Archivo por meses: diciembre 2010

-Sin nombre-

Por Carlos Covarrubias

Volvamos a lo escaso a las ausencias

fuertes como el lazo crudo y salado

peregrinos en la algidez de la ventisca

volvamos a dialogar con lo innombrado

Carlos Covarrubias poeta de la Universidad Católica de Valparaíso, Chile

Isla de Pascua, tierra de represión

La paz será esquiva en el Pacifico Sur mientras continúen los sucesos violentos contra las poblaciones originarias. La historia de una isla plegada de misterios y moáis que se ve invadida de la sangre y destrucciones por parte de un Estado chileno rapaz.

Cuando nos nombran la Isla de Pascua nos viene a la mente esa isla situada en el Pacífico, en cuyos terrenos se pueden observar esas raras y enormes cabezas talladas en bloques de piedra. No más que otro de esos paradisíacos pedazos de tierra, no más que un exótico sitio turístico. Sin embargo, en su interior hay una historia de expropiación y desalojo, de represión y resistencias, que desde segunda mitad del 2010 vuelven a revelarse ante nosotros.

En el siglo IV d.C. llegaron desde la Polinesia hacia aquella isla desierta los moradores que habitarán el territorio hasta el día de hoy, los llamados Rapa Nui. Pero en 1888 un país de poco más de medio siglo de antigüedad se la apropiaría, pese a estar a… ¡casi cuatro mil kilómetros de distancia! El tratado firmado por Chile y los locales acordaba que el primero podría adjudicarse la posesión y defensa del lugar, manteniendo y aceptando las formas indígenas de administración política. Pero esto, como casi todas las alianzas entre Estados y sociedades locales, no sería cumplido. En 1895, el gobierno chileno la arrendaría por veinte años a una empresa ovejera para su explotación, que tuvo como resultado no solo la expulsión de muchos habitantes de sus hogares, destrucción de cultivos de subsistencia como también innumerables vejaciones contra espacios considerados sagrados. De modo que, mientras una clase privilegiada se hacía de suntuosos pastos y aguas para la producción, una cultura era a la vez atacada como pauperizada, y parte de su riqueza cultural sino agredida, destruida. Así, la Modernidad llegaba con su progreso para pocos y miseria para muchos a una tierra que se había mantenido impoluta durante más de quince siglos.

Como en 1895, todo el siglo XX se caracterizó por la entrega, concesión y retención de terrenos Rapa Nui. Más ejemplos: en 1933 “el Estado chileno arrendó a empresas francesas la isla, mandaron a un capitán en la Guerra del Pacífico con una delegación y arrasaron con todo, quemaron las plazas, animales y se llevaron a personas” contó el integrante de la Comisión de Desarrollo de la Isla de Pascua, Raúl Teao Hey a diario.uchile.cl. Treinta y tres años más tarde, tierras pertenecientes a una familia local serían tomadas para la construcción del Hotel Hanga Roa sin previa consulta a los damnificados.

Desde agosto hasta la actualidad se vienen observando diversas tomas de terrenos fiscales, administrativos y mismo el hotel ya mencionado, como modo de reivindicación de los derechos sobre sus ancestrales tierras, ahora ocupadas. Pero, como no iba a ser así, Piñera se encargó con sus carabineros de dejar bien claro que no habría margen de discusión: el 3 de diciembre veintitrés heridos y seis detenidos durante un desalojo, al usar balas de goma y perdigones.

Pero los locales no se quedarán estáticos ante la violencia ni ante sus deseos y reclamos de autodeterminación: “siempre la Isla ha sido pacífica y el día que intervengan, la van a perder rápidamente. Si aplican fuerza nos adelantamos el camino de antemano” advirtió Teao Hey.

Paremos los palos

Imagen del Centro Cultural Comunitario Vamos A Andar (http://vamoandar.blogspot.com/)


Uno en Avellaneda
Dos en La Primavera
Cuatro en Soldati
Basta de asesinatos por la policía, los barrabravas y la burocracia sindical. Que no nos domestiquen a palazos, que no nos silencien a tiros, que no nos acostumbren con la impunidad de los autores intelectuales, que no nos internalicen la criminalización de la pobreza. Que no nos maten por luchar.

Las vueltas de la Vuelta de Obligado

Entre las contradicciones del relato tradicional y el revisionista, nos tomamos el día de la Soberanía Nacional para hacernos la pregunta: ¿qué significó realmente la batalla de la Vuelta de Obligado? El doctor en Historia y profesor Jorge Gelman, autor de un libro sobre Juan Manuel de Rosas, responde al interrogante en una larga charla.

“¿Por qué en la escuela siempre nos han enseñado con muchísimo detalle cada una de las batallas, cada una de las campañas en las que nos permitieron liberarnos del yugo español y, sin embargo, se ocultó deliberadamente durante dos siglos todas las luchas que se dieron contra otros colonialismos que aún subsisten como, por ejemplo, en nuestras Islas Malvinas?”. Cristina Fernández de Kirchner

¿Te sorprendió la valoración inédita de la batalla de Obligado a 165 años de que haya sucedido?

La verdad que me sorprendió. Pero, al mismo tiempo, me parece coherente con una orientación de la política del gobierno. Porque se ha proclamado como un festejo nacional, antiimperialista. Este proceso de Cristina Fernández intenta retomar lo que fueron algunas banderas del peronismo histórico, que es esta idea de la Nación contra sus enemigos, que son externos, pero que también tienen aliados internos. Eso es lo que proponen los movimientos de tipos nacionalistas, y que comparten con el discurso rosista, que planteaba la idea, que retoma Perón, no necesariamente inspirado en el rosismo, de pensar la sociedad como una comunidad coherente con intereses comunes, como una Nación con enemigos que son básicamente externos pero que tienen también aliados internos, pero que están fuera de la comunidad porque son agentes de intereses que no son los propios.

¿Entonces fue un gobierno antiimperialista el de Rosas?

No. Yo no dije eso. Dije que parte de su discurso lo era… Rosas era un gobernante pragmático, no era antiimperialista de ninguna manera. Lo que quería era restablecer el orden político y social. Para poder hacer eso él se dio cuenta que después del fracaso de todos los regímenes previos, que se fueron cayendo uno tras del otro después de la Revolución de Mayo, era necesario negociar con los factores de poder, con la realidad. Y esos factores eran muchos: los populares, que los toma en cuenta para domesticarlos, no para convertirlos en los dueños del poder, y también las potencias internacionales, como Francia e Inglaterra, sobre todo Inglaterra. Rosas se llevó perfectamente bien con los ingleses, con los franceses no tanto.

Con ese pragmatismo se explica que haya estado tantos años en el poder…

Él negoció con casi todos. Con las grandes potencias, sobre todo con Inglaterra, tuvo acuerdos muy firmes. Negoció también con los principales líderes que habían causado la caída de Buenos Aires en 1820, cuando Rosas empezó a participar en política. Su obsesión era el orden. “Hay que imponer el orden cueste lo que cueste, lealtad”, eran las proclamas de Rosas. De hecho él sostiene a lo que va a ser el grupo rivadaviano, lo cual es bastante curioso porque la idea que da el revisionismo histórico es que Rosas y el federalismo eran lo contrario del rivadavianismo. Rosas primero fue un gran apoyo de ese gobierno, y después de cuatro o cinco años se peleó. También negoció con López, con Quiroga, con quienes construyó una alianza para poder llegar al poder. Y negoció con los jefes indígenas de la frontera. También hizo la Campaña del Desierto, la primera, la del 33, que es muy conocida. Pero antes y después de eso hizo un esfuerzo muy grande por negociar con los grupos indígenas, que van a terminar siendo los grupos amigos, los aliados. Ahí se nota ese carácter de Rosas, que le permitía ser capaz de reconocer los factores de poder con los cuales había que negociar. Los indios de la frontera le van a dar un apoyo fuerte, van a ser el tapón para tapar a los indios de guerra, que eran los enemigos.

La campaña del desierto quizá se contradice con la imagen que se quiere dar de Rosas ahora…

La historia no es sólo qué pasó sino lo que la gente hace uso de ese pasado para legitimar en una trayectoria histórica posiciones que se adoptan en el presente. Y siempre es arbitraria esa fundamentación en el pasado, porque uno ve el pasado en función de cierta forma de pensar la sociedad. El presente condiciona la forma de ver el pasado.

Obviamente, la mirada que el gobierno tiene sobre el rosismo es una mirada muy estilizada, parcial, como cualquier mirada. El historiador tiene que tratar de ser imparcial, pero también está condicionado, es casi imposible eludir las experiencias y las ideas personales de cada uno. Y eso para un político se exacerba al máximo. Tiene que defender una causa política y busca algunas cosas del pasado, que le permitan establecer un linaje histórico de alguien que le parece bueno. Termina entregando una imagen distorsionada de lo que fue la política de Rosas frente a las grandes potencias internacionales. No se puede entender el gobierno de Rosas sin un acuerdo básico y muy estable con Inglaterra.

De hecho cuando el cae, va a Inglaterra…

No es ninguna casualidad. Lo invitan a que vaya porque tenían muy buena relación con él. La Vuelta de Obligado fue un caso puntual, con efectos coyunturales que tienen que ver con varias cosas de las que no se habla mucho para explicar esa batalla. Eso que no se dice en el discurso revisionista, de Pacho O’donnel, que tiene esa idea de que fue la Nación Argentina frente al imperialismo. Eso es equívoco. Primero porque hasta 1862 no hubo Nación Argentina. Había tres estados provinciales autónomos. Buenos Aires tenía mucho poder, pero era autónomo. Rosas era el gobernador de Buenos Aires exclusivamente, pero a los efectos de la guerra había pactos entre las provincias que le daban la representación de las provincias frente al exterior. A parte de eso, cada estado era autónomo.

Y había otro problema fundamental, el tema aduanero. Buenos Aires controlaba la aduana por la cual se realizaba todo el comercio exterior de todo el territorio rioplatense. Todo lo que entraba por Buenos Aires dejaba impuestos muy importantes al gobierno de esa provincia, cuyos ingresos fiscales eran mayores que la suma de todos los ingresos de las restantes. Eso le daba un enorme poder. Las provincias no podían tratar directamente con las potencias europeas, porque Rosas centralizaba todo el comercio. Esto ayuda a entender que cuando uno piensa la llegada de los navíos franceses e ingleses que querían subir por el río Paraná en Obligado, no haya habido un interés común de la Nación Argentina de frenar a esos buques. Buenos Aires es el que quiso evitar que ese comercio lo hagan las provincias. Ni hablar de Paraguay, que recibió con los brazos abiertos a esos buques tras la pequeña batalla. Fue heroica, porque era muy difícil pensar que se podía vencer a esas potencias bélicas, pero fue pequeña.

¿Por qué Día de la Soberanía Nacional? ¿No hay contradicciones?

