Archivo por meses: diciembre 2011

Salta hizo saltar mucho más que la banca

A puro rock y a pleno sentimiento, la banda Salta La Banca hizo vibrar al Teatro de Colegiales. El conjunto analizó con NosDigital sobre el enorme crecimiento de la banda en los últimos tiempos. «Es algo inesperado», cuentan, en el medio de un recital repleto de amigos que se acercaron a celebrar este gran año.

Foto: Nos Digital.


La Previa
Llegaron todos, algunas fotos entre chistes y risas y a las 16.38 arranca la prueba de sonido. Santi baila al ritmo de la batería, mientras Julian no descansa, una voz de no sé donde le pide que repita el movimiento y grita “Vamos con el bajo”.
Esto empieza a tomar forma. Beto, Pili, Gonzalo y Julian tocan juntos. Alguien canta, unos segundos después, es Santi caminando desde abajo hacia el escenario.
Arrancan a jugar las luces, ¡Que se arme el show!
Ahora sí suena a pleno Salta La Banca. Terminan el tema y una vez más vuelven a retocar. Nuevamente la batería toma el mando. Sale la segunda y vibra el saxo de la mano de Mauro, lo hace realmente bien.
Todos saludan con sonrisas a los que van llegando, se va llenando de invitados, de amigos, de amigos invitados.
Ruedan botellas en medio del rock. Se cierra el telón: que entre la gente.
El show, una fiesta
Se corea “Soy de Salti, es un sentimiento, no puedo parar”. El ambiente está lleno de rock a punto de arrancar. Se continúan infinitos los coros, vibra el telón, el escenario, vibramos todos.
¿Cuántos habrá hoy en El Teatro de Colegiales? Seguramente más de mil trescientos, todos expectantes…
Bajan las luces, “Que salga Salti y todo el año es carnaval…” Un universo de nuevos agites se suceden. Suenan desde atrás del paño negro que nos separa. El público enloquece, se contagia la emoción.
El día después, NosDigital se junta con Santi
– ¿Qué te genera el instante previo donde, desde el otro lado, explota la gente?
– Terrible, no lo puedo creer. Ayer estaba muy entusiasmado, estaba tan ansioso que bajé del camarín al escenario y estaba la guitarra enchufada, entonces le subí un poquito el volumen y toqué un acorde. Cuando sonó el acorde la gente empezó a gritar y yo me acordé cuando iba a ver un show y escuchaba a los plomos, me descontrolaba. Me pasó algo muy fuerte por dentro, sentí algo muy pero muy poderoso. La verdad es que me pone muy contento.
Saluda Santi y todo se vuelve una verdadera fiesta.
Arrancan con Mercedes que enganchan con Búsqueda desatando los gritos. “Si hay memoria no dejemos olvidar”, y se repiten incansables los papelitos.
Julián al mando de la batería marca el ritmo de Tren al edén. Canta solo la gente.
Estas sí que son palmas. Y va de nuevo, la noche hecha celebración para recibir a ¿Quién dice?
“No somos una banda que se sube al caballo…”, nos cuenta el cantante y con esa frase invita a bailar a una amiga, Nayla, Vals para Jorge.
Explotan los aplausos para Ay Mamá que sube al escenario con unos trajes impactantes, ahora la fiesta es arriba y abajo. Del árbol, la niña y el ángel, una hermosa canción nos acaricia.
Después de El Centinela, la banda agradece “Para nosotros estar tocando en Colegiales es muy fuerte. Que haga este calor y no ver ni la puerta, es fuertísimo”
¿Qué crees que los hizo llegar a Colegiales?
– Y en realidad todo forma parte de algo que supera hasta expectativas. Uno siempre fantasea, pero cuando fantaseas se come todo lo que esta en el medio y toda la intensidad que genera eso que pasa en el medio. Yo capaz que nunca pensé que podía llegar a tocar en colegiales. Yo ahí fui a ver bandas muy grosas, y estar ahí, en el mismo lugar y generar eso mismo que ellos generaron, de otra forma, transformado. Copadísimo”.
Suena No Hay, “Que no hay nada igual a vos…” Un solo de saxo engalana la canción, brillando, continua la trompeta. Aplausos para el bajo, ovación para Pili que ahora agarra la guitarra. Estallan las gargantas cuando el cantante desparrama música en el teclado. Y el turno de Beto “mi amigo y hermano” lo presenta Santi. Juancito en percusión y cierra el solo la batería.
Muchas gracias nos dicen, gracias a ustedes por todo esto les contestaría yo.
– Como banda, se los nota como una gran familia
– Es una gran familia y para solidificar todo eso, para sustentarlo, muchas veces salimos todos juntos… Somos muy amigos, nos queremos todos muchísimo, hay muy buena relación entre todos. Esto es real. Somos catorce personas, todos muy afectivos.
Llega Ilusa Ilusión, Santi baja del escenario, canta de este lado, mezclado entre el publico, es uno mas y nos hace parte del show a lo grande, como un grande.
Los brazos arriba reciben a Mea Culpa, se celebra el increíble instrumental.
Nos sorprende el discurso “Voy a pedir un poco de atención, dentro de días se cumplen 10 años de la masacre de Floresta” Sube la mama de Maxi, nos cuenta la historia y la abrazan los aplausos. El cantante declara “Cada vez que nos quieran meter el dedo en el culo hay que volver a salir a la calle” Considero se corea con profundo respeto.
– Hay un gran compromiso social por parte de la banda ¿Cómo lo viven?
– Lo quiero hacer toda mi vida. Hay muchísimo que trabajar, hay un montón de organizaciones que necesitan ayuda y a mi me gustaría ayudar a cada una de esas causas, pero es muy difícil con los tiempos. Todo lo que hacemos esta dirigido desde la sensibilidad, nada más. Con las ganas de un mundo digno y para todos, y nos gusta, nos encanta, nos apasiona. A nosotros nos interesan los movimientos populares, cantamos porque los reivindicamos, porque reivindicamos al pueblo, porque queremos darle tres horas de alegría al pueblo y si podemos con un disco, hacerla mas extensiva, mejor todavía.
Estigma y Tu entrega. Un aplauso a Marcelo Gómez “Mi padre en la música” y el Cuarteto de Cuerdas para que suena Solsticio, seguido por Desnudando un ángel.
Fuimos la cantamos todos, una vez mas revienta el ambiente.
Entra a escena El Chori y Juancito a la batería para hacer juntos Que nunca se repita.
Todos se abrazan mientras comienza a corearse Duelen las manos.
Se disfruta el escenario. Ramiro Maidana toma el mando de la armónica para excitarnos con Que salte la banca, se nos llena el cuerpo de una energía que contagia y saltamos todos.
Cuantos invitados. Se los sentía a todos más que invitados, amigos.
– La verdad es que el rock es un ambiente bastante frívolo, hay disputas muy banales, es algo que la verdad me parece muy loco. Pero dentro de toda esa frivolidad encontras gente muy copada, y a esa gente copada que me encuentro, gente sensible, la invito a mi escenario que es mi casa y quiero que sea su casa también”.
Vuelve Ay Mama a escena con Sueño. Murga, baile, papelitos, globos, banderas, un gran show. Todos se mueven, nos deleitan, nos divierten, nos contentan.
Franco Sabella en el saxo y Pantera, voz y viola de De la gran piñata, todos juntos hacen Falto de asfalto
Se va yendo la noche, enlazados, conectados se acompaña Seremos.
Una celebración como esta se cierra a lo grande. Se cierra con Somos. “Nos vamos con todo lo que somos, ahora si que quiero que canten conmigo”
El espectáculo se transforma en ceremonia.
Termina, se abrazan, casi 23.30 hs. El saludo final.
Un rato mas tarde leía en el Twitter de Santi: “Llorar de alegría, es algo que no tiene que faltarnos nunca. Gracias por esta congoja jubilosa”

La crónica de la calle

Activamos, salimos, dimos una vuelta y traemos una historia.
Escuchá las crónicas de la calle de Vámonos de Casa

-El Contrafestejo Cultural por el 12 de octubre: ¡Día de la raza las pelotas!- 14 de octubre del 2012
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– La expectativa y movilización en la Embajada de Venezuela en el marco de las elecciones- 7 de Octubre
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– Festival de arte abierto en la Plaza 25 de Agosto, Chacarita- 30 de septiembre del 2012
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– A 36 años de La Noche de los Lápices los estudiantes volvieron a salir a la calle: siguen escribiendo- 16 de Septiembre del 2012
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– Día de la Mujer Originaria en el Obelisco: festejos y alegría- 9 de septiembre del 2012
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-Emoción en Marcha, muestra fotográfica de danzas aforamericanas- 2 de septiembre del 2012
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– Acto de los 6 meses de la tragedia de Once: 51 + 1 muertos, 700 heridos, ningún procesado – 26 de agosto del 2012
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-Festival Mundial de Tango en el Parque Centenario – 19 de agosto del 2012.
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-El nieto 106, la restitución de la identidad de Pablo Javier Gaona Miranda – 12 de agosto del 2012
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-Festival del Frente Cultural de Artistas del Borda – 5 de Agosto del 2012
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– Exposición de Fotoperiodismo de ARGRA – 22 de Julio del 2012
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Juicio Cromagnon II – 15 de julio de 2012
[audio:http://www.nosdigital.dreamhosters.com//wp-content/uploads/2010/02/Cronica-de-la-calle-Comodoro-Py-2da-Sentencia-Cromanion-Programa-14.mp3]

Una década perdida

Corría la madrugada del 29 de diciembre del 2001, cuatro amigos tomaban una cerveza en el minimercado de una estación de servicio en el barrio porteño de Floresta.

