Archivo por meses: enero 2012

Escritor incondicional

Camilo Blajaquis presentó su segundo libro, Crónica de una libertad condicional, en el que narra cómo es su contacto con la vida por fuera de la cárcel. Contando sobre la viuda en el barrio, que él denomina “ghetto”, el escritor saca un nuevo texto que impresiona. A su vez, comenta la incomodidad que le genera que lo sigan pensando, simplemente, como el pibe que saltó de la prisión a la literatura.

Un desafío: el último capítulo del segundo libro de Camilo Blajaquis, Crónica de una libertad condicional, es una entrevista firmada por “¿Todo piola?”, el poeta que tomó su nombre del revolucionario cubano Cienfuegos y el apellido del obrero de Quién mató a Rosendo dice: “Son contadas con una mano las entrevistas que fueron distintas. ¡Todos me preguntaron lo mismo! En todos lados salí diciendo lo mismo. Es el mismo discurso multiplicado mil veces. Porque funciona. Un día mi novia mandó: ‘ya no leo las notas que salen porque siempre dicen lo mismo’. Cuando me tiró eso me quise matar. Se terminó transformando mi discurso en una uniformidad, y no está bueno”. No más “pibe chorro ejemplo” ni “de la cárcel a la literatura”.

“La mayoría de mis composiciones son reacciones instantáneas de mi cuerpo a partir del contacto con la realidad luego del encierro. Es un relato de ese encuentro de mi cuerpo con la calle. Un encuentro donde yo tengo el mismo cuerpo que antes del encierro, pero otro alma, otra conciencia”, condensa para presentar a su libro.

-¿Qué rol juega ahí lo condicional de tu libertad?

-Mi obra hay que situarla en el mundo de la experiencia empírica, nada de cosas ideales, sino cosas que se piensan paralelamente a lo que se vive. Hay que ubicarla donde se merece. Además de lo político hay otras cosas que juegan en el vivir de uno. Yo sigo viviendo y aprendiendo del barrio, del ghetto. Sumado a lo político hay pasiones. De eso habla mi libro, de nosotros, las personas. Parte del nosotros y lo analiza. Después da diagnósticos simples: indiferencia, similitud y poder. Todo es una batalla continua por el poder. Desde una esquina del barrio hasta el congreso: quién es mejor que quién, quién es más bueno que quién, quién gana, quién pierde. “La vida es competencia” es uno de los lemas de lo cotidiano. El arte es político porque también hay de esa competencia, como en todo en la vida.

-Pero a la vez decís que hacés arte, no política, “aunque en realidad eso es un juego, porque el arte es en sí mismo político”.
-No sé cómo sería perfectamente. Lo que quiero decir es que en el acto de creación, el mundo político no debe ser el límite. En algún momento necesito revisar mis propias miserias porque hoy en día lo político está muy contaminado por el ego.

-¿Por eso elegiste recrearte a partir de lo artístico?

-No puedo estar todos los días hablando de política por más profunda que sea.

-Otro capítulo se titula Geometría de los arco iris. Dice: “Geometría de los arco iris/mil colores desparramados/mil espejos despedazados/mil cristales desfragmentados/mil diamantes recuperados/mil textos incinerados/mil ojos enceguecidos/mil piernas adormecidas…
-Es la metáfora del espíritu. Espíritu es el cuerpo. No son dos cosas diferentes. No es como dice la religión sobre el alma. ¿Se puede traspasar en una fórmula geométrica el espíritu del arco iris? ¿Quién puede saber cómo se diseña una estrella, una luna, un mar?
-¿Por eso también despotricás contra la psicología?
-Por eso y por mucho más. (Nota del Redactor: En la cárcel, cuando le llevó una poesía a su psicóloga, ella le dijo: “Muy lindo esto, pero cuando salgas tenés que trabajar. Vos cometiste un delito, tenés que resarcir a la sociedad y la única forma es que te rompas el lomo trabajando. Con esto –por el poema– no resarcís el daño. Esto puede ser muy lindo, un pasatiempo, pero tenés que trabajar. A ver si se te mete en la cabeza…”. Años más tarde, le respondió en versos que la versera era ella: “Va a haber igualdad/el día que la psicología cierre el orto/y acepte que es ficción verdadera/y que no hay inconsciente/ni sucios secretos de nuestra infancia/tenemos síntomas pero son sociales”). La forma en que presenta el psicoanálisis el alma es ya raro: es algo cuadrado, no múltiple; algo que no desea sino que recuerda; algo que no deviene, que será lo que deba ser. Entonces digo: “¿qué onda? Cómo hice yo y otros tantos que pudieron despertar?”. Si fuera por los psicólogos, nadie despertaría. Ellos impiden la emancipación tan necesaria para el cuerpo.

-¿Por qué para el cuerpo?

-Porque es lo que somos.

-¿Sería la emancipación el alma sobre el cuerpo?

-No. Sería otra cosa: la emancipación del alma-cuerpo sobre la resignación, la tristeza y el poder. Alma y cuerpo son la misma persona.

-¿Liberarse del poder en sí o de la opresión del poder sobre uno?

-Del poder. El poder esta en las venas de todos

-Hubo una frase que me llamó mucho la atención viniendo de vos. En “Rítmica laboral diaria” resaltás que te gusta “escribir, vivir para escribir, morir para escribir, resurgir para escribir. ¿Por qué incluís la parte de morir?

-Porque yo ya morí y renací. A los 16 años tenía seis balazos de la policía, me quedaban cinco años de cárcel. Ingresé a un instituto con los clavos en las piernas, en muletas, pesando 50 kilos. Estaba muerto. Si no hubiese sido conciente de que había que morir para renacer hoy mi presente seria una ilusión y no algo tan concreto como lo es.

Las 5 del domingo

¿Qué? ¿Quiénes? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué?
Distintas historias en la voz de sus protagonistas.
Las 5 del Domingo en Vámonos de Casa

– Asesinaron por defender su territorio a de Miguel Galván, militante del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE) e integrante de la comunidad originaria Lule-Vilelas- 14 de octubre del 2012
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-La historia de las ruinas de un Centro Clandestino de Detención oculto en Valentín Alsina- 7 de Octubre del 2012
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– Cuatro estudiantes de colegios secundarios tomados vinieron al programa y nos contaron qué piden. Además, ¿cómo los tratan los medios? ¿Y los funcionarios públicos? ¿Hacia donde apunta la educación pública?- 30 de septiembre del 2012

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-6 años sin Jorge Julio López. Hablamos con su hijo, Rubén- 23 de septiembre del 2012
[audio:http://www.nosdigital.dreamhosters.com//wp-content/uploads/2012/01/Las-5-del-domingo-Jorge-Julio-Lopez.mp3]
-La extrema posibilidad de desaparición que sufre el Policlínico Bancario- 9 de septiembre del 2012
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Mi proceso creativo

Ver la hoja en blanco, momento incomodo si los hay.
Quien me diga que lo incentiva, lo admiro.
A mí, me nubla. De vez en vez, hasta me bloquea.
Siento un universo de ideas en potencia que no llegan a ser actos.
Necesito aunque sea bocetar algunas líneas.
Que ese vacío deje de ser la nada y se transforme en el infinito.
Mi creación surge del caos que genera tanto espacio disponible.
En ese instante exacto en que algo, sin previo aviso, se activa, y las manos se nos conmueven.
El principio indispensable. Inexplicable. A veces, accidental.
Todo un interrogante.
Un torrente vertebral de pensamientos, nociones, conceptos, transformados en representación.
Casi inigualable la sensación en la que el símbolo se materializa en imagen.
Fluyen elementales ideas inexactas que me ensucian en sentimientos.
Lo cotidiano adquiere magia cuando ingreso a mi taller.
¿Qué es aquello que nos hace entrar una vez más en movimiento?
Todavía no lo entiendo, simplemente se antojan mis sentidos, se mudan y me dictan.
Se tornasolan, inconsecuente trazo sus estigmas.

