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«Solo importan las historias»

Toda una historia sobre las tablas guarda Eduardo Blanco en su vida como actor. Del teatro poco conocido a la televisión con Vientos de Agua. Del comienzo con Juan José Campanella con obras delirantes a El Hijo de la Novia y Luna de Avellaneda, en el cine. Todo pasa por él y por esta entrevista, donde el protagonista de El resportero, obra que hace con Fabián Vena en calle Corrientes, cuenta perlitas de su carrera y analiza conceptos de teatro. «Cada cosa que hago, cada cosa que digo tiene una representación. Si me acercan un micrófono y me preguntan algo, opino. Eso también es un hecho político», explica.

Fotos: Agustina Manuele.


Eduardo Blanco, actor de cine, teatro y televisión, actor. Según él: “Bastante torpe técnicamente. No creo que el trabajo del actor tenga que ver con lo técnico. En todo caso, hay gente que se ocupa de eso y me va enseñando”. Actor y ciudadano: “Nos tratan a los actores como si no fuéramos ciudadanos”. Actor, ciudadano y apasionado hincha de River, club que ama, y en el que probó suerte como futbolista: “Pero de eso no va, ¿no? Porque si es así…”, y se ríe buscando y encontrando complicidad, como arriba del escenario.
“Mi familia no era muy afín al teatro, yo era el hermano mayor, o sea que no había quien me introdujera. Fue una novia quien me llevó y me lo hizo conocer”. Y fue con Juan José Campanella y Fernando Castets con quienes se descostilló de risa, se divirtió y emocionó sobre las tablas. Con ellos confirmó y concretó su pasión, la que reemplazó sus estudios de abogado. Pero todo vuelve. El trabajo que consideró más importante fue Vientos de agua, la serie de televisión que contaba historias cruzadas de inmigrantes padres e hijos entre España y Argentina. En sus padres pensó cuando la hizo, y cuando recibió la medalla de la hispanidad por sus trabajos acá y en la península. Pero no fue solo eso porque grabó, además, El mismo amor, la misma lluvia, El hijo de la novia y Luna de Avellaneda, con su amigo Campanella.
-¿Cómo conociste a Castets y Campanella?
-Yo era estudiante de teatro y ellos, de cine. En su momento tenían un proyecto en Super 8, formato casi de la época de Matusalem. Una forma casi inentendible de hacer cine. Sobre todo visto desde hoy, que es tanto más fácil hacer una película. Antes era distinto, era difícil y casi no había posibilidades de comercialización. Lo querían hacer solo por la experiencia. Vieron un ensayo de algo –no me acuerdo qué- que yo estaba haciendo. Me contactaron y empezamos a hablar. Así empezó una hermosa amistad con ambos. Hicimos la película durante 14 meses, filmando todos los fines de semana y feriados, durante 12 o 14 horas por día. Si no es el único largometraje en Super 8, es uno de los pocos. La verdad que fue una experiencia súper grata, de mucho aprendizaje y mucha diversión. La película se llegó a dar en un día completo de funciones en la Lugones. Trabajamos más de 30 actores.
 
-Y no quedó ahí la amistad ni el trabajo.
-No. Entre los dos protagonistas y Juanjo y Fernando, los directores, que éramos de la misma edad, nos surgió la inquietud de hacer una obra de teatro. Ellos escribieron Off-Corrientes y la protagonizamos este muchacho y yo en el Teatro Popular. Nos fue muy bien en cuanto a público y críticas porque era muy divertida. Un día llegamos al teatro y vimos que en los 20 metros entre la puerta y la esquina había cola que, además, daba la vuelta. No lo podíamos creer. Después nos animamos a hacer una experiencia muy atractiva y de mucho aprendizaje: hicimos una función con imprevistos que Campanella y Castets nos preparaban y los actores teníamos que sortear. Era como una improvisación, pero peor porque tenía menos costados libres. Además nos preparaban un imprevisto cada dos segundos. En un momento tenía que salir de escena, pero la puerta no abría: ¡me hacían quedar en escena cuando no tenía que estar! Entonces fui al teléfono a llamar a un cerrajero. Como la platea estaba llena de actores, uno se subió e hizo de cerrajero. Para colmo venía el desnudo de torso de una de las actrices… También tenía que prender un calentadorcito que era fundamental para seguir en la obra. Yo siempre tenía una caja de fósforos en el escritorio. Ese día la agarré y había tres fósforos. No entendía porque pensaba que los iba a poder prender… Pero los hijos de puta los habían cortado con una gillete, entonces yo los raspaba y se me rompían. O sonaba el teléfono cuando no tenía que sonar. Durante los dos primeros actos pudimos ordenarlo más o menos bien. Ya al tercer acto fue un desborde absoluto, la gente se revolcaba de risa. Fue un entrenamiento muy bueno en una obra que era muy profunda en algunos aspectos.
 
-¿Cómo llegaron todos esos espectadores a conocer la obra?
-Nosotros no teníamos un peso, entonces le pedimos al padre y la hermana de Campanella. Conseguimos un permiso municipal e hicimos un disfraz de hombre sándwich caminando por Florida, Lavalle, Corrientes con una bincha de colores que había traído Juan de Estados Unidos y en ese momento era novedosa. Eso atrajo al público y, como era una comedia con humor novedoso, elaborado, ellos hicieron preparar todo el teatro con la sensación de que fuera una comedia. Arriba de los mingitorios había fotos de todos nosotros señalándolos y riéndonos de su virilidad. Para 1982 era algo muy renovador. En el programa había currículums nuestros en joda. En la boletería y en la escenografía también había algún chiste. Cuando se sentaban en las butacas ya se estaban riendo. En ese momento estaba llegando el final de la dictadura, aunque no lo sabíamos. En algún momento prohibieron la obra porque no sé si hablaba de la guerra o de las elecciones, que todavía no se vislumbraban.
Era 1982, tenía 24 años. Pasarían 17 años hasta su primer éxito taquillero cinematográfico, El mismo amor, la misma lluvia. “Como cualquier actor que se quiere mantener en la profesión, se transforma en un busca: ¿algo de televisión? Venga. ¿Algo de teatro? Venga.¿Otras cosas? Vengan”, explica Blanco. Durante ese tiempo trabajó en teatro, no solamente under, sino también, por ejemplo, en el Cervantes con dos experiencias “muy atractivas”: Macbeth y Sueño de una noche de verano. La primera, “algo fallida”, la segunda, “extraordinaria”. Tres actores y tres actrices hacían todos los personajes. “En la parte de seres mágicos de Sueño…, teníamos títeres imponentes de cinco metros de altura, unos labios por donde entraban y salían los personajes, como si fuese realmente un sueño. Nos fue muy bien y fue una experiencia estética fantástica. He hecho de todo, no solamente off, por eso viajamos también a México, estuvimos en bares”.
-¿Esos viajes los hacían a pulmón?
– No, a México no. ¿Te imaginás el pulmón que dejás ahí? Estuvimos en un festival y después, de gira. Creo que el festival nos pagaba los pasajes y la comida.
-¿Extrañás la etapa under?
-Yo no lo dividiría en circuito under o no under, ni tampoco en cine, teatro y televisión. A mí lo que me gusta es participar en una historia. Si se cuenta por televisión tiene su cosa atractiva en que la ve muchísima gente. El teatro, que es la fuente de los demás. Creo que la formación del actor está en el teatro. Tiene la adrenalina del vivo, del aquí y ahora. El cine queda para siempre y viaja a lugares inesperados. De repente lo ven en Australia o unos coreanos, como cuando se abría un microcine en Antártida y se pasaba Luna de Avellaneda. Yo por suerte no pude ir. Dicen que el viaje fue tremendo. Campanella fue y me contó que llegaron unos coreanos en gomón a motor a la base argentina para la inauguración. Él pensó que no la iban a entender porque es una película muy de acá. Cuando terminó lo fueron a abrazar y le dijeron: “¡Es igual que en Corea!”. Yo en el teatro under, el oficial o donde sea, siempre participé en el relato de historias.
-¿Elegís tu trabajo según esas historias?
-Me gusta una frase que le tomo prestada a [José] Sacristán. Yo no puedo elegir mi trabajo, lo puedo seleccionar. Tengo, por suerte, varias ofertas de trabajo. Elegir sería poder no trabajar si no te gustan las que te ofrecen. Cuando puedo seleccionar tiene que ver con la historia, con mi personaje y con la propuesta: lo económico, la exposición y el trabajo en general.
-¿Y esas historias las preferís con una mirada política?
– Cada cosa que hago, cada cosa que digo tiene una representación. Si me acercan un micrófono y me preguntan algo, opino. Eso también es un hecho político. A los actores nos tratan como si no fuéramos ciudadanos. Todo el que quiera participar activamente en la política partidaria, puede hacerlo. Está perfecto. A mí no me interesa la partidaria, pero sí hago política.
 
