Una banda chica en trayectoria pero grande en el peso que tiene. Con un público variado y ya definido, estos siete locos demuestran su amor por la música en una mezcla exquisita de ritmos latinoamericanos.
“Si bien nos sentimos muy argentinos, creemos que América, desde el río grande para abajo, es una sola. Y eso es lo que intentamos reflejar con la música”. Alerta Pachuca es una banda conformada por siete jóvenes que transmiten la unión sudamericana en sus letras, haciendo un recorrido por todos los ritmos latinos. Se formaron hace poco más de dos años – en un viaje a San Pedro- y, con mucha fuerza de voluntad, ya lograron grabar un disco.
“Existe una búsqueda de identidad musical que se va logrando con el paso del tiempo”, comenta Gabriel Golzman, quien junto a su compañero Juan Lucchesi comenzaron el grupo. “Hacemos música de diferentes estilos, que intenta ser popular y experimental al mismo tiempo”, continúa Gabriel. En sus canciones exploran ritmos movidos, pasando por la salsa, la rumba, el candombe, la cumbia y el son cubano, con la ayuda de una amplia cantidad de instrumentos como el charango, la trompeta, guitarras acústicas, quena, bajo eléctrico, teclado y acordeón, entre otros. “Todas las canciones que tocamos son nuestras. Tenemos más instrumentos que músicos, y eso lo vamos manejando depende el tema que tocamos”, confiesa Juan, el mayor compositor del clan y creador, junto a Mauricio Ermann de una escuelita llamada “Espacio Pachuca”, donde dictan clases de música para chicos.
“Hacemos una mezcla de muchos géneros sin atarnos a nada y eso nos permite divertirnos”, se aventura Malena Caporaletti, quien junto a Juan, Gabriel, Mauricio, Martin Golzman, Santiago Rebottaro y Miguel Villaveiran, conforman este extraordinario conjunto que reside en el barrio de Parque Chas.
Alerta Pachuca, a pesar de ser una banda ya conformada, sigue ofreciendo shows callejeros, y se publicitan –con la ayuda de su representante Agustín Schapchuk- a través de volantes y su página de Internet – www.alertapachuca.com.ar -.
La singularidad de su nombre refiere, sin duda, a la originalidad de la banda. “Buscábamos un nombre amigable. Nos gustaba la palabra Pachuca por la musicalidad que tiene y decidimos buscarle algo que la precede y que quede bien”, asegura Martín; quien luego admite que su elección se debió también a una anécdota del grupo: “un día estábamos jugando a la Play Station, donde existe un equipo llamado Pachuca – por la ciudad mexicana- y nos llamó mucho la atención porque todos sus jugadores eran pelados”.
Sin embargo, la personalidad de estos siete locos no sólo se transmite a través de sus provocativas canciones, sino que tienen la habilidad de convertir sus conciertos en una verdadera fiesta; donde la formalidad entre la banda y el público desaparece y se transforma en una ida y vuelta de complicidad y entusiasmo. Con total seguridad se podría decir que este grupo alienta y fortalece la transformación musical, al innovar el concepto de banda. Y como dice una de sus canciones: ¡Viva la revolución!
Para poder escuchar la banda y estar al tanto de las novedades:
www.alertapachuca.com.ar
www.myspace.com/guaiamestiza
Archivo por meses: junio 2010
Las raíces a través del arte
El arte es uno de los vehículos principales de la cultura: canto, poesía, danza; se desprende una forma de ver al mundo. Se trasmite un legado. Pero en culturas despreciadas y ocultadas, como la de los pueblos originarios de América, el arte toma una nueva cara, es reclamo, protesta, quien ayuda a mantenerlas vivas, en circulación.
«Sí, no fueron derrotados para siempre. Resistieron con la palabra. Cantan todavía», Osvaldo Bayer (Prologo del libro Kallfv Mapu).
“Somos gente de la tierra”
Desde niña, Beatriz Pichi Malen, cantó. Tenía problemas en la garganta, a veces le subía la fiebre y le dolía tanto que su madre, una mujer mapuche que desconfiaba profundamente de la medicina occidental, debía llevarla al médico. Cuando los dolores pasaban, Beatriz volvía a cantar.