Fusilamientos: la Masacre de Pasco

El 21 de marzo de 1975, decenas de agentes de la Triple A se desplegaron por las calles de Lomas de Zamora, donde gobernaba un poco conocido Eduardo Duhalde, y se chuparon 8 militantes de la JP. Al rato, 35 cuadras más lejos, en Mármol, se escuchó una detonación y empezaron a brotar por las calles del conurbano los cuerpos fragmentados y el olor a sangre. Desde ese día se empezaría a hablar de la Masacre de Pasco.

Imagenes: Nos Digital.


La gente se preparaba para acostarse, cuando otros se preparaban para algo más. A eso de las de las 22 del 21 de marzo de 1975, decenas de agentes de la Triple A –Alianza Anticomunista Argentina- se desplegaron por las calles de Lomas de Zamora para sembrar el terror en la noche que se presentaría más oscura que nunca.
Los vecinos del barrio San José se estremecieron. Golpes, gritos, órdenes, algún que otro disparo. Más golpes. Al mirar por las ventanas –aquellos que se animaron a querer enterarse qué pasaba- no podían observar admirar más que a hombres enfierrados que observaban sigilosamente para ver si había algún testigo. En caso de haberlo, la amenaza y alguna que otra golpiza se encargaban de cualquier incómodo llamado a las autoridades.
22:30, Omar Caferatta y su esposa Gladys Martínez fueron los primeros “chupados”. Les siguió Rubén Banigna y Héctor Flores. Aníbal Benítez y Héctor Lencina, compañeros políticos y amigos de antaño, cayeron juntos, no podía ser de otro modo. Los 16 autos de la Triple A eran una máquina letal y eficaz; ya sabían quiénes eran los “subversivos”, quienes eran los molestos que estaban ahí jodiendo con la Juventud Peronista y sus actividades de base. Ahora el mundo era otro, pensaban, nada de la gilada de Cámpora. Ahora, con Isabel, mandaban ellos. Las víctimas terminaron cuando Germán Gómez y los hermanos Alfredo y Eduardo Díaz terminaron en sus manos.
Ya era tarde, pero los rumores se multiplicaban. Los que habían visto los hechos hacían llamados, movían sus contactos, llamaban a radios, a diarios, a todos para ver si se podía hacer algo, a dónde los llevaban. Pero junto a este, se desarrollaba otro rumor. Desde la llegada de Eduardo Duhalde a la gobernación, los zurdos no volvían. La Triple A estaba en su mejor momento, como pez en el agua. Y así fue. Más allá de cualquier intento de dar con los detenidos, algo era seguro: no estaban con la Policía. No estarían nunca más entre sus familias.
35 cuadras más lejos se escuchó una bomba estallar.
Los habitantes de Mármol se sobresaltaron. No era un fuego artificial, porque no había nada que festejar. Tampoco había un cohete que fuese tan poderoso, tan ruidoso. Algunas ventanas no soportaron la onda expansiva y se hicieron añicos. “Uno tiene que laburar temprano y me vienen con estas boludeces” se dijeron más de uno a sí mismo cuando salieron de sus colchones para ver quién había sido el gracioso que había molestado al barrio. Sus ojos, al penetrar la oscuridad, se grabarían de una imagen que se marcaría a fuego.
Sangre, órganos, brazos, piernas; cuerpos desmembrados por doquier, adornando el descampado, colgando de los postes de luz, empotrados en las paredes. Un espectáculo indigno incluso de cualquier infierno imaginado o retratado a lo largo de los siglos.
Unos no pudieron con esto y se descompusieron, otros salieron para ver si sus mentes no jugaban con ellos. “Yo escuché unos gritos”, dijo uno por lo bajo, el otro replicó: “sí sí, también otro dando órdenes, gritando, con pinta de milico”. Sin embargo, esos fragmentos desunidos no podían acaparar lo que realmente había pasado ahí.
Los bajaron uno a uno de los autos, a empujones, sin importar el ruinoso estado de los secuestrados. Los apilaron y… tiraron. Los fusilaron. Ese acto cobarde e inescrupuloso no había llegado a su fin, ahora tenía que darle su lugar a la barbarie que solo aquellos sub-hombres podían concebir en su lucha (miedo) contra la “subversión”, al comunismo o cualquier cosa que ellos veían como peligrosa. Una vez sin vida, los cuerpos fueron tirados en el descampado y cubiertos de dinamita. El final ya lo sabemos. El 22 de marzo se empezaría a hablar de la Masacre de Pasco.

Un grito femenino en La Voz de la Mujer

Un año, entre 1896 y 1897, duró la experiencia del primer periódico feminsita de la Argentina, llamado La Voz de la Mujer. Hecha por y para ellas, con una tendencia anarquista de «ni Dios, ni patrón ni marido» convocaba a las mujeres a rebelarse contra la opresión masculina, eclesiástica y estatal.

“Hastiadas del eterno y desconsolador cuadro que nos ofrecen nuestros desgraciados hijos, hastiadas de pedir y suplicar, de ser el juguete, el objeto de los placeres de nuestros infames explotadores o de viles esposos, hemos decidido levantar nuestra voz en el concierto social”.

