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«Pareciera que el sexo es el demonio»

La primera parte de la extensa nota a la monja brasilera Ivone Gebara, máxima representante de la Teología Feminista de la Liberación, arrancaba con una negación: “Ivone Gebara no está en Wikipedia”. La segunda arranca con más de sus análisis, consideraciones, visiones del mundo, preguntas, respuestas y teologías. Y terminará con una propuesta. Vamos:

Imágenes: NosDigital

“Pareciera que el sexo es el demonio”

Creo que pocas de nosotras hemos trabajado sobre la cuestión de la identidad de género (una de ellas, Marcela Althaus-Reid), la mayoría de las teólogas no ha trabajado aún sobre estas identidades y sobre la distinción género/genitalidad. Pero sí hay muchas filósofas (por ejemplo, Butler; ella trabaja mucho la cuestión de las múltiples identidades sexuales). Butler dice: “Por favor, no sean aristotélicos, no hagan nuevas definiciones: ‘animal primate, 32 dientes…¿Y qué es un hetero? ¿Y un gay? ¿Una trans? Lesbiana, homo…”. He hecho talleres, me invitaron a ser parte de ellos para conocer diferentes movimientos, y creo que la apertura respecto a lo “nuevo” también depende mucho de los lugares. Por ejemplo, en Sao Paulo, existe una violencia increíble contra los homosexuales. Los agreden, los matan…

La cuestión de la sexualidad en las Iglesias cristianas ha sido desarrollada de forma binaria: hombre-mujer, correcto-incorrecto, normal-anormal. Todavía no podemos salir de eso, no salimos de pensar en clave “naturaleza”, y eso es una trampa. Tenemos pudor de hablar sobre ello, como si la vivencia de la sexualidad fuese en contra de Dios. Pareciera que el sexo es el demonio. De todas formas, seguimos, me parece, en los primerísimos pasos respecto a estos temas.

“El niño es de quién lo hace, y de la sociedad”

La prohibición del aborto es el GRAN DOLOR de las mujeres hoy día. A veces, se lo toma como algo muy liviano, con hipocresía, facilismo. Lo primero que tengo para decir es que el aborto es un problema de SALUD PÚBLICA. Hay cosas que no puedes impedir: una gripe, la propagación de algunos virus, que las mujeres queden embarazadas. Lo imprevisto, en sí, es una parte de lo previsto. Cuando una mujer se ve con un embarazo no deseado, a veces fruto de una violación por desconocidos, por policías, entonces las Iglesias tienen una actitud romántica. “Es un nuevo ser”, dicen. Claro, ellos pueden decirlo porque no tienen el bebé en su panza, porque no sufrieron la violencia.
Los abortos mal hechos son la décima causa de mortalidad materna, por eso es que el aborto es una cuestión de salud pública. ¿Por qué el aborto es un crimen de las mujeres y no de los varones? Muchos hombres dicen: “O yo o él”, refiriéndose al futuro hijo. Y se van. La sociedad patriarcal condena a los cuerpos femeninos.
Hay que luchar por la descriminalización y legalización del aborto. Es un respeto a la elección de las niñas, de las madres. En Recife, hay un grupo que acoge chicas de la calle. Encontré una chica de 14 años. Estaba embarazada. No quería tener ese bebé: se golpeaba la panza, “No quiero”, gritaba. ¿Vamos a forzarla a que lo tenga? Eso ya no entra en Teología. Eso es salud pública. Y viene de la mano con dar educación sexual en escuelas, barrios y sobre todo -esto, por favor, subrayado con doble línea- para los varones jóvenes. Tenemos que crear conciencia, que los hombres se sientan responsables, el niño no es sólo de la mujer. Es también de quien lo hace y, claro, de la sociedad, que tiene la obligación de cuidarlo.

¿Cuál es la propuesta de esta nota? Tiene el objetivo de enmendar la primera negación. Ivone Gebara tiene que estar en Wikipedia. Y, por eso, este es el perfil creado para ella, a partir de todo lo contado, en el primer y segundo artículo de esta publicación y de todo lo que de ella se pueda encontrar en internet. Un boceto, mínimo, para seguir mejorándolo:

Ivone Gebara (Recife, 1944): Monja brasilera, de la congregación Hermanas de Nuestra Señora, teóloga, feminista y libertaria, referente de la Teología feminista de la Liberación, que ella fundó en 1980, tras haber estudiado Filosofía y Ciencias Religiosas en Europa y graduarse en ambas carreras.

Actualmente, es una de las voces más escuchadas tanto por el movimiento feminista como por aquellos que se oponen a la jerarquía de la Iglesia Católica. Está a favor del aborto, de la desnaturalización de la maternidad, en contra del academicismo por el academicismo mismo, de la teología metafísica y a favor de la acción social. Escribió varios libros y entre sus posturas más reconocidas, está aquella que menciona que “Hay que salvar al pueblo y no a la Biblia”. La mayor parte de su teoría la extrajo a partir del trabajo social que realiza hasta hoy con las mujeres pobres de Brasil. Sostiene, en ese sentido, que ellas están oprimidas por la Iglesia y que sufren muchísimos dolores, que esta institución no les permite canalizar. “Olvídense de Dios”, les pide muchas veces a sus compañeras, quienes, según ella misma cuenta, conciben que todo lo que sucede en el mundo, también lo no deseado, es obra y gracia del Todopoderoso y no de su acción para sostener o modificar trayectos propios de vida.

Parte 1 de la entrevista

«Los milicos no sirven ni para arreglar un grupo»

A Roberto Marcos Saporiti la pelota lo llevó por Uruguay, Chile, Colombia, México, Portugal, Francia y Bélgica. Acá fue un reconocido entrenador de Argentinos y Talleres, entre otros, y ayudante de César Menotti en el 78. Es un porteño de los de antes, de café y fútbol, y por lo tanto un contador de anécdotas sensacional: las barras, la Dictadura, su ahijado Trezeguet y cómo le enseñó a atajar a José Mourinho.

Estaba esperando en un café de Palermo. Leía el diario y se tomaba un cortado. De ojos celestes profundos y mirada paternal reconoció al instante a quienes iban a entrevistarlo. Los llamó por su nombre y el registro de entrevista se rompió. Sería una charla.

El mozo se acercó mientras se hacían los comentarios de rigor:

-Qué frío, eh- dijo el Sapo, como le dice la hinchada.

-Sí, está terrible, Roberto.

-¿Qué va a tomar señor? -increpó el mozo a quién recién llegaba.

Roberto Saporiti, con su café en la mano miró fijo al resto de los convidados para que pidan lo suyo.

-¿Cuánto está el submarino?- dijo el pibe del grabador.

-20 pesos – retrucó el hombre de moño y atuendo clásico.

-Entonces traeme un café.

Saporiti transformó el rosto y abrió lo ojos con gesto de indignación.

-¡De ninguna manera! ¿Me estás cargando? Que todavía puedo invitar un submarino.

Peló un billete de 100 y volvió a transformar lo que hasta entonces era una charla en un regalo, en una generosa invitación al pasado, dónde se volvería a los tiempos del café, submarino, bar, fútbol, fútbol y fútbol, mezclado con algún comentario de política o de fútbol. Con las dos barras de chocolate fundiéndose en la leche caliente Saporiti empezó a explicar cómo fue que el mundo de la pelota cambió tanto a lo largo de sus 73 años.

Mueve las manos, explica, gesticula. No se queda quieto. Interpela, pregunta si se entiende. Cruza los dedos haciendo una trinchera entre sus manos y se revuelve un poco de nostalgia en la mirada.
“Nunca pensé en jugar el fútbol. El crack del barrio era mi hermano y un pibe que le decían Bocha. Jugábamos en los potreros del Bajo Flores. Yo no era el bueno ni mucho menos, el crack era mi hermano. Y jugábamos en el empedrado…”

Le brota el técnico en la piel, se interrumpe y propone reflexionar: “Vos pensá que jugábamos en el empedrado, en la calle, por eso viene la gran técnica argentina. Nunca se habla de esto, pero es muy bueno. Con una pelota de goma que picaba y se iba 20 metros para arriba más los adoquines donde la pelotita disparaba para cualquier lado… Suma todo eso. Sí o sí, teníamos que llevar la bocha pegada al pie, no quedaba otra. El arco era la distancia entre la pared y el árbol, entonces se jugaba con la pared como un compañero más, que se la tocabas y la ibas a buscar. El autopase. Así aprendimos a jugar. Dominar la pelotita de goma en el empedrado significó la famosa época de la gran técnica de los argentinos. Luego, todo se fue poniendo cada vez más veloz”. Donde antes había potrero ahora hay torres, donde antes habían empedrados ahora hay asfalto y colectivos, donde antes había técnica “hoy prima lo físico”, anticipa Saporiti.

Empieza a hablar de Europa. Sólo si lo apurás, aunque le cuesta hablar de él mismo y más hablar bien de él mismo, te tira el currículum: “Estuve 3 años en Lisboa, aprendí a hablar Portugués. Luego cuando fui a Francia, aprendí el idioma muy bien, incluso me recibí de técnico y preparador físico en Bruselas, estudiando en francés, lo que sólo pudimos hacer cuatro argentinos”. Nombra tipos que al día de hoy casi nadie recuerda: Gigo Carlilia, Úrben Farías, Don Félix, Cherro, Michelli, Siponatti.

Lo sabe, se admite pasado de moda y aclara: “Pasa que ustedes son muy jóvenes”.

Mientras se termina su café y desprecia las típicas masitas insípidas que vienen de regalo empieza a reflexionar sobre las mugres del fútbol. Sin ningún tipo de pregunta, después de un silencio en dónde miró por la ventana, suspiró y llegó a susurrar: “Es un problema cultural”. Hablábamos de fútbol. Cualquiera lo hubiera notado. Con su dolor tácito en la expresión desarrolló el concepto: “Abarca todos los aspectos de la sociedad, el fútbol es una parte más”. Enseguida se mete con el conflicto de hoy, no le esquiva: “La puerta a los barras está abierta. Se están profesionalizando desde el ´80, antes era amateurs podríamos decir. Ahora ya está, están súper metidos. Lo hacen por guita, nada más. A nosotros en la selección, en el predio de Ezeiza, nos hacía el asado “Barrita”, y te estoy hablando de una selección nacional”.