Ya de adolescente estaba acostumbrada a su enfermedad, le habían ofrecido operarla pero su madre, con simpleza ancestral, dijo “¿Cortarle el cuerpo? Si ella nació con todo” y huyó despavorida. Beatriz, que nació en Los Toldos, provincia de Buenos Aires, en una comunidad Mapuche, poco conocía de su cultura. Ante sus incesantes preguntas, la madre respondía “los mapuches son como somos nosotros”. Pero a ella la explicación no le alcanzaba, quería saber “cómo eran esos Mapuches de antes”. Y, como el que busca encuentra, un día chocó con los cantos.
“En nuestra cultura creemos que todos llegamos a Ragi Mapu (tierra del medio) con una labor pendiente, mientras uno busca concretarse como persona va conociendo y se va dando cuenta a qué vino. Yo tuve la suerte de saberlo por mi enfermedad de garganta”, dice Beatriz. “Me habían arrebatado mi acervo cultural, mi memoria, entonces el canto mapuche se colocó en mi garganta, de manera inusual porque no sabía el idioma, pero aprendiendo, cantando, me curé”. Ella dice que no quiere contar fantasías ni mística, pero sabe que las Newen (las fuerzas) son muy celosas y que si uno no las desarrolla, lo enferman. Lo comprobó hablando con las Machis, encargadas de curar en las comunidades, que comenzaron a serlo de grandes, también enfermaban. Ella en su búsqueda, fue señalada por los cantos, y con la ayuda de una joven que se apiadó de su ignorancia descubrió su idioma, su lengua.
Lo lleva como un legado, aunque nadie le dijo que debía representar a su comunidad, asumió el compromiso. “Es una responsabilidad tremenda, pero uno no puede echarse atrás. Como todos los animales, hasta como el agua, se tiene que seguir el curso cuando se encuentra un camino”, dice Beatriz. Y así viaja de punta a punta por el mundo, atravesando montañas y mares, y se pregunta, sólo a veces, ¿Cómo personas tan lejos de su cultura, que no hablan ni español, podrán comprender lo que ella canta en Mapuche? Pero la duda dura poco, cuando abre la boca y el canto se presenta, se impone en el ambiente, de forma genuina. Y no hace falta explicaciones, no importa dónde esté, los cantos se defienden solos. “Lo más reconfortante, para mí, sigue siendo cantarle al público mapuche. Porque es un desafío, hacerlos vibrar con lo propio”, agrega.
En una de sus travesuras, como le gusta llamar a sus proyectos, pensó en una mujer toba, una quechua, una colla y una mapuche. Las imaginó celebrando, en agosto, cuando las lluvias pasan y el suelo se prepara para recibir semillas. Pensó “qué bonito sería sembrar junto a ellas canciones de nuestras lenguas”. Y nació el CD “Cuatro mujeres”, donde a pesar de ser diferentes culturas se sienten unidas por la misma raíz: la tierra.
Antiguos Dueños de las Flechas
En el 2001 Tonolec viajó a dar un recital a España. En ese entonces, se llamaban Laboratorio Wav, y habían ganado un concurso de MTV Latinoamérica, haciendo música pop-electrónica. Allí compartieron escenario con Amaral, Julieta Venegas, Aterciopelados y María Gabriela Epumer. En el fervor del viaje sintieron que la música que hacían no los representaba como artistas argentinos. “Le faltaba color local, ese sabor de la tierra a la que uno pertenece”, explica Charo Bogarín, cantante y compositora del dúo.
En crisis volvieron a sus pagos, el Chaco, y se volcaron a pensar cómo darle ese color, sin perder como herramienta musical a la electrónica. “Y ahí estaba la música toba. De raíz. De los pueblos originarios. Un canto colectivo, de carácter, que nos conmovió hasta la última fibra”, cuenta Charo. Junto a los Tobas, comenzaron a transitar el largo camino del aprendizaje. Conocieron los sonidos del canto, su idioma, sus bailes. Con ojos nuevos vieron al mundo, que se abría ante ellos más armonioso y se comprometieron a escucharlo. “La música toba tiene un sentido muy profundo de comunión y hermandad con todo lo que los rodea”, dice Diego Pérez, quien pone música y logra templar a la voz indomable de Charo. Dicen que los Tobas les enseñaron el valor del silencio.
Orgullosos, como Beatriz, viajan mostrando su fusión pero también dando puntas de una cultura ignorada. “Hay una gran curiosidad adentro y afuera por conocer sobre las raíces culturales de cada país, de cada continente. Las veces que viajamos al exterior, encontramos mucho interés y, por sobre todo, respeto del público. Nos manifiestan al final de nuestros recitales que quieren saber más sobre los Tobas”, cuenta Charo y agrega que se sienten privilegiados de ser mensajeros y difusores de una cultura ancestral. “Esto tiene su peso y lo tomamos con absoluta responsabilidad”.
