Archivo por meses: octubre 2012

El lenguaje es masculino, pero la lengua femenina

El debate que nos apuró y sorprendió en 2007 sobre cómo llamar a Cristina Kirchner, si insistir con la institucionalización masculina de “Presidente” o adecuar el lenguaje a la realidad existente de “Presidenta”, nos dejó a las puertas de un sinfín de conflictos y discusiones que hasta ayer nomás parecían muy naturales y aceptadas y que, una vez más, pareciera que el periodismo no eligió afrontar ni discutir.

El lenguaje, el habla, el idioma, el diccionario, el sistema. Él, él y él. Siempre masculino y porque sí ¿Y su historia? ¿Acaso las palabras no se construyeron, también, como el resto de los hechos sociales? ¿Acaso la arbitrariedad del signo no es direccionada en un (único) sentido? Si se une la existencia y la realidad misma a un sonido, a una palabra o un término, porque nunca se nos ocurrió preguntar por qué fue de esa precisa y exacta manera y no de otra u otras miles de millones.

Para referir la realidad es necesario hablar o escribir, por lo menos en el periodismo. Y para eso son imprescindibles las palabras. Habladas o escritas, siempre están. Pareciera, a veces, que ellas son las dueñas del periodismo y lo que cambian son los mecánicos intérpretes. Si se escribe por repetición y por convención arbitraria ¿Quién es la herramienta? ¿La palabra o el periodista? Y si, además, la combinación de ellas mismas también está predeterminada y, entonces, forman las ideas, palabra más palabra, pero siempre bajo el guión de las combinaciones posibles y aceptadas… Eso significa que utilizamos los términos, de nuevo, por condición histórica, porque el anterior escribió eso mismo en el teclado, porque lo aprehendimos de un colega de mayor renombre o porque está legitimado. Entonces, ¿quién es quién y quién escribe?

“Crimen pasional”, “en estado de ira asesina a su mujer”, “mata a su esposa infiel”. El corpus de titulares y (pre)conceptos es vasto, nutrido y bien fácil de aprender y obedecer. Nos han regalado las condiciones de producción necesarias para hacer lo que es más simple y nunca complejo: repetir, repetir y repetir. Producir en serie y, sobre todo, no pensar ni cuestionar lo que vino antes de uno: la propia historia.

Al respecto, ciertas lenguas decidieron rebelarse del lenguaje. Se fueron del cómodo hogar de la Real Academia Española (RAE) e inspeccionaron lo que se había marginado allá afuera: una selva entera de mundos llenos de universos de palabras frondosas, mutantes, transformistas y diversísimas. Fue en ese viaje, que desde los de siempre se tiñe de pagano y peligroso, que se encontraron en Mar del Plata los integrantes de la Red PAR (Periodistas de Argentina en Red) en el VII Encuentro Nacional por una comunicación no sexista. Debatiendo comunicación, charlando el lenguaje y moviendo las lenguas formularon un “Decálogo para abordar las noticias de trata de personas explotación sexual”. El uno y el tres resumen la crítica al tradicional lenguaje periodístico:

1) Es correcto utilizar los siguientes términos: violencia contra las mujeres, violencia de género y violencia machista.

3) Desterramos de nuestras redacciones la figura de “crimen pasional”, para referirnos al asesinato de las mujeres víctimas de la violencia de género. Los crímenes pasionales no existen.

Desterrar la unidireccional concepción y utilización del lenguaje es, irreductiblemente, aceptar el multilenguaje. No una variante, ni dos, sino todas las que surjan, existan, se renueven, se trasvistan y/o transformen. Porque el lenguaje puede ser él y sus límites pueden ser los, pero las lenguas siempre fueron, son y serán ellas y, tarde o temprano, se volverán inabarcables.

¿El estudio de la ciencia según la Policía?

Una simple recorrida por la Universidad de la Policía Federal, nada más. Una mirada ácida porque está cargada de palos, maltratos, detenciones arbitrarias, prejuicios y juicios de quienes hacen la inseguridad todos los días. Sin homogeneizar pero sabiendo que el chip del “botón” es uno sólo y se mete en este lugar.

Fotos: Nos Digital

No esperen que responda la pregunta de qué carajo enseñan en la Universidad de la Cana porque ni siquiera pude entrar a una clase. Voy a hacer lo que siempre quise hacer, que no es escuchar a un profesor de esta Universidad, que no es cursar una materia, ni siquiera entrevistarme con algún alumno… simplemente quiero entrar. Ver qué, cómo es la facultad por dentro pero también qué pasa. Pero no es sólo meterse a ver qué onda y si puedo criticar, mejor, sino entrar a un espacio inexplorado, desconocido, causar algún efecto literario que pueda compartir una experiencia, las sensaciones, las informaciones…

Tampoco es mucho lo que hay acá adentro, pará. Tampoco generé lo suficiente para llegar al Pullitzer. Me gusta pensar en la sencillez de las pequeñas escenas de la vida cotidiana, que dicen tanto… Es interesante la mirada inocente sobre un espacio desconocido que transcurre como si nada, como siempre, como si yo no estuviera… Es revelador, después de croniquear varios lugares, por ejemplo entablar patrones comparativos como: los baños.

¿Alguna vez te pusiste a pensar qué tan diferente pueden resultar las inscripciones de un baño de un boliche, de una facultad o las de un hospital? ¿Por qué las diferencias? ¿Qué nos dice el baño de la UBA de la UBA y el de la PFA de la PFA? Tampoco hagamos hablar a los baños, que no dicen de todo pero algo dicen, lo mismo que las paredes, y las personas, las edades, las vestimentas y las charlas también.

¿Pero viste como se puede inventar una crónica de la nada?

Aunque para mí, en el sentido simbólico de los detalles de la vida, pasó de todo.

Paso de largo el primer edificio, en el medio hay un estacionamiento con muy lindos árboles (¡un pino!) y plantas, y atrás la cosa sigue. Pasé de largo porque adelante estaba la recepción y si veían a un perdido íbanlo a ayudar – ni ayuda quiero: movimientos vírgenes-, y aparte para simular que era un habitué. Yo paso de una, papá, soy de la cana.

Atrás más aulas, otro estacionamiento y una “sala de tiro”. Hasta ahí no llegué. Ni en pedo.

El edificio donde estoy se nombra “Comisario Mayor Roberto Rodolfo Capello”. Es un edificio exclusivamente de aulas y aulas. Madera, mármol, vidrio. Dos baños, limpios. Un cuarto de “personal autorizado”.

De ahí sale una voz. Juro por el comisario Capello que alguien – palabras más, palabras menos – dice esto: El Sarmiento no tiene ventanas – Podés fumar cigarrillos, marihuana, lo que se te ocurra… (Se escucha un sonido como de aspiración, inentendible hasta la frase que sigue, que – se deduce- emula movimientos mímicos de estar fumando), ¡se queman los dedos!

– Se suben ahí, en Morón…

No se escucha más. Pasa una chica con cara de mala.

Otra chica y otra chica. Parecen ser alumnas, salen de algún aula. Hasta ahora tres pibas y ningún pibe.

Bajan sí dos o tres jóvenes pero también unas muchachas, todos junto a una profesora: saco rojo, cartera cara, lentes en la frente, rubia teñida, habla sobre la dificultad de sus alumnos (ellos) de dar exámenes orales, la profesora.

No sé si es que aquí vendrán muchos hijos de policías que genéticamente le hayan transmitido cierta fisiología pizzística a sus hijos o qué, pero – no lo digo mala sino descriptivamente- aquí hay mucha gente cuya ecuación entre altura y masa muscular excede el llamado “peso ideal”.

No se enojen: gordas: yo también soy un gordo. Flacas: aguanten los gordos.

Hay una que espera a la salida de un aula, y me acerco y es (espera) porque está terminando una clase. No me había dado cuenta. Está la puerta abierta y se oye al profesor y a los alumnos. Mi colega gorda mira hacia adentro, cómplice de la charla que se está dando: entiende; participa como testigo. No interrumpo su atención y me pongo contra la pared, para poder escuchar sin que me vean.

Entonces: conversación 2, Aula B-20. Tema: la fecha de un parcial. Modo: distendido. Interlocutores: una voz que parece un profesor y 4-5 voces que parecen alumnos. Tono de voz del profesor: de pajero. Tono de voz de los alumnos: son varios, qué se yo.

Le dicen “doctor” al profesor. Le preguntan “¿qué se toma?” y no hablan del corte de la colombiana sino sobre los temas que entran en el parcial. La respuesta del profesor es magnánima: “A partir del último parcial, lo que siguió después”. Y sí.

Sigue la charla su curso hasta que irrumpe una segunda frase para el recuerdo, del profesor “En la profesión, vos no podés decir “esto no lo vimos en clase”. Decís “sí, ¿a dónde voy?”.

Este tipo – esta frase- puede estar formando a) licenciados en seguridad ciudadana (4 años), b) abogados (5 años), c) licenciados en accidentología y prevención vial, d) enfermeros, e) técnicos universitario en balística y armas portátiles, f) calígrafos públicos, g) licenciados en organización y asistencia de quirófanos o h) peritos en papiloscopía.

Tales son las carreras que dicta esta facultad. Todas son permeables de la frase del profesor: “En la profesión, vos no podés decir “esto no lo vimos en clase”. Decís “sí, ¿a dónde voy?”. Pensarlo en algunas da más miedo que en otras.

