Archivo por meses: octubre 2010

La memoria que aplasta al horror

Haroldo Conti  fue desaparecido por la dictadura militar no por la brillantez de su escritura excelsa sino por el mensaje de sus palabras. En la ex Esma un centro cultural lleva su nombre. Ernesto Conti, uno de sus tres hijos, expresa: «Que lleve el nombre de mi viejo es más un significante que otra cosa. Podría ser el nombre de mi viejo como el de las otras treinta mil personas».


En la sede de la Secretaría de la Gestión Pública, en la avenida Roque Sáenz Peña 511, nos encontramos con Ernesto Conti, hijo de Haroldo, escritor  desaparecido en 1976. Nos atiende en el primer piso de las oficinas: hace años se encarga de la comunicación institucional y política del Gobierno, aunque admite haber trabajado muy poco en los medios, como productor de radio. En la ex sede de la ESMA, la Escuela Superior de Mecánica de la Armada, donde se calcula que cinco mil personas fueron torturadas, se emplaza un centro cultural de la memoria que lleva el nombre de su padre. El otrora espacio del horror, hoy es arte, literatura, cine, teatro y memoria. “No es simbólico, es revindicatorio: hace treinta años teníamos la escuela de formación de la doctrina militar, con todo lo que eso implicaba y ahora tenemos un centro cultural donde se piensan políticas culturales y sociales”, comenta Ernesto.

 
-¿Qué te genera caminar por lo que fue la ESMA sabiendo todo lo que pasó dentro?
-Es fuerte. Se puede estar charlando con alguien sobre un proyecto cultural y político que puede llegar a la sociedad y hace treinta años lo único que se escuchaba eran gritos que no escuchaba la sociedad: una moraleja. Una vez, por circunstancias de laburo, cuando tuve que ir con Juan Cabandié, recorrimos toda la zona de lo que eran las celdas, uno de los tramos de los anexos. En un momento, Juan dice: “Acá nací yo”. Había en las paredes grabados de las personas que estuvieron ahí detenidas, una de ellas era su madre. Lo primero que se te viene a la cabeza es la imagen de hace treinta años. Es muy fuerte, creo que es muy fuerte. Yo estuve en varias oportunidades, la última vez fue el 24 de marzo cuando se inauguró el Centro Cultural Haroldo Conti. Me parece que es todo un símbolo que la democracia pueda recuperar un espacio que antes no representaba.
-¿Qué significa que lleve el nombre de tu viejo?
-Que lleve el nombre de mi viejo es más un significante que otra cosa. Podría ser el nombre de mi viejo como el de las otras treinta mil personas que pelearon. Es un centro cultural y pusieron el nombre porque estaba muy ligado con la figura de la cultura. Para mí es un honor y un orgullo, pero no como título personal. Es muy importante que este gobierno que dio una política frente a la recuperación de la memoria haya pensado en la figura de mi viejo a través de Eduardo Jozami (director del centro cultural).
-¿Cuál es tu postura respecto a las banderas que levanta el gobierno nacional sobre los Derechos Humanos?
-Yo creo que no son solamente banderas, lo sustentan los hechos. Hay que poner en distintos planos: primero, el gobierno a impulsado una serie de debates y acciones políticas respecto a la recuperación de la memoria; y segundo, que se haga justicia. La recuperación de la memoria se solidifica haciendo justicia. Se da dentro de un proceso histórico del cual el gobierno es responsable políticamente de eso. No es quien juzga ni quien derogó las leyes, sino que promueve políticamente ese debate y esa acción política. Como consecuencia, el Parlamento deroga las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y por otro lado se da persecusión a los juicios: dos factores clave. Con las leyes que garantizaban la impunidad a todos los genocidas no se podía tener la resolución jurídica. No fue que se tomó de un día para el otro, fue todo un proceso con una lucha previa dentro del periodismo, desde las agrupaciones de Derechos Humanos, desde sectores del gremialismo, universitarios que siempre han levantado estas banderas. El gobierno le dio forma a esa lucha.
-¿Cuál es tu opinión del rol de los periodistas que opinan que se cierre el pasado y se mire adelante?
– Yo no lo voy a poner a título personal, si bien existen contradicciones con muchas cosas que se están haciendo públicas. Yo creo que hay que ubicarlo en un contexto, hay una gran confusión, no en la posición que se asume, sino en la que no se asume. Hay tipos que por derecha y por izquierda mantienen una línea de coherencia. Y hay tipos que, viniendo del progresismo, la reivindicación de determinadas banderas, de la lucha por los Derechos Humanos, hoy están en plena contradicción respecto a sus postulados. Serán ellos los que tienen que dar explicaciones a la gente. A mí me da mucha lástima, mucho dolor. Lacera la memoria histórica porque, en pos de constituirte como un paladín de la Justicia y ser un garantista de los derechos individuales o de las garantías institucionales, te sumás a un discurso contradictorio por el solo hecho de ser contradictorio, pero estás mancillando contra las cosas que defendiste diez años atrás, entonces no se puede sostener eso. ¿De dónde lo sostienen? ¿Están convencidos de lo que sostienen? Yo no creo que estén convencidos. No sé, que lo expliquen. Sin embargo hay gente que hace veinte, treinta años que militan en la causa y siguen de la misma manera.

Lecciones de vida

Desde el lunes 18 de octubre comienza a reglamentarse en la provincia de Buenos Aires la ley que inaugura el Registro de Controladores de Admisión y Permanencia – RENCAP-, fruto de la lucha de casi 5 años de la familia Castellucci, luego del asesinato de Martín, de 18 años, por un patovica en la entrada del boliche La Casona, en Lanús. «La mano dura, la pena de muerte, la baja de edad de la imputabilidad son cosas que no sirven para construir… Queríamos construir algo, modificar esa realidad que se llevó a Martín», argumenta Oscar, su papá, con una enseñanza: la de digerir el dolor en pos de un cambio profundo de la realidad que lo cambió.
 
Si eras feo, o morocho, e incluso si estabas gordito, La casona tenía otra fila para vos. No la de los rubiecitos, la de los blanquitos, que ya habían entrado por 5 o 10 pesos… Vos estás en la segunda selección. Ahora un patovica te va a alcanzar amablemente una tarjeta de colores, y entrás.
¿Pero por qué el que está adelante mío tiene una de otro color?
¿Por qué si estoy vestido igual, encima?
 
Martín Castellucci se hizo alguna de estas preguntas cuando uno de sus amigos quedó en esa otra fila. Los habitués conocían el filtro: el patova te asignaba un color que distinguía un precio determinado. Martín intentó acompañar a su amigo y cruzarse de fila, pero el controlador de turno, boxeador, le propinó el golpe que días más tarde le costaría la vida.
 
Oscar Castellucci vivía en Recoleta, era egresado en Letras de la UBA, profesor, padre.
Desde aquel 3 de diciembre de 2006, excepto el domicilio, el resto de su curriculum se ha alterado. Ahora es un experto en nocturnidad, tiene las habilidades de un abogado, y conoce perfectamente cómo elaborar leyes…
Desde el lunes 18 de octubre de este año comienza a reglamentarse en la provincia de Buenos Aires la ley que inaugura el Registro de Controladores de Admisión y Permanencia – RENCAP-, como uno de los productos de su lucha en estos casi 5 años.
La lección que deja es la de digerir el dolor en pos de un cambio profundo de la realidad que lo cambió.
 
La primera pregunta es ésa: el cómo hizo.
Oscar piensa, dice, “empezaste por lo más difícil”.
Pero responde:
Pase lo que te pase, vos sos lo que pensás y lo vas a seguir siendo. Quizá tenés una mirada distinta, pero lo que era blanco no se vuelve nunca negro. Tuvimos la suerte de irnos vinculando con otras familias e ir aprendiendo de eso; lo más importante es no quedarte solo, porque cuando te aislás empieza un proceso muy auto destructivo. Esos vínculos nos ayudaron a tomar las primeras decisiones, de a poco nos fuimos poniendo delante del tema y tejiendo una estrategia. Pero nunca podría haber un manual de cómo reaccionar a este tipo de situaciones.
 
¿Pero qué aconsejarías según tu experiencia?
Lo importante es no quedarse aislado. Yo creo que los familiares de víctimas tendrían que tender a reunirse más y no responder tanto a esa agenda marcada y manijeada por los medios, que termina siendo una estrategia política desinteresada del caso particular.
 
¿Fueron a esta marcha última frente a Tribunales, por el caso Berardi y en reclamo de mayor seguridad?
No, no fuimos, y nos lo planteamos. Hubiéramos ido a acompañar a la familia, pero la bandera que llevaba la movilización no la compartíamos. La mano dura, la pena de muerte, la baja de edad de la imputabilidad creo que son cosas que no sirven para construir… te quedás haciéndole el escenario a los medios. Las marchas parecen exhibiciones del dolor, y sobre eso se manipula políticamente: después se apagan las luces de las cámaras y nadie hizo nada por vos.
 
¿Por qué camino optaron, entonces?
Queríamos construir algo, modificar esa realidad que se llevó a Martín. Tuvimos la posibilidad de percibir y ver qué intereses había detrás de su muerte; no hubo nada de eventual e imprevisto, sino que era algo que iba a pasar inexorablemente, y que nos tocó tristemente a nosotros.
 
¿Se cruzó el límite, decís?
El límite se cruzaba permanentemente. Era como la ruleta rusa: alguna vez iba a salir el tiro… Cuando falleció Martín, a los dos o tres días, hubo una movilización en Lanús. Ahí me fui enterando de cómo funcionaba el boliche, quién era el dueño, y empezamos a desentrañar la cuestión… Puta, dije, si todo esto lo sabía todo el mundo, ¿por qué nadie hizo nada antes?
 
¿Por qué?
No puedo dar una explicación por otros, pero si en ese momento nosotros también nos callábamos, éramos cómplices. Y lo que es peor: éramos cómplices de la muerte de nuestro hijo. Entonces empezamos a darnos cuenta que toda la movida mediática iba a pasar, como todo, y que teníamos que actuar ya. Era diciembre y se venía la “feria judicial”, e hicimos rápido un acto en Congreso.
 
