Hace tres meses, pocos días antes de que se hiciese pública la llegada de Chevron a la Argentina, publicamos una nota sobre la destrucción que había generado la petrolera norteamericana en la Amazonia ecuatoriana: 20 mil galones de crudo y 30 mil millones de galones de vertidos tóxicos directo a la tierra y a los ríos durante 30 años. Yendo un poco menos en el tiempo, también retratamos el conflicto que se vive al sur del país en Comodoro Rivadavia. Allí hay dos grandes proyectos, también petroleros, los pozos de La Greta y El Trébol, que gracias a la organización ciudadana y al accionar del líder mapuche Marcelo Pintihueque se lograron frenar por el momento por vía judicial. ¿Qué es lo que se discute? El uso del agua. Ambos pozos habrían de funcionar mediante el fracking, perforación del suelo mediante la inyección de líquido a alta presión para fracturar las rocas y así liberar el petróleo. La operación requerirá entre 4 y 30 millones de litros de agua durante todo el proceso. Tal como afirmamos antes, lo volvemos a repetir. De lo que se trata todo esto es del agua.
En Argentina hay regiones extraordinariamente ricas en agua y otras por completo áridas, donde encontrarla se vuelve una odisea. De por sí el 75% del territorio es árido o semiárido, y las cuencas acuíferas que la rodean apenas poseen el 1% del agua dulce nacional[1]. Así, lo que debemos reflexionar es cómo considerar este recurso, que se nos presenta escaso, por más de cualquier otra apariencia.
A principios de septiembre, NosDigital estuvo en las puertas del Impenetrable chaqueño, en el pueblo de Miraflores. Durante toda la semana que estuvimos allí vimos pasar camiones tras camiones cisterna llevando el agua que de otro modo no podían conseguir. Hace 8 meses que no llueve. A todo lo que estuvo vivo lo amenaza la muerte: los cultivos, el ganado menor… Esa región está habitada por diversas comunidades Qom y Wichi, y la conclusión de ellos es la misma: “no es que no queremos trabajar, es que no podemos”, haciendo alusión a la falta total de agua que les impide plantar cualquier cosa y mantener en pié los pocos animales que puedan tener. Su organización en comunidades ya está en camino a luchar por este derecho que se les es negado. Esta situación, también hoy la están atravesando diferentes regiones del norte y nor-este del país, donde las sequías son una realidad ineludible.
Hasta acá, podríamos decir que no hemos dicho nada nuevo. Incluso pareceríamos incluirnos en la moda ecologista y verde que quieren imponer desde Ciudad Verde del gobierno del PRO en Capital Federal, el “1 tapita, un 1m² de bosque salvado” de Villavicencio, ¡hasta la Coca Cola ya se volvió verde!
Sin embargo, la propuesta y la reflexión va por otro camino. El “No a Chevron” reluce un rechazo a una forma de gestionar los recursos, el “No al Fracking” rechaza una práctica altamente contaminante y el “No tenemos agua” marca una realidad. Pero estos casos también son un ejemplo de organización y rediscusión sobre el control de la sociedad entera de sus recursos.
Porque acaso, ¿el cambio social no vendrá cuando sea la sociedad en su conjunto la que decida su destino colectivo?
[1] Green Cross, “Agua, panorama general en la Argentina” http://www.gcint.org/sites/default/files/publication/document/Agua-Panorama-General-En-Argentina.pdf Fecha de Consulta: 10/9/2013