Qué será la papiloscoía, te quedaste pensando. No tengo internet y no puedo buscarlo. En cambio te propongo que pienses en esto otro: de todas las carreras, la única “exclusiva para personal de la PFA” es abogacía.

¿Enseñarán a cubrir evidencias, a plantar pruebas? ¿Se estudiarán los diferentes modos de coimear a un fiscal o un juez? ¿Serán parte del plan de estudio las estrategias para dilatar los procesos judiciales? ¿Será jefe de cátedra El Fino Palacios y El Gordo Valor un ayudante?

Preguntas existenciales.

Si no sos policía, no podés saberlo. Les devuelvo la frase que ellos encarnan cuando matan a un pibe joven y pobre: “Por algo será”.

Ah, también sobre las carreras, tenés un título intermedio para ser “perito en balística” en sólo 2 años. Para vos que estás desempleado…

Obvio que todas las carreras son aranceladas excepto, claro, para el personal de la fuerza. El hombre de la recepción no anda con vueltas para contarme que, casi antes que nada, se paga: completás un formulario online, dejás pasar 72 horas y abonás $1104 de la matrícula en un banco Santander Río; luego venís con el comprobante y la documentación requerida y listo. Ah, tomá, estos son los planes de estudio: 1/3 de página A4 con las materias.

La cantidad de materias por carrera varía según los años estipulados para cada una, claro, pero en general contemplan entre 10 y 12 materias por año. Para la Licenciatura en Criminalística – una de las carreras más largas de la IUPFA- hay desde inglés y fotografía hasta “ecología forense” y biología molecular. Una materia llamada “falsificaciones y adulteraciones documentales” me devuelve la duda sobre si enseñarán cómo practicarlo o tan sólo los métodos de identifiación. Una cosa es la otra… la técnica para adulterar un documento la sabés. Qué hacés con eso ese otra cosa.

Acompaña estos saberes una biblioteca especial. Digo especial porque tiene bibliografía específica, nada de literatura, poesía ni libros zur-di-tos. Una cartelera (otro patrón comparativo con otros lugares) anuncia las “novedades”; estimo que son libros recién llegados. Algunos: Historia de los pensamientos criminológicos, El virreinato de las provincias: su organización militar, El líder resonante crea más, El bebé perfecto: tener hijos en el nuevo mundo de la clonación y la genética, etc.

El criterio bibliográfico es, al menos, raro. Cómo pasamos de la organización militar al bebé perfecto me perdí. “El líder resonante crea más” no sé si es una obra de Hitler o del maestro Amor.

Opa. Voy buscando los peores títulos y encuentro uno excelente: “Vigilar y castigar” de Focault. Pienso que en una universidad “tipo UBA” de la policía éste sería el primer texto de la biblioteca – y de la bibliogafía obligatoria de cualquier carrera- y no uno que llega recién este 2012.

La cartelera además anuncia cursos intensivos en seguridad bancaria y seguridad informática. También de “Comunicación eficaz” y de otro “Curso de actualización en las relaciones laborales”. La diferencia entre los carteles de los 4 cursos es que sólo los últimos dos llevan el sello del Ministerio de Seguridad.

Todo esto vi mientras escuchaba al profesor que enseñaba a caretar lo que él no enseñaba. Me figuraba su cara – sólo escuchaba su voz durante varios minutos-, su vestido, sus movimientos. Por eso espero hasta el final, hasta verlo, y sale nomás de un prolijo traje. La cara no me acuerdo, pero la voz seguía siendo pajera. No sé de qué hablaba con los alumnos pero su última frase – ya en la mitad del pasillo, dejando atrás a sus discípulos, caminando apurado y gritando casi sin darse vuelta, con un leve movimiento hacia el costado-: “No quiero decir que ustedes son los monos. Los monos son los legisladores”.

Después de tanto pensar, me imaginé el contexto de la frase: charla sobre los temas del parcial; debe ser una clase de abogacía, o algo vinculado a las leyes; ahí entran la cuestión de los legisladores; ponele que están hablando sobre la forma de estudiar las leyes, no sé, me lo imagino por la frase “repetir como un loro”; me imagino hasta un error del profesor que dice, en cambio, “repetir como un mono”; entonces el profesor lanza esa frase y sale a aclarar que no refiere a los estudiantes sino a los legisladores; entonces: “No quiero decir que ustedes son los monos. Los monos son los legisladores”.

La interpretación incluye siete situaciones inventadas con conexiones forzosas e improbables y un error involuntario del profesor. La única otra situación que explique la frase, se me ocurre, es geográfica: estoy en la Universidad de la Policía y si encuentro sentido a las cosas que se dicen es porque estoy mal.

La última cosa que se me ocurre al respecto – al recorrer los pasillos llenos de hombres grandotes, peludos y cuyo instinto primero es la violencia- tiene que ver con la semántica de la palabra “monos”.

Sigo hacia otras aulas pensando estas cosas y haciéndome el desentendido del mundo universitario. Para profesores soy alumno; para los alumnos seré un ayudante o quizá un administrativo; para un administrativo también debo ser un alumno; para mí soy un tipo que da vueltas sobre un edificio casi vacío: en el edificio del Comisario hay 4 aulas de 25 llenas, con muy pocas personas en cada una de ellas. No digo que las carreras que ofrece la IUPFA sean un fracaso pero, al menos, el edificio le queda bastante grande. ¿Será lo mismo? No sé.

Intento explorar un paisaje que no sea educativo, una oficina, un comedor, algo. Sin darme cuenta estoy en uno: el ascensor. Hay 4 y me subí al que bajó más rápido (toqué para todos). Quiero ir al 4to: toco. No sube. Al 3ro: toco. No sube. Mierda, al 2do. Va…

Llego al segundo. Salgo del ascensor, medio extrañado – medio caliente. Lo miro. ¿Qué te pasa, ascensor, que no me querés llevar? Su cartel arriba me responde: “Ascensor montacargas”. No entiendo pero debe ser por eso. Al lado hay otro, dice, “exclusivo para autoridades”.

Me meto de querusa en una oficina: como todas pero con cuadros como ningunos: cuadros que remiten a los responsables de la seguridad en 1800 y tantos. Es decir “celadores”, “alcaldes”, soldados, figuras de la época que velaban por la seguridad civil. Siempre – en los cuadros se ve- empuñando un flor de facón, y patilludos.

Salgo de la ofi, bajo, veo un cartel que señala un “Salón de encuentro y formación juvenil”, llego: una sala que parece un comedor, mesas y muchas sillas apiladas, tres tipos grandotes, de negro y gel que se dan vuelta para mirar al visitante (yo). Me miran, me intimidan, me voy. Llego a ver un dispenser de Coca y otro de snacks, al mejor estilo yanqui. Eso es to-to-todo el centro de formación y sarasa juvenil sin jóvenes.

Cruzo el estacionamiento-patio que une a los dos edificios por donde anduve. Está lindo bajo la sombra de los árboles. Hay algunos asientos sobre los que alguien estudia y otra gente que conversa parada. Gente que pasa. Llego a sacar un promedio de casi 3 mujeres por cada varón que vi, sobre todo dentro de las aulas (hay uniformados pasando y también la mayoría de los profesores que vi eran masculinos). Jóvenes no tan jóvenes de 30 años promedio. Uno de los que conversa, llego a ver, y me pregunto si tendrá algo que ver, y luego me pregunto si tendrá que ver con qué, qué con qué, pero lo cierto es que este alumno lleva una campera con parches que me son difíciles de explicar e interpretar: los definiría como de “símbolos aguilescos”. Escudos, escudos con alas de águilas, cabeza de un águila, números que identifican algo, finalmente una sigla, AFFSA, que ahora recién busqué: Air Force Flight Standards Agency. A mí estas cosas de las águilas, simbología nazi por medio, me dan un poquito de escalofríos…

En este patio estoy cuando un uniformado, lo veo de lejos, camina en mi dirección. Es decir, viene. Yo estaba anotando esto del AFFSA en plena actitud sospechosa: un desconocido que se estuvo moviendo por el edificio y ahora anotando, mirando y anotando. ¿Pensará eso el policía que viene hacia mí? Ay… Me hago el que estoy estudiando, relajado, cambio la hoja y escribo algo para despistar, algo que no pueda entender: Stendhal ironizaba el carácter exagerado del romanticismo… Porque mirá si me lee las anotaciones de los símbolos aguilescos, mirá si lee esta crónica y me lleva, me lleva y me interroga en un cuarto apartado y no me queda otra que decirle que ni yo sé que estoy haciendo, que no siempre hay una explicación para cada cosa, y a mí me pintó entrar, y ver, y anotar, y quizá con eso, después, haga una crónica, y si la publican, le prometí que no publicaría nada que no hubiera visto.

Spinetta en el Día del Estudiante Solidario

A seis años de la tragedia del colegio Ecos, Conduciendo a Conciencia organizó un nuevo festival en el día homenaje al Estudiante Solidario. Este año, se sumó una ausencia: la de Luis Alberto Spinetta, comprometido con la causa desde el primer momento. Lejos de hacer brotar las lágrimas, inspiró más música y persistencia en la lucha por mayor seguridad vial.

El lunes 8 de octubre se cumplieron seis años de la tragedia de Santa Fe. Ese día nueve alumnos del Colegio Ecos y una profesora perdieron la vida cuando volvían de un viaje solidario en Chaco, en un choque entre el micro en el que viajaban, conducido por alguien sin experiencia ni habilitado para hacerlo y un camión, cuyo conductor estaba alcoholizado, en una ruta no dimensionada para el tránsito que posee. Como ante cada aniversario, realizaron un recital afectivo en el que insistieron en que no fue el destino el que maniobró la tragedia, sino por la negligente e ineficaz seguridad vial. Este año, el primero de su ausencia, hubo un nuevo homenajeado unánime: Luis Alberto Spinetta.