Miraban en un canal de noticias las imágenes que mostraban a un policía siendo golpeado por un grupo de manifestantes.

Eran horas difíciles en una Argentina colapsada, con su gente saliendo a las calles.

Días atrás, el famoso “cacerolazo” había dado fin al gobierno del entonces presidente Fernando De La Rua, en una jornada con golpes y muertes por parte de las fuerzas represivas.

Fue entonces cuando estos comentaron lo que la televisión transmitía.

Nunca se imaginaron que el policía, custodio del minimercado, Juan de Dios Velaztiqui, sacaría su arma y dispararía a quemarropa.

Tres de ellos murieron en el acto Maximiliano Tasca de 25 años, Adrián Matassa de 23 y Cristian Gómez, también de 25 años, el restante logró escapar cuando comenzaron los disparos.

Duele saber tanta juventud hecha sangre por un impune gatillo.

A cumplirse diez años de la Masacre de Floresta…

Velaztiqui esta preso. En el 2003 fue condenado a prisión perpetua a causa de los tres asesinatos por el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 13.

Tres familias siguen sintiendo la herida de ese hijo que falta. El domingo 18 de este mes, la mamá de Maxi decía en un recital “Nos mantenemos gracias al amor, gracias a los abrazos, a este aplauso…”

No debemos permitirnos olvidar. Contra el gatillo fácil.

Las autoridades hicieron justicia, nosotros hagamos memoria.

«Al futbolista lo intentan hacer vivir en una burbuja de pedos»

Claudio Yacob, lo conocen casi todos, es el 5 de Racing. Es también uno de los hombres que analizan este mundo de la pelota. Descubrí al futbolista que pinta para olvidar las presiones, que sino fuera jugador viajaría en una motorhome y que piensa que el fútbol es esto: “Siempre caemos pensando que todo es por plata pero hay que luchar contra eso y decir que el fútbol es otra cosa. Hay que decir que no es sólo un quilombo de gente, un negocio, una mafia, con cosas tan sucias que no se pueden entender”

Fotos: Nos Digital.

Claudio Yacob, 24 años, capitán de Racing, es el último en salir del vestuario. Tardará un puñado de minutos en caminar esos 30 pasos que lo separan de la sala de prensa del Cilindro, donde lo esperamos. En el medio repartirá unos cuantos saludos, firmará autógrafos, se sacará fotos con algunos hinchas cholulos y hasta grabará mensajes de cumpleaños. Todo ese recorrido lo hará con una sonrisa. Sus 136 partidos con la camiseta de Racing, un club donde todo es euforia pero también efímero, no hacen que se le borre. “Esto hay que pensarlo así. En disfrutar cada entrenamiento, en que tu familia pueda venir a verte jugar y sentirse orgullosa. Yo cuando entro a la cancha disfruto de jugar”, arranca Yacob la charla con NosDigital.

-¿Te gusta esto de ser futbolista? Más allá de jugar a la pelota, también está la prensa, las presiones…
-Son etapas. Yo me inicié con una pelota, ese fue mi primer regalo. Me crié en un barrio muy humilde, en calle de tierra, en Carcarañá, donde todavía vive mi viejo. Enfrente había un campito que todavía tiene el tejido abollado de haber pateado desde que aprendí a caminar. Después el fútbol se va transformando como ocurre en casi todos los aspectos de la vida, como en toda profesión, en la que uno empieza a descubrir otras cosas. De chiquito yo iba al colegio y llevaba la pelota, volvía del colegio e iba al club. Sentía que jugar era mi vida, me conectaba con todo gracias a la pelota. A medida que crecés y te vas interiorizando para seguir mejorando tuve la oportunidad de ir a un club más grande allá. Y después de venir a Racing.
-¿A qué edad llegaste al club?
-A los 14. Cuando decido venir no era solamente porque me apasionaba sino que ya lo veía para el día de mañana ser futbolista. Hoy llevo seis años en la Primera y obvio que no es lo mismo que cuando debuté. Hoy conozco, o me enseñaron, todas las cosas extrafutbolísticas que implica ser jugador. Y la realidad marca que a uno a veces le sacan las ganas esas cosas. Pero tenés que luchar contra eso y decir que el fútbol es otra cosa. Ees una pasión y no lo que a veces se piensa, que es un quilombo de gente, que es un negocio, una mafia, que realmente hay cosas tan sucias que uno no lo puede entender. Siempre caemos pensando que todo esto es por plata. Pero si lo pensás, el fútbol es otra cosa. Es una pasión enorme que llena y enriquece a muchas personas.
-¿Y cómo se lucha?
-Yo creo que todo está en la base, depende de la familia, tener en claro por qué hay gente que te viene a hablar en ciertos momentos y tantas otras que en ciertos momentos no vienen. Yo cuando entro a la cancha disfruto de jugar y se que mi familia se siente orgullosa de lo que yo hago. Después trato de estar alejado. Hay tanta gente sucia que intenta seguir embarrando esto que se vuelve una lucha constante. Esperemos que los que pensamos así ganemos esta pelea.
-¿Y te podés mantener alejado pese a ser el capitán de uno de los equipos más grandes de Argentina?
-A veces uno tiene que pensar como amateur. Así puede seguir creciendo. Al futbolista lo hacen vivir en una burbuja, que es totalmente irreal para el resto de la sociedad. Tenemos todo. Hay muchos que se creen equivocadamente que esto les va a durar para toda la vida. Y no es para nada así. Tienen que saber que es todo muy corto, hay que disfrutarlo y sacarle provecho. Pero saber que esto pasa y no te dura toda la vida. La gente y los compañeros también te los da el fútbol, a mí me dio compañeros que conozco hace diez años acá en el club. Y eso es lo que hay que rescatar.
-¿Por qué vive en una burbuja el futbolista?
-Siempre digo que al futbolista lo intentan hacer vivir en una burbuja de pedos. Lo intentan eh, no siempre. Porque es muy difícil. Viene uno y de un día para otro empezás a ganar una fortuna, salís en la tele, te reconcen por la calle, vas a un boliche y no te quieren cobrar, vas a un restorán y tampoco, cuando tendría que ser al revés, porque el que lo necesita es el pibe de Inferiores que no llega. No sólo con el futbolista, con los deportistas y los famosos debe ser parecido. Le dan todo y le quieren hacer creer eso para después sacarle provecho a uno del otro lado.
-¿Cuando te tocó subir a Primera te pasó esto o ya tenías claro cómo funciona este mundo?