-Está claro en El Reportero, la obra del Chino Volpato que coordina artísticamente Javier Daulte y coprotagoniza Fabián Vena, ¿no?
-Entra también en las variables de lo que estoy diciendo, pero no baja línea sobre algo, cuenta una historia. Lo que pasa es que lo hace desde un medio de comunicación, pero no echa una mirada sobre la Ley de Medios, por decirte algo. Habla desde uno y de lo que son acá y en cualquier lugar.
-La sinopsis se muestra similar a la situación de Francisco De Narváez, Maximiliano Montenegro y Reynaldo Sietecase en el canal América, del que uno es dueño y los otros empleados.
-Salió en algún lugar que yo me había inspirado en De Narváez. Yo no puedo andar desmintiendo a cada uno. Sí se pueden asociar, pero es algo de quien lo está mirando. No hubo en la televisión argentina un hecho más significativo que un dueño del canal –el único- candidato a diputado al que le hacen una pregunta incómoda y el tipo los fulmina con la vista. Se lo puede asociar, pero no es una copia ni está inspirado en eso. Tampoco el personaje de Fabián [Vena] está inspirado en [Roberto] Pettinatto. Ésta es una obra de una hora y veinte que va mucho más allá, ése es un recorte muy chico.
-Hacía diez años que no trabajabas en los teatros de Corrientes.
-En 2006 hice una obra de Carlos Gorostiza, El alma de Papá, pero giramos por todo el país menos Buenos Aires. En los últimos años me tocó viajar mucho haciendo cine, televisión o presentaciones de películas. Era un momento con dificultad para conseguir teatros. Ahora también lo hay, pero en ese momento estaba peor. El asunto es que era una obra pensada para Buenos Aires. Como no había, empezamos de gira. Después me surgió una película afuera y se desarticuló todo. Rearmarlo fue difícil.
-¿Por qué hay dificultad para conseguir teatros?
-Es una ciudad maravillosa esta con muchísima oferta, lo cual es fantástico. Yo, como espectador, lo agradezco. Hay diez teatros y cien propuestas. No da el espacio, pese a toda la cantidad de teatros que hay. Siempre la tuvo, pero después del 2001, se abrió mucho más, pese a la crisis, o quizás, por ella.
 
-¿Producto de una política de estado?
-En absoluto, fue como una resistencia cultural. Nunca había pasado que compañías de Mar del Plata y Carlos Paz hacían 20 días de funciones y se volvían. No tenían guita y, aunque la tuvieran, quizás iban 50 personas, por decir, y no les alcanzaba para cubrir los gastos. Entonces empezaron a hacer teatros en las casas. Querían hacer una propuesta artística para 20, 30 o 50 personas. Es el caso del Teatro Timbre 4. Ahora abrió un galpón para 200 personas, más o menos, después de abrir uno en su casa y que le fuera muy bien. Hay muchos ejemplos de eso. Las casas quedaban en cualquier sitio, dejó de haber un circuito en Corrientes y otro en San Telmo, en todos los barrios hay oferta.
LUNA DE AVELLANEDA
“Yo opino exactamente lo que dice la película. Me parece lamentable. Conozco muchos clubes de barrio, gracias a la película, por hacerla y por los debates que despertó. Los clubes cumplen una función social por la que no son reconocidos. Como pasó en el club Juventud Unida de Lavallol –que inspiró la película-: lo prestaban para actos partidarios, no les daban un mango y les rompían cosas. Un día dejaron de dárselo y les empezaron a llegar multas… Entonces, hay barrios en los que hacen falta para que los chicos y las chicas vayan a fútbol, a danza o lo que les guste hacer. Es un lugar donde se puede reunir el barrio. Es una pena que se usen los clubes más allá de los beneficios de la gente. Desconozco el caso en particular, pero la experiencia en general me hace ser un poco escéptico. De todas formas, no quiero transmitir mi esceptismo, hay cosas que se están haciendo bien”.
VIENTOS DE AGUA
-En Vientos de agua, interpretaste a un argentino hijo de españoles que venían a América para escapar de la Guerra Civil. Tu personaje, a su vez, migraba a España por su mala situación económica. Tus padres son españoles. ¿Qué significó para vos?
– Recientemente me dieron la medalla de la hispanidad, que fue muy fuerte para mí por mis viejos. Pero Vientos de agua fue contar, no solo su historia, sino también de un montón de gente de acá y de España. Forma parte de nuestra historia, por eso es el trabajo más importante que hicimos y que haremos. No el más exitoso, quizás, pero logra reflejar la historia de padres, abuelos, bisabuelos, vecinos. Habla también de sueños, expectativas, desilusiones, de nuestra cultura, nuestra formación, nuestras cosas buenas y las otras… de la vida. Aspirar a un trabajo más importante emocionalmente que ése no se me ocurre.

Italia desde adentro

Por Gerardo Giannotti, Licenciado en economía, desde Florencia, Italia.

La búsqueda del punto de partida es el desafío logístico más complejo para quien se proponga construir algo que se extienda en el espacio y el tiempo, ya sea un surco con un arado o un sistema para generar energía renovable, porque sobre esa decisión recaerá el peso de todo el proyecto. Aunque se trate de un apunte hecho sobre una hoja ya usada o de un núcleo sencillo pero compacto de ideas, nos referiremos a éste como al generador de la realidad que vendrá y que no nos está consentido ver, sino simplemente imaginar.

Probablemente, sólo los historiadores, los analistas o quienes tienen den su tiempo para reflexiones sobre el por qué, el si y el pero, se dedicarán a profundizar sobre las causas que han llevado a la determinación de ese comienzo; todo el resto de las artes y los oficios harán convergir su atención en los efectos y casi nadie se acordará de marcar con rojo el “t0” para indicar el momento en el que verticalmente recaen las responsabilidades.   

El tema nacional italiano no es el campeonato de calcio de Serie A, también gracias al parate forzado a causa de los compromisos amistosos de los “Azzurri”, sino, finalmente, nuestra situación civil. Todos hablan o hablaron de este tema, de un modo o de otro, no por un sentido de pertenencia recobrado, sino por las expresiones inaceptables de los índices internacionales que han proporcionado los mercados. Las variables financieras indicaban que habíamos llegado al final: si no lo hubiesen hecho éstas, con sus valores aclaratorios, tan tangibles incluso a la mirada más simple, no hubiese sido posible afirmar que el curso político del gobierno italiano había también llegado al final.

Fiestas, bailes, cantitos en la plaza, júbilo y alegría, porque, si bien es cierto que la situación en Italia es todavía gravísima (el rigor absoluto no es un exceso, sino una obligación), ya saber que no va a ser Berlusconi y su gobierno quien decida por los italianos trae alivio, renueva el aire viciado y rancio que hasta hoy era el único a nuestra disposición.

Pero los problemas no han sido de ningún modo resueltos. Al final de un verano exageradamente largo, seco y caluroso, parece que empieza un invierno que va a azotar rígidamente la columna vertebral y social del país. ¿Por qué? Simple: el dictatus al que debemos responder se funda sobre la palabra sacrificio y, puesto que debe tener una precisa connotación financiera y una elevada cotización en euros, se discute sobre las maniobras a adoptar, ya conscientes de que sus efectos no van a herir el ánimo que el pueblo es capaz de sacar a relucir en momentos de necesidad.

Pero, ¿y el punto de partida? Un nombramiento ad hoc, la de senador “de por vida” dela República “por altísimos méritos en el campo científico y social” con la que se benefició Mario Monti el apenas pasado 9 de noviembre.

La República Italiananecesita reconquistar el respeto que le incumbe, dentro y fuera de sus fronteras. Tendrá que afrontar el problema de la deuda pública y llevar a cabo las reformas estructurales que hagan posible la consolidación económica y social del país.

Por lo tanto, se habla de un nuevo gobierno: técnico, institucional, de concertación, de responsabilidad. El nuevo senador “de por vida”, al presentar su gobierno al Senado, lo definió como “gobierno de compromiso nacional”: los ministros nombrados son personalidades extra-parlamentarias, en cambio, el Parlamento sigue siendo el mismo.

Pero, en un sistema democrático en el cual el soberano es el pueblo, ¿no debería ser precisamente éste el que indique con su propia voluntad cuál es el camino a tomar? Claro, a la luz de los hechos quién podría pensar que el pueblo italiano no se haya jugado ya mucha de su capacidad de elegir, participar, buscar soluciones, alternativas, posibles resurrecciones, si ya son veinte los años de mala gestión política del país. Además, la ley electoral actual[1] no garantiza que futuras elecciones tengan el peso democrático que la clase política quisiera que tuvieran. Un lindo embrollo.

Si es demasiado fácil preguntarse por qué hasta hoy esa ley no haya sido derogada y, en su lugar, no haya sido diseñada una mejor, está aún más fuera de lugar reflexionar sobre el hecho de que, si la cifra de representantes del pueblo destinados a ocupar las bancas de las dos cámaras no es modificada ni revista antes de las próximas elecciones, el próximo parlamento será en números y en peso idéntico al actual. Entonces, me pregunto simplemente cómo se puedan vivir con un ánimo distinto, ni siquiera optimista, positivo, las potencialidades de este nuevo punto de partida.

