Archivo por meses: junio 2011

Utopía y tradición

Con la obra del artista uruguayo Joaquín Torres García como protagonista, el Museo de la Universidad de Tres de Febrero propone un camino por el arte metafísico y moderno. Un paseo por el Universalismo Constructivo y un camino que desemboca en una nueva generación que sigue los pasos de este cambio.

El Museo de la Universidad Tres de Febrero (UNTREF) nuevamente invita a explorar las posibilidades del arte moderno, esta vez de la mano del artista uruguayo Joaquín Torres García. Unas 50 obras que comprenden dibujos, pinturas y esculturas son expuestas con el fin de indagar sobre el Universalismo Constructivo y el arte abstracto.
La exhibición se articula en dos salas, que a través de obras del mismísimo Joaquín Torres García y de sus alumnos, nos permiten dar cuenta de la importancia de este artista uruguayo para la escena de arte latinoamericano.
La sala «La ciudad y los signos», curada por el arquitecto e historiador de arte uruguayo Gabriel Peluffo Linari, aborda la producción de Torres García, tomando como eje central la ciudad y los signos, logrando así construir el camino creativo que llevó al artista a la consolidación de su doctrina conocida como Arte Constructivo. Peluffo Linari señala que ya en estas obras que reflejan la fisonomía de ciudades tales como Barcelona, Bilbao, Nueva York, París y Montevideo, se advierte el deseo de este artista por ordenar el mundo de acuerdo a códigos universalistas. A partir de estas obras, Torres García comienza a dar forma a la idea de estructura, que se basa en la ley armónica y que tiene como fundamento la unidad.

El Universalismo Constructivo es un arte metafísico, que busca explorar la relación del hombre con el cosmos. Por ello, está estrechamente ligado con el arte prehistórico ya que Torres García, explora la expresión abstracta geométrica y no su expresión particularista de imagen o representación realista. Tiende a un simbolismo. El artista afirmaba: “Partirá, pues, el constructivo, solo de la idea de estructura (siempre dentro de la geometría) y de tal sola y única idea deberá surgir, como de la materia bruta en el cosmos, un ser, una vida, así una forma”.

El analista Jungiano Demian Díaz Torres señala que al finalizar una conferencia sobre el arte neolítico y el constructivismo, Torres García remató diciendo: “Toda la verdad está en estas dos líneas, una vertical y una horizontal”. En el plano vertical está contenido el principio espiritual y en el  horizontal el principio de la naturaleza. Y el hombre es quien expresa a través de sí mismo y del arte estos dos principios.

Las obras que se exponen en la UNTREF demuestran con claridad que Torres García trabaja con una serie de elementos arquetípicos que están presentes en el inconsciente colectivo de la raza humana y que expresan estos dos principios de espíritu y naturaleza. Símbolos como el animal, el ancla, a la que podemos relacionar con el agua, la tierra, el templo, remiten a la relación del hombre con el mundo de la naturaleza. A su vez aparecen símbolos del espíritu, los cuales han sido elaborados por el hombre desde tiempos remotos para, a través de ellos, poder expresar lo metafísico, lo mental, lo conceptual. La figura del hombre y la mujer tampoco faltan en su obra ya que son quienes crean los símbolos que les permiten reflejar la realidad tal como la perciben.
Por ello, el carácter de arte que Torres García configuraba iba más allá de lo estético o lo decorativo. Constituía una verdadera búsqueda de la verdad dentro sí mismo.

El segundo núcleo de la exposición denominado “Norte en el Sur. El legado de Joaquín Torres García” está compuesto por otras 22 obras en diversos soportes y curado por  la historiadora de arte argentina Laura Malosetti Costa. Aquí se da cuenta de la gran influencia que ha tenido este artista para las generaciones uruguayas posteriores. Joaquín Torres García, en 1942, había conformado su taller, el cuál siguió desarrollando actividades educativas por algunos años luego de su muerte. Como muy bien lo señala la curadora, “si bien los alumnos de Torres García lograron trazar un camino artístico diferente, sin lugar a dudas prevalecen ciertos elementos y principios propios del artista y del Universalismo Constructivo”.

La exposición “Torres García. Utopía y tradición” está acompañada por la publicación de un libro catálogo que reúne los ensayos curatoriales de Peluffo y Malosetti, además de una serie de artículos de Edward Sullivan, de la Universidad de Nueva York; Jacqueline Lacasa, de la Universidad de la República en Uruguay; y Norberto Griffa y Pablo Jacovkis, de la UNTREF.

DATOS DEL LUGAR DE EXPOSICIÓN
Valentín Gómez 4838 (frente a la estación)
Caseros (B1678ABJ) Provincia de Buenos Aires
República Argentina
museo@untref.edu.ar
4759-3528/3578/3537
Del 23 de mayo al 30 de Julio
Entrada libre y gratuita

La expresión como arma popular

Milito y Zak, desde Clan Oculto le dan voz a su barrio, Ciudad Oculta con sus rimas raperas. Pierden el miedo de salir a la calle y la usan como espacio artístico y de aprendizaje.

 

Clan Oculto, inspirado en la vida, en su vida, en el barrio, Ciudad Oculta, en sus barrios, cerró los oídos de lo que consideran la “apología que hace la cumbia”, abrió los ojos y la boca para cantar rap.

Empezaron llamándose Ze Crew (por Zacarías Emiliano y pandilla, en inglés). En la capilla a la que iban se empezaron a juntar con otros chicos con los que rapeaban y hacían break dance. Pensaron en cambiar su nombre por el de su barrio, pero se adelantaron y se dieron cuenta de que iban a tener problemas cuando fueran a tocar a otras partes. Se miraron hacia adentro y dijeron “Clan oculto”. “Muestra de dónde somos y muestra que éramos un clan que nos ayudamos y convivimos”, exhala Zak. Efectivamente les vino bien porque no solo tocaron en la Oculta, sino también en presentaciones de “La venganza del Cordero atado”, el libro de Camilo Blajaquis, de la revista ¿Todo Piola?, en la Cumbre de Juegos Callejeros del 2007 y en varios otros barrios.