-Esto viene de la base. Mi viejo fue un laburante toda la vida, lo sigue siendo y lo va a seguir siendo. Ellos me dieron algo que es impagable: el respeto, la humildad y saber que todos somos iguales por más poder o plata que haya. Ni la Presidenta, ni el presidente de Racing, ni el cuerpo técnico, tienen que faltarle el respeto a alguien que está barriendo el estadio, por ejemplo. Porque hay que pensar que todo pasa, y que los puestos se ocupan por momentos. Entonces no se justifica.
-A vos te tocó crecer en la pensión de Racing cuando era un club sin dirigentes casi. ¿Eso también te forma?
-Yo tengo la historia de haber llegado a Racing en 2002 y la verdad que era un quilombo. Fuimos a la casa de un matrimonio en Caballito, donde había sólo un baño, no era la pensión que hay hoy en Racing. En 2004 se armó esto que es un lujazo, a los pibes le lavan la ropa, los llevan al colegio, le dan Internet. Tienen todo y está bien. Yo cuando llegué me tuve que ir a anotar al colegio solo porque mis viejos no tenían la posibilidad de venir, por laburo. Mi viejo trabaja en una fábrica de molinos de harina, arrancó barriendo galpones y de a poquito fue subiendo, pero sigue ahí. De ahí aprendí el sacrifico. Yo era el más chico de la pensión y con un cordobés, que era más grande, empezamos a patear buscando dónde anotarnos. No entendíamos nada. Yo tenía que hacer noveno año. Iba y decía: “Hola, me quiero anotar”. Y así hasta que conseguí un colegio. Iba al colegio y volvía trotando para llegar a tiempo para que el colectivo me pasara a buscar para venir a entrenar.
-¿Lo terminaste el secundario?
-Sí. Hice noveno allá donde me dieron una mano porque entendieron mi situación. Y al otro año, que ya vinieron más chicos de mi categoría a la pensión como Maxi Moralez, Matías Sanchez, Malano, ahí sí nos organizaron mejor y fuimos a un colegio acá en Avellaneda donde pude terminar sin repetir pero con algunas dificultades porque andaba con los viajes de la Selección juvenil. Lo tuve que terminar a la noche. Pero fue una satisfacción, porque tuve que meterle muchas ganas. No cualquiera se va a anotar solo o se cambia de turno.
-¿Por qué hiciste esos sacrificios cuando la mayoría, si anda bien en el fútbol, deja el secundario?
-Porque yo siempre creí que no hay que ser sólo un jugador de fútbol. Que un jugador de fútbol requiere muchas cosas más que jugar bien a la pelota: ser un tipo educado, un señor, bien hablado, que se enriquezca y que cada vez se más inteligente y más capaz. Yo soy un convencido de que alguien que lee, que se forma, se enriquece y se perfecciona. A partir de ahí, un puede entender qué es el contrato que firma, expresarse mejor hacia la prensa. Hoy en día un jugador que se expresa bien ante la prensa y otro que no, hace la diferencia. Hay técnicos que te pueden sacar por declarar mal, o decir algo que no había que decir.
-¿Se le enseña al jugador cómo manejarse con los medios?
-El Colorado Sava siempre cuenta que cuando jugó en Inglaterra llegó y le dieron un manual, le explicaron cómo funcionaban los medios allá, qué medio iba a buscar por qué lado. En Racing ahora algo te explican, pero no hay una persona que te enseñe a declarar, que eso yo se lo expresé alguna vez a Rodolfo Molina. Tiene que haber un tipo que forme a los jugadores a la hora de declarar. Hay una anécdota con Lihué Prichoda que fue a la Selección como sparring. Al otro día cuando volvió a Racing, con 17 años, le hicieron una nota. Le preguntaron sobre la Selección, obvio. Y el pibe dijo, desde la inocencia, desde la frescura, desde la alegría que tenía por haber entrenado con la Selección, que Heinze lo había cagado a patadas. Al otro día lo llamaron de la AFA y le dijeron que no fuera más. Fue un error normal de un pibe, pero más que nada la viveza de periodistas que siempre están mal intencionados. Entonces tiene que haber gente que los forme en ese sentido, sabiendo que hay gente con la que podés hablar de una cosa y gente con la que te tenés que cuidar. Eso se tendría que perfeccionar.
-Hablando de Sava alguna vez nos dijo que incluso adentro de la cancha él pensaba en lo que podía decir el periodismo al otro día. ¿A vos te pasa eso también?
– Yo pienso en disfrutarlo. Si pensás en el afuera te tensionás. Si me pongo a pensar que estoy en la Primera de Racing, me tensiono. Entonces dejo que todo fluya, me libero. Esto es lo que se hacer y pienso que en el campito de enfrente de mi casa era donde mejor me salían las cosas y donde más me divertía. Entonces hay que pensar en ser amateur, en disfrutar y jugar porque me gusta hacer eso. Yo creo que así es como mejor rendís.
-Recién decías lo de formarte y leer. ¿Qué lees?
-Me gusta leer algo de historia, más que nada charlarlo. Una amiga de mi novia estudia eso. Y me encanta, pero no se mucho, me gustaría saber más. Después de otras cosas he leído libros El Secreto, la Novena Revelación, y trato de leer libros que me dejen cosas como Quién se ha llevado mi queso, que habla de los cambios. Por ejemplo yo siempre tengo el pensamiento de que estaría bueno ir a jugar afuera para conocer nuevos lugares, nueva gente, nuevas culturas. Y eso libro te da la enseñanza de que todo cambio es para bien. Que te dan miedo los cambios, pero hay que afrontarlas.
-¿Y todo esto, en tu rol de capitán, lo transmitís en el vestuario o dejás que cada uno arme su camino según sus intereses?
-Yo creo que la familia es el sostén, los cimientos, ahí te formás. Yo tuve la suerte de tener muchachos que me han enseñado mucho, como el Ratón Ayala y el Colorado Sava. Descubrí cosas que antes ni me las imaginaba de la alimentación por ejemplo.
Entonces a mi me encanta hablar mucho con los pibes. Tratar de transmitirles mi enseñanza, lo que yo pude aprender y lo que me han enseñado. Para que puedan ir quemando etapas para que no lleguen crudos a un momento en el que es fácil equivocarte.
-Vos llegaste a Primera cuando Racing ardía y jugaba la Promoción. Eran muchos pibes en ese plantel. ¿Cómo lo vivieron?
-Yo en ese momento, realmente, lo disfrutaba. Era inconsciente. Ahora casi lo tengo que trabajar lo de disfrutarlo. En ese momento hacía mis primeros pasos. Recién hoy tomo la dimensión de que éramos todos pibes del club, que jugamos una Promoción, que esta institución podría estar en una segunda división como está River, Central, Gimnasia o como está viviendo ahora San Lorenzo, que también son todos pibes del club. Hubiera sido muy complicado. Mirándolo de afuera, a River o a San Lorenzo, digo “uh mirá estos pibes con lo que tienen que cargar”. Pero en ese momento lo disfrutaba. Me acuerdo el partido con Belgrano, entré y ni siquiera cuando terminó el partido me di cuenta. Hoy después de cuatro años sí te digo “uh, loco, lo que nos jugamos”. Quedamos en la historia, la gente por ahí no lo valora mucho ese momento pero porque zafamos. Pero si no hubiéramos zafado nos hubieran crucificado siendo todos pibes que nos criamos en el club con 18 años.
-¿O sea que entre ese momento de nervios, siendo todos pibes, a este contexto de tranquilidad vos no sentís ningún cambio a la hora de jugar?
-Obviamente que esta situación es diferente. El club está en otra situación. El equipo tiene otra jerarquía. Hoy se juega con otra distensión. Estamos haciendo historia, entrando a una Copa que hace nueve años no entramos, quedamos ahí de entrar a la Libertadores. Yo nunca jugué en Racing una Copa Internacional. Hace mucho que lo desaba. La vengo peleando hace mucho tiempo y últimamente lo veo que este equipo juega, que este equipo se lo merece. Hoy digo que la institución y el equipo, que van de la mano, vienen creciendo. Vamos mirando hacia arriba. Y eso es lo importante. Yo fui parte de todo este crecimiento y lo siento así.
-¿Te gusta cómo juega Racing?
-Juega de diferentes maneras. Me gusta porque piensa en ganar y en sumar. Ganar se puede ganar de diferentes maneras, se puede ganar jugando de contra o atacando por un lugar donde vos sabés que el rival es débil. Y lo que me gusta es que Racing piensa en ganar. El torneo pasado todos nos acordamos de que el equipo jugaba muy bien, pero perdimos 10 partidos de 19. Una locura. Jugábamos bárbaro eh, yo lo reconozco, pero terminamos 15º. Ahora terminamos segundos, pasamos los treinta puntos, que son cosas que yo nunca viví en este club. Del fútbol argentino creo que Racing es un equipo de los más ricos por los jugadores que tiene.
-Alguna vez, cuando arrancabas en Primera, apareciste como modelo publicitario, que no está tan bien visto por los hinchas. ¿Te arrepentís? ¿Por qué lo hiciste?
-No. Uno cuando hace algo sabe lo que puede venir, está en aceptarlo nada más. Cuando me llamaron estuve dos meses diciéndoles que no, porque creo que el jugador de fútbol tiene que dar una imagen seria. Pero cuando conocí a la gente, me dijeron cuál era la idea, la verdad que me divertí un montón. Fue una experiencia muy linda que hasta la hice una segunda vez. Después ya dije que era un exceso. Pero lo hice sólo como una experiencia eh, no me dieron plata ni nada. El fin era divertirme. Por suerte me dieron mucha ropa y se la traje a los chicos de la pensión, a los utileros, que para ellos es importante. Ellos lo disfrutaron y mucho más yo, porque la pase bien, me cagué de risa. Si la pasas bien, yo creo que no hay que darle muchas más vueltas, no hay que arrepentirse. Hay que hacerlo, sin importar el qué diran porque hablar siempre se va a hablar.
-¿Y por fuera del fútbol qué hacés? ¿Tenés algun hobby?
-Tengo que retomar las clases de guitarra, me gusta cualquier tipo de música. He ido a pintura también.
-Como Ayala. ¿Él te hizo incursionar?
-Con el Ratón hablamos, me regaló un cuadro que se lo pedí. Le tiré un par de centros para que me lo regalara solo, pero se lo tuve que terminar pidiendo jaja. Arranqué porque tenía ganas. Era un momento con muchas presiones acá, que después zafamos de la Promoción. Y eso que decíamos recién de disfrutar no lo podía hacer, me venía ganando la presión. No podía disfrutar de un partido, de entrar a un campo de juego, que venga mi familia, hasta les pedí que no vinieran porque la pasábamos mal. Así que un día iba en el auto y maquinaba, viste. Dije o me tengo que ir de Buenos Aires o algo, porque necesitaba respirar otra cosa. Y pasé por un ventanal que había una vieja pintando, con un pincel grandote, de dos metros. Y la vieja pintaba, pintaba, pintaba. Siempre en la suya. Se le veía sonriendo. Entonces dije eso es lo mío. Me anoté el número. Llamé y me compré una carpeta, unas temperas y me presenté. Pero fui con la idea de que no me descubran que soy jugador de fútbol, para que no me rompan las pelotas. Yo voy ahí para relajarme, para hacer otra cosa, para que el tiempo vuele. Me presenté como Federico, dije que estudiaba administración de empresas. La mina era una hippona, me encantaba la onda. Fui a un par de clases y estaba buenísimo. Hasta que nos sacamos una foto de fin de año y un día la mina me dijo “che, vos jugás al fútbol?”. “No, nada que ver”, le dije. El novio le había dicho que me parecía un jugador. Y yo le mandé que siempre me lo decían, que me confunden siempre pero que ni sabía el nombre del pibe que juega al fútbol. Hasta que ya era incómodo, irresistible. Porque yo cuando pintaba me re concentraba, volaba, el tiempo se me pasaba, lo había encontrado como un cable a tierra de verdad. Entonces la mina, de a tres metros, me llamaba. “Che, Fede”. Y yo nada. Entonces se acercaba: “Che, Fede”. Y yo pintaba, re metido. Hasta que me lo decía en la oreja, porque me olvidaba que era Fede. Y un día ya me dio vergüenza, la mina se daba cuenta. No la podía remar más. Ahora me escribe para que vuelva, ya voy a volver. Sigo pintando en casa, alguna cosita hago porque me encanta. Eran unas veteranas hipponas, un flaco que era re hippón. Me encantaba la onda. Yo soy así… Si no jugara al fútbol me compraría un…¿Cómo se llama eso? (hace con las manos un volante)
-Un motorhome…
-Uno de esos. Vuelo, vuelo, vuelo. Yo ya le dije a mi novia. Cuando termine el fútbol me vas a hacer el aguante. Uno vive con horarios todos los días, de lunes a lunes. Entonces te satura. Es un sacrifico enorme. Te perdés un montón de cosas. La familia, yo tengo dos sobrinas que no las veo mucho, me perdí el crecimiento de mi hermano. Uno se queda con las cosas lindas, pero es una lucha constante que hay veces que te vence, que las presiones te ganan.