“Ni Dios, ni patrón, ni marido”. Bajo esa consigna se imprimieron durante un año de duración las páginas del primer periódico anarco-feminista de la Argentina: La voz de la mujer. Con su editorial a cargo de la anarco-comunista Virginia Bolten, entre 1896 y 1897 convocaba a las mujeres a rebelarse contra la opresión masculina, pero también contra toda forma de autoridad eclesiástica, patronal, estatal y familiar. En un período de surgimiento de agudos conflictos sociales, en el que los nuevos sujetos se constituían dentro de una incipiente organización del movimiento obrero, estas mujeres intentaron crear su propia orientación revolucionaria de ideas feministas y anarco-comunistas.
La voz de la mujer fue un diario escrito por y para mujeres. Sus redactoras, en su mayoría españolas e italianas, desde un principio dejaron claro el campo de batalla verbal, político e ideológico que le desatarían a quienes trataban de “ustedes”, los hombres. Obviamente, este enfrentamiento trajo tensiones dentro del mismo movimiento anarquista, ya que muchos consideraron a este tipo de manifestaciones como ataques explícitos al género masculino. Lejos de apaciguar sus escritos, un nuevo editorial en su segundo número intentó profundizar su posición en un tono irónico: “Cuando nosotras, despreciables e ignorantes mujeres, tomamos la iniciativa de publicar La voz de la mujer, ya lo sospechábamos. Deben saber que nosotras, las torpes mujeres, también tenemos iniciativa y ésta es producto del pensamiento, ¿saben?, también pensamos. Apareció nuestro primer número y ardió Troya. Claro, ‘¿Emancipar a la mujer, para qué? Venga la nuestra primero y luego cuando nosotros, los hombres, estemos emancipados y seamos libres, allá veremos’. Nadie ni nada tiene una situación hoy más miserable que las mujeres, doblemente esclavas, de la sociedad y del hombre. Si ustedes quieren ser libres, con mucha más razón nosotras”.
Pero más allá de algunas diferencias dentro del movimiento, las feministas se sintieron atraídas por el anarquismo por varios puntos en común. Los preceptos centrales del anarquismo se sostenían en la lucha contra la autoridad y el feminismo anarquista repudiaba todo tipo de poder ejercitado sobre las mujeres, tanto a través del matrimonio como de la familia, y buscaba la libertad de tener relaciones por fuera de estas instituciones. El casamiento, para ellas, no era sólo una institución burguesa, también restringía la libertad de las mujeres, incluyendo su libertad sexual. La Voz de la Mujer atacaba el matrimonio como una causa central, junto con la opresión de clase y la miseria. «Odiamos a la autoridad porque aspiramos a ser personas humanas y no máquinas automáticas o dirigidas por la voluntad de un ‘otro’, se llame autoridad, religión o de cualquier otra forma», así lo expresaron en su cuarto número.
Su estructura se componía por un artículo principal a cargo de una de sus redactoras, un editorial, un poema y alguna reflexión sobre las víctimas de la sociedad burguesa, es decir los pobres y los trabajadores, desde obreros hasta prostitutas, por ejemplo. Sus adversarios, los jueces, los curas y la policía, también eran foco de sus líneas. La contratapa contenía una sección llamada «Mesa Redonda», en la que se discutían noticias de Europa y la Argentina, o se reportaban denuncias o problemáticas de las mujeres. Si bien se incluían traducciones de artículos del movimiento europeo, el periódico aceptaba publicar artículos directamente en idioma italiano.
El formato era de cuatro páginas y su tirada iba de los mil a los dos mil ejemplares. Su distribución, por otro lado, era obligadamente semiclandestina, porque sus organizadoras defendían la acción directa como medida de fuerza. En la portada una inscripción notificaba a los lectores: “Aparece cuando puede y por suscripción voluntaria”. Al igual que la mayoría de panfletos, revistas y cualquier otro tipo de manifestación en papel de la época, los fondos llegaban por pequeñas donaciones que se recolectaban en conferencias o por las suscripciones que ofrecían mensualmente. En el final de cada publicación figuraban los costos de las impresiones para que sus lectores estuvieran al tanto de su manejo económico. Fue entre las mujeres trabajadoras de los centros urbanos que La voz de la mujer surgió y luchó para divulgar sus ideales. Las deudas llevaron a la extinción del proyecto, que publicó su último número el primero de enero de 1897.
“A los lectores
Un año ha transcurrido desde que salió a luz el primer número de La Voz de la Mujer.
Un año de luchas, de sacrificios, de crueles alternativas, de esperanzas y de caídas, solamente atenuadas en algo, por satisfacción de la lucha.
En este año la vida de esta hoja ha sido precaria y raquítica, tanto así, que con pesar confesamos que si los compañeros no tratan (si les agrada nuestra propaganda) de ayudamos un poco más eficazmente, nuestros esfuerzos serán inútiles y tendremos que cesar de publicar La Voz de la Mujer y con ella la del ÚNICO periódico de América y tal vez del mundo entero que hace propaganda de nuestros ideales por mujeres y especialmente para ellas.
Lo repetimos compañeros y compañeras, entusiasmo y voluntad no nos faltan, pero nuestras fuerzas son pocas, por eso, si no podemos más, nos retiraremos hasta poder volver de nuevo a la brecha, y así siempre hasta que la hora del combate suene en el reloj de la conciencia humana, para correr a vencer o a morir por la Anarquía, porque por ella dará su inteligencia, su brazo, y su postrer suspiro.
LA REDACCIÓN DE LA VOZ DE LA MUJER”

“En el nosotros no se pierde la individualidad, se fortifica”

En el Centro Cultural Barracas los vecinos viven y su participación en los mensajes de las obras es determinante. Ricardo Talento, su director, es quien maneja los hilos y quien defiende hace 15 años al teatro como un elemento que sirve para luchar contra la xenofobia, contra la discriminación y contra la gente que no se relaciona con gente. El mensaje de base es simple: “Acá somos todos iguales y construimos lo mismo”.

Fotos: Nos Digital.

Si el Sombrerero Loco y el conejo de Lewis Carroll terminaran con la paparruchada del té y del feliz no cumpleaños, y decidieran finalmente encamarse y tener un hijo (vamos, un poco de imaginación…), engendrarían algo parecido a Ricardo Talento, uno de los principales exponentes del teatro comunitario argentino. Un tipo de bigote excéntrico, mente lúcida y un apellido con la virtud de la oportunidad, que decidió usar su formación artística para mejorar la comunidad junto a sus vecinos. ¿Cómo? Antes que nada, conociéndolos.    

Desde el Circuito Cultural Barracas, una sala alquilada con puertas pintadas y plantas de mentirita que dirige desde hace 15 años exactos, lleva adelante un grupo de teatro vecinal que se preocupa primero por transmitir un mensaje y, después, por la poética. Formado en actuación, dirección y dramaturgia, luego de pasar por distintas corrientes teatrales, Talento finalmente se abocó al barrio y se encariñó con él.

– ¿Cómo deciden qué obra encarar?

– Los proyectos van surgiendo a partir de improvisaciones y de las necesidades de los vecinos. En GPS Barrial (turismo humano), por ejemplo, hacemos una broma y decimos que Barracas es el único lugar donde existen relaciones humanas y, por ello, empiezan a caer turistas. Como realmente no es así, la murga le empieza a mentir a los turistas para hacerles creer que está todo bárbaro. Cuando el turista dice “Hay un bache”, ellos responden que es un yacimiento arqueológico urbano para que los chicos sepan que antes había tierra en las calles. Con esa ironía, estamos contando nuestra historia, nuestras costumbres. Lo que a mí me asombra es que los vecinos siempre la pegan con lo que quieren contar. En el ´95, el vecino se preguntaba qué pasaba que había chicos comiendo en los tachos de basura o aspirando Suprabond. Ellos no sabían qué hacer con eso. Y ahí surgió Los chicos del cordel. Se trataba sobre una mujer del barrio que no dejaba de parir, entonces colgaba a sus hijos en una soga. El Casamiento de Anita y Mirko fue en el 2001, cuando los vecinos quisieron hacer una fiesta para contrarrestar la dureza de la calle.

– ¿Participa mucha gente humilde?

– Están mezclados. Estos proyectos son más de clase media, media baja. Creo que es lo interesante porque yo insisto en que si la clase media no es el puente de integración y empieza a ser xenófoba y a desconfiar de todo el mundo, sonamos. En estos proyectos se ve que se puede. Tenés desde el ingeniero que trabaja en la empresa más grande, al taxista que está desocupado o la señora que vive en la villa y viene con toda su familia. Acá somos todos iguales y construimos lo mismo.

 Acabo de venir de Medellín (Colombia), en donde hace 15 años se mataban a tiros, y desde lo cultural, y haciéndolo en serio (porque abrieron centros culturales, canchas de fútbol, gimnasios), revirtieron el tema. No eliminaron la droga, pero lograron que el único objetivo de los chicos no sea pertenecer a un cartel. Además, acá hay un concepto muy esquemático de cuáles son los sectores en riesgo. Generalmente se cree que son los que tienen menos posibilidades económicas y yo creo que el sector en riesgo es el sector medio.

– ¿Por qué?

– Porque varía sus pensamientos, sus ideologías. Sus líneas de pensamiento están dadas por medios hegemónicos. Si vos vas a la villa, están más organizados. El sector medio está encerrado; en sus departamentos, en su familia, en sus pequeños círculos. Y mientras siga así, es un sector en riesgo. Un día opina una cosa y otro día opina otra porque salió en tal diario. Vive con miedo, cree que permanece conectado, pero en realidad no tiene encuentros personales o son muy pocos. Ahí se va a producir el gran cambio si se logra volver al contacto con el vecino.

– ¿Qué aprendés vos de los vecinos?

– Una sensación de amparo y de confianza. El hecho de que te conozcan y vos los conozcas. Porque el miedo viene de no conocer al de la puerta de al lado. Eso produce terror. Ahora, si uno se tomara el trabajo de tocar el timbre y decir: “Hola, ¿qué tal? Cualquier cosa, tóqueme la puerta”, se cruza una barrera increíble, te sentís realmente seguro. El año pasado, me iba de vacaciones con toda mi familia, y dudé si avisarle al kiosquero de al lado, aunque mi ideología decía que sí. Finalmente le dije y fue bárbaro porque se robaron los medidores de AySA, se desbordó el agua y él se encargó y me solucionó el problema. El barrio no debe ser un territorio al que uno va a dormir solamente.

– ¿Notás alguna diferencia entre los chicos nacidos en democracia y los que vivieron la dictadura, en ese sentido?

