Archivo por meses: abril 2011

Proyecto Bicente

Proyecto Bicente. Tilcara (Buenos Aires, 2010 – 2011) se presenta en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, proponiendo más reflexiones acerca de nuestra historia con motivo del Bicentenario. Diferentes problemáticas son planteadas a través de la fotografía, objetos, instalaciones y videos.
Proyecto Bicente consiste en un colectivo de trabajo autogestivo integrado por diez artistas. Dos años antes que comenzaran los festejos por el Bicentenario, este grupo decide hacer una nueva lectura de estos doscientos años de historia argentina, para así rescatar aquellos hechos fundamentales y críticos que permitan entender nuestro presente. Para ello, Proyecto Bicente viaja hacia la provincia de Jujuy, donde el concepto del Bicentenario pierde fuerza ante una sociedad que está altamente atravesada por las culturas originarias.
La tierra es una de los grandes ejes de indagación. Su explotación indebida en manos de empresas multinacionales, su arrebato de quienes habitaron allí desde los tiempos antes de la colonia, los efectos secundarios que surgen por el uso excesivo para el cultivo de soja; son rescatados por algunos de estos artistas. A través de sus propuestas estéticas, logran poner la mirada sobre estos problemas que, si bien en principio pareciera que son una preocupación exclusiva de los habitantes del noroeste argentino, son cuestiones que deberían resultar preocupantes para todos.
Por ejemplo, el proyecto de Julia Mensch rescata la labor de la Cooperativa Cauqueva, a través de fotografías y objetos naturales que buscan destacar la importante tarea que desarrolla este grupo en pos de una explotación conciente de la tierra y una recuperación de la producción de alimentos típicos de la zona andina.
Otro de los temas en cuestión es el de idea de nación que se construyó durante estos doscientos años de historia. Mara Kraay Caso cuestionándose este concepto postula que una Nación se construye a través de múltiples formas de habitarla. Recorriendo Tilcara y Maimará mientras conocía a sus pobladores, registró con dibujos y fotografías diferentes tipos de hogares. Así llegó a conocer la historia de Cayetana y Adela, cuyas casas fueron arrasadas por un desastre natural. Agustín Blanco también rescata este concepto de nación a través de carteles de propaganda política y libros que dan cuenta de las distintas ideas acerca de lo “nacional” a través del tiempo.
Es importante rescatar la tarea de estos artistas que forman parte de esa generación que creció con los horrores de la dictadura, y que hoy buscan “habitar” este espacio para así cargarlo de un nuevo significado.

Fusión de amor, una historia del BAFICI

El músico Genesis P-Orridge y su pareja Lady Jaye llevan a cabo una metamorfosis con el fin de plasmar su amor en una extravagante obra de arte. Una balada de amor en la que sus protagonistas se corresponden el uno al otro… se corresponden demasiado.
“Cuando uno se enamora de otro le dan ganas de engullirlo, de tragarlo, para dejar de ser dos individuos distintos”, dice Genesis P. Orridge al comienzo del film. Un film que no hablará sobre su trayectoria como progenitor del rock industrial y fundador de bandas legendarias como COUM Transmissions (1969-1976), Throbbing Gristle (1975-1981), and Psychic TV (1981 al presente).
The ballad of Genesis and Lady Jaye, producida y dirigida por la francesa Marie Losier, narra desde adentro un proyecto más que ambicioso y transgresor, en el que músico y su pareja Lady Jaye (Jacqueline Breyer) deciden fusionarse para acrecentar su parecido físico.
El color rubio y el largo de sus melenas se parecen; las ropas que usan se parecen. Pero el parecido no termina aquí. Labios hinchados con botox, mejillas tensas. El cuerpo de Lady Jaye cambia gracias a los cortes de los bisturíes, y el de Orridge cambia aún más: dos implantes mamarios inflan su pecho. Así se concreta la “pandroginia”, una simbiosis corpórea hecha a base de amor, la cual el mismo Orridge compara con la fusión que se da al procrear. “Con Lady Jaye, mi otra parte y mi compañera, empezamos a pensar qué pasaría si en lugar de tener hijos (lo cual es una forma en la que las personas se combinan para formar una nueva) hiciéramos nosotros una nueva persona. Entonces decimos que estamos creando una tercera identidad, un tercer ser humano. ”
Esta provocadora forma de amar es plasmada por Losier en un film documental de 72 minutos cuyas escenas fueron recopiladas durante siete años. Giras de la banda, escenas caseras, cirugías estéticas, son situaciones que rayan con el ridículo pero que lejos están de carecer de sentido, sino que logran componer un relato desde las entrañas de la vida de los protagonistas.
The ballad of Genesis and Lady Jaye llegó a las pantallas argentinas de la mano del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI), espectáculo que ya consiguió un lugar indiscutido en la agenda cultural de la ciudad. Fue luego de  la segunda proyección cuando Losier, una mujer menudita de unos treinta y pico, flequillo corto y rulos alborotados, tomó tímidamente el micrófono para acercarle al auditorio la anécdota sobre su primer encuentro en persona con Genesis. “Yo estaba en una galería y le pisé el pie a alguien. Cuando me di vuelta para disculparme vi que esa persona era Genesis. Nos pusimos a hablar, me invitó a su casa y apareció Lady Jaye. Luego me invitó a irme de gira con la banda.”
Aunque Lady Jaye murió en 2007 a causa de un cáncer de estómago, el proyecto no se detuvo. “Cuando Lady Jaye murió pensé que era el final de la película. Fue un momento muy difícil para mí, para la película, para la banda, pero Genesis me pidió que siguiera. Y pasaron dos años más de trabajo”, relata Losier.
Reducir este osado proyecto a una caprichosa transgresión sexual sería injusto. Ellos mismos la concibieron como  una creación sublime. Una humana obra de arte guiada por un sentimiento profundo de amor, digna de ser admirada.

“Tener nietos que no conozco es volver al infierno»