Habla de los Hooligans, los diferencia de las barras actuales. Cuenta anécdotas, se frustra, recuerda estadísticas, estudios, análisis de profesionales. Y, también, su propia historia con los barras: de cuando sacudieron a Saporiti. “Fue con Argentinos Juniors en el 84. Sin beberla y sin tomarla fuimos a jugar contra Unión a Santa Fe. Íbamos primeros, invictos, por ser campeones, en el año que terminamos siendo campeones. Jugábamos a la tarde. Esa mañana estaba en el lobby del hotel leyendo la columna política del diario, de espalda a la calle. De la nada, se sentaron 4 tipos a la mesa donde estaba yo y uno se me quedó parado al lado. Era la barra del club. Me pedían que no juegue Adrián Domenech. Se ve que Adrián había hecho alguna declaración contra ellos en la semana. ‘Roberto con vos no hay problema, está todo bien, pero lo tenés que sacar a Domenech’, dijeron. Los miré, traté de ir llevándola hasta que uno se cansó, golpeó la mesa con el puño -Saporiti imita el movimiento dos veces- ,de eso no me voy a olvidar nunca, y dijo: ‘Vamos a hacer el cuento corto, Sapo, Domenech hoy no tiene que jugar’. Quedate tranquilo que, en esos términos, el primero que juega es Domenech, le respondí. Cuando giré para mirarlo, el tipo me sacudió con todo. A la mierda. Me caí de la silla, fui a parar al piso, de boca contra una columna. Cuando me caía me llevé una botella, la partí a la mitad y me quise defender. Se me venían los 4 encima. Se rompieron todos los vidrios. Un escándalo. En eso bajó el Checho Batista, el Chivo Pavoni y algunos más y calmaron los ánimos, pero ya me habían dado un montón de golpes. Domenech jugó, salimos campeones y ellos me siguieron puteando todo el campeonato”.

“Esto que te conté multiplícalo por mil”, se recalienta el Sapo para terminar con esa vena que no puede estar más hinchada.

“Bueno, vamos a hablar de fútbol”, ruega Roberto. Se serena. Piensa. Mira unas imágenes en la computadora que está sobre la mesa. Empieza la cátedra.

Ve una foto de Menotti: “Del árbol genealógico de Menotti soy de la primera generación, después vinieron los Valdano, los Cappa”.

Ve una foto de Bilardo: “No arruinó al fútbol, pero lo confundió, ensució el juego”, dispara el Sapo.
Los vincula, asume el conflicto, el antagonismo de sus ideas y analiza: “Vamos al archivo. Porque él (Bilardo) siempre dice ‘lo que yo dije en tal año’, ‘lo que yo dije en tal otro’, ‘yo tengo los archivos de hace 40 años’. Bueno, Bilardo, vamos al archivo. Él decía que el fútbol futuro era marca personal y stopper. Que vea de vuelta sus archivos y que ponga el de Menotti y los nuestros. Nosotros decíamos que el fútbol iba a primar cada vez más, a mayor velocidad, la técnica. Los dos fuimos campeones del mundo. Hay un mérito resultadista. Él no logró que su ideología y su idea de juego se desarrollen en el mundo. Primero pone el marco, para que no queden dudas en qué términos se da la discusión. Y define: “Bilardo decía que su idea era el futuro. Ningún equipo terminó jugando así”.

Hablando de resultados, solito encara el Mundial 78. Ni siquiera necesita un gesto para entender que todavía deben legitimar aquel título. Agarra la pelota y no gambetea, esta vez no. “Tenemos mucha contra que dice que ganamos por la Dictadura. No me hablés de ellos, de los milicos, que los odio. Hasta ahora, fíjate vos, que todos los organizadores de mundiales siempre tuvieron los grupos más accesibles. Todos. A nosotros nos tocó Italia, Francia y Hungría, que en esa época era fuerte. ¡Tres europeos! ¡Podríamos haber quedados eliminados en la primera zona! ¡Cómo van a decir los periodistas que ganamos por la dictadura! ¡Tres europeos! ¡Nunca en la historia! A los únicos pelotudos que nos tocó fue a nosotros. Los milicos no sirven para nada, ni para arreglar una zona de grupo.”

-¿Y el partido contra Perú?

-Fue como un partido de barrio: todos llegaron con entusiasmo. Los dos equipos. Pero, ¿qué pasa si en un partido te encajo el primero? Te bajoneás pero seguís. Te encajo el segundo, te empezás a quedar y yo sigo jugando. Vino el tercero, el cuarto, el quinto y el sexto contra un equipo que había bajado los brazos. Muñante en el cero a cero le pega a los dos palos ¿Qué jugaba al billar? Ah, era un fenómeno. Se desmotivaron y nosotros seguimos jugamos a full. Ningún misterio.”

El Sapo sigue viendo fotos.

Riquelme: “Con Messi pueden ser los últimos representantes del menottismo en Argentina”.

Guardiola: “Sabés las veces que vino a Argentina para ver a Menotti. Siempre recuerdan la vez de Bielsa. Pero con el que más se juntó fue con el Flaco. Pasa que tiene toda la prensa en contra”.

Ortega: “El freno y salida de los grandes. Le hizo ganar el último campeonato a Simeone. Su organización de vida no le permitió ser uno de los top del mundo”.

Cappa: “Un intelectual como ninguno, el más preparado que haya conocido. Una mente superior. No vayas a discutir con él sin leer porque te da vuelta, no le vayas con pelotudeces. Te rompe el culo. Expresó todo lo que él piensa en ese Huracán del 2008”.

Habla de su vida personal. De sus hijas. De sus nietos. De la nieta que está esperando, de cómo va a viajar a Chile, a ver a su hija cuando la nena nazca. Habla, también, de su ahijado. No lo nombra. Se interrumpe y dice: “Te voy a contar una que no sabés”.

“Hace muchos años me llamaron para que asesore a Estudiantes de Buenos Aires. En la primera práctica ví a un central, alto, elegante, grandote. Cómo se llama, pregunté. Jorge, me dicen. Me nombraron también el apellido. Debe ser de origen francés, pensé. Por su pronunciación. Después de un tiempo le pregunté: ’¿Le interesaría ir a Europa a usted?’, porque el tipo era muy bueno. ‘No tengo ningún interés’, me respondió. A los tres meses estaba jugando en Francia. En Mónaco no quedó porque no le salieron los papeles, entonces se fue al norte, a un equipo que se llama FC Rounes. Jugó tres años ahí. En el 77 nació su hijo, David. Me manda a llamar y me dice: ‘Roberto, yo quiero que usted sea el padrino’. Acepté, claro. De pibe lo ví mucho, después perdimos contacto y ahora que está acá nos estamos viendo más seguido”.

-¿Y por qué se vino a vivir acá?

-Porque juega en River. Es David Trezeguet, mi ahijado.

-¿¡Qué!? ¿Cómo?

-Trezeguet es francés por mi culpa, je. Es un crack.

El Sapo no para con las anécdotas. Hablando de jetones y de figuras de primer nivel mundial saca otra de la galera y sorprende a todos.

“Conocí a un tal José- así le dice a al personaje en cuestión- cuando era un nene. Yo jugué con su papá, que se llamaba José también. El viejo era un arquerazo. Concentraba con él, era más grande que yo y me cuidaba mucho. El tipo era una persona extraordinaria. Este chico –es decir, Josecito- cuando tenía seis años lo traía la mamá, quería ser arquero y quería que le pateara yo. Y lo le pateaba. A esa altura ya lo llevaban a colegio bilingüe. Fue cuando estuve en Portugal. Después no lo ví más, pero de chiquito lo peloteaba yo, je. Y fíjate vos que nunca fue jugador, pero mirá lo que es como técnico. Hay que ver si me recuerda si me llego a cruzar a Mourinho por Europa.”

El Sapo se ríe. No lo cree ni él.

Falta de méritos de represión

A Ramón Aramayo lo mataron el 20 de marzo de 2011, en la previa de un Vélez-San Lorenzo, en Liniers. Según la autopsia y los testigos falleció porque los policías de la polémica Comisaría 44 lo cagaron a palos. 15 meses después, hay tres efectivos imputados a los que se está por dictar la falta de mérito. «Si es así, no habrá juicio», cuenta el abogado Fernando Burlando. Mientras la violencia en el fútbol vuelve a estar en boca de todos, actualizamos la histora de un crimen que puede quedar impune.