Para los familiares y amigos de las víctimas, cada 8 de octubre es una mezcla de inmenso dolor con una alegría de poder recordar a sus seres queridos y de manterse unidos en la lucha por más conciencia y mejor legislación. Es que desde hace seis años que se transformó en un día emblemático, simbólico. Mucho antes de que el Ministerio de Educación de la Nación lo incorporara al calendario escolar como el Día del Estudiante Solidario, ellos ya estaban organizando festivales y tratando de ayudar a la gente. Lo dicen bien clarito cuando uno les pregunta: es un momento para la lucha, para la pelea, para no bajar los brazos por una toma de conciencia de la seguridad vial.

Desde hace seis años realizan un festival homenaje en recuerdo de Benjamín, Daniela, Delfina, Federico, Juli, Julieta, Justine, Lucas, Nicolás y Mariana. El escenario de esta vez es gigante: Caballito, en el estadio cubierto de Ferro. Antes de ingresar, se veía que no era un festival más. Docenas de chicos, de entre 16 y 20 años copaban toda Avenida Avellaneda guardando las donaciones que traía la gente antes de ingresar al estadio (la entrada era alimentos no perecederos). Allí se podían ver las remeras de la ONG que organiza cada año este evento, Conduciendo a Conciencia, con la cara del Flaco Spinetta y con la frase que inmortalizó Ricardo Mollo en su tema “Todos”: Todos fuimos, todos somos, todos podemos ser.

La idea es concientizar, que esta tragedia sirva para evitar otras”, decía Melina, de 16 años, que hoy cursa tercer año en el Colegio Ecos y es voluntaria de Conduciendo a Conciencia desde el año pasado. Ella, con dos compañeras más de su misma división, se paraba en la esquina de Avellaneda y Martín de Gainza, esperando que el semáforo se ponga en rojo para repartir volantes, folletos y hablar sobre seguridad vial con los ocupantes de los autos.

Ante la gran demanda de entradas, se tuvo que tomar una decisión: dos escenarios y empieza el festival mucho más temprano que de costumbre. Así, desde las 14 hs. había bandas de las mal llamadas “emergentes”, que estaban tocando de cara a una de las tribunas locales de Ferro. Durante más de tres horas, desfilaron más de seis bandas. Conjuntos que iban del Blues al Rock pesado y grupos de danza pasaron por el escenario. A pesar de que, en apariencias, no tenían demasiado en común, enseguida se hermanaron en un referente común: casi todos homenajearon a Luis Alberto Spinetta.

Temas como “Despiertate nena”, “Bajan”, “Cantata de puentes amarillos”, “Rezo por vos (de Charly García, pero inmortalizada junto al Flaco)”, “Seguir viviendo sin tu amor”, “Las habladurías del mundo”, “Muchacha ojos de papel” sonaron e hicieron que el público ovacione. Sergio Levin, padre de Lucas, uno de los chicos fallecidos, lo recordó con amor y alegría, como dice que le gustaría al Flaco que se lo inmortalice: “Desde el primer día estuvo con nosotros, era un referente. Aún en sus últimos días él seguía diciendo: yo pertenezco a Conduciendo a Conciencia”.

Es así, efectivamente. En su última publicación, a fines de 2011, y ante el agravio de revistas que difundían su estado de salud delicado por el cáncer, el Flaco había finalizado su carta con carácter y con altura: “yo pertenezco a la ONG Conduciendo a Conciencia, y les recuerdo que ahora en las fiestas, si van a conducir, no deben beber”.

A las 18, ya se habían abierto las puertas del escenario principal y se preparaban para arrancar el show. Antes de eso, familiares de las víctimas de la Tragedia de Once se sumaron al pedido de más seguridad vial.  Uno de ellos, Paolo Menghini, padre de Lucas, dijo que “cuando tuvimos que buscar referencia, nos apareció el ejemplo de los familiares de Ecos: no sólo por lo que, como nosotros, tuvieron que atravesar, sino por su modelo de organización y lucha. Su trabajo es un ejemplo de que el dolor puede transformarse en algo positivo”. Y repitió tres veces: “¡Justicia para los muertos y heridos de Once, por la falta de responsabilidad y control estatal!”.

Zumbadores, Amel y el Bahiano abrieron este segundo momento del festival. Luego León Gieco, presente desde el primer instante según los familiares en esta lucha, tocó junto a Los Tipitos “Ocho de Octubre”, el tema que antes tocaba con Spinetta sobre la tragedia. Luis Alberto Spinetta y León Gieco: Son esos dos rostros, esas dos voces, esas dos almas unidas en un único micrófono las que se ven en la portada del sitio web de Conduciendo a Conciencia (www.conduciendoaconciencia.com.ar). Obviamente con tan solo nombrar al Flaco, las 3.500 personas presentes lo corearon. Para cerrar, estuvo La Franela y Dancing Mood. Justamente Hugo Lobo, la voz de esta banda, dejó en claro el mensaje de los organizadores del evento: “por el recuerdo de los pibes, si tomaste, no manejes, por favor”.

Más de 40 mil kilos de donaciones se recolectaron para 35 escuelas rurales de todo el país. Para Levin, el objetivo se va cumpliendo lentamente “Que cada año superemos la cifra del anterior, significa que estamos cada vez más cerca de cumplir el sueño de nuestros hijos y el del Flaco: el de tener un mundo mejor”.

La pasión hecha remera

La Potoca tiene nueve años en la música, cuatro discos e incontables y fervientes seguidores de su arte. “Ese es el motor, es la nafta”, se anima el cantante. El 20 de octubre, se plantarán en el escenario del Marquee para presentar su último trabajo discográfico, «Mayo Francés». En las vísperas del recital, se juntaron con NosDigital para repasar su historia, los tiempos que atraviesa el rock post-cromañón y los caminos de la autogestión en la música.

Tengo una teoría: cuando esa remera que tanto usé, que la lucí casi orgullosa ombligo al viento (quién pudiera ahora) casi como estandarte de mi canción, que me acompañó infinidad de tardes en las que apenas empezaba a asomarse la primavera y yo me la calzaba igual como excusa para decir “Volvió el calor, loco”; esa remera que encontré en la pila de la ropa de verano y que aunque un poco lastimada me mira de frente con el cerdo pintado en el centro guiñándome un ojo mientras me dice “¿Posta me vas a tirar?”. En ese preciso instante de duda, que titubeo y busco una buena justificación para convencer a mi vieja como lo hice la última vez con las topper que solían ser de lona y ahora son de agujeros, en ESE justo momento la pongo debajo de la almohada y la hago pijama para inmortalizarla. Claro que, como toda visceral fanática, me fui a la mierda en la historia y no desarrollé ni un poco la idea. Bueno, básicamente se trata de que, en ese instante, me convierto en “la fan” con mi pasión hecha remera.

Soy la fan. La fan de La Potoca desde que dieron sus primeros acordes hace nueve años y me volaron el marulo. Sin Facebook ni twitter, con un fotolog de “frases de la poto”, birra, calzas y puro agite. Uffff que temón “Otra Ronda”, la primera frase salió de ahí:

“Mas cuando estamos reunidos todos se crea un clima que no se ve. Algún recuerdo, risas, locuras, caes profundo y no entendés”

Imagen: cortesía de Chaar

Paremos todo. ¿Se entiende que los seguí siempre y ahora en ronda y trago de fernet entre suspiros estoy charlando con ellos? Ok, sigamos. “¡Los amooooooooooo!” les grité la primera vez que los vi en Tabasco, era el año 2005 y la banda presentaba su primer Demo después de una etapa inicial en que solo realizaban covers nacionales. “Empezamos con los chicos en el 2003, teníamos 17 años e íbamos a recitales a full de Los Piojos, La Renga, toda la movida que había en esa época, y empezamos con covers, con una movida tranqui y después hicimos un Demo que respondió muy bien.” Me cuenta Mariano “Checho” Gorbea, voz de la banda, mientras agrega: “El demo levanto un montón y cuando hacíamos covers, la gente decía ‘no, toquen sus temas’”. ¿A quiénes más amaba? Junto con Checho, en el escenario están Francisco Fortunato y Martín “Caco” Patricelli en guitarra, Facundo “Cufa” Arias en armónica y coros, Matías Estebes en batería y coros y Germán «Vecino» Layna en bajo. Aaaalta banda, te dije que no me tires la remera, vieja.

“En el demo avanzamos cantidad, igual había otra movida de rock, muchas bandas, estaba re bueno lo que estaba pasando y nosotros estuvimos dentro de eso, llevábamos un montón de gente y eso nos impulsó”. La fuerza los hizo llegar dos años más tarde, en el 2007, a su primer disco de estudio “Verdes prados”, que contenía doce temas y un arte de tapa fenomenal, característica indiscutible de La Poto.

“Pero si contigo no me queda más poesía, la ha absorbido tu escultura, la atracción y mi canción…”

El tema “Pero si contigo” llega en el año 2009 como parte de su nuevo laburo discográfico “Anónimo”, en donde los pibes vuelven a sorprender con su música y su estética para seguir madurando y pisar la actualidad, más consolidados que nunca y con un público que los banca y los corea en todas las fechas “Ese es el motor, es la nafta”, nos dice el cantante sonriendo.