El escenario es de los menos pensados: Elsa Oesterheld, viuda del creador del Eternauta, sentada en su departamento, en el mismo edificio donde días atrás Reynaldo Bignone cumplía su prisión domiciliaria. “Ellos son los que no miran a los ojos”, cuenta. Los nietos que busca y el gobierno son los tema protagónicos de esta charla estremecedora.
«Lo mío es demasiado fuerte para aguantarlo, pero lo aguanto”. Y nunca un insulto, una agresión. “Les doy el ejemplo”, dice Elsa Sánchez de Oesterheld y explica: “Son ellos los que no me pueden mirar a la cara”. Y no pueden porque saben que lo que hicieron fue lo peor que podrían haberle hecho a una madre: matarle a un hijo; y en su caso no fue uno, fueron todos, todas sus hijas, las cuatro, Beatriz, Diana, Estela, Marina y, luego, al genial Héctor Oesterheld, su esposo, que volvió del exilio al enterarse lo de sus nenas, sabiendo que lo iban a buscar para matarlo. Y lo mataron. En un año la dictadura militar destruyó a una familia entera y dejó a Elsa sola, buscando a tientas, en la oscuridad de un aparato genocida macabro, la única luz que quedaba entre tanta muerte: sus dos nietos robados. Así llegó hasta las enormes Abuelas, de la mano de Adolfo Pérez Esquivel, que le dio esa soga para sacarla del pozo profundo del dolor eterno. Ya sabía Elsa que sus hijas y su marido estaban muertos, asesinados cobardemente, fusilados, con un tiro en la nuca, torturados. Pero no sus nietos, dos de ellos salvados a tiempo: Fernando y Martín. Otros dos aún perdidos.
Elsa se mantuvo siempre en un perfil bajo. Cuando le preguntaban por su brillante esposo, por su magnifica obra, se limitaba a eso, “el resto es mío y de nadie más”, tratando de mantener ese nicho en la memoria del hombre que amaba y que la enamoró por su desmesurada inteligencia. Hoy se muestra más abierta a contar su historia de dolor y lucha, como ejemplo, como referencia, como evidencia de lo que fue la miseria criminal de la dictadura.
Nos recibe en su departamento, dentro de un complejo de edificios castrenses, en pleno barrio militar, en Cañitas. Rodeada por los cómplices, por los colegas, por los ideólogos del plan de aniquilamiento de sus hijas; en su mismo edificio, en otra torre, cumplía sus últimos días de prisión domiciliaria el genocida Reynaldo Bignone antes de ser sentenciado el pasado 15 de abril a cárcel común y perpetua.
-¿Por qué acá? ¿Por qué en un departamento sola, rodeada de militares?
-Yo vivía acá cuando las Cañitas era pobre. Cuando nací, era muy buena la situación económica de la familia, pero en los años treinta tuvimos una gran crisis y vinimos acá. Mi mamá ni salía a la calle, era una mujer muy delicada, muy fina, y no le gustaba. Yo era todo lo contrario. He vivido siempre en el barrio con mis padres pero después de que murieron, como su casa era muy antigua, la vendí y quise comprar un departamento con lo que me dio de la casa y compré éste que era de los milicos. Y todos me decían: “¿Te vas a meter ahí entre todos estos?”. Y me metí y dije “yo voy a dar el ejemplo” y les hice frente sin molestarlos para nada, entonces los tipos no sabían que hacer conmigo porque cuando se supo qué habían hecho era terrible, porque era descubrirse, ellos negaban todo y estaba yo, pero no decía nada. Buenos días, buenos tardes, nada más. Jamás se atrevieron a decirme nada, al contrario, varias de sus mujeres vinieron llorando a pedirme perdón. Ellos no, ellos era como que se escondían. Una vez vino un periodista y me dijo “¿Qué hacés acá, estás loca?”, yo le dije que es mi casa y me dijo: “Pero ¿cómo aguantás?”, yo no tengo nada que aguantar, son ellos, yo no. “¿Cómo podés?”, me decía. No, no puedo: debo. Les dí una lección a todos, a todos. Muchos me pidieron perdón. Estaban desesperados porque se dieron cuenta que habían arruinado la historia argentina para siempre. Nunca hablé con nadie, ellos venían a hablarme, vinieron muchos, otros no. Esa conducta mía de nunca jamás haber creado una cosa incómoda para nadie fue lo que obligó a los tipos a respetarme. Es muy difícil tolerar una cosa como la que yo toleré, los militares se vieron muy mal conmigo. Cuando ese periodista me dijo “¿Cómo hacés para mirarlos a los ojos? Yo los mataría”,  le respondí: “No, no los mato, no quiero ser como ellos. Yo los puedo mirar a los ojos, son ellos los que no pueden y tratan de evadirme”.
-¿Cómo sintió el haber vuelto a hablar del dolor de la dictadura?
-Es una especie de locura, me toca de todos lados. Fue con este gobierno, antes no se podía hablar de él, de Héctor. Me buscaron de todas partes, todo el mundo. El que tuvo la culpa -en broma, porque lo amo- es Juan Sasturain. Juan me llamó por teléfono y me dijo si podía hablar conmigo y no sé por qué acepté después de cuatro años de no ver a nadie: mi vida era cerrada, del trabajo a mi casa. Le dije que si, aunque no lo conocía y que no iba a hablar nada más que sobre quién es Héctor Oesterheld, el resto es mío y de nadie más. Se quedó medio cortado porque yo soy muy directa, no tengo manera de fingir nada. Cuando Juan empezó a hablar de Héctor me di cuenta que lo conocía como intelectual más que yo. Ese fue el principio, ahora a él lo adoro y junto a su mujer son los únicos que me hacen reír. Yo tengo muy poca confianza en el periodismo, cualquiera es periodista, hablan sin saber, es peligroso porque creen que las saben todas. Yo también soy muy especial, tengo un carácter fuera de lo común, quizá por la experiencia que tuve que me cambió definitivamente, no soy más la que fui. Y yo era ya una persona que no era común.
-¿Qué significó para el mundo del arte la desaparición de Héctor?

-Para mi es un hombre que lo perdió el país porque era realmente un tipo que no quiero ni pensar a lo que podría haber llegado. Él decía que al Eternauta lo iba a cambiar por una novela histórica, quería dejar los guiones y también empezaba a volverse loco con el tema del cine, se lo pedían de todos lados. Era un tipo creativo y tenia una cultura descomunal, hablaba cuatro idiomas, era único. Empezó haciendo cosas de chicos, se encontró con María Elena Walsh y dijeron “tenemos que hacer algo juntos”. Con los chicos era genial, “El gatito” y esos personajes. Tenía una inteligencia fenomenal. El que leyó Gatito no se lo olvida más, hay gente que me sigue llamando por eso. Después cuando se dedicó en serio a la historieta le iba mal porque los editores eran unos abusadores y a nadie le pagaban, era un genio pero era un genio que se moría de hambre, toda la vida fue así. El Eternauta empezó cuando él se quedó con la gente de Montoneros, estaba decidido a todo. Para mí se perdió un verdadero valor para el futuro de la historia, ni siquiera para la historieta.
-¿Y en lo personal?
-Él me gustaba con locura. Yo me enamoré de él por su intelectualidad. Vengo de un ambiente totalmente diferente de Héctor, él vino de una familia con mucha plata, después la perdió toda mi suegro, pobre, le fue muy mal. Todo lo que Héctor fue, en su trabajo y en todo, se mató; se destruyó a una persona de la manera más vil y ridícula posible. Era un tipo sabio, que tampoco le interesaba tanto la política, salvo en el final de su vida, porque entendió que había que hacer algo, que había que cambiar y las chicas entendieron lo mismo. Todo eso hay que reforzarlo, pero hablando también de los errores cruciales que han tenido: la realidad del ser humano cuando lucha está con los errores también.
-Cuando Héctor y las chicas comenzaron a militar ¿podían comunicarse con vos?

-A las chicas las veía, pero a él no porque cuando se metió totalmente con Montoneros no le quedó otra. Era una persona con la que me casé porque justamente coincidíamos plenamente en el sentido político. Las chicas cuando pudieron se comunicaron pero hubo un momento que no quise porque me seguían a mi para agarrarlas a ellas porque sabían que a mi me veían, el punto neurálgico era yo, ellas querían verme siempre y siempre que pudieron me vieron. El contacto era muy difícil que lo perdieran hasta que yo les dije “por favor, no, no llamen más”. A Beatriz la agarraron habiendo estado conmigo toda la tarde en una confitería, me contó que iba a inscribirse en medicina porque había perdido el ciclo, tenía que volver a dar el año que viene y de la manera que vivía era imposible. Yo sabía que estaban vivas porque me llamaban por teléfonos comunes de la calle y así una sabía de la otra hasta que llegó un momento que no sabía nadie de nadie. Después que la agarraron a Beatriz fue una carrera tremenda: en una año mataron a las cuatro y eso que estaban totalmente separadas una de otra y dos estaban embarazadas. Diana, la mamá de Fernando, vivía con su pareja en Tucumán. Ella ya estaba con un embarazo avanzado. Héctor se pudo comunicar un tiempo con las chicas, después nada, lo perseguían y era definitorio.

-¿Héctor dónde estaba cuando pasó lo de las chicas?