Y es que sienten que es responsabilidad de todos cuidar “los pequeños grandes tesoros de nuestra tierra”. “Nuestro granito de arena como artistas es revalorizar esta cultura, como símbolo de múltiples etnias aborígenes que tenemos dentro de Argentina, y con ellos difundir a través de nuestros cantos, su lenguaje”, dice Charo. “Porque toda cultura perdura a través de su idioma, y esto es así, a través de su lengua viva”.
Ese pueblo azul
Nestor Barron estaba harto de oír esa moda de hablar bien de las culturas originarias. Harto de no ver algo concreto. Harto de esos hombres de letras que con una postura “políticamente correcta” teorizan con pinzas y las analizan bajo lupa. Harto, convenció a su editor de que debían traer al mundo real un objeto concreto. “Un libro –planteó-, que aún sigue siendo el soporte de información más confiable y duradero con que se cuenta. Un objeto que el poeta puede llevar encima y mostrar aunque esté en medio de un camino desierto y sin mediar electricidad ni máquinas”.
Y recopilando nació Kallfv Mapu o Tierra Azul, una antología de poesía mapuche.
Los pasajes de libro son como trampolines, que disparan al lector hacia un mundo cercano pero desconocido. “Con ellos viven las piedras, los colores, los arroyos; nos hablan los árboles, los ojos de la naturaleza viva en la noche; nos traducen los cantos de los pájaros que son distintos hora tras hora, y también las palabras del viento al pasar por la tierra azul… El Sur”, dice Osvaldo Bayer en el prólogo del libro. Y es que en sus palabras, los mapuches, nombran lo sagrado y lo intangible, la naturaleza y su geografía.
Kallfv Mapu fue pensado para cruzar las barreras del ámbito específico de las culturas originarias, su creador quería verlo en cualquier librería, para que pueda acceder a él un público amplio. “Y la recepción de la antología fue muy buena en general. La gente se mostró muy entusiasmada con la posibilidad de leer a estos poetas”, dice Nestor. Y agrega, que él no seleccionó los poemas sino que convocó a los poetas, que decidieron qué trabajos los representaban.
Para mantener vivas a las culturas reprimidas, Nestor cree que, “el arte es el único vehículo confiable y efectivo”. “La poesía es astuta –dice- sabe filtrarse en cualquier hueco y encuentra siempre una manera de hacerse oír”. Cuenta que los poetas mapuches siempre fueron ignorados por los medios gráficos y audiovisuales, que les niegan el espacio, pero ellos comprendieron que había una grieta en el sistema oficial, que es Internet. Y allí nadie puede censúralos o callarlos. “Hoy algunos de estos poetas son invitados a los lugares más lejanos –China o Australia, por dar ejemplos- para que lleven su voz y su cultura, y esto fue posible gracias a su insistencia y al uso de un medio supuestamente ajeno a la cultura originaria”, agrega.
La palabra que te nombra
Estos artistas concuerdan en que tiene mucha importancia poder plasmar al arte desde distintos idiomas ancestrales. Que sólo con su circulación pueden vivir las culturas.
Beatriz Pichi Malen entiende que el idioma es central porque verbaliza la construcción del pensamiento: “Si uno puede a través de la boca, desde un sonido, dar cuenta de ese mundo que conoce, pasa a ser vital, porque si hablamos un idioma ajeno se pierden cosas: la geografía se impone fuertemente, porque nombramos lo que vemos, lo que sentimos. Nuestro pueblo le habla el agua, las piedras, las raíces, los animales, lo intangible”.
Nestor agrega que somos, mal que nos pese, sólo lenguaje. Somos la manera que nombramos nuestro universo. Y esto está aún más claro en culturas como la mapuche, en la que el ser humano no es dueño de la tierra sino que pertenece a ella; de hecho, la palabra con que nombran su lengua, mapudungu, significa literalmente “habla de la tierra”: es la tierra la que da existencia a la palabra y por lo tanto al ser humano. “Se entiende así la lucha actual de los mapuches por recuperar su espacio geográfico: sin territorio no hay lengua. No se trata de un lugar para vivir: se trata de la vida misma. Sin tierra no hay idioma, sin idioma no hay mapuches”, reflexiona.