Parece que nuestros dinosaurios aprendieron los trucos para evitar la extinción: ni el cambio climático, ni la caída de un meteorito, ni los desastres naturales lograron hacer menguar su hegemonía. Logran incluso elevarse ahora ornados con la aureola, explicando que los hay de tantos tipos: carnívoros, herbívoros y omnívoros, que no son todos iguales, que algunos de ellos son inocentes y que entre ellos hay alguno que cree en lo que hace, incluso y especialmente cuando cambia de bandera, luego de haber jurado que representaría otra. La política, que hace rato dejó de ser un deber y el fruto de un compromiso social y cultural, en este momento lucha por demostrar su propia utilidad, su cualidad eficiente, no obstante todavía se divida por comodidad o necesidad en rojos y negros, agnósticos, laicos y creyentes, buenos y malos. Pero en proyectos alternativos posibles en que confiar, aún no ha pensado.

Al pueblo le atan las manos las mismas formas de garantía sobre las cuales se funda nuestra República. De depurar no se puede ni hablar a causa de una imposibilidad de la lógica de la función democrática que prevé el derecho de indignarse, pero no el de rebelarse: como máximo se puede hacerlo en casa de amigos, sólo en broma, o en algunos casos, si tenés una familia que mantener y un valor ISEE[2] por debajo de los límites de la pobreza más absoluta. Exigir un precio por las responsabilidades y trasparencia en las decisiones y en las cuentas que tendremos que aceptar a la fuerza parece no entrar en la lista de nuestros derechos.

Nos queda una certeza: somos Italia, no Islandia, ni Irlanda; no podemos compararnos con la PenínsulaIbérica, porque ésta contiene a Andorra, Portugal y España, mientras que la Itálica, a nosotros, San Marino y el Estado Vaticano. No somos ni siquiera Grecia, mucho más al sur y al este. No somos tampoco Argentina, aunque tantos italianos hayan contribuido a construirla, para bien o para mal, donde el voto, además de ser un derecho, es sobre todo una obligación (“Ley Sáenz Peña” de 1912). Y visto que nuestro país es el país de Don Camillo y Peppone[3], todos sabemos que en la intimidad del cuarto oscuro Dios te ve, Stalin no[4].

 



[1] La ley Electoral italiana del 2005 fue impulsada por el gobierno de Silvio Berlusconi y reemplaza el antiguo sistema por uno proporcional mixto, de coaliciones, con listas de candidatos predeterminadas, con un premio para quien obtiene la mayoría (a una mayoría relativa en votos corresponde una mayoría absoluta en bancas).
[2] El valor ISEE es un indicador de la situación económico-patrimonial de una familia. Para su cálculo se tienen en cuenta el total de los ingresos del grupo familiar y las propiedades a nombre de cada uno de los integrantes tanto dentro como fuera del territorio italiano. Funciona como una declaración jurada y es obligatorio, ya que no sólo los impuestos, sino también los costos de inscripción en las universidades son determinados proporcionalmente al valor ISEE del núcleo familiar. 
[3] Personajes creados por Giovanni Guareschi que se volvieron famosos al llegar a la pantalla grande. Don Camillo, el cura del pueblo, y Peppone, el gobernador comunista, se ven envueltos en una contienda constante por quién logra captar más adeptos a la propia causa.
[4] Escena memorable en la que Don Camillo remata la frase dirigida a los electores “Dios los ve” con “y Stalin no”.

El legado de Bonino

Cuatro días había estado desaparecido el periodista Mario Bonino cuando su cuerpo apareció flotando por el Riachuelo, delatando que la mezcla de un tipo con un corazón gigante y la impunidad de la violencia podían ser, a la vez, parte de un desenlace de lo más cercano a lo tremendo.

La última vez que se lo había visto, el 11 de noviembre de 1993, Mario caminaba desde su casa, en Independencia y avenida La Plata, hacia la sede de la Asociación de trabajadores del Estado (ATE), en donde participaría del seminario “El rol de las radios a las puertas del Tercer Milenio” y en donde tenía pensado dejar en claro, una vez más, una vez más como siempre, que tanto él como la UTPBA (Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires) seguirían diciendo y diciendo lo mismo frente a los hijos de puta que quisieran callarlo: “La peor opinión es el silencio”.

Esa fue la última vez porque la impunidad se lo devoró en aquel trayecto y lo devolvió el 15 de noviembre, flotando sobre el agua enchastrada del Riachuelo.

Quienes asesinaron a Bonino habrán creído que matando a la gente que se oponía a las crueldades del neoliberalismo y de su censura, la opinión llegaría al silencio y la mierda lograría tapar todo rastro de la conciencia y de las ideas de los tipos como Mario que, 18 años después de haber sido cobardemente asesinados, entendían y entienden que el periodismo y la comunicación social no servían ni sirven para acumularse en un escritorio sino para involucrarse y para darle peleas a la vida.

Mario –cuentan quienes lo conocieron- era eso: un conjunto de sonrisas y de convicciones que día tras día agarraba gacetillas para repartirlas y para regalar en ese impulso militante una forma distinta de mirar la vida: uno en el que la posibilidad de abandonar la pelea y las convicciones no formaba parte de ningún catálogo.

Dieciocho años pasaron del asesinato de Mario Bonino y la impunidad, en su totalidad más cobarde, camina por la calle con las putas suertes del anonimato. De sus asesinos, poco se sabe. Pero de las razones por las que lo mataron no quedaron dudas desde el mismísimo momento en que una voz sin voz irrumpió en el teléfono del edificio de la Obra Social de los Trabajadores de Prensa anunciando: “Lo que les pasó les puede volver a pasar”.

Desde NosDigital, entendemos que pensar en Mario como una historia no es pensar en Mario. A Bonino lo mataron por entender que antes de ser periodista uno es persona y es, en eso, una acumulación de ideas que pelean fuertemente en una sociedad repleta de ideologías.

Por una cuestión de edades, el relato de su asesinato y de la solidez de su sonrisa nos llega tarde. Pero nada de eso limita que, día tras día, esta revista se haga sabiendo –como decía Bonino- que la peor opinión es el silencio.

Nada hace que no nos tiemble el alma sabiendo que somos, o deberíamos ser, el legado de Bonino.

«Para ellas fue su primer trabajo digno»

Javier Van de Couter, director de la película Mía, pone en la pantalla el centro más profundo de sus convicciones y hace una película con y sobre travestis. Allí, denuncia la brutal discriminación de género que existe. Aquí, relata los pormenores de una filmación que reúne actrices que nunca antes lo habían sido y que no solo debutaron en la pantalla sino en el laburo digno. «Si tengo que ser un militante trans antes que un director de cine, no me molesta», asegura, mientras reflexiona sobre su ópera prima.

Fotos: Nos Digital.