-Él se fue a Europa, después volvió; otros dicen que nunca salió del país, todavía no lo tengo claro, no lo vi más desde el momento que decidió afrontar la política. Yo sé que trabajaba para Montoneros y por eso estaba afuera. Algunos dicen que volvió cuando habían matado a las chicas, sus compañeros le decían que no vuelva, que se quedara allá en Italia. Él dijo: “No puedo, cómo me voy a quedar así”, y acá lo agarraron. Él venía prácticamente a que lo… (calla, mira al vacío). No se entregó: intentó hacerlo pero parece que se lo llevaron en un encuentro con gente de él que alguien delató. Lo que no hay manera de entender y de explicarse fue lo de las chicas. Para mi ya no hubo más nada después de mis hijas, me las quitaron a las cuatro. Héctor era un tipo grande que sabía lo que hacía, yo le decía: “Vos estás liberado de mi de lo que quieras pero no te olvides que tuvimos cuatro hijas y que ellas también van a recibir dios-sabe-qué”. Y ellas estuvieron aterradas cuando se dieron cuenta de lo que iba a pasar, ya venían matando a un montón, fueron las últimas en caer en el momento más terrible. Yo tengo dos nietos que no sé dónde están. Fui al juicio que le hicieron en Tucumán al que mató a Diana y le dije: “Ella estaba embarazada ¿dónde está el chico?” y me contestaron “No sabemos señora”, “¿No me dijeron que la fusilaron acá en Tucumán? ¿No se dieron cuenta que estaba embarazada? ¿Murió con ella el bebé?” y decían “No señora”. Estoy en la búsqueda de los dos chicos, solo pensar que tengo dos nietos que no conozco me vuelve loca, es volver al infierno.
-¿Cómo salvaron a tu nieto Fernando?
-Lo salvamos por su padre. Ellos vivían en su casita en un barrio que parece que los adoraban. Cuando los fueron a buscar la agarraron a mi hija Diana sola con Fernando que acababa de cumplir un año y lo llevaron a la casa cuna. El padre, como estaba llegando a la casa, se salvó esa vez y entonces vio todo y además los vecinos le contaron. Vio que la estaban llevando a ella y no sé quién le dijo que lo llevaron al bebé. Él les mandó una carta a los padres diciendo que lo vayan a buscar a la casa cuna que Fer estaba ahí, que seguro estaba ahí; pobres viejos fueron qué sé yo cuantas veces y les decían que no, ahí no estaba y parece que el abuelo se puso como loco y dijo: “Yo me voy, pero voy a volver y si no me lo entregan los mato a todos”, pobre, no sé si hubiese podido o no pero él dijo “yo los mataba”. Además había visto un chiquito de lejos y se dio cuenta que era el nene. Yo estaba trabajando y no me quisieron decir nada hasta que por lo menos lo rescataran. Y así hicieron. Ellos fueron solos a la casa cuna, lo que fue una imprudencia tremenda porque eran gente que no sabía moverse contra semejante cosa, aunque en realidad nadie sabe que tiene que hacer en un caso de esos. Se pusieron muy mal y a una abogada le dio tanta pena que les dijo: “Ustedes agarran al nene y se van en el primer tren que venga; yo les voy a dar un papel en el que los autoricé y me responsabilizo”. Tiempo después secuestraron al padre. Ahí me fueron a ver a mí para que interviniera en todo porque ellos estaban locos de terror. Fernando tenía una tía, esposa de un hermano fallecido de su padre: una persona bellísima que lo crió con todo el cariño como si hubiese sido de ella. Fernandito era uno más, él no sufrió la ausencia de la familia, después se fue juntando conmigo y cuando fue más grande se vino conmigo y con Martín, mi otro nieto; se criaron como hermanos, los dos con la misma tragedia y los mismos abuelos. Al abuelo no lo conocieron, lógicamente.
-¿Cuál es su relación con el oficialismo?
-Lo mío fue muy espeso, es casi intolerable aún hoy. Hay gente que lo comprende, y creo que Cristina es una de ellas. No tengo edad para formar un proyecto, pero me siento feliz que mis nietos ya van a tener otra vida. Con la presidenta tengo una relación de agrado, la admiro y la sigo,  soy cien por ciento kirchnerista por lo que han cambiado el país de golpe. De repente ví el cambio de la juventud que para mí es la que marca las épocas y esta época es clave. Yo seré muy vieja pero para la juventud todavía sirvo. La muchachada de ahora es totalmente diferente. La juventud que tiene algo en la cabeza tiene el interés de empezar de nuevo, de que renazca una nueva esperanza. Y ahora les toca a ustedes. Y les tocó Néstor que les dio la orientación para seguir creando. El sentido de mi vida hasta que cierre los ojos es que el país ahora sea ocupado por gente que sepa darle otro criterio a la patria. La patria no es la bandera, sino construir desde adentro de cada uno para afuera. Quiero encontrar una política que valga la pena estimular, y en este momento siento que es ésta.
-¿Cómo ve el avance en los juicios a los genocidas?
-Tienen que estar presos y tienen que descubrirse todo lo que se hizo. Yo nunca dije un insulto, una mala palabra, nada. En general no voy a los juicios porque hay que tener fuerza de voluntad para ir y verlos a todos ahí sentados. Lo mío es demasiado fuerte para aguantarlo, pero lo aguanto, ya saben, por eso me tienen loca de todos lados, hasta en el mundo, es una cosa que donde voy saben quien soy. Pero hoy me alegro por haberme decidido a enfrentarlos de esta manera porque le di un ejemplo a los nuestros, porque considero que nunca deberían haber buscado a los chicos para meterse en eso sabiendo lo que iba a pasar, por eso tengo mucho dolor. Demostraron lo que eran y defendieron lo que creían. Dieron la vida.

POR FAVOR DIFUNDIR

Por Familiares y Amigos de Luciano Arruga

En estos últimos días, varios integrantes del grupo de Familiares y Amigos de Luciano Arruga, hemos sido víctimas de una seguidilla de amenazas. Comenzaron en la casa de Mónica, mamá de Luciano, cuando alguien introdujo por la ventana una madera en brasa… y la colocó entre unas frazadas apiladas que estaban al alcance.   El siguiente episodio ocurre a los pocos días, cuando un policía en un patrullero de la comisaría (o mejor dicho, aguantadero) de Lomas del Millón, toca el timbre en la casa de un amigo íntimo de dos integrantes de nuestro grupo (a quienes elegimos no nombrar por razones de seguridad); luego de preguntarle si los conocía, le transmite un mensaje para ellos: que desaparezcan por dos meses porque van a terminar mal.   El último hecho tuvo lugar en el barrio 12 de Octubre, cuando uno de nuestros compañeros repartía cuadernos a los chicos. Un patrullero de la misma comisaría se detiene (en él había dos efectivos, uno de los cuales está implicado directamente en la causa de Luciano) e intercepta a nuestro amigo. Le pregunta su nombre, su domicilio, le pide los documentos e intenta subirlo al patrullero, como él se niega es empujado violentamente y golpeado contra el vehículo. Al mismo tiempo carga su arma a la vista de todo el barrio. No fue llevado gracias a la intervención de algunos vecinos y de Mónica (mamá de Luciano). Posteriormente estos policias increpan a los vecinos que defendieron a nuestro amigo, siendo coherentes con sus actitudes represivas, mafiosas y violentas.   Nuestra intención es dejar claros estos hechos, ya que estamos hablando de amenazas directas a nuestros compañeros, cuyas denuncias judiciales ya fueron realizadas. Lo más importante ahora, creemos, es la mayor difusión posible de este comunicado para generar la repercusión que esperamos y sentar precedente sobre estos hechos, creemos que es una forma de estar más protegidos. Nuestra lucha es inclaudicable y no daremos ni un paso atrás, las amenazas son un mecanismo habitual de la mafiosa policía y las hemos recibido desde el primer día de nuestra lucha; no nos detienen ni nos asombran. Por eso volvemos a decir:   FUERA LA POLICIA DE NUESTROS BARRIOS!   CIERRE DEL DESTACAMENTO DE LOMAS DEL MIRADOR!   APARICIÓN CON VIDA DE LUCIANO ARRUGA YA!       Familiares y Amigos de Luciano Arruga

POR FAVOR DIFUNDIR

Los 30000 de El Salvador

Centroamérica 1932: todo se tiñó de sangre campesina que pretendía una dignidad que resultaba esquiva. La oligarquía contrarrevolucionaria se encargo en solo 12 meses de aniquilar la misma cantidad de personas que la ultima dictadura militar argentina.

El Salvador, para principios del siglo XX, era como cualquier otro país centroamericano: unas playas deliciosas y el predominio del monocultivo agrícola. Numerosas casitas de colores que decoraban la costa del Pacífico y los intensos controles e intromisiones de Estados Unidos. Unos cien años de independencia de España y una estructura social interna en extremo desigual.

Sin embargo, para el 22 de enero 1932 la población campesina decidiría, junto con el cada vez más influyente Partido Comunista local, elevarse de su condición de marginalidad y miseria, alzándose contra el gobierno dictatorial y sus incondicionales, los terratenientes. Con machetes en mano, pueblo tras pueblo iba cayendo (o siendo liberado) en las manos rugosas y trabajosas de los insurgentes que compartían un común denominador: acabar con la superexplotación y la pobreza. Con un vago pero firme convencimiento intentaron tomar las tierras que siempre trabajaron y nunca sería suya. Esa riqueza nunca distribuida.