– Se nota mucho sobre todo en los que hicieron la secundaria en la época de la dictadura. Les cuesta participar, interesarse. Me conecto mucho mejor con los que tienen hasta treinta, que con los más grandes. Y después con los de mi generación, con los que ya pasaron los cincuenta. Nosotros tuvimos otro nivel de participación y supimos cuándo guardarnos y cuándo volver a salir. El problema está en los que pasaron la adolescencia bajo un régimen de terror, que es el momento que más te marca.

– ¿Militabas?

– Sí, en el Centro de Cultura Nacional José Podestá. Estaban (Juan Carlos) Gené, Marilina Ross, Emilio Alfaro. Era una militancia desde el arte, desde lo cultural. Establecimos pautas de lo que significaba lo cultural que se siguen usando hasta ahora. Digo, los noventa fueron una revolución cultural que nos marcó (privatización, lo individual, el dinero, el lucro), y eso hay que revertirlo culturalmente. Aprender que en el nosotros no se pierde la individualidad, sino que se fortifica. Son conceptos culturales, el eje fundamental de la construcción humana.

– ¿Y qué otras pautas tenían?

– Estábamos dentro de la corriente peronista, pero establecimos que la cosa no pasaba por la lucha armada. Lo que estoy haciendo ahora tiene que ver con eso. El año que viene, si Dios quiere, va a salir un libro sobre Adhemar Bianchi (el director del grupo de teatro comunitario Catalinas Sur) y sobre mí. Él uruguayo, yo argentino. Habla de cómo esto que estamos haciendo no es producto de una inspiración y de dos tipos que se pusieron a hacer esto. Es producto de que fuimos adolescentes en los sesenta y militantes en los setenta. Es todo una continuidad. Si no, parece que la cosa surge de la inspiración mágica y no de una construcción colectiva. Eso es de Hollywood.

– ¿De qué manera llega la gente al Circuito?

– Antes se empezaba todos los marzos. Pero desde hace cuatro años, los primeros lunes de cada mes, los que quieren se integran a los talleres donde transmitimos las técnicas básicas para poder participar de los espectáculos. Porque si no, se armaban como camadas. Con la entrada continua, se pierde eso del viejo y el nuevo. Por ahí uno que entra ahora pone más energía que uno que está hace diez años. Nadie tiene que pagar ningún derecho de piso. A su vez, hacemos una integración generacional. Las divisiones por generaciones nos han hecho mucho mal y ha sido una forma de dominación. Y eso es casi único del teatro comunitario argentino, porque en otros países de Latinoamérica, por lo general, se da más con gente joven.

– Después de tantos años, ¿cómo se rejuvenecen el proyecto y las ganas?

– Con este continuo movimiento. En un momento creímos que era una debilidad, hasta que nos dimos cuenta de que era una fortaleza. Esto es un proyecto amateur, entonces al vecino, de un día para el otro, le puede cambiar la vida. Se quedó sin trabajo, se mudó, cumplió un proceso, tiene el cumpleaños de 15 de la hija. Viene cuando puede, pero siempre hay otro que toma su lugar. Eso sirve muchísimo para no tenerle miedo al nuevo. Al contrario, es una nueva cabeza, una nueva energía, un nuevo pensamiento que se integra a lo que ya está funcionando.

– ¿De cuántas personas son los elencos?

– Mínimo 50 personas. Cada personaje tiene distintas versiones. Depende del día, cambia el vecino. El compromiso es mucho más de lo que uno cree, la gente no cobra. Todos nosotros pagamos una pequeña cuota mensual que, cuando el proyecto es más grande, es casi simbólica. Es el símbolo de la autogestión: cómo conseguir recursos, cómo relacionarse con el dinero público y con las empresas privadas que están en el barrio. Es una continua retransmisión de saberes horizontales. Uno sabe de violín y le enseña a otro. En realidad, nadie está formado como concertista de violín pero, quizás, a uno le gustó y ahí sí va a un conservatorio. Lo bueno es que pudo probar el instrumento acá antes.

– ¿Cómo funciona la dirección?

– Los que están a cargo tienen que saber. El arte no es democrático. No se puede votar. Tiene que haber alguien que decida y debe estar capacitado. Esos son los que están profesionalizados en estos grupos. Cuanto más se profesionaliza compañeros, más se enriquece el proyecto y más amateur pueden ser los vecinos, más amparados están.

A mediados de marzo se repondrá El Loquero de Doña Cordelia, un espectáculo sobre las pequeñas trampas de cada día: los locos del barrio, influenciados por el Bicentenario, han decidido refundar la Revolución de Mayo. En el fondo, lo que Talento y su séquito de vecinos proponen revelar con esta obra, es que consideran a este tiempo uno bueno para rever varias construcciones. “¿Qué hubiera pasado a nivel social, ético, si en el mundial de 1986 Maradona hubiera dicho: ´No, señor. No cobre el gol, lo hice con la mano´?”, reflexiona Talento. “Como sociedad le dimos carácter místico a una trampa, porque se la llamó la mano de Dios”.

Talento está convencido y es optimista. Es él quien ahora se pone en el rol del entrevistador y pregunta: “¿Por qué hacerse los locos para pensar otro mundo posible? ¿Desde la cordura no se puede?” Y no sabemos qué decirle.

«Al futbolista lo tratan como si fuera una gaseosa»

«Hablar de fútbol te diferencia porque de lo otro hay mucho», dice Gustavo Lombardi, ex River, hoy periodista. Por eso lo fuimos a buscar, para charlar del mundo de la pelota, ese que lo hartó a los 27 años cuando decidió retirarse. «Apostar al fútbol es sinónimo de abandonar la educación. Eso te aleja mucho del conocimiento y la lectura. Hay toda una generación de entrenadores y dirigentes que te expulsan de todo lo que no sea fútbol», comenta el ex lateral, para quien Cortázar es un ícono.

Fotos: Nos Digital.

El tipo se tomaba un café doble cuando lo sorprendimos con nuestros grabadores. Gustavo Lombardi, ex River, despejó la mesa y nos dijo: “Siéntense muchachos”. Lateral por derecha, campeón de todo en el Millonario, incluso de la recordada Libertadores del 96, el hombre se retiró joven, a los 27 años. Nada más, nada menos. ¿Por qué? Admite que nunca quiso mucho al fútbol y que tardó mucho tiempo en descubrir, entender y revelarse contra el ambiente: “Al futbolista lo tratan como si fuera una gaseosa”.
El rubio para la pelota, se saca los anteojos de sol, los deja colgando de los botones de su veraniega camisa y empieza a responder, a reflexionar, a transformarse. Pero, por sobre todo, sienta la premisa: “Siempre análisis, siempre”. No hay otra.
Ahora Lombardi –ojo, no Caruso- es periodista, un analítico del fútbol, su laburo es “hablar del juego y no de otras cosas”. Encontró el recoveco desde donde juega cómodo, donde no compra ni vende gilada. Entonces, insiste y se alegra: “Trato de ver lo táctico, descubrir lo oculto”.

-¿Por qué el periodismo?

-El retiro fue un proceso muy largo. Tardé en aceptar que futbolista no era más. Sentí que no podía salir de las cosas de ese ambiente. Probé de todo. En el ambiente, fuera de él. De ser empresario de fútbol, hasta tener un bar en España. Y la verdad, que puede ser poco o mucho, pero de lo que más sé es de fútbol. Y en el periodismo encontré un lugar intermedio de unión, donde puedo desarrollar las cosas que me dejó el fútbol, pero salir de ese ambiente. Además siempre me gustó leer y le tuve cierto amor al periodismo y yo hoy tengo la suerte de que no me exigen otra cosa que no sea hablar de fútbol. Es mi laburo.

-¿Qué lees?