¿Cómo te trataron los medios?
Para mi sorpresa, bien. Todos se portaron muy respetuosos. La verdad es que si no hubiésemos aparecido en los medios en la manera que estuvimos, no lográbamos nada. Porque nos dio visibilidad y enseguida nos empezó a llamar gente para aportar datos, políticos para prestar ayuda… No sé por qué me dieron tanta bola si yo tenía un discurso que les era disfuncional a lo que ellos planteaban. Fui bastante al programa de Feinmann, en C5N, que debía darse la cabeza contra la pared después de cada charla conmigo…
 
¿Y esos contactos cómo los aprovecharon en pos de la causa?
Se dio la circunstancia de que nos llamó una persona que trabajaba en el boliche, que nos pasó información anónimamente. Me acuerdo que en esa época teníamos un cuadernito al lado del teléfono, para anotar lo que nos iban contando… Nos tiraron datos que nos permitieron hacer una reconstrucción, y ver que el caso de Martín no era una excepción sino que se acercaba más bien a la norma.
 
¿Y políticamente?
Nos empezamos a vincular con el tema de la ley. La misma semana que falleció Martín, nos llama Aníbal Fernández – en ese momento Ministro del Interior- y me cuenta que se estaba charlando una ley que regulase la actividad de los controladores de boliches.
 
¿A raíz de lo de Martín o por casualidad?
Ni una ni otra. Unos meses atrás había muerto un joven boliviano en el boliche Fantástico, de Once… Su caso no tuvo tanta repercusión por las características sociales del pibe, pero había alcanzado para empezar una ley.
 
Hasta ese entonces, ¿no había ninguna norma sobre la actividad?
No había nada, el vacío era absoluto. Esta ley, que se votó por unanimidad en Diputados, lo que hace fundamentalmente es crear el Registro Nacional de Controladores de Admisión y Permanencia – RENCAP-, que obliga a los tipos que laburan en esto a estar inscriptos. Y para estar inscriptos y registrados, el Estado establece una serie de exigencias: tenés que estar en blanco, presentar un certificado de antecedentes, un acta psico-física, y cumplir un curso de capacitación.
 
¿En qué se los capacita?
El programa educativo es oficial, aprobado por Provincia y por el Ministerio de Educación de La Nación. Básicamente se les instruye en conocimientos básicos de legislación, laboral y penal, porque nos parece importante que el tipo tenga consciencia de la discriminación como delito. También trabajamos con instructores del INADI y la Secretaría de Derechos Humanos en temas específicos. Eso sería el marco conceptual que les redefine el contexto en el que laburan. Después hay otros módulos que son más instrumentales: se los capacita en mediación, en cómo resolver conflictos, y también se les enseña lo que se llama una técnica de neutralización no violenta de agresiones físicas; lo último son talleres de primeros auxilios y prevención de catástrofes e incendios.
 
Recién mencionaste otra pata de la violencia, que es la discriminación.
La discriminación es un hecho violento, pero que está socialmente naturalizado. En gran parte de estas agresiones, en particular en la situación de los boliches, la discriminación es la antesala de una reacción física. Lo terrible es que la discriminación es parte estructural del negocio de la noche.
 
¿Dónde y cómo lo notás?
Uno de los empleados de La casona nos contó cómo el dueño del boliche los “entrenaba” para realizar esa tarea de discriminación de los clientes: les pasaba el video de seguridad y les sugería qué tarjetita le tocaba a cada uno. Después cada patovica debía aprendérselo por sí mismo. Por eso, el patovica no es más que quien debe neutralizar violentamente las reacciones de esa discriminación. Esto es lo nuevo que queremos agregar a la ley.
 
¿Qué específicamente?
En toda la cadena del manejo de la noche, el último eslabón es el patovica. La ley está hecha para regular esa figura, que no es la del verdadero responsable. Yo digo que es la ley de Obediencia debida al revés: los patovas quedan escrachados y los dueños y empresarios de la noche, que los mandan a cumplir tareas, no. Queremos ir sobre esa figura del dueño, y que sea responsablemente solidario con el patova.
 
Las leyes de nocturnidad – que restringen las ventas de alcohol fuera y dentro de los boliches, y que establecen una hora de cierre- también fueron criticadas por eso
Es que el problema es más complejo. Son una avance necesario e importante, sobre todo lo que tiene que ver con el tema del alcohol. Pero es como el caso del patovica: atrás de él hay todo un mundo que lo excede ampliamente y en donde el patovica es casi una anécdota.
 
¿Cuál es ese problema de fondo?
Hay dos o tres rubros fundamentalmente ligados a la noche y la violencia: el negocio del alcohol, la droga y la prostitución. El de la prostitución es grave pero quizá es más lateral. Creo que uno de los temas para avanzar es sobre el alcohol, porque si te metés con la droga terminás en un zanjón rápidamente. El alcohol es la principal adicción en la Argentina, y es el efecto más vinculado a la violencia. Hoy el Estado actúa sobre el pibe que consume y el tipo que le vende, pero si en Provincia tenés 200 mil bocas de venta, cualquier ley que propongas no tiene posibilidad de controlar. ¿No resulta mucho más fácil actuar sobre dos o tres empresas que producen y distribuyen?
 
¿Y cómo se da la pelea?
De la misma forma que visibilizamos la figura del patovica. Creo que mucho del laburo que hicimos tiene que ver con la condena social que ahora hay sobre esa figura, y un poco menos sobre la del dueño del boliche, que es más anónimo. El tema del alcohol es complejo porque está aceptado socialmente. Nosotros hacemos una serie de jornadas con alumnos del sur de la provincia y exponemos cómo las estrategias de marketing de estas empresas llevaron a que en los últimos 20 años se haya quintuplicado el consumo de alcohol en jóvenes. Mostramos cómo evolucionaron los avisos y cómo fue bajando el nivel de edad de consumo.
 
¿Qué les toca a los jóvenes como responsabilidad en todo esto?
Los pibes no tienen la culpa… los pibes reproducen el mundo que los adultos dejamos. En el caso de la baja de edad de imputabilidad, por ejemplo, yo puedo entender que es una cuestión compleja, que cambió el delito, que sería interesante charlarlo en fuero de responsabilidad juvenil… pero en algún punto los pibes son consumidores de un mundo que generan los adultos, en todo: los pibes no hacen leyes, ni fiscalizan, ni controlan, ni son dueños de boliches, ni tienen empresas. No hay un mundo más cruelmente organizando por adultos que el de la noche. Desde ese lugar creo que los adultos nos tenemos que plantear ese modelo social. No sé de que nos horrorizamos cuando los pibes reproducen nuestra violencia.
 
¿Qué frutos ves que tu lucha desde el 2006 fue dando en el tema de la noche y su reglamentación, en la consciencia de los jóvenes?
Creo que los cambios son tan pequeños que parecen imperceptibles. Todavía la ley ni se reglamentó, imaginate… Pero creo que sí hay frutos. Hemos armado dos jornadas con más de 200 alumnos de provincia, con quienes intercambiamos información e intentamos generar cierta consciencia. Creo también que pusimos el tema en el tapete, está en la agenda política. Yo a veces cuando voy a hablar con funcionarios los intento involucrar, les hago la cabeza: ésa es la única posibilidad de cambio real. Si vos no generás una convicción, avanzás solo. El día en que el Registro tenga éxito va a ser cuando un pibe que va a un boliche llame denunciando que un patovica no tiene la credencial. Es una construcción cuerpo a cuerpo. A veces mi mujer se enoja porque estoy hablando a las 12 de la noche con una radio de Monte Chingolo… Pero al tipo ese que está escuchando la radio, que nunca lo voy a ver en mi vida, yo le quiero contar y decir.
 
Oscar frunce el ceño, piensa. Sabe que es la última pregunta y también su chance de redondear una charla oscilante. Remata:
 
Después de que la gente nos escucha, tiene que cambiar el modo de pensar sobre esto”.
 
Yo agrego: al menos despertarlo.
 

Vos, incluso vos, podés hablar

Por Fidel Hernández// Desde Singapur


No te vamos a callar, y eso que muy lejos estamos de ver el mundo con tu cara de aburrido.
No te vamos a llamar a silencio, por más que tus esquemas miedosos aburran al mundo en la cara.
No te vamos a tapar las palabras, pese a que, casi siempre, son funcionales a los discursos dominantes.
No te vamos a borrar las oraciones, más allá de que vos nos mandes a leer tus glorias.
No te vamos a quitar la voz, aunque sientas orgullo por haber convencido al 10 de la inutilidad de tener la pelota.
No te vamos a arrancar frases, y eso que para nosotros ganar no da derechos.
No te vamos a censurar, por más que para vos la generosidad no cotice en bolsa.
No te vamos prohibir la expresión, aunque anotes en el bando de los perdedores a los que descienden.
No te vamos a imponer verdades, más allá de que pienses que intentar jugar bien es un consuelo de los fracasados.
No te vamos a sacar la posibilidad de decir, y eso que la gloria te esquivó en muchos clubes.
No te vamos a tapar argumentos, aunque creas que comunicar es sólo un privilegio para los vencedores.
No te vamos a amarrar la lengua, pese a que defiendas que el éxito y la felicidad son lo mismo.
No te vamos a encintar la boca, por más que solamente la abras para demagogias oportunistas y miserables.
No te vamos a clausurar opiniones, aunque a vos te tengan podrido los que siguen insistiendo con la belleza del juego.
No te vamos a hacer enmudecer, y eso que suspender libertades para defenderse con dos líneas de 4 nos parece indigno.
No te vamos a negar la palabra, aunque te lo merezcas. Vos, incluso vos, podés hablar.