A nueve años de los primeros covers, hoy la banda presenta el tercer disco de estudio recién salidito del horno: “Mayo Frances”, que merece calzarme nuevamente la remera potoquera y sumarme al agite. “Este disco es el más maduro de todos. Hay una bajada de línea más relacionada con la insurrección en un plano político de la movida, pero también porque es parte de un crecimiento nuestro. Yo empiezo a pensar cosas que me molestan cotidianamente y las vuelco a papel.” Y con Checho coinciden todos: el nuevo material no solo tiene que ver con un camino en la música que se transita hace años, sino que también se ve que los pibes de 17 pirulos quedaron lejos y crecieron como grupo y como personas.

Mientras charlamos de la presentación del nuevo disco, surge casi sin darnos cuenta la discusión por las dificultades de conseguir espacios para tocar, un tema instalado en el under desde el año 2004: “Cromañon marcó un antes y después, antes se tocaba en cualquier lado, que tampoco era bueno porque era un libertinaje total. Ni los dueños sabían los peligros que se estaban corriendo y si lo sabían no hacían nada para poder seguir con la movida que les dejaba mucha plata a todos. Estamos en un país capitalista y agarraron la manija grupos que tenían en cuenta la situación que se vivía, cerraron muchos lugares, los que tienen abierto son cuatro, cinco y los lugares que pueden abrir y son de gente honesta no los van a abrir porque no le sirve a la competencia” .

A pesar de las dificultades y los intermediarios como las productoras y los engorrosos pasos que tenés que saltear para cerrar una fecha, la banda apuesta principalmente a la autogestión: “La autogestión va de la mano con todo lo que se está viviendo ahora, con todo el tema de internet y demás que no deja de ser un arma de doble filo; por un lado, estupidiza y por otro lado, para el que tiene el ímpetu de formarse, tenés dos millones de cosas, es tremendo”. Autogestionados, invirtiendo a su propia felicidad en la banda siguen dándole duro al trabajo para que los pingos se vean en la cancha. Yo, por mi parte, los sigo bancando y voy a volver a gritarles el 20 de Octubre en el Marquee (Scalabrini Ortiz 666) “Los amooooooo”, durante la presentación oficial de su último disco que promete ser una fiesta, como la banda del cerdo ya nos tiene acostumbrados.

En medio de los vacíos de una ley

Mientras continúan los debates en torno a la Ley de Medios, otro proyecto de ley viene a visibilizar los límites y los silencios de la norma para con los medios gráficos y de internet. Desde la Asociación de Revistas Cuturales e Independientes de Argentina, se elaboró una ley de fomento para las ediciones independientes y se denuncia la política de exclusión que avanza sobre los circuitos de comercialización y distribución.

Toda ley es un proceso político. Teñida de una coyuntura particular, craneada desde el Estado o apuntalada por necesidades y reclamos populares. Alianzas más, alianzas menos, hay de las que salen rápido y de las que demoran años; las que son un punto de quiebre y las otras, de las que casi ni nos enteramos; algunas, muy poquitas, sirven de faro para un cambio que la sociedad no termina de madurar, y algunas otras llegan tarde, tardísimo. Están las mediáticas, y las que se sancionan por lo bajo; las que se festejan en la Plaza del Congreso y las que se repudian con todo el cuerpo. Están las que se cumplen. Y las que no.
Este proceso excede por mucho al “debate” parlamentario, que es más bien la performance para el noticiero nocturno. En el antes, se juega la batalla. De ideas, de palabras, de gritos y de algún manotazo también. Es en esa previa en la que se entretejen los hilos del “tira y afloje” de la situación política del momento, en la que se moldean algunos sueños y se trabaja por la búsqueda de lo común, de un reclamo afianzado con un colectivo detrás que aguante la parada. O, por lo menos, algo de esto empapa la gestación del Proyecto de Ley de Fomento para la Producción Independiente y Autogestiva de Comunicación Cultural por Medios Gráficos y de Internet. El colectivo de referencia es, para el caso, la Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina (AReCIA). Como se decía desde NosDigital cuando comenzaba a visibilizarse este trabajo en conjunto y este intercambio de saberes y experiencias heterogéneas: No hay pauta oficial ni publicidad que financie la libertad de expresión ni la existencia de una publicación destinada a la pasión y no a la moda. De eso se trata una revista cultural (http://www.nosdigital.dreamhosters.com//2011/07/las-revistas-se-asocian-la-autogestion-camina/).
Las publicaciones que integran AReCIA ya trepan a 320. Trescientas veinte historias únicas, singulares que, más que encarnar un punto de vista o la vista de un punto, son la mixtura de voces múltiples, discusiones apasionadas y sueños de un mundo ancho y, esta vez, muy propio. Autogestión, trabajo colectivo e independencia son algunas de las palabras que hermanaron a estas historias y forjaron un sueño común. Sobre este terreno fértil se dieron las discusiones que culminaron en este proyecto de ley, que, en sus fundamentos, afirma: “Esta ley viene a saldar una vieja deuda de la democracia con el periodismo cultural independiente (…) sin publicaciones culturales independientes no hubiera habido voces que se alzaran contra las dictaduras militares ni de mercado”. Lo que está en juego es la propia existencia y sostenibilidad de estas publicaciones, que sirven de decoración para la bandera de la “pluralidad de voces”, pero no son amparadas por el Estado. Estos proyectos, que no gozan de las ventajas impositivas, comerciales ni administrativas que tienen las grandes empresas de medios gráficos, se encuentran ahogados en el límite de la supervivencia. En este sentido, los miembros de AReCIA destacan que la unión y la fuerza colectivas les permitieron sobreponerse al agotamiento “de empujar un sueño contra viento y marea para que ese sueño se convierta en vida”.
Este reconocerse como “sector” y la vocación de encontrarse y afianzar lo colectivo impulsaron el Foro Social de Revistas Culturales Independientes, organizado por AReCIA, que tuvo lugar en la Manzana de las Luces entre el 11 y 14 de octubre, con el lema “El Poder a la imaginación”. Entre los muros del emblemático edificio de la historia argentina, se sucedieron muestras y actividades artísticas, proyección de películas, talleres de formación, charlas y feria de revistas. De puertas abiertas, el espacio “cuna de la intelectualidad” sirvió también de soporte para discusiones álgidas, rondas de mates, conversaciones de pasillo y ese encuentro cara-a-cara entre pares. El día domingo, la jornada se abrió en la Sala de los Representantes con la Asamblea General de AReCIA, que tuvo a la Ley de Fomento Comunicación Cultural Independiente y Autogestiva como eje central. Allí, dispuestos en un semicírculo abierto y receptivo se repasaron los principales debates y las resoluciones del Foro, y se avanzó en la organización de la campaña para lograr la sanción de la Ley.
En medio de los continuos debates y toda la parafernalia de “7-D”, este proyecto de ley viene a visibilizar la deuda que tiene la Ley de Servicios Audiovisuales (“Ley de Medios”) con las publicaciones gráficas y virtuales. Aún en este nuevo proyecto, los proyectos digitales se enfrentan a una situación compleja, por la total falta de legislación y por la cantidad de debates internacionales que los atraviesan. A pesar de las diferentes necesidades y problemáticas cotidianas, medios gráficos y digitales pudieron encontrar puntos de contacto y debatir las particularidades del periodismo cultural y las nociones de comunicación social en conjunto. Este sector “olvidado” fue un actor clave en los debates y la difusión de las discusiones que permitieron la sanción de dicha ley. Y cumple, en la actualidad, un rol social fundamental a la hora de pensar otra forma de comunicación, pero también, otra forma de pensar los vínculos humanos al interior de un proyecto laboral y productivo. De reacción rápida y claridad para señalar las aristas de toda construcción discursiva, se quitan los motes de “alternativos” y de “minoría”; en palabras de Claudia Acuña, presidenta de AReCIA y editora de la revista MU: “No somos chicos: somos los muchos. Y la crisis que hoy hay en todo el sistema de distribución es justamente porque está pensado en términos de concentración, de pocos.”
El proyecto de ley sería presentado en el Congreso en las próximas semanas por Omar Plaini, diputado nacional por en FpV, titular del Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas y miembro del Secretariado Nacional de la CGT. Esta alianza responde a los reclamos por la distribución y la devolución de tiradas que afecta tanto a las revistas independientes como a los canillitas. La llegada de la publicación a los lectores es una preocupación clave y transversal a todas estas revistas; sobre todo, si se tiene en cuenta que es el sostén económico de estos proyectos. El encuentro entre estos sectores se materializó en el piquete que, a principios de septiembre, organizaron los canillitas porteños frente al Centro de Distribución. Los editores independientes se sumaron al reclamo y denunciaron en conjunto la política de expulsión, los intentos de controlar el Centro de Distribución y las estrategias para concentrar en los kioscos unos pocos títulos, los “grandes”, los que cada vez la gente lee menos. Desde el año pasado, son muchos los dedos que apuntan al Grupo Clarín; Plaini decía por agosto de este año, un mes antes de que se visibilizara el conflicto: “Clarín ya ha comprado distribuidoras. Ahora es una empresa de contenido y distribución. El 30% de los puntos de venta lo controla a través de testaferros, dicho por los propios distribuidores”. Estos manejos y la proximidad a la fecha en que finalizan los amparos judiciales contra el artículo de la Ley de Servicios Audiovisuales que fija la desinversión de los grupos mediáticos avivan la teoría de que estos grupos están aprovechando la debilidad de la nueva norma, señalada hasta el cansancio por AReCIA: la Ley de Medios no es para todos los medios.
Conscientes de este vacío, desde AReCIA se elaboró este nuevo proyecto, que pretende saldar las deudas y menguar las eternas asimetrías y desigualdades. El meollo del asunto se batalla en los beneficios impositivos, tratados en el Artículo 3° de la ley, que contempla la exención en el impuesto a las ganancias y en el impuesto al valor agregado, en la importación de maquinaria, equipos, piezas necesarias y de insumos, y en la exportación de las publicaciones elaboradas. En la actualidad, el IVA para las revistas está pautado en 10,5%.
Mientras se aguarda que el proyecto tome estado parlamentario, desde AReCIA se planifica una acción frente al Congreso, con feria de revistas independientes, para el próximo miércoles 24 de octubre. Con acciones, palabras, discursos y gestos intentan enfatizar y visibilizar “la tarea social que cumple el sector: la batalla que allí se libra cotidiana y sostenidamente contra la monopolización no sólo de productos, sino de contenidos. No sólo de voces, sino de estéticas. No sólo de ideas, sino de futuros posibles. La edición cultural independiente y autogestiva es, por eso mismo, diversa y múltiple; crítica y comprometida”, como se lee en los fundamentos de la ley.