Uno no sólo tiene que observar los hechos históricos, sino cómo esos hechos fueron usados para construir imaginarios históricos para grupos políticos. Está la conformación de un ideario muy fuerte que se construye en el siglo XX, que es el llamado revisionismo histórico, que se constituye a sí mismo como opuesto a una tradición histórica liberal. Pero es una construcción muy forzada, y no sólo porque fuerza los hechos para mostrar una idea de Nación contra los antipatria en la que Rosas empieza a ser un actor importante. Aunque, más allá de que es forzada, es un imaginario que surge en un contexto argentino le era útil. Con la crisis del 30 el modelo agroexportador empieza a mostrar sus debilidades y se pone de manifiesto su crisis, además del golpe de Estado que termina con el régimen liberal que estaba vigente. Así empieza a sostenerse esta idea, que es bastante previa al peronismo, de que hay intereses esenciales de la Nación que es necesario defender por encima del respeto de la legalidad democrática. Mientas que antes, si fuera real o no esa defensa, estaba la idea de que lo central era la Constitución, las leyes, el respeto de la propiedad. El revisionismo dice que ese régimen ha fracasado, las élites han vendido la nación al imperialismo, de acuerdo con la entrega del país a los intereses británicos. Eso entra en crisis. Hay un grupo de intelectuales que empieza a elaborar un discurso que critica a ese régimen agroexportador, que dice que ese desarrollo era inviable. Esta gente empieza a buscar en el pasado ejemplos históricos que puedan encontrar similitudes con esos modelos que ellos están proponiendo para ese momento de los años 30. Y en Rosas van a encontrar el ejemplo.

¿Usted dice que el revisionismo forzó un poco los hechos históricos, pero el relato mitrista no está también forzado?

Todo relato histórico está muy condicionado por las circunstancias en que se vive. Uno diría si lee a los revisionistas que la tradición liberal negó cualquier valor a los caudillos, a los líderes provinciales y sólo defendió a los ilustrados de Buenos Aires. Pero si uno lee a Mitre, que fue el fundador del primer gran relato histórico nacional, con su historia de Belgrano y San Martín, que son los relatos más importantes de esa primera Historia Argentina también encuentra cosas que tienen que ver con el contexto histórico(ok). Mitre escribió en el 50, cuando empezaba a caer Rosas, lo que se llamó la galería de las celebridades argentinas, con la idea de construir un panteón de héroes nacionales distintos a los que tenía el rosismo para que los pueblos tengan en quién inspirarse. De ahí viene su insistencia en Belgrano, San Martín, Moreno, Rivadavia, que son los principales líderes que van a aparecer en esta galería de celebridades. Si uno lee la introducción de Mitre, la visión sobre los caudillos del interior del país es una visión homogéneamente negativa, dice que los únicos que han realmente ayudado a la organización del país son los líderes unitarios. Y Guemes, Artigas, López son una peste. Eso era en un contexto entre el 52 y el 62, cuando cae Rosas y se constituye la Confederación Argentina, liderada por Urquiza, donde no entra Buenos Aires. Mitre escribió con Buenos Aires enfrentada a la Confederación, por lo tanto esta imagen de los caudillos del interior bárbaros, que es también la visión de Sarmiento en el “Facundo”, fue funcional a lo que estaba pasando en ese momento. Si uno lee los escritos de Mitre después del 62, como presidente de esa nación unificada, reivindica a un montón de esos caudillos del interior, como a Guemes a Estanislao López, a quienes incluye en el panteón de la nación. Tampoco hay una historia liberal homogénea como ha plantado el revisionismo. La historiografía es mucho más matizada de lo que se plantea, pero eso no sirve para un combate político: en política se dice acá están los buenos, acá están los malos.

Jorge Gelman es doctor en Historia por la Universidad de Paris, investigador principal del CONICET en el Instituto Ravignani y profesor titular de Argentina I en  la Universidad de Buenos Aires. Fue presidente de la Asociación Argentina de Historia Económica. Publicó numerosos libros, entre ellos “Rosas bajo fuego”.

Los medios reciben al 17 de octubre de 1945

La construcción historica, esa que hacen todos los días cada uno de los diarios, arrancó con toda su virulencia a interpretar los hechos del día anterior. Ese 17 de octubre, ahora parte de un mito que se reproduce año a año, contado por los diarios de la época

¿O será que el día gris y pesado o una urgente convocatoria, les ha impedido a estos trabajadores tomarse el tiempo de salir a la calle bien entrazados o bien peinados, como es su costumbre ¿ O habrán surgido de ámbitos cuya existencia yo desconozco?»

María Oliver

El 18 de octubre de 1945 amaneció bajo un único rumor que atravesaban las paredes argentinas: el día anterior cientos de miles de personas se congregaron en Plaza de Mayo para pedir la libertad del apresado Juan Domingo Perón, quien durante ese mismo gobierno supiese tener los cargos de Ministro de Trabajo, Vicepresidente y Ministro de Guerra. Ciertamente durante sus cargos supo ganarse la simpatía de sectores de la clase obrera gracias a leyes proteccionistas y progresivas al sector trabajador. De modo que cuando fue apresado ese 9 de octubre, grandes voces de descontento se alzaron contra la presidencia.

Pero, más allá de lo que pudo significar este acto para la política y la historia argentina, ¿qué opinaron los medios de comunicación sobre este hecho? Analizar sus discursos, vítores o repudios nos indica también hasta qué punto estaba disgregado el discurso de los diversos grupos de poder hacia quién se convertiría poco tiempo después en el Presidente de la República.

En estas circunstancias interesará remarcar la virulencia de los periódicos, no tanto hacia la movilización, sino hacia la procedencia geográfica y de clase de quienes la conformaron. El 17 de octubre, por primera vez, miles de personas de los barrios y partidos de la Provincia de Buenos Aires se aventuraron y lograron observar aquel edificio rosado donde sus “representantes” se dedicaban a tomar las riendas de la Madre Patria. Y ahí es cuando también otro grupo tomó conciencia de lo que era el país: las clases medias y altas porteños pudieron frente a los pobres y trabajadores del conurbano.  Y  sus ropas les eran extrañas, sus modales no lograban acaparar frases latinas ni francesas. Esto fue visto y remarcado por los diarios que tenían que describir cómo un sector de la clase subalterna resignificaba el paisaje urbano. María Oliver –irónicamente, miembro del Partido Comunista- resumiría este malestar: “Me pregunto de qué suburbio alejado provienen esos hombres y mujeres casi harapientos, muchos de ellos con vinchas que, como a los indios de los malones, les ciñen la frente y casi todos desgreñados”.

“La mayoría del público que descendió (…) lo hacía en mangas de camisa. Viose hombres vestidos de gauchos y a mujeres de paisanas llegando de diversos barrios de la ciudad, muchachos que transformaron la avenida en pista de patinaje y hombres y mujeres vestidos estrafalariamente llevando retratos de Perón (…). Hombres a caballo y jóvenes en bicicleta ostentando vestimentas chillonas, cantaban estribillos y prorrumpían en gritos. Las peculiares manifestaciones de estos grupos de personas llegados de los barrios y de poblaciones de extramuros, eran en otras, éstas.” (El Litoral, Viernes 19 de Octubre de 1945).

“Mientras varios miles de personas que por su vestimenta, su comportamiento y sus letreros, evidenciaban pertenecer a la clase obrera” (El Orden, Jueves 18 de Octubre de 1945)

Descripción clara y concisa de lo que la turba generaba en los oprimidos pechos porteños. Quedará en el recuerdo la foto de los manifestantes lavándose los pies en las fuentes de la Plaza de Mayo, imagen que habrá despertado más de un sentimiento de asco y rechazo hacia lo que eran las buenas costumbres. Los diarios, representantes de sectores de la clase dominante, lo hacían saber a sus lectores.

“Grupos armados con palos y piedras cometieron depredaciones en esta ciudad el 17 y 18 actual” (Diario el Argentino)

“Grupos aislados que no representan al auténtico proletariado argentino tratan de intimidar a la población” (Crítica, 18 de octubre)

“La gente de ideas democráticas se quedó en sus casas para no provocar las iras de los que tomar Bs. As por su cuenta” (La capital, 18 de octubre).

El panorama se abre. Eran bárbaros, violentos, feos, sucios, inmorales, sin conocimiento de los más básicos modales, y por sobre todo, se atrevían a prorrumpir en la política nacional.

Así que no intentamos catalogar al Día de la Lealtad como masivo o no, representativo de las mayorías o simplemente fruto de la movilización punteril del sector del gobierno aliado a Perón. Tampoco mostrarlo como un hecho heroico, ni villano; simplemente al leer estas líneas, al ver las fotos y trasladarlas a su contexto original, se clarifica la visión sobre las clases subalternas, sobre lo que originaron en los periodistas y sectores de las clases medias y altas de la capital del país cuando vieron sus espacios invadidos por actores que nunca se habían presentado en escena. Grupos que no se asemejaban a las típicos obreros porteños, formas de manifestarse y actuar ajena a las marchas proletarias que desde hacía cincuenta años las calles de la capital argentina. Así, desesperados, mostraron sus miedos las clases propietarias y ese temor se quedó marcado a fuego en la Historia, gracias a sus voces, voces que desplegaron en sus periódicos.

Agroquímicos: Cambiar las normas infames

Por Claudio Lowy*
Los agroquímicos que más se usan en la Argentina están produciendo daños severos a la salud humana y al ambiente; esos daños, además, se extienden en el espacio y en el tiempo generando inmensos riesgos e inseguridades.
Los cuidados que deben tener las personas que los manipulan y aplican dependen de cómo se categorizan los agroquímicos de acuerdo a su toxicidad, de las normas que resultan de esa categorización, de la ejecución de esas normas y de cómo se sancionan las infracciones.
Los empresarios privados en el sistema capitalista tienen como objetivo principal la ganancia, es decir, la reproducción del capital que invierten. La mayoría de las veces es el único objetivo que persiguen. Cuando estos empresarios se dedican a una actividad productiva, es porque la rentabilidad que esperan obtener es mayor que la esperable con la especulación financiera, y buscan la mayor ganancia posible medida en dinero. La sustentabilidad social y la sustentabilidad ambiental no es algo que forme parte de su interés original. Sólo les interesa cuando están obligados a ello.
Para que la sociedad y el ambiente subsistan en el mediano y largo plazos, el que debe regular las apetencias egoístas de los empresarios es el Estado en sus tres ámbitos: Nacional, Provincial y Municipal. Cuando las regulaciones y controles estatales fallan por ignorancia, ineficiencia, amenaza o corrupción, los empresarios tienen liberado el camino para luchar por la máxima rentabilidad posible del dinero que invirtieron, ignorando los daños sociales y ambientales. En estos casos, son los habitantes a través de  organizaciones no gubernamentales los que se ven obligados a defenderse contra el daño social y ambiental. A veces el Estado, finalmente, acepta hacerse cargo de esas defensas, poniendo límites a la actividad destructiva de esos empresarios. Otras veces no lo hace, o lo hace con mucha parcialidad y demora. En Argentina, el de los agroquímicos es uno de esos casos.