Otra campana

“Nosotros escuchamos la realidad. Es más fácil ver lo malo porque se ve más rápido. Te lo muestra la radio y la tele… de la Oculta como de todos los barrios marginados. Pero por cada uno que se manda una cagada, va a la avenida y roba, rastrea o se droga, hay diez pibes que van a la universidad y que trabajan. No cuentan que la gente se levanta a las cuatro de la mañana para laburar y vuelve a las diez de la noche. Por eso nadie sabe del talento que hay acá…

“Nosotros no somos ejemplo de nada, pero contamos lo que vemos y tratamos de salir adelante. El hip hop nos ayudó y somos lo que somos gracias a eso. Si yo, por lo menos, no lo hubiera encontrado, no sé si estaría muerto, drogado, preso…

“Cuando graffiteás estás dibujando tus quejás: te desahogás y expresás lo que querés. Podés hacer algo colorido o algo opaco y sangrante… Lo mismo pasa con la música. Las letras nos dan fuerza a nosotros porque mostramos lo que vivimos y le contamos a la gente que también hay cosas buenas acá. Hay un montón de gente que ayuda”.

Los comienzos

“En el barrio se escucha mucha cumbia villera, mucha Colombia, los Charros… Pero a nosotros lo que nos llamaba la atención era el reggaeton y El Rookie. Allá en el 2005 había graffiteros (una de las cuatro ramas del hip hop), pero nada más… Los pibes se nos cagaban de risa, pero ahora todo el mundo escucha reggaeton y les gusta este estilo.

Las pistas que usamos ahora nos las pasó un pibito en un foro de Internet en el que batallábamos, nos expresábamos escribiendo contra tipos de Centroamérica. Este pibe un día nos dijo ‘dejemos de pelearnos, está bueno lo que hacen ustedes’ y ahí nomás nos pasó seis pistas.

“En cuanto pudimos terminamos “La manta del olvido”, nuestra primera canción. Sentimos algo que es difícil de expresar. Fue como hacer un gol en primera en tu debut. Te enamorás, lo mostrás por todos lados y estás orgulloso.

“Ahora los primeros temas están en el Ares, son re chubis porque los grabamos con un programa de 1990 en la casa de Milito. Teníamos que cantar y después mover las pistas  y las voces. Ahora, como grabamos el compact con un yanki que apareció no sé cómo, pero llegó, le gustó y nos hizo una propuesta mejor que otras que teníamos pero eran muy esclavizantes. Ahora sí está piola la grabación. En cualquier momento sale.

“Estamos haciendo también una una película y un libro de Clan Oculto. El documental muestra cómo vivimos, de nuestras reuniones, de cómo es mi casa…

“El libro va a ser como una biografía con los temas en castellano y en inglés. El chabón tiene contactos por todas partes y quiere vender en Estados Unidos. Acá capaz que ni aparece nada porque está apostando todo allá. Nosotros lo reproduciremos acá”.

Los video clip (http://www.youtube.com/watch?v=3sb9V3YN3Nk http://www.youtube.com/watch?v=pe69RAF_22g&feature=related

“En el 2007 hicimos un video de Así soy yo (yo me quedé con hambre/otro se llevó mi ración) en Internet, que nos llevó hasta donde estamos. Ese video lo vio Agustina Macri, la hija del jefe de Gobierno, y nos invitó a tocar con Iluminate y Dante Spinetta en el Ciudad Emergente. Ella misma ganó un concurso y nos invitó a grabar otro video que ella produjo el video Clip de Noches Negras, donde breakdancers con máscaras de Duhalde, Kirchner, De la Rúa y Menem bailan mientras Clan Oculto suena: “Es en la calle donde uno aprende/donde mira y se sorprende de cómo vive (muere) la gente”. “Pobreza en mi barrio y en el mundo entero” “Aunque sientas que la gente buena nunca gana”.

Arriba del escenario

Una frase: “Éstas son las armas del pueblo, la expresión”.

Indigenistas de las independencias

En interpretaciones sobre el presente nacional y de Latinoamérica, los orígenes históricos tienen mucho para ofrecer. Entrevistamos a los historiadores Bruno Fornillo y Pablo Vommaro a fin de pensar la historia más allá de una linealidad simplificadora. Los roles de las elites, la diversidad en los sectores subalternos y las diferencias historiográficas en aquellos origenes nacionales de principios de siglo XIX.

Vox Dei canta que todo tiene un final. Eso nosotros no lo podemos saber. Pero sí creemos que todo tiene un origen. Acaso esa sea una de las funciones de la historia: remontarse en el tiempo, buscar las bases y los fundamentos de los procesos. ¿De cuáles?: En este caso, de la visibilización indigenista que se está dando en ciertos puntos de Latinoamérica, encabezados por el Estado Plurinacional de Bolivia de Evo Morales. Para hallar ese origen nos encontramos con los historiadores Pablo Vommaro y Bruno Fornilo, ambos docentes de América 3, cátedra Schneider, en la carrera de Historia de la UBA. Una cátedra que “surgió desde una necesidad de la carrera y de la facultad en general de que el área de América Latina contemporánea estaba muy poco trabajada, explotada”.

-¿El origen de estos procesos indigenistas que estamos viendo se deben situar en la época de las revoluciones independentistas o esa visión no formó parte de las independencias nacionales?

-Sobre todo con el ciclo político boliviano y su característica indianista que se relaciona con lo que sucede en Ecuador y en Perú, es decir en el área andina, como nota distintiva en relación a América Latina en general, se puede decir que ven con malos ojos el proceso independentista inicial de 1809. Porque en realidad los sectores indígenas campesinos y el evismo lo que reivindican es el cerco de Tupac Katari en 1781. Ellos se remontan como origen a ese momento inaugural del cerco de La Paz. En cambio, ven la revolución independentista como una línea de continuidad de las elites urbanas, que no establecen ningún quiebre real. Por eso ellos hablan de colonialismo interno. Es decir: existió un colonialismo externo, el de la dominación española. Pero luego de eso, un colonialismo interno marcado por la continuidad de esa dominación en las elites criollas. Por lo tanto, rechazan la idea de que haya existido un quiebre fuerte en esa revolución independentista. Eso es muy diferente en esa región andina que quizá en otras naciones más modernizadas del continente, como Argentina, Brasil.

-Es decir que las visiones indigenistas o indianistas no formaron parte de las independencias en este punto del continente.