Cuando la ficción no supera la realidad

Vecinos de Villa Corina filman un corto de personas que se transforman en zombies tras tomar el agua sucia y contaminada del Arroyo Sarandí. De esta forma, aprovechan para protestar por la falta de cuidado de la zona con una película que reúne espacios de espanto, de risas y de fuerza de gentes que luchan por una vida más digna.
“Luz, Cámara, ¡Vendetta!”, gritaron los integrantes de la Asociación Civil Villa Corina y los de la productora de cine independiente Cosamostra. O quizás también “Luz, cámara, ¡Acción!”. Da igual. Se juntaron a festejar el carnaval después de localizar dónde iban a grabar Corina Mutante y la pasaron bombucha. De película.
Para Néstor Saracho, vecino de Villa Corina, barrio del partido de Avellaneda el subtítulo del corto de ficción caía de maduro: Cuando la ficción no supera a la realidad. ¿Cómo iban a hacer algo menos creíble que la inauguración de una plaza sobre un arroyo mientras “la gilada” aplaude al intendente y sus paparruchadas?
Néstor conoció al Pollo, de Cosamostra, en la Cátedra autónoma de La Vaca. Pensaron en hacer algo juntos sobre ese olor a mierda que se levantaba del Arroyo Sarandí. Los indignaba que los chicos tuvieran infecciones en la piel, que a todos les picara la garganta, que hubiera algunas malformaciones de miembros, que poco se hiciera al respecto. “¿Por qué no hacemos un corto?”, preguntó Pollo de alguna manera mucho más graciosa, a la altura del humor de sus otros cortos como Camine con un zombi anticapitalista. Néstor se dio cuenta que era el momento de la acción y aceptó. “¿Te acordás del taller de producción musical que hago con chicos en la escuela donde yo estudié, también en Corina? Si los pibes quieren pueden hacer la música”. Una fija.
En las vacaciones de 2011, en una asamblea, algunos vecinos propusieron cambios al guion original: “¿Y si hacemos, además, que la única que no se transforma en zombie por tomar agua del arroyo es una chica que cuida una planta?”. Buenísimo, pensó Néstor. Así interpelamos a los que no hacen nada para cambiar algo y encima bardean con el “activista, zurdito de mierda, andá a laburar”. La idea original del corto iba a ser que los chicos se vengaran de la inacción adulta matando a los que no habían hecho nada tirándoles bombitas de agua. “La invitación a la acción al final está en dejar otro mensaje, no solo la crítica, sino también la acción”.
-¿De dónde sale esa diferencia que quedó plasmada en Corina Mutante?
-El problema no es solo la empresa o el político, sino la indiferencia de todos. En la cordillera se está por instalar la Barrick Gold, que va a volar a la mierda los cerros, pero hay una reacción social inmediata. Acá en el Conurbano, las empresas hace décadas que están instaladas las fábricas que tiran sus desechos al arroyo o Río de la Plata. El agua acá está vista como insumo industrial, pero las curtiembres o las papeleras consumen la misma cantidad de agua por minuto y la devuelven igual de contaminada. Corina Mutante intenta ser una invitación a la acción. Tampoco es la idea decir “Buuu, cierren las fábricas”. Queremos que instalen plantas de tratamiento porque los afluentes no alcanzan.
El intendente de Avellaneda se llama Jorge Ferraresi. Al de la película lo llamaron Forroresi. En algún momento la ficción tenía que superar a la realidad. “Después de preguntarles a todos y que me contestaran que no había problema con hacer eso, me di cuenta que si alguien ve el corto y piensa que está hecho solo para burlarse de los políticos es porque tiene el cerebro atrofiado”, dice sin sacarse de la cabeza a los zombies. “Queremos armar quilombo: que uno se ponga de pie y otro quiera romper el proyector. Va a estar bueno presentarlo en Arroyo Sarandí. Eso de inaugurar obra pública para la gilada está en todos lados. Organizan un recital y dicen que es para la cultura. Instalan un semáforo y los vecinos contentos. Te hablan de soberanía, de libertad Pero después te rompen el orto entregando espacios públicos que tienen una función ecosocial. En Avellaneda y Quilmes nadie puede hablar de soberanía porque les están entregando a la multinacional desaparecedora Techint. En los 70’s, a través de una subsidiaria enterraban basura en el CEAMSE de Dominico y Quilmes. Por ese trabajo, CEAMSE le paga a Syusa, empresa de Techint, con tierras costeras. Durante la dictadura, hubo gente que vio cómo tiraban cuerpos en el basural”, denuncia y se esperanza: “Espero que haga ruido, incluso, hacia adentro de los partidos”.
Mientras tanto, hay vecinos que piden la entubación del arroyo, “lo que pasa es que investigando nos dimos cuenta que, para biorremediar el agua, tiene que tener contacto con el aire y el sol. Además, si entubás, te chupa un huevo si las empresas siguen tirando sus residuos y se contamina el agua igual”, explica Saracho. Cuando pidieron el entubamiento, Ferraresi los recibió y les dijo que lo iba a hacer, pero ya era tarde: “no pueden hacerlo porque tendrían que tirar un par de metros de fábricas a la mierda. Es una obra de la concha de su madre la que hay que hacer”.
Mientras tanto, proyectan el corto en actividades colectivas “para que haya debate”. No hablaron todavía de subirlo a Internet, por un lado, porque quieren que se vea en grupo. Por otro, ayudaría a difundirlo. “El formato de Corina Mutante es aplicable a cualquier lucha ambiental y realizable por los propios vecinos. Es una herramienta para autoconvocarse y nutrir la organización. Es muy fácil construir un guion si tenés la comida para los dos días de grabación y una camarita”, multiplica. “En todos lados te forrean burocráticamente con eso de ‘no, hoy no se puede’, ‘no, acá no’, ‘te falta este papelito’, ‘el expediente no está’. Corina Mutante es una forma de vengarse”.

¿Por qué los clubes?