La categorización de los agroquímicos en Argentina
La norma nacional que categoriza los agroquímicos por su toxicidad en Argentina no es una ley, ni tampoco el reglamento de una ley.  Es parte del texto de un manual que está incluido como anexo de la  Resolución 350 del año 1999, y modificaciones posteriores, aprobada por la entonces Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, a cargo en ese momento del Ing. Felipe Solá. Esa resolución aprobó el nuevo texto del «Manual de Procedimientos, Criterios y Alcances para el Registro de Productos Fitosanitarios en la República Argentina«.
Se trata por lo tanto del Anexo de una Norma de cuarto nivel: Constitución, Ley, Reglamento, Resolución.
La metodología de categorización y las categorizaciones que indica ese manual son las que después utilizan los gobiernos provinciales para legislar sobre la aplicación de los agroquímicos en sus propios ámbitos. Y son esas normativas y esos controles (o no-controles) los que hacen que los vecinos deban padecer las fumigaciones que los enferman y que dañan a su ambiente.
Para poder clasificar a un agroquímico, el manual considera dos tipos de toxicidad: la clasificación toxicológica y la clasificación ecotoxicológica
Son varios los temas que interesan para comprender por que se aplican agroquímicos que perjudican a la salud de la población y al ambiente; entre ellos

  • Como se categorizan los agroquímicos por su toxicidad, y cuales son las consecuencias de esa categorización.
  • Como subtema del anterior interesa el principio de equivalencia referido a los agroquímicos, que permite la categorización de un agroquímico nuevo por similitud con otro ya categorizado, evitando que las empresas deban hacer los ensayos específicos de toxicidad para el nuevo producto, evitando los correspondientes gastos; para no alargar este escrito, lo veremos en otra oportunidad.
  • Las normas de aplicación vinculadas a esas categorizaciones.
  • Cuales son los agroquímicos cuyo uso está prohibido, y que sin embargo son utilizados por inescrupulosidad de los empresarios productores y por falta de control.
  • El control y juzgamiento de las infracciones

Veremos ahora el primer punto, la categorización de los agroquímicos, referido sólo a los daños a la salud, que es de los que más preocupa.
Para medir la toxicidad de un producto, el Manual de Procedimientos indicado arriba, en su Capítulo 2, denominado Consideraciones Generales, señala:
Se adoptará como clasificación toxicológica la de la Organización Mundial de la Salud que conforma el Anexo correspondiente en el presente Manual, utilizando para tal fin la toxicidad aguda del producto formulado.
Veamos como es esa metodología
La metodología de clasificación – La DL50 (dosis letal media aguda)
La metodología que utiliza el Manual para la clasificación toxicológica es, exclusivamente, la denominada DL50. Consiste en determinar cuál es la dosis letal media aguda. ¿Qué quiere decir eso? Que se quiere determinar cuál es la cantidad (dosis) de agroquímico que mata (letal) al 50% de una población de ratas (media), cuando es expuesta por un tiempo relativamente corto (aguda) al producto investigado.
Así, cuanto menos producto es necesario para matar a la mitad de las ratas, se considera que el agroquímico (producto fitosanitario) es más peligroso.
La penetración del producto en la rata se debe analizar por vía oral (sólido o líquido), dérmica (sólido o líquido) o por inhalación (fumigantes o gaseosos), que son las tres vías en que un agroquímico puede penetrar en el cuerpo de un mamífero.
Los agroquímicos, siguiendo la clasificación por la DL50 de la OMS, son  categorizados e indicados como:
Ia –         Sumamente peligroso, muy tóxico. Banda roja
Ib –         Sumamente peligroso, tóxico. Banda roja
II –         Moderadamente peligroso, Nocivo. Banda amarilla
III –        Poco peligroso, cuidado. Banda azul
IV –        Normalmente no ofrece peligro, cuidado. Banda verde
Las cantidades correspondientes a cada categorización están disponibles en el mismo manual, y en diferentes sitios de Internet.
La palabra normalmente es utilizada aquí para expresar que se usa respetando las normas vigentes.
Lo que no considera esta metodología son

  • la toxicidad subletal, es decir, la que no mata en un plazo corto, pero causa otros daños y/o mata en un plazo largo.
  • la toxicidad crónica, es decir, aquella que produce daños y/o muerte por exposición repetida.

La metodología de clasificación basada en la DL50 no tiene en cuenta, por ejemplo, si el agroquímico analizado mata un par de años después de una aplicación, porque no es toxicidad aguda; o si mata después de exposiciones repetidas a lo largo de varios años; o si produce o induce malformaciones congénitas, abortos espontáneos, cáncer, afecciones cardíacas, afecciones neurológicas, alergias, daños oculares, y tantos otros daños a la salud que señalan los estudios realizados por investigadores que no dependen de las empresas productoras y/o comercializadoras de estos productos.
Todo agroquímico aprobado que cause estos daños, pero que no mate a la mitad de la muestra de ratas en forma aguda con altas dosis, es categorizado por el SENASA como producto clase IV, considerado como que normalmente no ofrece peligro.
Además, los agroquímicos no se aplican en forma pura, sino combinados con otros productos; estas combinaciones son denominadas formulados del agroquímico principal. Por ejemplo, el Round Up es el nombre comercial de varios formulados del glifosato, donde este producto es el principio activo principal, pero que contiene además diversas concentraciones de otros aditivos que aumentan la toxicidad del glifosato. Por ejemplo, distintas formulaciones de Roud Up contienen diversas concentraciones de POEA.
Las consecuencias en las normas provinciales.
La regulación y control de la aplicación de los agroquímicos es incumbencia de las provincias. Y estas regulaciones tienen en cuenta las categorizaciones efectuadas por el SENASA, que es el órgano a nivel nacional que tiene la incumbencia de hacerlo
Por ejemplo, en la Provincia de Santa Fé, la Ley 11.273 sobre Productos Fitosanitarios dice:
Art. 33º) Prohíbese la aplicación aérea de productos fitosanitarios de clase toxicológica A y B dentro del radio de 3000metros de las plantas urbanas. Excepcionalmente podrán aplicarse productos de clase toxicológicos C ó D dentro del radio de 500metros, cuando en la jurisdicción exista ordenanza municipal o comunal que lo autorice, y en los casos que taxativamente establecerá la reglamentación de la presente. Idéntica excepción y con iguales requisitos podrán establecerse con los productos de clase toxicológica B para ser aplicados en el sector comprendido entre los 500 y 3000 metros.
Art. 34º) Prohíbese la aplicación terrestre de productos fitosanitarios de clase toxicológica A y B dentro del radio de 500metros de las plantas urbanas. La aplicación por este medio de productos de clase toxicológica C y D se podrá realizar dentro del radio de los 500 metros y conforme a la reglamentación.
Aunque la norma está desactualizada en cuanto a la nomenclatura de la clasificación, y se está trabajando en su adecuación, es claro que cuanto menos tóxico es la clasificación del producto, las precauciones y prevenciones son menos exigentes.
En estos días (Julio/2010), se aprobó un dictamen en la Cámara de diputados de la Provincia de S Fé, que lleva la fumigación del glifosato a 500 mtas de la planta urbana por medios terrestres y a 1000 mts por medios aéreos. Hay que ver que es lo que pasará en la cámara de senadores, donde hay predominio integrantes simpatizantes con sectores vinculados al cultivo de la soja transgénica.
La infamia
Por todo eso, la Resolución 350/99 es una norma infame. Porque es mentirosa y traicionera, ya que, entre otras cosas:

  • porque de todos los tipos de daño a la salud que los agroquímicos pueden hacer, sólo considera uno de ellos, el que genera la categorización más benigna y es más sencillo de realizar, ignorando todos los otros.
  • Porque utiliza el concepto “normalmente no ofrece peligro”, que claramente induce a la confusión, ya que para la mayoría de la población “normalmente” se refiere a lo habitual, a lo que ocurre generalmente, y no a lo que ocurre si se cumplen las normas.

Todo ello con el sólo objetivo de que los empresarios privados y los dueños de la tierra incrementen sus ganancias privadas, sin importar los daños sociales y ambientales.
Esto lo saben los que elaboraron la Resolución 350/99, los que la aplican, los que no la modificaron ni la modifican estando en poder para hacerlo, los que la utilizan como referencia para sustentar las regulaciones provinciales, sabiendo los riesgos y los daños que causa su aplicación.
Todos ellos hicieron vista ciega al artículo 41 de la Constitución Nacional:
“Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; tienen el deber de preservarlo.
Tampoco consideran la  Ley General del Ambiente, que define al principio precautorio en su art. 4 en los siguientes términos:
“Cuando haya peligro de daño grave o irreversible la ausencia de información o certeza científicas no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces, en función de los costos, para impedir la degradación del medio ambiente”.
Los agroquímicos generan peligro de daño grave e irreversible, aunque la información científica que proveen muchos informes científicos sea ocultada, tergiversada o simplemente no considerada.
Que hacer
Los agroquímicos que no tengan demostrado el grado de su toxicidad  tanto en las dosis letales agudas, como en las subletales y las crónicas, deben ser, por lo menos, categorizados como Ia: sumamente peligrosos, muy tóxicos; e identificados con banda roja.
En realidad, los agroquímicos que no tengan precisamente evaluadas todas las toxicidades, deberían estar prohibidos, ya que no sabemos el daño que nos pueden hacer, tanto a las personas como al ambiente y a otros cultivos sobre los cuales tambièn caen las pulverizaciones.
Categorizarlos como Ia-sumamente peligrosos, muy tóxicos, con banda roja haría que, automáticamente, se tomaran mucho más prevenciones y precauciones en su aplicación, y alejaría las fumigaciones de las escuelas, de los pueblos, barrios y asentamientos, resguardando a los niños y a la población en general de sus efectos tóxicos y de los riesgos, enfermedades y padecimientos que provocan.
Es muy importante destacar que este cambio en la metodología de categorización se puede realizar mediante una resolución ministerial, un decreto presidencial, o una ley nacional. Cualquiera de las tres instancias es legal y legítima.
Inversión de la carga de la prueba
No somos los habitantes de la nación los que debemos demostrar que los agroquímicos y los procesos productivos nos causan daño. Son las empresas que los producen, comercializan, utilizan o inducen su utilización las que deben demostrar que no nos causan daño, y el Estado debe asegurarnos que esas demostraciones son válidas. Como lo dice claramente el principio de precaución de la Ley General del Ambiente, sustentado en normas internacionales, y que fuera aplicado con gran sabiduría en la Resolución Nº 331 de la Sala Segunda de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de la Provincia de Santa Fé, confirmando la prohibición de fumigar a menos de 800 mts. de las viviendas en el Barrio Urquiza de la ciudad de San Jorge.
La modificación de la norma que fija la metodología de categorización de los agroquímicos es absolutamente necesaria para que la protección de los vecinos de los riesgos y daños que generan los agroquímicos sea para todos, y no requiera de la realización de juicios en cada barrio, en cada pueblo, en cada ciudad en defensa de su salud, la de sus hijos y la del ambiente donde viven.
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*Claudio Lowy, ingeniero forestal recibido de la Universidad Nacional de La Plata, con un máster en Girona, es el responsable de que los agrotóxicos hayan dejado de considerarse «benignos» y no puedan ser arrojados en lugares cercanos a viviendas.

“El sector joven está, produce y crea”

Una nueva juventud militante está floreciendo: se ve en las calles, en las manifestaciones populares y en los partidos y organizaciones políticas. Y florece a sangre y gritos, a tinta y frecuencia, y va tomando parte, va construyendo dentro del espectro comunicativo ahí, justo ahí, donde ese espectro se termina, delimitado por los monopolios que quieren acallar y no pueden, porque estos jóvenes, hábiles desobedientes, se cagan en las viejas estructuras putrefactas y generan nuevas y desafiantes maneras de expresarse y cambiar la realidad. Ante este nueva coyuntura, la Secretaria General de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires Lidia Fagale se sienta cara a cara a debatir qué se juega está juventud, cómo y con qué herramientas.

¿Cuál es el rol de los jóvenes en los medios?

«He visto avanzar proyectos con cierta picardía, literalmente: cagarse en ciertos mecanismos y formas y entender dónde está el talón de Aquiles de esta sociedad».