La carcel que construyó a la ciudad de Ushuaia

En el sur de los más sures acompañanos en el recorrido por la carcel que hoy es museo, y hasta 1947 fue el peor de los presidios sudamericanos. NosDigital desde la ciudad más austral del mundo te lleva a conocer y a entender cómo se pobló toda la zona a través de la carcel que más miedo supo generar.

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«Eran muertos en vida, la forma en la que se los trataba era inhumana. ¿Imaginás lo que es que te metan preso y no saber cuándo vas a salir? No te fusilaban, sino algo mucho peor, te mandaban a una isla inhóspita a morir de frío y sin contacto alguno”, dice Carlos Vairó, director del Museo Marítimo y del Presidio que funciona, desde 1994, en el histórico edificio.
El 12 de octubre de 1884, dos años después del tratado de límites con Chile, se fundó Ushuaia y la Gobernación de Tierra del Fuego aunque casi no había habitantes. Era necesario poblar la zona para asegurar la soberanía del territorio.
¿Quién aceptaría ir, por convicción y elección propia, a aquella lejana tierra en el sur de los más sures? Ante la poca oferta, la respuesta del entonces presidente Julio Argentino Roca no tardó en llegar: presos.
El proyecto “Colonia Penal al sur de la República”, basado en experiencias previas de Australia y Francia, y que iba a resolver el déficit penitenciario existente en el país e iba a asegurar la soberanía de aquellas tierras, tardó dos años en aprobarse. A Roca ese detalle poco le importó y envió, ese mismo año, a diez presos en la flota Expedicionaria al Atlántico Sur para que levanten el Faro del Fin del Mundo en la Isla de los Estados.
Allí, específicamente en San Juan de Salvamento, funcionó hasta 1889 una especie de presidio-colonia penal en la que eran enviados militares acusados de homicidio. El clima y la lejanía hacían de aquella isla un lugar inhabitable. A pesar de que en ese año mudaron el presidio hacia otro lugar de la isla, Puerto Cook, la situación era insostenible y en 1902 decidieron abandonar la Isla de los Estados y llevar el presidio a Bahía Golondrina, Ushuaia, donde funcionó hasta 1911. En aquel año unificaron, por decreto presidencial, la Cárcel de Reincidentes con el Presidio Militar y trasladaron la entidad al actual predio donde, desde 1902, los presos ya habían empezado a construir el edificio que hoy es museo. Con paredes de 60 cm de ancho de roca triturada extraída de la cantera aledaña al terreno, el edificio fue terminado en su totalidad en 1920 y funcionó como cárcel hasta 1947, momento en el que pasó a manos de las Armada Argentina.
El sistema carcelario de Buenos Aires no daba abasto y algo había que hacer con esos presos. «El presidio de Ushuaia fue el tacho de basura de la Penitenciaría Nacional, mandaban a todos los extranjeros, a los reincidentes, a los que tenían condena larga y a cualquiera que significara un problema. Era la amenaza común del momento, ‘portate bien o te mandamos a la tierra maldita´», continúa el director del Museo y autor de dos libros que relatan la historia de ésta cárcel mítica y misteriosa.
Dicen que hasta Carlos Gardel estuvo preso en Ushuaia cuando era un adolescente desconocido. “Ése es uno de los tantos mitos que guarda esta cárcel y que serán imposibles de corroborar porque los archivos se perdieron en una supuesta inundación en el archivo de la Penitenciaría Nacional. En este caso puntual dicen que un guardia fanático de Gardel quemó todo aquello que podía comprobar su presencia allí para no manchar su carrera. Todas versiones y rumores, nada que se pueda afirmar”, explica Vairó.

Una ciudad construida por presos
La idea de Colonia Penal seguía siendo el proyecto habitacional que el país tenía reservado para Tierra Del Fuego, tal es así que en 1896 se enviaron 10 reclusas. Meses más tarde, el entonces gobernador, Pedro Godoy, informó con orgullo al ministro de Justicia que «de las mujeres presas se han casado seis, tres con presos y otras tres con habitantes del territorio». Ushuaia seguía creciendo.
El presidio y la mano de obra que los presos significaban eran el motor económico de la isla. Fueron ellos quienes realizaron todas las obras de infraestructura pública: caminos, puentes, muelles, edificios, casas, tala de bosques, instalación de la red de agua corriente, mantenimiento de calles, alumbrado público y todo lo que se necesitó para el desarrollo de la ciudad.
Nunca se pudo saber con exactitud la cantidad máxima de personas que habitaron la prisión pero se calcula una población, entre presos, guardiacárceles, talleristas y cocineros, de 1500 personas, triplicando así su capacidad natural. La utilización y el tipo de condenas que se cumplían allí fueron cambiando contantemente: cárcel de mujeres y niños, reincidentes, correccional, penitenciaría, presidio, alta peligrosidad y tiempo indeterminado. Debido a esta indecisión política convivieron en Ushuaia asesinos seriales y personajes realmente peligrosos, con simples ladrones de gallinas.
Este continuo crecimiento hizo de Ushuaia un lugar lleno de oportunidades, llegaron barcos repletos de europeos que venían a probar suerte. Muchos de ellos trabajaban de guardiacárceles o talleristas y lo hacían a cambio del uniforme y la comida hasta que llegase el nombramiento oficial que podía tardar hasta un año. Una vez logrado llamaban al resto de la familia para instalarse en el poblado. También fueron arribando a la zona argentinos que conseguían una parcela de tierra y cultivaban frutas y verduras, criaban ganado o tenían un pequeño local en el que vendían insumos básicos. 
Mecánica, herrería, aserradero, carpintería, explotación de cantera y planta trituradora de piedras fueron los primeros talleres necesarios para levantar el edificio. Pero luego el presidio se transformó en el gran proveedor de la población con el resultado de los talleres de oficio y los servicios que brindaba: panadería, zapatería, sastrería, fábrica de fideos y muchos más. A medida que ampliaban el edificio aumentaba la población del mismo y el número y diversidad de talleres que se dictaban dentro. El Loro y El Inflador fueron los periódicos donde relataban los eventos deportivos en los que participaban los reclusos.

Vivir en el presidio
El edificio tiene un hall o rotonda central del que salen 5 pabellones de 76 celdas de 1.93 por 1.93 metros. Cada uno de los pasillos tiene un «martillo» al final donde se colocaron los baños y las salas de algunos talleres. Aunque en época de hacinamiento fueron utilizados cómo celdas. Eran calefaccionados a leña que quemaban en “tachos” de un metro de diámetro ubicados en los pasillos. A la noche se cerraban las puertas de las celdas y quedaban aislados de la calefacción.
Se levantaban a las 5 am en verano y a las 6 am en invierno, se higienizaban, volvían a las celdas, acomodaban sus pertenencias y formaban, vestidos a típicas rayas blancas y negras, en el hall central. Allí se repartían las tareas del día y llamaban a los presos por su número para formar tres grupos: los que volvían a sus celdas, los que se integraban a los talleres dentro del predio y los que salían al bosque o a la ciudad a trabajar. Éstos últimos eran escoltados por carceleros y guardiacárceles.
«Los carceleros eran presos sin condena», dice Carlos Vairó para describir el duro trabajo de estas personas. «Estaban vestidos de azul y vivían en igualdad de condiciones con el preso, hasta comían la misma comida. Ellos tenían un acercamiento más ´humano´ con el preso, eran quienes los escuchaban y ayudaban», agrega. Por otra parte, de verde y siempre armados, estaban los guardiacárceles. La primera camada fueron escoceses que escapaban del Imperio Austrohúngaro y llegaban en buques a Ushuaia. Su manera de trabajar era de por sí violenta y esto aumentaba ante la incapacidad de comunicarse verbalmente. Los presos eran tratados como animales y recibían castigos que, muchas veces, terminaban con la vida del recluso.