Solo tres días más tarde la reacción de las Fuerzas Armadas fue tan eficaz como brutal para acabar con el movimiento. Fusiles y armamento pesado frente a armas blancas. Profesionales frente a una fuerza espontánea. Resultado: derrota del levantamiento. ¿Sólo derrota? No. Además, este es el inicio de una masacre orientada principalmente hacia aquellos miembros de origen indígena. El saldo: treinta mil muertos en unos pocos días, en su mayoría nativos. Así el genocidio y el etnocidio se juntaron en fraternal abrazo en este pequeño rincón de América Central.

Pero, la marginalidad o la pobreza en sí mismas no generan alzamientos, aunque sean su caldo de cultivo. Detrás de esta situación había un conjunto de hechos económicos, políticos y culturales que brotaron en las insurrecciones de 1932.

El Salvador, para 1930, era un país donde el 62% de la población era rural, el 8% de las personas controlaban la propiedad de la tierra[i] y, la agricultura era la fuente de ingreso de la totalidad de las divisas al país. Aún más, el 20% gozaba de las ¾ partes de la riqueza nacional[ii]. Un modelo económico basado en el monocultivo de café, produciendo el 90% de las exportaciones totales[iii].

Las condiciones de los trabajadores en el campo eran decididamente inhumanas. El diario El Día señalaba en 1932: “La alimentación de los campesinos y trabajadores del campo debe ser mejorada… Dos tortillas y un poco de frijoles no es bastante para conservar la plenitud de la vida física… El trabajo sería más eficiente si nuestro pueblo no se desnutre… Habría también que proporcionar habitaciones higiénicas. No es posible la vida normal durmiendo en el suelo, a campo raso o en un infeliz tapesco”[iv].

A su vez, el país era azotado una y otra vez por dictaduras militares que hacían que la población fuese cuestionando cada vez más al poder central, y en especial, desde la década del ´20, cuando los sindicatos y algunos círculos socialistas y comunistas crecieron apoyados en los pedidos por la democratización de la política. Mismo la Revolución Rusa se volvió un hecho clave en la constitución del pensamiento político salvadoreño.

La crisis internacional de 1930 arrasó la economía de este pequeño país, con la caída estrepitosa del precio del café –valiendo un tercio que años anteriores-, generando a la vez, una indomable desocupación. El cónsul norteamericano lo narra en agosto de 1931: “se dice que un agricultor de gran escala bajó los salarios (un 83%)…Es indiscutible que el poder adquisitivo de la clase trabajadora, especialmente en los distritos rurales, ha sido claramente cercenado. La apariencia andrajosa de los trabajadores es evidente”[v].

Para el mismo 1930, ya estaba conformado el Partido Comunista de El Salvador, el que dos años después aportó un sinnúmero de dirigentes que combatieron –y cayeron- en las insurrecciones populares.

Entonces, las condiciones estaban dadas para la explosión: una economía en derrumbe, dictaduras militares, hambre y pobreza, campesinos sin tierras, la ideología comunista tanto explicando las causas de la explotación como dando esperanzas de una vida mejor y un sindicalismo presto a la movilización.

Pero como explicase el periodista salvadoreño Alirio Montoya en una nota sobre los sucesos de 1932: “El régimen de manera preeminente y con toda la premeditación perversa del caso, tergiversaron la idea del comunismo hasta llegar a satanizarlo. Una vez que la dictadura militar sembró en la opinión pública la vinculación entre comunistas e indígena, a manera de sinónimo, propició la “legitimación” o “justificación” de la masacre.”

El etnocidio se llevaba a cabo mientras los diarios vitoreaban. En los periódicos locales como La Prensa aparecían las siguientes líneas: “gracias a la energía del Gobierno del General Martínez ha sido restablecida totalmente la paz”. La toma del cielo por asalto, conllevaría una represión terrible: el fatídico número de treinta mil.

Video Documental:

http://www.memoriaypaz.net/salvador_espanis/repression1.php?testi_id1=996


[i]Censo Poblacional 1930
De Rosa, Claudio, http://www.laprensagrafica.com/index.php/opinion/editorial/15784.html. FECHA DE CONSULTA 15/4/2011
[ii] Montoya, Alirio, http://www.kaosenlared.net/noticia/la-masacre-de-1932-en-salvador FECHA DE CONSULTA 15/4/2011
[iii] http://www.equalexchange.coop/history-of-coffee-in-el-salvador FECHA DE CONSULTA 15/4/2011
[iv] De Rosa, Claudio, http://www.laprensagrafica.com/index.php/opinion/editorial/15784.html. FECHA DE CONSULTA 15/4/2011
[v] Santiago, Aldo Lauria y. Gould, Jeffrey L .“NOS LLAMAN LADRONES Y SE ROBAN,NUESTRO SALARIO”: HACIA UNA REINTERPRETACIÓN DE  LA MOVILIZACIÓN RURAL SALVADOREÑA, 1929-1931. www.latindex.ucr.ac.cr, FECHA DE CONSULTA 15/4/2011