“La ATP es comparable con el FMI”

Martín Vassallo Argüello rompe con los esquemas del supuesto tenista tradicional que sólo piensa en su carrera. Habla del compromiso social y político que debe tener cada deportista como ciudadano, de cómo su vida cambió después de sus viajes por Sudamérica con el tenis, del Che y su influencia, de su sueño y sus ganas de formar un deporte popular, nacional y no elitista; y sus críticas hacia la centralización de los que manejan el tenis en el país. Dice y se preocupa por el paralelismo que hay entre las instituciones más importantes de tenis y las políticas de los años 90 del menemismo. Su futuro y su pasión por la política, su relación con el periodismo y su disfrute del día a día haciendo el deporte que más le gusta.
Se lo menciona como el “tenista culto”, como si fuese el único que se preocupa por los demás entre sus colegas, mientras que él desmiente ese simplismo. Actual 300 del mundo, saltó a todos los medios en 2006 después de dar un batacazo y llegar hasta los octavos de final de Roland Garros y firmar una cámara de televisión con un “HLVS” (Hasta la Victoria Siempre) en clara alusión al Che Guevara. Se habla de él más de política que de tenis, pero dice que son dos cosas inseparables y que van de la mano.
De cuna de padres militantes y relacionados con el periodismo y la política, nunca abandonó lo que siempre le quisieron inculcar desde chico: a luchar por las injusticias, a pelear por los que menos tienen. El pensamiento de un hombre que busca que los futuros tenistas del interior tengan las mismas posibilidades que los de Buenos Aires, que critica fervorosamente a la Asociación de Tenistas Profesionales por elitista, que celebra el momento actual del país y que festeja la diversidad de opinión y la discusión en busca de una mejoría para todos.
– En un ambiente en el que supuestamente el compromiso social no abunda y en donde lo que prima es el individualismo, demuestra tener un interés colectivo muy profundo.  ¿Es realmente un deporte egoísta el tenis?
– Que el tenis es un deporte individualista está claro, partiendo de la base que el principal objetivo de cualquier jugador o grupo de trabajo es progresar. Después hay que analizarlo profundamente: cualquiera actúa con una “mini empresa” que se vuelca sobre él, porque tiene su entrenador, su preparador físico, su psicólogo, su grupito de gente que trabaja para él y todo va en función de que ese jugador esté bien. Sus dolores son atendidos, sus malestares son escuchados, los tiempos son respetados, los caprichos otorgados y se lo empieza a malacostumbrar, porque es muy bien tratado y eso también lo pone en una posición un poco distinta a la del resto de la gente y de la sociedad. Que te duela un poquito el codo y entonces levantes el teléfono y digas “che, a la mañana no entreno” y tener a todo un grupo alrededor tratando de solucionar el tema del codo, no es algo que pueda hacer el resto de la sociedad. Eso hace que tengas que escuchar mucho más a uno mismo y dejar un poco a un lado a los demás, para saber bien qué hacer. Un jugador de tenis no debería estar ausente de la realidad que lo rodea por el simple hecho de que el deporte lo malacostumbró así, creo que ahí es en donde está la diferencia de cada uno. Yo lo que no creo es que la causa de que haya tenistas que no se preocupen por la realidad de su país sea que el deporte lo malacostumbró, porque cada uno piensa como piensa dejando de lado lo que haga en su vida. Un jugador de tenis que mira poco hacia afuera y se sensibiliza poco con los problemas de la sociedad sería exactamente igual si fuera arquitecto. No creo que tenga que ver con el deporte, pasa que es muy fácil confundirlo y decir que esa es la causa. Es lo mismo en grandes rasgos cuando se dice “bueno este chico es chorro porque la familia es pobre, porque no lo educaron”. Es una forma de simplificar las cosas y no se piensa las cosas que hay detrás para pensar porque ese pibe es pobre, porque no lo pudieron educar.
-¿Cómo fue gestando el compromiso social que lleva adelante hoy en día?
– Primero, por mi familia. Vengo de una sumamente militante, mis viejos en el 70 tenían 20 años, estuvieron con mucha actividad y lucharon mucho, como miles y miles de jóvenes, por la vuelta de la democracia. Mis viejos militaron en el Partido Intransigente y yo me crié entre el club Lanus, donde hacía cuanto deporte encontraba, en la escuela y en marchas. Eso me fue marcando. A partir de ahí, me fueron llevando a villas y fui viendo lo que era la realidad social, y me fue pegando duro. Pero creo que mi despertar, porque eso viene un poco arrastrado de lo que me decían mis viejos- periodista él, psicóloga ella-  fue cuando empecé a recorrer el país con el tenis, que empecé a ver algo más que Buenos Aires y, fundamentalmente, cuando me tocó hacer el primer viaje sudamericano, que fue a Venezuela, Colombia, Ecuador. Ahí pude trasladar a imágenes y vivencias personales de todo lo que fui escuchando durante esos 14 años previos, el hablar de las injusticias, de las desigualdades, de que había que repartir ganancias, de distancias entre clases sociales, todo eso lo fui viendo en carne propia. Cuando me tocó ir a Venezuela y de golpe estaba en el mejor club de ese país, donde una elite vivía una época de oro y tener que salir del mismo lugar con autos custodiados porque afuera era una favela atrás de otra, gente saqueando supermercados porque no tenían para comer y muchas otras marginalidades que nosotros también la sufrimos en su momento con el neoliberalismo de los 90. Todo eso me llevó a profundizar mucho más esa curiosidad que tengo por conocer la historia de Latinoamérica, por saber por qué pasan las cosas, por interiorizarme en los temas de la actualidad.
– Tu compañero y ex tenista Juan Pablo Guzmán, con el que crearon tu blog (Segundo Saque) está estudiando periodismo deportivo en ETER, ¿a vos te gustaría hacer algo así?, ¿te gustaría hacer algo desde la política?
– La política, sobre todo, creo que es algo que se hace todos los días y que se ejerce diariamente. Esa también es otra de las batallas que hay que librar y concienciar a la gente: es mentira que la política es solamente ir a sentarse a una banca de Diputados, Senadores o lo que fuere, o que la política es corrupción, o que son todos ñoquis. Se ha bastardeado mucho a la política y creo que todos los días tenemos que hacerla. En el momento en que me meto en un club y digo que una escuelita de tenis no puede costar 1500 dólares, sino que tiene que costar 300 y que ese financiamiento tiene que venir de otro lado, ya ahí estoy haciendo política, pero si a lo que vas es si asumiría un rol político, la verdad que no lo sé, pero estoy seguro que en el ámbito en que me toque voy a hacer política toda mi vida.
– Y si no es desde en un cargo, ¿en qué cosas específicas te gustaría involucrarte?
– Tengo ganas de desarrollar cosas desde el tenis. Creo que podemos hacer un deporte menos elitista, que ya lo está haciendo, pero falta mucho y veo todos los días chicos que se quedan en el camino por no tener ni siquiera la posibilidad de ir a una escuela.
– ¿Qué medidas específicas se podrían realizar para que el tenis desde la Asociación Argentina de Tenis (AAT) se convierta en un deporte para todos?
– Fundamentalmente, poder lograr entrar a las escuelas. Al tenis no se le da importancia en la primaria y la secundaria. Puede ingresar a través de los ministerios en todas las escuelas del interior, se pueden hacer cosas muy buenas, pero lo fundamental es descentralizar. Hoy en día un chico que vive en Capital juega veinte torneos, cuando uno de Bariloche juega cinco. Y ahí ni siquiera estamos hablando de dinero porque un chico de Bariloche quizás tiene la capacidad, pero no tiene torneos, no tiene gente cerca, no hay políticas de desarrollo de menores. Hoy el tenis de menores consiste simplemente en agarrar plata de la Copa Davis para pagarle algún que otro pasaje a Europa a los mejores 3 o 4 y nada más. No hay una escuela, no hay un centro de entrenamiento, la AAT no tiene un lugar de entrenamiento físico, no tiene canchas. Es una oficina, un grupo de gente- sin decir que lo hacen de mala fe- pero que no lo han encarado, no tienen la intención o no ha habido políticas para desarrollar en ese punto. Ahí también hay que hacer un paralelismo con la política. Yo no creo que el menemismo se haya equivocado o le hayan salido mal las cosas: sus políticas les salieron muy bien porque su política era esa: privatizar, aumentar la distancia entre la gente rica y la pobre. Yo creo que la política de la AAT no es que la estén errando en esas cosas, sino que no tienen la intención de descentralizar de Buenos Aires el tenis o sacarlos de los dos o tres clubes más elitistas.
– ¿Por qué pensás que quieren esa política centralizada?
– Hay muchas cosas. Tampoco escapa a la realidad de lo que es el país en general porque sucede que Buenos Aires también es el núcleo de todo. Tampoco es esperable que el tenis por si sólo y rápidamente sea un lugar de reacción o que no entre en esa lógica. El tenis entró en esa lógica como entró el país entero, ahora hay que generar políticas descentralizadas, pero tampoco hay que culpar a la AAT de ir en contra de una sociedad que apuntaba hacia eso. Yo creo que ahora que tenemos la posibilidad y los recursos, que Argentina tiene un montón de jugadores muy buenos, que hay Copa Davis, que hay ingresos por otros lados, hay una marea de entrenadores de primer nivel. Hay mucho material como para empezar a captar atención en el Interior, creo que el momento de llevar las exhibiciones, la Copa Davis, las escuelas, las academias, hacer intercambios, hay un montón de políticas que no es inventar nada, sino tomar las mejores cosas que se han hecho en otras Federaciones o mismo en el país en distintos otros rubros y copiarlas, pero para eso, fundamentalmente, hay que tener una voluntad de que haya un tenis nacional y popular que no existe hoy en día, porque hay algunos que piensan que el tenis nació para ser elitista. Es un tema para tratar, pero que recién ahora nosotros como jugadores o como gente de tenis lo estamos empezando a charlar, estamos viviendo lo que el país vivió en el 2003, anunciando que el camino que se había optado antes no da para más y que hay que buscar otras formas para salir adelante. Va a tardar años, pero se puede.
– ¿La Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) qué rol cumple para estas políticas de la AAT?
– Una especie de FMI (risas). Las políticas de la ATP son políticas netamente neoliberales, el mensaje que baja es totalmente comparable con las políticas que ofrece el FMI. Ofrece mucho dinero, beneficios, prestigio y ayuda sólo a los mejores jugadores del mundo, y el resto pasan a ser casi actores secundarios para que ellos puedan seguir jugando. La única diferencia, si se podría llamar de esa manera, que tienen con respecto al resto de la sociedad o del resto de las otras entidades es que ellos lo dicen abiertamente. Ellos en las reuniones que tenemos nos dicen que quienes más ganen partidos, más dinero van a ganar y que la ATP está lejos de ser una asociación comunista, que son capitalistas.
– ¿Sin vergüenza de decirlo, mencionan que a ellos no les importa los que tienen un ranking menor?
-Una de las cosas que más valoro de Europa en primer lugar y de la ATP es que son muy claros a la hora de expresar sus ideas, en esto hay una gran diferencia con lo que pasa en nuestra sociedad. Nosotros como gente de izquierda-centroizquierda el primer trabajo que tenemos a la hora de luchar contra la derecha es demostrarle a la sociedad que ellos son de derecha y hacerles decir las cosas que piensan, porque no las dicen. Por ejemplo, Berlusconi en discusiones abiertas con gente progresista del Sur dice “yo quiero que toda la plata quede en el Norte porque somos los que trabajamos y que el Sur si quiere subsidios que trabaje más, pero nosotros queremos que la plata quede en el Norte y a los inmigrantes los queremos echar”. Te lo dicen en la cara y eso acá no pasa. Macri quiere las mismas políticas que Menem, tampoco dice que a él la educación pública no le importa y que prefiere la privada. Esas cosas no las dicen, entonces el primer trabajo que tenemos que hacer todos es que Macri diga lo que en realidad piensa y recién ahí poder discutirle las ideas, en ese punto creo que la ATP es mucho más clara, más honesta, y si uno quiere cambiar el sistema lo tiene que hacer junto a tus jugadores, pensando que hay gente que piensa distinto para a partir de eso instalar un nuevo sistema. La ATP aumentó el dinero de premios el año pasado, pero no para todos. Consiguió un aumento del 18 por ciento en el dinero que estaba repartido en los jugadores, pero en primera, segunda y tercera ronda no hubo cambios, no hubo aumentos. El aumento estuvo destinado a la semifinal, final y campeón. Entonces, Federer, Nadal, Djokovic, los diez primeros del mundo fueron los que se terminaron llevando ese aumento, los que no les cambia mucho esa diferencia. Y entonces queda que quien más lo necesita termina sin recibir ese aumento. Por otro lado se termina generando lo mismo que en la sociedad, por eso las comparaciones no son forzadas, son totalmente naturales. Esto termina generando una cierta “marginalidad en el tenis” si querés llamarlo así. Esto quiere decir que si yo estoy 120 del mundo y no tengo ningún aumento, voy a empezar a dejar de utilizar al psicólogo, al preparador físico y termina viajando solo, sin contar con un equipo, sin entrenar de la mejor manera, durmiendo en hoteles de peor calidad, viajando distinto, recortando todo lo que puedo para seguir jugando al tenis. Está pensando en eso: proteger mucho a los grandes, a los muy buenos, para que sigan siendo grandes y muy buenos porque es lo que a ellos más les conviene a la hora de vender un producto.
– ¿Qué sentís que te falta hacer como tenista?
– Del tenis, a nivel deportivo, hice mucho más de lo que me hubiera imaginado. Todo lo que venga es super extra. Disfruto mucho de jugar al tenis, el día a día, de entrenar, de crecer y, sobre todo, de viajar y de ir conociendo. El viaje hace que muchas veces conozcas otra perspectiva de lo que pasa en el país y ver la realidad de lo que pasa afuera. Hoy en día es difícil conocer la verdad así como tal, como absoluta, porque- y no digo que esté mal- todo el mundo tiene intereses a la hora de hablar o de opinar, sobre todo en política. No creo que esté mal, me parece correcto que haya diarios que sean subjetivos para un lado o para el otro porque una sociedad se compone de todos esos actores. Mi objetivo y mi sueño como sociedad no es que Clarín cierre, sino que existan miles de diarios más que muestren otras cosas diferentes. Acá puede actuar la Ley de Medios. Leo mucho, sobre todo las posturas de Mariotto (Gabriel), que me parece, aparte de ser un tremendo dirigente, una persona que comunica excelente. Creo que es eso lo que necesitamos como sociedad porque de la forma actual no se puede. A la hora de viajar esto se ve también. Ver un poquito de afuera, ver un poquito de adentro, ver cómo nos miran, también me ha llevado a ver que el mundo entero con esto de la globalización y del intercambio de agencias que reparten noticias para todo el mundo, las realidades se repiten en todos los países. Lo que pasa en Italia con la prensa, es exactamente lo mismo que pasa en nuestro país. Lo que pasa en Brasil lo mismo. Estuve recientemente en Montevideo y charlando con gente que trabaja en Radio Nacional me contaban su historia y es una historia repetida, yo la podría continuar solamente cambiándole el nombre a los políticos, al diario y al país. Eso también hace que empiece a entender un poquito más la realidad, esto lo voy a seguir disfrutando y el tenis me ha brindado una herramienta maravillosa para todo eso, así que el simple hecho de poder seguir jugando al tenis un par de años más en el nivel que me toque y dedicándome al 100 por 100 y haciéndolo con felicidad, creo que ese el único objetivo que tengo.