Por el Dr. César Francis fundador junto al Dr. Claudio Giardino de la Asociación Todos Por el Deporte.
Los clubes en la Argentina representan y constituyen un fenómeno singular como espacios comunitarios. Si bien son entidades privadas su accionar es de naturaleza esencialmente semipública ya que constituyen pilares ineludibles de toda política de Estado en áreas tan aparentemente disímiles como concomitantes tal como lo son educación, salud, obviamente deporte, cultura, acción social, derechos humanos, inclusión e integración, y seguramente muchas más.
Los clubes, además, representan y ejercen una maestría digna de culto respecto a lo que representa el voluntariado como acto de compromiso social en pos de acercarnos al tan declamado bien común.
Y ese voluntariado se representa en el aporte diario, silencioso de miles de argentinas/os que con su accionar contienen a otros tantos miles por no decir millones de habitantes de nuestro país en especial a chicos/as, jóvenes que tuvieron y tienen, gracias a los clubes como asociaciones civiles sin fines de lucro, una alternativa a la calle y por ende una gambeta al desamparo.
Puede que muchos crean que soy un romántico nostálgico, empedernido al leer mi inalterable reconocimiento a los clubes, empero mi defensa de los clubes obedece a la convicción de que la Argentina estaría unos cuantos escalones más abajo de no tener un club o varios clubes en cada pueblo, rincón de nuestro extenso territorio.
Soy consciente y realista de los problemas que atraviesan las entidades deportivas, lo deficiente de algunas administraciones, la falta de rigor técnico, las desprolijidades y la corrupción. Hay una frase de mi psicólogo que se aplica a la perfección a esta situación como atenuante a los déficits que muchas veces afloran en estos espacios comunitarios: “La culpa nunca es guacha, tiene padre y madre”. Y muchos de nosotros debemos asumir nuestra cuota de responsabilidad ante los déficits que generan los clubes en su funcionamiento, que los lleva a estar a algunos al borde del abismo ante el siempre riesgoso estado de orfandad al cual los supimos someter.
Pero mas allá de errores, omisiones, los clubes demuestran una fortaleza moral, de valores, de solidarismo, digno de nuestro mayor respeto y consideración, como lo demuestran con muchos ejemplos a lo largo de su existencia. Como cuando en los tiempos más oscuros de dictaduras, muerte e ilegalidad era en los clubes donde se preservaba la vida democrática, el sobre cerrado y la boleta de candidatos continuando con la elección de sus autoridades. O en la nefasta década del 90, esa que se caracterizó por ser un tsunami que arrasaba ante cuanto ámbito comunitario se le cruzara por su camino a fuerza de billetes y pseudos negocios con empresarios disfrazados de yuppies; pero con los clubes no pudieron.
En aquellos años vivimos el intento de Granillo Ocampo y Macri, con algún guiño cómplice desde el rancho de Grondona en la calle Viamonte y que alguna vez fue conocida como la AFA (y quien quiera que me lo venga a discutir y daré el debate, quiero que esta parte de la historia se escriba con rigor sobre cómo fueron los hechos y las conductas humanas ) todavía deben sentir el amargo sabor de no haber podido apoderarse de la presa más codiciada por lo esquiva: Los clubes, para transformarlos en sociedades anónimas deportivas.
Fueron tiempos difíciles para los clubes y para quienes sostuvimos la necesidad de preservarlos como asociaciones civiles. Pero es esfuerzo valió la pena y merecen ser reconocidos quienes pusieron el cuerpo. Entre ellos debemos mencionar al ex Canciller Rafael Bielsa, a Carlos Heller, al actual Secretario de Deportes de la Prov. de Bs As. Alejandro Rodríguez , al subsecretario Juan Manuel López, también a periodistas como Ariel Scher, quien tuvo el enorme valor periodístico de escribir nota que tituló “Los clubes no son anónimos” -la cual debería difundirse nuevamente, habiéndola escrito en el mismísimo diario Clarín y publicándola en el momento preciso y justo en el cual aquella nota debía escribirse y publicarse para así sacudir de la pachorra a muchos y lograr que salieran de la anestesia hipnótica de “un peso un dólar-one peso one dólar”- . También hay que recordar al periodista Gustavo Veiga, con sus informes de investigación en el Diario Pagina 12 denunciando lo que el monopolio de discurso único y de tres letras ocultaba, al mejor periodista deportivo de los últimos 20 años, Ezequiel Fernández Moores, diciendo lo que sucedía desde cada conferencia, charla debate a las que no dejaba de concurrir para difundir lo que el discurso único imperante silenciaba y a Raúl Gámez un hombre que deberá quedar en la historia de la dirigencia deportiva por su coraje y compromiso.
Pero aquellos gestos individuales tuvieron su correlato en lo colectivo y como mero ejemplo no podemos olvidarnos de dos hinchadas que protagonizaron dos gestas conmovedoras : Una es la de Racing para no resignarse a la desaparición logrando el milagro de seguir vivo y para luego sobrevivir al respirador artificial del (des)gerenciamiento de Blanquiceleste S.A. Y el otro ejemplo es el de la hinchada de San Lorenzo que sufrió y enfrentó la represión policial para impedir que la asamblea de su club vote un contrato de entrega a la tristemente célebre empresa de la FIFA, ISL.
Sin temor a equivocarme en esta profecía considero que los clubes proseguirán haciendo magia en la Argentina. Es como si estuvieran condenados a hacerla hasta el día final y si alguien sobreviviera a ese día final llamado el Apocalipsis estoy seguro que una de las primeras decisiones que adoptarían por estos pagos sería la de fundar un club, porque está tan inmerso en nuestros genes que ni el final del mundo podría extirparlo, esta en nuestro ADN cultural, en nuestra esencia del ser humano, en nuestro DNI del alma o sea en nuestra identidad individual y colectiva y fundamentalmente porque son una herramienta inequívoca e irrefutable de permitirnos transformarnos día tras día en mejores mujeres y hombres, atreviéndome a decir que ejercen ese Don de hacernos mejores “tipos/as” por osmosis por el solo y mero hecho de decidirnos a cruzar el umbral de las puertas de un club cualquier en un lugar cualquiera de nuestra tierra .
Los clubes son escuelas de solidarismo, de compañerismo, de pensar en el colectivo y no en lo individual, docentes en el arte de ejercer el pensamiento desde la primera persona del plural y no desde la primera persona del singular apostando a ser mas todos y menos uno. Por todas estas razones no podemos ni debemos claudicar en la búsqueda de un mayor y mejor cuidado de los clubes, una mejor asistencia y ayuda, en darle un mayor protagonismo en la agenda de políticas públicas nacionales provinciales y municipales para que finalmente sean los escenarios que eleven al deporte a la consagración de un derecho esencial en la próxima reforma de la constitución nacional y a que sea considerado un ministerio al igual que educación o salud o justicia.
Para ello debemos continuar ganando con mayor ímpetu y convicción la batalla cultural de la necesidad de preservar a los clubes como asociaciones civiles sin fines de lucro, debemos fomentar la participación y un compromiso mayor de los socios como dueños de los clubes, pregonar la necesidad de que quienes puedan se asocien a uno, dos o tres clubes.
Si salvamos a los clubes estamos protegiendo piezas únicas de nuestra historia , de nuestra raíz nacional. Los clubes vendrían a ser nuestros osos pandas en versión ecologista, y así defendiéndolos estaremos y estamos honrando a nuestros antepasados y dejando una posta con ribetes de legado a nuestros descendientes, en definitiva estamos protegiendo espacios únicos e irrepetibles , un espíritu amigablemente fantasmal que solo habita en ellos, y lo encontramos en su aire, en sus ladrillos.
Por algo las entidades deportivas son centenarias en un país donde casi nada lo es y una de las razones obedece esencialmente a que no tienen como finalidad el lucro ni la ganancia, ya que esos parámetros desvirtuarían muchas o casi todas las acciones que se emprenden desde los clubes porque muy pocas son redituables en términos económicos pero si lo son en algo intangible para la bolsa de mercado o de acciones como lo es hacer una sociedad mejor.
El sueño y el desafío es que los clubes sean ya no centenarios sino milenarios y estoy convencido que, si el recalentamiento del planeta lo permite y afloja con los deshielos, inundaciones, terremotos y volcanes al borde de la crispación, lo lograrán. Debemos , eso sí, cuidarlos un poco mas. Desde el Estado en cualquiera de sus niveles debemos hacerles fácil el día a día no acosándolos con impuestos como si fueran empresas comerciales, ayudándolos a reacondicionar sus instalaciones que pudieron quedar vetustas por el paso de las décadas, incorporarlos a campañas de salud, educación, cultura, capacitación, acción social. Así, tal vez, entre todos logramos cambiarle el final a la película “Luna de Avellaneda” y que sea Daniel Fanego quien deba pensar cómo hacer un nuevo negocio en otro lugar y no Ricardo Darin en cómo hacer un nuevo club, por no haber sabido ni podido defender el suyo.