La autopsia: términos confusos y heridas que hablan claro.
El vocabulario médico policial eligió decir cosas como “lesiones contusas excoriativas”, “lesiones contusas equimótico-excoriativas”, “lesiones contusas equimóticas” o “hematomas subcutáneos”, y, además, propuso detallar específicamente los planos sagitales y transversales de las heridas. El trabajo del forense develaba todos y cada uno de los lugares donde fueron a parar las piñas y las torturas que Ramón Aramayo recibió el domingo 20 de marzo de 2011 en la previa del partido entre Vélez y San Lorenzo: rostro, panza, espalda, codos, rodillas, costillas,muñecas, hombros, piernas y glúteos. Y seguía: lastimaduras, moretones, cortes y heridas varias.
La autopsia duró dos horas. Desde las 7:45 hasta las 9:45 del primer lunes sin él. Fue un día después y determinó lo que todos supieron desde el principio: a Aramayo lo cagaron a golpes. “Congestión, edema y hemorragia pulmonar. Edema encefálico difuso”. Esas fueron las palabras que eligió el médico forense, Ignacio Lossetti, para enviarles ese 21 de marzo el resultado del estudio a la Fiscalía Criminal de Instrucción N° 26, que recibió el señor Fiscal Nacional de la causa, Dr. Patricio Lugones, y el secretario del mismo, Dr. Ezequiel Costa.
El cuerpo, en definitiva, era el mismo: Ramón Aramayo, 36 años, argentino, marido de Mabel Suarez (aunque en la autopsia se califique su estado civil de “soltero”), con hijos, remitido por la Comisaría 44° de la Federal, ubicada en Liniers, luego de haber sido hallado “tirado en el asfalto” el 20 de marzo del 2011 a las 15:40 horas en Barragán al 235 en la previa del partido en el Estadio Amalfitani entre el Club Atlético Vélez Sarsfield y el Club Atlético San Lorenzo de Almagro.
Qué pasó el domingo: “¿Querés cobrar vos también?”.
Como todos los domingos que jugaba San Lorenzo, Ramón Aramayo fue a la cancha. El partido tenía los ojos de todo el mundo futbolero encima. Se sabía que era de riesgo. Luego de la reciente muerte de Emmanuel Álvarez, en el anterior Vélez-San Lorenzo, se tomaron especiales recaudos para que la tarde transcurra en paz. Pero fue el operativo mismo el que generó la violencia.
Aramayo fue a la cancha con sus tres amigos de siempre: Juan Carlos Cabrera, Christian Jorge Bertolino y Daniel Platt. Esa misma tarde se sumó otro amigo de Ramón, Sergio, que fue con su hijo de 11 años. Los seis se juntaron en la casa de Bertolino, hora y media antes del partido, subieron al auto del propio Aramayo y fueron para Liniers. Lograron estacionar sobre Ramón Falcon a pocas cuadras de la cancha. Caminaron hacia la calle Barragán, donde tenían entrada los visitantes y pasaron sin ningún tipo de problemas el primer control.
Se venían las segundas vallas y la Policía ordenó que todos tengan la entrada en la mano. Carlos Alberto Heredia, personal a cargo de Vélez, era el responsable de turno de ese control ubicado en la calle Barragán a la altura de Viedma. En su declaración como testigo ante el fiscal Lugones y su secretario Costa, Heredia dijo haber sido encargado de la rutina de “cacheos” y que su puesto de control se encontraba a unos “30 metros” de la Policía. La misma Policía que le dio la orden, de repente, de que no pasara más gente. Les hizo caso. Al darse vuelta observó una persona que se encontraba “acostada, boca abajo” y “a la que la policía estaba deteniendo”.
Luego de la pequeña interrupción, le ordenaron que siguieran ingresando los hinchas y Heredia continuó con su trabajo. No vio más nada, salvo una “ambulancia del S.A.M.E” y camionetas policiales que un tiempo después llegaron a las adyacencias del control, pero abocado a sus tareas laborares -“ver que las personas lleven la entrada en mano”- no les prestó mayor atención.
El testimonio de sus tres amigos completa la historia hasta donde se deja completar. “Cada uno intentó pasar por su cuenta”, explica Christian Bertolino la rutina de siempre, a lo que suscribió de manera idéntica Daniel Platt en su reconstrucción de los hechos. “Comúnmente” una vez que se pasa el control se ve “si ya pasaron” los demás “para seguir al estadio”, aclara Juan Pablo Cabrera. Hasta allí todo sucedía como siempre. Cuando los tres pasan el control buscan a Aramayo. No lo encuentran y se voltean para ver dónde estaba. Ahí empezó todo.
“Tres policías se encontraban forcejeando con Ramón Aramayo, a ellos se le sumaron aproximadamente tres policías más quienes lograron derribarlo, haciendo que cayera de costado sobre el asfalto. Aramayo forcejeando consiguió reincorporarse y luego volvieron a derribarlo cayendo de cara contra el asfalto”, dice textualmente Daniel Platt, según la declaración firmada por él mismo, el fiscal y su secretario.
Juan Pablo Cabrera amplía bajo las mismas autoridades: “Un policía uniformado con chaleco naranja le realiza un tacle de rugby por debajo de la cintura (…), pese a ello Ramón logra reincorporarse y seguidamente llegan más policías, alrededor de cinco o seis, y entre todos lo sujetan en medio de un forcejeo, de una lucha terrible, defendiéndose Ramón, pese a lo cual el personal policial no lograba derribarlo, momentos en que aparece otro policía que intenta darle un golpe con un palo a la altura de la espalda logrando el dicente (Juan Pablo Cabrera) evitar que lo impacte ya que puso la mano y lo empujó al policía para evitar la agresión, manifestándole a su vez que ya lo tenían agarrado entre cinco para pegarle, respondiéndole el policía ‘¿querés cobrar vos también?’”, redacta el fiscal en la declaración de Cabrera.
Bertolino continúa ante Lugones: “En ese momento, uno de ellos (los policías) le apretó los testículos con la mano, otros le apoyaron rodillas en la espalda y le doblaron las piernas hacia arriba. Enseguida lo esposaron para luego arrastrarlo por el asfalto y finalmente lo pusieron de pie, corrieron el vallado para dejarlo en un portón allí ubicado cerca de la intersección con la calle Viedma. Un par de policías se quedaron con Aramayo hablando, se les acercó el sujeto de nombre Sergio (el amigo de Ramón que los acompañaba aquella vez), le preguntó si lo iban a dejar libre o quedaría detenido, donde le informaron que quedaría cinco minutos detenido y lo largarían.”
Luego de reprimir a Aramayo, efectivamente, lo soltaron. Los tres coinciden en que lo vieron caminando a los tumbos luego de ser liberado. Que llegó a agarrarse de un árbol para no perder el equilibrio en su caminata tambaleante. Se acercaron rápidamente y lo hicieron sentar en un cordón, pidieron agua en lo de un vecino de la cuadra y se quedaron junto a él. “Me duelen mucho las piernas”, coinciden todos que susurraba Aramayo cuando le preguntaban cómo se sentía. Decidieron llamar a la ambulancia a través de dos policías vestidos de civil que habían ofrecido ayuda. En esos “15 o 20 minutos” que demoró en llegar la ambulancia, precisan los testigos, interpretaron que Aramayo se había desmayado.
Cuando llegó el SAME la doctora le revisó los ojos y el ritmo cardíaco. Fue suficiente para determinar que Ramón Aramayo había muerto y que ya no existían posibilidades de hacerle tareas de reanimación.
La asesina con dudas.
¿Quién lo mató?
“Lo mató la Policía. Le pegó y lo dejó tirado, como siempre hacen”, aseguró Mabel Flores a la salida de la Comisaría 44° la noche del mismo día en que asesinaron a su marido.
¿Lo mató la Policía?
“Sí, me parece que quedó claro”, le respondió a NosDigital Christian Bertolino más de 15 meses después del hecho. “Las pericias vinculan, en principio, al personal policial. Pero, además, tenemos la opinión de profesionales en el arte de curar que le dan una directa actuación en lo que es el desenlace en la vida de Aramayo”, dijo a esta revista Fernando Burlando, abogado de la familia, con los recaudos penales pertinentes.
Bertolino, luego de la muerte de Aramayo, ese mismo domingo, es llevado a declarar a la Comisaría 44° para que dé su relato de los hechos. Dos días después, en su declaración ante el fiscal, el martes 22 de marzo, se encargó de dejar en claro qué pasó en esa comisaría: “Los policías no querían dejar asentado que el desempeño policial con Aramayo había sido violento, que era evidente que querían inducirlo a alivianar la situación de los policías y que terminó firmando la declaración ya que se encontraba agotado por la situación que le había tocado vivir”. Son las textuales palabras que se escribieron en la declaración adjuntada a la causa. Por su parte, Juan Pablo Cabrera, el mismo día y bajo la condición de testigo afirmó poder “reconocer” a los policías involucrados. “Hace poco”, después de más de un año de ese testimonio clave de Cabrera, dice Bertolino que hubo una rueda de reconocimiento donde uno de sus amigos pudo reconocer a alguien.
¿Por qué lo mataron?
Se llegó a justificar semejante detención o “cacheo” diciendo que Aramayo no tenía entrada. Sus amigos Cabrera y Bertolino dieron fe ante el fiscal que lo único que podían asegurar a cerca de las pertenencias personales de Ramón era “que tenía la entrada y las llaves del auto”. La entrada que pareciera ser motivo de separar a la vida de la muerte estaba en el bolsillo de Aramayo.
¿Cómo murió?
“Fue por causas naturales”, se abarajó desde los medios enseguida. Durante el día de incertidumbre las mil hipótesis mediáticas no se hicieron esperar. Las fotos y videos de los de naranja sobre Aramayo que fueron apareciendo lo dejaron al descubierto. “¿Causas naturales? Si él no tenía nada…”, aseguró su esposa cuando salió el domingo de la comisaría de Liniers.
“Vinieron cinco o seis policías y lo sujetaron en medio de una lucha terrible. Lo tiraron al piso y Ramón cayó con toda la cara pegando en el asfalto y le salía sangre. Y cuando lo tenían boca abajo, otro policía le apoyó la rodilla encima y le empezó a dar con todo en las costillas, mientras otros dos le retorcían los brazos y las piernas y uno último le apretaba los testículos y aunque todos pedíamos que lo soltaran, seguían y seguían”, aclara Cabrera. La naturalidad de recibir traumas y heridas es inexistente: hay una historia de golpes y represión detrás de las lesiones no naturales de Aramayo.
Entonces: ¿Quién lo mató?¿Por qué? ¿Cómo?
La misma policía, la mismísima Comisaría 44°, la que golpeó, detuvo violentamente sin razón a Aramayo y luego se encargó de tomar, inducir y manipular las declaraciones ante los testigos sobre la muerte de la víctima, elevó su visión de los hechos al forense:
“’MUERTE POR CAUSAS DE DUDOSA CRIMINALIDAD’, según lo dicho por la prevención”.
Eso reza el informe hecho por la “prevención” previo a la autopsia. Es lo que recibió el forense Lossetti junto al cuerpo de Aramayo.
¿La prevención?
O sea, ellos. La Comisaría 44º, la misma que está acusada de asesinar a Rubén Carballo, un pibe de 17 años, en diciembre de 2009, durante un recital de Viejas Locas en Vélez. Esa que para los vecinos del barrio es la culpable de que Liniers se haya vuelto hace tiempo un reducto de talleres textiles clandestinos, prostíbulos y desarmaderos. La Comisaría 44º, una de las más cuestionadas de la Federal, que desde 2009 para acá tuvo cinco comisarios diferentes, removidos por el Ministerio de Seguridad de la Nación .
Hoy: dos causas, faltas de mérito represivo y desenlace incierto.

