tres veces más contaminantes que el PCB que usan las subestaciones eléctricas), van penetrando el suelo y contaminando las aguas de las napas.

Como son tan nocivos, los basurales a cielo abierto están prohibidos por la ley nacional 25916/04. Por su lado, la ley provincial 13.592 es imperativa y ordena a los municipios a evitar los basurales a cielo abierto y los obliga a que reduzcan gradualmente los desechos y los entierren en lugares habilitados.

El Foro Regional en Defensa del Río de la Plata, la Salud y el Medio Ambiente está ayudando a los vecinos de Plátanos a organizarse para reclamar por su salud y a unir la lucha con otras zonas de Berazategui, afectadas por el mismo problema. Como en Gutiérrez, donde arrojan basura en un predio de dos hectáreas, a orillas de un arroyo y con un pequeño bosquecito que era utilizado y cuidado por los vecinos como lugar de esparcimiento.

A Ernesto Salgado, integrante del Foro, se lo llevaron detenido a la Comisaría 1º de Berazategui junto a otro compañero cuando sacaba fotos en el basural. En el acta de constatación los dos policías que los demoraron dicen -y consta en el acta- que “el Comisario titular de la Comisaría Primera, nos da aviso de un conflicto en uno de los predios que la Municipalidad de Berazategui utiliza para rellenos, siendo que el mismo se halla ubicado en la calle 163 y Avenida Eva Perón de Berazategui”.

El 7 de marzo, el Foro presentó la denuncia de la existencia del basural ante el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS). “Documentamos nuestra denuncia con 13 fotos sacadas ese día, antes de que llegar la policía. La denuncia tiene el número 17.086 P y el Nº de expediente es el 2145-20376/12” detalla Ernesto y agrega que “esta denuncia recorrió todo el trámite burocrático. La OPDS dicen que mandaron un inspector al basural pero que no lo dejaron entrar. Desde el 1 de marzo de este año el expediente está parado”.

– Yo tengo una foto acá parada de hace algunos años, en este mismo lugar, y atrás se veía todo verde, un paisaje hermoso.

Cuenta Vera Delia de espaldas a su nuevo telón de fondo: basura, tierra removida, humo y olor a mierda. No sólo eso cambió, también posan nuevos actores en el escenario de su vida: camiones rojos, ratas, enfermedades y víboras.

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¿Cómo hacer para escribir y que te lean?

Si un artista es todo el que quiere exponer lo que hace, ¿cómo se hace para llegar a un público? Nos juntamos con el escritor y editor Sebastián Barrasa para repensar los mecanismos de publicación, las lógicas editoriales y los circuitos no comerciales en los que gira este mundo de letras.

En el entramado impreciso de letras que es la vida de cualquier escritor existe siempre un punto y aparte. Un pinchazo en el estómago, una sed nueva en la garganta, un deseo que se hace carne entre manos impacientes: las ganas de mostrarse. Publicar es hacer público, es exponer lo propio a la mirada del otro, y en este sentido está lejos de reducirse al limitado formato de un libro. “Publicar, por ejemplo, es hacer una performance con mis textos. Publicar es hacer una muestra mural de mis textos combinada con artistas plásticos. Publicar es también poner mis textos en un blog. Publicar es poner mi libro en un pdf y subirlo en alguna página de libros digitales. O publicar es ponerlo en mis notas en Facebook, o grabarme leyendo los textos y ponerlos en YouTube, o publicar es también agarrar mi material y llevarlo a un libro”.

Así dice Sebastián Barrasa, poeta, coordinador del Grupo Literario Cruzagramas y director editorial de Ediciones Artilugios, que en esta nota reflexiona con nosotros acerca de los diversos mecanismos posibles de publicación, las diferentes lógicas editoriales y los circuitos alternativos en los que se mueven y se muestran los autores no consagrados.

En el campo literario, es una asociación prácticamente natural la que une la idea de publicación con la de un material escrito, en desmedro de otras formas de manifestación de lo poético vinculadas a la oralidad. Más específicamente, la concepción de publicación imperante en el imaginario social remite de modo casi directo al libro sin atender, por ejemplo, a los múltiples soportes digitales existentes. “Convengamos que el libro en papel es una tecnología vieja, por más que todavía esté presente esa cuestión romántica de querer el libro, tocarlo, mirarlo, tenerlo”. Al margen del orgasmo que para la gran mayoría de los autores puede significar sostener el propio libro en las manos, debe destacarse que se trata de una tecnología sumamente cara (baste con considerar que más del 50% del costo de producción de un libro consiste en el papel y la tinta).

Como contrapartida, Internet ofrece soportes digitales de publicación con costos prácticamente nulos. Las redes sociales y su flujo constante dejan entrever la naturaleza creativa del hombre: en la web interactiva el sujeto dejó de ser un receptor pasivo, como en la televisión, para participar y exhibir ante los otros las propias creaciones. Sebastián arriesga que quizás se deba a la masividad y simplicidad de estos mecanismos el hecho de que los propios autores los consideren como canales menores.

Lo cierto es que el material en circulación es cada vez más abundante, y este fenómeno, aunque definitivamente positivo desde el punto de vista cultural, genera ciertas dificultades para aquellos autores que desean vivir del arte, en tanto enfrentan una competencia muchísimo mayor. “Ahora cualquier pibito con una computadora hace un poema, y un poema que capaz está mucho mejor que el que hago yo elaborándolo y pagando cinco o siete lucas para imprimirlo en un libro, y capaz el pibito lo puso en el blog y tiene cien mil visitas”. Tal vez con el tiempo, aventura Sebastián, los espacios digitales adquieran una mayor legitimidad como lugares posibles de publicación, en los que el propio público validará quién es el verdadero artista  (y no una academia, una editorial o el propio Estado). “De alguna manera, gracias a Internet estamos entrando en una especie de anarquía natural, utilizando el término anarquía en un sentido más que positivo, no como el caos, sino como la expresión mayor del orden, del auto-orden”.