VASALLO X 2
Los medios y el tenis

Desde chico ya convivía con el ambiente del periodismo por el trabajo de su padre. Hoy es él quien a través de su blog (Segundo Saque) se mete para tratar de poner algo diferente a lo que muestra habitualmente. Un ambiente en el cual en el último tiempo se decían muchas cosas de los tenistas sin estar metido en el mundo de este deporte y el respeto para los que lo ejerce de manera correcta.
-¿Los medios influyen a la hora de estigmatizar y poner a todos los tenistas en la misma bolsa?
– El tema de los medios como factor de verdades es una de las cosas que se ha instalado y que por lo menos merece ser discutida y analizada.  Que un jugador de tenis no sea sensible a la realidad social y decir instintivamente que es porque el tenis es así es un simplismo. No creo que sea la causa y de hecho hay muchos jugadores de tenis que están interiorizados, quizás no todos lo expresan, quizás no todos usen los medios que tienen de expresión para trascender las barreras del tenis y hablar de otras cosas, pero hay muchos tenistas involucrados en distintas maneras con la realidad y que saben lo que pasa alrededor- lo cual no quiere decir que yo comparta lo que piensan- pero en veredas opuestas a las mías o de mi ideología, también hay jugadores que opinan, que piensan, que charlan, que debaten y que conocen la realidad.
– ¿Cree que hay un atosigamiento que busca generar conflictos?
– Cuando se habla de tenis, de medios de prensa o de maneras de conducta, hablamos del micro clima del tenis, pero en el fondo no escapa lo que es el resto de la sociedad.  Lo que hace el periodista especializado en tenis  con el tenista es lo mismo que hace el periodismo de fútbol con el futbolista, es lo mismo que hace el periodismo a nivel nacional con la política nacional.  Se van generando distintas manías en el momento, distintas ondas porque vende, porque está de moda o simplemente porque cae bien tal o cuál persona. En el tenis, salvo en excepciones como la Copa Davis donde hay mucha plata en juego, no hay periodistas que opinen pensando en un factor económico, como si puede ser en el fútbol. Si sucede en otros ambientes, mucho en la política y en gran medida en el fútbol también. Que a un jugador que está saliendo de las inferiores, Niembro (Fernando) diga que es un crack, una estrella, ahí si ya hay plata de por medio y grandes consecuencias a partir de eso: el pase va a ser mayor, más gente prestándole atención. El tenis en ese punto está un poco exento. Yo creo que el periodismo especializado en tenis hace su trabajo y hay que respetarlo. Hay periodistas que tienen ganas de contar historias más profundas, hay otros que buscan causas de porqué se ganó, porqué se perdió y hay otros que apuntan más a la parte más cirquera-  no en tono despectivo, sino un poco más espectacular- que sería hablar de las peleas, decir esto, decir lo otro.

– ¿No puede repercutir en el juego de un tenista tanta prensa cirquera?
– Hay que saber diferenciar. Los de la prensa cirquera no son los que habitualmente cubren los torneos. Los periodistas especialistas en tenis los escucho, los leo. Puedo compartir lo que dice o no, me puede gustar el modo de decirlo o no, pero termina ahí, no deja de ser un comentario periodístico. Otro tema es que los periodistas, salvo algún que otro caso en particular, no inventan las cosas que pasan, pero los que hacen eso no son los que habitualmente cubren torneos con nosotros. Se manejan mucho con comentarios, el circuito es muy chico,  no hay posibilidad de escapar a los comentarios. Los periodistas son muy pocos y están dando vueltas entre nosotros. Comen con nosotros, caminan los pasillos, comparten el día de club, escuchan, se charla mucho off the record. Todos como tenistas tenemos que entender que lo que dicen esos periodistas lo dicen porque lo piensan o porque creen que están diciendo la verdad.
Hazaña del Che

Goldstein, Grosjean, Sluiter. Todos en cinco sets. Todos sufridos. Todos quizás impensados. En Roland Garros 2006, un desconocido Vassallo Argüello llegó a la cuarta ronda, perdiendo con otro argentino: David Nalbandian. Quizás, su logro tenístico más importante hasta la fecha, quizás el lugar donde hizo la locura más importante del torneo: firmó una cámara luego de pasar la tercera ronda con un “HLVS” (Hasta la Victoria Siempre), en clara alusión al Ché Guevara. En el medio de un deporte netamente neoliberal y capitalista, un icono de rebeldía sudamericana.
– ¿Por qué lo hiciste?