Hay un ingreso importante de la juventud al gremio de prensa. Quizá resulte, a primera vista,  un poco paradójica la conducta del sector joven y aclaro: pero también lo es el tratamiento político, social y cultural que se les da en este país y en general en este mundo.  Por un lado, se les propone modos de trabajos provisorios y remuneraciones precarizadas y, por el otro, se incentivan salidas de carácter individual que tienen un limite; pero, fundamentalmente, lo que veo es que hay una demanda del mercado de trabajo, principalmente porque esto reduce costos y porque en general alguien joven, motivado por una actividad, por ejemplo,  el periodismo, suele trabajar sin pensar tanto si la remuneración es acorde con lo que esta ofreciendo a nivel laboral. Hay un gusto y un placer en ese trabajo y eso permite a las empresas un manejo anómico. Y también  hemos visto a periodistas jóvenes  de 20 o 22 años  pararse y decir “yo no aguanto mas esto, me voy”. Posiblemente esto tiene que ver con una extracción de clase: lo puede hacer un joven con padres profesionales que tiene condiciones materiales para tener una perspectiva y un desarrollo distinto a otro con menos recursos. Esto no ocurre con jóvenes cuyo origen económico y social procede de una clase mas baja. Lo que veo es que todavía hay algo residual de la cultura neoliberal, un “post neoliberalismo cultural”, que ahora se está revirtiendo lentamente y bajo un signo organizativo distinto que habrá que comprender mejor. El mundo cambia, el país cambia, las organizaciones también.

¿Y en tanto a las nuevas tecnologías?

Las redes sociales, muy utilizadas por los jóvenes,  tienen dos características: son positivas en un sentido  y también,  pueden producir algunos desvíos. Los jóvenes alfabetizados en las tecnologías de la comunicación, viven una dinámica de participación del “salgo y entro cuando quiero”. En tanto, lo peligroso  hace referencia a lo que pasaría si esa red social se reconoce en una orientación mucho mas explicita. Creo que los mismos que participan de esas redes cuestionarían la posibilidad de una dirección centralizada o mínimamente orientada a regular esos mecanismos de participación. Y si esto lo llevo al plano político, sindical o colectivo también observo una dificultad a la hora de reconocer una dirección política explícita.

¿Qué incidencia tiene el avance de las redes en esos planos?

Es solamente la conciencia lo que hace que un joven se plantee pertenecer a una organización. Es un aspecto subjetivo que se construye y de ahí nace  la necesidad de pertenecer a una organización colectiva. Por ahora, esa subjetividad está muy incidida, justamente por esos paradigmas culturales que refuerza el modelo tecnológico. Mucha gente cree que la red Internet es democrática. Es toda una discusión. ¿Qué significa sostener que la Red es democrática? ¿Es democrática? ¿Yo participo si me armo un blog y digo lo que pienso? ¿Qué es ejercer la libertad, decir lo que uno piensa, aunque uno sea un fascista? Conozco gente joven que se enoja cuando censuran sitios desde el punto de vista ideológico, como un sitio nazi o fascista, dicen “esto sienta un presente de censura previa”. Me parece una barbaridad que alguien crea eso pero lo dicen porque es un sentido de la libertad que te la da el nuevo esquema virtual que existe hoy en la red. Y este es un mecanismo que se traduce en las conductas de quienes hoy están alfabetizados y socializados masivamente en función del sistema. Aunque no podemos generalizar, además hay que considerar  la extracción de clase que marca la diferencia respecto a  la salida real que busca, a su deseo, a su utopía. Sus márgenes de libertad se ensanchan si sus márgenes económicos son más amplios.

¿Cómo se adaptan las organizaciones a estos cambios?

«El ámbito de los Derechos Humanos es fácil para formar parte porque no tenés diferencias: ¿quién va a estar a favor de la tortura o del terrorismo de Estado?»

La gente joven también empieza a sentir la necesidad de participar y uno tiene que ser conciente que es muy difícil ingresar en organizaciones con estructuras tradicionales verticales.  La UTPBA, por ejemplo,  se refundó tantas veces como fue necesario.  Y la pregunta es -y debe ser-  cuál es la organización para la etapa que se está viviendo. Y de este modo,  allanar los caminos de participación y construcción de la juventud y todos los trabajadores.  En UTPBA (Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires) hay un conjunto interesante de compañeros militantes jóvenes y son ellos los que también aportan a la construcción de una organización asociado a un tipo de participación que garantice, de acuerdo a la etapa, a la diversidad, a la heterogeneidad de intereses que se conjugan en un espacio solidario y colectivo. No vale el paternalismo ni el derecho de antigüedad. Nosotros no somos dueños de la historia. Hay que confrontar con esas barreras culturales que suelen tener viejos dirigentes y militantes. Se trata de pelear sanamente, inteligentemente contra todo aquello que corre el riesgo de convertirse en conductas y modos pétreos… En la UTPBA hubo y hay capacidad y un enorme esfuerzo, que no está agotado, para refundarse tantas veces sea necesario pero como las organizaciones están en una coyuntura tan complicada a veces hay que tomar medidas en donde los márgenes de libertad se achican, porque las verdades y sus objetivos no es algo que se enuncie únicamente: se construye como una práctica, con un sentido de lo táctico, de lo estratégico para garantizar objetivos.  Esto último, a veces,  puede ser percibido como falta de libertad en la construcción y en la posibilidad de participar. Justamente, recién les decía, que el sector joven, reproduce en sus conductas, muchas veces, esa cultura aceitada en ese salir y entrar, cuando quiero, como quiero. Y no siempre esto es fácil de compatibilizar. Pero se sigue imponiendo una mayor flexibilidad y esto no es sinónimo de “relativismo político.”

Muchos delegados de su lista e incluso el Secretario adjunto Raúl Dellatorre comparten la misma frase: “Frente al menemismo, la UTPBA, desde los primeros días, dio la cara”. La misma expresión usó usted para explicar la actitud de la juventud militante del gremio. Hoy, ellos ¿contra quién están dando la cara?

Vivimos en un sistema que genera conductas y patologías de todo tipo, creo que la visión de la juventud quedó cristalizada con aquello que necesitaba generar la sociedad como objeto de consumo y a la vez objeto de represiones –en todas sus formas-  Y está demostrado que no pudieron ganar la cabeza de todos. Hay miles de jóvenes que  son absolutamente creativos, escuchan mucho, traen propuestas, dicen lo que piensan, cuando no están convencidos, lo comentan, tienen criterio propio y tienen otra forma de contar la realidad y de vivirla. No creo en esos que dicen  que a los veinte uno era revolucionario, a los treinta socialdemócrata y a los cincuenta se renuncia a todo. No es cierto. La conciencia no es una cuestión generacional. Pero el modo en que se interactúa con la realidad sí está vinculado con razones biológicas: cuando vos tenés toda la vida por delante hay tiempo para crear, equivocarse, entrar y salir, replantearte una experiencia. Me refiero principalmente a los jóvenes que actúan sin suscribir a partidos pero que lo hacen, sí, desde una posición política porque entienden la vida como parte de una política. Claro que dan la cara. La UPTBA contó y cuenta con una militancia  joven convencida y  que logró entender un proceso histórico. Nadie les abrió la cabeza y les dijo “esto es así y se acabó”. Escuchamos sus planteos y eso es adquirir elementos para seguir construyendo en lo que uno cree. También hay una juventud que puede ser imbécil y de hecho la hay, en una sociedad como ésta hay de todo: individualistas, gente que no le importa nada, que no es solidaria.  Hay una militancia joven, Más que una vuelta a la participación existe una nueva forma de participación. Estos jóvenes militan por las ideas de la UTPBA, es decir, dan la cara contra la injusticia, desean vivir en una sociedad mas justa, más equitativa y pelan por ello. Hay una participación juvenil en todo y no reducido al ámbito de los Derechos Humanos -ámbito fácil para formar parte porque no tenés diferencias ¿quién va a estar a favor de la tortura?-, ¿del terrorismo de Estado? pero participar en la construcción de organizaciones con un sentido político amplio es más difícil. Veo que hay un campo de militancia en la comunicación que establece estrechos vínculos con el gremio de prensa donde el sector joven está, produce y crea. Desde hace muchos años, la UTPBA integra a este sector y aún debemos profundizar esta relación para delegar en esos compañeros una responsabilidad mayor y es hacer crecer la capacidad para gestionar una organización. Y esa posibilidad crecerá unida a una mayor formación, a un mayor conocimiento. Si hay algo que rescato del sector joven en general es la capacidad que tienen de atender varios frentes a la vez, esa complejidad es la que hoy se necesita para poner el pecho a cualquier realidad. Construyen una identidad diversificada y, eso, personalmente me agrada y políticamente me parece necesario.

Algunos sectores reconocen como periodistas solo a aquellos que trabajan en los medios remuneradamente. En el gremio ¿quiénes entran?

Todos. Periodistas y comunicadores.  La UTPBA viene de una lucha desde que se fundó en 1987 considerando trabajadores a los colaboradores, es decir, a aquellos que tienen remuneración de carácter eventual. Luego, las empresas abusaron de esta figura y la precarizaron. Nosotros dimos el reconocimiento desde este concepto histórico y también desde el fenómeno que había nacido en 1985, con la primera crisis de la democracia, que fue la aparición de los medios comunitarios o de bajo alcance que, en realidad, habían sido el ámbito al cual se habían trasladado fuerzas sociales y políticas que habían abandonado los espacios tradicionales de participación. La UTPBA abarca también a los periodistas con relación de dependencia, en el sentido mas conservador de la palabra, donde hay una regulación mediante convenios y leyes nacionales y  considera además, ampliando el concepto de comunicador social, a los que trabajan en aquellos medios de bajo alcance o que lo hacen desde esa condición, en medios grandes, pero sin tener relación de dependencia. Por supuesto que el neoliberalismo aplicó políticas fiscales, mecanismos salariales y desconocimiento de convenios que precarizó la figura del trabajador irregular frente a una gran empresa. El comunicador estaba enfrentando una batalla política, ahí se dieron otro tipo de problemática: la distribución de la riqueza. Los medios comunitarios dejaron de ser una usina de comunicación alternativa justamente para ser cooptados, por entrar en crisis económica, por los sectores que son los pivotes y que dominan la economía del país. De alguna manera, lo que sobrevivió como comunicación alternativa son, en mayoría, los que han llevado adelante proyectos de carácter social, político, cultural y supieron sortear muchos obstáculos.

En ese marco alternativo ¿qué rol juegan las cooperativas?

«El mundo cambia, el país cambia, las organizaciones también».