-En un principio, uno podía decir que en aquel entonces, el grito libertario del que tanto se habla -que en la Audiencia de Charcas comienza en 1809- incluye una serie de sectores indígenas que se movilizan con ciertas elites criollas que se sublevan contra el poder hispano. Pero sin autonomía, participan de esa garra revolucionaria como fuerza secundaria. El resultado final se da en 1825, la acción de Bolívar y su mariscal Sucre que logra independizar la región. Con la independencia hay continuidades como la mano de obra del coloniaje, o sea la mano de obra esclavizada. Eso no se modifica hasta la revolución del 52. Y esa es una clave para pensar una atemporalidad de este proceso: atar a los indígenas a la tierra con una dominación política y sin salario persiste hasta 1952. Con lo cual, se puede pensar que la imagen de las comunidades en el 52 era parecida a momentos prerrepublicanos, a los de la época independentista.

-En la independencia de Haití, por ejemplo, sí hubo un quiebre fuerte con la revolución de esclavos.

-Habría que diferenciar o distinguir el movimiento indigenista con el de los negros, con lo afroamericano, que en Haití tuvo un protagonismo mayor. Incluso, en algunos momentos en independencia de la zona de la Gran Colombia, lo que es Venezuela, tuvieron un protagonismo mayor los negros también. En Haití, la primera independencia de América Latina, es un movimiento que fue hegemonizado por grupos de negros, que tenía diferentes estratos. Pero habría que distinguir que no haya una visión homogénea para América Latina, hay que marcar que dependiendo los grupos sociales y de la región que se trate es distinto. Con la independencia haitiana uno puede ver un proceso así. Lo que está bueno pensar es que las independencias como uno las ve son procesos de una visión hegemónica donde los grupos subalternos están, justamente, subordinados. Estas independencias en la región andina eran de las elites criollas. Los grupos indígenas tenían poco que hacer, poco que mostrar de su proyecto comunitario político y social, que sin duda existía, más visible o menos, pero tenían poco que decir dentro de ese proceso.

-¿Y esa revolución haitiana, que sí marcó un quiebre, no tuvo repercusiones en otros puntos del continente?

-No se si fue muy amplia la repercusión de la revolución haitiana. Lo que sí se puede marcar es que últimamente suceden dos cosas: la posibilidad de incluir esa revolución y la de Tupac Katari en la era de las revoluciones de la que tanto habla Hobsbawm. Esa inclusión dentro de las revoluciones de gran escala, que exceden el continente, que marcan una época revolucionaria de escala planetaria, junto con la de Estados Unidos y la francesa incluso. Otra cosa que me parece importante está relacionada a cómo esa revolución haitiana vendría a poner en entredicho la forma de pensar occidentalizada y moderna de la civilización que supuestamente se abre con el proceso independentista y con la occidentalización que vendría luego de ese punto de origen. Es decir, la consolidación de la modernidad occidental en el continente. Esa revolución cuestiona esos parámetros, porque llega a niveles de mayor radicalidad que le Revolución Francesa, que no ponía en entredicho la igualdad de razas ni la igualdad en términos económicos como sí lo hace la haitiana, que tiene como premisa una axioma muy radical que es el de “todos somos negros”.

-¿Más allá del área andina, en el resto del continente también son revoluciones de criollos sin influencia indigenista? Mantienen esa impronta de occidentalización que marcaban recién…

-Aun viéndolo desde el proceso dominante, es distinta la imagen en la zona andina que en México, por ejemplo. Al menos místicamente, aun recuperándolo desde un proceso de construcción del Estado, la imagen de la raza en México es mucho más valorada como constitutiva del ser mexicano que en Bolivia y Perú, donde la independencia es blanca y lo indígena es el atraso que hay que sojuzgar, ocultar o modernizar. Es decir, el ser boliviano tradicional es del Goni y el de Sánchez de Lozada, no el de Evo. En cambio, en México hay un rescate de la raza, como ellos dicen, que es la azteca. Es muy distinto también lo que pasa en Brasil, donde los indígenas son invisibilizados. Hasta el 91 hablabas con intelectuales o historiadores brasileros y te decían que no había indígenas. O que había sólo en el Amazonas, tipo Nacional Geographic. Hubo un censo en el 91 y descubrieron que sí había indígenas. Antes pensaban que había mil y se vio que hay 600 mil. Como acá en Argentina, con los Qom. La organización de los indígenas en la zona andina no tiene que ver con el reclamo de los Qom. También hay una visibilización acá. En la zona andina el entramado comunitario no tiene mucho que ver con los reclamos de la Qom, que tiene que ver más con un reclamo capitalista mercantil de la tierra y con muchas otras cuestiones que no se relacionan con ese entramado comunitario que se puede encontrar en la región andina.

-Hablando de Argentina. Hace unos días se cumplieron 200 años de la histórica visita de Castelli a Tihunaco, lugar donde recientemente asumió Evo como presidente. ¿Se puede ver ahí una raíz indigenista en Argentina, qué significó esa visita?

-Castelli suele ser visto por los bolivianos como una suerte de invasor. Tihuanaco formaba parte de una región que podía pertenecer al Río de La Plata y se trataba de incentivar la corriente independentista criolla. Pero la Audiencia de Charcas tenía suficiente autonomía, no olvidemos que Potosí era un lugar muy desarrollado, un centro económico de primer orden. Hubo otra serie de expediciones que partieron de Buenos Aires hacía allí pero tuvieron escasos resultados. En la historiografía boliviana, a diferencia de cómo se suele presentar en la Argentina, Castelli no aparece como una especie de radical de la revolución sino como una extensión hegemónica del centro porteño. Es algo bastante particular esa disonancia respecto al modo en cómo es tratado en la Argentina. No olvidemos que después esa audiencia de Charcas se va a fragmentar con respecto al territorio rioplatense, por lo tanto esas tensiones ya estaban inscriptas. Hay que desembarazarse de la imagen actual que, supuestamente, ve a Bolivia como un país atrasado y pobre y a Argentina como una cosa moderna. En 1825 se hablaba de que Bolivia era un coloso geográfico: tenía contacto con todos los países de Latinoamérica, manejaba las cuencas, tenía salida al Pacífico.

Malcolm X, EEUU también es lugar de revolucionarios

Repaso breve sobre cada huella de un revolucionario completo, convencido de que el racismo es el peor de los males de la sociedad estadounidense y el motor que empuja toda su lógica de conciencia. Contraposiciones con las propuestas electorales vende-fantasías de Obama: El valor del respeto por los propios principios.