– Fue algo instintivo. Pensá primero que nada de eso era predecible. Que estuviera jugando en el Estadio Central de Roland Garros, mucho menos que gane y mucho menos que me vengan a poner una cámara para que firme la victoria. Se me vino ahí a la cabeza en el segundo, pero tiene que ver también con el contexto que estábamos viviendo. Veníamos de muchos años de sometimiento, de represión cultural por sobre todo, de represión de derechos, de clase. Con una clase política sumamente condescendiente a intereses ajenos a los nuestros. Era una época en la cual recién terminaba ese momento, estábamos en 2006 con Kirchner (Néstor), donde después de muchos años de retroceder en esas materias, creo que un poco empezamos a  reivindicarnos con esa faceta nuestra que estaba dormida. Quise gritar al mundo a través de esa cámara que seguimos peleando, que seguimos luchando, QUE EL CHÉ ESTÁ VIVO, que las peleas están vivas, que la lucha sigue y continúa y que poco a poco la vamos a ir dando vuelta.
¿Cómo apareció el Ché en su camino?

Apareció el Ché junto a tantos otros. Pasa que el Ché es la figura que más pega, que más nombre tiene y de la cual más se habla por lo que hizo. Es el más moderno de todos nuestros líderes latinoamericanos, pero he leído mucho y me tocó. Empecé a interiorizarme gracias a los viajes a Sudamérica que fui haciendo. Fui enterándome de figuras locales, como por ejemplo en Montevideo cuando visité el fuerte de Artigas o estar en Perú y ver toda la gesta Sanmartiniana, leer cosas de Monteagudo, Venezuela, Colombia, Ecuador y la influencia de Bolivar. Todas esas cosas hacen que uno abra la cabeza. El Ché es la figura más argentina que tenemos, más moderna y la que más llega sobre todo en los jóvenes.

Contra las cuerdas

La Federación Argentina de Boxeo (FAB) le quita ganancias a los deportistas y las repartes en manos de grandes empresarios. El ex boxeador, Sergio Palma, lo denuncia y va por todo en busca de la ley de este deporte de guantes.
Durante años sus peticiones no fueron escuchadas. Los golpes duros generaban knock-outs y seguían sin darles una mísera respuesta. Las peleas transcurrían y siempre era el mismo resultado: todos los beneficios para unos pocos y queda prohibido repartir equitativamente. Un proyecto de ley que busca una nueva reglamentación más igualitaria para los deportes de contacto para así frenar los abusos económicos de quiénes manejan el boxeo como si fuese un negocio y no un deporte. Una idea que busca, fundamentalmente, que se logren cumplir derechos tan importantes para cualquier deportista, para cualquier persona: salud digna y obligatoriedad de educación.
 Se los ve desde lejos como tipos humildes, duros y férreos. Como si nunca necesitaran una mano, una ayuda para sortear sus problemas, que siempre van a poder por si solos. Pero hoy sí la necesitan. Desde la creación de la Federación Argentina de Box (FAB), en ningún momento se les garantizaron todos los derechos a los boxeadores. Un deporte que se volvió más para los empresarios que para los deportistas, un deporte que encontró al socio indicado para callar estas injusticias dentro de la misma organización que debiera ampararlos y que necesita de una implementación de una ley para impedir que siga sucediendo.
 “Es vital que salga para frenar los abusos de estafa en los contratos. Al boxeador lo acostumbraron a no tener derechos, a que no se pueda asesorar ni participar de las ganancias, a no cobrar bolsas. Si alguno se lesiona no tiene ni una ART que lo cubra, ni que lo indemnice, ni él ni su equipo de trabajo”, denuncia la abogada Miriam Peral, abogada y escritora del proyecto para la Ley para el deporte Argentino. Una idea que surgió hace tres años, que hace dos está inscripto en la Dirección Nacional del Derecho de Autor y que no ha recibido respuesta alguna por parte de los legisladores de la Nación. “Nadie se preocupó ni para que se ponga en estudio en la Comisión de Deportes de la Nación y sea analizado, pero tenemos el apoyo total de los boxeadores, falta ahora el de los políticos”.
 El proyecto cubre todos los aspectos para lograr una mejora en las condiciones de trabajo de los deportistas. Desde obligar a que la relación laboral del deportista sea en blanco, hasta cuestiones educativas, desde cambiar la forma en que es distribuído el dinero generado por el boxeador, hasta obra social y aportes jubilatorios para todos los que trabajan con el deportista, sean técnicos, preparadores físicos o cualquier otro aparte que necesite.
 Uno de los asuntos fundamentales que toma ley es el derecho de explotación comercial de imagen. Actualmente, los boxeadores son víctimas y son utilizados de forma abusiva, dejándoles un vacío económico notable, en relación a todo lo que producen. “Existen convenios entre las empresas que transmiten en las cuales el deportista debería recibir el dinero por cada aparición, como por ejemplo cada vez que hay una repetición de cualquier pelea. Esto no impediría que su representante y la FAB reciban un porcentaje mínimo de los mismos, pero lo que busca es lograr que éstos últimos dejen de ser los que más reciben”, dice Peral. La ley también atendería el “derecho de sponsor”, pero establece que el  contrato debe estar regulado para que él sea el protagonista y maneje las condiciones del convenio, aunque obviamente su representante o la FAB, tengan derecho a recibir pequeños porcentajes.
Sergio Victor Palma, ex boxeador, actual entrenador y uno de los precursores de la ley, encuentra en los managers y los empresarios gran parte de los responsables de que suceda esto. Pero también lo ve mucho más claro en una institución que debería ser la aliada más condicional de todo boxeador: en la FAB. Denuncia que no actúa de forma correcta y que no es imparcial, ya que busca tener una remuneración económica. “Está funcionando como una entidad deforme, porque es juez y parte. Termina siendo presidente un capo mafia y como tal no puede regir, tiene que repartir”.
Palma, apodado “el boxeador culto” en su época de los combates del Luna Park, se escandaliza con la forma en la que les roban a sus colegas. “Piensan que somos todos boludos, el sindicato de los boxeadores lo crearon para tener un quisco para obtener subsidios del Estado con el pretexto de utilizarlo para el bien nuestro”. Actualmente allí funciona la obra social OBARA pero que el boxeador encuentra como insuficiente y utilizada para otros fines: “Dicen que tiene once mil afiliados, pero ninguno es boxeador, lo utilizan para otros asuntos raros. Son unos hijos de puta porque les pedís un favor y te buscan cualquier excusa para no darte importancia”.
Actualmente, la FAB no es la única institución que rige en el boxeo. A raíz de las imperfecciones e incoherencias del establecimiento más importante de este deporte surgieron nuevas que intentan dar los beneficios que les son negados. Su poder es mínimo comparado con el que otorga y resulta casi insignificante. El ex boxeador y actual periodista y poeta encuentra también allí una solución más drástica: “La actual comisión directiva debiera renunciar. La cúpula completa lo debe hacer para que la FAB no muera, de lugar a elecciones y que se forme un nuevo grupo de conductores del boxeo, unificado y sólido”.
Otro de los temas fundamentales de los cuales trata la ley y que no ampara la actual, es en el traspaso del supuesto amateurismo al profesionalismo. Supuesto porque los propios integrantes de la AIBA (Asociación Internacional de Boxeo Amateur), reconocieron desde hace varios años que ya no existe más el boxeo amateur, porque sus reglas son muy diferentes a las de los grandes combates, porque nunca se lo reglamentó como oficial y porque fundamentalmente no ampara derechos necesarios para un joven que aspira a boxear toda su vida. “Es una etapa imprescindible porque la enseñanza de una técnica deportiva no es la mecanización de muñequitos a cuerda, sino que se debiera tratar de aplicar una educación mucho más formal para crear ciudadanos, más allá del ámbito deportivo”, remata Palma.
“La idea es copiar lo que pasa en Cuba y tratar de generar deportistas con cierto nivel de cultura, con una buena educación y el secundario obligatorio en cualquier caso”, menciona Peral. Palma, cansado de que lo llamen el boxeador que se interesa por lo que sucede, el único que lee o se interesa por la realidad social, va por el mismo lado que la abogada: “Estoy harto que me digan ‘el boxeador culto y esas cosas’, es hora de primero dejar de lado ese prejuicio que los otros deportistas no son inteligentes y empezar a crear desde las bases jóvenes pensantes y laburantes”.
Es una ley que quiere salir. Es una ley que merece salir. Pero no lo hará hasta que no se masifique el mensaje, hasta que los legisladores se den cuenta de la forma en la que tratan los empresarios a los boxeadores y a los futuros deportistas. La abogada Miriam Palma es optimista, pero es realista de las condiciones actuales para realizarlo: “La idea es que empiecen a pensar en los intereses del deportista y no de los empresarios. Vamos en buen camino, tardará, pero va a salir”. Y saldrá.