Y el arte acompaña la lucha, “el canto es pretexto para sacarnos la angustia o regocijarnos con alegría, es también un reclamo porque somos gente de la tierra pero SIN tierra. Una cultura que se quiso ocultar, hacer desaparecer. Pero estamos asomando tímidamente, y construimos desde el pasado pero también del futuro. Porque en el hoy construimos el mañana. El canto está en todos lados, es un derecho. Podemos hablar y podemos cantar”, explica Beatriz. Y Charo suma que lenguaje es, también, una herramienta de poder.
Tulio Cañumil, profesor de mapuche en la Universidad de Buenos Aires resalta que en esta lucha no hay que perder de vista la esencia de su lengua. “No hay que vaciarla de contenido, en simples traducciones, hay que entender cómo se piensa a partir de ella y de ahí crear”.
“Si hay algo que tenga sentido y efectividad para iniciar cualquier camino de encuentros, eso es el arte -finaliza Nestor- cada persona es, inevitablemente, la cultura que la formó. El intercambio abierto y sin forzadas identificaciones entre personas y culturas –eso es arte- es quizá la única posibilidad de encuentro y unión”.
Salmo
Waranka, Meli Pataka, Ailla Mari Epu
Turpu ngünel
Trokiñchenofel iñchiñ
Welu langümngekiñ
Küruz ñi duam meu.
SALMO 1492
Nunca fuimos
El pueblo señalado
Pero nos matan
En señal de la Cruz.
GRACIELA HUINAO
Cómo se produce el milagro
Ambientado con una luz cruda que va ganando intensidad, “El Milagro” es una interpelación al absurdo, a la fugacidad, a la superposición de información y la virtualidad. Desde el humor, que no impide instantes intensos y dramáticos, se enfrenta a distintos momentos y modos de estar presente. Pero sobre todo, es un debate sobre la vida en común y la relación con los otros.
Guilherme Morais llegó a Argentina desde Brasil, y aterrizó en el Centro Cultural de la Cooperación a través de un festival de danza independiente. Allí se cruzó con Gabily Anadón que dirigía un taller de investigación escénica. La curiosidad y el interés del bailarín brasilero lo acercaron al proyecto y finalmente se incorporó al equipo de trabajo. Recuerda que en los primeros momentos había en el grupo, sobre todo en aquellos con una formación específica de danza, bastante incertidumbre, y costaba imaginar el desarrollo de este taller de danza y política. “Al principio no bailábamos, teníamos encuentros con filósofos, sociólogos, mucho material de lectura y audiovisual. Era mucha información. De hecho, el nombre de la obra tiene que ver con eso, parecía que necesitábamos un milagro para poder integrar todo el material” confiesa Morais. Fue un camino que requirió tener presente que más allá de ser un bailarín, todos son personas involucradas en una sociedad. Atravesadas por una vida cotidiana. Entre los artistas hay brasileros, argentinos, venezolanos y cubanos. Cada uno con su aporte particular, pero con un escenario indiscutible: Latinoamérica.
Entrar en la sala, más allá del rol a asumir, implica entrar en juego y aceptar el caos. Tiene un papel central la idea de fugacidad, la presencia de elementos que no llegan a ser y que se transforman en otras. Superposiciones de cosas que ocurren en un mismo instante, y otros momentos en los que pareciera no pasar nada, pero que en realidad es el vacío o la quietud que están teniendo lugar. “Se da una fuerte manipulación de la atención, porque creemos que la vida es así, te parás en una esquina de Av. Corrientes y hay mil cosas alrededor tuyo y de repente te detenés en una única información, rápidamente pasas a otra, y de pronto te encerrás en tu mundo, luego otros focos, de pronto mil focos” reflexiona Morais.
“Manifiesto Coca-Cola” se llama el texto de una de las escenas, que consta de frases cliché que son lanzadas por los intérpretes mientras juegan al fútbol. “Tiene que ver con las contradicciones que tenemos todos dentro y sobre un modo de hacerse cargo de las cosas muy hipócrita, del estilo de `salvemos al mundo del calentamiento global´” dice Morais, autor de las líneas. Otra escena fuerte, que hace transitar al público por emociones contrapuestas en un lapso corto de tiempo, es la del Increíble Hulk. En un principio se escuchan risas, hasta que el silencio se va a apoderando de la situación, por el atroz reflejo de la violencia que nos acosa en las relaciones cotidianas.