Por Guillermo Mignini, especial para Nosdigital

“Luché lo mejor que pude y supe por la libertad de los 22 millones de negros en EEUU. Se que las sociedades han matado a todos los hombres que han intentado cambiarlas. Si puedo morir habiendo expuesto alguna verdad significativa que sirva para destruir el cáncer maligno que es el racismo en los Estados Unidos, entonces, todo crédito se debe a Alá. Sólo los errores han sido míos”.

Malcolm X (El-Hajj Malik El-Shabazz)

Por un breve lapso, cuando Barack Obama ganó las elecciones en Estados Unidos en 2008, tras ocho años de un nefasto ejercicio del poder imperialista por parte de George W. Bush, pareció haber esperanza. Se asomaban tiempos más tranquilos para el resto del mundo, afectado irremediablemente por la política exterior del Imperio. Obama prometió dialogar con Hugo Chávez y Raúl Castro, cerrar la base de torturas en Guantánamo, y finalizar la guerra en Iraq. Algunos le creyeron, hasta le otorgaron el Premio Nobel de la Paz. Dentro del país, el jubilo parecía el de una revolución, las calles se llenaron de universitarios, las redes sociales explotaron aprovechando la multimedia para expresar alegría. La revista Barcelona anticipó mejor que nadie lo que iba a suceder: “EEUU está listo para un presidente negro, no para uno progresista”.

El mundo hoy no está tan entusiasmado. La juventud yanqui, tampoco. Fue pedirle peras al olmo. Obama ganó porque recaudó más dinero para su campaña (casi mil millones de dólares) que su opositor, y le tocaba el turno a un candidato demócrata en el sistema bipartidista. Demás está decir que las escasas intenciones de diálogo no llevaron a ningún acuerdo, Guantánamo no cerró, se vanaglorió de matar a un (¿ex?)empleado de la CIA sin juicio previo, y hay una nueva guerra más sobre el mundo árabe, nuevamente por petróleo. Puertas adentro, el problema racial- ahora extremadamente complejo por la multietnicidad que habita su país- no avanzó. Admitió que las escuelas donde asisten blancos ofrecen mejores servicios, además las cárceles están colmadas de minorías y, la semana pasada, Obama firmó la prórroga de la ley racista/anti-terrorista Patriot Act hasta el 2015.

Sorpresa. Un hombre del sistema no trajo cambios. En este sentido, vale la pena revisar la historia a contrapelo y rescatar quienes sí quisieron lograrlo.

Todos conocemos y admiramos a Martin Luther King Jr. y el discurso de “Tengo un sueño” en la Marcha sobre Washignton de 1963. Pocos recuerdan a Malcolm X, un revolucionario y mayor estandarte del Nacionalismo Negro, corriente fundamental para entender la historia de lucha estadounidense. La “Farsa sobre Washington”-originalmente iba a ser una revuelta violenta y terminó financiada y controlada por políticos blancos- y el Movimiento de Derechos Civiles, dice Malcolm X, eran pedir por favor ser aceptados en el sistema. Los otros dirigentes le pedían paciencia y agradecimiento, que las cosas estaban mejorando. El pedía la revolución.

“Es un crimen de quien fuera que siendo brutalizado continúe aceptando esa brutalidad sin hacer algo para defenderse, si eso enseña la filosofía de Gandhi y la filosofía cristiana, son filosofías criminales”. Esto direccionado a Martin Luther King, su respetable contrafigura, quien alababa al líder indio y proponía ofrecer la otra mejilla. Criticado por predicar el odio, respondía “Si no-violencia significa no hacer nada para revertir la situación, entonces soy partidario de la violencia”.

Los medios de comunicación le tenían miedo, decían que era el único hombre en el país que podía comenzar una revuelta violenta, y también el único que era capaz de parar una. Conocía las calles de Harlem como la palma de su mano, y fue, sin discusión, el dirigente negro en los 60 con mayor llegada a las juventudes de los guettos negros, deseheredadas socialmente.

Ya desde antes de nacer, sufrió el racismo. Sus pelos rojizos, y tez marrón clara, le generaban odio cada vez que se miraba al espejo. No estaba orgulloso de su diversidad étnica, como Obama, quién el mes pasado gritó a cuatro vientos que era irlandés. Sabía que tenía esos rasgos, que representaban símbolos de status, porque su madre había sido violada por un hombre blanco que había abusado de su posición social superior. Cuatro tíos suyos habían muerto en manos de “demonios blancos”, como aprendió a llamarlos, uno linchado, otro violentamente reprimido por la policía. Su primer recuerdo de su infancia, ver su casa en Georgia, al sur de Estados Unidos, ardiendo en un incendio ocasionado por el Ku Klu Klan. Por eso se mudó a Michigan, cerca de la ciudad industrial de Detroit. Pocos años después, su padre fue obligado a acostarse sobre las vías del ferrocarril por otro grupo de racistas. Su cuerpo fue despedazado. Malcolm Little vivió el odio.

En esos años también entendería lo que pretendían quienes pedían trabajo digno e integración. El gobierno lo separó de su madre, quién fue internada en un manicomio. Lo adoptó una familia blanca que lo puso en una escuela blanca. En primer año del secundario, y siendo presidente de su clase, con el mayor promedio de la misma, su profesor le recomendó que abandone su sueño de ser abogado y se conforme con ser carpintero, o algo factible para un negro. Tan arraigado estaba el racismo en la sociedad que ni siquiera alguien con excelentes intenciones y que quería a Malcolm escapaba al mismo.

Ante estas perspectivas abandonó la escuela y se mudó a Nueva York. En Harlem, donde los trabajadores más respetables aspiraban a ser porteros y barrenderos, decidió vivir fuera del sistema. Conoció a las leyendas del jazz, a quienes les vendía marihuana. Poco tiempo después, comenzó a ganarse la vida en el juego clandestino y como ayudante en prostíbulos, cada vez despreciaba más a quienes trabajaban honradamente ya que era evidente que el sistema no los premiaba, y cada vez tomaba drogas más duras. Fue cuando comenzó a robar viviendas que lo apresaron y cambió su vida.

En la cárcel, la religión musulmana lo salvó de la droga y de su vida criminal. Una asociación llamada La Nación del Islam, que predicaba la separación de los negros en una nación independiente se le acercó y lo motivó a leer y aprender sobre la historia de su pueblo en América. La Nación del Islam, y su estricto código ético y moral le eran ideal para captar la atención de los más excluidos tanto en el sistema carcelario, como así en los guetos de Detroit, Chicago, Los Ángeles y Nueva York. Al salir de la cárcel, abandonó el apellido que le habían otorgado los dueños de sus antepasados y lo reemplazó por la letra X, en lugar de aquella identidad que le habían robado, y se convirtió en el ministro más devoto de la Nación del Islam.