Ese lunes marcaba un comienzo de semana agitado; yo aceleraba el paso en el ocaso del centro porteño para llegar a la avant- première de “Mía”. Seguía de forma mecánica la danza del transeúnte, cuando doblé la esquina y estampé de lleno mi máscara de urbanidad contra la multitud estridente que esperaba en la puerta del Gaumont. De la fusión de cuerpos que parecían conformar un único abrazo, se desprendía la protagonista, Camila Sosa Villada, actriz-escritora-cantante, Ale (en la película), que respondía a los saludos con una suavidad abrumadora. En otro de los nodos de esa festiva intimidad, Javier era todo sonrisas, empapado de “felicitaciones” y saludos amistosos. Con sólo mirar alrededor y caminar entre la gente, se sentía que esa noche quienes irradiaban luz eran las sometidas al silencio, condenadas a cargar con el estigma y con una historia que nadie parece escuchar. Ellas esperaban para ver(se) en una película que elige mostrar otra sensibilidad del universo trans en palabras de su director “que no es todo sordidez y oscuridad”.
En “Mía” no hay una historia, sino varias que se encuentran, se miran, se enfrentan y se abrazan. Ale, una de las chicas trans que vive en la Aldea Rosa, subsiste del cirujeo y la prostitución, pero sueña con la moda y un hogar. Julia (hija de Mía), una nena asfixiada por los escombros de su familia que se rompe, que lanza cachetadas de franqueza al hablar. Manuel, el padre, ahogado en el alcohol, destila tristeza. El puente: el diario que Mía le dejó a su hija antes de morir, atravesado, entre márgenes y renglones, por el derecho a la felicidad y el deseo de ser quien uno quiere ser.
-Empecemos por el principio, ¿cómo nace “Mía”?
-Cuando trabajaba como guionista para Tumberos, empecé a pensar temas para una miniserie y el tema del desalojo de la Aldea Rosa (una villa donde se juntaron homosexuales y travestis) en 1998 por el gobierno porteño de aquel entonces, me resultaba magnética. Comencé a investigar sobre la construcción física y emocional travesti, y escribí lo que sería un primer capítulo. El proyecto no prosperó, pero fue el embrión de esta película. Algún tiempo después, conocí a una chica de 16 años que recién iniciaba su transformación física y decía haberse venido a Buenos Aires desde el Norte porque quería ser mujer. Ese encuentro me impulsó a escribir y en 2008 me puse a trabajar en la primera versión del guión.
-Y poco después vino el premio al Mejor Guión Inédito del Festival de Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana…
-Sí, ese premio me permitió sumarme a una clínica para desarrollar el guión en Oaxaca con tutores como Laura Esquivel, y el dinero que recibí cubrió parte del financiamiento de la producción. Contar con esa plata en mi primera película fue buenísimo porque significó la consolidación de un proyecto, poder pagarles a todos los que participaron y dejar de “pedir favores”. Por otro lado, para muchas de las chicas trans que integraron el elenco, esa plata fue su primer sueldo por un trabajo digno, y eso está en la película. Muchas de ellas no son actrices, e incluso vienen de distintas clases sociales. Esa diversidad que elegimos mostrar existe en la realidad, pero aparece distorsionada y estereotipada por los medios, y la televisión en particular.
-¿Cómo fue la composición del personaje de Ale?
-Yo la pensé como una heroína, con desafíos y con obstáculos para cumplir sus objetivos. Es un ser sensible, que se está construyendo y completando como persona, pero con una mirada positiva de la vida. Yo quería que ella mostrara otro camino, y cuando la vi a Camila actuar en “Carnes Tolendas” en Córdoba, supe que era la actriz para ese papel. Ale, por ser más joven y hasta más ingenua, se diferencia de los personajes de Antigua (Naty Menstrual) y Pedro (Rodolfo Prante), que están en la Aldea refugiándose de una sociedad en la que ya no confían, de la que sólo esperan traición. En ellos opera una autoexclusión pero que es también una decisión política: ahí, en esa compañía entre ellos, encontraron un sistema de solidaridad y de risas. También quisimos reflejar eso: acá se muestra una casa de Nuñez, donde viven Julia y Manuel, atravesada por el dolor, con mucha sordidez y oscuridad, y una villa que se presupone tremenda, con mucha luz.
-¿Cómo entra el tema de la maternidad en la película?
-Es algo que estaba desde un principio, pero que aflora cuando decido incluir la voz en off de Mía. La necesidad de que este personaje se haga presente fue surgiendo durante algunas historias que me traían las chicas trans y travestis que venían a los castings. Muchas me contaban que se habían hecho cargo de la crianza hijos de su hermana o su vecina, y que sus sobrinos les decían “mamá”. Entre esos relatos empiezo a sentir que había algo ahí, un cuestionamiento al instinto maternal, pero que es un debate que incomoda a muchas personas que se van a rebelar contra eso. Pero incluso, más allá de los deseos de ser madre y tener un hogar que pueda tener Ale, la relación que establece con Julia es de amistad, es de dos personas que se conectan y que dejan todo lo demás atrás. Es como el amor que, más allá de lo que pueda haber preestablecido en uno, se juega en la conexión con otra persona y no es del todo racional.
-La película se posiciona en el centro de algunos de los debates más polémicos del momento, ¿qué crees que puede aportar a la discusión?
-La película se estrena en una semana muy particular, con la XX Marcha del Orgullo LGTB, el lanzamiento del primer bachillerato popular para personas travestis y transexuales, el dictamen positivo en el Congreso para el proyecto de Ley de Identidad de Género…La verdad es que cuando yo inicié el proyecto, no pensé que íbamos a estar en este escenario. Creo que es un buen momento porque la gente quizás no se lee toda una ley, pero sí puede ir al cine a ver una expresión artística que plantea un punto de vista, una visión más descontracturada. Ahora el esfuerzo está en comunicar la película y acercarla a la gente para generar una reflexión. Si tengo que ser un militante trans antes que un director de cine, no me molesta. Yo sé el valor cinematográfico que tiene la película pero también sé el valor social que tiene el tema en este momento.
-¿Cómo fueron estos primeros días después del estreno?
-Todavía vibro la energía de la avant-première y confío en esa sensación. En el aplauso final había mucha emoción y esa es la apuesta de la película. A veces pareciera que en el nuevo cine cuanto más frío y más hermético, mejor te va a tratar la crítica. Pues no, yo por suerte no vengo del cine, vengo de la actuación y me enorgullece venir de ahí, en donde si no sentís no pasa nada. Pasó mucha agua bajo el puente para que salga esta película y es muy difícil que se apague la alegría, que borren el impacto de una chica trans que mientras comíamos del catering durante la filmación me diga: “¿sabés hace cuánto no como carne?”
-¿En qué estás trabajando ahora?
– Yo nací y me críe en Carmen de Patagones, y estoy escribiendo una ficción sobre el sistema escolar y la lógica de los pueblos de amor y violencia. Patagones es mi pueblo, voy todos los años, conozco a la gente, camino sus calles. Me fui a los 17 años corriendo, y ahora cuando vuelvo, lo hago con mucha paz. El trabajo que estoy haciendo es el de recuperar esos sentimientos, esa furia y esa bronca que sentí de adolescente, y que no tienen una explicación tan lógica, porque a veces la humillación está velada en un rumor, en la mirada de otro que nunca es anónimo en un pueblo.

Los nuevos libreros

En un cd en un colectivo o en una tableta de Ipad aparecen conjuntos de textos que aseguran ser libros. Se habla de formas más eficaces para leer. De obras más baratas. De bibliotecas virtuales capaces de abarcarlo todo. Aquí, algunos casos.

Fotos: Nos Digital.


Esa puta pastilla de cianuro ya parece no haber cambiado ni una partecita del mundo. Ni el suicidio triste. Ni esa locura. Ni esa imaginación. Ni todo lo perspicazmente sonriente que puede volverse una infancia después de colorear la mirada con esas frasecitas que arman Cuentos de la selva, que narraba Horacio Quiroga. “Diez pesos, sólo diez pesos”, empezó a gritar el vendedor cuando se subió al rojinegro 55 y decidió presentar el producto a gritos: “Todo Quiroga, Borges, Bioy Casares, Cortázar, Soriano, Fontanarrosa, Beckett, Neruda, Cervantes y más de mil libros en un sólo CD. Una gran oferta, en un precio increíble”.
Todos los días, el comerciante deambulante ofrece diez cifras de literatura para leer en la computadora. Sin olor a libro. Sin costuras en las páginas. Con palabras tecnologizadas. Sin el recuerdo imaginativo de las palabras punzadas y transpiradas de un Quiroga que entre sus locuras diseñaba un mundo de tortugas irreales y coatíes. Con el asombro redundante de la tumbas de Miguel de Cervantes y de su Don Quijote. “Señoras y señores, esta es una oferta increíble: el otro día una mamá me decía que pagó Cuentos de la selva a veinte pesos. Haga la cuenta: acá está pagando un centavo por libro”, explicaba detenidamente, mientras los pasajeros se dividían entre los que se frotaban las manos y disfrutaban de una oportunidad mercantil increíble, y los que esperaban que el vendedor admitiera que se trataba de una broma para la televisión.
“Pero la oferta no termina acá, para que vean que esto es un producto realmente serio, tenemos los libros más pedidos del momento: todo Jorge Bucay, todo lo de Bernardo Stamateas, todo lo que usted necesita en materia de autoayuda”, seguía el monólogo, que en sus repercusiones desafiaba a todos aquellos que planteaban el decaimiento irreversible del consumo de literatura: cada vez que el vendedor entra a un colectivo vende entre tres y cinco cd’s. Un promedio de treinta por día. Trescientos pesos la jornada. A esta altura de su vida, el comerciante deambulante admite que sería igual si ofreciera chupetines, lapiceras o dvd’s: “A mí me da lo mismo, si pudiera trabajar de otra cosa lo haría, pero con esto de los libros virtuales me está yendo muy bien”.
En el medio del colectivo, llegando a la crítica consecutiva número ciento cuarenta y dos a una maestra, en menos de quince minutos de viaje, dos madres de primaria sonríen como si un boleto de lotería a la gloria les hubiera caído. “Con esto nos ahorramos un montón de kilombos”, le dice una a la otra, pero apenas esto les dura un segundo porque ya la circunstancia les da un pie para remontar su conversación y la vorágine de insultos a una profesora rubia y sonriente.
Pero no. Esa no es la única oferta. Digamos que esa es simplemente una maniobra de un profesional que hace lo que puede para llevarle de comer a sus hijos. Más complicado, más complejo y –por su magnitud- más tremendo. Porque hace tiempo, antes que el vendedor captara la atención de los colectivos, la empresa Apple sacó el Ipad, una tableta donde se puede cargar libros y leerlos de forma digital. Y no es que es un invento nuevo, ya que hace dos años copó el mercado internacional y ahora, en Argentina, ya comienza a hacer furor, en un comercio que la recibe abonando nada más que entre seiscientos y tres mil pesos.
¿Qué estaría pensando Quiroga si viera esto? ¿Qué diría Borges si se encontrara con semejante situación? ¿Cómo le contaría Cortázar a su axolotl de Bestiario la anécdota? ¿Qué respuesta tendría el Quijote a tamaña aventura? Terminan los veinte minutos de fama del vendedor en el 55. El trayecto del colectivo sigue su recorrido. Los que disfrutan de mirar la ventana, disfrutan de la ventana. Los que duermen, siguen durmiendo. Los que leen, leen en papel.
La historia, increíble y patética y agonizante, se guarda dos confesiones en el ocaso de la contratapa: el periodista no compró el cd porque temía encontrar el cuerpo de Quiroga rodeado de esa pastilla de cianuro que lo encaminó al suicidio; el vendedor, el comerciante deambulante, nunca había leído Cuentos de la selva.

“No hay minería ni capitalismo serios»

Promocionando su nueva publicación Miguel Bonasso habla mucho de minería, corrupción y negociados internacionales. Casi como excusa para abrir el debate sobre las condiciones en que se plantean las relaciones sociales y cuáles son las leyes implícitas con que actuamos en cuanto a nuestro planeta. Los daños irreversibles, las ganancias exponenciales, los grandes capitales globales, el kirchnerismo y los ’90.