Pero por el momento la fascinación por el objeto-libro persiste, y la aspiración de la gran mayoría de los autores continúa puesta en él. Sin embargo, debe considerarse que el enérgico deseo de ver la propia obra en papel pierde sentido cuando los lectores escasean. En este sentido, apunta Sebastián, el primer motor de cualquier libro debe ser su autor, quien tiene que trabajar para que su material circule y construya progresivamente un público, de modo que cuando ese material se encuentre impreso en papel, cuente con un conjunto inicial de lectores cautivos. “Esto es lo que hacen los músicos. Los autores literarios lamentablemente son un poco menos curtidos en la vida under, están como esperando que venga el señor editor y diga: yo soy el Señor Planeta y vengo a publicarlo a usted porque sé que usted debe ser muy bueno, así que le garantizo que lo voy a publicar y lo van a leer cien mil personas. Y eso no ocurre, y no tiene por qué ocurrir”.

Momento entonces de sumergirse en los intersticios del mundo editorial. Para comprender su funcionamiento deben considerarse las principales tareas de la editorial al momento de encarar una publicación: la selección del material, su revisión y corrección, el diseño de interiores (distribución del material dentro del libro, tipografía, estética de las páginas, etc.), el diseño de tapa y el proceso legal de registro del libro (que implica fundamentalmente registrarlo en la Cámara del Libro, conseguir así el número de ISBN, y cumplir con la entrega de cuatro ejemplares destinados a la Biblioteca Nacional, la Biblioteca del Congreso, el Archivo General de la Nación y la Dirección Nacional de Derechos de Autor).

Resulta evidente que existen editoriales que manejan diferentes recursos, y que poseen por ende lógicas editoriales variables. “Las editoriales grandes, que están en la industria editorial y que después te venden sus libros a 150 pesos, y que aparte te imprimen 50.000 libros, y tienen toda una cadena de distribución, y saben que van a poder recuperar esa inversión, tienen equipos de selección, de corrección, una infraestructura que las editoriales pequeñas, las que se llaman independientes, no tienen”. Por este motivo, las pequeñas editoriales se ven impelidas a reducir los costos, descuidando para ello algunas de las instancias del trabajo editorial. Así, por ejemplo, se delega el proceso de selección del material en el propio autor, se corrigen solamente los errores frecuentes sin realizarse una lectura completa del material, o se prescinde de un verdadero trabajo de diseño de interiores, lo que muchas veces da como resultado letras muy pequeñas o márgenes demasiado estrechos que dificultan la lectura. “Son decisiones de cada editorial, y son respetables. Porque a la larga, si el objetivo era publicar al autor y yo pude abaratar costos y hacerlo, también es válido”.

En Argentina, la Cámara del Libro reconoce tres niveles de edición: las ediciones de autor (en las que un autor independiente se autopublica sin conformarse como editorial), las ediciones eventuales (editoriales independientes que publican libros ocasionalmente) y las editoriales-empresa (las grandes editoriales, que pueden costear la afiliación a la Cámara). Lo que varía entre ellas, básicamente, es el rango de números ISBN (suerte de “número de documento” del libro). Para ingresar en el circuito de distribución comercial, explica Sebastián, ese número es fundamental, y en general las librerías demandan además un sello editorial y un código de barras. “Porque también está todo muy industrializado, y hoy las librerías son como supermercados”.

También existe, por supuesto, la posibilidad de autoeditarse sin previo registro en la Cámara del Libro. “Hay muchísimos autores del under que se editan a sí mismos para abaratar costos: van a una imprenta, se compran una engrampadora, arman el libro por su cuenta y así se abaratan mucho los costos en plata, aunque no en tiempo”. Entonces, Sebastián hunde su mano derecha en la biblioteca, y entre dos cartoncitos verdes aparece entre otras muchas la historia de Leo Capucci, que “agarró dos cartones, una cinta de enmascarar, imprimió, cortó y abrochó todas las hojas y recortó cosas de revistas viejas que tenía por ahí, uno de los hijos las pintó con témpera, otro pegó pedazos de cómics y cosas por el estilo.” Así, todos los ejemplares son distintos y originales, y el libro deviene también un objeto en sí mismo. Para asignarle un valor, cuenta Sebastián, el autor encara a su potencial comprador diciendo algo así como “este libro cuesta tanto, ¿para vos cuánto vale?”.

De un modo u otro, entonces, entre engrampadoras, cartones y papeles a veces torcidos, hoy muchos autores se publican a sí mismos. “Y una vez que armaron sus libros, se encontraron con otro tema: cómo hacer para que ese libro llegue al público. Entonces empezaron a buscar sus canales: fueron a leer a algunos lugares, o empezaron a vender sus libros en bares, o en plazas, o en eventos. Se empezaron a cruzar entre ellos. Y un poco así nace la Feria del Libro Independiente”.

La FLIA reúne editoriales, escritores y artistas independientes en una organización horizontal y asamblearia, que realiza recurrentemente ferias en las que todos ellos muestran y ofrecen al público sus producciones. La Feria del Libro Independiente no se realiza una vez al año, en una fecha determinada. Se organiza, por el contrario, cuando se la considera necesaria. Generalmente tiene lugar en situaciones de contracultura, que ponen al descubierto el alto contenido sociopolítico existente detrás de esta organización. “Por ejemplo, estaban cerrando un centro cultural, hacemos una FLIA. Una fábrica recuperada, hacemos una FLIA en su apoyo. La Facultad de Sociales recupera el estacionamiento que le corresponde, pero que había sido privatizado por el Decano en la época de Menem, la FLIA se hace en ese lugar. Se hizo en Sala Alberdi cortando la calle, se hizo en el Parque Centenario en el primer intento de enrejado, se van haciendo siempre en situaciones contraculturales”.