Según cuenta en su autobiografía, gracias a su excelente oratoria y activismo hizo, Malcolm X crecer a la Nación del Islam de 400 a 40 mil miembros, lo cuál lo convirtió en la mano derecha del Honorable Elijah Mohamed y en una figura reconocida a nivel nacional. Tras doce años de fiel militancia, llego a organizar y ser el principal orador en reuniones de estadios repletos con más de 100 mil personas. Malcolm X enseñaba religión y disciplina, historia negra y defensa personal, pero también los delirios de su líder, quien se decía mensajero de Dios, tales como la historia de un científico llamado Dr. Yakub que creó genéticamente a todas las razas a partir de la raza negra y decidió que los blancos, inferiores, dominen el mundo durante 6000 años, tiempo que estaba por acabarse. Uno de los miembros más notables, y gran amigo personal de Malcolm X, fue el campeón mundial de boxeo Mohamed Alí.

“Conservadurismo en América significa mantener a los negros en su lugar. Liberalismo significa mantener a los afroamericanos en su lugar, pero prometerles más y engañarlos más. El hombre negro no estaría mejor con un presidente demócrata que con uno republicano”. Nunca cambió este pensamiento. Cuando Malcolm X dijo ante la prensa que John F. Kennedy se había buscado su asesinato, la Nación del Islam, que hacía tiempo intentaba desplazarlo porque la figura de su personaje tenía demasiado peso propio, utilizó este desafortunado comentario sobre el presidente más admirado por Barack Obama, y en aquel entonces muy querido por la comunidad negra no radicalizada, para expulsarlo de su organización. Malcolm, dolido y conociendo la organización por dentro, sabía que lo iban a matar. Sin embargo, en esos días ya había perdido respeto ante Elijah Mohamed- su mayor referente moral, político y religioso- al descubrir que había dejado embarazadas a tres ex secretarias suyas y luego las había incomunicado.

Antes de su asesinato el 21 de febrero de 1965 a manos de sus ex compañeros, realizó una peregrinación a la ciudad sagrada de la Mecca, en Arabia Saudita, viaje que todo musulmán debe realizar si tiene los recursos económicos para hacerlo. Malcolm X no los tenía, pero su hermana, quien ahorraba para su propia peregrinación, lo financió. En ese viaje volvió a cambiar su nombre a El-Hajj Malik El-Shabazz (Malcolm, quien realiza el viaje interior hacia la igualdad y es de origen africano). Allí, comprendió que podía haber hermandad entre distintas razas, y que el hombre blanco no era inherentemente malo, como había enseñado en sus años al frente de la Nación, pero que era imposible esa hermandad entre razas en la sociedad estadounidense, sociedad fundada en el genocidio de sus pueblos indígenas y basada en el axioma del hombre blanco superior.

Tras volver, fundó su propia organización, Muslim Mosque Inc, mucho más abierta ideológicamente que la de Elijah Muhamed. A fines de 1964 volvió a viajar, para reunirse con los presidentes de Ghana, Egipto, Argelia, Nigeria, Tanzania, Kenya y Uganda, para comenzar a predicar el panafricanismo y la unidad entre el pueblo oprimido negro estadounidense con los pueblos oprimidos africanos.

Malcolm X nunca estuvo a favor de la integración a la sociedad racista, sino que llamaba primero al pueblo negro a negarse a que le laven el cerebro y se constituya como una identidad colectiva unificada para luchar por sus derechos. Siguió estando en contra de los derechos civiles ya que predicaba derechos humanos, y nunca abandonó la religión, la base de su espíritu revolucionario, ya que creía que sólo cuando todos nos sometamos a un Dios que nos creó a hombres iguales podremos alcanzar la paz de la que tanto se habla y que tan poco se hace para lograr.

¿El último o el primer rebelde?: Tupác Katari

Relato sensible del cruento asesinato del líder aymara a fines del siglo XVIII. Tomado por muchos tendenciosos como «el último» revolucionario, preferiremos siempre contar su historia pensándolo como el inicio de algo que no ha llegado y por lo que aún se lucha.

Esperaba la orden que le pondría fin a su torturado cuerpo. Ante la vista de muchos, que con la mirada baja observaban a él, al indomable jefe aymara que supo poner en jaque el dominio español sobre la legendaria ciudad que supo ser capital de Imperio Inca, el Cuzco. Quién hubiese supuesto que aquella figura, ajada, destruida a golpes, había logrado juntar casi cuarenta mil hombres para enfrentarse a las unidades españolas y criollas en los intentos por acabar con ese dominador extraño que había venido del otro lado del océano, impuesto sus propias reglas, no solo ignorando las locales, sino prohibiéndolas y dejándolas en el olvido.

No todos habían aceptado las nuevas reglas del juego, Tupac Katari había sido uno de ellos. Al no haber logrado la victoria, ahora debía pagar con su vida el intento de ofensa sobre el poder militar más grande que supo conocer América, el que en pocos meses hizo polvo los imperios más grandes, los ejércitos más feroces, las tradiciones más ancestrales.

Y ahí estaba, echado, en la plaza de la comunidad de las Peñas, Cajamarca, actual Perú. Su castigo se estaba haciendo palpable. Pero él ahora recordaba de nuevo aquel asedio al Cuzco. ¿Qué falló? ¿Cómo pudo haber sido derrotado teniendo el triple de hombres, el favoritismo de los lugareños y provisión constante de bienes y hombres? Todo parecía inverosímil. Tal vez esos hombres barbudos, de tez blanca sí eran realmente invencibles, tal como muchos solían murmurar.  No, imposible. Eran de carne y hueso, ellos ante el filo de la espada eran como cualquier hombre. Pero ya era tarde para lamentaciones.

Los caballos habían sido traídos, y ahora buscaban las amarras. ¿Dolería? Seguro ¿Cuánto tardaría ese suplicio? Ya entre la muchedumbre se escuchaban plegarias cristianas y otras en quechua, que sobrevivían a pesar de su represión por parte de los frailes y curas que ahora inundaban el terreno.