Ciclones y Globos: técnica pedorra

Palpitando el clásico entre Huracán y San Lorenzo, ponemos bajo la lupa el trabajo de inferiores de estos dos equipos que se repite en otros planteles. El trabajo sobre la técnica, apurado por los grandes negocios, olvida la existencia del buen juego. Radiografía de un negocio que se comió la existencia de los caños.
¿Por qué? Sana pregunta que se suele hacer el ser humano. En este caso el aficionado, el amante del fútbol, del buen fútbol. ¿Por qué vemos lo que vemos todos los fines de semana en la cancha? ¿Cuál es la razón por la cual sólo 4 o 5 tipos de más de 30 años son los únicos que pueden meter un gol de tiro libre, tirar un cambio de frente preciso,  meter un pelotazo de 50 metros que sea un pase o, simplemente, parar la pelota y pensar? ¿Por qué es tan triste que Orteguita, Verón, Riquelme, Palermo y Almeyda se estén yendo? ¿Por qué no hay nadie que asome para agarrar la posta que ellos supieron dejar? Todas estas desesperadas y desconsoladas preguntas se resumen en algunas otras: ¿Por qué, querido fútbol, te has vuelto tan chato, pobre, gris? ¿Por qué el pase perdió su valor y el pelotazo a nadie cotiza en bolsa? ¿Por qué, añorada técnica, te fuiste sin que nos diéramos cuenta? ¿Cómo no te vemos desarrollada en los futbolistas profesionales? Estas inquietantes preguntas las responden los que más saben. Sabiendo que la primera del fútbol argentino es un reflejo de lo que pasa en las inferiores y siendo concientes de la triste realidad de la técnica en el fútbol les preguntamos a los especialistas en que se está fallando, porque la técnica es tan escasa y en consecuencia se ven partidos tan flojitos. Es así como profesionales de San Lorenzo y Huracán, clubes que supieron amar al balón, respondieron la pregunta que no nos deja si quiera soñar, dando su visión global de la  triste actualidad técnica en el fútbol argentino.
Ariel Borzillo, técnico de la octava de Huracán, levanta la bandera quemera y explica lo que significa la técnica para el deporte en sí: “El desarrollo de la técnica en general es y será la base necesaria para el desempeño futuro del futbolista y, a sus vez, para el enriquecimiento del deporte y el espectáculo”. Desde en frente, pero más unidos que nunca, con los colores azulgranas tatuados en el corazón,  la Chancha Rinaldi complementa: “Las inferiores tienen un nivel de mediocridades muy grande. Los representantes y los empresarios no dejan que se trabaje tranquilo, y todo lo trabajo, de lo que sea, se vuelve mucho más dificultoso”.
El bajo la lupa de los dos clubes habla de algunas situaciones en inferiores muy atípicas para lo cotidiano y para lo sano. En Huracán, son pocos los jugadores cuyos pases ya no tienen un porcentaje vendido a algún empresario. En San Lorenzo, la situación, incluso, es bastante peor ya que la dirigencia del club, en sus desventuras económicas pronunciadas, cedió a jóvenes a una empresa brasilera, Goal, dedicada al negocio de la televisión de su país y de América.
Siendo tan importante en el deporte amado, surge una pregunta de base: ¿Qué es la técnica? Borzillo anticipa y define: “Podemos definir técnica como la manera de ejecutar algún movimiento más eficiente y económico en cuanto al consumo de energía, para poder resolver alguna dificultad lo  mejor posible. Esto  sin duda mejorara los movimientos, dará más precisión, velocidad y coordinación en las decisiones, característica del futbol de hoy, entonces si  trabajamos  en inferiores más la técnica individual y colectiva mejorara el futbol. Me pregunto porque no se hace” Se lo pregunta, acto seguido, nos lo responde: “La respuesta de la mayoría de los entrenadores es que si se hace. Poco, pero se hace. Se dice que no hay material suficiente, no hay tiempo, los lugares de entrenamiento están en mal estado.  Es muy cierto. A pesar de todo, en un mínimo lugar, con escaso material, en campos de juego malos hay que hacerlo como obligación sobre todo en las categorías más pequeñas. Pero, ¿sabemos hacerlo, sabemos  enseñarlo? acá  es donde me paro yo como entrenador y pregunto si estamos capacitados para enseñar técnica. Mi opinión es que  en más del 50% este es el problema: quien y como enseñan. Habrá que rever entonces donde se aprende y que se aprende. Hay un empobrecimiento certero y visible en la técnica”
Los viles apuros económicos influyen en el mal desarrollo de la técnica. Impiden los ideales y convenientes desarrollos de las metodologías de trabajo. Así lo vemos cada vez que se venden a pibes desde las inferiores y así lo sienten ellos.
Por el bien del fútbol, San Lorenzo y Huracán se tiran paredes conceptuales. Resta poder entender, poder reflexionar y poder cambiar el trabajo en las inferiores para que estas mismas paredes se puedan ver en forma de pases y en la cancha. Y así desprendernos de una vez y para siempre de esta técnica pedorra que nos quitó las lágrimas alegres y nos condena domingo a domingo con un pelotazo al corazón.

La piedra

De Ernesto Guevara

Me lo dijo como se deben decir estas cosas a un hombre fuerte, a un responsable, y lo agradecí. No me mintió preocupación o dolor y traté de no mostrar ni lo uno ni lo otro. ¡Fue tan simple!
Además había que esperar la confirmación para estar oficialmente triste. Me pregunté si se podía llorar un poquito. No, no debía ser, porque el jefe es impersonal; no es que se le niegue el derecho a sentir, simplemente, no debe mostrar que siente lo de él; lo de sus soldados, tal vez.
—Fue un amigo de la familia, le telefonearon avisándole que estaba muy grave, pero yo salí ese día.
—Grave, ¿de muerte?
—Sí.
—No dejes de avisarme cualquier cosa.
En cuanto lo sepa, pero no hay esperanzas. Creo.
Ya se había ido el mensajero de la muerte y no tenía confirmación. Esperar era todo lo que cabía. Con la noticia oficial decidiría si tenía derecho o no a mostrar mi tristeza. Me inclinaba a creer que no.
El sol mañanero golpeaba fuerte después de la lluvia. No había nada extraño en ello; todos los días llovía y después salía el sol y apretaba y expulsaba la humedad. Por la tarde, el arroyo sería otra vez cristalino, aunque ese día no había caído mucha agua en las montañas; estaba casi normal.
—Decían que el 20 de mayo dejaba de llover y hasta octubre no caía una gota de agua.
—Decían… pero dicen tantas cosas que no son ciertas.
—¿La naturaleza se guiará por el calendario? No me importaba si la naturaleza se guiaba o no por el calendario. En general, podía decir que no me importaba nada de nada, ni esa inactividad forzada, ni esta guerra idiota, sin objetivos. Bueno, sin objetivo no; solo que estaba tan vago, tan diluido, que parecía inalcanzable, como un infierno surrealista donde el eterno castigo fuera el tedio. Y, además, me importaba. Claro que me importaba.
Hay que encontrar la manera de romper esto, pensé. Y era fácil pensarlo; uno podía hacer mil planes, a cual más tentador, luego seleccionar los mejores, fundir dos o tres en uno, simplificarlo, verterlo al papel y entregarlo. Allí acababa todo y había que empezar de nuevo. Una burocracia más inteligente que lo normal; en vez de archivar, lo desaparecían. Mis hombres decían que se lo fumaban, todo pedazo de papel puede fumarse, si hay algo dentro. Era una ventaja, lo que no me gustara podía cambiarlo en el próximo plan. Nadie lo notaría. Parecía que eso seguiría hasta el infinito.
Tenía deseos de fumar y saqué la pipa. Estaba, como siempre, en mi bolsillo. Yo no perdía mis pipas, como los soldados. Es que era muy importante para mí tenerla. En los caminos del humo se puede remontar cualquier distancia, diría que se pueden creer los propios planes y soñar con la victoria sin que parezca un sueño; solo una realidad vaporosa por la distancia y las brumas que hay siempre en los caminos del humo. Muy buena compañera es la pipa; ¿cómo perder una cosa tan necesaria? Qué brutos.
No eran tan brutos; tenían actividad y cansancio de actividad. No hace falta pensar entonces y ¿para qué sirve una pipa sin pensar? Pero se puede soñar. Sí, se puede soñar, pero la pipa es importante cuando se sueña a lo lejos; hacia un futuro cuyo único camino es el humo o un pasado tan lejano que hay necesidad de usar el mismo sendero. Pero los anhelos cercanos se sienten con otra parte del cuerpo, tienen pies vigorosos y vista joven; no necesitan el auxilio del humo. Ellos la perdían porque no les era imprescindible, no se pierden las cosas imprescindibles.
¿Tendría algo más de ese tipo? El pañuelo de gasa. Eso era distinto; me lo dio ella por si me herían en un brazo, sería un cabestrillo amoroso. La dificultad estaba en usarlo si me partían el carapacho. En realidad había una solución fácil, que me lo pusiera en la cabeza para aguantarme la quijada y me iría con él a la tumba. Leal hasta en la muerte. Si quedaba tendido en un monte o me recogían los otros no habría pañuelito de gasa; me descompondría entre las hierbas o me exhibirían y tal vez saldría en el Life con una mirada agónica y desesperada fija en el instante del supremo miedo. Porque se tiene miedo, a qué negarlo.
Por el humo, anduve mis viejos caminos y llegué a los rincones íntimos de mis miedos, siempre ligados a la muerte como esa nada turbadora e inexplicable, por más que nosotros, marxistas-leninistas explicamos muy bien la muerte como la nada. Y, ¿qué es esa nada? Nada. Explicación más sencilla y convincente imposible. La nada es nada; cierra tu cerebro, ponle un manto negro, si quieres, con un cielo de estrellas distante, y esa es la nada-nada; equivalente: infinito.
Uno sobrevive en la especie, en la historia, que es una forma mistificada de vida en la especie; en esos actos, en aquellos recuerdos. ¿Nunca has sentido un escalofrío en el espinazo leyendo las cargas al machete de Maceo?: eso es la vida después de la nada. Los hijos; también. No quisiera sobrevivirme en mis hijos: ni me conocen; soy un cuerpo extraño que perturba a veces su tranquilidad, que se interpone entre ellos y la madre.
Me imaginé a mi hijo grande y ella canosa, diciéndole, en tono de reproche: tu padre no hubiera hecho tal cosa, o tal otra. Sentí dentro de mí, hijo de mi padre yo, una rebeldía tremenda. Yo hijo no sabría si era verdad o no que yo padre no hubiera hecho tal o cual cosa mala, pero me sentiría vejado, traicionado por ese recuerdo de yo padre que me refregaran a cada instante por la cara. Mi hijo debía ser un hombre; nada más, mejor o peor, pero un hombre. Le agradecía a mi padre su cariño dulce y volandero sin ejemplos. ¿Y mi madre? La pobre vieja. Oficialmente no tenía derecho todavía, debía esperar la confirmación.
Así andaba, por mis rutas del humo cuando me interrumpió, gozoso de ser útil, un soldado.
—¿No se le perdió nada?
—Nada —dije, asociándola a la otra de mi ensueño.
—Piense bien.
Palpé mis bolsillos; todo en orden.
—Nada.
—¿Y esta piedrecita? Yo se la vi en el llavero.
—Ah, carajo.
Entonces me golpeó el reproche con fuerza salvaje. No se pierde nada necesario, vitalmente necesario. Y, ¿se vive si no se es necesario? Vegetativamente sí, un ser moral no, creo que no, al menos.
Hasta sentí el chapuzón en el recuerdo y me vi palpando los bolsillos con rigurosa meticulosidad, mientras el arroyo, pardo de tierra montañera, me ocultaba su secreto. La pipa, primero la pipa; allí estaba. Los papeles o el pañuelo hubieran flotado. El vaporizador, presente; las plumas aquí; las libretas en su forro de nylon, sí; la fosforera, presente también, todo en orden. Se disolvió el chapuzón.
Solo dos recuerdos pequeños llevé a la lucha; el pañuelo de gasa, de mi mujer y el llavero con la piedra, de mi madre, muy barato este, ordinario; la piedra se despegó y la guardé en el bolsillo.
¿Era clemente o vengativo, o solo impersonal como un jefe, el arroyo? ¿No se llora porque no se debe o porque no se puede? ¿No hay derecho a olvidar, aún en la guerra? ¿Es necesario disfrazar de macho al hielo?
Qué se yo. De veras, no sé. Solo sé que tengo una necesidad física de que aparezca mi madre y yo recline mi cabeza en su regazo magro y ella me diga: «mi viejo», con una ternura seca y plena y sentir en el pelo su mano desmañada, acariciándome a saltos, como un muñeco de cuerda, como si la ternura le saliera por los ojos y la voz, porque los conductores rotos no la hacen llegar a las extremidades. Y las manos se estremecen y palpan más que acarician, pero la ternura resbala por fuera y las rodea y uno se siente tan bien, tan pequeñito y tan fuerte. No es necesario pedirle perdón; ella lo comprende todo; uno lo sabe cuando escucha ese «mi viejo»…
—¿Está fuerte? A mí también me hace efecto; ayer casi me caigo cuando me iba a levantar. Es que no lo dejan secar bien parece.
—Es una mierda, estoy esperando el pedido a ver si traen picadura como la gente. Uno tiene derecho a fumarse aunque sea una pipa, tranquilo y sabroso ¿no?…