-De todo. Por trabajo tengo que leer la prensa deportiva. Literatura e historia también me gusta. En todos los ambientes marcás diferencia si lees, y en el fútbol se nota mucho más. Hay múltiples lecturas de por qué el futbolista no suele leer. En primer lugar, las inferiores y su sistema organizativo te expulsa de la escuela. Te tienta a dejar el colegio constantemente. Por los horarios de los entrenamientos, por ejemplo. Entonces apostar al fútbol es sinónimo de abandonar la educación. Eso te aleja mucho del conocimiento y la lectura. Hay toda una generación de entrenadores y dirigentes que te expulsan de todo lo que no sea fútbol. “Vos tenés que dedicarte 100% a la pelota, no te distraigas con otras cosas”, ese pareciera ser el mensaje. El que lee lo trae de antes del fútbol, de la familia o la escuela, fundamentalmente.

-¿Qué libros te abrieron la cabeza?

-Cortázar es un ícono en mi vida. Me impresiona encontrar a alguien que describa y ponga en palabras tan precisas algo que vos sentís y no podés manifestar. Retirarme a los 27 años tiene algo que ver. Tampoco le vamos a echar la culpa a Cortazar, jaja.

-¿Qué pasa con el periodismo deportivo chimentero?

-Es bajo. Yo creo que todo va adquiriendo ese matiz de espectáculo. Hasta la política. Básicamente, se trata del dinero. Ahora, ¿el periodismo crea al gusto o la gente pide farándula? No se sabe ahí cómo es el tema, es difícil de diferenciar. Pero el chisme y el programa de ese perfil es el que más rating tiene. A Bonadeo y Latorre los levantaron porque perdían con el Show del Fútbol. Entonces a la gente le gusta más el grito y la pelea que hablar de fútbol. Quizás la gente a esa hora de la noche no tiene ganas de ponerse a pensar y a prestar atención a un análisis intensivo. Hoy hablar de fútbol te diferencia porque de lo otro hay mucho.

-¿Nunca te exigieron que opines de cosas ajenas al fútbol?

Yo no sé por qué, pero no lo hicieron. Será porque ven que venís de otro ambiente, no sé. Tendrán cierto respeto por aquello, porque nunca me exigieron nada. Yo siempre tuve la tranquilidad de opinar hasta donde yo quería, y siempre me advertían previamente: vamos a hablar sobre tal cosa. Si no quería hablar de algo o preguntar ciertas cosas, me decían “salí de la mesa por este bloque”. Me protegen con eso por ahora. Cuando me tenga que enfrentar directamente con la cuestión, lucharé por no hacerlo, pero también soy consiente de que es un laburo y no puedo ser necio y no trabajar en ninguna parte.

-¿Pero apuntamos fatalmente hacia ese tipo de periodismo?

-Yo creo que hay una constante lucha de espacios puertas adentro del periodismo deportivo. Va variando el porcentaje, depende la época y la capacidad de periodistas. Uno requiere más laburo y más tiempo. Ahí hay que buscar la vuelta para entretener a la gente con el análisis.

-¿Entendés a los jugadores que dejan de hablar con la prensa porque se meten en sus vidas íntimas?

-Yo de jugador me he calentado por algún titular mala leche. Pero ahora del otro lado, veo las presiones. Quizás el tipo titula porque es mala leche en su vida, pero habrá otros que tienen un editor que mete púa para sacar una tapa, y sino te echan. Está en las dos partes tratar de ser coherente. Y en eso el futbolista tiene que tener cuidado: ¿Con quién habla? Se empiezan a aceptar las diferentes ramas del periodismo deportivo, se identifican. No tengo muy en clara mi posición al respecto, no sé si está bien. Tiene que ver con la ética periodística, de hasta donde publicar algo. También está la ética del lector, ojo. Ahí hay pocos límites.

-¿Cuáles son tus referentes periodísticos?

-Hace muchos años, Lanata, en la Rock and Pop, en Hora 25, un ciclo de entrevistas a la medianoche. Yo tenía 14 años y me quedé impresionado por un tipo de una profesión que yo no conocía. Es un tipo que puede generar un clima en una entrevista. Me pasó lo mismo con Matías Martin, Juan Pablo Varsky, Roman Iucht, Fernandez Moores. Y como en un futuro quiero comentar, estoy escuchando a todos los comentaristas. A los que me gustan y a los que no, para aprender. Hoy el mejor es Latorre.

-¿Por qué es tan difícil trascender en otro plano para un futbolista?

-Haciendo una nota por el retiro de Calderón, empecé a leer un montón de cosas sobre psicología deportiva y el trauma del retiro. Recién ahí, ocho años después de haberme retirado, empecé a entender todas las cosas que me habían pasado. Depresiones ocultas por no poder dejar el fútbol. Entendí que el jugador crea su persona a la par de su imagen profesional. Están totalmente ligadas esas dos etapas, crecés como persona y como futbolista al mismo ritmo y tiempo. Entonces, cuando te retirás se va una mitad de tu vida, tenés una crisis de identidad, no sos más lo que eras a los treinta y pico de años, la mitad de tu vida. Tenés que reformularte como persona en la adultez. Son procesos difíciles, es un caos. Algunos no lo resuelven nunca, ves a tipos retirados que siguen metidos en ese papel, sin poder escapar a su realidad de futbolista. Y desde ahí critican a los jóvenes de ahora y todo el discurso que ya conocemos. Esto es lo primero por lo que cuesta tanto, la otra complicación es que muchos no saben hacer otra cosa. Yo no me considero un tipo preparado, no tengo ningún título universitario, ni nada, pero pensé que no me iba a costar. Y cuando hice esa investigación sobre el retiro de Calderón me di cuenta que me había costado 7 años ese proceso. Todas las cosas que había pasado, momentos de muchos desordenes en mi vida, no saber que hacer. Entonces ahí entendés porque todos se hacen entrenadores, porque no pueden salir del ambiente. Desde otro lugar, pero son los mismos vestuarios. Ojo, yo tampoco me pude ir muy lejos, aunque el periodismo sea otro lugar, el fútbol sigue siendo la base.

-Fuiste empresario también…

-Yo en ese momento estaba en crisis. Me quería ir a Europa y la primera opción era esa, la de representante. Y en la primera gira me di cuenta que no era para mí ser un empresario. Después, me puse un bar, nada que ver con nada. Y tampoco funcionó. Pero yo me quería escapar de acá, del ambiente del futbolista y pensé que irme lejos iba a resolver las cosas, pero no, mi problema se fue conmigo. Después volví a Argentina y empezó el otro proceso, enganché con el periodismo y sentí un click. Fue hace tres años.

-¿Cambia en algo retirarte joven, como vos, a los 27 años?

-Creo que no. No sé como será retirarte a los 35, pero en lo psicológico no creo que cambie algo. El problema es como te preparás para asumir ese momento. Ojalá hubiera leído lo que leí para el retiro de Calderón 10 años antes, hubiera estado mucho más preparado. Ahí falta mucho laburo de los clubes, en asistencia psicológica.

-¿Se desprecia ese campo en el fútbol?

-Sí, en casi todo el mundo. Se le da pelota mínimamente. Lo cierto es que en River una vez quisieron poner el psicólogo y yo no confiaba. Mirá si yo le contaba a ese tipo que tengo un problema muy privado, va y le dice al entrenador: ¡No me pone ni por asomo, me saca! Así pensábamos…Es mucho más profunda la aceptación o no de esa especialidad en el fútbol. Depende de la capacidad del tipo y de la confianza del futbolista.

-¿Hay técnicos que intentan ser formadores, laburar desde otro ámbito?

-A mi me quedó grabada la experiencia con Pekerman en el mundial juvenil del 95. El debutaba como entrenador de inferiores y no nos pidió que salgamos campeones. Como Argentina venía de una experiencia difícil en el 91, donde se habían agarrado a trompadas y nos habían suspendido para el mundial siguiente, el tipo quería ganar el Fair Play. Limpiar la imagen del fútbol argentino. Ese era el mensaje puertas adentro y nosotros lo entendimos. Ganamos el Fair Play y ganamos la copa. Se puede ir por las dos cosas y Pekerman nunca se sentó a explicarme que tenía que hacer con mi vida, me enseñó con ese ejemplo.