Antes había una situación recurrentemente patológica porque las cooperativas  podían llegar a explotar alguna señal o medio, sobre todo en el Interior o los pueblos de la costa. Con la nueva Ley de Medios es uno de los ámbitos del tercer sector mas beneficiados porque es una asociación privada de trabajadores y hoy están reconocidos como actores claros y beneficiarios de una posibilidad que antes estaba reservada a escasas formas asociativas. . Hoy es un beneficio, de cualquier manera creo que hay una problemática que no abarca solo a las cooperativas sino que abarca a la mayoría de quienes hoy pretendan no solo explotar una frecuencia o una señal,  sino generar contenidos. Cualquiera puede tener esa señal, el problema es generar esos contenidos y mantener un equipo de trabajo. Algunas se han conformado como productoras, porque hoy es mas estratégico que tener un medio, pero para producir contenidos hay que tener dinero. La Ley de Medios lo que ha reducido es la brecha jurídica, debemos profundizar más en la distribución de recursos económicos para hacer sostenibles todos estos proyectos.  Obviamente, porque los costos no existen, se puede tener un blog o montar una radio en Internet pero hoy por hoy el acceso a recursos sea por vía de créditos blandos del Estado, sea por vía de subsidios o pauta oficial es una salida que tiene un límite porque lo niveles de comercialización de contenidos también están monopolizados, los mismos que tienen dinero lo podrían hacer, salvo que el Estado distribuya los recursos en una forma realmente equitativa.  Mas allá de ciertas políticas distributivas que son alentadoras y de la diversidad de medios que existen realmente, para los que solicitan acceder a medios de comunicación para sostener sus verdades se requiere muchísimo dinero y es difícil porque en el tercer sector entra también la fundación Ford o Caritas, que tienen  muchos mas recursos que una sociedad de fomento o un grupo de jóvenes que se juntan y quieren tener un medio, a excepción de que tengan recursos para comer y vestirse, la no necesidad de vivir de eso y que todos lo hagan ad honorem.

Además, estamos a pasos del apagón analógico; el sistema digital exige tecnología apropiada y acceder a ella plantea otra dificultad económica. No es imposible sino que es un límite bastante serio, sobre todo para quienes pensamos que la comunicación es un ámbito estratégico, no solo pensado desde el periodismo sino como espacio de organización y disputa de ideas. La UTPBA decía: “En la lucha de ideas, las que no se conocen no luchan”. Es así: si yo no tengo un medio para dar a conocerlas, un medio concebido no como un megáfono sino como espacio de construcción que aporta y que debate, no existe.

¿Cómo se definen este tipo de proyectos que encaran los jóvenes?

Son iniciativas que tienen que crecer necesariamente. El tema es cómo  se hace crecer y qué sentido se plantea. Puede ser que uno lo tenga como hobbie y está todo bien; si vos te proponés algo mas te metes en camisa de once varas y es todo un desafío. Hay compañeros que pueden trabajar en la estructura pero, a su vez, tienen su radio y sus agencias que hoy plantean una dificultad de hacer crecer esto únicamente desde la pauta publicitaria.  Hoy se sigue valorando un medio por la tirada que tiene. Y esto significa que las pautas publicitarias se concentran en los medios con estructuras oligopólicas o que tengan un mayor desarrollo.  . ¿Por qué es mas masivo un diario que tira 500mil ejemplares y no una página Web en la que entran 500mil personas?  Además debemos hablar de la pauta publicitaria oficial como pauta social, como incentivo para proyectos que promocionen la comunicación social.  . Yo lo que veo es una mayor predisposición de los sectores más jóvenes a entenderse con mayor osadía y con menos preocupación obturante que otra generación, .Es decir: se lanzan y después ven. Eso es algo altamente positivo, se hacen demostraciones a si mismos, son trasgresores, observo que no tiene el respeto antiguo a cierta cosa de la autoridad -lo que no significa que no respeten ideas-. He visto avanzar proyectos con cierta picardía, literalmente: cagarse en ciertos mecanismos y formas y entender dónde está el talón de Aquiles de esta sociedad. No tienen nada prohibido porque si tienen que escribir, aprenden; si tienen que diseñar, aprenden: son multifacéticos. En el terreno del trabajo formal se llamaría pluriempleo. Cuando se trata de un proyecto propio es la ductilidad que te permite recrear condiciones para la creatividad y esos proyectos salen, crecen, se renuevan.

Lo que no mata, lo enferma

Los agroquímicos matan. Sin vueltas. Gracias a la resistencia y la lucha de vecinos hoy no se puede fumigar a menos de mil metros de poblados. ¿Descansar? Las pelotas, se va por más: por la prohibición del veneno, por la ruptura con el monopolio Monsanto, por resistir al avance del monocultivo.  ¿Qué hay detrás este asunto sojero, que mata, que enferma, que gasta los suelos, que contamina las aguas? «Un negocio», afirma Claudio Lowy, responsable de que legalmente las fumigaciones hayan dejado de ser «benignas».

Imágenes

  • Claudio pasó cuatro días sin comer, pero por voluntad, en el hall de la Defensoría de La Nación, sentado en una sillita plegable, con un diario, sin apuro. Pedía por el cambio en clasificar los agroquímicos (agrotóxicos), esto es, que los herbicidas dañinos y letales (usados para la fumigación de cultivos) dejen de aparecer como “benignos”.
  • En San Jorge, Santa Fe, Viviana Peralta corrió a ladrillazos a quienes fumigaban frente a su casa, ahí, del otro lado del alambrado, sin tener en cuenta vientos ni vecinos. Su hija Ailén había ya sufrido bronco-espasmos e hinchazones que le dificultaron la respiración y la vida.
  • Andrés es un científico loco que trabajó con embriones y dosis de herbicidas, en especial de glifosato, para destrabar dudas y darle la razón a Claudio, a Ailén, a miles de vecinos de campos sojeros que respiran estos venenos al salir de sus casas.

    Algunas semillas de soja tomadas de campos santafesinos

El monocultivo de soja no sólo destruye los suelos (al no haber recambio de plantaciones, la tierra se deteriora), expulsa a los trabajadores del campo (el trabajo de la soja apenas dura 2 ó 3 meses, y los clásicos peones y patrones sobran…), enriquece a unos pocos (no hace falta explicarlo), y deja un cultivo que los argentinos no consumimos (¡la comen los chanchos chinos!); sino que atenta directamente, en sus fumigaciones, contra las vidas de vecinos ¡e incluso! de quienes fumigan, que son empleados.

Estos golpes del modelo agrario son apenas coletazos, los más inocentes en el siniestro entramado que teje el poder al compás de la soja.

Se estima que ese cultivo ocupa más del 65% de las hectáreas de uso agrícola en el país.

El futuro ya llegó.

Los protagonistas

Claudio es Claudio Lowy, ingeniero forestal recibido en la UNLP, con un master en Girona, responsable del cambio en clasificar los agroquímicos. Sí, al día quinto de su huelga de hambre, el Defensor Adjunto de la Nación, Anselmo Sella, dio curso a sus pedidos y hoy estos tóxicos deben ser desparramados lejanos a las viviendas.

Ésa es la última noticia que se tuvo del tema, fecha el 15 de noviembre de este 2010.

A mediados de este año, el caso de Ailén, hija de Viviana, logró algo parecido. Los Peralta viven en las afueras de San Jorge, ahí, frente al alambrado, y del otro lado, campos. Antes había unos plantones enormes, hasta flores había… y ahora, mirá, nada… Es que los herbicidas no sólo dañan humanos sino que arrasan (arrasaron) con plantas y flores (las de Viviana), y lo que haya a su paso.

Ailén inspiró del aire, del viento, esos olores potentes de los herbicidas, del glifosato, y a la noche era llevada de urgencia al hospital del pueblo. Se le había cerrado la respiración, hinchado la lengua y la cara, y su vida corría serios peligros. Su caso, llevado a la Justicia y luego estudiado, permitió el primer fallo contra estos agrotóxicos del país, que prohíbe las fumigaciones terrestres a menos de 800 metros de las viviendas, y a menos de 1500 si es por vía aérea.

No fue Ailén el único caso, claro, sino tan solo el límite de años de alergias, diarreas, espasmos, brotes, mareos y una lista interminable de enfermedades, que apenas son indicios de otras peores.

Alicia Boscatto, subjefa del Registro Civil sanjorgino, con sus anotaciones sobres la defunciones en el pueblo

El fallo, además, tomó como buenos los argumentos (pruebas) de estos vecinos transgénicos y dio seis meses al gobierno de Santa Fe para que demuestre lo contrario: es decir, que el glifosato no es contaminante. El estudio de toxicidad fue llevado a cabo por la Universidad del Litoral, pero aún no se conocen los resultados…

Eso demostró ese científico loco que es Andrés Carrasco, investigador del CONICET, que durante 2009 difundió los estudios sobre embriones que revelaban las malformaciones y efectos dañinos del herbicida más usado, el glifosato. Sería imposible resumir su análisis sino mejor que tales resultados…

En embriones anfibios inmersos en glifosato en dosis 1,500 veces menores a las que se usan en campaña, notó: disminución del tamaño, alteraciones cefálicas, pérdida de células neuronales, y compromiso en la formación del cerebro (lo cual indica causas de malformaciones y deficiencias en la etapa adulta);

En embriones inyectados con dosis 300,000 veces menores a las de las fumigaciones, anotó malformaciones intestinales y cardíacas, alteraciones en la formación de los cartílagos y huesos del cráneo, y un incremento de la muerte celular programada.

En 2005, ya otro especialista francés había advertido algunos de estos efectos. Gilles-Eric Serafín, docente y director del Comité de Investigación e Información sobre Ingeniería Genética, descubrió que el herbicida Round-Up (hecho a base de glifosato, creado y patentado por la multinacional Monsanto) estimula la muerte de células en embriones humanos. Sus consecuencias, enumeradas por el estudio mismo: detonantes de abortos, de distintos tipos de cáncer, malformaciones, problemas hormonales y genitales o de reproducción.

En la investigación se expusieron células placentarias a dosis menores del herbicida, las cuales murieron al cabo de 18 horas; lo mismo se hizo con células embrionarias y de la placenta, que también perecieron a las 24 horas.

No es menor el hecho de que Serafín, tras la publicación de sus trabajos, fue difamado públicamente por las empresas de agroquímicos y los medios de comunicación. Monsanto, por ejemplo, se excusó diciendo que “estaban desviando el herbicida de su función, ya que no fue hecho para actuar sobre células humanas”.

Resta, entonces, una legislación que eso asegure.

Sino díganle a los Peralta, a Ailén, y a las miles de familias y pueblos laderos a campos sojeros que conviven con ese veneno que es el glifosato, que padecen sus enfermedades, y son desoídos por los gobiernos.

No es casual, tampoco, que los mandamás de la Feria del Libro 2010 hayan suspendido el panel del doctor Carrasco sobre los efectos deformantes y enfermantes del glifosato. Carrasco, en carta al CONICET, escribió entonces:  “Esta censura lesiona la libertad académica al subordinarse a intereses ajenos a la ciencia, y al mismo tiempo es un mensaje de disciplinario, para todos aquellos que intenten una crítica desde el sentido de la ciencia, a criterios y políticas instituidas desde poder económico y sus voceros”.

Nota que dejó una vecina amenazada a uno de los concejales de San Jorge, el único que se opone al modelo sojero

El ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, también desautorizó el informe de Carrasco a través del periodista Héctor Huergo (entendido como el vocero de los intereses del agro-negocio, editor del Clarín Rural). Los resultados de sus estudios fueron inicialmente publicados en Página 12 por el periodista Darío Aranda, y poco después el tema parecía haberse evaporado: Carrasco estima que hubo algún llamado a la redacción, y todo volvió a la anormalidad.

Ejemplos

Son éstos tan sólo datos y pruebas del Dios Ciencia, pero hay otro tanto de casos no registrados ni registrables (como el de Ailén, por ejemplo) que no sólo corren a la par de estos estudios, sino que dan su merecida dimensión.