El cuestionamiento disparador era el de ellos como artistas en el escenario. Rechazaban la idea de ser poseedores de una información que el público debía recibir. El objetivo era de ruptura, con las jerarquías escénicas, con el rol del público, con la estructura de una obra. “No queríamos bajar una determinada línea o representar algo acabado, no queríamos transmitir información, queríamos compartir sensaciones” afirma Morais. Pero el objetivo no era inicialmente crear un espectáculo, fue un proceso paulatino en que el trabajo fue cobrando un sentido (o varios) hasta llegar al escenario por decantación. “No nos proponíamos hacer una cosa distinta, súper radical. Ni tampoco queríamos que fuese un laburo que necesitara una charla posterior para explicarlo. Queríamos provocar algo en la gente, que no pudiesen abandonar la sala sintiéndose indiferentes. Porque nosotros mismos como intérpretes estamos presentes en cada momento de la obra a full, y nos vamos con mucha energía, queriendo más” confiesa Morais.
El jueves 17 de junio se desarrolló su última función en la Sala Solidaridad del Centro Cultural de la Cooperación, pero con el incentivo de ProTeatro, ya están en busca de un nuevo destino. El primer jueves de mayo cuando se estrenó “El Milagro” el público enmudeció por el impacto. La prensa tardó en alzar la voz, pero los creadores estaban conformes, con la sensación de haber transitado una experiencia muy fuerte. A la semana siguiente, la historia fue otra. El público con cada función que pasa se anima a más y se involucra en el devenir de las escenas, y los intérpretes, relajados, dejan que florezca con intensidad la esencia del trabajo hecho. Las respuestas fueron muy positivas, como la de un maestro de danza que salió muy conmovido y les escribió que no podía hacerles una devolución, porque sentía que como público era tan responsable de la obra como ellos. Objetivo cumplido.
Creadores: Leandro Valle (Brasil); Lucía Lacabana (Venezuela); Guilherme Morais (Brasil); Santiago Dragani (Argentina); José Antonio Más Morales (Cuba)
Directora y creadora: Gabily Anadón (Argentina)
Cantante: Julieta Rosso (Argentina)
Para estar al tanto de los nuevos destinos de la obra y ver videos relacionados:
www.centrocultural.coop/videos/el-milagro.html
www.elmilagrolapieza.blogspot.com
El grito de las periferias
Aunque estemos en tiempos de algarabía Mundial, ¡las pelotas qué el show debe continuar! Paremos la mano, que hace un año en Honduras las Fuerzas Armadas se alineaban al Congreso e instrumentaban un golpe militar. Como siempre, las consecuencias fueron, son y serán fatídicas. La violencia injustificada con que se ideó primero, y se ejecutó después no hizo otra cosa que sembrar espinas en una tierra fértil para asegurar los derechos de todos los humanos. Paremos la pelota, en plena Copa del Mundo, que Honduras está ensangrentada, censurada, agrietada por las esquirlas que no desaparecerán rápido, sobre todo, porque los gobernantes de turno, afines al golpe de Estado, prefieren este Estado de las cosas.
Paremos la bocha, aunque Argentina dé síntomas que puede seguir en carrera en Sudáfrica, porque a miles de kilómetros del continente negro, los síntomas son negativos. Haití está en coma, desde siempre, y ahora, más que nunca. A casi seis meses del terremoto, que mató a más de 700 mil personas y dejó en las calles, a la intemperie, a casi un millón, la situación se agrava a diario. La comida no alcanza, las condiciones de vida son inhumanas para gran parte de la población y la ayuda internacional continúa brillando por su ausencia. Consecuente con el Premio Nobel de la Paz recibido, Barack Obama prefirió enviar fuerzas de seguridad para contrarrestar tanta angustia y necesidad.
En las elecciones presidenciales en Colombia, Juan Manuel Santos, el delfín del actual presidente Álvaro Uribe, se impuso y asumirá la gobernación. Dime lo que piensas y te diré quién eres: «Al presidente Piñera lo conozco desde hace años y le tengo una gran admiración». Piñera es la misma persona que defendió en múltiples oportunidades a Augusto Pinochet, uno de los mayores genocidas de la historia de la humanidad, conductor de la cruenta dictadura que azotó a Chile entre 1973 y 1990. “La verdad es que el hecho de haber trabajado para un gobierno, incluyendo el gobierno militar no es pecado, ni es delito», dijo Piñera. Cuando Pinochet fue encarcelado en 1998, Piñera habló en su defensa: «Los Pinochet merecen toda nuestra solidaridad, la familia está viviendo momentos muy difíciles», vociferó hace más de diez años.