-¿Compartís la formación de vertientes futbolísticas: bilardismo, menotismo, bielsismo…?

-Me obligo a no pertenecer a ninguna rama. Yo dejé de ver un partido de fútbol tranquilo hace mucho tiempo, se me fue ese fanatismo de hincha. Tenés que ser objetivo, el disfrute es otra cosa. Tengo que estar parado en un lugar donde puedo destacar lo bueno de uno y lo del otro. Esas vertientes son reales y está bueno que existan, pero yo tengo que estar parado en otro lugar. El análisis dispara polémicas entre diferentes actores. Yo estoy en el análisis, en el medio.

-¿Y cómo está el fútbol?

-Bajo, muy bajo. El nivel se desprende de las crisis económicas de los clubes. De las ventas apresuradas, del miedo que hay. Nadie arriesga nada, se defiende el cero y nada más. Así no se pueden formar jugadores.

-¿Entonces por qué te retiraste tan joven?

-Fue en el 2002, acá era un quilombo. No quería jugar en Argentina, era un caos y tenía miedo. Había una oferta de España y era el único lugar al que quería ir. Me fui para allá. Al final no me firmaron el contrato y me colgaron… Todo se fue dando para tomar la decisión.

-En el 2003, en una nota para La Nación, elegiste como dirigentes destacados a Israel y Aguilar… ¿Qué opinas ahora?

-Lo veo diferente, claro. Por supuesto. Eso fue apenas me retiré y demuestra que el jugador de fútbol no sabe nada. No te enterás de nada. No sabes cómo funciona el negocio. Yo me habré reunido dos veces en mi vida con Aguilar y con qué criterio pude haber dicho que era buen dirigente. No sabía nada. Vos confías en todo, pensás que te cuidan y no es así, sos un negocio. A vos te pueden cagar la vida, no sólo tu carrera, porque a ellos el negocio no les cierra. Y eso yo lo entendí después. Para ellos vos sos una cosa. Es difícil cuando te enterás.

-¿Se nota un claro quiebre en tu manera de ver el fútbol y la vida? ¿Qué pasó?

-Fue gradual. Hubo un momento en que me saturé del ambiente, después de ser empresario me alejé totalmente del fútbol. Por años no ví ni un sólo partido. No hice nada. Cuando volví, el tiempo y la perspectiva, te hacen ver las cosas de mejor manera. Ser representante me ayudó, ví cómo trataban mis nuevos colegas a los futbolistas. Como si fueran una gaseosa que si se pone fea, hay más en el depósito. Y te preguntás: “¿A mi me trataban así?” Y entonces decís: “Yo era un gil, no me enteraba de nada de esto”. La verdad se sabe después. En esa entrevista que citás, seguramente, más de la mitad de las cosas que dije hoy no las debo mantener.

-Dijiste, por ejemplo, que no haber metido nunca un gol en primera había sido la revancha que se tomo el fútbol por no haberlo querido tanto…

-Jajaja, esa la mantengo. Fue la revancha del fútbol.

Volver a Boedo, esa es la ilusión

La vuelta a Tierra Santa parecía una locura más de las tantas de los hinchas de San Lorenzo. Pero luego de las manifestaciones del año pasado, el regreso a Avenida La Plata, de donde fue echado en 1979 por presiones del intendente de los milicos, Osvaldo Cacciatore, parece un sueño más cercano. En abril o mayo de este año se tratará el proyecto que busca la restitución del club a Boedo. Acá, la crónica de la ilusión de un regreso después de tanto peregrinar.

Fotos: Nos Digital.

Es el sueño de todo cuervo desde hace 32 años. Es el deseo de un pueblo que vio como una dictadura militar le despojaba de sus narices – y como a tantos otros – lo que tanto amaba. Es el regreso al barrio. Es la vuelta a Boedo. A los hinchas de San Lorenzo, curtidos por los años, esperanza es lo que sobra. Desde la Subcomisión del hincha, desde los propios legisladores, aseguran que para abril o mayo de 2012 se podrá tratar el proyecto que busca la restitución del club a Avenida La Plata.

La imagen es clara y contundente. Miles de jóvenes, esperanzados y sonrientes, pintados todos de azul y rojo. Cantando, bailando, disfrutando. El escenario al que van dirigidos los cánticos también: la embajada francesa. El pasado jueves 15 de diciembre más de ocho mil hinchas de San Lorenzo se juntaron en un solo grito: volver a Boedo. En ese grito ya no importa que el club haya terminado el torneo en zona de promoción. Tampoco preocupa como debería hacerlo el inmenso déficit de 160 millones que tiene el club. Es un grito que anuncia un freno, que pide un cambio.

“Fundamentamos, jurídicamente, las razones por las cuales la por entonces Municipalidad de la Ciudad, gobernada por el brigadier (Osvaldo) Cacciatore había perjudicado al club. La vuelta a Boedo es una deuda que comprende a la Nación, porque los derechos humanos son algo que engloba a todo el país”, afirma Marcelo Vásquez, miembro del Tribunal de Honor de San Lorenzo.

El Ciclón fue echado de tierra santa en 1979 por las presiones del entonces intendente, Osvaldo Cacciatore, y con la colaboración de una mala gestión de Moisés Annan, presidente del club entre 1978 y 1980. Así, el club se vio forzado a irse y a quedar catorce años deambulando por distintas canchas de la Ciudad. Con la ordenanza de la Municipalidad de Buenos Aires se obligaba a la institución a dejar gran parte de sus terrenos con el presunto fin de abrir la calle Muñiz, construir viviendas y una escuela. Obviamente nada de eso se cumplió y la intendencia porteña le vendió a Carrefour el predio en 1983 a cambio de ocho millones de dólares. Hoy, según la tasación que hizo el Banco Ciudad, el predio tiene un costo de 94 millones de pesos.

EL PROYECTO

A principios de este año, con el apoyo ex diputado por Nuevo Encuentro, Gonzalo Ruanova, y de la diputada Delia Bisuti, se creó una comisión especial en la Legislatura para tratar el proyecto por la restitución de San Lorenzo al barrio. La misma está integrada por miembros de la Subcomisión del Hincha –órgano fundamental que lucha por la vuelta a Avenida la Plata 1700–, miembros de la comisión directiva del Club, legisladores y funcionarios del ejecutivo.

El proyecto, a través de la comisión de la restitución histórica, busca la expropiación de los terrenos. “Es fundamental la voluntad del ejecutivo de la Ciudad para lograr esto. Los fondos provienen de ahí, es muy importante la negociación entre todos porque las tres partes pueden salir beneficiadas. Se puede hasta armar una asociación con San Lorenzo y Carrefour y que se le cedan a cambio los terrenos en Bajo Flores”, afirma el ex diputado Gonzalo Ruanova. Además, Ruanova agrega un dato que dice que no se está teniendo en cuenta cuando se habla del proyecto de «Restitución histórica de los predios de Avenida La Plata»: el agregado cultural del barrio.

“Es una zona que necesita más presencia cultural y no un emprendimiento privado” dice Ruanova. Daniel Peso, miembro de la Subcomisión del Hincha, agrega: “Para nosotros es recuperar la presencia en el barrio. Ya compramos tres propiedades, en una hicimos la casa de la cultura, en otra consultorios para que se atienda de forma gratuita a la gente del barrio y en el otro damos clase de apoyo y hacemos la biblioteca Osvaldo Soriano”.
Además, desde la Subcomisión realizan carnavales, festivales para juntar fondos y movilizar al barrio. “Hay que recuperar la presencia en el barrio, la identidad de un pueblo”, explica Peso.