El proyecto fue creciendo de modo notable: no solamente participan cada vez más autores, sino que además la FLIA experimentó una gran expansión al realizarse en el Conurbano, en el interior del país, e incluso en varios países de Latinoamérica. La Feria del Libro Independiente, apunta Sebastián, casi recuerda las antiguas ferias medievales, lugares de encuentro a los que los productores llegaban con el excedente del tributo que pagaban al señor feudal. “Cuando uno la ve dice: ah, esto es una feria. Es el autor, es el editor ahí al lado tuyo, vos estás yendo a hablar con el autor y él mismo te vende su librito, impreso más o menos, o impreso muy bien, porque que esté en la FLIA no implica que sea de mala calidad”.

FLIA también es familia, y esta reminiscencia no es casual: se trata de una organización que funciona de modo horizontal y autogestivo. El debate en torno a la “A” de la sigla deja traslucir la dinámica de un espacio en el que todos son creadores de significados e intenciones. “Cada uno le pone a la ‘A’ el significado que quiera. Entonces algunos dicen Feria del Libro Independiente y Alternativa, y otros dicen Autónoma, Autogestiva, Anarquista, Afectiva, Amorosa. Cada uno construye su propia FLIA. A diferencia de la Feria del Libro oficial, que es un lugar de desencuentro, en donde cada uno está en su lugar y de hecho hay una competencia casi desleal con los de alrededor, la FLIA es un canal de difusión del material, y a la vez un lugar de encuentro de toda esta gente. Una verdadera feria.”

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editoriales

La tierra del fracking

En Chubut se viven tejiendo ofensivas y contraofensivas a favor de la extracción de petroleo a cualquier costo. YPF, el Ejecutivo Nacional y las organizaciones ambientales en la puja por el impacto ambiental en los pozos El Trébol y La Greta. 

Comodoro Rivadavia, la “Ciudad del petróleo”, puede llegar a tener un doble record: ser el hogar del primer pozo petrolero de Argentina en 1907, y a la vez poder ser el primer lugar de extracción de recursos no convencionales mediante el fracking. Ok, vamos de a poco, muchos términos específicos en pocas oraciones.

Fracking: o fractura hidráulica, es el proceso de perforación e inyección de líquido en el suelo a alta presión para fracturar las rocas y así liberar gas natural del interior de la tierra. Requiere entre 3,8 y 30 millones de litros de agua durante el proceso[i].

Recursos no convencionales: Según nos cuenta Repsol, estos hidrocarburos son aquellos “que se encuentran en unas condiciones que no permiten el movimiento del fluido, bien por estar atrapados en rocas poco permeables o por tratarse de petróleos de muy alta viscosidad. Bajo este nombre se engloban distintos tipos de hidrocarburos gaseosos, como el shale gas (gas de esquisto), el tight gas (gas de formaciones compactas) o el metano contenido en capas de carbón”[ii].

Aclarados los tantos, continuemos. Comodoro se encuentra dentro del Golfo de San Jorge, lugar privilegiado para la explotación petrolera donde residen 16 empresas en actividad y 6 más en fase de exploración. El golfo produce el 47,6% del crudo en el país, 3 millones y medio de metros cúbicos durante el 2012. Un pozo promedio usa aproximadamente 6 millones de litros de agua. En Chubut hay 7 mil pozos activos. Queda claro que el problema en la región es el agua De esto se trata todo: del agua.

El Trébol y La Greta, historia contaminada

El 13 de febrero de este año la Presidenta Cristina Fernández se hizo presente en Comodoro Rivadavia para la inauguración del pozo de El Trébol a tan solo 18km de aquella ciudad. Presentes a su lado estuvieron el gobernador Martin Buzzi; el presidente y CEO de YPF, Miguel Galuccio; el jefe de Gabinete de Ministros, Juan Manuel Abal Medina; el secretario de Política Económica y director de YPF por el Estado Nacional, Axel Kicillof. Pero hay una historia que hizo posible esta inauguración, que se inició doce meses atrás, en el 2012.

Cynthia Francisco, periodista y miembro del Foro Ambiental y Social de la Patagonia (FASP), le contó a NosDigital qué fue lo que sucedió previamente: “alrededor de mayo del año pasado el gobierno provincial comenzó a impulsar un nuevo marco regulatorio para megaminería e hidrocarburos de manera unificada. Había un artículo específico, el 87, que determinaba que los no convencionales iban a ser tratados y legislados directamente por el Poder Ejecutivo, dejando de lado al Legislativo. Sucedió que cada presentación que hizo el gobierno en los pueblos, se encontró con alguna manifestación contra la megaminería. No hay que olvidar que Chubut hay una resistencia bastante fuerte y que fue la primera provincia que prohibió esta actividad en las ciudades, a partir de las asambleas de Esquel y las que se formaron posteriormente. Como resultado de la oposición popular, a fin de año se desdobló el marco regulatorio: uno para minería y otro para hidrocarburos, que fue de los dos el único en el que se avanzó. Cuando se hizo el tratamiento de esta ley en la magistratura, las asambleas se acercaron para manifestar su rechazo a la nueva legislación, porque ésta incluía también la explotación de los no convencionales. Esa sesión se pospuso varias horas, y cuando se hizo, se sacó la ley sobre no convencionales”.

En octubre del 2012, con espacio de tres semanas una de la otra, se hicieron las auditorias para tratar los estudios de impacto ambiental tanto del pozo El Trébol como el de La Greta a 15 km del Río Mayo y a 350 km de Comodoro. Ambos estudios fueron impugnados por diferentes especialistas en cada audiencia. Ambos mostraron innumerables baches. Ambos fueron aprobados sin más ni más, lo que permitió seguir adelante con el proyecto.

Deficiencias del estudio de impacto ambiental en La Greta, tal como lo denunció la abogada Silvia de los Santos:

 -No detalla toda la legislación vigente en el país acerca de la actividad minera. No se cita la convención Americana de Derechos Humanos, presente en la Constitución.