África, hoy iluminada por los flashes alimentados por el negocio del fútbol. Latinoamérica, hoy olvidada por las cámaras que sólo enfocan el sur del salvaje continente. Ambos, vastos territorios opacados por las sombras de las luces apuntando al dinero concentrado. En las periferias del mundo, el grito es uno solo: «Las pelotas, el show no debe continuar».
No me quieras porque gané
Marcelo Bielsa es un paradigma para aquellos que, todavía, aplauden con placer el fútbol ofensivo. Ojos Rojos, un documental chileno, analiza su aparición en Chile y cómo es que el técnico se supo ganar el cariño de toda una población, que hoy pone todas las fichas en él.
Marcelo Bielsa sostiene en su mano derecha una estaca. La tiene que clavar en el lugar predeterminado de la cancha, en pleno entrenamiento de la selección chilena. Empieza a caminar. Marca los pasos, hunde sus zapatillas en el césped, traza el recorrido. La coloca y la extrae, una y otra vez, ofuscado por no hallar el sitio indicado. La escena, de casi un minuto, hasta que incrusta la vara, es una de las imperdibles de Ojos rojos, documental reciente sobre el recorrido de Chile en las Eliminatorias para Alemania 2006 y Sudáfrica 2010. Denota detallismo, búsqueda de la perfección y la linda locura futbolera de Bielsa.
Los directores Juan Ignacio Sabatini, Juan Pablo Sallato e Ismael Larraín captaron esa secuencia en la exclusiva práctica a la que el Loco les permitió ingresar. Instantes de intimidad y puro fútbol, como la única vez que entró una cámara al vestuario, en los festejos de la clasificación a Sudáfrica, en Medellín ante Colombia, no sin la mirada rocosa pero tierna del DT. Ojos rojos, estrenado el 6 de mayo pasado, es un boom del otro lado de la cordillera. En cuatro días se convirtió en el documental más visto en la historia del país, por encima de Salvador Allende, de Patricio Guzmán. Se trata de un film que cuenta mediante la pelota la relación triunfo-derrota de la sociedad chilena, no exenta de nacionalismos y volteretas emocionales.
El registro de los ejercicios en la práctica con las palabras en off del rosarino extraídas de las conferencias de prensa es un acierto de la película. “No me quieras porque gané; necesito que me quieras para ganar”. El trío director se presentó ante Bielsa cuando tomó la selección para comentarle la idea del trabajo, iniciado en 2003. De sus bocas salió la palabra “intimidad”, y el Loco los sacó carpiendo. Pero, a fuerza de sensibilidad, lograron su empatía. Bielsa valoró el proyecto y piensa utilizar la cinta para motivar a sus jugadores en la Copa del Mundo, a lo Pep Guardiola en el Barcelona.
“Buscamos, a través de los matices que nos da el fútbol, como la observación de la reacción frente a la derrota y a la victoria, una pequeña reflexión de parte del espectador, de cómo nos comportamos, para que cada uno saque sus conclusiones”, coinciden Sabatini, Sallato y Larraín, quienes frente al tropiezo de la Roja para Alemania 2006 decidieron darle un giro a la aventura y filmar hasta una clasificación, que fue la siguiente. Así, entrevistaron a personalidades, como al escritor Eduardo Galeano, a Evo Morales -quien confiesa que llegó a ser presidente de Bolivia gracias al fútbol- y a taxistas de América Latina (el argentino, divertidísimo, disecciona los estilos de juego de Basile y Bielsa). También incluyeron la historia de Sergio Riquelme, un humilde reportero radial que hace lo imposible para contarle a su pueblo del Sur el andar de la selección. Un personaje de un cuento de Fontanarrosa, que tras la caída de local ante Brasil fue el único que en la conferencia destaca que, a pesar del 0-3, el planteo fue sólido, ante los colegas de los medios poderosos. “Vive al margen del circo mediático que cubre al fútbol”, suma Sabatini.
La película se estrenó también en México, principal refugio de exiliados durante la dictadura de Pinochet. Lo recaudado sirvió de ayuda para los damnificados del terremoto que jaqueó a Chile. Existe la posibilidad de que arribe a la Argentina. La prensa trasandina recordó que Bielsa es un documental en sí mismo. En parte, lo tiene. El periodista Christian Rémoli, con su productora Koala, rastreó testimonios de las adyacencias del DT en Bielsa, el hombre de la máscara de hierro. No es entrevistado él, igual que en Ojos rojos. Pero es un buen retrato, que se ve puede ver en YouTube.