Tomás Inca Sipe: su nombre pasaría pronto a ser una ofensa ante la Historia. Él lo había entregado a los españoles en las inmediaciones del lago Titikaka, cuando estaba buscando más tropas con el que alimentar su segundo cerco sobre el Cuzco. ¿Qué le habría motivado traicionar su propia causa, la de sus hermanos y amigos. la de su comunidad? ¿Acaso el dinero valía tanto la pena para condenarse hasta el fin de los tiempos como un sucio traidor?

Ahora sí. Todo estaba por terminar. Un caballo atado a cada extremidad, que tiraron para lado contrario cuando se dio la orden. Irónico, condenado por los conquistadores, asesinado por los animales del conquistador. Quiso decir algo, pero su lengua había sido cortada durante las torturas, como un modo de acallar su rebeldía. O eso había podido entenderles a sus verdugos en ese momento de intolerable dolor. Paradójico cómo la civilización y la fe cristiana accionaban en el Nuevo Mundo.

Solo hubo una orden, una estampida y un chillido. El 15 de noviembre de 1781 suspiraba su fin la personificación de la última gran amenaza del Imperio Español. Descuartizado yacía ese hombre. Su figura, su emblema y sus principios, en cambio, atravesaron su existencia física para ser símbolo de la resistencia americana.

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La Internacional

Las revoluciones no iban a acallarse en la Era digital. Mientras los estallidos populares se expanden el rol de las redes sociales e Internet no pueden ser ignorados, ya conforman una pata comunicacional más. La censura, la potencialidad, y la «Revolución Twitter» en los principales sucesos de los últimos dos años

El 6 y 7 de abril del 2009 el nombre de Natalja Morar recorrería el mundo otra vez. Esta periodista rusa de veinticinco años ya había aparecido en la escena internacional al denunciar tan solo dos años antes a los altos dirigentes del gobierno ruso por tejer una red de corrupción política para mantener el control del poder, como por el asesinato en el 2006 de la cabeza del Banco Central de su, Andrei Kozlov.

Sin embargo, ahora ella estaba en el foco de otra tormenta, ya no en su tierra natal, de donde fue expulsada luego de sus sagaces intervenciones, sino en el país más pobre de toda Europa: Moldavia. Allí, junto con otros compañeros organizaron una manifestación frente al parlamento con el objetivo de rechazar unas elecciones que ya se sabían, iban a ser fraudulentas en favor del partido gobernante. Y así, su medio de difusión para convocar y propagar las protestas fueron los SMS –mensajes de texto- y la red social Twitter. Natalja confesaba tiempo después: “esperábamos no más que algunos centenares de amigos, amigos de amigos, colegas. Pero cuando llegamos al lugar había como 20 mil protestantes”.[i]
Lo que le siguió a este “espontáneo” movimiento fue un recrudecimiento de la protesta, represión policial, enfrentamientos con los manifestantes… y la orden del presidente Vladimir Voronin de hacer un recuento de votos, para calmar a las masas que en cada vez mayor número se asomaban a las calles. Morar tuvo que pasar varios días en la cárcel, acusada de alterar el orden público, aunque fruto de la presión internacional fue liberada.

Año 2009, los medios de comunicación ya hablaban de la primera Revolución Twitter.

Hace cuatro meses, el mundo árabe daba que hablar. El nuevo año amaneció con las calles tunecinas repletas de manifestantes que pedían el fin del gobierno y la apertura democrática, malestar que se extendería no solo por el norte africano –Argelia, Marruecos, Egipto- sino también a países del Medio Oriente como Jordania, Siria y Bahrein. Pero fue el delta del Nilo, ante la vista de las inamovibles pirámides donde  estalló un movimiento masivo que supo derrocar a su dictador. La prensa mundial hora a hora mostraba escenas en las calles de Egipto, filmaciones principalmente caseras de lo que estaba sucediendo. Era el único modo de conocer los hechos dada la estricta censura que se estaba llevando a cabo. Cabe destacar que el único medio mundial que se atrevió a romper el cerco fue Al Jazeera, lo que le valió severas sanciones en aquel país.

Y nuevamente se empezó a hacer hincapié tanto en la internet como en los SMS como los dinamizadores de la protesta, donde jóvenes de todo el mundo, a cada minuto publicaban sus experiencias, subían fotos, llamaban para juntarse… Por supuesto, si antes el presidente de facto Mubarak había logrado mantener a raya al periodismo, ahora, pensaba atacar al único medio de difusión restante. El 25 de enero cortó cualquier posibilidad de mandar mensajes de textos por celular; dos días después convirtió al país en el único desconectado de Internet, dejando off-line a más de ochenta millones de habitantes.

Más allá de esta movida estratégica, no pudo dar fin al movimiento. El 11 de febrero abandonó la presidencia después de 30 años.

 

Paul Biya, presidente de Camerún desde hace 20 años, tuvo que enfrentar también en el mes de febrero una serie de protestas que tenían como objetivo la democratización de la vida política nacional y el fin de su largo mandato. Las proporciones de estas marchas y huelgas no fueron equiparables a sus contrapartes norteafricanas, por lo que el gobierno, gracias al accionar de la policía y el ejército, pudo desbaratar con relativo éxito el fervor popular. Pero, si hay algo que esos dos decenios al mando del Ejecutivo nacional le enseñaron a Biya, fue el hecho de no infravalorar el poder de los ciudadanos. Así, el 9 de marzo el servicio de Twitter por mensaje de texto fue cancelado, “suspendido por el gobierno de Camerún”, comentaron los ejecutivos de sobre la decisión. Nuevamente, las redes sociales en el foco de la cuestión, planteando su potencialidad disruptiva.

Twitter, Facebook, ¿Causas o Consecuencias?