Profundizando en Che.Un hombre nuevo.

Carolina Scaglione, guionista e investigadora de Che. Un hombre nuevo, junto a Tristán Bauer, director del documental, nos cuenta detalles de los doce años de investigación, cómo consiguieron las imágenes y documentos inéditos y saca sus conclusiones. Además, sentencia: “No puedo verlo personificado en un actor”.
Carolina Scaglione, guionista e investigadora de Che. Un hombre nuevo había trabajado con Tristán Bauer, director de la película, ya en Cortázar y en Los libros y la noche, sobre Jorge Luis Borges. Actualmente, desde la Universidad de San Martín, está haciendo programas para Canal Encuentro.
Durante doce años se sumergió en la figura de Ernesto Guevara. Tuvo acceso a los documentos -ya no- secretos de las fuerzas armadas bolivianas, a cartas y poemas que guarda la familia del Che, y le dio la posibilidad a Rafael Guevara, sobrino de Ernesto, de hacer la voz en off  que representaba la de su tío.
 ¿Cómo surgió la idea de hacer Che. Un hombre nuevo?
 En Cortazar hay una secuencia dedicada al Che donde Cortazar lee un poema muy lindo que le escribió cuando se enteró que lo habían matado: “Mi hermano despierto/ mientras yo dormía”. Buscando imágenes para ilustrar esa secuencia salió la idea de investigar para hacer la película. Comenzamos en ese momento con la idea de que fuera una ficción. Nos dimos cuenta que era insuficiente, con una ficción no podíamos retratar la imagen del Che, una imagen tan fuerte.  Hay experiencias que lo representan pero a mí personalmente no me gustan, no lo puedo ver personificado en un actor. Quizá en Diarios de Motocicleta es diferente porque es joven. En las otras, personalmente, no me la creo.
A raíz de una conversación con Rafael Guevara, abrimos los ojos. Nos instó a conocer un montón de materiales inéditos y a mostrar esa imagen que no se conocía atrás del guerrillero heroico. También paramos muchas veces. Fue un camino de idas y vueltas.
 ¿Por dónde viajaron durante la investigación?
 Hicimos todo el recorrido de Bolivia y  de Cuba. En Bolivia encontramos materiales del ejército boliviano, primero los encontramos medio de casualidad y después con la asunción de Evo Morales le pedimos autorización para filmar los documentos. También nos autorizó a filmar el diario del Che en Bolivia que está en el Banco Central. La otra pata fue la familia y la mujer del Che que nos abrió todos los archivos personales que tienen ellos guardados.
 ¿Qué es lo que más te sorprendió del Che a lo largo de la investigación?
 Todo. Básicamente, el gran descubrimiento de su faceta de escritor que tenía. Esto de combinar la acción y la reflexión teórica; no es frecuente en un ser humano. Eso me sorprendió mucho. Después, los poemas dedicados a la mujer, nadie se imaginaba eso. La esposa nos permitió incluir dos. Esos poemas, de Pablo Neruda y de César Vallejos se los dejó él cuando fue a luchar al Congo. Ése fue otro descubrimiento, amaba la poesía y siempre tenía algo a mano.
 ¿De grande también escribió?
 Escribía narraciones básicamente. Para mí son espectaculares. Una de ellas es La piedra, que le dedica al a madre cuando se entera de su muerte.
 ¿Su desarrollo de la fotografía cómo fue?
 De joven lo tenía, su papá filmaba mucho en ocho milímetros. Se ve que ya lo traía de familia. De hecho en México trabajaba de fotógrafo.
 ¿Creés que políticamente llegó a influir más la familia que el viaje?
 El Che era un ser especial desde que nació, con una mirada y personalidad distinta. El viaje le hace descubrir el mundo, enfrentarlo y encontrarse con Fidel para dedicar la vida a la Revolución que son casualidades no tan casuales.
 ¿Por qué crees que llegó a frivolizarse la figura del Che apareciendo en remeras, mochilas y otras cosas?
 Pienso que es un ícono absoluto, visualmente es perfecto y se le dio mucho peso a esta figura de guerrillero y hombre de acción. Pienso que son momentos. Pasó el tiempo, llegó el momento de ponerse a profundizar y analizar. Antes solo estaba la imagen del guerrillero, del ícono y de las remeras. Antes mencionabas al Che y eras un desaparecido.  Hay todo un proceso histórico que permite que se lo analice, estudiarlo y entenderlo desde otro lugar.
 ¿Pensás que las críticas que le hacía a El Capital o sus pensamientos alrededor del Hombre Nuevo se pueden llegar a estudiar académicamente?
 Sí, supongo que sí. Ahora no estoy tan metida en el ámbito académico. Lo llamativo de él es que se pudo llegar a esa profundidad, a ese estudio y a anticiparse cuarenta años a los hechos cuando escribe que La Unión Soviética conduce al capitalismo. Tiene la capacidad de estudiar, observar y analizar para darse cuenta que el rumbo no estaba bien anticipándose un montón de tiempo antes. 
 En el documental se muestra una lista de libros que iba leyendo. ¿Qué te llamó la atención del a misma?
 Él era un gran intelectual y muy culto. Leía de todo: teatro, geografía, geometría, historia… Pero sobre todo poesía. Creo que era más una cuestión de método y de orden. Era una persona muy metódica, en su libretita escribía, con un color marcaba una cosa, con otro hacía un comentario, se autocorregía. Después lo pasaba a tinta incluso. Leía varias veces sus propios escritos y les iba haciendo correcciones. Eso te habla de una persona súper meticulosa, profunda y que lo hace de verdad.
 Uno de los valores máximos alrededor de su figura es la coherencia. Habiendo investigado su vida durante doce años, ¿encontraste alguna contradicción?
 La verdad que no. Hay miles de anécdotas de gente que trabajó con él que demuestran que era durísimo y recto. Hasta en detalles de la vida cotidiana. Como ministro de industria recorría las distintas industrias de la isla. Cuando iba él, la gente le hacía un súper recibimiento con una comida especial y él comía con todos los trabajadores y al que le había organizado esa comida lo castigaba.
 ¿Por qué pensás que su posición política se formó fuera de Argentina y no tanto acá?
Si bien viajo bastante por acá en bicicleta solo, pienso que se le despiertas después de ver la realidad del continente en su totalidad y ver que los problemas no eran nacionales sino continentales. A partir de ahí, toma esa conciencia: luchar contra el imperialismo, que es el verdadero enemigo de los pueblos. Viajando es que se encuentra con Fidel y la historia sigue.
¿Te hubiera gustado agregar algo más al documental?
Lamentablemente sí. Sobre todo en la parte de su trabajo en Cuba, hay tantas grabaciones, discursos, hablaba de minería, cosecha de tabaco, energía, había tanto material que hubo que dejar afuera. A mi me hubiese gustado, por ahí, especificar más en ciertas partes específicas del trabajo que estaba proponiendo para industrializar la isla y económicamente creciera. Hubo mucho que dejamos afuera. Una de las mayores dificultades fue sintetizar todo. Y eso que dura más de dos horas la película.