El baile de la memoria

Hace 10 años que un grupo multitudinario baila todos los 24 de marzo dándole movimiento a los desaparecidos que no están. Le dan otro color a la marcha. Pero para seguir difundiéndose, decidieron hacer un documental que se llamará Piedra Libre y que se realiza con un sistema de financiación bastante novedoso: gente de cualquier lugar aporta vía internet algunas sumas que arman un gran montón.

Foto: Nos Digital.

“Piedra libre para mi y para todos mis compañeros”. Nenes y nenas juegan al escondite, y con la risa desatada de imaginación pintan el misterio de una búsqueda y el sobresalto del encuentro. “Piedra libre” y te salvo, te libero, fin del juego. “Piedra libre” es el nombre del documental de Pía Sicardi y Alejandra Vassallo sobre Arte, Derechos Humanos, Danza y Memoria, en el que un grupo de doscientas mujeres baila para hacer presentes esos cuerpos que ya no están. Con esta energía de búsqueda y movidas por la necesidad de poner el cuerpo, “Piedra libre” también es un foco de luz íntima sobre mujeres que se apropian de su historia y se unen para hacer carne sus deseos, sus tristezas, alegrías y reclamos. Para sus realizadoras, “es la historia contada por sus protagonistas, a través de recuerdos personales que, como pensamientos en voz alta, van hilando la memoria colectiva de un pueblo”.
Alejandra es historiadora y bailarina integrante del grupo de danza afro Oduduwá, que cada 24 de marzo, y desde hace ya 10 años, le abre camino a la histórica bandera de las ausencias junto al latido de los tambores de La Chilinga. Todos los años realizan una convocatoria abierta y crean una coreografía con el lenguaje de la danza de orixás como espacio de construcción colectiva y de resistencia social. Para Alejandra, la potencialidad de este lenguaje “es tan grande que no es necesario hacer la traducción ni explicar qué significa cada símbolo; para eso es un símbolo, tiene multiplicidad de sentidos, es la historia oficial la que te dice “tiene que tener este único sentido”. Estos elementos simbólicos se combinan con el pilar fundamental de la propuesta que es salir a la calle, intervenir y recuperar el espacio público y el propio cuerpo para exigir justicia, para la reconstrucción de una identidad colectiva. En el 2007, Pía, cineasta egresada de la ENERC y cantante, lo vivió por primera vez, cuando le pidieron que vaya a filmar la marcha: “Fue muy impactante, se caían los cuerpos al piso, marcaban las siluetas con tiza, la gente en silencio muy emocionada. Fue muy movilizante, sentí que era una forma de acercarme, de hacerme cargo de mi historia y ver de qué manera podía ayudar a mantenerla presente”. Cuatro años después, ellas quieren transmitir esa primera sensación, esa transformación interna que se expresa hasta físicamente en las bailarinas que lo vivencian. “En ese momento no pensás en nada, solo bailás y sentís; en cada movimiento sos vos, tu compañera de al lado, y también sos los que ya no están”, recuerda una de las participantes.
Las realizadoras del film, que ya cuenta con el auspicio de las Madres de Plaza de Mayo LF, las Abuelas de Plaza de Mayo y la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, recuerdan entre risas y miradas de complicidad cuando empezaron a filmar: “Con tanta energía, pensábamos que íbamos a filmar la marcha y ya la película iba a salir a fin del 2008, pero fuimos aprendiendo que son procesos largos y que hacen a la transformación del propio proyecto. Al principio, estaba armado como algo más formal, con testimonios, voces expertas, hasta que empezamos a recibir comentarios de los que veían el material y entendimos que la historia se cuenta por sí sola, desde el sentimiento, desde las protagonistas, desde lo íntimo.”. Ahora que llegaron a la parte final del rodaje, tras dos años del exitoso recorrido de su work-in-progress, se lanzaron a una campaña de financiamiento colectivo (“crowdfunding”) para terminar de filmar las últimas escenas. Este sistema, que algunos identifican como una forma democrática de mecenazgo, funciona a través de plataformas on-line y está basado en pequeños aportes monetarios, realizados por una comunidad muchas veces anónima que se moviliza en función de su interés por el buen término del proyecto más que en la ganancia que de él pudiera obtener. “Antes de lanzar nuestra campaña, probamos cómo era y nos hicimos productoras de un proyecto poniendo cinco dólares. Te empiezan a llegar noticias y hacia el final todos se ponen como locos para alcanzar la meta. Es increíble la comunidad que se crea, porque terminás sintiendo parte. Cuando llega la fecha límite, si el proyecto no juntó el monto, se devuelve el dinero” cuenta Alejandra entusiasmada por la exitosa campaña que viene haciendo “Piedra libre” que ya alcanzó el 47% del monto necesario. Cada persona que aporta, desde U$5 a U$650, recibe recompensas y se convierte en colaborador o co-productor de la película. Hay tiempo de participar hasta el 30, y podés hacerlo ingresando a http://idea.me/proyecto/68/piedralibredanceandmemory .

2001: el recuerdo y las causas judiciales abiertas

Al cumplirse diez años de los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre de 2001, el actual Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, ex ESMA, llama a la reflexión a través de una semana de jornadas abiertas para todos. Rodrigo Borda, abogado querellante en las causas de las víctimas de la represión policial, explica cuál es la situación actual. Todavía no ha habido indemnizaciones por parte del Estado ni tampoco respuestas de la Justicia.

Rodrigo Borda, en primer plano, durante una charla en el CELS. Foto: Nos Digital.

Es la historia que vivimos. Esa historia que nos tocó con cada una de sus aristas y con sus ángulos profundamente agudos. Esa que dejó más cerca, bien a mano, la posibilidad de entender que la Historia tiene su aplicación en la vida de cada uno. Que es una disciplina a la que poco se le exige, y tiene tanto de potencial para ofrecer. Para los que crean que la Historia va por separado de su cotidianeidad, los diez años que cumple aquel diciembre crítico y sangriento serán buen comienzo para pensar en revisar las concepciones chatas sobre la Historia.
Los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre de 2001 constituyeron el desenlace de una crisis social, política y económica sin precedentes en Argentina. La exclusión y la ruptura de los lazos de representación fueron los dos ejes más significativos. A diez años, desde el Centro Cultural Haroldo Conti realizaron jornadas enmarcadas bajo el título “Razones y legados de la crisis” con el fin de “comprender una etapa fundamental de nuestro pasado reciente y sus marcas en el presente”.
Es imposible desligarse de un predio en donde funcionó durante la última dictadura militar uno de los Centros Clandestinos de Detención más emblemáticos: la Escuela Mecánica de la Armada, donde fueron secuestradas más de cinco mil personas de las que solo doscientas sobrevivieron. Sin embargo, adentro, las paredes asumen un nuevo desafío, resignificar un espacio asociado al horror a través de la creación, reflexión y difusión de la cultura, la memoria y los derechos humanos.
El director de este Centro Cultural, Eduardo Jozami, es muy claro al definir el punto de apoyo de este proyecto que cuenta con la participación de sobrevivientes y grupos de jóvenes: “La programación refleja la multiplicidad de miradas existentes en el Espacio, expresadas tanto en las distintas expresiones artísticas como en la generación de ámbitos de debate y reflexión sobre la memoria. Nuestra invitación a participar de estas actividades es un llamado a hacer de éste un lugar de elaboración colectiva sobre el pasado y el presente. Este Centro Cultural, todavía en construcción, se propone como un ámbito de referencia nacional e internacional de homenaje y recordatorio de las víctimas del terrorismo de Estado, de preservación de la memoria sobre lo ocurrido y la promoción y defensa de los derechos humanos”.
Durante el pasado martes 13 se proyectó el documental 19/20, bajo dirección de Sebastián Menassé, Florencia Gemetro, Carolina Golder y Mariano Tealdi. La película se centra en el testimonio de familiares de cinco víctimas asesinadas por la policía en aquellas marchas a Plaza de Mayo en 2001. Desde estas diferentes voces se indaga en las contradicciones, los motivos y reclamos por los cuales confluyeron en el mismo tiempo y lugar estas historias. Cada uno de los allegados narra desde su perspectiva cómo se desarrollaron esos dos días en su vida cotidiana, desde cerca cuentan cómo vivieron la pérdida de cada familiar.
Después de revivir los cacerolazos, escuchar el clásico “que se vayan todos”, volver a ver las imágenes crudas de los noticieros que mostraban la represión policial y cómo el ex presidente De La Rúa se iba en helicóptero de la Casa Rosada, aparecieron las cifras. La gran movilización popular de diciembre de 2001 tuvo como respuesta un feroz accionar por parte de las fuerzas de seguridad, tanto policía federal como gendarmería, que terminó con más de 30 muertos.
Actualmente, Rodrigo Borda, integrante del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), forma parte del cuerpo de abogados querellantes por algunas víctimas de la represión policial de aquel diciembre. Borda dio una conferencia después de la proyección para dejar en claro cuál es la situación actual de las causas. Entre los obstáculos que sufren destacó que “no hay personas condenadas por estos hechos, a pesar de que han transcurrido más de diez años, y tampoco se ha realizado el correspondiente juicio oral y público. Tampoco hubo indemnizaciones a los familiares por parte del Estado”. Sin embargo, destacó algunos avances significativos en la causa al lograr “enjuiciar no sólo a algunos autores materiales, como los policías que mataron a Alberto Márquez o a Gustavo Benedetto, sino también a los jefes de la Policía Federal que coordinaron y supervisaron el operativo de aquella fecha”.
Fernando De la Rúa no se encuentra procesado en las causas. Sucede que no existen antecedentes de cargos judiciales de este tipo presentados a presidentes elegidos democráticamente. Desde el CELS rechazan por completo esta situación y confían en que se pueda avanzar, ya que creen que “fue una decisión política del gobierno la de reprimir a los manifestantes, y ese contexto se dio en un Estado de sitio que fue dictado por el propio De la Rúa”.
Por último, Borda fue tajante en cuanto al papel que debe encarnar la sociedad: “Es imprescindible que la gente se movilice para fogonear y exigir que estas causas se enmarquen dentro de la agenda actual. Con una mirada al costado de los medios y sin voluntad política es imposible dar pasos adelante.”