Parece ser que nos quieren hacer creer el carácter mágico de las redes sociales a la hora de movilizar a las poblaciones. Como vimos en los tres casos, daría la sensación que el solo hecho de crear una publicación, twittear o mandar un sms, bastaría para aglomerar miles de personas y conformar un movimiento político. Pero, en cambio, la realidad es mucho más profunda. Tanto en Moldavia, como en Camerún y Egipto tienen como común denominador la pobreza, la falta de un futuro próspero para la juventud, falta de empleos, una elite política que se aferra al cargo sin posibilidad cercana de cambio, corrupción y represión. Son estas las causas de las movilizaciones. Y entre los protestantes, hay cientos, miles de militantes anónimos, incansables, que se mueven aún sabiendo el perjuicio que pueden sufrir por conspirar contra el orden existente. Son ellos los que hacen posibles que en gran parte la sociedad perciba, cuestione, medite y critique el status quo. Las redes sociales son un simple medio de comunicación, tanto como el teléfono, los panfletos y la simple charla directa. En Egipto, por ejemplo, solo un 6% de la población tiene un perfil en facebook, por lo que su “peligrosidad” solo puede ser categorizada como marginal. Del mismo modo que las redes sociales encuentran un límite bastante grande en lo fácil que es para las autoridades monitorear lo publicado, por eso las numerosas invitaciones a reuniones falsas, con el solo hecho de despistar a la policía, o viceversa, otros tantos mitines desarticulados gracias a que las fuerzas de seguridad los conocían de antemano. También, ligado a la importancia de la Internet en estos casos, cuando Mubarak desconectó al país, no cortó, sin embargo, las huelgas. El fax, el teléfono, los propios rumores, se encargaron de diseminar la información.

Así, son las personas quienes hicieron, hacen y harán las revoluciones, haya Twitter o no.

 


[1] Stack, Graham, “Twitter revolution’ Moldovan activist goes into hiding”, http://www.guardian.co.uk/world/2009/apr/15/moldova-activist-hiding-protests Fecha de consulta: 1/6/2011

Si la justicia no controla, la policía se descontrola

Mientras lees esta nota, Fernando Carrera está preso, declarado culpable, siendo inocente. Lo tomaron de perejil para tapar mucho de lo podrido que esconde la Policía Federal. Las pruebas que descalifican los procedimientos judiciales y el accionar policial son tan contundentes que se armó un documental, pero todavía parece insuficiente. Los poderosos interesados en la injusticia para Carrera son demasiados.

Robar, huir… y matar(te)

Horror en Pompeya: un niño, su madre y una empleada murieron atropelladas por el auto de delincuentes que escapaba de la policía. Hay 7 heridos. Conmoción, indignación, dolor, titulaba el noticiero América Noticias, mientras entre imágenes y otras informaciones, la gente se amontonaba para escupir comentarios a las cámaras: “¡Una familia quedo destruida por estos hijos de puta. Habría que haberlos matado. No tendría ni que haberlos llevado la ambulancia!”, decía un señor de anteojos y corbata muy exaltado fracasando en el intento de hilar una frase sin trabarse de tan excitado.

Con los atropellados tendidos en el piso los ladrones desafiaron a la policía, que los tenía muy cerca…

La pantalla de los noticieros del 25 de enero del 2005 hervía y, entre los densos vapores de ese hervidero, bullían distintas crónicas a la superficie describiendo el escenario, más tarde conocido, como la “Masacre de Pompeya”.

Claro está, eran más las certezas que las dudas. Aunque la información acerca de la cantidad de delincuentes no era precisa (un canal hablaba de uno, otro de tres) todos decían que alguien robó y, en el intento por huir, mató.

Robar, huir… y matar, tituló Telenoche mientras mostraba imágenes de un vehículo destrozado: Este es el auto que atropelló hasta la vida de los que, en ese momento, simplemente ejercían el derecho de cruzar la calle.

La tranquilidad de esa mañana en Pompeya había mutado en algo bien distinto y desde temprano la crónica roja manchaba con sangre la pantalla chica.

The rati horror show

“Cuando vi este caso, todo me llamó la atención. Me acuerdo que me mostró mi hijo en youtube: mirá lo que le paso a este pibe”, me respondió Piñeyro cuando le pregunté por qué eligió hablar de Fernando Carrera. Quería entender qué tenía de particular este caso.

El multifacético Enrique Piñeyro (director de Whisky Romeo Zulú y Fuerza Aérea S.A.) siguió: “Al poco tiempo aparecieron Pablo Galfré (periodista) y Pablo Tesoriere (cineasta) y pidieron hablar conmigo. Me trajeron un proyecto que se llamaba Inocente que me gustó, pero como detesto de los documentales las cabezas parlantes, les dije: si lo hacemos de otra manera me embarco”.

Así nació el original The rati horror show, documental estrenado a fines de septiembre del año pasado que cuenta detalladamente por qué hace más de seis años, con una cama bien armadita, hay hoy un tipo inocente preso.

El documental pone al desnudo a la prensa que actúa como una máquina de establecer verdades y un complejo entramado siniestro entre la policía y la justicia. “Cuando vi el documental terminado confirmé mi sospecha de que somos zombis, de que tenemos una realidad predigerida”.

Sabiendo con quién se metía, Piñeyro contrató a tres oficiales para custodiarlo pero, por una orden del jefe de la Policía Federal, Fernando Roque Córdoba, se los quitaron. A causa de esto, por razones de seguridad, Enrique sacó a su familia del país.

Los hechos

Fernando Ariel Carrera nacido en Córdoba, tenía 30 años, estaba casado con Guadalupe y era padre de tres nenes. Tenía una gomería, un negocio familiar que heredó de su papá y con eso se ganaba la vida. Era un poco paranoico de la seguridad y su único antecedente era una denuncia de paradero que le hizo su padre, cuando Fernando a los 15, enceguecido en su locura de amor, se escapó con su novia y actual esposa.

La mañana del 25 de enero de 2005, Fernando subió a su auto, un Peugeot 205 blanco, dejó a sus hijos en lo de su abuela y se fue rápido para terminar unos trámites pendientes.

En el camino para cruzar de Pompeya a Lanús, se detuvo en el semáforo de la  esquina de Centenera y Sáenz. Mientras esperaba la luz verde, se le acercó un Peugeot 504 negro, destruido, con tres tipos adentro.

Sorpresivamente, uno de esos tres, se asomó por la ventana y apuntó a Fernando con una itaca.  Asustado intentó escapar. Pensó que le querían robar. En el apuro tomó la Avenida Sáenz en contramano. Los hombres lo persiguieron y abrieron fuego. En seguida Fernando recibió un tiro en la mandíbula que lo dejó inconciente. El vehiculo, fuera de control, continuó su marcha en contramano y solo logró detenerse cuando impactó contra otro auto. A pesar de esto, los hombres que lo perseguían bajaron del auto y continuaron con la balacera. Ocho balazos impactaron el cuerpo de Fernando y 18, en el auto.