 

Fotos: Nos Digital.

En la tele, en las librerías, en la calle hay frases que quedan picando en la nada misma. El agua vale más que el oro. La minería genera empleo. En el kirchnerismo hay protofascistas. Las explotadoras de petróleo y metales tendrán que liquidar en el país. Desde el bondi se lee grande: EL MAL. EL MODELO K Y LA BARRICK GOLD AMOS Y SERVIDORES EN EL SAQUEO DE LA ARGENTINA. ¿Qué es eso? ¿Qué hay en ese libro?

Miguel Bonasso, periodista, escritor, diputado nacional porla Ciudadde Buenos Aires nos lo explica: “A lo largo dela Cordillerade los Andes argentina se están gestando más de 40 exploraciones mineras. Para algunos este libro es antikirchnerista porque desnuda el modelo K con especial énfasis, y cuestiona a los Kirchner, de los cuales fui promotor. Yo digo que trata de desenmascarar hechos históricos que para mí son muy peligrosos y tienen que ver con la megaminería a cielo abierto en nuestra cordillera. Es la explotación más salvaje: consiste en volar los cerros y procesar, comola BarrickGolden Pascua Lama, 300 mil toneladas de roca; bañarlas con 27 millones de litros de agua por día. Esa agua contiene 4 toneladas de cianuro de sodio, uno de los tóxicos más poderosos que tarda muchísimo en ser metabolizado. Usan cianuro porque ve lo que el ojo humano no: las partículas de oro”.

Pese a que asegura que volvería al kirchnerismo si éste le quita las concesiones a las mineras, también declaró:

“La Argentinase está convirtiendo en una banana republic. El plan de Cristina es el de Rockefeller”,

“Los Kirchner no tienen ninguna voluntad verdadera transformadora de la realidad. No son ni siquiera social-demócratas. Son también derecha, aunque haya derecha más bruta como el Señor Macri”,

“Si los recursos naturales los entregan a precio vil, sin que las empresas mineras tengan que rendir un solo dólar, por un decreto de Kirchner, estás condenando al país a una economía que no es la que el país podría tener”,

“Lo malo de este modelo es que genera concentración económica que necesariamente excluye. Después la presidenta les regala una notebook o asignación por hijo. Genera pobres para ayudarlos”,

“La corrupción ahora es peor que en la década neoliberal”.

 

A partir de las sucesivas presentaciones, su libro y preguntas que le hicimos, reconstruimos esta charla.

 

-Agua envenenada, agua perdida ¿Cómo llegan a tener tanta agua disponible?

-Las minas están ubicadas junto a los ríos de montaña, que a su vez, nacen de las áreas periglaciares. Por eso, en el Proyecto de ley que consensuaron Bonasso, desde la cámara de diputados, y el senador kirchnerista Daniel Filmus, se hablaba de esas áreas. Ahí surgen los ríos de montaña que atraviesan el país y constituyen la riqueza hídrica de gran parte dela Argentina, la que riega la parte más árida del país.

 

-Toda esa pérdida de agua, ¿qué implica?

-Los agricultores de San Juan, provincia donde se instalóla BarrickGoldcon mayor aplomo y facilidad, solo pueden disponer del 20% de la tierra cultivable son muchos más. Se habla de los empleos que se crean, pero no de los que caen.

 

-Será un mal, entonces. ¿Por qué “El Mal”?

Porque este libro es también el vínculo estrecho que existe entre lo que podríamos llamar el poder imperial de Estados Unidos y sectores oligárquicos financieros muy poderosos dela Argentina.Elhombre que sirvió de lobbista entre Peter Munk y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner fue un empresario vinculado a José Martínez de Hoz, Santiago Soldati, dueño por ejemplo, del Tren dela Costa.Todosestos sectores se nuclean en un lugar donde se regulan las inversiones económicas en América Latina, el Council of the Americas. Su creador es David Rockefeller, padrino, socio mayoritario, amigo íntimo y apologista del hombre que planeo desde el lado civil el último golpe de Estado: José Martínez de Hoz.

 

-¿Quién hay detrás de Peter Munk?

-Munk, a quien la presidenta llama Piterman, es el fundador dela BarrickGold, pero en realidad era el testaferro de Adman Khashoggi, el mayor traficante de armas de la Tierra, el que en algún momento era considerado el más rico del planeta. Era de origen saudí, y estaba relacionado conla AgenciaCentralde Inteligencia de los Estados Unidos (CIA). Fue uno de los financistas del Irángate, un escándalo muy grande que ocurrió en la época en que Ronald Reagan presidía EEUU y su vicepresidente era George Bush (padre de George W. Bush), el verdadero capo de la familia, dela Barricky, en su momento, dela CIA.Enesa época, Khashoggi, para financiar a los Contra –antiguos guardias somozistas utilizados porla CIApara conspirar terroristamente contra el gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua-. Esto fue declarado ilegal por el propio gobierno estadounidense: no podían financiar a grupos ilegales que pretendieran derrocar a un gobierno popular. Un grupo especial formado por Bush en el que Khashoggi utilizó 10 millones de dólares en acciones dela AmericanBarrick, mamá institucional dela BarrickGold, en el primer paso para el financiamiento que luego estallaría. Las industrias mineras, en general, están vinculadas a la estructura militar por razones obvias. Siempre lo militar estuvo ligado a lo metalífero.

Cuando una empresa produce a 200 y pico de dólares por onza y vende a 1800, la renta es gigantesca. Con esa renta extraordinaria se pueden comprar periodistas, políticos, jueces, como han comprado a lo largo de su historia en EE.UU., Argentina y muchos otros países, como Perú. 

 

-¿Por qué un traficante de armas necesitaría venir a Argentina a ganar más plata con el oro?

-Por un lado, no solo se llevan oro. Se llevan más de 70 metales. Hay un vínculo directo entre operaciones militares y metal. Será por eso, seguramente, que algunos agentes dela CIAhan andado por San Juan. Será por eso también que se establece como un tercer país virtual enla Cordillerade los Andes gracias a un tratado binacional que firmaron inicialmente Menem y Frei, que fue diseñado especialmente parala Barrick.Enuna franja que tiene 3 mil km de largo por 100 de ancho, hay un tercer país que está ubicado justo sobre la frontera en la que no entran ni los carabineros chilenos ni la gendarmería argentina.

 

-¿Qué ventajas le trajeron las leyes mineras a la empresa?

-Las mineras pueden descontar todos los gastos de extracción, molienda, transporte, seguros, fletes hasta el puerto y administrativos. Todo descuentan: doble deducción de gastos de exploración, devolución del IVA a la exploración, estabilidad fiscal por treinta años, amortización acelerada en solo tres años, exención de aranceles para importar bienes de capital, equipos o insumos, deducción por gastos de conservación del medio ambiente; exención de las utilidades derivadas del aporte de minas y derechos mineros para capitalizar sociedades; tope de regalías del 3 por ciento; exención del impuesto a la ganancia mínima presunta; capitalización de los avalúos de reservas mineras; devolución anticipada y financiamiento del IVA; exención de contribución de retención a las exportaciones; exención del impuesto al cheque; deducción del 100 por ciento del impuesto a los combustibles líquidos; transferencia de capital al exterior cuando se le dé la gana sin pagar cargas por dichas transferencias; ninguna obligación de liquidar divisas en el país. Además,la Barrickacaba pagando el 0,16 por ciento de lo que cuesta el agua a los usuarios domiciliarios en la franja horaria nocturna.

 

Y Bonasso ataca. Tanto a protagonistas del capitalismo global más concentrado, como a personajes del kirchnerismo: para él, el presidente de la CámaraMinerade San Juan, Ricardo Martínez, es un bandido protofascista. El secretario de Minería de la Nación, Jorge Mayoral, “tenía el mismo domicilio que la empresa minera Milston S.A. y Barrick exploraciones Argentinas Sociedad Anónima”. Aníbal Fernández: es un “ex prófugo de la Justicia, en algún momento protegido por Menem”. De Débora Giorgi, ministra de Industria, dice textual en su libro: “Reaparecieron fantasmas del menemismo resucitados en esta época. Flota en el recuerdo el saudita Gaith Pharaon, el escándalo del BCCI (el banco para lavar dinero de las armas y las drogas). Carlos Kunkel, “preverbal”, director de la “patota” de diputados kirchneristas, junto con Agustín Rossi acompañaban a Kirchner en la Cámarabaja como si fueran su Rottweiler parlamentario.

 

-¿Por qué el kirchnerismo hizo todo esto, pese a su discurso progresista?

-Si yo pienso bien –aunque de algunos no puedo pensar bien- tendría que creer que ellos suponen que la minería es una forma de desarrollo inevitable. Pensando mal es por coimas. La megaminería con cianuro fue prohibida en Europa porque los efectos de daño ambiental son irreversibles.

 

-¿Hay minería responsable?