Rastrear la causa de Aramayo hasta la actualidad no es fácil. Las ONG que se vinculan con la violencia deportiva están corridas del caso por decisión de la propia familia. Los medios tampoco actualizan información al respecto cuando ya pasó un año y tres meses de su asesinato. Los testigos, con razón, no quieren hablar más, se atienen a lo que dijeron bajo la condición de testigos. Desde Salvemos al Fútbol, la ONG que acompaña a la mayoría de los familiares de las víctimas y que se compone por los mismos familiares, aseguraron haber perdido relación con la viuda de Aramayo.
Liliana Suárez, vice de Salvemos al Fútbol, cuenta: “Cuando ocurrió el hecho nosotros fuimos a acompañarla, a solidarizarnos con Mabel, a ponernos a disposición con la defensora del pueblo Muñiz. Pero hace un tiempito que nosotros no la vemos. Habrá cambiado el teléfono. No nos contesta. No sabemos nada desde hace un tiempo. Cuando fuimos olfateamos que los abogados que le manejan la causa le dijeron que no den mucha información. Nosotros somos prudentes y respetamos la postura de cada familia”.
Fernando Burlando, conocido abogado por sus casos mediáticos, atendió el teléfono y dejó en claro algunas cosas que hoy no tienen mucha luz ni cámara ni acción. La causa está en etapa de instrucción, es decir, todavía no hay un juicio oral que vaya a determinar la sentencia de los responsables del asesinato.
En esta etapa de investigación y de determinación sobre quiénes son procesados y quiénes sobreseídos, se encuentran tres policías imputados. Sus nombres, según el abogado de la víctima, son: Gutiérrez, Costó y Ayeche. Los tres se encuentran con falta de mérito. No hay pruebas suficientes, según el juez, ni para sobreseerlos, o sea, liberarlos de culpa y cargo, ni para procesarlos en un juicio oral que los pueda juzgar.
Gracias al testimonio de uno de los amigos de Aramayo en una “rueda de reconocimiento positiva”, según Burlando, se los indagó y se les tomó declaraciones. “No se hicieron cargo de nada”, afirmó el abogado. La fiscalía que interviene la instrucción es la de Patricio Lugones, fiscal de la causa, quien tomó las claras y coherentes declaraciones de los tres testigos. “El juez de instrucción es el N°10, Fernando Caunedo”, aclara el Dr. Burlando el dato, ese que es tan difícil de rastrear en el archivo de la causa.
Los allegados se encuentran a la espera de una resolución por parte de la instrucción. Con que queden imputados no alcanza, con la falta de mérito tampoco. Para ser juzgados deben ser procesados y elevados a juicio oral, si no hay un acuerdo entre partes previo.
“La familia quiere que se esclarezca la verdad. Todavía no se resolvió el estado procesal porque faltan algunas pericias y elementos para resolver la situación de esta gente (por los policías)”, actualiza Burlando. Por otro lado se inició un juicio civil por daños y perjuicios. No sólo por parte de la Policía Federal sino también por parte de los que “conllevaron la organización del espectáculo deportivo”. La AFA, en todo este tiempo, nunca dio la cara.
Mónica Nizzardo, presidenta de Salvemos al Fútbol, aseguró que desde Ministerio de Seguridad se habían comprometido a brindar información en el caso específico de Aramayo y después “nunca más le respondieron”. Según Liliana Suarez, desde la ONG, tienen “acercamientos miles de veces” con el ministerio, pero después no“dan nada”. “El propio Minsitro de Justicia, Julio Alak, se comunicó en varias oportunidades para ver cómo se desarrollaba el trámite de la causa”, aclara Burlando sobre la cartera de Justicia.
En lo civil se piden “1.400.000” pesos porque Aramayo era el sostén del hogar en el que ahora viven Mabel y sus hijos. En las mediaciones de esta parte del juicio el abogado afirma que se avanza, que se “llegaron a puntos aclaradores”. En cuanto a lo penal, es decir, quiénes van a ir presos por la muerte de Aramayo, la cosa va a otro ritmo. Burlando estipula: “En el término de días tendremos una definición de este tema. Ante la falta de mérito no habrá juicio, pero esta situación se puede revertir”.
Si la falta de mérito no se convierte en procesamiento se sobreseerán a los tres policías y ya nadie habría matado y reprimido a Aramayo. Deberá decidirlo el juez de instrucción N°10, Fernando Caunedo.
¿Por qué falta tanto mérito para procesar a los tres canas? ¿Falta alguna otra declaración que lo asegure? ¿Otro estudio que hable de sus heridas y contusiones? ¿Otro reconocimiento?
“Porque desde el punto de vista penal no hay un compromiso serio de la Policía. Están indagados y con una falta de mérito, todavía. Aquí deberán dirimir quiénes fueron los responsables: si Vélez Sarsfield y sus autoridades, si el operativo policial o si la gente encargada de la seguridad”, intenta explicar Burlando.
Hay algo que ni el abogado, con sus prudencias legales y penales obligadas, niega: “Fue castigado de una manera brutal y esto está acreditado. No solamente él, sino que hubo otras víctimas. Este cacheo desmedido, que podemos llamarlo brutal, obviamente lleva a la mujer de él a responsabilizar a los que a ella le parece que fueron los responsables. Pero –vuelve a pisar el freno-, tenemos que atenernos a la opinión de la Justica que, parece, es la verdadera voz de la realidad”.
Los demás policías que se evidencian en las fotos, videos y testimonios de la represión zafaron de todo, incluso de ser suspendidos en sus actividades. De esos “cinco o seis”, sólo hay tres que están suspendidos e imputados.
La verdadera voz de la realidad está afónica. Ni procesa ni sobresee. No dice. A los asesinos de Aramayo parecieran faltarles logros, laureles y méritos de represión para ser juzgados.

Las 132 razones políticas del Twitter

Las redes sociales explotaron en México y se transformaron en un factor determinante para las elecciones del 1 de julio. Luego de una discusión con el Macri mexicano, ese que no es del PRO sino del PRI, estudiantes de una universidad armaron un hashtag que decía: #YoSoy132. Cómo tuitear se volvió en la tierra de las aztecas un arma política.

Imagen: NosDigital


Cada vez más, y sin que nadie se anime a predecir un límite, las redes sociales determinan, con su peso silencioso y ubicuo, la vida de las personas. Sin embargo, y por más que todos estemos de acuerdo en ello, lo que está sucediendo en México es un fenómeno que no se había visto antes. Allí, una movida que empezó en el baño de una facultad y que combina Facebook, Twitter y Youtube está cambiando profundamente el mapa y el rumbo de las elecciones presidenciales, que se llevarán a cabo el 1 de julio en ese país y que, ahora, mediadas por la tecnología, se presentan con un futuro incierto. En un territorio de 67 lenguas, 2 millones de kilómetros cuadrados y 112 millones de personas, el nombre de la revolución empieza con un asterisco y termina con un número. Se llama #YoSoy132
Todo arrancó el 11 de mayo de 2012. O, en realidad, mucho antes; con una proclama de Zapata, o con la maldición de la Malinche. Pero ese 11 de mayo, Enrique Peña Nieto fue a la Universidad Iberoamericana del Distrito Federal, una universidad privada, a dar una conferencia. Peña Nieto es el Macri mexicano: no es del PRO, pero es del PRI. Es un tipo joven, apuesto, exitoso y neoliberal. El favorito de la televisión, las encuestadoras y el establishment: hasta ese día, llevaba 25 puntos de ventaja en todos los sondeos. Y no tenía rival. Pensaba que en un país asustado y en guerra cruenta, permanente y connivente con el narco, tener los medios de comunicación de su lado y hacer un par de promesas floridas, lo elevaba casi al rango de salvador. Bastante razón tenía.
Pero, entonces, ese día, día 44 de apática campaña –son 90- Peña Nieto terminó su disertación. Salió de la facultad. Y se encontró con que allí lo esperaban algunos estudiantes, todos con pancartas, todos gritando. Le recordaban los disturbios de Atenco, aquella brutal represión a vendedores de flores, que terminó con dos personas muertas y varias mujeres violadas y torturadas por la Policía. Le recordaban que, en ese momento, 2006, el Gobernador del Estado de México –equivaldría al GBA- era él. Y no querían que olvide, ese galán millonario y casado con una actriz de telenovela, que entonces era él quien había ordenado la matanza… ¿Quién podría olvidarse de algo así, no? Por las dudas…
Volvemos a la escena, entonces. Lo tenemos a Peña Nieto, que carga en sus espaldas con Atenco, saliendo de una universidad privada y prestigiosa. Es 11 de mayo y se cruzan en su camino estudiantes que le reclaman. Sigue la escena. ¿Qué hace el candidato? Quiere huir. Se encierra en un baño. Se escucha “Cobarde”. Y acá, entra la tecnología. Todo queda filmado en un video, gracias a un celular. Se sube a Youtube. 175 mil visitas. Hashtag: #LaIberoNoTeQuiere. En un país con 150 mil muertos en la guerra contra el narco, ¿nos va a gobernar un tipo que se esconde en un baño frente al reclamo de un grupo de adolescentes?

La pregunta empezó a circular. Y circuló. Y al día siguiente, apareció el video que cambió todo, ese que supo capitalizar, muy inteligentemente, el descontento espontáneo y convertirlo en energía constructiva: #YoSoy132. Parecía, hasta ese momento, que los que estaban en contra de Peña Nieto eran los “nadies”, los marginales, los revoltosos. Todos los sin voz. Pero en el video, 131 estudiantes de la Iberoamericana –recuerden: una privada-, credencial en mano, decían su nombre y decían, entonces “Yo soy”, o “Soy yo” y, además, “Yo estoy en contra”. Eran 131. Y vos que estabas viendo el video, eras un 132. El 132.
Y se sumaron actores. El hashtag se mantuvo en Twitter por mucho tiempo primero a nivel mexicano y varios días entre los primeros a nivel mundial. No había con qué darle, no había –no hubo- cómo sacarlo. Televisa y TV Azteca, que manejan el 95 por ciento de la televisión mexicana y quieren que gane Peña Nieto, al principio no le dieron ninguna entidad, pero no aguantaron. La fuerza era tal que, más no fuese para denostarlo, al duopolio no le quedó otra opción que empezar a poner a #YoSoy132 en pantalla. Y entre todos los 132, todos cada vez eran más. Se agregaron también cantantes, artistas, hicieron videos, difundieron en Facebook. Se sumaron más estudiantes. Se sumaron, se sumaron. Y el 19 de mayo, 45 mil personas marcharon en la capital del país contra el galancito. Convocaba #YoSoy132, o sea convocaba nadie. O todos. Algo así como Anonymous, como los Occupys, no hay cabeza visible. Pero había muchas ganas de cambiar.