El Peugeot 504 que lo perseguía era un auto particular que utilizaba la policía para hacer operativos. El auto metía miedo, estaba destruido (hasta tenía pedido de captura). Un Chevrolet Corsa verde lo acompañaba en la persecución. Los tres hombres armados que le tiraron a quemarropa eran policías de civil que cumplían tareas en la comisaría 34 y buscaban un auto en el que habían escapado delincuentes. No sabían con exactitud ni el modelo que buscaban, ni la cantidad de personas dentro.

En ningún momento se identificaron como policías, lo que no es un dato menor: Fernando escapó porque temió por su seguridad.

Edith Custodio (41), Fernanda Silva (35) y su hijo Gastón (6) fueron las víctimas del auto que tenía a Fernando inconciente, con el pié en el acelerador.

Tardaron más de una hora en llevarlo al hospital y aproximadamente seis en operarlo. Fue un milagro que Fernando Ariel Carreras continuase con vida.

Mentías cuando me decías

Horas más tarde, aparece en televisión en la mismísima escena un tipo cincuentón con dotes de bueno: “A papi no le paso nada. Papi está bien, quedate tranquilo hijo, ¿si? No llores, está todo bien hijo”. Según el noticiero este era el testigo clave, el peluquero del barrio. Cortó el teléfono y siguió: “Me asomé a la puerta porque escuché el impacto del choque. Encima el delincuente, como se ve que ni siquiera inconciente quedo, sacó la mano por el parabrisas y empezó a disparar contra la policía que venía detrás”.

Tiempo después ese mismo tipo declaró en la causa judicial que no vio nada. No solamente no era peluquero. Rúben Maugeri -así es como se llama- es presidente de la comisión “Amigos de la 34”, organización que según el mismo “trata de arrimar a la comisaría lo que necesita para que sea más eficaz”. También es dueño del Chevrolet que participó en el operativo que desató el caos en Pompeya.

El día de la tragedia en un noticiero apareció un hombre que atestiguó y describió lo mismo que dijo Carrera a la hora de defenderse. Ese hombre, Luís Ríos, no pudo ser ubicado por los abogados defensores y tampoco fue citado a declarar en el juicio llevado adelante por los jueces Hugo Cataldi, Beatriz Bistue de Soler y Rosa del Socorro Lescano. Sí lo encontraron dos hombres al día siguiente del estreno del documental y le dijeron que tenga cuidado con lo que decía porque iba a terminar en el Riachuelo.

Son innumerables las irregularidades que tiene el caso, aunque cabe destacar que hay algunas cuestiones más relevantes aún: en una rueda de reconocimiento en la que estuvo presente Fernando Ariel Carrera, los damnificados del primer robo, hecho que desencadenó todo esto, no lo reconocieron como el delincuente, ni reconocieron el arma con la que fueron asaltados.

Los jueces mintieron. A pesar de que los tres testigos de la causa niegan haber visto disparar a Fernando, en el fallo figura que efectivamente, en la mañana del 25 de enero, los tres testigos lo reconocieron como la persona que los inició.

También mintieron con el horario de llegada de los fiscales que tardaron más de lo que dice el fallo. Esto dio margen para que los policías armen la escena a su conveniencia.

Quien tuvo que defender a Fernando también lo cagó: Mientras se recuperaba, en los pasillos del hospital, su mujer, conoció al doctor Fermín Iturbide,  quien estuvo a cargo de su defensa los primeros meses de la causa.

Iturbide, fue uno de los abogados que años atrás defendió a los policías de la comisaría 34 (sí, la misma que baleó a Fernando) implicados en la matanza de Ezequiel Demonty, el chico de 19 años que murió ahogado luego de haber sido torturado y obligado a tirarse al Riachuelo. El tipo recomendó a Fernando hacerse cargo de los robos anteriores al hecho, argumentando que así iba a ser más fácil que salga en libertad.

Criminal mambo

Guadalupe fue asesorada y contrató al doctor Federico Ravina, uno de los abogados de Fernando en el juicio oral.

Ravina contó a NOSdigital que “esto tiene que ver con la ingeniería económica de la policía. La policía genera ingresos de la recaudación ilegal; timba, prostitución, armas y droga. El Bajo Flores (barrio donde opera la 34) es una de las zonas más candentes de recaudación ilegal de armas y droga. Negocio. Plata. Los tipos que pusieron a Fernando son esos recaudadores. Por eso los jueces no entregaron a los canas que estaban ahí”.

“La policía federal no tiene plata para hacer tareas de operatividad. No tiene presupuesto. Por eso está, digamos, legitimada la recaudación ilegal que la policía maneja para tenerla. Aparte de la quinta del comisario, para la nafta de los patrulleros, para hacer pericias, para cámaras de fotos, etc.”

“Igual Fernando tuvo mucha mala suerte, todos los funcionarios que le tocaron son gente de la cana.” Aclara: “así como hay gente vinculada a los derechos humanos, hay gente de la cana”.

En cuanto al valor jurídico del documental, Ravina cuenta que fue presentado en la corte y que con eso se abrió un recurso de queja. “Si una imagen vale mas que mil palabras, en la película tenemos millones”.

Hoy, bajo el amparo del artículo 280 que permite rechazar los petitorios de la defensa sin dar mucha explicación, descansan todos los que encubrieron y continúan encubriendo este caso.

Desde aquel enero del 2005 la familia de Carreras intenta descansar, pero no puede: sus tres hijos extrañan a papá en casa. Fernando, da vueltas y vueltas en cama que lo espera todas las noches en Marcos Paz. Hace varios años que Fernando quiere descansar, no tiene cómo.

Libertad es poder decidir

En Argentina el aborto es la principal causa de muerte evitable entre las mujeres. Más de 15.000 mueren al año. Una ley confusa, que deja en manos de la conciencia de los jueces si autorizan una intervención, y una iglesia que defiende la vida, pero no la fomenta, hacen que el conflicto se sostenga a través de los años. Las 15.000 que mueren al año, claro está, son pobres. Las mujeres que pueden decidir sobre su cuerpo con libertad, y pagar un aborto, no mueren por esa causa. Morir por intentar decidir: ese es el destino de la mujer pobre en Argentina. Mientras el aborto siga sin ser legal, ni gratuito, la sociedad tendrá una mancha, por dejar morir a sus humildes.

Fotorreportaje elaborado en el 2009 por estudiantes de ARGRA de fotografía básica

http://www.youtube.com/watch?v=QadkLQlDe7k