-Desgraciadamente, no hay ni capitalismo serio, como dijo la presidenta, ni minería responsable. El sistema es en sí mismo perverso, cruel y desparejo. Uno, muchas veces, por realismo, lo cambia de a poco. Intrínsecamente no es bueno. El lucro se pone por delante de la lucha ambiental, que va a ser la gran lucha de la siguiente generación. Lo plantean como ambientalistas vs desarrollo. En etapa de construcción se ocupan 5500 empleos, después desciende a 1600 más empleo indirecto, que también desciende con el tiempo. Pero mientras tanto, los agricultores de San Juan, que solo pueden disponer del 20% de la tierra cultivable son muchos más. Se habla de los empleos que se crean, pero no de los que caen.

 

-Hasta ahora no mencionó la orden que establece que todas las divisas obtenidas por exportaciones de productos mineros se liquiden en el país, que fue una de las primeras medidas decretadas por Cristina Fernández después de ganar las elecciones últimas.

-Estoy de acuerdo con el decreto, me parece que está bien, pese a que surja por la crisis respecto al dólar. Sería bueno también que, en vez de que las petroleras pudieran decir lo que se llevan por declaración jurada de material concreto, esto fuera controlado in situ. Ahora se les permite decir cuánto se llevan. Está bien como principio, pero yo lo que le pido al gobierno es que le impida tener todo lo que consiguieron ilícitamente. Si Cristina le anula esas concesiones, yo vuelvo al kirchnerismo.

Cintas en peligro de extinción

El Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken guarda en su archivo uno de los espacios más interesantes de la historia cinematográfica argentina. Sin embargo, el poco cuidado y las malas condiciones edilicias ponen en serio peligro esa enorme cantidad de cintas. Aquí, la historia que puede llegar a perderse.

F0tos: Ignacio Hutin.

“La Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a través de la Dirección General de Museos, organizará el tradicional brindis de fin de año del Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken en el que se presentarán las obras del Polo Sur Cultural, futura sede del museo”, se puede leer en la página oficial del Gobierno porteño en una publicación del 29 de noviembre de 2005. Bárbaro, por fin el Museo del Cine tendrá un espacio estable y con las condiciones necesarias para que su archivo no se siga deteriorando.

Pero no, esa fue sólo una mancha más en la historia de esta institución que nació en 1971, gracias a la donación de la viuda del ensayista e historiador Pablo Ducrós Hicken a la Municipalidad de Buenos Aires. Siempre con las valijas armadas, el Museo fue mudado cinco veces desde su fundación. La sede inicial fue en el Centro Cultural San Martín, luego se trasladó al ex Instituto Di Tella, actual Centro Cultural Recoleta, y recién en 1998 tuvo su edificio propio en la calle Defensa 1220. Este espacio no cumplía ni remotamente las condiciones necesarias para albergar el patrimonio ni tampoco para la visita de público, pero ante las promesas de mejoras edilicias, se instaló en esa locación.
Las obras nunca llegaron y el museo fue nuevamente movido, esta vez al barrio de Barracas, en donde se alquilaría por 9 meses un local al Correo Argentino mientras se esperaba la concreción del famoso Polo Cultural Sur que tampoco llegó. En 2011 y luego de 7 años en el local “provisorio” se le otorga una sede ubicada en Cafarena 49, que cumple al menos las necesidades museológicas de la institución, aunque el archivo sigue en la antigua sede.

Las condiciones edilicias actuales son mucho mejores pero el problema central continúa latente: el archivo, que es lo más importante de este museo, sigue en riesgo al no tener un espacio con los requerimientos básicos para que, al menos, no siga avanzando el daño causado por la humedad. “La clave en el mantenimiento del fílmico es tener un ambiente frio y seco, pero cada soporte necesita una temperatura distinta. Nosotros estamos muy lejos de tener ese nivel de sofisticación porque necesitaríamos un equipo de solidificación de aire que es carísimo de comprar y mantener o un sistema de climatización central en el que se pueda manipular las temperaturas”, explica la directora del museo, Paula Félix Didier, quien es historiadora y en 2004 realizó un posgrado en preservación de archivo audiovisual en Nueva York, convirtiéndose en la única persona en el país que tiene un título universitario referido a la materia.

Resulta utópico pensar en un Museo del Cine en Argentina que cumpla con los requerimientos mínimos de una institución de este calibre si los insumos necesarios para mantener el patrimonio del mismo se consiguieron, históricamente, mediante donaciones de personas o instituciones privadas. Desde la asunción de Félix Didier, en 2008, se recibieron importantes ayudas de la Fundación Williams y de la universidad donde Didier estudió, la New York University. “Armaron un equipo solidario de 12 docentes, especialistas y expertos en preservación que viajó a Buenos Aires y trabajaron acá durante una semana. Además cada uno dejó una valija llena de herramientas especiales para la mantención de artículos audiovisuales que aún se siguen usando”, relata la directora.
El museo es una institución múltiple porque también cumple la función de archivo y centro de documentación de consulta y tiene necesidades específicas y particulares que requieren de una designación de recursos mayor a la de otras entidades.
“Por lo pronto tenemos un edificio nuevo que nos permite lucir el patrimonio pero aún falta el traslado del centro de documentación, la biblioteca, la hemeroteca y la fototeca que es lo que la gente consulta muy seguido. La idea es tener ahí un lugar como corresponde”, cuenta Félix Didier.
La zona de la nueva sede tiene las condiciones perfectas para poder mudar el archivo hacia aquella zona ya que la vieja usina en la que está el nuevo edificio es una construcción muy grande. “Necesitamos casi 1500 metros cuadrados para el archivo y aunque es muy difícil de conseguir nosotros tenemos espacios libres porque enfrente hay un terreno baldío que es de la Ciudad y la usina misma tiene espacio. Que se concrete alguna de estas dos propuestas sería lo ideal”, continuó la directora.

Mediante la resolución número 2258/11 del 15 de septiembre de 2011 la Defensoría del Pueblo recomienda al Ministro de Cultura del Gobierno de la Ciudad, Hernán Lombardi a “proceder a implementar las obras necesarias en la sede de la calle Agustín R. Caffarena 49, que permitan el traslado de todo el material fílmico que aún se encuentra en los depósitos de la calle José Aarón Salmún Feijóo 555 a los efectos de evitar un mayor deterioro del mismo y para garantizar a la ciudadanía el acceso a dicho patrimonio”.

Al respecto, el defensor del pueblo adjunto, Gerardo Gómez Coronado expresó que “el edificio de la vieja usina eléctrica fue refaccionado y remodelado por el Ministerio de Desarrollo Urbano y tiene espacios, que obviamente son del gobierno de la Ciudad, para que el Museo deposite allí su archivo. El problema es de jurisdicción y de competencia entre funcionarios que no quieren ceder los espacios. Por eso este caso da bronca, porque, al contrario de muchos otros casos en los que le pedimos al Gobierno que haga inversiones muy costosas, acá el edificio ya está y lo que se necesita es la decisión política para que se destinen los depósitos linderos al Museo del Cine. Mientras ellos deciden el material se sigue deteriorando”.
Algunas cintas tienen daños irreversibles y es necesario trabajar para que el mismo no avance. “Estas películas estuvieron en el sótano de la sede de Defensa que se inundaba y a algunas tuvimos que sacarle pedazos deteriorados. Las que corren más peligro son las de acetato que se avinagran y a medida que pasa el tiempo el líquido avanza y se va destrozando el resto de la cinta. Es necesario apurarse para poder rescatarlas”, asegura la directora.

METRÓPOLIS

El Museo del Cine de Buenos Aires adquirió relevancia mundial cuando, en 2008, se descubrió una copia de Metrópolis, uno de los clásicos del cine mundial. En aquel trabajo realizado en 1927, el director alemán Fitz Lang llevó a la pantalla grande una visión futurista de una sociedad dividida en obreros reprimidos e intelectuales privilegiados representada en una ciudad que tenía distintas nivelaciones.
La película original dura 2 horas y media y es por eso que los Americanos de la Paramont, que compraron los derechos en aquel entonces, le cortaron 40 minutos para que sea más comerciable. Luego, durante la Segunda Guerra Mundial, la versión original alemana se extravió. Muchos historiadores y archivistas han ido rastreando y reconstruyendo la película pero había algunos retazos que se dieron por perdidos para siempre.
El historiador argentino, Fernando Peña, descubrió que el distribuidor de aquel entonces, un tal Wilson, traía las cintas directamente desde Alemania, por lo que sospechaba que una copia de aquella obra maestra del Expresionismo alemán podría estar en el país. “Cuando apenas asumí este cargo, me puse como objetivo revisar la colección del crítico de cine Manuel Peña Rodríguez que poseemos en el Museo porque sabíamos que podía estar allí la copia de Metrópolis. Lo llame a Fernando y corroboramos su hipótesis, teníamos la única copia en el mundo de la película”, cuenta la directora Paula Félix Didier y agrega: “a partir de ahí hablamos con los alemanes que no nos creían porque ya la habían rastreado por todos lados y estaban convencidos que no existía tal documento. A través de una entrevista que me hizo una revista alemana ellos se tomaron el tema con más seriedad y me invitaron a Berlín para que lleve una copia. Cuando llegué y se las mostré no lo podían creer. Vinieron a Argentina, la restauraron y luego la estrenaron en el festival de Berlín del año pasado y nosotros en Argentina lo hicimos en el Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI) de este año. Ahora ya salió en DVD y Blu Ray”.
A cambio de este descubrimiento la Fundación Murnau, dueña de los derechos de la película, firmó un convenio con el Gobierno de la Ciudad mediante el cual 3 personas del museo realizaron una pasantía y capacitación en Alemania y la institución recibió 50 mil dólares que fueron destinados a la recuperación de una gran cantidad de cintas de nitrato, que es un material muy inflamable y caro de tratar.