EL CAJONEO DE SIEMPRE

“No todo el macrismo está convencido de que se trate el proyecto, hay sectores que al igual que pasó con el Club Comunicaciones, juegan que sí, y después en la práctica no lo hacen”, denuncia César Francis, coordinador de Todos por el Deporte. Desde la Comisión de Deportes de la Legislatura de Buenos Aires se hizo lo posible por archivar el expediente y que no llegue a Diputados. “Tuvimos que dar batalla en plena sesión para que suceda, porque querían cajonear el proyecto”, agrega Francis, reconocido hincha de San Lorenzo.

Varias fueron las sesiones que no se comenzaron por falta de presencia en el recinto, o por buscarle trabas a la redacción del proyecto. Para Francis el culpable está bien claro: el macrismo. “Tienen un gran problema a la hora de comprender lo que es un club como asociación sin fines de lucro, tienen problemas para discernir el aporte que un club le hace a la comunidad, lo qué representa a identidad de un barrio”, afirma. Y agrega: “Es una incapacidad de vivencias, porque ellos no se forjaron en espacios comunitarios y solidarios, por eso no están convencidos. Para ellos representa dilapidar fondos públicos, cuando es todo lo contrario, es una inversión para todos”.

EL TIRE Y AFLOJE

“Esto parecía una locura en un principio, un disparate, pero va tomando forma y nos ilusiona a todos”, dice César Fráncis, coordinador de la agrupación Todos por el Deporte. En una de las reuniones en la Comisión Legislativa, miembros de la empresa Carrefour anunciaron su voluntad de negociar por el predio y que la decisión final la tendrá la casa matriz de Francia. Luego de ese anuncio, los representantes del hipermercado no volvieron a abrir la boca. Por ese motivo, la Subcomisión del Hincha organizó la marcha a la embajada francesa y motivó la esperanza cuerva.

El otro actor principal, el Gobierno de la Ciudad, tampoco responde y se hace cargo de su papel. “Existe un principio de continuidad jurídica, en aquellos años nefastos se tomaron decisiones y en función de eso no pueden mirar para el otro lado y decir ‘eso fue en otra gestión, no nos toca a nosotros’, se deben hacer cargo y comprar los terrenos”, afirma César Francis.

LA ILUSIÓN

Carrefour está desde hace tres meses sin abrir sus puertas. Con sus techos dañados debido a un fuerte granizo, y con su local en reformas, pero deteriorado. Los dirigentes dicen que lo desean, los hinchas y los socios lo imploran. Los jugadores adhieren, como su arquero Nereo Champagne, quien dice que hay que volver a Boedo para que el barrio recupere la alegría. Lo dicen todos, lo corean todos, como lo hacen todos los domingos en la cancha: volver a Boedo, esa es mi ilusión.

Para que todos lean

Que los no videntes lean, para un distraído, parece una locura. Pero no lo es. La Biblioteca Argentina para Ciegos lleva casi noventa años ayudando para que los no videntes no se pierdan de ningún pedazo de lecturas. “Es nuestra tarea la inclusión y tratar de facilitar el acceso a la información para las personas ciegas”, cuentan.

Foto: Nos Digital.


La Biblioteca Argentina para Ciegos fue fundada el 18 de Septiembre de 1924¸ bajo el lema «Ayuda a todo ciego en toda forma». Llegando a sus casi 88 años de existencia, en sus orígenes la comisión organizadora fue integrada por Agustín Rebuffo (presidente), Larrán de Vere (secretario), María Marchi (tesorera) y Julián Baquero (bibliotecario), encargados de los primeros pasos que hicieron posible su funcionamiento.
En la actualidad, esta entidad no gubernamental sin fines de lucro, se sitúa en Lezica 3909. Hasta allí llegó NosDigital para conocer sus actividades y charlar con quien la preside, Tania García de Prado.
Sorprende la cantidad de servicios que ofrece la biblioteca en pos de la plena integración de las personas con discapacidad visual a la sociedad.
Tania cimienta el trabajo que se realiza: “Es nuestra tarea la inclusión y tratar de facilitar el acceso a la información para las personas ciegas”
Dentro de sus alternativas se encuentra la Biblioteca Braille Circulante, la cual cuenta con 14.000 obras que van desde géneros como Biología hasta Viajes, crónicas, leyendas y fábulas (vale imaginarse la cantidad de letras del abecedario que quedaron en el medio).
Otra iniciativa es el servicio de Libro Parlante que posee en su haber 1.140 obras grabadas en estudio profesional por locutores voluntarios, disponibles para personas con discapacidad visual y para quienes no puedan leer por sus propios medios.
Para acceder a ambos beneficios no solo se puede ir a la sede, sino que basta comunicarse enviando un mail o haciendo un llamado telefónico. El material grabado se envía de forma gratuita a cualquier punto del país y se devuelve por la misma vía mediante el Correo Argentino. Sembrando el acceso a la cultura, los libros doblan todas las apuestas: “Los libros brailles van a todo el mundo, porque donde hay personas de habla castellana que piden un libro se lo mandamos”, aclaran.
Para la difusión de temáticas educativas, principalmente relacionadas con la discapacidad visual, se cuenta también con 2500 obras que conforman la Biblioteca en Tinta pensada para docentes y padres, pero abierta a toda la comunidad. “Sobre todo material específicamente relacionado con las cuestiones de la educación para ciegos, de la rehabilitación, la formación de docentes. Todo específicamente relacionado con la ceguera y la disminución visual”, explica Tania.
A favor de su crecimiento, en 1927, se estableció la Imprenta Braille, hoy informatizada, la cual no solo imprime publicaciones propias y de otras organizaciones, sino que también ayuda a cumplir la ley nacional que indica que todas las facturas de servicios deben ser impresas en braille, así como la ley provincial que dispone lo mismo para menúes de bares, restaurantes, hoteles y confiterías.
Lamentablemente, esto no siempre se cumple, pero mediante la Biblioteca se puede solicitar de manera gratuita la impresión de las facturas, promoviendo el cumplimiento de lo que a las empresas les corresponde.
La imprenta, junto a la cuota mensual de los socios y otras actividades, ayuda al financiamiento de la Asociación, ya que no se reciben subsidios fijos de ningún organismo estatal o privado, más que el sueldo para una sola bibliotecaria.
De todos modos, desde la Biblioteca se presentan todos los años diferentes proyectos buscando ser financiados por diversos organismos.
Tania explica en que se está trabajando actualmente: “En este momento hemos recibido un subsidio para un proyecto que presentamos que es para proveer libros en CD, en formato mp3, a todas las bibliotecas que dependen de la Dirección de Libros del Gobierno de la Ciudad. COPIDIS, que es la comisión para la inclusión de las personas con discapacidad, nos dio un subsidio, y con ese subsidio nosotros estamos produciendo mas de 1000 CDS que se van a repartir en las bibliotecas. Para que en cualquier biblioteca del gobierno de la ciudad a la que va una persona ciega se tenga acceso a libros grabados”
El abanico cultural de posibilidades se extiende más allá de los libros, y dentro de la gama de servicios se encuentra el Ateneo Cultural Julián Baquero (abierto a toda la comunidad), el Servicio de Apoyo Educativo y el acceso a Informática, Deportes y Distribución de materiales para Ciegos.
Una entidad destinada a la inclusión social que amerita haber sido declarada “de interés cultural y educativo” por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Truchos, planos truchos

En Villa Pueyrredón, como en muchos barrios porteños, los edificios se van comiendo las casas. A simple vista, lo único que incomoda es que el sol se ve menos. Pero en lo profundo, las denuncias por falta del cuidado de la ciudad son muchos. Obras que no deberían aceptarse. Crónica de un lugar donde quieren convencer de que en la Capital Federal no queda más espacio para habitantes.

Foto: Nos Digital.