– No se cita el Decreto 860, del año 1996 en lo que se refiere al uso del agua. No señala de dónde provendrían los 8 mil litros necesarios para su puesta en funcionamiento. No hay mapas de aguas superficiales ni subterráneas.

-La página 172 menciona la existencia de pueblos indígenas en la zona, por lo que está obligado el Estado argentino a realizar una consulta previa, libre e informada para poder realizar cualquier actividad. La consulta jamás se realizó.

Deficiencias del estudio de impacto ambiental en El Trébol:

-No están adjuntos los mapas hidrogeológicos.

-El pozo estaría a tan solo 135 metros de un cauce de agua que culmina 20 km. en el Océano Atlántico.

-No detalla de dónde saldrá el agua. Tan solo dice que será “comprada”.

¿Freno a las obras o freno al fracking?

Ahora debemos volver al 2013. La mencionada abogada Silvia de los Santos, en representación del dirigente mapuche Marcelo Pintihueque presentó un recurso de amparo para frenar las actividades en La Greta, ya que su funcionamiento ponía en peligro al río Mayo, fuente de vida tanto para diferentes comunidades como para los 230 mil habitantes de las localidades de Sarmiento, Comodoro, Rada Tilly y Caleta Olivia. Su presentación fue rechazada. Ellos apelaron. La Cámara de Apelaciones de Comodoro Rivadavia revocó la sentencia e hizo lugar a la acción de amparo, por lo que resolvió suspender las actividades en La Greta.

Y con El Trébol, ¿qué pasó? La empresa decidió también parar las actividades, ya que habían contratado a especialistas de Neuquén para iniciar la fractura hidráulica, que primero iban a ir a El Trébol –donde ya se perforaron a casi 3600 metros- y luego a La Greta. Pero como suspendieron al segundo pozo, prefirieron esperar a retomar las actividades y así trabajar en conjunto.

¿Cómo va a continuar todo esto? En palabras de Cynthia: “Uno puede hablar con diferentes autoridades que off the record te van a reconocer que la explotación petrolera no es una actividad productiva y que las inversiones recién estarían apareciendo ahora, gracias a la firma con Chevron. Por ahí no existe tal presupuesto de exploración de no convencionales en Chubut, incluso llamaron a la gente común a que aporte para la capitalización de YPF con la compra de esos bonos. Se ve que están buscando inversiones todavía y que estos anuncios en La Greta y El Trébol fueron más para tender un anzuelo a las diferentes compañías del mundo que estén interesadas en avanzar con esta actividad que otra cosa. Entonces, aparentemente, YPF no tiene el dinero por sí solo para invertir todo lo que estos pozos requieren, sin olvidarnos que los pozos de no convencionales requieren cinco veces más de inversión… como también cinco veces más de agua para su funcionamiento. Así, que puede ser que terminen sin funcionar”.

Habrá que esperar…


[i] http://www.dangersoffracking.com/
[ii] http://www.repsol.com/es_es/corporacion/prensa/newsletter/horizonte-no-convencional.aspx

#yoylayuta cuando te detienen

Nos venís contando muchas de tus historias de todos los días con la policía. Los abusos se repiten de forma sistemática. Las devoluciones en las palabras de Vanesa Orieta, el CORREPI, el CELS, la Asociación Permanente por los Derechos Humanos y los hechos de todos los muertos por gatillo fácil. 

Sabemos, porque lo vivió Luciano Arruga y nos lo contó su hermana, Vanesa Orieta, que el pobre no tiene dónde hacer públicas sus denuncias, no tiene cómo defenderse, está siempre manipulado por algún sector político, de las fuerzas de seguridad o judicial.

-Mantener a los pobres sin ningún tipo de derecho para de esta manera manejar su forma de pensar, sus decisiones -nos decía-.  Desde el sector judicial, a los pobres se los utiliza por ejemplo armándoles causas, siendo conscientes de que no tienen ningún tipo de defensa, de que el sistema carcelario solo encierra pobres, entonces todo sigue así. No tienen contención ni canal donde hacer efectivas las denuncias. Desde la policía, el caso de Luciano es el mejor ejemplo: abusar de la pobreza de un pibe que es falto de todos sus derechos para utilizarlo en el robo porque el pibe, por miedo, no lo va a denunciar, porque además es común que se utilice la violencia, porque no se va a poner a pensar que alguien se puede poner a protestar por él. El pibe pobre o es depositado en un barrio pobre, en un penal, en un instituto de menores o en un manicomio. La policía tiene una relación de control sobre los pibes

Sabemos, porque lo vivió ella y también Angélica, la madre de Kiki Lezcano, y también Omar Núñez, padre de Diego, asesinado por la policía, que después de denunciar, llegan las amenazas, los aprietes. Por eso, Familiares y Amigos de Luciano Arruga recomienda denunciar en el Poder Judicial -y nunca en comisarías- siempre acompañado de un organismo de Derechos Humanos.

Sabemos que en otros sectores sociales, y en ese mismo, pasan cosas como esta que nos contó un lector en #yoylayuta que no se animó -por miedo a algún tipo de represión- a decir su nombre: Una vez la policía me paró mientras yo estaba fumando y me hizo tragarme una piedra entera. Me dijeron que la tragaba o me llevaban detenido.

Sabemos cuándo llega algún sentimiento de alivio, al menos: cuando se conoce a otros en su misma situación y se sabe que no se está solo. Como cuando Angélica conoció a la madre de Arruga, a la madre de Camila Arjona.

Podemos conocer la ley y cuándo pueden detenernos, cuándo no:

Ley orgánica de la Policía Federal N° 23.950

Art. 1, Inciso 1: Fuera de los casos establecidos en el Código de Procedimientos en Materia Penal, no podrá detenerse a las personas sin orden de juez competente. Sin embargo, si existiesen circunstancias debidamente fundadas que hagan presumir que alguien hubiese cometido o pudiese cometer un hecho delictivo o contravencional y no acreditase fehacientemente su identidad, podrá ser conducido a la dependencia policial que correspondiese, con noticia al juez con competencia en lo correccional en turno y demorada por el tiempo mínimo necesario para establecer su identidad, el que en ningún caso podrá exceder de diez horas. Se le permitirá comunicarse en forma inmediata con un familiar o persona de su confianza a fin de informar de su situación. Las personas demoradas para su identificación no podrán ser alojadas junto ni en los lugares destinados a los detenidos por delitos o contravenciones”.