PATRIMONIO

El Museo cuenta con 12 colecciones, 70 mil fotografías en papel, negativos en vidrio, 4 mil afiches de cin, 400 piezas de vestuario, cámaras y proyectores, entre ellas un cinematógrafo Lumiere número 4 que es parte de la primer colección que le dio vida al museo y que está expuesta en la nueva sede, 60 mil latas de fílmico, 2 mil de videos en DVD y VHS, documentos ,recortes, revistas especializadas, libros, decorados, premios y todo lo que tenga que ver con el cine.
El banco de archivo más importante y consultado son las colecciones de los noticieros Sucesos Argentinos, completa desde 1938 a 1972, y la del de Canal 9 de toda la década del 70.
Allí también se guardan joyas del cine nacional como Muñequitas Porteñas, la primera película sonorizada de Argentina y cintas de cine mudo argentino que es prácticamente desconocido y que se daban por perdidas pero que, a través del contrato con la Fundación Alemana, se pudieron rescatar.

POLO CULTURAL SUR

El proyecto del Polo Cultural Sur comenzó a pensarse a fines de la década del 90 cómo un centro cultural que albergaría a los museos de Arte Moderna y del Cine en un mismo edificio. El diseño fue realizado por el prestigioso arquitecto Emilio Ambasz., quien visitó el país en agosto de 2001 para realizar algunos cambios y en una entrevista con el diario La Nación explicó que «la parte más modificada fue la del Museo del Cine” que ahora tendrá “tres pisos para exhibiciones» y que “se está tratando de encontrar un lugar donde poner no sólo las películas, sino también las escenografías, vestidos, fotografías, afiches y demás, que requieren talleres de restauración.»
El proyecto era demasiado ambicioso para un país totalmente en quiebra cómo lo era Argentina en 2001. Se canceló la construcción y a partir de allí comenzaron las innumerables trasformaciones y la caída de 7 licitaciones.
Con la llegada de Macri al Gobierno de la Ciudad la idea reflotó. Tal es así que el Ministro de Cultura Lombardi consideraba a este proyecto como una de las prioridades de su gestión. En la página oficial del Gobierno, el 29 de noviembre de 2005, el PRO anunciaba la obra mediante un festejo y brindis: “El cine argentino ha logrado plasmar su identidad y ha cosechado numerosos premios internacionales a lo largo de su historia, colocando a la Argentina en un lugar de importancia en el escenario mundial”, se puede leer textual en la página oficial del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Y claro, porque el cine ha colocado a la Argentina en un lugar de importancia en el escenario mundial, el PRO colocará al Museo del Cine y su importantísimo archivo en un escenario con las condiciones necesarias para que éste pueda seguir existiendo, es más, “la obra abarcará un total de 14.400 m², 8.200 pertenecientes al Museo de Arte Moderno y 6.200 al del Cine. Esta cifra representa un incremento de 3.200 m² sobre los existentes en el primero y de 1.100 m² en el segundo”. Genial.
Como se cuenta en el primer y segundo párrafo de esta nota, nada de eso sucedió. Por eso la Defensoría del Pueblo de Capital Federal envió un solicitud al Ministerio de Desarrollo Urbano para conocer las razones de la exclusión del Museo del Cine del megaproyecto. La respuesta llegó el 26 de abril de 2011 sin mayores detalles más que una “adecuación presupuestaria de la obra”.

“El proyecto del Polo Cultural Sur se desvirtuó por desidia y negligencia de los funcionarios del Gobierno de la Ciudad y un problema de asignación presupuestaria. Allí se iban a albergar estos dos museos y también otras organizaciones cómo el Centro Cultural Plaza Defensa” cuenta el defensor Gerardo Gómez Coronado y agrega que “otro de los motivos de la no inclusión es que tanto el centro cultural, como el museo del Cine, y cualquier otro organismo que allí iba a ser incluido, necesitaban subsistir mientras se decidía que iba a ser de sus vidas. En ese “mientras tanto”, estas organizaciones se fueron acomodando, de alguna manera, en otros locales y dejaron de estar en situación de emergencia y cuando eso pasa, el gobierno se relaja”.

La directora del Museo, Paula Félix Didier recuerda el momento en que conoció el proyecto del Polo Cultural: “En 1999 yo todavía no sabía qué me iba a especializar en esto y mucho menos que iba a ocupar este cargo. Estaba leyendo el suplemento de arquitectura de un diario y salió una nota muy completa con el plano y todo del megaproyecto. Apenas lo vi supe que eso nunca iba a ser realidad porque era muy ambicioso para la realidad del país. Supuestamente iba a tener tres salas de cine sólo pensar en mantenerlas es una locura. En los papeles era buenísimo, pero se necesitan muchísimos recursos para mantener algo así, por eso me costaba verlo hecho realidad”.

La palabra para Felix Diaz

A un año de la represión en la comunidad qom, La Primavera, a tan solo unos días de la última muestra de violencia estatal contra miembros de su familian, el lider indígena tiene mucho para reclamar. Porque les han quitado mucho, y no le han dado respuestas: A favor de la vida.
Por Félix Díaz, líder qom

Estoy muy dolido realmente porque se trata de la vida de los chicos, y eso es algo muy terrible. Esto no puede ser ignorado por el Estado porque es el Estado el garante del cumplimiento de los derechos humanos y de los derechos indígenas que han sido reconocidos por parte de los integrantes de las cámaras de senadores y diputados. Me parece que nos faltan muchas cosas para que el Gobierno Nacional nos atienda, para que escuche realmente qué es lo que queremos.

Venimos hace rato denunciando reiteradas injusticias para con nuestra Comunidad. Nosotros queremos la devolución de las tierras. La Justicia tiene que actuar a favor de la vida y no buscar la forma de ver cómo ocultar el despojo de tierras, ni legalizar la violencia como herramienta de presión

Estamos en búsqueda del diálogo con las autoridades a las que les compete este tema que tienen que ver con la salud y los derechos humanos. Estamos realmente muy dolidos por la falta de respuesta, a pesar de haberle dado mucha difusión a este acontecimiento. Pero, hasta ahora, no tenemos respuestas.

El INAI (Instituto Nacional de Asuntos Indígenas) creo que tiene que decir algo, hacer algún pronunciamiento o declaración. Hasta ahora no tenemos la manera de entender el por qué de este silencio, si es un organismo que tiene que garantizar la aplicación de las leyes que han sido creadas para proteger nuestros derechos. Y son los argentinos, los ciudadanos, los que tienen que buscar cómo hacer que el gobierno dictatorial de la provincia de Formosa tenga una actitud distinta.

No puede ser que un tipo como Infrán, que gobierna desde que retornó la democracia hasta ahora, tenga una hegemonía avasalladora. La verdad que es un tema que debería ser analizado por lo expertos en gestiones institucionales y en derechos que tienen que ver con la democracia. Las organizaciones de DD.HH. deberían hacer algo para que este gobierno le importe lo que tiene que ver con este tema.

Nosotros tenemos una conferencia de prensa el día lunes 21 en el lugar donde era el acampe QOM (Avenida de Mayo y 9 de julio) y a partir de ahí nos trasladamos a la Comunidad para hacer un recordatorio del hermano muerto, Roberto López, y también para reclamarle al Gobierno que a un año de esta muerte tan trágica puedan tomar una medida. Será muy importante tener el apoyo de nuestros muchísimos amigos de la capital que nos ayuden a resolver estos conflictos como corresponde.

“Para algunos el fútbol es sólo un negocio»

Para los que creen que se juega como se vive, acá está Diego Valeri, el volante de Lanús que la pone contra la suela, piensa y después descarga. Lo hace en la cancha, con la pelota, y afuera, con la palabra. “Si la gente se siente mal en sus casas, en sus trabajos, va a la cancha para sentirse bien. Necesita resultados. Yo creo que el fracaso y la frustración en la vida de cualquiera abarcan la mayor parte de la vida. Los éxitos son los menos”, dice el adorador de Riquelme.

Diego Valeri es de esos jugadores que marcan la diferencia cuando la pelota pasa por su suela y también fuera de todo complejo deportivo. Lo hace en cada amague, cada habilitación de gol, cada definición, pero también en cada respuesta reflexiva, cada análisis profundo. Esas características lo hacen distinguirse, por tener una actitud, por siempre contar con los ojos abiertos para diagramar alguna nueva jugada en el ataque de su equipo o en su vida. Dice que es el volante creativo, y no el enganche, de su querido Lanús. Sabe que es de las estrellas más cotizadas, más cuidadas y más amadas por todos los hinchas que todavía gozan de aquel 2 de diciembre de 2007, donde lo vieron dar la vuelta en la mismísima Bombonera. Pero a él todo eso no le interesa. No le da importancia y camina, lentamente, hacia su auto, en el club donde entrena su granate, a metros de la cancha. Dicen que fue el primero en llegar y es de los últimos en salir, pero no sin antes saludar, atender y escuchar, uno a uno, a los periodistas que lo esperaban.