Después del 19-M, el movimiento avanzó. Y lo que en un principio, era apartidismo, se terminó convirtiendo en apoyo a un candidato. El debate es complicado, y es el debate, hoy, de las organizaciones contrahegemónicas. ¿Qué papel jugamos respecto al Estado? ¿Es posible denunciar al sistema, pero sin proponer otra alternativa? Y esa alternativa, ¿La construimos desde el mismo sistema o mejor desde afuera? La decisión fue muy arriesgada. Pero el movimiento dejó de lado su retórica antisistémica y se volcó con Andrés Manuel López Obrador. AMLO fue el candidato de la izquierda que, en 2008, perdió, por fraude, con la derecha de Felipe Calderón. Sostuvo por más de un mes un “México paralelo” con sede en el Zócalo, la plaza central del D.F, y después se esfumó. Este año, había reaparecido y, aunque seguía representando a la izquierda –qué palabra tan compleja-, sus propuestas eran mucho más light. También su retórica, muy descafeínada. Y más aún su intención de voto, que venía en picada hasta que los nadiesacudieron en su ayuda. Ahora, las encuestas lo dan cada vez más cerca a Peña Nieto. Al iniciar la campaña estaba comodísimo en el tercer lugar, por detrás incluso de Josefina Vásquez Mota, del gobernante PAN.
Esto es #YoSoy132 hoy, a un mes de su aparición y algunos días de su vuelco hacia AMLO. Tienen una página: http://yosoy132.mx/. Juntaron 90 mil personas en un recital, en el que tocó Julieta Venegas y habló Camila Vallejos. Lograron que los cuatro candidatos presidenciales (al principio, no los mostraban ni en la tele) concurran a un debate presidencial, de su organización, que se transmitirá en vivo por Youtube. No es un vocablo simple, ni gratis para usar, pero, realmente han generado una revolución. Generamos, diría un estudiante de allá. Una revolución anónima, que escribe en grafittis pero también en muros virtuales. Escriben, por ejemplo, sobre lo que implica aliarse con Molotov (“sus letras objetivan a las mujeres, todas son putas y nalgonas”) o sobre las razones para ser uno más. Escriben, escriben, opinan. Participan. Se animan.
A todo esto, stop: Peña Nieto sigue liderando, y los aliados que tiene consigo no son fáciles de ningunear. De hecho, son LOS aliados. El tipo tiene los canales más importantes consigo, tiene todo. En muchos rincones del país, no hay internet, no hay universidad. Es factible que triunfe. De hecho, mucha gente recuerda en Colombia, en las elecciones de 2010, la Revolución Verde, hecha también de jóvenes y red social, que pareció erigir a AntanasMockus por encima de Juan Manuel Santos y, al final, el día de la votación, perdió por mucho. Pero ahora no es lo mismo, y el resultado, de última, no será lo importante. O sí, porque los próximos cuatro años son cuatro años en la vida de todas las personas. Pero, por detrás de eso, y aunque parezca verdad de Perogrullo, se percibe algo que se está modificando. ¿Qué? Plaza Tahrir, Túnez…La revolución, se titula un filme, no será televisada. Pero, ¿Será twitteda? ¿Se acuerdan del lema de Obama, “Yes, we can”? En México, dirían “Sí, podemos”. ¿Quiénes podemos? Los 132.
1 de julio, 9 AM, empieza el conteo. El conteo, que no es el proceso. Repite respuesta de antes: nosotros, los 132.

Poemario Trans Pirado

Por Susy Shock
 
Al borde del borde asoma esta hormiga

guacha de olor ámbar,
que rebota en todos los nidos
de la naturaleza santa.
Porque no se puede ser hormiga
y andar de “ligue” con los topos
ni poner cara de oler mierda,
si Pinochet sale de ronda
mitad cerdo, mitad pavo
animalito de Dios.
Que el beso de hormiguero
que puse en el espejo del baño
es un regalo marinero que ya fue.
Media rota, media corrida, “media jodida”;
pero de solero al tono siempre.
Ojalá supieras de ese arco iris
en mi alma, esa noche de escuchar
diáfanas en forma de Lágrima Ríos.
o del aullido en la vereda de la libertad
a costa de más llagas y de un vientito verde.
Ojalá oyeras los gritos de tantas,
de doler, es claro, pero mucho más de amar la risa,
como monitos en el tinglado,
como niñas que nunca sabrán nada
y al final del país se lo sabe todo:
de golpe, de palos, de lucha, de muerte.
Y una, sin embargo, se crea el nácar
que cargaremos por el valle,
esa hojita verde de esperanza,
que llevamos en el lomo o bajo la tanga,
en el medio de semejantes tetas
para iluminarnos la cara.
¿O te pensás que somos menos
o aportamos nada,
si le estampamos mariposas revoltosas
a la cara del Che?
Ojalá entendieras antes de correrte
y salir,
antes de vestirte
y salir.
Siempre salir:
de mí, de dentro de mí,
de todas las partes de mí.
Que también tejemos la alborada
Mientras tanto: ¡viva Chile, mierda!
***

Hay una belleza Valleja,
tiene César la ausencia del amor
y un pupitre alado por donde viaja este continente,
sin saber de su vuelo,
un idiota se hace varón y de funcionario solo un paso,
o dirigente de campo, o padre estándar.
Y en la nube del sermón creído, es una urraca la Patria.
Y las mujeres de semejantes tipos se sacan la polaroid,
sonrientes, bienvestidísimas, lejos de la danza
o de cualquier amorosa verdad,
o de todos los deliciosos orgasmos que siempre se les escapan.
Juntos hacen escarapela a la tardecita de la Patria,
otra vez Patria te nombran
y lejos Va llejo lo César del amor.

de «Poemario Trans Pirado«
ediciones Nuevos Tiempos (2011)
Susy Shock es actriz, escritora cantante y docente. Trans sudaca. Editó “Poemario Trans Pirado”y “Relatos en Canecalòn”.
Lee la entrevista con Susy: http://www.nosdigital.dreamhosters.com//2012/06/la-extincion-de-adan-y-eva/

«La pintura me salvó la vida»

Con más de una década de trabajo constante, Mart Aire es un nombre obligado en la ruta del graffiti, pero sobre todo, es un artista apasionado. Su búsqueda de nuevos espacios para expresarse es permanente. En charla con NosDigital, habla sobre la necesidad de pintar y nos lleva de paseo por las calles que tan bien conoce. Subite a la bici y agarrate fuerte…
El street art está de moda. Por suerte, poco tiene que ver esta nota con eso. Acá hablamos de arte en la calle. Sí, en español. Y de un artista, Mart, que tiene mucho más para decir a parte de su nombre.  El graffiti fue su cuna, pero hoy, aunque la urgencia y la necesidad de pintar no lo abandonaron, es como una hoja con márgenes demasiado estrechos para él. Después de casi 15 años de trabajo, se anima a herramientas diversas, maneja múltiples soportes y expresa su arte en espacios con o sin techo.  Cuando dibujó su primera pared, pisaba los 11 años; desde ese entonces, se encuentra en una búsqueda y experimentación constante. A los 25, Mart es un profesional y trabaja de lo que ama; pero cada tanto, mientras hablamos de calles y paredes, por el filo de sus ojos que adivino tras los lentes, se asoma el niño y sale a jugar.
– Busco que la pared me hable, que me diga. Pero ya no es la pared, es el entorno, es el todo. Como alguien pinta cuadros, yo pinto paredes, y por mes puedo pintar 4, 5, 6 paredes. Es constante; es lo que me gusta: pintar. Y me doy cuenta que de esa forma que pinté la primera vez sigo pintando. En el sentido de que no soy un obsesivo: como salía, salía y respetaba ese momento, y eso me llevaba a la evolución. Yo quiero seguir pintando toda mi vida, nunca voy a hacer una obra perfecta, jamás…sé lo que me va a faltar y lo voy a dejar. No me siento a la altura de hacer algo perfecto, soy un individuo.
-¿Cómo encarás un mural?
– Tengo mis tiempos. Voy, miro la pared, quizás pinto en tres días pero una pared me lleva meses, desde que la vi, le saqué una foto y la miro en mi compu hasta que voy a pedir permiso…Meses. Voy a andar en bicicleta y la miro, la miro, la miro. Yo voy a dejar una obra, es mucha responsabilidad, no voy a hacer un dibujo que… ¿qué? Está bien, le voy a sacar la foto y la voy a subir a mi página y la va a ver la gente que le gusta el mural y el arte en la calle. Pero también la va a ver un millón de personas que pasa por ahí. O sea, ¿quién soy yo para ir y ponerle un dibujo en frente de su casa? Es mucha responsabilidad y me siento muy consciente de eso, hoy es a lo que más le presto atención: ¿qué carajo voy a hacer? En el barrio me conocen mucho y conozco a casi todos, hay una relación muy grande. Está el panadero y estoy yo que soy el muralista, y es así, lo saben. Entonces, me siento en la responsabilidad de ver qué voy a hacer. Y miro, miro, miro y hay un día que ‘tuc’, salió, es esa. Y voy y lo hago.
-¿Cómo es el momento de ir a pedir permiso?
– Es increíble, es tomar aire y decir ‘bueno, positive vibration, iluminame, haceme que emane una buena onda, que toque el timbre y le caiga bien’. Es esa, es el azar. De 10, 9 y medio me dicen que sí. Pero lo pienso desde afuera y es una locura… Mi speach es: ‘Disculpe, señor, mi nombre es Martín, soy muralista, me gustaría realizar una pintura en su pared. Usted no tiene que poner nada, yo tengo las pinturas, las escaleras, solo necesito el permiso.’ Y se me quedan mirando. ‘Pero, ¿qué vas a hacer? No me hagas nada religioso, ni nada pornográfico, ni nada político’. ‘Jefe, hago unos muñequitos…olvídate; pinto unas bicicletas…’. Lo bueno es que casi siempre tengo un trabajo cerca para dar de referencia.
 