Podemos conocerlo provincia por provincia en el documento del Cels.

Podemos conocer paso por paso y caso por caso qué hacer si se nos para un cana adelante, gracias a la organización de CORREPI, que recomiendan, entre otros, Familiares y amigos de Luciano Arruga: el Manual del pequeño detenido, hecho por CORREPI.

-Llevá siempre DNI.

-Sabé que las armas la tiene la policía. Mirá todo lo que hacen, pero tratá de no ponerte nervioso.

-Tenés derecho a hacer una llamada.

-Preguntá por qué te detienen.

-Leé lo que te hacen firmar para poder contarlo después.

-Si sos menor, preguntá si dieron intervención al juez de menores, que tus padres o encargado lleve la partida de nacimiento a la comisaría.

-Siendo menor, no te pueden detener por averiguación.

-Que te acompañen cuanto antes.

-Pedí el blanqueo y presencia del médico.

-No podés estar mas de 12 horas detenido.

-Si vas a la comisaría y dicen que no está ahí quien sabés que fue detenido ahí, hacé un habeas corpus.

-Tenés derecho a que tu abogado esté presente en la indagatoria y tenés derecho a negarte a declarar.

-Si te pegaron, que te revisen en un hospital y que quede registrado.

Bernardo Blázquez en twitter: A mí me pusieron contra la pared y me palparon de armas pq un amigo tenía gorrita puesta!!!

Otro prefirió guardar su nombre: A mi me quisieron levantar volviendo de la escuela. En barrio Manuelita en San Miguel son re pajas los de la gorra te siguen con el auto como una cuadra acosandote.. una vez me dijeron q me suba al auto q ellos me llevaban a mi casa, les dije q ni aunq fueran la gorra me subía a un auto, me decian q la iba a pasar bien y todas esas mierdas y ahi me saq y empece a levantar la voz y medio a gritar en medio de la calle q «q carajo se creian» como empece a armar bardo y se acercaron un par de vecinos me diieron q era una puta y se fueron jajaja. En otra vuelta allanaron mi casa. cero respeto los chabones fumaban en mi casa rompieron un vaso y bueno momento de mierda y odio a la puta yuta para siempre.. fachos del orto.

Pero sabemos que es difícil, que las condiciones no son las que nosotros ponemos. Juan Manuel Combi, abogado en la Asociación Permanente por los Derechos Humanos, cree que es un muy buen manual, que construye ciudadanía, pero que es difícil inculcarlo en los barrios:

-Uno le puede dar consejos de qué hacer a una persona, pero hay que estar con esa persona en el momento de ser detenido. Esto no es una crítica ni al manual ni a CORREPI. Es una limitación de los manuales. Los pibes saben mejor que nosotros qué hacer ante la policía, el problema es que en la situación de violencia que viven cotidianamente como que no te pare el colectivo, es difícil ponerse a la altura de una discusión con un policía. Me lo tomo como una pregunta. Aun planteándolo con cuidado, es muy difícil que los pibes puedan pensar qué hacer en ese momento, pero el manual seguro que es enriquecedor. No hay recetas perfectas. Las fuerzas institucionales se aprovechan muchas veces del desconocimiento de los derechos. La Justicia presupone que uno tiene que conocer todas las leyes. El Colegio de Abogados propone en propagandas en los subtes “No hagas nada sin tu abogado”. Es gravísimo. ¿Cuánta gente no tiene acceso a un abogado? En una situación más justa e igualitaria, los abogados no deberían existir, o al menos, reducir mucho el marco de su intervención. No sé qué puede hacer un pibe cuando lo coimean, pero yo me pongo a disposición de quien necesite un abogado para eso. Seríamos muy soberbios como abogados en aconsejar a quienes son sometidos a estos tratamiento por parte de la policía. Recomiendo denunciar, pero no todos pueden. Habría que denunciar ante mecanismos estatales. En el caso de coimas por control vehicular: fiscalía de turno del lugar donde ocurrió. Igual que el caso de tortura que significa hacerle tragar la marihuana al pibe que encontraron fumando. Es una tortura psicológica. En caso de causa armada, denunciar ante fiscalía de cámara en la Provincia y ante Cámara Criminal en Nación.

Con organización, visibilizando los casos, acompañando a las familias, a las víctimas, generando vínculos de confianza y por sobretodo, además de proveerles información, humanizar cada acción para que sientan el acompañamiento desde el afecto.
Y es muy importante decir siempre que hay un «próximo», una nueva víctima, y que nadie está exento, por lo tanto es muy importante la participación de todos.

Sabemos, por escuchar sábado a sábado Desde Afuera, el programa de radio de Familiares y Amigos de Arruga, que con organización, visibilizando los casos, acompañando a las familias, a las víctimas, generando vínculos de confianza y por sobretodo, además de proveerles información, humanizar cada acción para que sientan el acompañamiento desde el afecto.
Y es muy importante decir siempre que hay un «próximo», una nueva víctima, y que nadie está exento, por lo tanto es muy importante la participación de todos.

Y sabemos, porque CORREPI nos lo enseñó cuando nos acercábamos a las familias de David Vivas y Javier Alarcón, asesinados en Quilmes por la policía, que todos los casos de gatillo fácil, violencia policial, causas armadas, torturas, detenciones arbitrarias, acoso callejero,… no están sueltos: “Son parte de un accionar cotidiano que no solo se cobra vidas sino que funciona, se expresa, en distintas formas como el hostigamiento, las amenazas, la persecución, todo lo que apunte a que la cana en el barrio es quien manda. Entonces, evita que aquellos pibes que potencialmente podrían organizarse y cuestionar las bases de este sistema de explotación transformen su conciencia o su resistencia a la hegemonía o se organicen. Tienen una clara función de disciplinamiento y de control social todas estas prácticas cotidianas de detenciones arbitrarias: te llevo porque no me gustó tu gorrita. Todo eso lleva a generar un miedo que paraliza. La Justicia es otra pata necesaria para que todo esto sea posible”.