Paisaje e intervención tricotera

Artistas provenientes de diferentes disciplinas plásticas, bautizadas con el nombre de Tricoteras, intervienen espacios naturales uniendo el hecho de la creación estética con el paisaje. Arte, denuncia, ecología, estética, historias de pueblo conviven en sus intervenciones. Dos de sus integrantes, la grabadora Irene Serra y la escultora Mariana Brihuega nos invitan a su taller para contarnos de sus acciones artísticas.
 ¿Cómo arranca el proyecto?
 Irene: En el 2009, Mariana había participado en un encuentro llamado Land Art en Francia, ella viene acá con una idea y nos convoca a un grupo de conocidas a participar y armar un evento haciendo algo parecido acá. Todas veníamos de lugares diferentes, desde el grabado, de la escultura, de la pintura y de la cerámica; así que fue un grupo que por disciplina fue bastante diverso en el armado de los primeros encuentros. El primer encuentro que se hizo fue en Unquillo, en el Museo Guido Buffo y específicamente ahí empezamos a trabajar con esto de la trama, de la urdimbre, del tejido por eso Tricot, que tiene que ver con el tejido a dos agujas, tiene que ver con esto de “enlazar”.  Pero no solamente con la obra sino con redes y tramas socioculturales. Comentaba el otro día que cada lugar te da una información y un bagaje diferente. No es que uno va con una obra ya pensada o elaborada, tenés un criterio o un eje desde el que te basás para el trabajo pero después cuando te ponés a investigar sobre el lugar, lo que pasó y esta pasando, inevitablemente esto influye en como termina desarrollando el trabajo.
 Y esta idea de intervenir en los lugares, ¿Cómo se fue forjando?
Mariana: La idea era salir del taller, una propuesta completamente diferente a lo que cada una venía desarrollando y utilizar el paisaje como soporte. El grabador usa una hoja o una chapa, el escultor una madera o un volumen y el espacio en realidad te ofrece cantidad de posibilidades. Vos podés trabajar en un plano bidimensional o podés trabajar en el espacio. Precisamente, a medida que fuimos haciendo los encuentros y lo que nos fue interesando, fue esto de hacer obras que se puedan recorrer. O sea, que para tener la concepción general de lo que vos hiciste, la tenés que caminar, se trata de caminar la obra. Es un nuevo desafío y es otra cosa que es completamente diferente a la práctica que cada una puede tener.
 ¿Y ustedes buscan otro tipo de relación entre las obras y el público?
 M: Sí, la gente cuando viene a los encuentros es raro lo que pasa. Generalmente es gente que no va a una galería de arte o a un museo, es gente que va a este espacio natural a pasar el día y se encuentra con esto, con propuestas estéticas. Entonces, charlas de una manera muy diferente al público que se acerca a vos en un museo o en una galería, te hablan de otras cosas. Algo muy típico que te pasa en las galerías es que te preguntan: “¿Qué quisiste decir?” o “¿Qué quisiste hacer?”, eso no pasa cuando hacés una obra en el espacio natural, así sea totalmente abstracta, es como que hay algo concreto que salta a la vista. Estás ahí haciendo algo.
 ¿Qué les parece que es lo que le llama la atención a la gente que se acerca?
 M: Es una propuesta totalmente diferente a lo que se entiende comúnmente como arte. Por ahí a veces lo relacionan más al paisajismo pero básicamente es diferente. También a veces las cosas con las que trabajás son distintas.
 ¿Cómo creen que es la recepción del público frente a sus intervenciones?
 I: Es muy buena. La gente se acerca a preguntar a partir de lo que siente. No es que viene desde un lugar distante.
M: A veces lo entiende como un regalo. Se nos acercan y nos dicen “que lindo  que vienen acá a hacer esto, lo vamos a cuidar”. Empieza a surgir otro tipo de opiniones o compromisos. Le dan un valor a la acción.
I: Para ellos es un regalo eso que hiciste en un lugar que estaba abandonado y lo “hermoseas”.
M: Cuando estuvimos en el 5° Encuentro de Escultoras en Hasenkamp, las obras son emplazadas en una antigua estación ferroviaria. Detrás de las vía había todo un terreno que era todo pajales altísimos. Y dijimos “ahí vamos”. Emplazamos las obras ahí. Ese proyecto estaba en relación al eje temático elegido con el que trabajamos todo el año, agua. Armamos todas estructuras en base a ese tema. Lo primero que hicimos fue marcar el piso con formas de gota. El primer día la gente pasaba desde lejos y ya veía nuestro diseño. Al segundo día la gente ya salía del recorrido establecido y se acercaba a ver. Después por una calle lateral, donde generalmente no pasaba nadie, a la tarde la gente que hacía su típica vuelta alrededor de la ciudad daba una vuelta por el camino de atrás para ver la obra. Eso fue increíble.
I: Cambiamos el recorrido.
 ¿Cómo eligen los lugares en donde hacen las intervenciones?
 I: Los espacios nos van llegando. El primero que fue elegido fue Buffo que conocía porque había expuesto ahí. A partir de ahí vino gente de “Hilando la Sierra”, grupo que hace eventos artísticos en Río Ceballos. Nos invitaron a un encuentro de escultoras a hacer una intervención ahí.
M: Generalmente es alguien que concurre al lugar donde hacemos la intervención y nos propone llevar un proyecto en tal lugar.
 ¿Cómo es su metodología de trabajo para las intervenciones?
 M: Tratamos de documentarnos a través de Internet y las historias que nos van contando la gente del lugar. Vemos donde vamos a hacer la intervención, en qué condiciones está, los materiales que hay. Vemos qué tipo de plantas hay, nosotras trabajamos con elementos naturales. Las últimas intervenciones tratamos de que ya esté el acopio del material, que éste ya esté cortado, seleccionado, listo para hacer la obra. A veces contamos con muy poco tiempo.
 ¿Cómo fue la intervención en el Río Paraná?
 M: Cuando hacemos la propuesta tenemos un eje temático. El año pasado trabajamos con el tema agua. Durante todo el año trabajamos con el mismo tema haciendo diferentes propuestas en cada lugar. En el caso del Paraná trabajamos a partir de la molécula de agua, con el tetraedro. Este era el módulo con el que todos los artistas debían hacer su obra. En Paraná se presentaron once proyectos que literalmente o conceptualmente se relacionaban con esta forma. Por ejemplo, Noelia Toscano, una de las artistas que participó del evento, hizo un acopio de ramas. Talló en ellas frases del libro “Las venas abiertas de América Latina” y con eso armó tres balsas que fueron tiradas desde tres puntos de la isla formando virtualmente el tetraedro.
 Hace poco participaron de la Semana de Arte Contemporáneo en Mar del Plata, ahí tomaron como eje temático la isla…
 M: Volvimos a repetir la temática que habíamos trabajado en Chile pero con un concepto diferente. Se relaciona con esto de los humedales de la vegetación. En Mar del Plata las playas están totalmente urbanizadas. Ni siquiera en las piedras había musgos, eso es oxígeno, es vida. Va tanta gente a la playa y no permite que crezca esa forma mínima de vida que serviría para hacer más saludable el ambiente. Nos costó mucho trabajo conseguir material autóctono. Tuvimos que ir a los pantanos y llevar los materiales a la playa. Trasplantamos uña de gato, planta típica de ahí, armando islas.
 ¿Por qué la decisión de trabajar con elementos naturales?
 I: Nos vamos acercando a eso, no empezamos así. Pero está relacionado con que vos te vas del lugar pero la obra queda. La idea es que la obra se pueda ver sin dañar el entorno.
M: la idea siempre es esta, de preservar el ambiente natural. Vos hacés algo y hacés un señalamiento. “Esto merece ser preservado, esto es bello”. A veces la gente no repara en la vegetación más simple, la que sostiene los suelos, la que da más oxígeno. En Chile es terrible, se exportan los humedales para hacer paredes vegetales. Los humedales están conformados por musgos, pequeños helechos que no necesitan mucho suelo para agarrarse. Pero juntan la tierra y permiten que otra planta se entierre allí.
I: El grosor de ese musgo que se extrae tarda 120 años en volver a crecer.
 ¿Y ahora que tienen pensado?
 M: Ahora se viene la muestra. Vamos a hacer una exhibición con fotos y un video, en el Museo de Bellas Artes de Paraná. Invitamos a los artistas que colaboraron en cada uno de los eventos a que envíen obra en pequeño formato que sea representativa de su corpus de obra. Esta gente nos acompaño y hace esto.
I: A veces lo que hacen en el espacio no tiene nada que ver con el resto de su obra. Cuando estás en la naturaleza te encontrás con posibilidades totalmente distintas que el taller. Te das permisos que por ahí en el taller no.
M: Inevitablemente cuando tenés una experiencia de trabajo en el espacio, te cambia la forma, vuelven todos diciendo “Quiero hacer esto”. Se te abren muchísimas posibilidades y tenés que resolver otros problemas: el clima, la distancia, de dónde sacar las fotos, cuál es el recorrido habitual que hace la gente, hay muchas otras cosas que tenés que tener en cuenta, todo eso te produce una apertura. Te corre de vos.

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Silencio stampa a la barbarie