Cuando habla, Mart sostiene una sonrisa calma y se permite sus pausas para elegir las palabras, como quien dibuja los sonidos en el aire. Parece sentirse cómodo en este ph de Palermo, en donde termina de instalar la exposición que inaugurará el espacio HoneyComb. Desde las paredes, nos miran sus cuadros, murales y dibujos; es como si todas sus creaciones se colaran y se hicieran presentes en cada una de sus frases. Son esos tantos años de pintura que se palpan en su habla y se expanden desde la yema de sus dedos. Como le dijo Tristán, dueño del lugar y quien le propuso hacer la muestra: “en cada cosa que hacés se refleja toda tu carrera que está andando por ahí”.
– Cada vez que hago una muestra, me fascina. Trabajar el espacio me parece algo increíble. Me gusta hacer todo con tiempo; en realidad, es ponerle ganas. El día de la inauguración me encanta porque viene un montón de personas que quiero y me quieren, pero lo hago para los demás. Igual que lo que hago en la calle es para los demás, la muestra la hago para los demás. Pero el armado es el momento que más disfruto. La primera muestra que hice fue en el 2008, y fue también la primera vez que vendí un cuadro.
-¿Cómo es ponerle precio a tu obra?
– Es muy raro. A mí es una parte que me costó, entender que el dinero es energía. Pero descubrí que mi tiempo es trabajo y que mi trabajo es dinero. Es al día de hoy que estoy haciendo la lista de los precios y digo ‘¿quién carajo va a pagar por esto?’ Pero también es liberarte del preconcepto. Pienso en el precio de este dibujo y dudo, pero es un dibujo original a tinta hecho a mano que dura para siempre…y la plata al lado de ‘para siempre’, no vale nada. A mí me gusta hacer las cosas profesionalmente, por más que el graffiti en la calle es mi vida, aprendí a creerme a mí mismo que es mi profesión. Como un trabajo: yo soy muralista. Yo realmente tuve la necesidad de trabajar de lo que me gusta. No lo hago por moda, lo hago porque realmente lo siento. Si no sigo lo que hago, no me va a llover un departamento de un familiar…lo tengo que hacer, como lo hizo mi abuelo y lo hizo mi viejo, hoy me toca a mí. Y lo tengo que hacer. Siento que ese es el gusto de lo recibo por lo que hago, el gusto de lo trabajado, de lo ganado… es mágico también.
-¿Cuándo empezaste a pensar que la pintura podía ser tu vida?
– Mirá, con mis amigos parábamos en una plaza, éramos una pandilla y las cosas se pusieron muy ásperas, muchos amigos presos…y fue como que dije ‘salgo de acá o termino en cualquiera’. Mi mejor amigo estaba preso, teníamos 15 años y ver sufrir a la madre de él desde afuera me hizo dar cuenta que yo no quería eso para mi mamá. Si caés preso, no caés vos, arrastrás a tu familia… Justo ahí se dieron muchas cosas juntas. Tuve mi primera novia y me salió un laburo con Cartoon Netwoork de 30.000 pesos. Ahí dije ‘estoy en cualquiera, si sigo así voy a terminar muerto o preso; si pinto, hago lo que me gusta y gano más dinero, y mi mamá va a estar contenta’. Por eso para mí la pintura es mucho y no es una moda, a mí me salvó la vida…por eso me gusta pintar buena onda y por eso me siento responsable por lo que hago.
-¿Cómo fue lo de Cartoon Network?
– Me mandaron un mail, y la ecuación termina siendo de vuelta simple: es pintar. Si pinto en la calle, las cosas suceden. Y bueno, tuve una reunión, estaba con un discman, con un auricular escuchando música y del otro lado escuchaba, decía ‘sí, sí, te hago lo que quieras’. Fue una locura. Me di cuenta de la capacidad de producción y de cómo se ejecuta algo profesionalmente, lo hicimos impecable. Ahí arranqué a pintar muy profesional y a hacer campañas publicitarias con murales. Éramos chicos… Quizás si hubiese tenido la edad que tengo hoy en ese momento, ahora tendría una empresa de vía pública con arte. Pero empecé a trabajar tanto y con tantas agencias… yo quería pintar, no sirvo para hacer negocios. Empezamos a tener dinero, y nos terminamos peleando con un amigo por eso, por contactos…ufff, no va, es como prostituirte con la pintura.
 
Habla mucho de valores y cada palabra se siente genuina con ese fondo de pasión. Por momentos, de esa expresión relajada y fresca, emerge una madurez escalofriante, una claridad que te desarma. En esa reflexión se filtra una y otra vez algo tan fundamental como la necesidad de pintar: su familia.
-Ellos estuvieron de acuerdo. Mis viejos me ayudaron siempre. Me llevaban a pintar, los domingos, después de comer, con la abuela. Yo a ellos les debo, hoy, mi vida. Que estemos charlando acá y que esté todo esto acá colgado…Siempre me dijeron que haga lo que me guste, que ellos me iban a apoyar. Me siento afortunado de tener los padres que tengo, por lo que me enseñaron. Siempre me hablaron de amor y respeto. Si tenés eso, es tan mágico cómo viene la buena onda que para qué vas a elegir otra cosa.
-Y en ese sentido, ¿cómo te trata la gente mientras trabajas?
-Hay de todo. Hace poco estaba pintando y se frenó un abuelo de noventipico de años con su hijo que ya tendría 70. Se frena el viejito que casi no podía caminar, me mira, y yo pienso ‘qué me irá a decir, me va a retar’. Y me dice: ‘vos la tenés clara.’ Le digo ‘¿por qué, don?’. ‘Porque estás regalando cosas a los demás’. No podía creer que un tipo de 90 años tenga la capacidad de ver lo que está sucediendo. Casi me pongo a llorar. No sé, hay mucha comunicación. Una vez me llamó un tipo por teléfono y me dice: ‘mirá, no me conocés, pero vi lo que hiciste en la estación Ministro Carranza y lo único que te quiero decir es que nunca dejes de pintar’. Me puse a llorar, no sabía quién era. Es increíble. Yo me siento muy afortunado. Como aprendí muchas cosas también aprendí a ser consciente de eso, y como no abusé de la libertad que me dieron tampoco abuso de eso. No me siento más que nadie, ni menos que nadie. Eso me ayuda mucho. Me hace tener la sensibilidad para poder salir a pintar. Es muy fuerte pintar en la calle, estás expuesto todo el tiempo, estás abriendo el pecho y poniéndolo ahí como…Es algo muy loco. Te putean bocha también, pero putean los que van en auto ‘pintate el culo, boludo’. Y sí, me lo pinto si querés también.
-¿Cómo fue la transición del graffiti al mural?
– Escribir mi nombre me parece muy al pedo. No tengo problemas conmigo para andar escribiéndolo en todos lados. Es que… ¿quién soy yo para andar escribiendo mi nombre en cualquier puto lugar?, no le encuentro el sentido hoy. Por haber pintado mucho: me di cuenta que me gusta dibujar y que puedo dibujar cualquier cosa. Y unas letras…qué se yo, tenés un límite en el graffiti. También pintás para cierto ámbito y cierto entorno y mercado de graffiti….y  a mí me chupa un huevo, yo no quiero ser el más King de la ciudad. El ego lo tengo dominado.
-¿Cómo te ves hacia adelante?
– Hace un tiempo, trabajé durante un año en el CGP 14, contratado por el Gobierno de la Ciudad. Fui como un infiltrado, el graffitero adentro del sistema. Coordinaba y diseñaba proyectos para proteger espacios. No se pueden imponer las cosas, eso tiene el graffiti, que es una imposición. ‘Me como la ciudad y me como el mundo, y voy y pongo mi nombre.’ Si no tenemos diálogo…somos un montón, si no nos hablamos, es una imposición frente a otra y estamos vos ahí y yo acá, y listo, me quedo en mi casa porque estoy cómodo y no salgo porque me da miedo. Mi máximo sueño… me imagino siendo urbanista de una ciudad, tengo experiencia de 15 años de pintar graffitis, de ver paredes y calles y cosas todo el tiempo, yo voy por la calle y veo pocitos, veo detalles, soy muy detallista. Creo que le vendría bien a una ciudad para desarrollar cosas que nos sirvan y funcionen bien. Yo me imagino siendo un viejo urbanista y tirando colores para todos lados.
 
Se ríe y le creemos mientras nos pinta ese mañana tan tangible. Pero si de futuros próximos hablamos, en Julio, Mart viaja a Berlín para la presentación de su libro Paseo – Walls & Draws: “PASEO es un álbum de imágenes, un lapso de tiempo en mi ciudad, una ventana, un momento estático de algo en movimiento. PASEO es un regalo para todos aquellos que quieran sentir el viento en la cara y que les gusten los dibujos a mano alzada. PASEO es mi forma de vivir, paseando por esta hermosa vida. Simple y liviano.”
-En los viajes… ¿Cómo es pintar en otras ciudades?
-Mirá, en San Pablo no podés pintar. No podés pintar porque la policía no te va a ir a preguntar, te puede pegar un tiro, así directo. En París, que fue otra ciudad muy grande en la que estuve, vos no podés pintar el frente de tu casa. Si te querés levantar y lo querés pintar de rojo, no podés, el Municipio te da tres o cuatro pantones de colores y ya. Imaginate hacer una bicicleta andando, olvídate. Pero acá es hermoso. Aunque también está al límite… cuando viene alguien europeo, te hace mierda la ciudad, la destruye, la arruina. Porque como está todo bien, pintan en cualquier lado, pintas las casas, hacen pelota todo, después se van y qué importa. Eso está pasando mucho acá, deben notar que está todo pintado. Es discernir entre sos cool y sos un pelotudo, estás ahí al límite. Yo también tuve esa visión, cuando era niño pintaba todo, entonces no me puedo enojar, no puedo protestar porque yo también lo hice. No sé por qué tuve la capacidad de revertir eso… quizás porque yo empecé a pintar por una necesidad.  Pero bueno… está de moda la pinturita en la calle.

El rugido de Catnapp

Amparo/Catnapp juega a ser varias y se nos escurre entre los dedos. Su mirada inquieta nos confiesa en cada instante que esta felina encontró en la música su selva madre. En charla con NosDigital, habla de sus inicios como DJ, del descubrimiento del drum and bass y de la fusión y la experimentación constante.

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Tengo la suerte, o no por estar influenciada, de conocerla hace tiempo. En otro juego, otro ambiente, en un lugar mas frívolo que nos metía tras un escritorio a cumplir un horario haciendo cosas que no nos gustaban. Solíamos hablar de sueños, de proyectos. Amparo nunca se quedaba quieta; hay manías que nunca cambian. Hoy, ella se mueve imparable con su música, como alguna vez charlamos papelerío de por medio.

En esa otra vida, de escritorio y pantalón de vestir, Amparo era ya Catnapp, ya le corría por la sangre alguna sustancia extrañamente felina que terminaría de transformarla. Desde siempre pensé: “esta mina es diferente”; ahora, años más tarde en su casa de Belgrano donde la calle se hace fin contra las vías del tren, lo vuelvo a pensar y lo confirmo.

Aunque aclara que hizo música desde siempre, la historia arrancó como DJ. “Empecé a estudiar en Sónica. Terminé y empecé haciendo electro. Hice minimal, tech house y después tuve una bandita de pop que se llamaba Ballotage”.

Hasta ese momento, la música caminaba por dos caminos simultáneos pero paralelos. Se fusionaron el día en que por una sesión de fotos, llegó a la Fiesta +160 de Drum and bass, un tipo de música electrónica nacido en los ‘90. “Fui ahí y flashé. Dije ‘wow, esto lo re quiero hacer’. Mezclar mi voz con esto, fusionar dos cosas que ya hacía que eran la música electrónica y cantar”.