Mientras Cecilia, conductora de Desde Afuera, nos informa cómo denunciar ciertos hechos (con gendarmes, prefectos, policía federal, aeroportuaria o prefectura) hay que dejar asentada denuncia en el 0800-5555-065, donde funciona el Ministerio de Seguridad de la Nación, a veces la denuncia sigue su curso, a veces no. En la Ciudad de Buenos Aires por hechos con la Policía Metropolitana o en la Provincia de Buenos Aires, o en las provincias, los números a marcar simplemente redoblarían la represión y los uniformados, se pregunta: ¿por qué hay un Ministerio de seguridad y no uno de vivienda?

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Yo fui golpeada en una comisaría

Marlene Wayar tuvo una época en que se prostituyó. Ya no: hoy es la directora de la primer revista trans de Latinoamérica  El Teje. En toda esa experiencia conoció lo peor de lo peor de la Comisaría 25.

Una noche estábamos con Nadia Echazú, nuestra dirigente más importante en ese momento, en Godoy Cruz, donde trabajábamos siempre -la Zona Roja, antes de ser movida para los Bosques de Palemo-. De pronto, se paró un patrullero, se bajaron los canas y directamente fueron a ella y la gasearon. Escuché sus gritos, pero se vinieron para mí y también me gasearon, a pesar de que yo ni me resistí. Nos llevaron a la esquina, a una furgoneta en las que había otras tres chicas también atacadas.

Yo ahí ni sabía qué pasaba, no veía nada.

Estábamos en plena lucha contra la reinstalación de los Códigos Contravencionales del Código de Convivencia.

Nos llevaron a la Comisaría 25 en Scalabrini Ortíz y Gorriti; y nos fueron bajando de a una. Yo al no ver nada, lo único que podía hacer era escuchar: oía las puertas que se abrían, los gritos de las chicas que se llevaban y por último los tumbos, los golpes. Yo fui la última. Cuando llegó mi turno, estaban como medio cansados y como ya se habían cebado con las otras, me llevaron al patio directamente. No sé cuánto estuvimos ahí tirados, una hora. De las zonas de los calabozos de los incomunicados venían los gritos de Nadia y ruidos de golpes secos: de cuerpo contra la pared, contra el piso… y la voz de Nadia que se iba apagando. Yo no podía creer lo que estaba pasando. Cada tanto, pasaba el chabón que estaba a cargo del operativo y nos gritoneaba cualquier cosa: estábamos sentadas, nos decía “acuéstense”, estábamos acostadas y nos gritaba “siéntense, putos de mierda”; cada vez que pasaba era algo para demostrar “yo estoy acá, hagan lo que yo digo”. Y ya no podíamos hablar de qué le pasaba a Nadia, solo nos mirábamos. En la 25 habían cambiado de encargado de los temas de la calle y por eso llegó este tipo, pero la verdad nunca tuve memoria para poder recordar a los policías que nos hicieron eso. Cuando las chicas me preguntaban cómo era, no sabía que decirles, porque con una descripción ellas ya podían sacar quién era. Sabían todo: nombres, horarios, cargos. Una cuestión de supervivencia tremenda.

No podía recordar cómo eran los botones, si eran altos o bajos, con bigote, sin bigote.

El chabón este estaba haciendo el pavoneo que empezaba la nueva era, su nueva era de control callejero, porque el comisario le había dejado el trato a él. La Comisaría 25 había cambiado mucho, pasando de ser la número uno de Buenos Aires, donde todos querían estar ahí porque dejaba mucho dinero a los policías por las coimas que pagábamos nosotras. Pendejos recién recibidos que estaban en la calle se hacían viajes por Miami con nuestra plata. Finalmente cuando el grueso de los policías se fue para adelante, pasó el Comisario y dijo: “Este es un anuncio para policías y travestis: acá se termina todo”. Se está yendo, no alcanza a salir del patio, que viene este tipo, le pega en los pies a una de las chicas y nos empieza a bardear. El comisario se dio vuelta y repitió “acá terminó todo”, pero el tipo me mira a mí, me encara y empieza a decirme de todo sin importarle un soto lo que decía el comisario. El comisario no entendía cómo funcionaba su propio perro asesino, no estaba entendiendo que ya no tenía autoridad sobre él. A mí no se me movía un  músculo, no quería que me hiciesen nada. Entonces el tipo me dijo “vos sos la otra” y me empezó a hacer preguntas. Yo respondía “sí” o “no” con la cabeza. Tenía miedo de hacer cualquier cosas que le molestara y me hiciesen mierda. Por último, el chabón me dijo “ya estoy cansado de pegarle a esa bosta de Nadia, la verdad que no quiero hacer más nada esta noche, pero se me llenó el borcego de mierda”, me puso el borcego en la cara y me tiró: “limpiámelo con la lengua”. Y yo lo hice. “Así me gusta”, soltó y se fue.

Después de esto empecé a entender muchas cosas. Cuando vivía en un hotel tomado por Araoz y Jufré, un día intrascendente salí y había un tipo parado que hacía de sereno en la casa de al lado que estaba en remodelación. Era de uno de esas personas que se prestaban para hablar, porque estaba solo y aburrido. El tipo era muy fanfarrón y con un poco de alcohol encima me contó que era policía. Lo que me pareció bastante significativo: no es cualquier cosa un sereno que es policía. Pero para que siguiera hablando le preguntaba boludeces hasta que le saqué por qué estaba ahí. Dijo que esa era la casa de un comisario y que él estaba ahí a modo de penalización, escondido realmente, porque se había echado un moco en la comisaría. Pero escondido porque, si bien el comisario le estaba bajando la caña, a la vez lo necesitaba ya que él le había hecho muchos trabajos sucios. Dejó entrever que era uno de los asesinos de la policía: si necesitaban bajar a alguien, él era el indicado.