El infierno del fin del mundo
El aislamiento era letal e indeterminado, el preso llegaba y no sabía cuánto tiempo iba a pasar en la isla y menos si iba a salir vivo de ella. La única manera de comunicarse era mediante cartas que eran censuradas y leídas por todos los carceleros. «Muchos familiares se comunicaban en busca de sus parientes y, como respuesta, había que darles un número de fosa», comenta el director del Museo.
Después de notificarles que serían trasladados a Ushuaia, los detenidos eran engrillados con remaches en tobillos y cadenas que no les permitían hacer pasos de más de veinte centímetros. De esta manera viajaban durante un mes en la bodega de algún barco y, cuando llegaban, los hacían caminar arrastrando las cadenas hasta el establecimiento. Esa era su bienvenida a la Tierra Maldita.
En el presidio no existía un reglamento interno y las penalidades y castigos regían según las ganas y subjetividad del guardia de turno. Cualquier motivo era excusa para practicar torturas y violencia física sobre el detenido. “En pleno siglo XX, en el segundo establecimiento penal de la progresista república, se han roto huesos, se han retorcido testículos, se ha castigado a los presos con tremendas cachiporras de alambre y con preferencia en las espaldas, para volverlos tuberculosos; y mil salvajadas más”, se puede leer en una carta que le escribió Guillermo Kelly, quien fuese el médico de la cárcel en la década del 30 a un colega.
Los encerraban en pleno invierno en pequeñas celdas, totalmente a oscuras y mojados. Muchos de ellos no soportaban el frio y morían en el trascurso de la noche. Se los dejaba encerrados en la celda a pan y agua totalmente aislados del resto o, simplemente desnudos a la intemperie. Se los hacía caminar en los pasillos entre medio de dos líneas de guardia cárceles que golpeaban al recluso hasta que éste caía desvanecido, muchas veces muerto.

«Más allá de un juego, el fútbol es una ciencia»

Facundo Sava acaba de culminar su primer ciclo como entrenador en el fútbol argentino: dirigió durante 13 partidos a San Martín de San Juan. Nos recibió en su casa para contarnos cómo es el oficio del DT en este ambiente: grupo, vestuario, videos, psciología, Guardiola, Mourinho, Bilardo y una definición de número 9: «Hay que darse cuenta que lo que da resultados y lo que divierte al espectador son los equipos que van para adelante y dan diez pases seguidos»

Facundo Sava se define como un tipo inquieto: además de perfeccionarse en el oficio de goleador durante los 18 años que duró su carrera como futbolista, hizo cursos de psicología del deporte, de conducción de grupo, algunos talleres de creatividad, estudió inglés, cursó dos años de ciencias económicas –uno en la Universidad de Morón, el otro en La Matanza-, se recibió de psicólogo social, escribió un libro –Los colores del fútbol, de ediciones Al Arco-, estudió fotografía e hizo el curso de entrenador de fútbol. Ahora, que ya lleva más de dos años sin ponerse los botines, descubrió el triatlón para mantener su estado físico y despejar la cabeza: “Me encanta. Ya sabía que iba a hacerlo. Me estoy enganchando, cada vez más. Cuando caes en la cuenta estás nadando 1500 metros en un río, o andando 60 kilómetros en bici. Es un placer.”. Además, claro, es entrenador en este mundo que es el fútbol argentino: acaba de terminar su primera experiencia como técnico de San Martín de San Juan.
-¿Por qué siendo un tipo curioso y después de dedicarte durante tanto tiempo a ser jugador de fútbol elegís seguir metido dentro de este ambiente, ahora como entrenador?
-Por supuesto que hay cosas que no me gustan, pero lo que yo más amo a nivel juego y laboral es el fútbol. Lo de la curiosidad viene porque siempre fui un tipo inquieto, más allá de jugar al fútbol siempre hice otras cosas. Me entretiene meterme en otras cosas, porque no me gusta estar sin hacer nada. Por ejemplo, la fotografía. Un día estaba acá en mi casa y pensé: ‘tengo que hacer algo que nunca en mi vida hice ni hubiese pensado hacer, porque cuando me retire va a ser algo así: algo desconocido’. Y levanté la vista y había una cámara de fotos. Y pensé estudiar fotografía. Justo había ido a una exposición de fotos con mi mujer, que es artista. Me había gustado, lo rastreé al que había hecho la muestra y estudié seis meses.
-¿Por qué nos sorprende que dentro del ambiente del fútbol aparezcan tipos con estas inquietudes intelectuales, o sociales?
-Porque no hay muchos. Los que juegan al fútbol, en general, lo que más les gusta es jugar al fútbol. No les gusta estudiar. En mi caso, mis viejos siempre me aconsejaron que estudiara. Por lo general también se piensa que si vos estudiás distraés la energía de donde la tenés que poner, como que hay que dedicarse al fútbol 100 por 100. Existe esa idea, no me parece que sea así.
-¿Y vos como entrenador lograste generar la confianza como para aconsejar a tus jugadores este tipo de cosas?
-Sí. Estuvo bueno. Una vez, por ejemplo, les hice armar un entrenamiento a ellos. Nunca habían diagramado un entrenamiento, me dijeron. Los dividí en subgrupos, dos de defensores y otros dos de mediocampistas y delanteros. Tenían que armar dos trabajos cada subgrupo. Tenían que llevar de un día para el otro un trabajo de media hora de duración y que tenga que ver con el estilo de juego que nosotros llevábamos a cabo. Les costó un montón, porque nunca se lo habían propuesto. Tenían que poner los conos, cronometrar. Estuvo buenísimo, y después se los dije: a la mayoría lo que más les gusta es el fútbol, entonces les conviene seguir ligados a esto una vez que se retiren, y para eso tienen que ir preparándose desde ahora.
-Vos, como jugador, hiciste eso: te fuiste preparando sabiendo que ibas a ser DT.
-Sí, a los 19 años Griguol me llamó y me dijo que me veía futuro como entrenador, que empiece a anotar todos los trabajos que hacía a lo largo de mi carrera. Tengo varios cuadernos en los que anoté todos los entrenamientos que me interesaron en mi carrera. Después, por supuesto, los adaptas a tu idea.
-¿Y al plantel le gustaba esa apertura?
-Estaban muy contentos. Una vez también llevamos un referee porque muchos no sabían las reglas de juego. Hablamos también de lo que produce tanta medicación en los jugadores de fútbol. En el ambiente es normal que se abuse de los antiinflamatorios y eso no es bueno para el cuerpo. Más allá de que los jugadores aprenden, sirve para la unión de grupo.