Por ejemplo: Alicia Boscatto es otra vecina de San Jorge, que vive en el centro y por ello alejada de las fumigaciones. Como subjefa del Registro Civil del pueblo, comenzó a notar un alarmante aumento en muertes por cáncer desde el 2007. Por curiosidad y antecedentes familiares, Alicia empezó a anotar, a escondidas, los porcentajes de muertes por cáncer en San Jorge. Los resultados dieron que, en 2008, llegaban al 16,20% del total; en 2009 los números treparon hasta el 25,74%; y en el primer trimestre de este 2010, los casos llegaban al 30% del total. Lo que sucede, explica además Alicia, es que muchas de las otras muertes aparecen sencillamente como “paro cardio-respiratorio”, sin aclarar qué enfermedad primaria lo desencadenó. Es decir: las respiraciones no se cortan porque-sí, y Viviana cree que también muchas de esas otras muertes mal registradas tienen que ver con las fumigaciones y, cabe aclarar, también con el veneno que esparcen los silos a la vera de la ruta.

También el doctor Ángel Bracco, médico clínico que atiende la guardia del hospital de San Jorge, percibe hace un tiempo que surgieron enfermedades nuevas y recurrentes: cuadros de hipotiroidismo, cáncer de tiroides y de páncreas, alteraciones y disfunciones sexuales, esterilidad. Como para bajar estos datos a tierra, asegura: “El Viagra es de lo que más se vende en San Jorge”.

(Cabe aclarar que las fuentes y datos en la nota mencionados quedan verificados por quien suscribe y no más, en viaje hecho en abril del 2010 a la localidad de San Jorge, Santa Fe. Para fundamentalistas, Camus escribe en La peste: “Estos hechos parecerán a muchos naturales y a otros, en cambio, inverosímiles. Pero, después de todo, un cronista no puede tener en cuenta esas contradicciones. Su misión es únicamente decir: “Esto pasó”, cuando sabe que pasó en efecto, que interesó a la vida de todo un pueblo y que por lo tanto hay miles de testigos que en el fondo de su corazón sabrán estimar la verdad de lo que se dice”.)

El veneno

El expediente que autoriza la entrada de la soja transgénica resistente al glifosato tiene la firma de Felipe Solá, en ese 1996 como Secretario de Agricultura. Sólo un ingeniero agrónomo, Julio Eliseix, coordinador del área de Productos Agroindustriales del Programa nacional de Vigilancia Fitosanitaria, objetó la aprobación antes de esa firma: dirigió una carta al director de Calidad Vegetal del IASCAV, Juan Carlos Batista, informando que era necesario establecer criterios de evaluación para los organismos modificados genéticamente, en especial acerca de la “aparición de efectos no deseados”, como “alergenicidad, cancerogénesis y otras toxicidades”, especificó. Batista giró la sugerencia a la propia empresa Monsanto, entendiendo que sería importante conocer su contestación. Pero ésta nunca llegó. La firma fue puesta, y la presidente del Instituto Nacional de Semillas Adelaida Harries, declaró ese mismo 25 de marzo de 1996 que la soja transgénica resistente al glifosato cumplía todos sus requisitos.

Viviana Peralta y su hijita Ailen, víctimas de las fumigaciones

Ingeniería genética de por medio, esa semilla natural de la soja es ahora resistente al herbicida más potente, el glifosato, que suprime todo lo que fuera a competir por los nutrientes del suelo: malezas, bichos, vecinos. Entonces se aceleran los procesos, el cultivo es más resistente, las fumigaciones más contaminantes. Monsanto anuncia en su página web ser una “compañía agrícola que aplica innovación y tecnología para que los agricultores sean más productivos”, y es cierto. Más ambiciosos también. Ésta multinacional es la creadora de ésas semillas resistentes, conocidas como Round-Up, que adictivizan los suelos (y productores) a su propio uso: no se asegura que su desarrollo sea más beneficioso que con semillas orgánicas, pero sí abarata costos, tiempos y trabajo. Por cada 500 hectáreas de superficie sembrada, por ejemplo, se precisa sólo un empleado; el sembrado y la preparación de la campaña duran máximo tres meses, otro más para las fumigaciones, y en el resto del año sólo habrá que pasar por el banco…

La expansión de este monocultivo redujo en un 44,1% la superficie cultivada de arroz, un 26,2% la del maíz, un 34,2% de girasol, más del 6% en trigo y 12 veces la superficie de algodón.

Para sembrar soja se necesitan 75 kilos de semilla transgénica por hectárea, y tres fumigaciones terrestres de herbicidas, fertilizantes y fungicidas, todos ellos comercializados en forma monopólica por Monsanto.

Entonces: los alimentos primarios van perdiendo terreno, literalmente, y los trabajadores y familias del campo no encuentran ya la constancia de años antes, y emigran; los herbicidas van contaminando los suelos y secando las fuentes acuíferas; como los cultivos no rotan, la tierra cultivada transgénicamente por años va deteriorándose; las fumigaciones fueron alejándose de las ciudades, a fuerza de fallos y justicias, pero habrá Ailenes, y Vivianas y Claudios mientras siga priorizándose el veneno por sobre la salud, el dinero por sobre la razón.

Mientras tanto, va expandiéndose el cultivo masivo de este grano forrajero, transgénico, no comestible.

Los modos de cultivar han dejado de ser mañas de la costumbre, herencias de la experiencia, saber. Desde los altares del poder, que acá son laboratorios y empresas, se fogonean los cómos: las universidades repiten este modelo adicto, recomiendan los paquetes transgénicos, el monocultivo, el fin.

Si COMPRÁS tal semilla (que por casualidad sólo produce Monsanto), le aplicás tal herbicida con tal aparato, el éxito económico está más o menos asegurado…

Puede intuirse que este agronegocio no fue ideado por agricultores, sino por laboratorios y empresas sin medir consecuencias – simplemente porque no les importa. Entonces ofrecen esta droga que es el monocultivo transgénico: es fácil, rápido, y no la podés dejar. Los otros esquemas, que son los de antes, revuelven quizá los dos más grandes dilemas en la historia de la humanidad: el dinero y las ganas de trabajar.

Lo último

Lo último en el tema es el giro al Ministerio del pedido de Claudio Lowy, para que herbicidas tóxicos dejen su clasificación de “benignos”. Casi como un resumen de lo que contará en la entrevista, y de sus pedidos, dice: “Si el agricultor está haciendo una cosa autorizada por ley, lo que hay que cambiar es esa norma”. Para eso se sentó cuatro tardes en el hall de la Defensoría nacional, en huelga de hambre, hasta que el Defensor Adjunto dio curso a su reclamo. Sobre lo que sigue, dice: “Ahora va a haber que ir a pelearla al Ministerio”. La charla arranca por el tema inevitable de su reciente huelga, pero Lowy retruca: “Quiero bajarle el perfil a la huelga de hambre, porque lo que realmente importa es que está por empezar la campaña de la soja”.

¿Qué significa eso?

La soja es un cultivo de verano. Ahora son los tiempos de lo que se llama “barbecho químico”, que es cuando la tierra se deja sin cultivar para que se regenere y no se desarrollen malezas. En este proceso se le echa glifosato, que después se vuelve a tirar ya plantada la soja.

¿Estos son los nuevos procesos contaminantes?

"La producción agro-ecológica distribuye el ingreso, la transgénica lo concentra".


No, el glifosato se usa desde hace tiempo, lo nuevo es la gran cantidad que se usa. Una de las consecuencias más terribles del glifosato es que se generan malezas resistentes, no es que matás todas. Sobreviven las resistentes. Entonces después le tenés que echar más y más glifosato, y ahí viene el problema de la cantidad. Llega un momento en que el glifosato no sirve más, y tenés que empezar a echar otros herbicidas, también tóxicos. O sea que en primer lugar no echás sólo glifosato, y en segundo echás mucho más de lo que es recomendado para el suelo y los cultivos. Y lo más peligroso de todo es que se dice que no es peligroso, y de ahí se agarra la ley después.

¿Qué efectos decantan en este proceso?

En primer lugar, están los impactos a la salud: por las fumigaciones y por la  destrucción de los ecosistemas. Después, porque genera un puesto de trabajo cada 500 hectáreas: saca gente del campo y hace que mucha gente quede sin trabajo. La otra consecuencia importante es que se pierde la soberanía alimentaria.

¿En términos prácticos cuál fue el pedido a la Defensoría?

Que los herbicidas que no tengan evaluados sus daños sean clasificados como “muy tóxicos”, peligrosos e identificados con banda roja. Esto haría que se fumigue más lejos de los lugares donde vive la gente, y dejaría una franja libre para cultivar y garantizar la soberanía alimentaria de la población de ese territorio. Ahí donde se cultiva soja no hay trigo, no hay hortalizas, no hay tambos… Se pierde la soberanía porque se cultiva para exportar forraje en vez de cultivar para producir alimentos.

¿Y qué hay detrás de todo esto?

Un negocio. Una concentración de los ingresos. Por ejemplo, si ahora se producen 10 mil, se distribuyen entre 200 personas. De la otra manera, en vez de producirse 10 mil podría producirse 100 mil o un millón, pero eso tendría que repartirse entre mucha más gente. Lo que se cerró es el núcleo de productores.

¿En la región también está expandido este cultivo?

En Paraguay, por ejemplo, es mucho más salvaje. Y la resistencia no está tan organizada como acá. En Brasil, en Estados Unidos, lo mismo…

Los fallos de hasta ahora alejan las fumigaciones, pero el modelo en general sigue funcionando, ¿cuál es la discusión de fondo?

Es el sistema productivo. El mundo está reclamando por productos agro-ecológicos. Lo que pasa es que la producción agro-ecológica distribuye el ingreso, la transgénica lo concentra. Nosotros estamos peleando por la producción de alimentos diversos que garanticen la soberanía alimentaria. Esto genera muchísima más productividad, y alimentos de mucho más valor. Si en vez de estar produciendo forraje para la ganadería china y europea, estaríamos produciendo alimentos para una dieta completa para millones de personas. Es necesario articular las distintas técnicas agro-ecológicas con la agricultura campesina y la agricultura familiar, y eso es un trabajo que hay que hacer.

¿Desde las universidades cómo encaran el tema de la soja?

Todos los sistemas institucionales están a favor de la producción del monocultivo en grandes extensiones. Hay algunas cátedras libres, marginales, de agro-ecología, pero masivamente están a favor de eso. La gran cantidad de guita, de instituciones y de plata están con este sistema, básicamente porque concentran el ingreso.

¿Son reparables los daños en los suelos, en el ecosistema?

Cuanto más tiempo demoremos, más trabajo habrá que hacer. Y más gente se va a morir, van a nacer más chicos con malformaciones, va a haber más cáncer, más deterioro de los ecosistemas, más pérdida de la bio-diversidad…

¿Y cómo ganamos ese tiempo?

El Secretario de Agricultura dijo que no sabía que desde hace diez años ocurrían estos problemas en el país, que cómo podía ser que la justicia no había actuado. Y la justicia no actúa porque los productores dicen que están aplicando un producto que no hace daño, y eso es por la manera que la misma Secretaría clasifica los agroquímicos. Si el agricultor está haciendo una cosa autorizada por ley, hay que cambiar la norma.