Tras la muerte de Ramón Aramayo, en el último encuentro entre Vélez y San Lorenzo, la AFA, como en otros 255 casos, no hizo mención en sus reuniones de comisión directiva a lo que había acontecido. Tampoco se hicieron minutos de silencio. «La violencia no es responsabilidad de la AFA», aclara Julio Grondona.
“Lo mató la policía” dijo dolorosamente la esposa de Ramón Aramayo a una maraña de medios a instantes de la muerte de su marido. Al día siguiente, la reacción fue instantánea. Todas los medios, nacionales y algunos  internacionales, llevaban esa frase en el frente, con tamaños y colores llamativos. Había ruido. Pero, a la vez, muchos silencios. La institución que maneja el fútbol argentino no había dicho nada. La AFA seguía su ritmo como si no hubiera pasado nada. Aramayo fue la víctima número 256 en la historia de nuestro fútbol. Una muerte que pareciera volverse, simplemente, un número o un vacío, al punto de que en la reunión de comisión directiva de la Asociación de Fútbol Argentino, la posterior a la muerte del hincha de San Lorenzo, los dirigentes decidieron olvidar el tema.
Allí está la AFA, comandada por Julio Humberto Grondona desde el 1979. El mismo Grondona que llegados los casi 32 años interrumpidos como presidente se desliga de la violencia en el fútbol, en su fútbol. “La AFA no es una empresa de seguridad”, declaró el presidente de la institución en noviembre de 2010 ante la cámara de diputados por el supuesto vínculo que existió con los barras en el mundial de Sudáfrica. En aquella misma situación el dirigente rescató que “se trata por todos los medios menguar los hechos de violencia”. Esos mismo hechos que el domingo 20 de marzo dejaron muerto a Aramayo convirtiéndolo en la víctima número 256 de la violencia en el fútbol nacional ¿Cómo se comportó la AFA al respecto? Con la inacción y la intrascendencia. Desde el sitio web de la institución no hubo ningún tipo de mención al hincha y tampoco lo hubo desde la comisión directiva que sesionó dos días después del asesinato tampoco, según (no) expresa el boletín oficial N°4495 correspondiente a dicha sesión. Ni pensar en algún mea culpa por parte de algún dirigente o en un minuto de silencio en la fecha posterior al hecho, lo que si sucedió semana atrás con la muerte del ex futbolista Adrián De Vicente y con las víctimas del tsunami en Japón.
Ramón Aramayo no tuvo ningún homenaje ni conmemoración de parte de la institución a cargo del evento deportivo en el que el hincha murió. Sólo se escucho la voz del periodista Cherquis Bialo, vocero oficial de la AFA, en declaraciones al diario Página 12: “La Asociación no se expidió oficialmente porque se trata de un ciudadano que murió en un enfrentamiento con la policía. Los dirigentes no trajeron este tema al Comité. La seguridad es responsabilidad del Estado. Fue una muerte producida en la calle”. Luego de la no-declaración oficial del vocero las cosas se ponen nítidas: cuando se trata de la AFA el mejor dato es la ausencia del mismo.
Si de violencia se trata solo puede rescatarse una cosa de la AFA: la coherencia. Siempre se comportó igual, siempre ausente, siempre en silencio, siempre. Según la ONG “Salvemos al fútbol”, quien lleva las estadísticas de las víctimas fatales en la materia en todo el 2010, en lo que va del corriente año las víctimas fueron doce. Doce silencios. Ausencias y mutismos que si se extienden en el tiempo se hicieron cómplices de 256 muertes. En la última década la AFA solo mencionó a una víctima. Fue en el balance y memoria de la temporada 2007-2008 donde mencionó al hincha de Vélez Emanuel Alvarez asesinado el 15 de Marzo de 2008 en un San Lorenzo vs. Vélez, al igual que Aramayo. Antecedente que no pareció ser suficientemente claro para que la AFA prevenga como institución responsable de los partidos de fútbol profesionales en nuestro país. Responsabilidad que reclama una organización integral de los partidos y no solo el aspecto deportivo, aunque no sea “una empresa de seguridad”.
Los números siguen creciendo y los dirigentes lo saben, Meiszner presidente de Quilmes había vaticinado en noviembre del año anterior: “No va a tardar mucho para que aparezca un muerto en el fútbol”. Un nuevo muerto. La predicción será una constante en el tiempo mientras la AFA siga con esta filosofía que su propio presidente resume en una  básica declaración: “La AFA no es responsable de la violencia en el fútbol”.  Palabras tan gráficas como falsas: no es que no sea responsable, es que no se responsabiliza.

Apuntes sobre el desentendimiento

La ausencia es un lugar que llena de incertidumbres. Sea el tema que sea. Pero más cuando se trata del silencio de una organización como la AFA frente a una ocasión repleta de espanto, como lo es la muerte de un hincha en una cancha. César Torres, doctor en filosofía e historia del deporte, docente en la Universidad del Estado de Nueva York, se sienta a reflexionar con NosDigital sobre las razones de ese vacío de palabras. “El discurso contradictorio es innegable”, asegura.
¿Cómo se explica la ausencia de las instituciones ante episodios de violencia oficial?
El silencio de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) sobre la muerte del hincha de San Lorenzo Ramón Aramayo el pasado 20 de marzo manifiesta su posición respecto de las víctimas de la violencia en el fútbol: el desentendimiento.  La AFA pareciera no percibirse como un actor relevante a la hora de afrontar la violencia en el fútbol ya que sostiene frecuentemente que la seguridad en los estadios y sus inmediaciones es responsabilidad del Estado.  Esta posición reduce su responsabilidad en los certámenes organizados bajo su jurisdicción a una función primariamente administrativa.  A su vez, contraría su propio Estatuto.  Por ejemplo, según el mismo, el Comité Ejecutivo de la AFA tiene la prerrogativa de cambiar la sede de un partido “cuando así lo aconsejen razones de seguridad”.  Por otro lado, también contraría su accionar, ya que la AFA toma a menudo decisiones relacionadas con la seguridad de los partidos de los certámenes que se organizan bajo su jurisdicción.  El discurso contradictorio es innegable.
¿Cuáles son las responsabilidades, las obligaciones y los procedimientos que debería seguir una institución ante un episodio semejante?
El decoro reclama que la AFA haga público su pesar por las muertes relacionadas con la violencia en el fútbol.  Más importante aún, dichas muertes requieren no sólo la condena de los hechos de violencia relacionados con el fútbol sino iniciativas sinceras, comprensivas  y concertadas para erradicarlos, que incluyan a todos los actores relacionados con el fútbol.  En tanto institución cuya función primordial es fomentar el fútbol a nivel nacional, la AFA debería tener un rol preponderante en ese proceso.  Y para ello es necesario que la AFA reflexione profundamente tanto sobre su modus operandi como sobre los intereses que la animan y promueve.  Asimismo, los efectos deseados e inesperados de su accionar en la cultura futbolística deberían ser parte de esta profunda reflexión.  Considerando la problemática trayectoria de la AFA, esto no parecería probable.
¿Cuál es el rol que debería tomar la AFA?
Es importante resaltar que cuando la AFA interviene en cuestiones relacionadas con la violencia en el fútbol activa mecanismos interpretativos estigmatizadores, esquemáticos y reduccionistas.  Así, los violentos son presentados como inadaptados sociales que deben ser excluidos del fútbol.  Como sostiene el sociólogo Pablo Alabarces, esta lógica, al no remitir a contextos argumentativos y explicativos más amplios, se cierra sobre sí misma impidiendo formulaciones críticas, novedosas e incluyentes.  En la práctica, los mecanismos interpretativos estigmatizadores, esquemáticos y reduccionistas han desembocado en estrategias puramente coercitivas para lidiar con la violencia en el fútbol.  De esta manera, el espacio futbolístico se ha organizado en función del control permanente de los hinchas tanto por efectivos policiales como por dispositivos electrónicos.  Además, entre otras medidas, se cachea a los hinchas, se prohíben las banderas y en algunos partidos o divisionales no se permite la presencia de hinchas visitantes.  También se recordará que la AFA alentó fallidamente el empadronamiento de hinchas a través de una tarjeta personal que permitiría la entrada a los estadios.
¿De qué manera la AFA analiza cada uno de estos casos de violencia?
Está claro que las estrategias coercitivas no han sido eficaces para lidiar con la violencia en el fútbol.  Sus supuestos son funcionales a su fracaso.  Basadas en la vigilancia y el control social por medio del uso de la fuerza, dichas estrategias no tienen en cuenta la complejidad del fenómeno de la violencia en el fútbol ni pretenden generar cambios actitudinales o culturales.  Ante esta situación, es necesario un cambio de paradigma en los mecanismos interpretativos predominantes relacionados con la violencia en el fútbol.  La mera estigmatización de los violentos y la reducción de la solución a estrategias coercitivas de control deben ser reemplazadas por aproximaciones que al tener en cuenta la complejidad del fenómeno activen políticas de intervención multifacéticas.  Esto no implica claudicar ante la violencia sino reconocer la pluralidad de su causa y manifestaciones.  Los contextos argumentativos y explicativos más amplios impulsan políticas de intervención más acabadas, que reparan en el entramado cultural en el que emerge la violencia futbolística.  Todo ello requiere de voluntad y consenso político.  La AFA, así como las autoridades públicas, tiene un rol inequívoco en la promoción de las condiciones que viabilicen un cambio estructural y duradero de la cultura futbolística.

El rey, su dama y un merecido descanso

Por Guillermo Blanco, para NosDigital y otros medios

Lo vio venir, barbado y mítico. Corría 1964 y el tablero que llevaba en la mochila de su vida lo había depositado en Cuba. Jugaba ante Silvino García cuando levantó la vista y advirtió que él se acercaba, erguido y expectante.