Con estas dos experiencias vi que era cierto como estos personajes, que habían tenido la capacitación y la vía libre del Proceso, se habían quedado sin la posibilidad del ejercicio de la violencia, de sentir la adrenalina por el control del otro. Me di cuenta de la dimensión del problema, con quiénes estábamos hablando: con un comisario que había llegado ahí por pelotudo y chupamedias, pero sabía cómo trabajar. Cuando le empezamos a ganar la zona, trajo a este asesino que nos humilló a todas, que habrá venido de cualquier lugar del país para limpiar todos los problemas que le estábamos dando.

Lo más importante es que la gente se dé cuenta que estamos en dictadura desde el momento en que nos sacan de los pelos de una casas. A la gente no le importa o lo justifica o sale a decir algo para que el policía se calme un poco, pero no tenemos el poder o la potestad para decirle a la policía cómo debe hacer las cosas. Y esta policía no es la policía democrática…Te digo la verdad no tenemos por qué nosotras comernos el problema de que hay vecinos de que no saben cómo trabajan sus fuerzas y nosotros no ser vistas como vecinas. Nosotras sí somos vecinas y tenemos que meternos en cómo la policía actúa. Ponele que nos lleve 250 años en desenmarañar el tema de la prostitución, el uso del espacio público, el no uso del espacio público y demás, pero en ese ínterin esta policía no puede mantenerse.

Hoy la relación de la policía y la prostitución es un poco diferente. Es un como un mapa que va desde las capitales hacia el interior, desde las grandes ciudades donde el problema es menor, aumentando conforme te vas alejando. Lo que ha bajado si es la violencia pero sigue la estructura de la coima de plata y sexual, y estas cosas más rabiosas están puestas en aquellas personas migrantes con alguna situación irregular en sus papeles. Lo que más les conviene es coimear, quedarse quietitas, ya que no tienen tiempo para perder: tienen que mandar plata para sus países, tienen que pagar esos hoteluchos de mierda en los que viven. Es como las cajas chinas, vos abrís y descubrís nuevos sujetos vulnerables.

Muchas cosas han cambiado, aunque a distintos niveles. Por ejemplo, la gente que viene de afuera naturaliza esto y piensa que acá la vida es increíble. En Venezuela, la policía y la gente que está en la calle es un problema, porque van y directamente les disparan. Tenemos una compañera que vino de allá y está toda baleada. Entonces al venir acá, un cana les pide plata y les parece que es el paraíso. Son diferentes niveles evolutivos de dinámicas sociales, donde por supuesto Argentina se sitúa como el paraíso, y quienes vivimos en las capitales tenemos diferencias respecto a lo que les puede suceder a las chicas, por ejemplo, en Chaco. Ahí, que te matan a tu padre porque es Qom y se atrevió a mirar a los ojos con furia al jefe. Imaginate ser Qom y además trava. Cierro el orto, no decís nada. Lo mismo con chicas que vivieron en familias de trabajadores golondrina, donde fueron tratadas toda su vida de la misma manera que el ganado o las herramientas. Por eso que después se someten a aprietes de este estilo.

Entonces, es una situación difícil la del progresismo, porque como estamos progresando eso provoca mucha inacción, mucha calma, mucho “bueno, estamos en negociación”. Pero no nos indignamos, no vamos caminando hacia donde está el cadáver en medio de la sociedad. Hay mucho de conformismo y hay paliativos como el clonazepan y el facebook. Entonces vos ponés la foto de una trava asesinada y todos te ponen “me gusta”. Se toman el clonazepan y listo: “Ya milité, ya puse me gusta en facebook”, pero, ¿cómo le decís a esa gente que eso no es suficiente? Es bastante terrible darte cuenta de la magnitud de las cosas, la dinámica permanente de las estructuras. En Córdoba, la policía está tranquila, no te pega pero no te permite sacar el Código Contravencional, a la vez que la sociedad permite por ejemplo que no se deje usar gorritas con visera. Un pibe no puede tener gorra con visera porque va presa o tiene que hacer trabajo comunitario. Pero a la primera de cambio, la policía vuelve con más violencia, y no sabés en qué magnitud ni contra quienes.

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Privilegios de ser cubano

De Cuba socialista al imperio, se sale hoy por medio de la isla del capital financiero. Facilidades para que el recurso más importante del país se vaya a buscar un horizonte con un futuro asegurado en una cómoda posición social y económica, únicamente por haberse ido de Cuba. La propaganda posterior y la historia del acecho.

Ahí voy a poner mi granito de arena a la Revolución Cubana: el turismo es la segunda mayor vía de ingreso de divisas del país y un importante proveedor de empleos. Ya tengo la visa que saqué en 20 minutos. Solo necesito el pasaporte para salir del país –en cada una de las escalas- y una vez que salga de Cuba, para entrar a Caimán. Migraciones cubana no firma los pasaportes para que Estados Unidos no pueda saber quién pisó Cuba y quién no. A quién van a dejar entrar, y a quién no. Yo voy con expectativas de no ver, una vez en mi vida, gente viviendo en la calle. Mi acompañante, un país muy cerrado en todo sentido. La década del 90, el Período Especial, tiró abajo mi suposición. La historia, a la de mi acompañante.