Fotos: Nos Digital

-¿Entendés que aunque vos estés preparado y armes un proyecto si perdés tres partidos seguidos te tenés que ir, que esas son las reglas de juego del fútbol argentino?
-Por supuesto que así son las reglas, y las acepto. Miro para adelante, lo que pasó me sirve muchísimo como experiencia porque fue espectacular. Y eso también es gracias a los dirigentes que me dieron la posibilidad de empezar.
-Siempre a los técnicos les toca debutar en situación de crisis. ¿Cómo se hace para levantar a un equipo en el medio del torneo?
-Estuvo bueno eso. Los jugadores venían de perder con Racing y tenían siete suspendidos. Habían viajado todo el día, se había despedido Garnero, que había ascendido con ellos, tenían una buena relación. Estaban destrozados. Yo sabía que iba a pasar, porque nunca te toca un equipo que sale campeón. Entonces les preguntamos por qué creían que estaban así. Y todo lo que nosotros habíamos visto era lo que ellos nos dijeron. Entonces nos pusimos de acuerdo para entrenar de esa manera para perfeccionar lo que todos pensábamos.
-El tema psicológico y el anímico, entonces, es cada vez más importante en el fútbol argentino.
-Va todo de la mano. A nosotros nos sirvió mucho que ellos pudieran expresarse, tomar decisiones, participar, tener responsabilidades. Eso fue buenísimo. Teníamos un doctor en psicología que nos supervisaba la parte grupal. No estaba con nosotros, pero participaba.
-¿Y qué aporta un psicólogo?
-Entre todos pensábamos una estrategia para mejorar la relación entre ellos y también la relación con nosotros y nos vino muy bien. Las relaciones de vestuario se ven dentro de la cancha, sin duda. Cuando un grupo está fuerte se nota mucho, y cuando está débil también. Se nota en la forma de jugar, en los gestos, en la forma de relacionarse con el referí, la relación con los hinchas, con los dirigentes, en la calidad y el humor de los entrenamientos y todo eso se termina traduciendo en los resultados.
-Zafaste del descenso atacando. No es común.
-Martino, el Flaco Gareca, Pepe Romero, Sensini, un montón de entrenadores me han dicho lo contento que estaban de que un equipo en la situación límite en la que estaba San Martín tratara de jugar bien al fútbol. Y además ganaba. Porque jugábamos bien y obtuvimos resultados, por eso mantuvimos la categoría. Fueron seis meses mágicos, mejor de lo que hubiésemos soñado.
-Riquelme siempre dice que los equipos que descienden son los que juegan 4-4-1-1 y a la pelota parada.
-Pienso que los equipos que son cautelosos o que juegan de contragolpe pueden salir campeones. Hay muchos ejemplos, como la Grecia de la Eurocopa 2004. Pero en el tiempo eso nunca se sostiene, lo demuestra la historia. Se sostienen los equipos como Barcelona, como Real Madrid, como Boca en su momento, como Vélez, que siempre atacan.
-Ahora que no estás laburando, si tenés un sábado libre, ¿qué mirás fútbol argentino o de afuera?
-Miro mucho fútbol argentino, de afuera trato de elegir qué mirar. Hay equipos de Europa que ya se cómo juegan y siento que es perder el tiempo. Miro de los que puedo aprender. Barcelona, Real Madrid, Manchester miro siempre porque es impresionante. Pero después hay partidos que son aburridos de afuera. De acá también, pero es mi trabajo mirarlo porque tengo que saber cómo juegan los jugadores.
-Antes de tu arranque como entrenador estuviste en España formándote con algunos entrenadores de allá, ¿con eso alcanza o siempre hay que estar sumando experiencias?
-Ahora quiero ir a Chile para ver a Sampaoli, a Berizzo. Por acá también hay de quien aprender: quiero ir a Lanús, a ver a Coqui Raffo en divisiones juveniles de Boca, a ver a Martino. Sigo aprendiendo porque el fútbol más allá de ser un juego es como una ciencia. Es cada vez más científico: la edición de video y todo eso está muy avanzado.
-¿En San Martín trabajaban con eso?
-Sí, Matías Manna (el peridoista que hace http://paradigmaguardiola.blogspot.com.ar/ http://www.nosdigital.dreamhosters.com//2011/07/paradigma-guardiola-paradigma-de-futbol-y-de-vida/) nos hace la edición de los partidos nuestros y de los rivales. Estaba bueno. Les mostrábamos cosas a los jugadores que en la cancha nunca te das cuenta. Corregís un montón de errores, te aporta un montón. Eso te da todo lo que vos quieras: porcentaje de pases, de tenencia. Lo que quieras.
-El fútbol es cada vez menos improvisación, entonces.
-Al revés. Justamente la improvisación hace distinto al fútbol. Esos son datos científicos: yo puedo saber cuántas veces Messi va para la derecha y cuántas veces para la izquierda. Pero en el partido no sabés para dónde va a salir en cada jugada. Tenés que arriesgar. A mi me servía cuando yo jugaba y pateaba penales. Tenía un amigo que trabajaba en una de estas empresas de estadísticas y antes de los partidos le preguntaba por el arquero al que enfrentaba. Me decía en los penales que le patearon para dónde se tiró: el 80% se tiró para la derecha, por ejemplo. Entonces yo sabía que de diez penales tirándole al otro lado, ocho iban a ser gol. Iba con un montón de información a patear un penal. Mal no fue, para esas cosas sirven las estadísticas.
-¿Esto de los videos es algo que apareció ahora, o que viene de hace rato?
-El fútbol en Argentina está atrasado a lo que es en otros países. Por ejemplo, cuando estaba en el Fulham, me daban un pen drive con los movimientos de los defensores que iba a enfrentar. Y acá nunca me pasó. Se que Berizzo lo hizo en Estudiantes, por ejemplo. Y con referencia a otros deportes como el vóley, el hockey, el básquet también estamos atrasados. Cuando ví lo que hace el cuerpo técnico del Real Madrid con los videos no lo podía creer: tiene seis personas sólo para editar videos. Y el Manchester City tiene nueve. En ese sentido estamos a años luz, pero de a poco lo vamos incorporando.
-Entonces no sirve como justificación de lo aburrido que salen algunos partidos que ahora está todo demasiado estudiado.
-Creo que lo que falta es creatividad. Y arriesgar, aprender, darse cuenta que lo que da resultados y lo que divierte al espectador son los que van para adelante y dan diez pases seguidos. También se puede obtener resultados de la otra manera, y hay momentos donde necesitás defender, pero a la larga los que perduran arriba son los que van para adelante. Vélez hace cinco años que está arriba y pasan los dos laterales juntos al ataque.
-¿Y a los clubes, en esto que decías de estar atrasado, también les falta un poco de profesionalización?
-Sí, un montón. En todo sentido. A nivel infraestructura, ni hablar. Tenés clubes como Vélez, Lanús, que hacen cosas a nivel europeo, pero la mayoría está lejos de esos. Yo lo que digo es que para manejar un club hay que dedicar tiempo y tener gente profesional en todas las áreas, y eso tiene un costo, gratis no lo hace nadie. Acá no hay muchos clubes que tengan gente paga trabajando, aunque entiendo que es difícil porque yo defiendo las asociaciones civiles también.
-Alguna vez dijiste que Racing, por ejemplo, tenía todo para ser una potencia mundial pero estaba como estaba.
-Racing es un club desaprovechado. No tiene un buen predio para entrenar, por ejemplo. Tiene el de Ezeiza, pero no se qué pasa ahí. Con la gente que tiene, la gente que lleva, no lo podés creer. Más viendo que Vélez, Lanús, Estudiantes tienen esos predios. Pero Racing, un club grande, histórico… es una lástima. Ha tenido muy malas dirigencias, ahora está mejorando.
-Tuviste la posibilidad de charlar con Guardiola. ¿Te dio la receta mágica?
-Él estaba avalado por una institución magnífica. Es más fácil así, además de la capacidad del tipo de querer aprender todo el tiempo de todo el mundo. Pero lo primero que me dijo fue: ‘no creas todo lo que dicen’. Tampoco idealicemos. De todo se puede aprender. Idealizar algo no es bueno. A Mourinho acá siempre se lo compara y es un genio. Excepto un par de partidos que jugó a atacarlo, contra el Barcelona juega distinto de todos los demás partidos. Pero el Real Madrid le puede hacer diez goles a todos los equipos, les llega con 50 jugadores hasta abajo del arco.
-¿De todos se aprende, de Bilardo también?
-De todos. El tipo por ejemplo en lo que es video estaba avanzado de todo el resto. Yo lo tuve en Boca. Venía de Ferro, recién llegaba a la pretemporada, estaba nervioso. Jugábamos con Olimpia de Paraguay en Mar del Plata. Ganábamos 1-0 y me acalambré, no podía más. Y de una jugada por donde estaba yo tirado, tiran el centro, hacen el gol y se llevan la copa. Al día siguiente nos llamó y nos mostró diez jugadas donde había un jugador acalambrado y por eso la jugada terminaba en gol del rival. No fue conmigo, pero él decía no se puede jugar al fútbol con 10 jugadores. No es por él, decía, venía de un club chico a un club grande como Boca, tenía los nervios del debut, el problema es con ustedes que no pararon el partido, no la tiraron afuera, nada. En un par de horas el tipo se había buscado 10 jugadas para mostrarnos. Eso te queda.

Dos días en la vida

 

Ailén y Marina Jara están detenidas. Se las acusa de intento de homicidio. Pero, desde el penal de Los Hornos, cuentan otra versión. Una en la que a una de ellas un hombre la acosaba. Durante dos años, la cosa perduró porque ella sabía quién era él y sus vínculos con la Policía. Un día se cansó y le clavó un cuchillo de los que se usan en una casa.

Cuando me acuerdo lo de Ailén y Marina Jara escucho gritos como si yo hubiera estado ahí alguna de las tantas veces: “¡¡No!! ¡Andate porque llamo a la policía! ¡Ya te dije que no! ¡¡No!!!! ¡Saliiiiiiiiiiiiiií!”. Sufrir eso durante dos años de un tipo de tu barrio, que te cruzás todos los días, que hasta hace circular la idea de que es tu novio y vos no querés saber nada sobre él, que encima es más grande, no es un pendejo. Y encima saber quién es, en qué anda y con quién anda…

La última vez venían las dos de bailar. Era tipo 6, 7 de la mañana por el barrio Sanguinetti, en Moreno, el 19 de febrero de 2011. Ya había salido el sol, pero todavía no había nadie en la calle. Este Juan que venía acosando a Ailén, que la última vez había sacado un arma de fuego, se les cruzó. La atacó verbalmente, apuntó, disparó, erró, volvió a disparar. Hasta yo cierro los ojos ahora que me lo imagino. No se escuchó nada. ¡No salió!
Ailén se le fue encima. Se pegaron como pudieron, ella se cayó. Pasó todo en un segundo. Marina, al lado, sacó el cuchillo Tramontina y se lo clavó entre las costillas. Lo había llevado para intimidar si le querían robar las zapatillas, como solía pasar. Él abría la boca, hacía ruidos, le costaba respirar. La pistola quedó en el piso; ellas aprovecharon para salir corriendo hasta la casa.

-Mami, era mi vida o la de él.

Esa fue la última vez, pero fue también el principio. A él lo socorrió primero la familia, después la ambulancia, más tarde la policía, que inmediatamente tocó la puerta de las Jara. Se entregaron y entregaron el cuchillo.

-¿Lesiones graves, comisario?- dijo la oficial mientras tecleaba.
-¿Qué lesiones graves? A estas meteles “Homicidio en grado de tentativa”.
Como si hubieran premeditado el hecho. Ellas habían presentado el cuchillo y explicado todo.
-¿Qué arma? El único arma que consta es el cuchillo que le clavaron a tu novio.
-¡¿Qué novio?!

Así lo había presentado él. “Discutimos por cuestiones de pareja y ella me atacó”, dijo en el hospital. Las demás declaraciones que tiene la policía son de testigos que están a favor de él y detenidos por tráfico ilegal de estupefacientes -en el barrio se sabía quién era él y qué relaciones tenía con la policía-. Otro testigo falleció. La Dra. María Celina Bereterbide, defensora, descartó a los testigos de la defensa. En junio les presentó un abreviado según el cual tenían que aceptar la culpabilidad del hecho. No lo hicieron. Mientras tanto, el Juez, Dr. Tomas Barski, del Juzgado en lo criminal Nro. 2 de Mercedes, no saca la causa del cajón. El habeas corpus presentado en enero fue rechazado.