Desde ese momento, nos damos cuenta que lo que quiere hacer, lo hace. Catnapp confiesa que le cuesta delegar, por eso se pone objetivos, se sienta, aprende y lo logra. Esta vez, no fue la excepción. “Me senté en mi casa y traté de hacer drum and bass. Hice tres temas, una mierda, una mierda, una mierda, hasta que uno salió. Me compré una compu para poder hacerlo bien, descubrí que tenía un micrófono interno y ya está. Gol. Empecé a grabar con eso, los primeros temas los hice con el micrófono de la computadora y a partir de eso empezó a desarrollarse y mutó a algo que ya no es drum and bass, es otra cosa que ya no sé qué es”.

Después de cuatro discos que nos muestran diferentes estilos es difícil poder encasillarla. Tampoco le interesa, mientras lo que surja sea ella misma. Amparo, Ampi, Api, Cat o Catnapp son muchas personas en una sola y eso se refleja en su trabajo. “El último disco es súper ambivalente, son como dos personalidades en una. Yo tengo esa movida, tengo como dos siempre. Dos metas, dos ideas. Soy bipersonalidad. La música que hago es totalmente honesta. Hasta hace muy poco me costaba inventar un tópico que no sea real, siempre es algo que me haya pasado. Lo que yo hago lo escuchás y es totalmente yo, estoy expuesta ahí para que lo escuches”

Autentica en el escenario y autentica ahora en esta charla, reconoce su crecimiento, pero siente que tiene un techo. ¿What the fuck? Sí, ella canta en inglés y no le llama en absoluto por el momento hacerlo en castellano. “Más allá de que a la gente le gusta la música, o cómo suena, o lo que sea, la mitad o más de la mitad no la entiende y más cuando estás en vivo que a veces ni en castellano se entiende. Entonces no les termina de llegar del todo, como que la persona no se identifica tanto”

En inglés o en castellano, sube al escenario y se transforma en una energía abrumadora y eso contagia, te invita a mover el cuerpo y hasta los labios murmurando algo que creemos entender. ¿Qué importa el idioma si la música llega? “El escenario es la comodidad infinita. Lo que más disfruto hacer, me sale un personaje que soy yo en realidad, pero que por ahí en al vida no está siempre latente ahí exteriorizado”.

Amparo/Catnapp/Amparo se va mostrando de a ratos diferente. Siempre sonriendo, sin dejar que se enfríe el mate, con su gata tatuada en el brazo, que ahora duerme en la silla. Llega el 30 de Junio con su música a la Fiesta Trauma en Córdoba, y proyecta seguir creciendo, seguir tocando y que se sigan escuchando sus discos. Todos se pueden descargar gratis; nuevamente sonriendo dice: “El que quiere comprar un cd lo hace por fetiche, no para escuchar la música. La música está en internet y me gusta regalarla”.

La música de Catnapp en:

http://www.catnapp.com.ar/
http://soundcloud.com/catnapp
http://www.myspace.com/catnapp

La canción en la trinchera

A 30 años del fin de la Guerra de Malvinas, La Perra Que Los Parió presentó su nuevo video, «Trae el viento la voz», filmado en las islas.

«Hay un montón de cosas que los músicos podemos hacer para poder acompañar cosas que suceden. El caso Malvinas es una de esas y la verdad que me siento…”. Piensa, busca la palabra que defina la sensación y sigue: “No puedo encontrar la palabra, quiero ser parte de tratar de mantener viva la cuestión de Malvinas como tantas otras. Me quiero hacer parte y quiero que la banda sea parte de mantener vigente esa cuestión. Quizás con una canción se puede aportar a la causa”, nos dice Nahuel Cruz Amarilla, El Viejo, voz de La Perra Que Los Parió desde hace más de diez años.
Estamos compartiendo con la banda una noche de fuertes emociones. Hace 30 años se ponía fin a la Guerra de Malvinas y La Perra eligió la fecha para presentar su nuevo videoclip “Trae el viento la voz” filmado en las Islas, con imágenes y letra conmovedoras, fiel reflejo del compromiso que asumen de homenajear a los héroes muchas veces olvidados.
La noche se coronó con cinco temas en vivo en un acústico íntimo para prensa, algunos fans y excombatientes que acompañaron en un aplauso sumamente sentido. Arriba y abajo del escenario las sensibilidades estaban a flor de piel. Juanchi Espada guitarrista de La Perra nos compartía sus sensaciones después de charlar con uno de los presentes: “Todavía me estoy recuperando porque nos re agradeció más que nada el hecho de poder transformar algo tan bravo en algo lindo como es un hecho artístico y que los pibes empiecen a saber cómo es la historia”.
La Perra Que Los Parió demuestra una vez más desde su constante compromiso cómo el arte puede recuperar historias que no deben ser olvidadas para transformarlas en música y reivindicación.

Loncopué: mina linda, mina fea

El pasado 3 de junio, el pueblo neuquino Loncopué entró en la historia democrática Argentina al llevarse a cabo las primeras elecciones en las que se aceptaba o rechazaba un proyecto minero. Ganó el sí a una ordenanza que prohíbe la mina, frente a un gobierno que hizo todo lo posible para que fuera no. Aquí, la historia íntima de las trabas que pueden existir en un pueblo argentino donde el suelo tiene petróleo y minerales, pero la cosa se complica.

Cortesía Emiliano Ortiz Diario 8300 web

Loncopué es un municipio habitado por unas siete mil personas en el noroeste neuquino y cabecera del departamento provincial que lleva su mismo nombre. A fines de la década de 1980, un periodista radial lo bautizó “Capital de la Amistad”. Vaya uno a saber los motivos que llevaron a este hombre a llamarlo así, pero lo que sí está claro es que no subsisten ninguno de esos lazos.

En 2008 se dio a conocer la posibilidad de establecer un proyecto minero en el que la empresa china, Emprendimientos Mineros S.A, y la Corporación Minera de Neuquén (Cormine) extraerían cobre del cerro Tres Puntas, cercano al paraje mapuche Campana Mahuida, ubicado a escasos 15 Kilómetros del casco urbano. A partir de allí, los ciudadanos se organizaron y formaron la Asamblea de Vecinos (AVAL) y la Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Campana Mahuida (Avacam), que junto a la comunidad mapuche Mellao Morales, propietaria de las tierras en cuestión, lucharon y militaron para divulgar su postura ambientalista.

A partir de ese momento, todo cambió en el día a día de un pueblo muy pequeño en el que todos se conocen con todos. La falta de comunicación, el prejuicio, la violencia, las acusaciones sin pruebas y la poca capacidad mediadora y pacificadora de figuras representativas de la comunidad tornaron la convivencia insostenible. Familias amigas ahora están enfrentadas, personas que se conocen de toda la vida ya no se pueden ver las caras. Literalmente.
Ante esta situación social y frente a la posible explotación minera que utilizaría sustancias como mercurio, ácido sulfúrico y cianuro, el miedo y la desconfianza invadieron al común denominador del ciudadano. Esto fue aprovechado por algunas personas de un sector que, detrás de la bandera ambientalista, escondían su gran objetivo: generar una imagen política y aprovechar estratégicamente la crisis de credibilidad que vive el histórico Movimiento Popular Neuquino (MPN), consecuencia de la mercantilización de la política ejercida desde hace años por sus funcionarios, para ganar poder.

Este panorama, sumado a la incapacidad del gobierno provincial de comunicar su postura y concientizar al ciudadano, o al menos intermediar para abrir un debate pluralista, dejó el campo allanado para que estos “ambientalistas” socaven poder y provocó que un gran porcentaje de la población se oponga al proyecto minero por tres simples razones que se retroalimentan: falta de información, miedo y descreimiento hacia el gobierno.

Cáncer de Estado

Alrededor del 65% de la población económicamente activa de Neuquén depende directa o indirectamente del Estado provincial y en un pueblo tan pequeño como Loncopué, los efectos de este fenómeno se notan a gran escala. Superpoblación en oficinas e instituciones públicas y empleados que no hacen más que marcar el ingreso al trabajo y volver a sus casas son algunas de las consecuencias que se observan fácilmente. Durante décadas, familias enteras han conseguido cierta estabilidad económica de manera cómoda y fácil, para luego transmitir esta ambición a las futuras generaciones que no aspiran a otra cosa que ser empleado estatal.

Argentina necesita de petróleo y minerales y Neuquén los tiene. El modelo económico que sostiene este Estado-dependencia en la provincia gobernada por Jorge Sapag gira, hace ya varios años, en torno a la extracción y explotación de recursos naturales. Esta actividad podría significar un gran desarrollo económico y social para la provincia, pero también, un gran desastre ambiental en zonas que, como en el caso de Loncopué, subsisten, no en menor medida, gracias a la actividad turística que sus paisajes y recursos atrae.

La invitación a no votar del Gobierno

El pasado 3 de junio Loncopué entró en la historia democrática Argentina al llevarse a cabo las primeras elecciones en las que se aceptaba o rechazaba un proyecto minero. El resultado fue contundente: el 82 por ciento (2.125) votó por el SI a la ordenanza 1054/2012 que prohíbe la actividad extractiva dentro del ejido urbano, contra un 14,9 (388) que se manifestó en contra de dicha normativa municipal.

Lo hecho por los vecinos ambientalistas para concientizar y evitar el desarrollo minero está claro: militaron, de manera leal para algunos, desleal para otros, por el NO a la mina durante casi cinco años. En cambio, las medidas tomadas por el Gobierno para transmitir su mensaje de tranquilidad y confianza a los ciudadanos brillaron por su ausencia hasta días previos a los comicios. Ahora ya es tarde y parecen no tener otra alternativa que escuchar la voluntad del pueblo. O quizás no, ya no cabe lugar para sorpresas.

En la mañana del primero de junio, dos días previos a las elecciones, el pueblo amaneció alfombrado con panfletos que invitaba a la gente a no concurrir al acto democrático que se llevaría a cabo, alegando que las elecciones no eran obligatorias y que no se cobrarían multas ante la posible ausencia (Ver foto). Este manotazo de ahogado fue tomado como lo que es: un acto de aberración que no hizo más que desnudar y esclarecer, si es que todavía hacía falta, la gran incapacidad del gobierno y las personas identificadas por el SÍ a la mina para comunicar su postura.