Las plantaciones de soja, hasta en la vera de la ruta

«Riquelme es, quizás, el último menottista»

Terminado su paso por River, Ángel Cappa habla de fútbol. Del futuro de la pelota. Del diez de Boca como uno de los pocos tipos que conserva en su juego la cultura argentina. De la crisis del menottismo. Y de cómo el negocio se comió todo: incluso las flores que salían de los potreros.
El tipo, de alguna manera, parece ya haberlo dicho todo.
Parece.
Porque sentado, ahí, en el centro del bar La Biela, alrededor de las pequeñas manchas de sol de la mañana, espera. No sabe que entraremos por la puerta opuesta a la que él está mirando. Y no sabe, tampoco sabe, que alcanzará con mirarle la espalda para reconocerlo. La imagen es fácil, ya la vimos mil veces: es Ángel Cappa, con su saco elegante, y, como siempre, como da gusto, está pensando, buscando nuevas grietas para entrarle al mundo de las mediocridades de la pelota.
Pensando, con todo y a pesar del todo.
Hay cosas que sorprenden: su fanatismo por los bares. Es como la cocina de su pensamiento. Podría pasarse días enteros tomando café y hablando de fútbol. Mucho más después del triunfo de cinco goles del Barcelona al Real Madrid, que le permite distraerse un poco.
Porque, esta vez, está distinto.
Y algo tiene que ver con su salida de River. Anda con bronca, se lo nota enojado, pero con muchas más fuerzas que las fuerzas que hace rato lo distinguen, con un paladar lleno de ansias de desafiar a este fútbol argentino al que ve más feo que nunca. Más repleto de negocios. Más impaciente. Más interesante para seguir peleando. “Nunca jamás hay que retroceder en nuestra idea”, explica.
Eso hace al arrancar la charla: no retrocede.
 
 
– Ángel, ¿qué pasa?
– Pasa que parece haberse perdido todo. Casi todo.
– ¿Incluso el menottismo?
– Yo no veo una prolongación nuestra. Veo algo bastante peor, veo una superación tremenda del bilardismo. Que se haya terminado César Menotti y que se termine Cappa no importa. Lo que sí importa es que continúen el sueño, la utopía, las ganas. Hoy, en Argentina, en la práctica, nos queda poco. No hay límites. Aunque quedan grietas. Nos quedan espacios. Pero hay que saber que esto es como en el casino: mientras a nosotros nos dan una sola ficha para jugar, hay otra idea a la que le dan miles. Y eso es realmente complicado.
– César Menotti evaluó hace poquito, en una entrevista para el diario As de España, que el fútbol argentino estaba en un proceso de desculturización. ¿Es tan así?
– El fútbol argentino perdió su esencia. Su cultura. Si alguien, cualquiera, acepta en términos generales que para ganar hay que jugar mal es que se perdió todo. No tiene sentido, es una contradicción. Este deporte ha logrado algo impresionante: generar un lugar infinito para la destrucción. Siempre se puede destruir un poco más. Y en Argentina hemos llegado a un punto donde faltan tipos que puedan defender el fútbol, aunque sea un poquito. Aunque sea de palabra. Porque no tenemos los medios de comunicación. Porque los entrenadores no quieren salirse del rebaño para poder seguir trabajando. Acá no existe un tipo como Pep Guardiola y no me refiero a su talento como técnico o como futbolista, hablo de su capacidad por defender lo que piensa.
– ¿Pero no queda nadie?
– Queda uno: Juan Román Riquelme. Que yo veo que es uno de esos tipos realistas capaces de hablar las cosas con convicción. Que se anima a decir que de cualquier forma no se puede ganar. Y es un tipo que lleva el fútbol puesto, por eso tiene problemas. Por eso dicen que es un tipo conflictivo: porque no acepta las barbaridades y las pelotudeces que circulan alrededor del fútbol. Sí, Riquelme puede ser. Riquelme es, quizás, el último menottista. Es el tipo donde queda algo de la cultura argentina, del cuidado de la pelota, de la idea que expresa el Barcelona y que acá se denomina menottismo.
– Ya que habla del Barcelona. Si Xavi es el armador del mejor equipo del mundo, quizás, incluso, el mejor jugador, ¿no es una paradoja que los jugadores, los pibes, no quieran ser todos como él?
– Una vez, hablando con Cruyff, yo decía que, en términos generales, cuando uno entraba a un equipo diciendo que quería jugar bien a uno le iban a tirar piedras por todos lados. No lo iban a dejar tranquilo. Y él me decía: “¿Sabés por qué? Porque para jugar bien hay que saber”. ¿Sabés por qué no siguen a Xavi? Porque hay que saber, preocuparse, ver el juego, analizarlo, entender de qué manera él defiende la pelota. No es cuestión de que un entrenador llegue y diga “muchachos hay que tocar”, es cuestión de tiempo, de paciencia. Cosa que acá no hay. Xavi conoce perfectamente el juego, conoce cómo hacer para jugar bien, aunque no siempre le salga. Pero juega intentando siempre ser el mejor, sin regalarse a nada. De la misma forma, yo no me imagino a García Márquez pensando en vender mientras escribe, sino tratando de armar el mejor relato. Acá en Argentina se nos convence de que para ganar hay que jugar mal. Es una cosa increíble. Y está cada vez más difícil.
 
– Pero Ángel, usted habla de dificultades, de cosas casi imposibles y hace un año estaba al borde de salir campeón con Huracán…
– Claro, no podemos dar todo por perdido. No lo vamos a hacer. No le vamos a regalar todo a los otros. Siempre se puede dar una situación más. Pueden aparecer los intérpretes. El problema es quién los dirige. Los entrenadores están más convencidos de no caerse de la rueda que de construir algo distinto. Pero se puede con tiempo, no se puede en la histeria del fútbol argentino. Hay histeria, sobre todo, por la urgencia de vender. Vos tenés un número 9 como Rogelio Funes Mori, que no es precisamente el caso porque es un chico que trata de mejorar siempre, que termina pensando, solamente, en hacer dos goles más para poder ir a jugar a Europa. Donde sea. Quizás a Ucrania. Ya ni siquiera a España o a Italia, tan sólo importa la plata. Acá un pibe llega a los 17 años y ya hay que venderlo. Nadie tiene paciencia: ni el chico, ni su familia, ni el representante.
– En algún momento, usted había mencionado que lo que tenía el fútbol argentino era muchos jugadores, muchos pibes que salían de los potreros y que la propia genética daba buenos jugadores.
– Sí, pero todo va evolucionando. En el potrero lo que conseguía el jugador era estar todo el tiempo con la pelota. Eso generaba cierta técnica. Después, estaba el talento de cada uno. Si vos estabas todo el día con la pelota no equivocabas un pase de cinco metros, de diez metros. Hasta ahí llegaban todos. Ahora están muy poco tiempo con la pelota. Es algo que dice el Checho Batista: la preparación de los jugadores en las divisiones inferiores es totalmente equivocada. Está dirigida hacia las pesas, no hacia el fútbol. Yo pude ver en los últimos años barbaridades tremendas. Barbaridades hacia el fútbol. Barbaridades hacia el cuerpo de los jugadores. Barbaridades hacia las columnas de algunos pibes. La pelota ocupa menos tiempos. En la divisiones inferiores de Argentina se les explica a los pibes cómo hacer abdominales y no cómo jugar. Ya desde chiquitos aparece la destrucción. Y lo que se genera es que los buenos jugadores aparecen a pesar de todo eso y no a partir de eso.
– ¿Se puede decir, entonces, que se va a un proceso donde ya no van a aparecer buenos jugadores?
– Eso sí que no se sabe. Porque, de repente, aparece uno como Javier Pastore o como Manuel Lanzini y, ahí sí, todo se desacomoda. Esto es como el campo: destruyen todo, rompen todas las tierras para plantar soja, destruyen todo para hacer combustible, pero vos vas caminando por ahí y, de repente, te cruzás con una flor y no lo podés creer. No entendés cómo salió. De dónde salió. Entonces, si la regás un poquito, quizás crece. El problema es cuando a esa flor la descubran los tipos del negocio: te la arrancan y te la llevan. Yo no creo que haya una liga de las importantes donde se juegue tan mal como la de Argentina. Sinceramente, el fútbol argentino es espantoso desde lo conceptual. Aunque aparecen jugadores y aparecen algunos equipos que arman algo distinto. Ahora, Godoy Cruz que juega bien. Hay momentos, cuando la agarran Maximiliano Moralez, Juan Manuel Martínez y Santiago Silva, en los que Vélez juega también muy bien. Después, en términos generales, los equipos son horribles. Yo he visto centrales que la pelota viene y de aire, como viene, la tiran a la mierda, sin importarles nada. Vi en el River-Boca algo totalmente increíble: un jugador agarró la pelota, la paró con el pecho, la acomodó con el muslo y la mandó a la reputa madre que lo parió. Se tomó el trabajo para acomodarla y después rechazarla. Algo increíble. Setenta mil personas en la cancha y no sé cuántos millones más mirándolo. Ninguna vergüenza.
– ¿Y en River no hubo espacio para encontrar esas flores de las que usted habla?
– Es que no hubo tiempo. No hay tiempo en este fútbol. El negocio pide que todo sea rápido, que resolvamos a toda velocidad. A pesar de eso, River tuvo sus buenas cosas: hubo tipos como Matías Almeyda que me sorprendieron porque, a su edad, sigue progresando futbolísticamente. Sin perder lo que significa el Pelado en la lucha, incorporó cosas que lo hicieron jugar mejor ahora que antes. También está Paulo Ferrari. Está Jonathan Maidana. Está Funes Mori, que escucha todo el tiempo y trata de aprender algo que en él es más fácil porque tiene un gran talento. Pero es muy difícil, estamos muy complicados.
Cappa hace un silencio. Algo raro en él. Probablemente esté reflexionando. Quizás, haga lo mismo que intenta que sus equipos hagan en la cancha: hacer uso de la pausa para pensar. Pero es un amague. Cuando parece que está caído, golpeado, triste, vuelve a la carga con una enorme cantidad de palabras, desafiando al futuro.
– ¿Desde dónde se puede cambiar?
– Hay que usar todas las trincheras posibles. Mi rol como entrenador, la revista de ustedes, las voces que siguen defendiendo la ética por sobre el negocio. Seguir buscando. El fútbol argentino tiene que cambiar, pero desde los dirigentes. No desde los jugadores, que siempre están dispuestos a jugar y a compartir. Para un pibe es realmente jodido contradecir al entrenador que te tiene que poner o que te tiene que sacar. Para un técnico es difícil luchar contra el periodismo porque es luchar contra los negocios. En River teníamos que luchar contra todo eso y, además, contra la urgencia. Que es muy difícil. Porque el fútbol argentino lo es: es difícil. Y las cosas se las bancan tipos como Almeyda y como Ortega porque tienen muchos años en Primera.
– Con todo este panorama discutido, ¿cómo se siente usted?
– Yo asumo que estoy en contra de la corriente y que defiendo lo que pienso, como siempre lo hice en mi vida. Lo hice cuando no tenía para tomar un café y lo hago ahora que puedo tomarme varios. Me aterran los tipos que pasan los 50 años y empiezan a retroceder en sus ideas. Seguiremos entrenando y discutiendo. Si no se pudiera cambiar, me volvería a casa a ver al Barcelona y nada más. Si yo tuviera que dejar un mensaje diría que la verdad es que nunca, jamás, hay que retroceder.
Así hace, otra vez, cuando termina la entrevista: no retrocede.

El enviado cubano

Sarbelio Fuentes, entrenador cubano de boxeo, volvió luego de casi una década a Argentina para capacitar en el CeNARD a promesas argentinas, pero con el mismo objetivo de siempre: conseguir medallas olímpicas realzando la importancia de la enseñanza, los valores y la salud de sus entrenados. Un hombre que representa el fiel reflejo del modelo deportivo cubano, un país que a partir de la Revolución hace de la inclusión social una práctica para que nadie se quede fuera.