Chile vive ahora sumido en un clima de gran esperanza. Y triunfalismo. Aumentó la oferta de plasmas, las encuestas lo dan como ganador de su grupo -España, Suiza y Honduras- por amplio margen, proponen nacionalizar y santificar a Bielsa, Diputados liberó a los trabajadores en los horarios de los partidos, y más. Se asemeja a la Colombia previa a Estados Unidos ´94, que luego asesinó al defensor Andrés Escobar, autor del gol en contra de la eliminación.
“¿Y qué pasará si se pierde? De acuerdo a la experiencia, pedir la cabeza del entrenador, del Santo Bielsa, puede ser poco”, escribió un hincha en el diario ciudadano El Morrocotudo. “Un día Bielsa va a ser el mejor entrenador que hemos tenido; después lo vamos a crucificar”, adelanta otro, en los primeros tramos de la película y de Marcelo técnico. ¿Cómo reaccionará entonces Chile si se topa con una frustración en un fútbol dominado por el exitismo? “Ojos rojos sabe mejor que nadie que la historia es cíclica, que ahora se está arriba y se volverá a estar abajo. Que habrá que saber caer, y volver a aceptarse tal cual somos, jugando como nunca y perdiendo como siempre”, aporta Sebastián Kohan, uno de sus productores. “Deberíamos aclararle a la mayoría que el éxito -dice Bielsa como apertura del film- es una excepción, y que los seres humanos sólo de vez en cuando triunfan”.
Camisetas latinoamericanas
El Mundial de Sudáfrica despierta una novedad importante: son 34 los jugadores que se ponen una camiseta distinta a la de su lugar de nacimiento y, de esos, seis son latinoamericanos. ¿Cómo reciben los hinchas paraguayos la incorporación de Lucas Barrios a su selección?, ¿cómo ve la prensa la llegada de Néstor Ortigoza y de Jonathan Santana a Paraguay?
Las uniones entre los pueblos latinoamericanos no se reducen sólo a aspectos económicos, políticos o culturales, sino que también los motivos deportivos se hacen ver y escuchar constantemente. Año tras año, los casos de futbolistas nacionalizados son más reiterados y las causas más diversas. El Mundial de Sudáfrica muestra una nueva escena, que se vuelve escusa para el análisis: 34 futbolistas se ponen camisetas diferentes a las de su país de origen.
Son seis lo que nacieron en un país latinoamericano y representan a otro a país hermano. Ellos son: Jonathan Santana, Néstor Ortigoza y Lucas Barrios nacidos en Argentina y representando a Paraguay; Guillermo Franco nacido también en Argentina y jugando para México; y, por último, en Chile, se encuentran Matías Fernández, argentino de nacimiento, y Jorge Valdivia nacido en la República de Venezuela. La FIFA, en su reglamento oficial, dictamina que para que un jugador tenga “relación manifiesta” con una nación y pueda jugar para esos colores el deportista debe: haber nacido en el territorio de ese país, que hayan nacido los padres del futbolista en dicha nación, que haya nacido alguno de los abuelos del jugador o que haya vivido por lo menos dos años allí. Siempre y cuando el jugador no haya jugado para otra selección anteriormente, cumpliendo cualesquiera de esas cuatro condiciones puede jugar. Bajo esta reglamentación Paraguay presenta tres futbolistas nacionalizados: Lucas Barrios (madre paraguaya), Néstor Ortigoza (padre paraguayo) y Jonathan Santana (madre paraguaya). A estos tres hay que sumarle a Gerardo Martino, nacido en Rosarino y director técnico del equipo.