-Un gusto en conocerlo, Comandante, atinó a decirle, y recibió una respuesta halagüeña…

-Usted será quien no me conoce. Yo lo  conozco muy bien, Maestro, era hincha suyo cuando usted jugaba en la confitería Rex de la avenida Corrientes…

Ernesto Guevara aportaba una anécdota más para ser incluida por el Gran Maestro Internacional Héctor Decio Rossetto en el tablero de la vida, que por obra y gracia de su destino trashumante andaba de simultaneas y torneos en Cuba. Alguna vez ese vuelo lo posó en 9 de Julio, procedente de su Bahía Blanca natal, donde sucumbió ante el jaque mate del amor de una nuevejuliense de pura cepa, con la que engendró dos hijos, Pablo y Cecilia -referente mayor de esos pagos-, quien continúa mostrando por el mundo la mejor cara del terruño en el que alcanzó a respirar durante sus primeros años.

Y si estas líneas rozan la cintura de Cecilia es porque el nombre de su padre volvió a aparecer entre los trebejos fantasmales del recuerdo durante estos días en que sus cenizas están siendo pasadas al sitio final donde chamuyará alfiles y reyes, torres y peones y obviamente que también con ella, su Dama, Oneida. Si la pieza tocada pudiera ser regresada a la casilla como una manera de hacer retornar el almanaque, volvería a tener vigencia aquel tiempo transcurrido entre el 8 de septiembre de 1922 y el 31 de enero de 2009, fechas que encerró la vida de este Gran Maestro Internacional de ajedrez.

Héctor Rossetto fue una mítica figura del deporte nacional, cinco veces campeón argentino y tres subcampeón olímpico, con un oro como cuarto tablero. Y fue miembro de esa generación dorada que también integraron Miguel Najdorf (“el mejor”), Julio Bolbochán, Carlos Guimard (a quien pudo ganarle a los 19 años) y Hernán Pilnik. Anduvo toda la vida con la misma pilcha de orejano del oficio que lo llevó a codearse con Humphrey Bogart, Bing Crosby y Marlene Dietrich en Estados Unidos, y con Eva Perón durante un viaje en el que coincidieron en Yugoslavia. Fue Evita quien le otorgó una casa a crédito en el Parque Chacabuco donde vivió medio siglo (“que pagué hasta el último centavo”, solía aclarar él).

Sepan los pibes de las nuevas generaciones que ahí cerquita descansa este fenómeno del deporte y de la vida, que a los 86 años perdió la única partida segura de perder. Volteado el Rey, la muerte enseguida también creyó que se devoraría a su Dama, pero ahí andan los dos ahora, detrás de algunas plaquetas sentidas que están llegando para que algún desprevenido se frene ante la tumba. Entre ellas las del Secretario de Deporte nacional, Claudio Morresi, unido a Cecilia por un dolor común: a él los militares le detuvieron, desaparecieron y asesinaron a su hermano de 16 años; a ella le arrancaron a su marido, del que aún no sabe nada. El lunes a las 11 en el cementerio habrá un acto, sería justicia si en las escuelas se aprovechara el momento para contarles a los pibes de Rossetto y de todo lo que sirve el  ajedrez para pensar y ser mejores. Pero ya nos metemos en otra partida…

Poco antes de morir, hubo un homenaje a Rossetto en el Congreso, momento que compartimos junto al entonces diputado local y estadista mayor de nuestra cuna, Jesús Abel Blanco. Allí el deportista fue reconocido, quizás un poco tarde, como suele suceder con tantos otros grandes a los que el olvido suele atrapar con la complicidad de la amnesia humana. Pero la memoria vence. Y por fortuna su mente y la potencialidad que le metió a sus descendientes, junto a amantes del juego-ciencia como Carlos Ilardo y otros incondicionales del deporte, han hecho que su nombre vuelva a cobrar vigencia. Una frase del colega y amigo Ilardo lo definió en forma breve, como un mate pastor: “Fue un genuino representante del ajedrez criollo, que se elevó hasta la luz de estrella y alcanzó brillo propio”.

Y no hace falta adornar con más palabras ni datos el tema,  porque ahí está Google para que los ávidos de estadísticas puedan saciar su sed. Tendrán para empacharse mirando todo lo que obtuvo Rossetto como ajedrecista. Aunque tal vez falte allí ese dato simbólico tirado párrafos atrás: perdió la partida ante quien todos sucumben, pero aún muerto sigue defendiendo a su Dama, y eso ya nadie se lo podrá quitar.

«Hoy van por ellos y mañana por vos»

Javier Castrilli se muestra cansado del “cercenamiento de las libertades individuales” y va por la Ciudad. Pide que el Estado recupere el monopolio del uso de la fuerza perdido frente a los “imbéciles tapados y con palos que pretenden darnos miedo y se apoderan de la Capital”. Para los “trapitos”, Policía. Comentarios sobre las elecciones en Chubut y al candidato kirchnerista por la gobernación chubutense, Carlos Eliceche, lo llama “el ganso”, mientras que los hechos denunciados en esas elecciones fueron culpa de “un tarado, un tarambana, un imbécil”.

Castrilli, precandidato dasnevista a la jefatura de Gobierno porteña, invalida cualquier chistonto sobre su apodo de “sheriff” o de su pasado como riguroso árbitro de primera división del fútbol argentino, entregando durante el reportaje una tarjeta roja en la que, de un lado, se lee su nombre y el año 2011 y, del otro, las situaciones a las que expulsaría: “inseguridad”, “escuchas telefónicas”, “corrupción”, “piquetes y cortes”, “promesas incumplidas”, “abuso de poder”, “desorden”, “tránsito caótico”, “abandono”, “delincuencia”. Durante la entrevista, siempre al lado de su jefe de prensa, se enoja, sube el volumen, se calma, corta preguntas y pide que no se lo interrumpa.

-¿Cómo se informó del bloqueo a las plantas de impresión de Clarín?

-Por internet. Todos los días me conecto y leo los diarios: Perfil, Infobae, La Nación, Clarín… y Página 12. Después prendo la televisión, en TN o C5N y hago zapping para buscar las noticias.

-¿Qué opinión le merece lo que pasó?

-Fue deleznable. Esa fue una demostración más del claro retroceso en que estamos y la patética degradación del respeto por las instituciones democráticas y republicanas. Es un atentado más a la libertad de prensa y a la credibilidad del gobierno nacional. No hace más que mostrarse con sus verdaderos colores. Siempre ha utilizado la lógica del tero: pone los huevos en un lugar y canta en otro.

-¿Cree, entonces, que el conflicto fue generado por el gobierno?

-Por supuesto. El gobierno necesita manejar los datos y la información, manipular la consciencia de la persona y relatarles una realidad virtual. Para eso necesita disfrazar, esconder la realidad. Lo mismo hace con la toma repugnante y asquerosa del INDEC. A parte de acaparar y distorsionar los datos para hacer su propia investigación y para que la gente consuma datos irreales, utiliza el aparato del Estado para ejercer, con sus caras más dramáticas, el poder coactivo. Así lo demuestran las multas con que la Secretaría de Comercio pretende silenciar a las consultoras privadas que difunden sus datos. Lo mismo hace con la prensa.

-¿En este caso en particular, cómo cree que lo generó?

-A través del disfraz con el que salen sus ministros genuflexos como [Carlos] Tomada y [Florencio] Randazzo para hacernos creer que se trata simplemente de un conflicto laboral. No solo es coartar la libertad de prensa copiando modelos existentes en otras latitudes, como lo hace [el presidente de Venezuela Hugo] Chávez. Hay cosas mucho más dramáticas también. Más que pretender intimidar a la prensa impidiéndole el lanzamiento de su edición, mucho más grave es que el gobierno se haga el distraído. Pero peor aún es desoír a la justicia, como lo viene haciendo en reiteradas oportunidades. Frente a semejante atropello. ¿Cuál es la defensa que debe tener un sistema democrático?

-¿Cómo lo hubiera solucionado usted?

-A través de las instituciones, por supuesto. El Poder Legislativo tiene que pronunciarse con acciones concretas cuando el Ejecutivo desobedece al Judicial.

-Una vez que estaba la orden, ¿qué instituciones tenía que poner a funcionar el gobierno?

-El Congreso tiene que hacerle juicio político a la Presidente por desobedecer a la Justicia. Tendría que haber mandado a la fuerza pública, como en todo país desarrollado, para que no se coartara a la libertad de prensa. Si no, un grupo de imbéciles que impiden que el periodismo informe.