DSC_0233Estuvimos una semana. Vimos discutir sobre Martí a dos personas en la parada del “guagua”, colectivo, a las siete de la mañana. Escuchamos a muchos cubanos diciéndonos que “mañana” o “en un rato” habla Fidel. Me elogió las ojotas, “porque acá no se consiguen”, uno que me “confundió con cubano”. Nos habíamos dado vuelta ya cientos de veces al escuchar “¡Argentinos!”. Vimos las puertas de casas abiertas como en ningún otro lugar. Vimos cómo cada vez que un edificio tenía riesgos estructurales, el Estado iba detrás a solucionarlo, sin arriesgar viviendas ni vidas. No ayudamos a ese hombre que nos pidió medicamentos porque su hija había tenido un accidente con la estufa o el calefón y “aunque tengamos los mejores médicos, el bloqueo de Estados Unidos impide la importación de esas medicinas”. Nos enrostraron que el Comandante es de ellos. Compramos libros nuevos por el equivalente a tres pesos argentinos. Nunca supe si me pedían pesos convertibles –la divisa- o pesos cubanos. Los precios, para un argentino, eran extremadamente baratos o extremadamente caros si se los pensaba en peso argentino. Nos cruzamos con cubanos que nos decían que no comían carne vacuna desde niños. Con otros que agradecían su formación educativa, la salud y los alimentos, que seguramente también habían comido muy poca carne vacuna en su vida. Uno de los primeros me hablaba de la falta de libertad de expresión, del no acceso a internet, de que, así, estudiar en la universidad se hace difícil sin un pendrive. Y me mangueó, eso sí, a cambio de clases de historia, de filosofía, de psicología, que era lo que podía darme: cultura. No estaba en mis planes estudiar esa semana. En sus planes estaba irse formado y volver cuando la cosa haya mejorado.

Manuel Yepe, periodista especializado en temas de política internacional, plantea el provecho que saca Estados Unidos de los emigrados “Quizás lo más hipócrita de la política hostil de Estados Unidos contra Cuba sea la promoción mediática de la idea de que la mayor parte de los inmigrantes cubanos están allí por motivos políticos”. Enrique Ubieta Gomez, ensayista y periodista cubano agrega un problema/solución: “Nuestra principal riqueza hoy son las personas -dice el autor de Cuba: ¿revolución o reforma? en entrevista a Alberto López Girondo-. Nuestra política va en el sentido de que esas personas puedan realizarse espiritualmente, eso incluye laboralmente y eso incluye sus condiciones de vida, que puedan al mismo tiempo tener una calidad de vida que el país le permita, ese es el enfoque”. “Cada médico o deportista que deserta es la victoria de la ‘normalidad’ frente al sueño de una sociedad solidaria. Pero la deserción (que es la renuncia de alguien a su presunta ‘anormalidad’) es presentada como un hecho en sí anormal, extraordinario en el contexto global, pero deseado por ‘todos los cubanos’: que el futbolista Ronaldo acepte un contrato millonario es normal; que un cubano lo acepte, no”.

Semana después, justo antes de irme, puedo hablar con un senador cubano. Me resume la historia de Cuba en relación a Estados Unidos, con lujo de detalles que no puedo dar. Guerra de independencia de España. Intervención y ocupación yanqui. Enmienda Platt: derecho a EE.UU. de intervención política y militar. El poder ejecutivo isleño no tiene nada que hacer. Revolución antiimperialista y socialista. A partir de la Revolución, de una u otra forma comenzó a ser recibida sin obstáculo alguno en Estados Unidos, toda persona que saliera ilegalmente de Cuba con cualquier pretexto y llegara a ese territorio. Un cubano cualquiera, con antecedentes o lo que fuere, tiene privilegios ante un ciudadano de cualquier otro país. Se le sumó el Programa de Refugiados Cubanos, para los cubanos alentaba la emigración desde Cuba y disponía de algo más de 100 millones de dólares anuales. Operación Peter Pan: divulgación de falsos proyectos de ley sobre la supresión de la patria potestad. Muchas familias de capas medias emigraron. Bloqueo. Kennedy anunció que los cubanos que llegaran a Estados Unidos directamente desde la Isla serían recibidos como refugiados, mientras que los que buscaran entrar desde terceros países serían considerados extranjeros y quedarían sujetos a todas las restricciones migratorias norteamericanas. En los inicios de los 90 de nuevo se intensificó esta campaña y se promovieron las salidas ilegales, conocida entonces como Crisis de los Balseros. Todas estas salidas siempre estuvieron amparadas por la Ley de Ajuste Cubano, que ha sido a su vez el estímulo fundamental para que estas salidas se produjeran.

DSC_1089El problema se mantiene latente y, desde 1998, se acerca al límite (y lo pasa) del tráfico ilegal de personas, según denuncia CubavsBloqueo,  “organizado y financiado por sectores de los cubanoamericanos del sur de la Florida, a riesgo de las vidas humanas envueltas en tales procedimientos. Los estímulos y las exhortaciones a las salidas ilegales se mantienen e incluso se incrementan provocando tragedias humanas”.

Y se van vía Grand Caimán. Salen a una hora. Llegan a la misma. La hora de avión se la consumen los meridianos. Todo sigue igual también en el aeropuerto del paraíso fiscal, donde los esperan altoparlantes hablando, por única vez, en español. Cubanos en migraciones. Guías hispanoparlantes. En medio, cambian de pasaporte cubano a español, en su mayoría. Y así también vuelven. Muchos, con electrodomésticos, “monitores-televisores” -como corrigió una señora al de la aduana que le preguntó si llevaba un plasma-… Y pasaron sin más palabras.

De Caimán, a Miami. Pero ahí también intentan pasar otros, como las 20 personas detenidas entre el 16 y 17 de abril de este año. Llegaron a Estados Unidos, donde fueron descubiertos como falsos cubanos. Querían aprovechar las facilidades migratorias que Kennedy inauguró y todos los siguientes presidentes yanquis mantuvieron. Ser cubano puede ser un privilegio.

En el paraíso fiscal quedan pocos. Los que están, llegaron en balsas y fueron también recibidos. Hubo momentos en que se los devolvía a Cuba. Otros momentos en que no. Depende muchas veces de quién esté dispuesto a poner la plata de los pasajes. Todo es plata. Ellos también.

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