La reactivación económica y el progreso llegaron en 2007 a Villa Pueyrredón, Ciudad de Buenos Aires. Se empezaron a ver edificios altos, muchos obreros trabajando e inversores especulando. El sol ya no daba en todos los patios de las propiedades horizontales, sino en los paredones de las construcciones sin ventanas. Quejosos se empezaron a reunir dos vecinos a contaminar el progreso con sus panfletos. “Todos los miércoles nos estamos reuniendo en la esquina de Terrada y Del Carril para ver cómo frenamos las construcciones en nuestro barrio”, decían los volantes.
Ariel Venneri, vecino del barrio, se sumó unas semanas después. “Me angustiaba pensando que en cualquier momento demolerían la casa de al lado y construirían una torre de diez pisos. Tenía, como todos los que nos juntábamos, cero participación política”, dice. Sin embargo, escuchó alguna vez el movimiento de vecinos en Caballito. Lo llevó a la reunión y empezaron a comunicarse para darse una mano. Les enviaron mails a legisladores de la Ciudad de Buenos Aires. Redactaron un proyecto de ley para restaurar la rezonificación a la que existía antes del año 2000, cuando se podía construir hasta dos o tres pisos de altura. “Tradicionalmente Villa Pueyrredón tuvo casas bajas de clase media o baja”, explica.
Simultáneamente se contactaron con Rodolfo Livingston, un prestigioso arquitecto porteño. Él los condujo a un equipo de arquitectos urbanistas que, de manera gratuita, hicieron un relevamiento del barrio según su morfología para sustentar el proyecto de ley. “Fácilmente se dieron cuenta que las obras, que en ese momento no eran muchas, no estaban en regla: había edificios que tenían un piso de más, que no cumplían con la accesibilidad, que tenían departamentos más chicos que la mínima legal, que no tienen ventilación, con ochavas con primeros pisos construidos más allá de lo permitido, incluso edificios siameses con planos falsos. Ninguna de todas esas torres eran para oficinas y, de hecho, estaban destinadas a un público inversor”, sigue. El 78 por ciento de los departamentos que se estaban construyendo eran vendidos a inversores para alquiler. No resolvían, como aduce el gobierno macrista, el tema de vivienda.
“Hay una serie de mitos que la opinión pública creía ciertos y no lo son: no es verdad que la Ciudad tiene cada vez más habitantes. Tiene un crecimiento cero desde 1991, la tasa media de crecimiento es la menor del país, más de 10 veces inferior al promedio nacional. Lo que sí hay es crecimiento de la clase más baja, pero estos edificios de ninguna manera están destinados a ellos. El Gobierno de la Ciudad, para colmo, paralizó el Instituto de la Vivienda. Su presupuesto es prácticamente nulo”, denuncia Venneri. También les dicen que los terrenos se valorizan, pero según investigaron, el que se valoriza es solo el primero que se vende en la manzana porque los demás ya tienen un edificio que les roba el sol. En las calles Del Carril y Terrada, la misma esquina donde empezaron a reunirse, hay “Semipisos de jerarquia”. Lo cierto es que violan el código de edificación porque miden menos de 26 metros cuadrados por departamento. Argumentan, a su vez, que trae trabajo. Ariel responde: “la cantidad de personal ocupado no es directamente proporcional al número de pisos y el plantel requerido para hacer diez pisos no es significativamente superior al requerido para hacer tres por economía de escala”.
Eduardo Epszteyn, de la bancada de Aníbal Ibarra, y Teresa de Anchorena, de la Coalición Cívica, hace dos años, se preocuparon por el proyecto de ley. Todas las fuerzas políticas, excepto el PRO, apoyaron el proyecto. Los emprendedores les decían que solo lograrían detener el progreso. Venneri: “Ante tres tapas de Clarín, Mauricio Macri me citó a su despacho junto al subsecretario de Planeamiento Héctor Lostri, una persona muy entradora que solo nos hizo perder tiempo, y a Patricio Di Stefano. Lostri nos negó absolutamente todo y amenazó con iniciarme un juicio que, de haberlo cumplido, habría demostrado que mentía. La ley salió y sirvió para frenar las torres en Villa Pueyrredón y Agronomía. Pero no se quedaron con eso.
Hay un caso que es emblemático: el de los dos edificios pegados. “Tiene todas las irregularidades juntas. Bruno Lamenza, el arquitecto de esa obra, falsificó 19 firmas de un demoledor para poder iniciar sus obras. Es parte de una metodología ya sistemática: un arquitecto presenta la obra en una dependencia de Lostri, la Dirección General del Registro de Obras y Catastro, de Guillermo García Fahler. Se les reclama porque siempre tienen irregularidades, te mandan a la Agencia Gubernamental de Control. El primer funcionario que tuvo la AGC macrista, Pablo Burlot, nos pidió que lo ayudáramos a encarar la problemática. Realmente se preocupó y comenzó a clausurar y demoler las obras, pese a nuestro escepticismo. Lo hicieron renunciar. Hasta le hacían paro los verificadores. En ese momento entendimos para dónde jugaba el partido del gobierno”, relata Venneri. “Esas obras que surgieron gracias a una falsificación tendrían que ser multadas y demolidas. No pasó. En el caso de los edificios siameses, se presentó un plano y se construyó otra cosa. Ahí tienen a gente trabajando de forma semiclandestina, contra el mito de que generan trabajo… En las diecinueve obras se cambió al responsable en el cartel. El GCBA no sanciona a nadie, sí suspende a Lamenza, pero, aunque ya estaba suspendido, construía igual. Tres meses después de la inhabilitación, Lamenza registró la obra de Del Carril donde ocurrió el siniestro Nadie lo verificó cuando presentó los planos. El nuevo arquitecto de las diecinueve obras es socio. Cuando lo descubrimos, lo denunciamos y lo volvieron a reemplazar. Nunca hubo sanciones para el dueño de la obra que falsificó planos e hizo la obra sin respetar ningún código”, agrega.
La AGC tiene un sistema de denuncia en su sitio web. Para los vecinos de Villa Pueyrredón no fue muy eficaz: “te responde automáticamente a las 48 horas que ya se resolvió el problema. Es mentira”, sigue denunciando Venneri. “La obra sigue con las mismas irregularidades”. García Fahler se defiende diciendo: “todo lo que se aprueba está dentro del Código. Si hay irregularidades, las deben detectar las inspecciones. Cuando fueron a su oficina Venneri y Gonzalo Rodríguez, para una nota de CQC, el titular de la Dirección General del Registro de Obras y Catastro aceptó que las pericias las hizo un arquitecto con interés de parte solo porque es arquitecto matriculado. La resolución de García Fahler reconoce que, aunque no se hizo ninguna pericia, habiendo un informe de un arquitecto que dice que no comparten estructura, se autoriza la obra. Jamás piensa que es un hombre contratado por una de las partes y no por el estado. “La estructura de los dos edificios es la misma. Se nos cagan de la risa, no les importa la ley”, se queja Venneri. El funcionario insiste: “Siempre y cuando se ajuste al Código, los constructores pueden modificar los planos”.
La construcción irregular es una metodología. Los arquitectos con los que hablaron les confesaron, a micrófono cerrado, que irregularidades hubo siempre, pero que nunca habían sido tan sistemáticas.
“Toda la gente que, de buena fe, está poniendo plata en esos proyectos, se está perjudicando porque esas construcciones, con las irregularidades que tienen, no pueden recibir el final de obra”, anticipa y contraataca: “Nos tildan de nostálgicos que se oponen al progreso, pero el arquitecto Livingston nos explicó que una casa no es solo ladrillos. Si no, que le pregunten a los que se mudan de su hogar de toda la vida. Hoy el progreso es mejorar la calidad de vida. Un tipo que viene de afuera, lo primero que valora es la diversidad. Los barrios en muchas partes del mundo se han destrozado. Si el progreso es irse en altura, la Villa 31 está progresando más que Barrio Parque”.
Lostri y García Fahler siguen, de todas formas, cómodos en sus cargos.