«En mi ABC, la A está acá»

Pampa Yakuza viene desde hace nueve años tocando y sacando discos. La banda que, con una formación populosa, hace rato dejó de ser “la que una vez tocó con Capusotto”, viene ganando en seguridad y público sin detenerse. En proceso de grabación su quinto disco, la voz de Pampa, Hernán Saravia, habla de cómo es autofinanciarse y ser fieles consigo mismos.
¿Cómo se ponen de acuerdo respecto de decisiones musicales, financieras, de traslado y de convivencia nueve personas?
¡Es imposible! (risas) somos nueve tipos que vamos en un rango de edades desde los 26 hasta los 37. Entonces tenemos distintas formas de ver un montón de cosas, además de lo que es la historia personal de cada uno. Hay gente que está casada, gente que tiene pibes, algunos con mucho tiempo libre, otros separados. Un poco de todo. Hay un crisol de estados particulares. Algunas cosas tratamos de delegarlas en una parte del grupo que es más lucida para esa cuestión. Y otros son mejores en otras cosas. Descansás en que, al que le toque cumplir determinada función, la haga de la mejor manera y lo más pesado lo ponemos a votación de todos. Somos bastante pluralistas en eso, tratamos de consensuar.
 ¿Cómo lidian con un laburo de día y además todo el tiempo que lleva la banda?
 La realidad es que no está bueno. Es difícil muchas veces porque tenés ganas de dedicarle más tiempo. Pero todavía no nos deja un dinero como para vivir de esto. Sino tendrías que vivir con mamá para que te pague la comida y eso ya no da.
Lo que sí tratamos es que el trabajo no interfiera mucho con la banda. O sea, tenemos laburos en los que nos podemos dar ciertos permisos. Si tenemos que hacer una nota o ir a dar un acústico a una radio a las doce del mediodía, bueno… nos vamos.
 ¿Cómo es el proceso de financiar una banda?
 De nuestros laburos no tocamos nada. La banda se autogestiona. Todo lo que venimos haciendo está relacionado con tocar o los discos, las remeras, los pines… todo lo que pueda sumar es lo que permite que mantengamos la sala y que podamos grabar un nuevo disco. Este disco que viene ahora, que lo vamos a hacer con Oscar Righi y Pepe Céspedes (ambos integrantes de la Bersuit Vergarabat), lo vamos a pagar nosotros.
 ¿Qué tiempos manejas con el disco nuevo?
 Estamos en la etapa de preproducción desde Mayo, componiendo canciones. Es la recta final antes de entrar a laburar con Righi y Céspedes con los temas.  La idea es juntarnos con ellos en Noviembre y entrar a grabarlo entre Dicembre y Enero. Esta es la primera vez en siete años que no nos vamos de gira por la costa para poder trabajar en esto. Todo no se puede. Pero es un lindo motivo.
 ¿Qué fue cambiando a partir de Carnaval para tu desconsuelo (2003) y Orilla (2005) hasta Únicoysentido (2007)?
 El primer en disco nos agarró buscando qué hacer. O sea, teníamos un puñado de canciones pero no teníamos una cohesión de banda como para decir “estamos recontra seguros de lo que queremos hacer y como lo vamos a plasmar en un disco”. Apareció la oportunidad de hacerlo. Que es decir: apareció un tipo con una plata, el primer Mecenas de la banda como decimos siempre, y confió en esto. Entonces dijimos: “tenemos la guita acá ¿qué vamos a hacer? ¿la vamos a delirar? No, vamos a grabar un disco” .Teníamos catorce canciones y metimos doce en el primer disco. Metimos todo lo que había porque no había más. Los shows eran cortitos (risas) ¡Teníamos menos de veinte presentaciones como banda antes del primer disco!
Algo de magia igual debía haber porque esos temas los siguen pidiendo. Había buena materia prima. La gente atesora las canciones del primer disco.
 Con Orilla, estábamos mucho más cancheros. Estábamos más seguro, tocábamos un montón en esa época. Para veinte o treinta personas, no importaba. Tocamos mucho y mejoramos las interpretaciones bastante.
 Y ni hablar con Únicoysentido donde ya teníamos otra cabeza, otra dinámica de trabajo. Yo creo que crecimos mucho como banda, como grupo incluso y la forma de conectarnos internamente. Nos empezamos a entender mucho mejor y a respetar las ideas musicales de cada uno. Es el disco que mejor encierra lo que Pampa propone artísticamente. Esperemos superarlo con el que viene.
 ¿El futuro de la música es la mezcla de géneros?
 Sí, no pasaba eso hace diez años. La cosa no estaba tan abierta como ahora. Yo creo que en eso influyeron los festivales, donde tocan un montón de bandas y hay mucha gente distinta conviviendo y no hay bardo. Antes era mucho más territorial. Una especie de “ghetto” donde era Los Redondos o Soda Stereo. Me parece que hoy por hoy al más fanático de Los Redondos le da por las bolas que esté Cerati postrado. Creo que eso habla bien de nuestro país. Estamos más abiertos y menos estancos. Creo que las bandas mismas, que antes eran “encasillantes”, ahora transitan por los géneros con más soltura y sin el prejuicio de “yo no puedo tocar esto”. Eso está buenísimo. Además, nos pasa a todos que nos cansamos de tocar siempre lo mismo. Cuando vas a ver un recital de una banda que hace lo mismo, pensás “por acá ya pasamos, yo esto ya lo escuché”. Es como que se están auto-afanando. La música también es diversión.
 ¿Cómo fue el proceso de grabar un CD y DVD? ¿Estar tocando en vivo pensando “esto va a quedar grabado”?
Empezamos a pensarlo en Octubre de 2008.  Nos habíamos planteado para 2009 hacer algo distinto. Podía ser un disco nuevo en estudio pero no había tantos temas todavía. Entonces pensamos en un disco en vivo y nos convenció. Y surgió de hacer un DVD con el disco.
Pensamos qué cosas queríamos mostrar y cómo lo queríamos hacer. Metimos la gira por la costa, los arreglos de las canciones para el show y  el show en sí mismo. Son muchas cosas para considerar: las luces, la ambientación, la ropa, las tomas. Además queríamos que tuviera un lugar importante la gente. Queríamos contarle un poco, para quien no conoce la banda, cómo es nuestro público.
Desde un mes antes del show ensayábamos todo el show todos los días y eso nos permitió disfrutarlo porque estábamos muy tranquilos. Había adrenalina pero teníamos mucha confianza. Fue todo un aprendizaje.
 El número pasado entrevistando a Juan Palomino, que tiene la banda Negros de Miércoles, nos decía: “soy actor pero antes soy ciudadano y quiero opinar”. ¿A ustedes les pasa eso?
 Lo que pasa con las notas es vienen muy guionadas a veces: ya saben lo que te tienen que preguntar. Yo creo que los músicos tienen una situación escénica por un determinado momento y eso hay que aprovecharlo para bien y sacarle el jugo. Puede ser para contar una historia en formato canción o una realidad en tres minutos y medio. Pero que lo que digas sea interesante. Está bueno que ir a ver una banda no sea sólo un pasatiempo sino que funcione algo en la cabeza, que te deje algo más. Hoy si ponés la radio escuchás muchas cosas pero no escuchas nada, la tenés de “matasilencio” nomás.
En un show no pasa eso, la gente está más conectada con lo que está pasando. Y esa oportunidad de conectarte con la gente no la querés dejar pasar. La mejor manera es componer con recursos que embellezcan las canciones y tener algo para decir que no sea tan pasatista…
 Con letras como Tirando, por ejemplo…
 Sí. Yo no digo que soy el poeta del siglo XXI pero dentro de mis virtudes trato de sacar lo máximo que pueda. No para que los demás digan “mirá este pibe qué bien que escribe” sino para demostrarme a mí que no dejé pasar la oportunidad de contar algo bien, algo interesante y llegar a la gente. Lo mismo pasa con las canciones nuestras. No son elaboradísimas pero hay una búsqueda más allá de lo superficial de tres acordes.
 En ese tema tocan con Capusotto ¿cómo surgió la posibilidad y cómo fue tocar con él?
 Cuando escuchó Tirando, el productor de Orilla nos decía, “yo esto lo siento como un recitado”. Capusotto en ese entonces no era Pomelo, no era el superstar de ahora, estamos hablando de 2005. Conseguimos un teléfono no sé cómo y lo llamé. Me preguntó dónde, cuándo y se apareció en el estudio. Le contamos cómo era más o menos lo que queríamos. Hizo dos tomas y nosotros, que ya no queríamos romperle las bolas con nada, le estábamos dando las gracias por venir. Aplausos, gracias de nuevo y nada más. ¡Pero se quedó tomando mate y hablando dos horas! Hablamos de peronismo y de Racing. Tenés que estar atento para seguirle el tren porque es una máquina. Cuando se fue nos quedamos pensando “che, le podríamos haber pedido que grabe dos o tres temas más”. Para nosotros le puso un plus de categoría al tema.
 Además nos pasó algo muy lindo con él. El día que grabó le regalamos una remera de la banda y cuando hizo la publicidad de su programa la tenía puesta. La gente nos decía “che, está Capusotto con una remera de ustedes en la calle”. Al final, un día venía en el auto y lo veo en un afiche gigante. Me bajé para arrancarlo. Pensaba “soy un mogólico tengo mas de 30 años y estoy arrancando un afiche en la calle”. Lo tenemos guardado.
 ¿Qué es lo mejor que les dio la música?
 Lo que más disfrutamos, suena cursi pero es así, es lo que la gente nos devuelve. Son cosas que decís: “¿esto lo generamos nosotros?” pero no es pecar de humildad, es que no lo podés creer. Uno se divierte haciendo canciones y le gusta mostrarlas porque te llama estar arriba de un escenario pero lo que pasa con la gente es muy fuerte.
Otra cosa que tiene la música es que conocés gente o llegás a lugares que de otra forma no hubieras llegado nunca. Gente de lados muy distintos que te escribe desde Paraguay, Uruguay, Chile. Gente que nunca vio la banda. O la vió por You Tube o por My Space. O te escriben de México preguntándote cuándo vas para allá y la verdad es que nos cuesta llegar a Rosario. Son cosas que si se dan, que nosotros confiamos que van a pasar, nos vamos a pellizcar.
A veces nos planteamos de jugárnosla y quemar naves. Algún día va a ver que hacer eso, tampoco podemos esperar toda la vida. Pero yo creo que se va a dar naturalmente ese proceso.
 ¿Cómo imaginás el futuro de la banda?
 Creo que nos va a ir bien con el próximo disco, que nos va a seguir abriendo puertas. Mientras que sigamos componiendo, hagamos canciones que fundamentalmente nos gusten y podamos trasmitirle ese gusto a la gente, eso les va a llegar. Tratamos de construir a través de los años una carrera que sea sólida sustentada en los pilares de hacer canciones que nos gusten y que nos sintamos cómodos tocándolas. Si el día de mañana dejamos de pensar en comunicar y empezamos a pensar en meter un hit en la radio, estamos meando afuera del tarro.  Si después alguna canción nuestra la pega, bárbaro. Pero esperamos que todo lo que esté atrás de esa canción esté igual de bueno o más. Yo creo que se nos va dar.
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