Sin dudas, la relación entre Paraguay y Argentina excede de manera evidente los temas futbolísticos, pero estos son los que en el actual mundial se escuchan con más fuerza. Un periodista paraguayo, Miguel Ángel Cáceres, le contó a NOS cómo trata el pueblo y la prensa a estos tres futbolistas: “Lógicamente la opción de nacionalidad asumida pasa a generar antes que comentarios, incertidumbre. Santana ya tenía lo suyo jugando en las eliminatorias y por eso pasó a ser un referente más entre los seleccionados del Martino, luego vino lo de Ortigoza, que en su primer partido, directo en eliminatorias, dejó una muy buena imagen y fue ganando cariño con su nivel en Argentinos Juniors y aun más con el campeonato ganado. Ahora, lo de Lucas Barrios, lo primero en asumirse fue que venía en lugar de Salvador Cabañas- ídolo paraguayo que no puede disputar la copa mundial por el balazo que recibió en su cabeza a fin del año pasado- y lo que generó fue incertidumbre y comentarios varios, pero luego de su gran actuación en los amistosos previos al mundial los comentarios fueron todos positivos. A partir de esto, la predilección sobre los nacionalizados es: Lucas, Jonathan y Néstor, en ese orden. Con respecto a los medios las situaciones son diferentes, pues uno como parte de esta actividad tiene conocimiento cómo anda tal o cual jugador. Pero no se puede negar que se ha generado todo tipo de comentarios sobre estos. Pero las respuestas las dieron jugando los afectados Pero hay que verlos en el mundial, ahí va a estar la última palabra”. La situación en Paraguay no es diferente a la de Argentina, culturas y pueblos hermanos que tienden al resultado para efectuar la última palabra. Sin embargo, los futbolistas se sienten felices de defender la camiseta guaraní en un mundial. Lucas Barrios, sin querer vender humo, declaró reiteradas veces “Me siento orgulloso de vestir esta camiseta, yo me siento paraguayo. Yo no puedo prometer goles, pero si mucho sacrificio por la bandera” Es una sola bandera que flamea en lo alto de Sudáfrica, es la bandera latinoamericana que representan 7 equipos: Argentina, Brasil, Chile, Honduras, México, Paraguay y Uruguay. Por su parte, Néstor Ortigoza, afirmó: “Estoy orgulloso de defender la camiseta de Paraguay, no me canso de decirlo, y voy a dar lo mejor de mí en la selección. Estoy muy contento de poder estar en un mundial.” Lenguas maliciosas podrán decir que juegan para Paraguay porque no tienen chances en Argentina, podrán decir también que la opción de nacionalizarse es un plan B para jugar un mundial pero lo cierto es que la camiseta la tienen bien puesta y sin especulación alguna dijeron: “Si, quiero jugar en Paraguay, defender a estos colores y a esta bandera”. Santana resume el sentimiento: “no me arrepiente en absoluto de la decisión de representar a Paraguay pues siempre la afición me ha hecho sentir un paraguayo más”. Ser un paraguayo más, ser un argentino más, es lo mismo que ser un latinoamericano más.
Otro de los casos que grafica la unión de Latinoamérica es Marcelo Bielsa, director técnico de Chile, quien lejos de alimentar la estúpida y supuesta rivalidad que hay entre argentinos y chilenos apoyó al país vecino no sólo en lo deportivo, sino elogiando su estructura de país: “Si bien no tengo una vida social amplia, acá me siento reconocido. Doy la gratitud a la gente en general y al pueblo en particular. Yo creí que el fútbol chileno estaba por debajo de lo que encontré en mi estada acá. El fútbol responde al crecimiento de todas las instituciones, pues todas tienen proyectos de desarrollo serio, realizable. Respeto mucho el país que ustedes han construido». Detrás del elogio está el respeto, pilar fundamental de una unión tan existente como necesitada de un crecimiento aún más profundo y significativo.
Está claro que en el deporte puede haber diferencias en un resultado, en una copa, en un gol, pero las diferencias que diferencian no existen, porque somos un único pueblo hermanado por la gente, por Latinoamérica unida.
El machete
De cuando la riqueza condenó a Chile




El pasado mete la cola
arte colum
Ese festival bajo consignas claras sin fines de lucro, esa voz del artista para resaltar, esa banda que recorre el circuito under abriéndose camino, esa obra de teatro sin los aplausos que merece, esa película sin la posibilidad de circulación dentro de las reglas del mercado, esa pintura revolucionaria que todavía no llegamos a ver…
Esa es la motivación para impulsar y divulgar esas manifestaciones que tienen sus propios lineamientos y gran coherencia, bajo una única consigna… el arte, con la amplitud que eso implica.
En este número que inaugura el nuevo diseño de Nos:
El histórico director de cine argentino, Hector Olivera, con veinticuatro películas en su haber, La Patagonia Rebelde entre sus más conocidas, habla del cine argentino en la actualidad, su carrera y su última película, El mural.
Frente al festival del gobierno de la ciudad con priorización de compañías de circo internacionales, contaremos como fue el poco mediático festival de circo alternativo.
Contamos la seguidilla de acciones, irregularidades y reclamos ocurridos en el cierre del Espacio Cultural Bonpland.
Como es y será costumbre en Nos, se podrá encontrar la sección de bandas. Inmaduros es la banda que nos acompaña en este número.