-¿Usted hubiera mandado a la fuerza pública armada?

-No. Yo creé dentro de la policía federal el grupo DOCA, que trabajaba sin armas. Una noche de invierno, doscientos muchachos desarmados, de jean y zapatillas, redujeron y pusieron a disposición de la justicia a 102 miembros del grupo quebracho, esos que se tapan todo y se hacen los malos con palos de dos metros.

-¿Cómo se los redujo?

-Con las manos… Y con técnicas para reducir a una persona. No cinco policías retorciéndole los testículos a un hincha de San Lorenzo para que después muera. Ésa es la deficiencia operativa que tiene la Policía Federal Argentina y este gobierno, los que defienden los derechos humanos. En cumplimiento del pacto de San José de Costa Rica, ellos no quieren criminalizar la protesta social. Sin embargo, no cumplen con ese pacto cuando atentan contra la libertad de prensa. Eso no son derechos humanos. Yo, como individuo habitante de este país, quiero informarme, y no por el diario que me escribe el gobierno nacional, por las consciencias que paga y que compra.

-¿Cuál es el diario que escribe el gobierno nacional?

-Todos aquellos que no son opositores… 678. Todo el dinero que está poniendo el gobierno nacional para desinformar y pintar una realidad que no es.

-¿Qué diario?

-Mirá… yo te voy a explicar una cosa: hay formas muy sutiles de penetración, de vaciamiento y penetración ideológica.

-¿Pero cuáles son esos diarios, a su entender?

-El dinero que maneja, el hecho de que haya multiplicado geométricamente las partidas destinadas a la prensa, y cómo fueron cambiando algunas personas de opinión. Eso lo saben todos.

-¿Esas personas, quiénes son?

-Te estoy diciendo… Por ejemplo, todo el dinero que maneja la televisión pública. A vos te parece que con todos los chicos que se están muriendo de hambre, el gobierno usa más de 1000 millones para bancar el fútbol. ¿Vos sabías eso, no? Y no acepta la publicidad privada. Porque hay gente que consume eso…

-Hoy está en juego la elección de la gobernación en Chubut, de la que se dice y se está confirmando que hubo varias irregularidades.

-El gobierno se ha dedicado, desde antes de que comenzara el escrutinio, a generar opinión de que habían triunfado ampliamente. Lo que está ocurriendo en este momento en Chubut es una actividad sumamente saludable que es el recuento por la justicia electoral. A diferencia de lo que pasa en la Nación y en otros distritos, ahí se respetan las instituciones republicanas. No hay justicia adicta. Esto, que se ha distorsionado tanto del domingo de elecciones a la fecha, es elemental para la democracia. No es porque lo haya pedido Carlos Eliceche, popularmente denominado “el ganso”. Siempre que se termina un hecho eleccionario sobreviene un recuento cuando hay una paridad tan marcada como en este caso.

-¿Quién habló de “amplio triunfo” kirchnerista?

-Cuando yo llegué a la provincia, por la radio FM Tiempo, de Jorge Aidar Bestene, sospechosamente, periodistas decían que ya se podía afirmar que había ganado Eliceche. Estaban organizando en Comodoro Rivadavia, a las 18, cuando todavía en muchos lugares se estaba votando, se anunciaba que estaba yendo Cristina Kirchner a festejar.

-¿A su entender, no fueron irregularidades las que hubo?

-Un tarado, un tarambana, un imbécil, en vez de poner 88 puso 888. Todos hablan de la 179 y la 183. ¿Las otras mesas qué? ¿No existen? Vos tenés que llamar a Chubut e informarte. Vos tendrías que tener esos datos y me parece que no los tenés.

-Afirmó en entrevistas que tienen votar por usted porque es honesto, a diferencia de los demás. ¿Cree que las elecciones están para votar al más honesto o según diferencias ideológicas?

-En este momento hay varios políticos que son honestos y a los cuales yo les guardo un profundo respeto.  De cualquier manera, creo que los porteños estamos cansados de votar a personas que dicen que nos van a representar y terminan haciendo lo contrario de lo que prometieron. Ahora lo vuelven a decir porque quieren ser Presidentes de la República. Terminemos con esto. Si podemos elegir a nuestro gobernador, tenemos que hacer un poco de memoria.

-¿Qué mentiras recuerda?

-Recuerdo promesas incumplidas de Macri diciendo que a Doña Rosa le iba a dar plazas seguras sin rejas y que iba a poder salir a la calle. En tema seguridad somos un desastre. Decía que íbamos a tener una ciudad limpia, sin baches y sin problemas de tránsito, cuando todo eso es un desastre. Si vas a recorrer una villa, las madres se te quejan porque sus hijos no consiguen matrícula. Sin embargo, tenés un funcionario del gobierno que dice que la educación pública está muerta. Si está muerta es porque la matan ellos.

-¿Cuál cree que es la prioridad de los porteños?

-La seguridad… Por sobre todas las cosas.

-¿Cómo se soluciona?

-Teniendo una policía en serio, y logrando la independencia, la autonomía

-¿Cómo se logra?

-Haciendo cumplir la ley, la Constitución.

-¿No cree que se pueda interpretar de diferentes maneras la Constitución?

-No. Para nada. Cuando la Constitución te dice que vos tenés la soberanía de hacerte cargo de la seguridad, vos tenés que hacerte cargo de la seguridad.

-¿No puede alguien pensar que la prioridad es otra?

-¿Qué prioridad, hermano? Vos tenés que cumplir con la Constitución. Porque sino…

-Digo la prioridad…

-Dejame terminar la respuesta y después preguntame. La Constitución dice que el Jefe de Gobierno tiene que hacerse cargo de la seguridad. Él tiene que crear su propia Policía. Si el Gobierno  Nacional pretende seguir haciéndose cargo, está equivocado. Más claro, echale agua.

-¿Solo con Policía se soluciona la inseguridad?

-No. Con salud, con educación, con todo lo que no hacen ni el Gobierno de la Ciudad, ni el de la Nación. Cuando se te están muriendo los chicos de hambre, cuando no les das trabajo y escondés los datos debajo de la alfombra, lejos estás de darle seguridad. No se logra con la mejor policía. Hay que crear la cultura del trabajo, de la limpieza, de la educación. Teniendo las madres de las villas dificultad para que los chicos entren en las escuelas… Así no.

-Macri intentó prohibir a los trapitos. ¿Usted cómo solucionaría el problema?

-Con firmeza y con la policía. Si hay que modificar leyes o el código de convivencia, se lo hará. Acá hay que barajar y dar de nuevo. Hay que buscar un Estado eficiente, no uno genuflexo. Quiero un Estado firme y seguro, que recupere el monopolio de la fuerza y sea serio, no un mojigato y marketinero. No quiero cartón pintado. Quiero una realidad concreta. Se necesita educación y salud. Los hospitales públicos están hechos un desastre, los docentes no tienen condiciones de trabajo como corresponde. Cuando la policía no aparece en la 9 de Julio mientras 20 imbéciles tapados y con palos que pretenden darnos miedo se apoderan de la Ciudad, necesito un Estado que me defienda, y no lo tengo. Ésas son las cosas por las que tenemos que luchar. Hoy van por ellos y mañana vienen por vos. Yo no quiero un Chávez. Me resisto a eso. Y no te olvides de una cosa: Hitler ganó todas las elecciones con una mayoría enorme. Era impresionante la repercusión que tenía.

-¿Relaciona a Chávez o a este gobierno con Hitler?

En relación con todas las mentes humanas que puedan llegar a ocupar posiciones de poder y que por sus desvaríos y de sus patologías psicológicas puedan pretender perpetuarse en el poder.

-¿Le parece que Cristina Kirchner quiere perpetuarse?

Ellos hablaron de un poder hegemónico que se va a desarrollar en 18 años. Yo no quiero ninguna tiranía ni dictadura.

-¿Se considera peronista?

-Me considero peronista porque Perón es una persona emblemática para mí que representa  el sentimiento de todos aquellos que querían una igualdad de oportunidades y no la tenían.

-¿Fue a la marcha del 24 de marzo?

-No. Tenía compromisos familiares.