-¿Qué representa el fútbol en tu vida?
-El fútbol es una parte de mi vida. Creo que debería tener un enfoque mucho menos dramático, a veces trato de desdramatizarlo, pero no me sale. Es algo muy importante, es el deporte que practico desde que tengo cinco años, es el ambiente en donde crecí. Es una pasión dentro de mí, pero es una parte, nada más. Creo que con el tiempo recién le empezás a dar el lugar que se merece. Hay jerarquías en la vida de cada uno, el fútbol es una de las tantas partes fundamentales.

-¿Y por qué no logras desdramatizarlo del todo a nivel personal? ¿Por qué se genera tanto revuelo con este deporte?
-Porque para algunos de nosotros es un juego, pero para otros es sólo un negocio, para otros podrá ser un lugar de descarga donde sienten que el éxito de su vida está ahí, en cada partido. Ese sentimiento es el del hincha que no entiende que en el fútbol se gana y se pierde, es el de la emoción descontrolada. Por eso se genera tanto, el fútbol emotivamente es muy fuerte y socialmente, principalmente en nuestro país, es muy importante, es el deporte que más se practica. Obviamente tiene que ver con una cuestión de pasión, pero también porque es un deporte barato. Y en una sociedad con un desarrollo bajo, haces que con un solo elemento puedan jugar 22 personas.

-¿Que no se desdramatice y el negocio prime más que la pasión hace que no se priorice jugar bien, sino que se impongan los discursos del “ganar como sea”?
-No hay una sola causa que genere eso. Yo creo que para el jugador es solamente un trabajo, una profesión. No hay una sola causa para decir porqué no se arriesga tanto, de que el espectáculo se vuelva deslucido, porque justamente nadie quiere perder. Yo creo que una de las principales razones es que hay muchos intereses por detrás de un resultado de fútbol, no sólo intereses económicos, sino también afectivos, porque la gente si se siente mal en sus casas, en sus trabajos, va a la cancha para sentirse bien. Entonces necesita eso: resultados. Y si ahí ya se mete una faceta de presión al mismo ambiente del fútbol que quizás es algo social, que dice que el fracaso no entra o no debería entrar y en realidad es todo lo contrario. Yo creo que el fracaso y la frustración en la vida de cualquier persona abarcan la mayor parte de sus días. Los éxitos son los menos. Pero se vive así, son momentos, y hay que tratar de sostener los ideales y los valores siempre.

-¿Qué equipos mantienen esos ideales y valores para jugar bien al fútbol?
-Son los equipos que sostienen un orden institucional, los que tienen una base, principios y que los pueden realizar. Esa base es de mucha calidad de gente que se entrega por el club y que hacen bien las cosas, obviamente con errores como todos, pero que buscan el bien común, que priorizan el club ante sus intereses personales. Y una vez que está esa base, se pueden abarcar otros espacios, como promover jugadores del club, intentar jugar muy bien al fútbol, y con todo eso, a la larga se consiguen resultados más que favorables. Es pensar más en el proceso que en el momento actual. Y, como todo lo que sucede dentro del fútbol, también se necesita de un momento de éxito, que haga la diferencia. Yo creo que Lanús está claramente dentro de ese proceso, consiguió cosas y necesita seguir por esa línea, pero igualmente son varios los equipos que tienen una base y pueden hacerlo. Otro de los factores es obviamente tener gente que quiera arriesgar, y eso depende de todos, de los jugadores, de los técnicos, para que se valore un poco el espectáculo. A mí me gusta valorar el espectáculo, porque creo que a la larga los jugadores pasan, los técnicos también, pero los clubes siguen estando. Y los clubes son de la gente que lo forma, de los que van a la cancha, de los socios, de la familia que viene al club a hacer alguna actividad. Eso es un club, entonces eso sigue quedando y se tiene que respetar más.

-Dentro de los buenos jugadores siempre mencionás a Riquelme. ¿Cómo fue que te pida para Boca que te contraten después del problema contractual que tenías en Lanús?
-Fue una eventualidad, uno sabe que esas cosas nunca se concretan, pero me fueron muy gratas las palabras de Román. Fue una actitud muy linda que tuvo él conmigo porque era un momento muy difícil, duro, de tristeza y él, de repente, se portó muy bien conmigo declarando eso. Me hizo sentir bien, me valoró y todo eso para mí fue importante. Más allá de esas palabras, yo lo admiro y me es un referente por su forma de ver y jugar al fútbol, porque es de esas personas que siempre priorizan el buen juego y el tratar de que dentro de la cancha hayan jugadores con buen pie, elegantes y que hagan un espectáculo del fútbol. Yo opino como él, prefiero que dentro de una cancha de fútbol haya jugadores de esa talla aunque se tenga que sufrir un poco defensivamente, pero entiendo que hay que arriesgar más siempre, porque a la larga el espectáculo siempre termina siendo más lindo de esa forma.

-¿Por qué esa figura del enganche, del creador de juego, ese que lo hace más elegante al fútbol fue menguando y casi desapareciendo?
-No es que haya desaparecido, siento que ahora se sectoriza mucho más. Antes capaz el volante creador, el enganche, andaba por donde él quería, como hoy solo lo sigue haciendo Román. Ahora se le dice qué tiene que hacer, en qué lugar se debe mover tácticamente, pero un jugador creativo puede ser también un número 2. Hoy lo que se hace con el enganche es decirle que corra y vuelva por una banda, por un sector, que tenga un orden táctico, que eso muchas veces hace a la mejora del fútbol, la evolución del fútbol, pero quizás hace que se pierda esa libertad para que se dispersen los jugadores por donde quieran. Esta nueva era, esta nueva camada, apareció marcando que lo táctico es muy importante, donde se respetan los lugares para retroceder, para atacar y creo que ahí se fue apagando el rol del jugador que se mueve por donde quiere, pero la creación en el jugador no deja de existir nunca.

-¿Qué otros jugadores mirás?
-Me gusta mucho mirar a jugadores en mi posición. De los que juegan o jugaron hace muy poco en el país, Enzo Pérez me gusta muchísimo, me parece completísimo. Verón, Gio Moreno, Riquelme, el Pochi Chávez, que tuve la suerte de verlo jugar en la selección, me parecen extraordinarios. Moralez, el Burrito Martínez, también. Son todos jugadores que hay que valorarlos más, yo siento que se está valorando muy poco a los que jugamos en el medio local. Eso queda evidenciado cuando uno la rompe a nivel nacional, lo venden y a los dos meses lo convocan a la selección, como si pasaran a ser el doble de mejores al ser transferidos, y no es así.

-¿Cómo te fuiste acercando a los libros?
-Me gusta leer, me encanta. Inventaron en notas que me hicieron que era bibliotecario, pero no tengo el título y tampoco creo que lo estudie. Me gusta leer, me gusta aprender, me gusta vivir el mundo de la literatura, eso que te ofrece una vez que abrís la puerta de los libros. Es una faceta que por fuera del fútbol me gusta, que disfruto.

-¿Sentís que, en cierto punto, es malo que se te valore solamente a vos como lector, porque se afirma que el resto de los jugadores no lo hace?
-Sí, se forma un estereotipo de jugador, una idea, que lamentablemente, en su gran mayoría, es así. El jugador de fútbol no se inclina por este tipo de cosas y no tiene porque hacerlo tampoco. Yo creo que esto es algo que es un gusto, es algo personal, algo que ayuda, pero que no es de vital importancia para el futbolista. Sí lo que se necesita es tener la cabeza abierta, porque eso te hace bien para la vida misma, porque te prepara. Para eso sí, pero para jugar al fútbol no, aunque un jugador inteligente va a sacar ventajas siempre, porque tiene más claro la cancha, tiene más memoria, el ver el fútbol, el sentido del equipo, el sentido individual y de todas las cosas. Creo que prepararse, aprender en todo es fundamental, por eso creo que me sirve.

-¿Qué lees?
-Últimamente lo que más leo es sobre religión, sobre el catolicismo. Leo autores católicos o libros que sean prácticos, pero con esa orientación. O la Biblia o los padres de la iglesia, San Agustín, o San Juan Crisóstomo también contemporáneos, es algo que me gusta mucho.

-¿Te ves después del fútbol en algo relacionado a la religión?
-No, me gusta la teología, pero no creo. Me gusta más la práctica que los títulos universitarios. Todavía no sé que haré después del fútbol, solo sé que quedarme sentado no.

-¿Todos estos valores deportivos que tenés, y sumado a tus hábitos de lector, se los tratás de inculcar al pibe que recién arranca?
-Sí, totalmente. A veces es difícil, hay chicos muy jóvenes y ya a los más grandes se complica aún más porque ya no les importa. Yo trato siempre de ser ejemplo de la forma de vivir que tengo, porque el modelo que vos seas entiendo que es todo. Y después, si tengo posibilidad de charlar en la concentración con los chicos lo trato de hacer siempre. Sobre todas las cosas, a mí lo que más me importa es que sean buena gente, porque un vestuario de buena gente a la larga consigue cosas importantes, entonces busco eso y charlar, básicamente, sobre la vida, sobre cómo encararla y no tanto de fútbol porque lo primordial es eso.