Ellas siguen presas desde ese abril en el penal de Los Hornos, La Plata. Pasaron por un sótano en el que solo tenían agua caliente y alimentos secos que le acercaban los amigos, familiares y desconocidos solidarizados que, desde afuera, intentan difundir el caso. Alguien, sin embargo, les hackea todos los medios de difusión por internet.
Me parecía que si querían abusar de mí, ya ni siquiera me convenía defenderme, pero leí esta carta de Ailén:

Hola. Soy Ailén Jara. Me encuentro privada de mi libertad en la Unidad Nº 18 de los Hornos de La Plata, Provincia de Buenos Aires.

He escrito esta carta en agradecimiento a todos ustedes que desde afuera nos están ayudando, acompañando y sobretodo, apoyándonos. Gracias por eso. Fue lo que nos ayudó y nos ayuda día a día a pelear, y lograr salir adelante.

Hace ya un año y siete meses que estoy acá y no sé hasta cuando estaré. Pero lo que sí sé es que gracias a todos ustedes mis días acá fueron días de lucha y libertad, ya no de tristeza y encierro. Antes era sólo pensar en terminar con mi vida, pero comprendí que hay gente buena que injustamente se encuentra en las mismas condiciones de necesidad que nosotras y es necesario ayudarlas así como ustedes nos ayudan y pelean por nuestra libertad. Gracias, a ustedes que me hacen sentir viva otra vez. Creo que ayudar es vivir.

Lo que no comprendo es a esta justicia que defiende lo indefendible y por eso gente como nosotras, de pocos recursos económicos, terminan pagando con la libertad, mientras otros solo la pagan con billetes. Tampoco comprendo qué es lo que estoy pagando. Pienso que le están quitando tiempo a mi vida en vano!!! Mientras estoy acá hay mucha gente que necesita ayuda y no poder dársela se siente horrible.

Les cuento un poco lo que hago acá para sobrellevar esto, para crecer como persona y para que me ayude a llegar pronto a mi casa… Estudio el tercer año del secundario, estudio un curso de pastas, estudié manicuría por segunda vez para perfeccionarme, trabajo para la panadería, también para visita, voy a clase de teatro y de coro. Paso mis días ocupados para no pensar y encontrarme en esta realidad que vivo todos los días, sobretodo para poder lograr y cumplir con mi meta que es poder ir a la universidad de medicina y poder ser pediatra, salvarle la vida a todos aquellos chicos que lo necesitan y que no tengan que sufrir como sufrió mi hijo y yo a su lado.

Con mi hermana y mis compañeras anhelamos tener nuestra propia biblioteca. Para poder leer durante nuestros tiempos libres…

Gracias!!!

Les mando un abrazo enorme y gracias por las fuerzas que nos brindan día a día. Que Dios los bendiga…

Ailén

Los fantasmas de Valentín Alsina

El oído, las historias y las memorias de Valentín Alsina cuentan que en la ex fábrica Campomar funcionó un centro clandestino de detención durante la última dictadura. La recuperación y la investigación sobre el terrorismo de Estado se enfrentan contra el municipio de Lanús y su proyecto inmobiliario en esos mismos terrenos. Entrá y metete en esta historia de asesinatos, desaparecidos, millonadas y vecinos que se niegan a olvidar.

En un comunicado de prensa del 31 de mayo de este año el Municipio de Lanús anunciaba que “con el firme objetivo de llevar adelante un cambio por demás significativo para la ciudad de Valentín Alsina, se puso en marcha con la firma del convenio entre el Municipio de Lanús y la empresa Electroingeniería S.A, el desarrollo del ambicioso emprendimiento urbanístico a realizarse en el predio de la ex Campomar, denominado Nuevo Valentín Alsina”. ¿Cómo no entusiasmarse cuando se leen frases como “ambicioso emprendimiento”, “cambio por demás significativo para la ciudad”? Si, un enorme proyecto que implica la construcción de 1500 viviendas y un centro comercial en esa destartalada fábrica. Suficiente. De pié y a aplaudir… Pasemos a ver, mejor.
Sin embargo, siempre hay alguien que intenta arruinar la supuesta fiesta. En este caso la Comisión de Vecinos “Valentín Alsina por la Verdad” será la encargada de sacarnos de tanto júbilo y mostrarnos la tenebrosa verdad presente bajo los escombros de lo que supo ser la vida económica y social de aquella ciudad. Juan Ayala, periodista y miembro de la Comisión le cuenta a NosDigital: “A partir de un viejo rumor que se corrió en el barrio y ante la inminencia del derrumbe de la fábrica y con ello la caída de probables pruebas, es que reuní los testimonios, que terminaron por declarar frente a la Cámara Federal en La Plata. Fue en base a esto que se frenó la intención de demoler la fábrica por un mes”.
¿La Secretaría de Derechos Humanos de Lanús? Nada de nada. Solo promesas de que iban a actuar, rastrillar, investigar. En palabras de Juan: “fuimos con dos vecinos a la Secretaria de Derechos Humanos del Municipio, nos recibieron, y prometieron ellos llevarlo a La Plata para presentarlo a la Cámara Federal, cosa que nunca hicieron y así lo tuvimos que hacer nosotros como vecinos”. Así, se inicia el largo camino para motorizar la causa.
Haydee Villar, otra de las que participan en la Comisión y que estuvo al frente en las denuncias, recuerda: “nos conformamos en una comisión de vecinos en forma práctica, y comenzamos a trabajar, a investigar, pero lo extendimos más allá de Valentín Alsina. Tenemos historias de vecinos que hablaron, pero que tienen miedo, no quieren declarar ante la Justicia, porque aún eso del ´Silencio es Salud´ aún perdura. Estamos siguiendo la causa y nos estamos expandiendo. Queremos que se investigue y que se sepa. No que se haga que se investiga y así nos vamos todos contentos. Esto se logrará solo con una investigación antropológica adecuada, con medios que el país sí tiene.”
Ok, se juntaron, recogieron las historias, la presentaron frente a la Cámara Federal de Apelaciones en La Plata y por un mes se suspendieron las obras. El día clave para saber si se continuaba con la investigación o se seguía con las obras de construcción fue el 12 de octubre. ¿Qué pasó? Inspección ocular a cargo del Juez del Tribunal doctor Leopoldo Héctor Schiffrin, juntaron pruebas y el jueves 18 decidieron prorrogar la resolución por otro mes más.
Volvamos a Lanús. Haydee mencionó la frase el Silencio es Salud, ahora usaremos otra para entender a la intendencia de esta localidad: el Silencio es Cómplice. ¿Por qué no se movió el intendente Díaz Pérez al conocer la noticia? Ayala da en la tecla: “hay un convenio no explicito con Electroingenieria S.A. El municipio se mostró siempre interesado en llevar adelante el proyecto inmobiliario, ya que ellos lo impulsaron. Incluso se mostraron como auspiciantes, pegando afiches, publicitándolo. Tampoco hay que olvidar que la familia Díaz Pérez está ligada al negocio inmobiliario y a este en particular; y más allá de que a la prensa se muestran como a favor de los Derechos Humanos, realmente poco les importa”.
Empezamos a entender un poco qué pasa por estos pagos. Pero esto recién comienza y las novedades irán surgiendo: qué fue Campomar, quiénes participaron, el rol de la Comisaría que se encuentra a solo tres cuadras del lugar, y mucho más. Mientras tanto, nos vamos con la reflexión de Haydee de por qué los vecinos se niegan a abandonar a su suerte a esta causa, que lejos de ser local es tan nacional como humana: “memoria, verdad y justicia es la única forma para que un pueblo pueda crecer. Para que nosotros tengamos saldadas cuestiones de historia reciente. Hay muchos familiares que están buscando a los suyos. Hay que agotar todas las instancias para que así suceda, y evitar que sea un como si. No se puede vivir con falsedad, sin conocimiento real. Solo falta voluntad política”.

La Intriga

Allí está el telescopio que muestra el otro plano, un lugar por donde se descubren todos los secretos de la humanidad. Cada uno encontrará la verdad que busca, la que le quita el sueño. Tengan miedo, después de esto ya no existirán enigmas ni misterios. Si son del bando de los valientes utópicos sigan leyendo, si no les recomiendo que sigan el transcurso de sus temerosas, ignorantes y afortunadas vidas. Repito, les aconsejo que no sigan.
Es un agujero tentador. No es ni el Aleph de Borges, ni el Evangelio de Judas, ni el gol a los ingleses, ni mucho menos la fórmula para hacer dinero. Es un agujero ¿Qué hay en Él? No lo sé, cada uno decide qué hay. En este contexto aterrador, si todavía quieren seguir leyendo, explicaré cómo ver a través de ese misterio.
Agáchese lentamente para no alarmar a nadie. Cuando sienta que miles de monstruos  le respiran por detrás… ¡No los mire! Solo así ellos existirán. Siga adelante con el ritual y ellos no le harán nada. Los que todavía quedan vivos y los que todavía quieren saber cómo ver por este agujero, sigan leyendo. Los que hasta aquí llegaron considérense bendecidos. Cierre una de sus ventanas agudizando la precisión de la otra y…
Ya es tarde.
Ahí está, en frente suyo, la verdad oculta que motorizaba su vida. No queda más nada: una vida sin misterios, una vida sin sentido.
Se los advertí, el ojo de una cerradura es un poco más que eso. Es un Dios frío, calculador y tentador que está allí para generar la sensación más irrefrenable y mortal del ser humano: la intriga.
Si fue uno de los giles que quiso ser un valiente y siguió leyendo no le queda más que morir y venir a hacerme compañía.
Acá somos unos cuantos. Traigan cigarrillos.

Por Piter Buteur