Un intenso calor agobia a la Ciudad, las temperaturas no parar de subir y el sol no deja de brillar tan solo un segundo. Pero ellos siguen allí, en su predio del CeNARD, entrenando, esforzándose sin parar, transpirando hasta más no poder, porque tienen un objetivo: crecer, formarse y aprender para ser grandes deportistas. Rodeado de gente que lo saluda y lo alienta se encuentra él, una de las personas más admiradas y queridas de todo el complejo deportivo, que descansa luego del arduo entrenamiento de la tarde y de un viaje agotador. Él es Sarbelio Fuentes, ex boxeador y entrenador desde hace más de 40 años y parte de un modelo que viene a la Argentina para reproducirse: el modelo deportivo cubano, eje histórico de la inclusión social de la Revolución Cubana.

Desde 1995 y hasta 2001, ejerció como entrenador amateur de la selección argentina. Su forma de trabajo, su forma de enseñar, produjeron un antes y un después en el boxeo de nuestro país. El trabajo día a día, la preocupación por la salud y la educación se convirtieron en las banderas de un hombre que traía los conceptos y las ideas de su país y que eran aparadas por los resultados: después de 24 años Argentina conseguía un campeón olímpico, Pablo Chacón, en 1996.

Fuentes se considera fiel a la revolución de su país. Dejó de ejercer como boxeador en 1962, al abolirse el profesionalismo y pasar al amateurismo, para colaborar a lograr una mayor inclusión social en este deporte. “Quise seguir con mi carrera amateur y en mi país. Lógicamente tuve que empezar un nuevo proceso: el de la enseñanza, porque no es lo mismo competir que enseñar”, se sincera antes las primeras preguntas.

Para lograr eso tuvo que pasar por muchas etapas, tanto educativas como sociales. “Primeramente para estar en la selección nacional de Cuba se tenía que tener un nivel cultural muy alto, había que ser por lo menos licenciado en cultura social. Hoy en día, es más exigente y piden ser Doctor en Ciencia Pedagógica. Si no se cumple con esos requisitos no sirve, porque no sirve para el trabajo global”, agrega Fuentes.

Él encuentra en la educación y en la salud, los dos motores principales, los dos valores esenciales para la formación de un deportista. “Los vamos inclinando hacia el estudio y, principalmente, hacia aquellos en relación al deporte que practican. Aspiramos a que sean profesores o licenciados en educación física y deporte, y que sean boxeadores a la vez, porque no sirve si no hay una unión”, refleja el entrenador, remarcando la importancia de que sus entrenados aspiren siempre a más.

Todos los días, la rutina de entrenamiento que prepara Sarbelio comienza con el pesaje oficial: “Nunca un entrenado mío no pudo pelear por estar excedido o falto de peso. ¿Por qué? Porque hay una educación en eso, en enseñar que no se pueden bajar 10 kilos de la nada y que hay que cuidar el cuerpo”, cuenta el caribeño.

La preparación para ser entrenador amateur necesita de un trabajo especial, según el veterano cubano. Establece que “si no hay un desarrollo físico, táctico y técnico adecuado, no sirve de nada el entrenamiento, porque tiene que ser algo preparado de forma conjunta”.

Fuentes, al igual que otros entrenadores cubanos que residen en el CeNARD- tanto de atletismo como de lucha- considera a la formación del atleta como lo fundamental en el desarrollo de una persona. Razona que cada enseñanza que se trasmite tiene que ser gradual para lograr lo que considera más importante: la formación de buenas personas. “No sirve formar un deportista sólo para que gane dinero y nada más, sino para que enseñe, para que forme, para que sepa lo que es la cultura, para que ayude a sus compañeros”.

El gran cambio que considera Sarbelio Fuentes en Cuba fue la explosión de las modificaciones sociales, económicas y políticas que produjo la Revolución en su país. El deporte no quedó al margen de esas transformaciones. Antes de este suceso, la práctica del boxeo o de cualquier otra disciplina quedaba solamente para las personas más adineradas, y no era algo para todo el pueblo. Desde el estallido de 1959 hasta la actualidad, Cuba, uno de los países más pequeños del mundo, se convirtió en uno de los que ha alcanzado un mayor prestigio mundial, por la cantidad de trofeos y medallas obtenidas – 194 en juegos olímpicos, más de tres veces más que Argentina y líder de Latinoamérica-  y por el reconocimiento a una forma de trabajo que no discrimina a nadie.

Fuentes considera a estas razones como fundamentales para entender el modelo cubano deportivo: “Los logros de mi país se deben principalmente a los esfuerzos y prioridades que han dado el Gobierno de Cuba a la práctica sistemática de los deportes, a la erradicación del profesionalismo y la aceptación del amateurismo, porque así se convirtieron en todos deportes verdaderos del pueblo”, agrega el entrenador.

 El mismo Fidel Castro en los primeros discursos de 1959 ya anunciaba a viva voz el cambio necesario para el deporte: «Venimos decididos a impulsar el deporte a toda costa, llevarlo tan lejos como sea posible”. Días después de estas palabras, crea la Dirección Nacional de Deportes (DGD), que impulsará, dos años más tarde, el Instituto Nacional  de Deportes Educación Física y Recreación (INDER), órgano fundamental del movimiento deportivo cubano, que sigue funcionando en nuestros días.  

 Luego de la nueva llegada de Sarbelio Fuentes a la Argentina en 2009, se vivieron cambios muy importantes en el desarrollo del boxeo de nuestro país. Ignacio Perrín, boxeador de 25 años que llegó en 2007 al CeNARD y fue campeón de su categoría ligera durante 2007, 2008 y 2009 expresó que “si vas a los resultados, con él se consiguieron siete participantes para los juegos olímpicos, cuando con otras gestiones solamente uno, se consiguió un campeón olímpico después de 24 años, es notable la diferencia”.

El cambio fundamental en la nueva etapa fue la forma de conducción. Sarbelio Fuentes pasó a ser uno más entre sus entrenados. Se fue a vivir al hotel que se encuentra en el predio del CeNARD- el mismo lugar que sus entrenados-, logró que todos los chicos se dedicaran al estudio casi que obligatoriamente y obtuvo mejores resultados: “Estuve con las dos selecciones, y con él el cambio fue notable porque ahora concentramos permanentemente, vivimos pendiente de lo que nos diga, de los consejos, de la seriedad con la que lleva adelante su vida”, añade Ignacio.

El joven boxeador agrega un dato importante para entender la relación entre el entrenador y sus alumnos: el trato paternal que tiene con ellos. “Yo lo veo como un formador de personas por la forma en que nos manda a estudiar, a instruirnos y a cuidarnos, no le importa sólo el resultado, le importa que te formes como persona”, expresa Ignacio.

Una vez a la semana, Fuentes organiza una ronda y allí da una clase teórica, en donde reafirma conceptos culturales y sociales para llevarles un mensaje. “Nos dijo que fortalezcamos la preparación cultural y deportiva para que cuando ellos no podamos seguir adelante con este modelo y que esto sirve para los que más lo entiendan, y no para los que más ganen”, explica Ignacio, sobre lo vivido en la última charla.

El objetivo de Fuentes son los juegos olímpicos y tiene la misión clara de lograr un nuevo hito en nuestro deporte: “Estamos ahí, a la espera de conseguir otra medalla. Tengo la seguridad de que lo vamos a conseguir, estamos trabajando con ese fin, para obtenerla, porque necesito darle esa satisfacción al deporte argentino, a la familia del boxeo, y a todos los deportistas con los que trato. Es nuestro objetivo fundamental, afirma el caribeño”.

“Yo creo que los boxeadores se parecen siempre a los entrenadores. Siempre, uno educa a veces más con el ejemplo que con la palabra”, dice Ignacio, reflexionando sobre lo que significó y significa Sarbelio Fuentes en su vida, mientras agarra sus cosas para volver al hotel a descansar luego de la jornada de entrenamiento.

 Tal vez, la propagación de la cultura deportiva cubana por parte de Sarbelio influya en el desarrollo de grandes deportistas importantes para el país, pero tal vez, lo más importante, sea la preparación de personas forjadas en una cultura popular de personas que principalmente sean educadores y no meramente unos simples deportistas. 

Viajar para aprender

En los ojos del veterano entrenador se denotaba un cansancio extremo, una fatiga importante que no se reflejaba en la cantidad de palabras y conceptos que repetía ante cada pregunta. Un viaje a Brasil de una semana- organizado por la Federación Argentina de Box-, un entrenamiento diferente y una nueva forma de aprender fueron las razones de ese agotamiento.

“En Brasil los chicos pelearon cinco veces en ocho días cada uno. Si eso no lo mechás con una buena preparación física, técnica y táctica no sirve de nada, porque se pueden lesionar al primer enfrentamiento”, se explaya Sarbelio Fuentes, quien realiza a la par clínicas de boxeo a lo largo de todo el mundo, aprovechando los viajes realizados.   

“Es fundamental llevar este deporte olímpico a todas partes para poder purificar los conceptos, para solventar los elementos técnicos que lleva el boxeo amateur”, explica Fuentes. El veterano aspira a que sus entrenados conozcan cada lugar que se les proponen y que no sea una mera excursión deportiva para conocer gimnasios y pistas de atletismo, busca que se involucren en lo que es cada país. Chile, Brasil Cuba, el interior de país fueron los destinos elegidos.

“Fui con él para una concentración para los juegos Odesur a Cuba, estuvimos 25 días y me sirvió para ver lo que el país, recorrí museos, monumentos, y me sirvió principalmente para empezar a valorar también mi país, porque ellos hacen cosas increíbles, pero trabajan 60 personas por gimnasio, 50 por cada pista, cuando acá tenemos mucha más preparación y menos resultados. Es una cuestión de voluntad para empezar a copiar esas cosas creo”, analiza Ignacio Perrín, campeón durante tres años de la categoría pluma, que se encuentra lesionado, pero entrenando para la clasificación de los juegos Panamericanos.

A fin de año, nuevamente, su entrenador viajará a Cuba para estar con su familia y preparar el nuevo viaje para Enero con su grupo de trabajo. Lejos de hacer un relajamiento, los días en que no esté su entrenador, sus pupilos ya tienen una rutina muy extrita para seguir, en donde se les indica ejercicios físicos y una dieta para no perder la forma competitiva.

“Esperemos que el viaje sirva para que podamos seguir adelante con este grupo, que es de los mejores que tuve, porque son personas que se preocupan por lo que les sucede a su alrededor, no solamente piensan en guantear”, afirma Fuentes.  

Ejemplo a Seguir

Era 1999 y los Juegos de Winnipeg, Canadá, eran la atracción principal y el objetivo primordial de todos los boxeadores. Argentina y Cuba eran los países latinoamericanos que más representantes tenían para las instancias definitivas.

Con pocos días de diferencia, Argentina logra sus dos únicas medallas doradas en boxeo en esa competición al salir vencedores Omar Narváez y Víctor Hugo Castro a dos competidores cubanos.

Sarbelio Fuentes, era entrenador de la delegación Argentina en ese momento y sufría por enfrentarse a su país, pero lo hacía con total convicción: “yo siento que represento al país al que estoy, a mi país lo tengo en la sangre y lo voy a respetar toda mi vida, pero aquí estoy trabajando”.