Durante la realización de las elecciones se identificaron a punteros y funcionarios del Movimiento Popular Neuquino tomando nota de quiénes entraban a la escuela a participar de la jornada y muchos ciudadanos recibieron mensajes de texto intimidatorios, “que recomendaban” no ir a votar para preservar el trabajo y la paz en el pueblo.

El gobierno provincial, en otra clara manifestación de ineficacia y desesperación, se tomó el trabajo de enviar, con dinero del Estado, claro, a su ministro de Coordinación de Gabinete, Seguridad y Trabajo, Gabriel Gastaminza, “a los efectos de garantizar el derecho electoral y que todo el proceso transcurra de la forma más pacífica y armónica posible”, según sus propias palabras.

Para terminar bien arriba, la Policía y Gendarmería local recibieron órdenes de no custodiar las urnas una vez finalizado el sufragio, por lo que tuvieron que quedarse los propios fiscales de mesa para hacerlo. “No es que nosotros no queremos hacerlo, disculpen, pero las órdenes vienen de arriba”, le explicó uno de los oficiales a las autoridades a cargo de la elección.

Si eran tantos y tan importantes los intereses y beneficios para la provincia y el pueblo, como ahora dicen los funcionarios, ¿Por qué no actuaron antes?, ¿Por qué no mediaron y abrieron el diálogo?, ¿Por qué no le dieron la oportunidad al ciudadano de escuchar su versión?, ¿Por qué no se preocuparon por comunicarle las ventajas del proyecto minero al pueblo?, ¿Pensaron que podrían pasar por arriba de la gente?, ¿Por qué tomaron medidas patoteras que sólo favorecieron a la división de la sociedad?

Las respuestas la saben sólo ellos, pero la división dentro del mismo partido ya se puede ver. Días posteriores a las elecciones la Vicegobernadora, Ana Pechen, admitió que “hubo fallas en la comunicación por parte del Poder Ejecutivo” y dejó entrever su opinión en cuanto a las próximas medidas que debe tomar el Gobierno: “uno no puede desconocer que hay un pueblo que tiene un sentimiento que debe ser entendido y considerado”, sostuvo y dejó en claro que su postura no es la misma que la del Poder Ejecutivo, al mando del gobernador Sapag.

Oscar-Livera niavero.org

Historia de la ordenanza

Los vecinos autoconvocados en AVAL y Avacam presentaron, en agosto de 2011, un proyecto de ordenanza al Concejo Deliberante que prohíbe la explotación a cielo abierto de minerales de primera categoría, el empleo de técnicas de lixiviación, es decir, la separación del mineral de la roca a través de la utilización, en este caso, de químicos tóxicos. Antes de que terminen su mandato, el cuerpo de concejales de la intendencia a cargo de Walter Fonseca sancionó dicha ordenanza, pero limitada sólo a la planta urbana de Loncopué.

Como ya se mencionó previamente, la posible explotación minera se llevaría a cabo a las afueras de la ciudad, por lo tanto, la ordenanza no tendría valor alguno. Es por esto que los vecinos de Loncopué impulsores del proyecto la rechazaron y reclamaron que se convoque a referéndum popular, según lo establecido en la ley provincial 53.

El 10 de Diciembre de 2011 asume la intendencia María Villone, quien, junto a los 7 concejales, impulsa la realización de las elecciones y ponen como fecha de las mismas el día 6 de mayo. Tiempo después toman conciencia de que el plazo es muy corto, por lo que el Concejo Deliberante, junto a la intendenta, el abogado Cristian Hendrickse (miembro de AVAL), y los vecinos impulsores del referéndum, identificados como “Mesa del Sí”, establecieron, sin darle lugar a opinión a los identificados como Mesa del No o pro mina, el día 3 de junio como fecha de realización.

En dicha elección, el 82 por ciento de los votantes manifestaron su intención de que se promueva la ordenanza 1054/2012 que prohíbe lo mismo que la anterior, pero sobre el territorio del departamento Loncopué, protegiendo, ahora sí, la zona involucrada.

Valor legal de la ordenanza

La ordenanza tiene contradicciones y errores que hacen peligrar su aplicación. Por esto, el Gobierno Provincial, a través de la Fiscalía de Estado, presentó, el pasado 13 de junio, una acción de inconstitucionalidad frente al Superior Tribunal de Justicia, contra dos artículos y el anexo I del documento, que, según este organismo viola 13 artículos de la Constitución Provincial y 5 de la Constitución Nacional.

El artículo 311 de la Constitución establece que  “el Poder Legislativo, el Poder Ejecutivo y los Municipios pueden convocar a consulta popular no vinculante sobre decisiones de sus respectivas competencias. El sufragio no será obligatorio. Quedan excluidas la materia tributaria y aquellas que no pueden ser objeto de consulta popular vinculante”.

En contradicción a este artículo constitucional el Concejo Deliberante del pueblo declaró al acto eleccionario de carácter vinculante y obligatorio avasallando con poderes y leyes tanto provinciales como nacionales.
El gobernador Sapag sostuvo que “la democracia es la expresión libre de las opiniones y de las ideas, pero una cosa es expresarlas libremente, como en el caso de Loncopué con respecto a la minería a gran escala y otra cosa es querer darle a estas opiniones el sentido de vinculante y obligatorio”, y agregó que el haber categorizado de esta manera al sufragio “es un conflicto de poderes porque nosotros no podemos pretender que con el argumento de la autonomía municipal se avance sobre la autonomía provincial o la soberanía Nacional”.

Por su parte, el fiscal de Estado, Raúl Gaitán, manifestó que ”de considerarse legítimo el actuar de las autoridades municipales de Loncopué se convalidaría que municipios de segunda categoría detenten competencias no asignadas, sin limitaciones ni controles orgánico-funcionales de ninguna naturaleza, y con una discrecionalidad absoluta y un total desapego del marco jurídico en la provincia».

Otro grave error es que el territorio donde se pretende establecer la empresa minera se ubica fuera del ejido municipal, por lo tanto, cualquier documento aprobado por el Honorable Concejo Deliberante con respecto a este tema, como es el caso de la ordenanza 1054/2012, no tendrá valor alguno, ya que éstos sólo ejercen su poder sobre la localidad de Loncopué y no sobre el departamento.

Un dato llamativo, pero no menor, es que la ordenanza llama a votación a los “ciudadanos inscriptos en el padrón electoral del ejido municipal de Loncopué”, presentando aquí una gran contradicción al dejar sin voz ni voto a las personas que no habitan en el casco urbano, entre ellos a los más perjudicados, los habitantes de Campana Mahuida.
Un Gobierno incapaz y con grandes problemas de comunicación, una localidad que no quiere sus aguas contaminadas, pero tampoco dialogar, y una ordenanza poco válida en términos legales son los protagonistas de esta historia que, claramente, no terminó en el poético acto eleccionario del último 3 de junio.

El sentido político en el arte

Por Damián Ariel Barbarito

“la cabeza piensa donde los pies pisan”. P. Freire

 ¿Arte y política? Esta dupla al parecer es extraña, sin embargo, existen quienes sostienen, o sostenemos, que el arte es uno de los campos a disputar en la emancipación de los pueblos y la construcción del poder popular.
En nuestros días es difícil hablar de este tema seriamente ya que el arte ha sido relegado a lo estético, separado de todo lo demás. Por eso, es necesario comprender cómo ha sido el funcionamiento del Arte Político, aprender de lo que otros ya han hablado. Resignificar los espacios en los cuales nos movemos en función de nuestras condiciones materiales.
Lo viejo que no termina de morir
Existe una concepción muy instalada en la sociedad de que el arte y la política tienen muy poco que ver entre sí. Esta idea responde a la famosa consigna l’art pour l’art, “el arte por el arte”, la propuesta de que el arte solo se debe ocupar de sí mismo y no interesarse por las problemáticas sociales. Esto que nos suena tan apolítico es en realidad profundamente político. Surgido de la estética idealista de finales del siglo 18, postula un arte individualista, en el que el artista debe escindirse de la sociedad para lograr un arte puro; durante el siglo 19, fue una de las consignas principales con las que la burguesía concretó el proceso de secularización del arte.
A lo largo del siglo 20, se discutió la concepción burguesa del arte. Las vanguardias se propusieron devolver el arte a la vida. En Argentina, a principios del siglo pasado, un grupo de artistas denominado los artistas del pueblo tomó los problemas y miserias cotidianos y los introdujo como tema de sus obras. Llegando a los años 70, Berni dio un paso más. Con Juanito Laguna, se incorporaron los elementos y materiales de la vida cotidiana. No pintó a la basura para remitirse a la pobreza sino que la incorporó a la obra para que hable ella misma.
En paralelo a las experiencias desarrolladas por Berni y otros artistas, la mayoría de los partidos políticos y movimientos de izquierda, fueron desarrollando identidades propias utilizando símbolos -puños, banderas, pintadas, alusiones a los trabajadores, a la lucha y a la revolución-. Estos elementos funcionaron como ilustración de proyectos políticos, de imaginarios de una realidad en disputa.
Es con el Tucumán Arde y con el Siluetazo que estos caminos paralelos se cruzaron. En particular el Siluetazo, acción colectiva realizada por primera vez en la Plaza de Mayo en la tarde del 21 de septiembre de 1983, es un claro ejemplo de cómo ciertos procedimientos artísticos pueden ser tomados por un movimiento social como práctica política.
Lo nuevo que no termina de nacer
Entonces, ¿cómo pensar el arte político? El primer paso podría ser no pensar lo político como un adjetivo del arte donde la cuestión artística aparece subordinada, casi como una cuestión decorativa respecto de ciertos programas de intervención política. Lo interesante es pensarlo como un espacio de cruce, de desbordamientos entre lo político y lo artístico[1].
En este sentido, es importante empezar a pensar a los artistas como intelectuales, es decir como productores privilegiados de discursos sobre lo real, generadores y difusores de visiones del mundo [2]. De esta manera, lo que planteamos es que la “obra” es un discurso sobre lo real.
No podemos contentarnos con obras de “denuncia” o mimesis que suponen una realidad “de verdad” frente a la cual hacen de intermediario. Si pensamos que la realidad es constitución del lenguaje, el desafío que se nos presenta es el de cómo trabajarlo y qué practicas desarrollar para construir la realidad que deseamos.



[1] Ana Longoni – Arte y Políticas visuales del movimiento de derechos humanos
[2] Apuntes sobre la nueva proliferación del debate entre intelectuales ¿Rencillas entre colegas o prácticas intelectuales emancipatorias?