Meta balas en vez de goles

Los socios del Club Español conviven con la Policía Metropolitana. Así lo quiso Macri, en lugar de levantar allí un centro deportivo. Los muchachos que patrullan la Ciudad no saben cuidar la identidad de un club que pasó de tener 25 mil socios a 400, que está por descender a la D y por desaparecer.

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Sin fondos, con la deuda apretándole el cuello y con el riesgo de descender a la Primera D, el Club Social, Deportivo y Cultural Español está a punto de desaparecer. Ya no es la institución que llegó a ser la más importante de la colectividad española en Buenos Aires, que tuvo medallistas olímpicos en patín artístico que se criaron en el club. No queda casi nada de ese establecimiento modelo que albergó a 25 mil gallegos. Ni siquiera quedan esos socios: ahora son apenas 400. Son las consecuencias de tres instancias de quiebras, de remates incesantes, del ojo esquivo de la AFA que nunca quiso salvarlo. Es lo que queda de un club que perdió por completo su identidad y que tiene al enemigo cerca, muy cerca. Tiene al macrismo adentro del predio.

Cuando por fin logramos que nuestros pies pisen el club, nos cuesta creer que sea eso. Sólo se ven tres canchas auxiliares de fútbol, otra de baby, un estacionamiento, la histórica confitería donde los fundadores del club juegan a las cartas. Es la resaca que les quedó a los gallegos de ese predio de 14 hectáreas sobre la calle Santiago de Compostela, en el Bajo Flores. Las cinco piletas, una de ellas olímpicas, y sus canchas de tenis, béisbol y sóftbol ya no están. El hockey sobre patines, pese a haber sido subcampeón metropolitano, fue borrado del mapa. El básquet también dejó de existir, porque todas sus categorías perdieron su plaza en la Federación. Los quinchos fueron eliminados, los gimnasios también.

Pero, a pocos metros, todo cambia.

Lo que supo ser parte del complejo deportivo, hoy es el lugar de entrenamiento de la Policía Metropolitana, que pareciera ser más un cuartel militar.
Es la política macrista: de un club social a un centro de formación policial.
Hace años que Mauricio Macri está detrás de los males de Deportivo Español. Exactamente desde el primer pedido de quiebra. Fue en 1998, dictada por el juez Juan Gariboto, debido a los grandes problemas económicos. ¿Quién había hecho el pedido? El actual Jefe de Gobierno. Al poco tiempo de asumir como presidente de Boca, Macri faltó a todos los códigos: su equipo fue el primero en más de 100 años en pedirle la quiebra a otra entidad deportiva. Todo por una insólita suma de 80 mil dólares. Esto surgió después de que les cedieran a préstamo sin cargo y sin opción a jugadores que no eran tenidos en cuenta en 1996 por el xeneize, como el arquero Sandro Guzmán, o el goleador Silvio Carrario, entre otros. Por todos los jugadores que llegaron desde Boca, los gallegos pagaban 500 mil dólares mensuales de contratos, una locura increíble para el club, que lo dejó al borde del abismo económico y que fue el puntapié inicial para su debacle deportiva.

En el año 2000 llegó la segunda quiebra, después de descender a la Primera B Metropolitana. El juez Juan Garibotto decidió el cierre definitivo del club. En ese momento, el reclamo de los socios e hinchas se hizo oír: se encerraron una semana dentro del club para que no se remataran las instalaciones. Por esos días, en los que Racing transitaba una senda parecida, se dictó la Ley de Fideicomiso en Argentina, una ley que indica que los bienes de las sociedades civiles sin fines de lucro no se pueden rematar por un plazo de diez años. Español seguía resistiendo.

El tercer intento venía con un remate inminente de las instalaciones del club. Luis Tarrío Gómez, perteneciente a la peña “La Furia” y uno de los máximos responsables de que el club al día de hoy siga con vida, relata un poco la desesperación que tenían por salvar su club. “Fui a una presentación en la que se juntaba gente importante de los clubes supuestamente para defenderlos de las sociedades anónimas deportivas. Ahí no se mencionaba a Español, que estaba a días de poder morir. Hablé, peleé y a partir de ser escuchado ahí se pudo hablar con el por entonces Jefe de Gobierno (Aníbal Ibarra) y nos salvamos del cierre definitivo”.

En 2003 se salvó la ejecución de los bienes, incluido el Estadio España, por la redacción de la ley de expropiación temporaria, que transformó al club una personalidad jurídica. Así, pasó de llamarse Deportivo Español a Club Social, Deportivo y Cultural Español de la República Argentina. Con la nueva ley se ganó tiempo. Era como sobrevivir, ya que la institución mantenía sus instalaciones embargadas y cerradas hasta la llegada de un nuevo comprador con el que deberían negociar.

Y otra vez apareció Mauricio. El cambio de gobierno en la Ciudad modificó el mapa. El club había sido comprado por la Corporación del Sur, entidad dependiente de la Ciudad por 7 millones de pesos, con competidores como Marcelo Tinelli, empresas vinculadas con Hugo Moyano y el ex presidente de River José María Aguilar, quien tenía pensado armar un complejo deportivo anexo en el predio del Sur de la Ciudad.

La Corporación se había comprometido a absorber la deuda y hacer del club un ámbito abierto a la comunidad. Pero con la llegada de Macri a Bolivar 1, la idea de armar la primera institución deportiva para la zona más humilde de la Ciudad quedó en la nada. Al ex presidente de Boca no le importó que ese haya sido el centro de reunión de la comunidad más numerosa de Argentina durante 50 años, menos le interesó que los vecinos de zona sur tengan un espacio modelo para la recreación y la práctica del deporte. Lo que la Coproración del Sur había comprado para que funcione un centro deportivo, el gobierno del Pro lo convirtió en un espacio destinado al Ministerio de Seguridad de la Nación. Todas esas hectáreas a las que hace un año le apuntaron las cámaras cuando fue la toma del Parque Indoamericano, están destinadas a ser sede de la Policía Metropolitana.

Al entrar allí, a esa especie de guarida militar en donde 500 cadetes se egresan cada año, es difícil imaginar que funcionó una sede deportiva. La pileta olímpica del club está desmantela y utilizada “para entrenar a los cadetes como si fuese una situación de calle”, según la voz de uno de los propios responsables del lugar. Las canchas de tenis pasaron a ser guarderías de perros policías. Las canchas de fútbol, ya sin arcos, son utilizadas como pistas.

Desde allí, desde el mismo predio en donde los cadetes entrenan de marzo a diciembre sin poder prácticamente salir ni siquiera a visitar a sus familiares, se puede ver parte del estadio Nueva España. Se puede ver el dolor de un club que perdió la identidad y que ya no enseña que es más fácil transitar la vida entre gambetas y amagues y gritos. Ahora se puede ver cómo unos tipos vestidos de azul instruyen a otros para ser futuros policías, para detener gente, para apretar el gatillo y después preguntar, para usar las pistolas Taser. Para meter balas en vez de goles. Las instalaciones pertenecen al Gobierno de la Ciudad y Macri tiene la potestad de hacer lo que se le antoje con ellas. Y lo que se le canta al jefe de gobierno es eso: formar agentes para su Policía Metropolitana.

“Hoy el Club no representa a la comunidad gallega, lo que antes era un lugar de fiestas y reuniones para los que somos descendientes de gallegos o gallegos, quedó en la nada”, cuenta Luis Tarrío Gómez. Manuel, uno de los pocos socios que quedan de Español, agrega: “Para nosotros un club es más que lo que representa a nivel deportivo, es un lugar de encuentro, y eso lo perdimos íntegramente de la noche a la mañana”. Hacia adentro del Club, las opiniones con respecto a las decisiones que se tomaron están muy divididas. Están quienes se reprochan haber terminado como terminaron y están los más optimistas, que plantean que al menos se pudo resistir al remate y que se pudieron salvar algunas hectáreas, de donde salen los únicos ingresos del club: de la cuota social y de las Inferiores. Uno de ellos es Tarrío Gómez, que afirma que de no haber sido por la buena voluntad de alguno de ellos, el club estaría totalmente desaparecido.

No desapareció, es cierto, pero agoniza. La Asociación que preside Julio Grondona mira para otro lado mientras hay un club que hace 13 años estaba en Primera, que este año bajó a la C, ahora está por descender a la D y va camino a la desafiliación. Un club que en estos años quebró tres veces a causa de malas administraciones –se recuerda a Francisco Río Seoane, quien está acusado de en 1994 haber quemado vivo a su competido en la elección a presidente el mismo día de los sufragios- y que ahora funciona como sede policial. “A Racing la AFA le dio una mano enorme para que no fundiera, a Español sólo logró mantenerla como afiliación”, cuenta César Francis, director de Todos por el Deporte y uno de los máximos responsables de que Español hoy siga vivo. Grondona vio cómo moría lentamente un club y no hizo nada para evitarlo. “Podría haber comprado el club, el predio y dejar que lo siga usando Español y que mientras se vaya pagando en un préstamo largo, como muchas veces ha hecho, pero no fue el caso, a la AFA se le desapareció un club en las narices”, agrega Francis.

El Club Social, Deportivo y Cultural Español grita ayuda, grita un cambio de timón para que no se pierda lo poco que queda. La frase de César Francis quizá resuma la respuesta de cómo puede cambiar el rumbo para el equipo gallego. “Quizás con otro Gobierno de la Ciudad que comprenda lo que es un club, lo que es la identidad de un club, se pueda salvar a Español”.

Acaso así entiendan el mensaje de que los clubes son de los socios. Y de nadie más.

Repercusiones mediáticas de la primera huelga general argentina

Los medios gráficos nacionales e internacionales de principio de siglo XX hacen eco de las reacciones que provocaron en la sociedad argentina las multitudinarias muestras de descontento proletariado en las principales ciudades industriales y portuarias.

El mes de noviembre de 1902 amaneció con gran agitación, cuando el gremio de panaderos llamó a paro bajo el reclamo de una mejora salarial, la disminución de las largas horas de trabajo y mejores condiciones laborales. La respuesta del gobierno fue bastante clara: una brutal represión. Acto seguido y a modo de solidaridad los obreros portuarios porteños paralizaron sus actividades, originando el cese de las operaciones en el puerto de Buenos Aires, el más importante del país y el motor generador de la mayoría de las ganancias del Estado.

Nuevamente, el gobierno consideró que el mejor modo de solucionar el conflicto era mediante violencia represiva. La sanción de leyes se conformó como el canal para finalizar con la expresión del descontento social. Así, en el Congreso de la Nación se inició el debate para la puesta en rigor de la llamada Ley de Residencia, que facultaba al Poder Ejecutivo y Judicial la posibilidad de apresar a los inmigrantes considerados subversivos para el orden público y deportarlos.

Ante esto, algunos diarios porteños clamaban de alegría: The Review of the River Plate comentaba que “La generalización de la huelga ha abierto por fín los ojos de las autoridades y el problema de obtener una ley del Congreso que faculte al gobierno a expulsar del país a los extranjeros indeseables se ha puesto en discusión de nuevo. Creemos que esta vez algo se hará al respecto.” (22 de noviembre de 1902). Al mismo tiempo que The Standard aducía que se debía “capacitar al gobierno a adoptar medidas tan rigurosas como sea necesario para volver los sentidos de los hombres, esos hombres descamisados y embaucados por algunos anarquistas y los llamados reformistas sociales.” (22 de noviembre de 1902).

Esto no carecía de propia lógica: la apertura del país a la inmigración, que ya era masiva desde 1880, había permitido –argumentaban ciertos sectores de la sociedad- el ingreso de numerosas personas de ideologías anarquistas y socialistas que diseminaban actividades políticas contestatarias antes desconocidas. Por eso, para aplacar la movilización había que terminar con sus promotores: los extranjeros extremistas.

Sin embargo esta visión es por lo menos parcial, dado que la conflictividad social no puede haber sido simplemente fruto de ideas importadas, lejos estamos de alejarnos en el análisis de las condiciones nefastas en que vivía la clase obrera argentina. Mirta Lobato cuenta que “en 1897 un estudioso de los trabajadores de la Argentinaescribía sobre las condiciones de labor y remarcaba las pésimas condiciones existentes tanto en Buenos Aires como en el resto de las provincias, en particular en el Norte (…) Esa explotación de los trabajadores se realizaba con el fin de tener peones baratos, disciplinados y dispuestos a soportar todas las ignominias de los industriales y sin derecho a protestar”[i].

Ante este panorama, la anarquista Federación Obrera Argentina (FOA) llamó a huelga el 20 de noviembre. La causa, en palabras de The Standard: “Hay una fuerte agitación para obtener la sanción del Congreso a lo que se ha llamadola Ley de Residencia. La medida, cuya constitucionalidad está en serias dudas, capacitaría a las autoridades a disponer de muchos de los anarquistas principales que son responsables de las huelgas” (21 de noviembre de 1902).

Al día siguiente, la huelga se conformó en un éxito inédito para la historia del país, tomando proporciones masivas que sorprendieron al mismo gobierno, dada la presencia de veinte mil obreros en paro y en las calles: La Prensa: “Jamás en la República Argentina se produjo un movimiento obrero de defensa y de protesta, de las proporciones y la trascendencia actual.” (21 de noviembre de 1902).

Para ese momento, portuarios de otras zonas y ciudades –Rosario, La Plata, Villa Constitución y Bahía Blanca- cesaron su trabajo, originando la caída de los ingresos de aduana en un 80%, La Prensa, representando la alarma generada en los estratos burgueses de la sociedad, sentenciaba que “Se ha planteado, pues, todo un problema económico de primera magnitud, que afecta por sus fundamentos a la riqueza pública”[ii] (21/11/1902).La Ciudad de Buenos Aires estaba repleta de obreros parados y colaboradores que en las propias calles definían el futuro de la cuestión. Pero el Estado no se mantuvo inmóvil, por un lado diseminó rompehuelgas cargando armas de fuego, policías y las propias Fuerzas Armadas -por primera vez velaban ante un conflicto laboral- bien desplegados por los barrios obreros de Buenos Aires.

El día siguiente nació decisivo: el Congreso llamó a una reunión extraordinaria para la discusión de la tan resistida Ley de Residencia. A la vez, el número de huelguistas aumentaba a 70 mil y la FOA llamaba definitivamente a huelga general: “La Gran huelga obrera continuó ayer generalizándose. Aprovechando el día feriado, todas las sociedades gremiales celebraron reuniones muy concurridas, en las cuales fue ratificada la huelga general” mostró La Prensa en su tirada del 23.

El 24 marcó el principio del fin para la protesta del movimiento obrero. En tiempo record fue aprobadala Ley, el gobierno aplicó el estado de sitio y extendió la represión mediante las FF.AA y la Policía. Aunque en los primeros dos días, la FOA intentó resistir, fueron vencidos hasta verse obligados a llamar al retorno al trabajo el día 26. La primera huelga general en Argentina y América Latina llegaba a su ocaso. En las primeras 72 horas de efectivización de la Ley más de quinientas personas habían sido deportadas.

Más allá de haber sido derrotada, desde diferentes partes del continente afines se vieron con buenos ojos los resultados obtenidos en esta semana plenamente activa para el proletariado nacional. La Agitación de Santiago de Chile marcaba que “indudablemente ha sido hermoso, sublime y grandioso el movimiento del proletariado argentino” (diciembre 1902), paralelamente que La Rebelión afirmaba que “en general, el movimiento ha sido una elocuente demostración del poderío de la clase obrera… Podemos estar satisfechos del triunfo moral obtenido (…) Lo que podemos afirmar con seguridad es que en ninguna parte el proletariado se ha rebelado contra el capital impulsado por un espíritu libertario como el que inspiró la huelga general en Buenos Aires” [iii](diciembre 1902).

 

[i] 9 Mirta Zaida Lobato: “Los trabajadores en la era del “progreso” en Mirta Zaida Lobato (directora): El Progreso, la modernización y sus límites. Colección Nueva Historia Argentina. Buenos Aires, Sudamericana, 2000. Pp. 474.
[ii] Agustín Santella, De la revolución a la movilización. Las huelgas generales en argentina, 1902-2002.

[iii] Iaacov Oved, El anarquismo y el movimiento obrero en Argentina, México, D.F. Siglo Veintiuno, 1978.